Luisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la Caridad
LOS CÁTAROS
1. Revista SocioculturalRevista Sociocultural
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2. Un paseo por los castillos de los “Hombres Buenos”Un paseo por los castillos de los “Hombres Buenos”
3. Los Cátaros,
llamados “los bons
homes” se
consideraban como
la verdadera “Iglesia
de Dios”. Más pura y
auténtica que la
iglesia católica.
Los albigenses fueron una secta herética de
los siglos XI y XIII, que se extendió desde
la ciudad de Albi (Occitania) de la que
toma su nombre, por toda Europa.
También conocida como "cátara" -del
griego kataros (puro).
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5. El catarismo fue un evangelismo que
propugnaba la necesidad de llevar
una vida ascética y la renuncia al
mundo para alcanzar la perfección
Los cátaros rechazaban el Antiguo Testamento.
Igualmente, repudiaban la relajación de
costumbres del clero medieval y las ansias de poder
temporal de sus prelados. Admitían únicamente, el
sacramento de la imposición de manos y
rechazaban todos los sacramentos posteriores que
no se fundaban en las Santas Escrituras.
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7. Negaban tajantemente la
naturaleza divina de Jesús y
rechazaban, igualmente, la
eucaristía y la veneración de la
cruz
Los cátaros ofrecían a los
creyentes un cristianismo en el
que gracias a la vía de salvación
ofrecida por Jesús se puede evitar
la condena eterna; un
cristianismo sin culto a la cruz; un
cristianismo sin eucaristía, ....
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19. En unos tiempos en que la
Iglesia Católica solo citaba los
textos sagrados en latín, con lo
que resultaban incomprensibles
para el pueblo, los cátaros los
tradujeron a la lengua romance.
Ahora, gracias a la labor de los
perfectos, el Evangelio estaba al
alcance de todos.
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22. El catarismo, que adoptaba unas
posturas muy críticas contra el
materialismo de la Iglesia de Roma
y cuyos adeptos eran
tremendamente exigentes consigo
mismos en cuanto a pureza de
costumbres llegó a establecerse
como una contraiglesia
adecuadamente organizada, con su
propio clero mixto y sus obispos.
En las casas cátaras los buenos
hombres vivían en comunidad,
recibiendo la predicación de sus
diáconos. Estas casas estaban
abiertas a la sociedad de su
entorno, no existiendo ningún tipo
de clausura, sino que, por contra,
sus habitantes entraban y salían en
cualquier momento y los vecinos
tenían igualmente acceso a ellas.
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31. El país de los Cátaros
(Francia)
España
Mar
Mediterráneo