1. CÓNDOR ANDINO
El cóndor andino es un ave enorme que se encuentra entre las más grandes del mundo
capaces de volar. Dado su gran peso (hasta 15 kilogramos), incluso su ingente
envergadura de alas (3 metros) necesita algo de ayuda para mantenerle en el aire. Por
ello, estas aves prefieren vivir en zonas ventosas, donde pueden planear sobre las
corrientes de aire sin gran esfuerzo. Los cóndores andinos viven en zonas montañosas,
como su nombre sugiere, pero también cerca de las costas, donde abundan las brisas
marinas, e incluso en desiertos con fuertes corrientes térmicas de aire.
Estos cóndores suelen ser negros, pero tienen un característico «collar» blanco, además
de algunas marcas del mismo color en las alas. Al igual que sus parientes, los cóndores
californianos, los andinos lucen cabezas calvas.
Los cóndores son buitres; por eso sus certeros ojos siempre están atentos en busca de
carroña, que compone la mayor parte de su dieta. Prefieren alimentarse de animales
grandes, ya sean salvajes o domesticados, y al consumir sus cuerpos realizan una
importante labor como barrenderos de la naturaleza. En la costa, los cóndores se
alimentan de animales marinos muertos, como focas o peces. Estas aves carecen de las
afiladas garras de los depredadores, pero pueden asaltar nidos en busca de huevos o
incluso polluelos.
Estas longevas aves han sobrevivido más de 75 años en cautividad, pero se reproducen
lentamente. Cada pareja reproductora solo tiene una cría cada dos años, y ambos
progenitores deben cuidar de ella durante un año entero.
El cóndor andino es una especie amenazada, pero su situación es mucho mejor que la de
su primo de California. Actualmente hay cerca de varios miles de cóndores
sudamericanos en libertad, y los programas de reintroducción están trabajando para
elevar su número.