MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
La vida y la muerte
1.
2.
La muerte es algo de lo que nadie puede escapar. La muerte sigue
a la vida con tanta seguridad como la noche sigue al día, el
invierno sigue al otoño o la vejez sigue a la juventud. Las
personas se preparan para no sufrir cuando les llegue el invierno;
se preparan para no tener que sufrir en la vejez. ¡Pero pocos se
preparan para la certeza aún mayor de la muerte!
La sociedad moderna ha alejado su mirada de este problema tan
fundamental. Para la mayoría de las personas, la muerte es algo a
temer, algo terrible o si no, sólo la ausencia de vida, algo hueco y
vacío. Y la muerte ha llegado a ser considerada incluso como algo
"antinatural."
3.
¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre con nosotros después de que
morimos? Podemos intentar ignorar estas preguntas. Muchas
personas lo hacen. Pero si ignoramos la muerte, creo que
estaremos condenados a vivir una existencia poco profunda, a
vivir insatisfechos, espiritualmente hablando. Puede que hasta
nos convenzamos a nosotros mismos de que, de alguna manera,
haremos una transacción con la muerte "cuando llegue el
momento." Algunas personas se mantienen muy comprometidas
en un sinfín de constantes tareas que le evitan pensar en los
problemas fundamentales de la vida y la muerte. Pero en
semejante estado mental, la alegría que sentimos es, en fin de
cuentas, frágil y se encuentra ensombrecida por la presencia
ineludible de muerte. Es mi firme creencia que enfrentar el
problema de la muerte puede ayudar a traer verdadera
estabilidad, paz y profundidad a nuestras vidas.
4.
¿Qué es, entonces, la muerte? ¿Es sólo extinción, un retroceso
hacia la nada? ¿O es la puerta hacia una nueva vida, una
transformación en lugar de un fin? ¿Acaso es que la vida no es
más que una fase fugaz de actividad precedida y seguida por la
quietud y la no-existencia? ¿O será que tiene una continuidad
más profunda, que persiste más allá de la muerte en alguna
forma u otra?
Según el punto de vista budista, la idea de que nuestras vidas
acaban con la muerte, es interpretada como una captación muy
equivocada de la realidad. El budismo ve que todo en el
universo, todo lo que ocurre en él, es parte de un inmenso
tejido viviente de interconexiones. La energía vibrante que
nosotros llamamos vida y que fluye a lo largo y ancho del
universo no tiene principio ni final. La vida es un proceso
continuo y dinámico de cambio. ¿Por qué, entonces, ha de ser
la vida humana la única excepción? ¿Por qué ha de ser nuestra
existencia algo arbitrario, aislado y desconectado del ritmo
universal de la vida?
5.
Nosotros sabemos ahora que las estrellas y las galaxias nacen, viven lo que
les corresponde por naturaleza vivir, y mueren. Lo que es aplicable a las
inmensas realidades del universo es igualmente aplicable al reino en
miniatura de nuestros cuerpos. Desde una perspectiva totalmente física,
nuestros cuerpos están constituidos por los mismos materiales y
compuestos químicos que constituyen a las galaxias más distantes. En este
sentido nosotros somos, literalmente, hijos de las estrellas.
Un cuerpo humano consta de unos sesenta billones de células
individualizadas y la vida es la fuerza inherente que armoniza el
infinitamente complejo funcionamiento de este arrebatador número de
células. A cada momento, enormes cantidades de estas células mueren y son
reemplazadas por el nacimiento de otras. A este nivel, cada uno de nosotros
está experimentando día a día los ciclos de nacimiento y muerte.