2. INTRODUCCI
ON
Identidad y cultura son productos históricos relacionales. Las
identidades y culturas “de” y “en” la frontera sur tienen una
especificidad por sus componentes étnicoculturales, que
adquieren otra dimensión al relacionarlas con el poder estatal. En
este caso, las identidades y culturas de ese sur mexicano tienen
relaciones de subordinación regional a propósitos nacionales de
larga data y circunstanciales con el aderezo de la coyuntura Entre
esos propósitos se encuentran la independencia y soberanía
nacionales, la seguridad nacional la ciudadanía nacional con sus
elementos homogeneizantes, y la “asimilación” de las etnias
locales y poblaciones extranjeras avecindadas en el país. En
pocas palabras, la construcción de una identidad propia que
distinga al nacional del otro; en este caso el otro es el nacional
de Guatemala y de Belice, pero también lo ha sido la población
indígena que, con formas renovadas, sigue siendo objeto de
discriminación social.
3. CONSTANT
ES
“Permanencia” y “cambio” son dos constantes en la
construcción social de las identidades y culturas en la
frontera sur de México. Desde la formación del
Estado nacional, los gobernantes mexicanos le dieron
un significado específico a esa región, que incidió en
las comunidades indígenas y mestizas de este lado
en aras de establecer quién era el nacional, quién era
el otro y cómo éste podía residir en el país: la ficción
jurídica y simbólica se concretó con el
establecimiento de límites fronterizos con Guatemala
en 1882 y con Belice en 1893.
4. FRONTERA
SUR
La frontera sur de México es un espacio social en el que se conjugan
poblaciones prehispánicas con otras de data colonial y, más
recientemente en el tiempo largo, de desplazamientos humanos
continuos, que también franquea el paso a culturas e identidades
nacionales de Centroamérica y de otras de latitudes lejanas. Las de
mayor peso numérico son las culturas e identidades
centroamericanas y algunas otras de menor número, provenientes de
latitudes transcontinentales.
5. Esa impronta se observa en actividades diversas: el tamal de
chipilín se come tanto en algunas localidades de Chiapas como en
Guatemala; la comida china (cantonesa para ser más precisos) es
alimento típico de Tapachula, Chiapas; la comunidad japonesa de
mayor antigüedad en el país está en el Soconusco y los inmigrantes
alemanes fueron los principales promotores del cultivo del café,
grano que fuera introducido a la región por italianos.
6. ECONOMI
A
El cultivo del café es de capital
importancia para la economía chiapaneca,
como también lo fue el henequén para la
yucateca. Los cultivos requieren, en
momentos determinados, de la
participación masiva de trabajadores,
como ocurre con la cosecha del café, y ello
es vehículo ordinario para las expresiones
cotidianas de identidad y cultura de las
poblaciones involucradas, sean locales o
avecindadas por corta estadía. Esa
frontera, así, ha estado despoblada en
distintos momentos y áreas, con otras
densamente pobladas por la conjugación
de población autóctona y migraciones
internas e internacionales.
7. IDENTIDAD
ES
INDIGENA
S
Grandes regiones del sur mexicano son asiento de
pueblos indígenas prehispánicos. Las viejas
identidades indígenas no han tenido ni tienen una
trayectoria estática ni lineal. Por el contrario, en
tanto relacionadas de distinta forma con el poder
estatal y los efectos de las políticas demográficas,
económicas, culturales y de creación de una
ciudadanía de cierta uniformidad, se transforman,
mutan para ser parte nacional y para seguir siendo
identidad local con sus propios distingos.
Identidades complejas con elementos contradictorios
producto de la mezcla de elementos propios con los
propuestos por los modelos nacionales de lo que se
desea ser, frente a aquellos que son.
8. PROCESOS DE
CONSTRUCCION Y
RECONSTRUCCION.
Los límites geográficos fronterizos del sur permanecen inamovibles desde finales del siglo XIX,
pero hay diversos hitos posteriores que reafirmarán los propósitos del Estado e incidirán en la
fisonomía social y las expresiones culturales de los distintos núcleos poblacionales de la región,
incluyendo la de diversos asentamientos de extranjeros ahí avecindados. Se trata de fronteras
nacionales estables con sociedades intrafronterizas dinámicas Con la Ley General de Población
de 1936 se estableció como propósitos la “fusión étnica de los grupos nacionales” y el
“acrecentamiento del mestizaje nacional mediante la asimilación de los elementos extranjeros”,
que en ese espacio multiétnico y multinacional tendrán repercusiones específicas de logro,
tensión y conflictos atenuados, atomizados.
Con la Ley de Población de 1996 se creó la categoría migratoria del “inmigrante asimilado”, la
cual “toma en cuenta actividades no consideradas en las otras características migratorias que
señala la ley, a fin de incorporar el proceso de reconocimiento de asimilación demográfica al
país”, un enunciado administrativo críptico de difícil traducción en la vida cotidiana de la
frontera.
9. PRESENCI
AS
EXTRANJE
RAS
Como secuela de esas disposiciones legales
tendientes a la c ción de un solo tipo de ciudadanía,
preferentemente monolingüe, ha habido una
significativa reducción en el número de lenguas vivas
reconocidas por el Estado en la segunda mitad del
siglo XX. Por otro lado, México, en su historia de país
independiente, nunca ha contado con una gran
presencia de extranjeros: en 1950 la población
extranjera residente en el país significaba 0.71% de la
población total y el porcentaje más alto de 1930 a
2000, y en este último año el total de extranjeros
representaba 0.51% o 492 617 personas (INEGI,
2000). De ellos, 70% son nacionales de Estados
Unidos, 4.8% de Guatemala, 1.1% de El Salvador; el
mayor número de estos guatemaltecos y salvadoreños
está vinculado con la región limítrofe de México con
Centroamérica, ese espacio social transnacional,
multinacional, con particular alcance
centroamericano.
10. LA HERMANA REPÚBLICA
DE YUCATÁN Y EL
SOCONUSCO
INDEPENDIENTE (O
GUATEMALTECO)
los pueblos yucateco y soconusquense, como los
pueblos de Los Altos chiapanecos, tienen varios
elementos en común: raíces prehispánicas,
desarrollo propio de su economía regional que les
dio amplia presencia y reconocimiento en tiempo
y espacio, desarrollo de su gastronomía, cultura,
variantes lingüísticas, aunque en éstas, como en
arquitectura, ciencia, cosmogonía, la civilización
maya tiene un desarrollo de honda impronta.
11. FACTORES
Tierratrabajo-organización social y política-cultura forman, así, un
entramado único que vincula lo local en las regiones fronterizas en
donde esos ingredientes son posibles, con otras realidades limítrofes en
las que los procesos de poblamiento reciente o de urbanización
acelerada, con pueblos mestizos de otras latitudes del sur-sureste,
principalmente, recurren a otros modelos de identificación en
localidades cercanas a Guatemala y Belice.
El cotejo que hacen algunos pueblos viejos no es sólo con lo actual, sino
también con la representación histórica de lo indígena, formulada o vista
desde la historia oficial; es la reinterpretación del pasado por quienes
encarnan el modelo oficial sin identificarse con él, como una afirmación
actual y de valoración de la identidad y cultura, vía las danzas, ejemplo
por excelencia, en que se transmite la cultura a las nuevas generaciones.