3. Proceso simple en la transmisión y el
intercambio de información entre
dos o más personas. Este se
desarrolla desde varios ángulos muy
importantes.
· El que envía el mensaje
(entrenador)
· El que recibe el mensaje
(atleta)
· El mensaje que se envía (forma
utilizada, estilo)
4. Probablemente no haya un elemento más
importante en el entrenamiento que la
comunicación. Un entrenador efectivo estará
enviando y recibiendo mensajes en variadas
situaciones (introducción técnica, estrategia,
disciplina, corrección de errores, diálogo con
atletas y padres). Ante tales situaciones
tenemos que saber la importancia de la
comunicación y trabajar en el mejoramiento
de ésta.
5. Los mensajes deben ser claros y
concisos. Si estos son confusos, no
completando una idea o pensamiento,
es probable que provoquen ruidos o
interferencias en la comunicación, ya
que el significado para uno puede ser
distinto al que le da el otro.
Siempre se está comunicando. Una
conducta comunica. Un pase, un gol,
un estado anímico comunica, y lo que
no se practicó y no se aclaró en el
entrenamiento de la semana, lo
comunica el resultado.
6. Durante un partido con mucha presión,
una palabra puesta a tiempo ayuda a
bajar la adrenalina y a equilibrarse de
nuevo en el partido. Por el contrario, hay
momentos donde la sobrecarga en la
información es tanta, que los jugadores
no la soportan, sacándolos del partido. El
50% de la atención está en el juego y el
resto decodificando los mensajes que
vienen de afuera de la cancha. Para eso
el jugador debe entrenarse en que
escuchar y en que no.
7. La interpretación del mensaje está basado no
solamente en lo que se dice si no en cómo se dice. Esto
es base fundamental en las relaciones humanas.
Ejemplo de comunicación negativa: Un atleta está
en proceso de ejecutar una acción que resulta en una
falla al cometer un error básico. El entrenador camina
hacia el atleta y en voz alta lo recrimina: ¿ Cuántas
veces te he dicho que hagas eso, no aprendes? Realizó
gestos de disgusto y caminó fuera del área.
El atleta se sentó con el semblante blanco
mientras la situación acontecía y luego se alejó del
área con su cabeza baja.
La reacción demuestra que el mensaje no fue
positivo produciendo limitación en la comunicación y
que se afecte el potencial del entrenador para ser
efectivo. Aunque la intensión del entrenador era
buena el estilo utilizado no fue correcto.
8. “No es lo que se dice, sino cómo se
dice”
no es tanto el contenido sino la forma de
comunicarlo. Debemos prestar total
atención al tono en que mandamos
mensajes al equipo, ya que las palabras
positivas con su correspondiente
significado y acorde a su tono, son muy
importantes para el entendimiento grupal.
Cuando nos dirigimos a los rivales,
tenemos que demostrar un tono de
superioridad para intentar hacerles
pensar que estamos por encima de ellos,
siempre dentro de límites coherentes.
9.
10. Debe demostrar que explica y escucha
atentamente a sus jugadores. Con
frecuencia, éstos lo consideran una figura
autoritaria y paternalista, donde el que
manda no admite reproche alguno. En toda
comunicación grupal debe existir un canal
abierto para que los jugadores puedan
manifestar sus estados de ánimos o dudas
sintiéndose respetados y escuchados.
Ciertos jugadores no se atreven a preguntar
ya que tienen miedo a ser considerados
débiles o ser sacados del equipo, por eso el
entrenador debe ir a buscarlos.
11. Si el entrenador vocifera críticas a
algún jugador de la cancha por medio
de gestos o palabras, delante de los
jugadores que están en el banco,
éstos también pueden interpretar
que hará lo mismo ante un error
semejante, y en este caso ya no
jugara por el equipo sino por miedo a
una supuesta valoración del
entrenador.
12. El entrenador chillón y nervioso desacredita
su mensaje de serenidad.
En tiempo muerto no hay que gastarse en
repetir lo que se hizo mal, eso desmotiva y
además, ya pasó. El jugador sabe el error,
por lo que se debe reforzar la acción
correctiva pero sin tocar la autoestima. Si
se remarca el error y no se da la solución,
el jugador vuelve a hacer el mismo error. No
hay que evaluar a los jugadores sino
activarlos. Conviene no olvidar que la
comunicación positiva casi siempre producirá
mejores resultados que los mensajes
negativos.
13. Demasiada información en un breve tiempo produce su
asimilación en forma fragmentaria, confusa y al volver a la
competición esa profusión de exigencias distraen al jugador
que se queda pensando en lo que quiso decir el entrenador.
A veces el entrenador explica un 100%, trasmite un 80
%, y los jugadores reciben un 60%, del que solo se
interpreta un 50 %.
¿Cuánto de esto aceptará y pondrá en práctica el jugador
ante tanta presión?
Por eso, ante la explicación de una consigna el entrenador
debe seguir la siguiente secuencia:
- ¿Lo entendieron?- Contesta el jugador o el equipo
afirmativa o negativamente.
- Responde el entrenador - Bueno, ahora explíquenmelo a
mi.
14. Debe tener en cuenta a todos sus jugadores.
Algunos se apartan o desmotivan cuando no les da
la importancia que tienen, por lo que se les debe
prestar atención a todos y reconocerlos en forma
positiva. Generalmente las “estrellas” reciben
señales de comunicación más eficientes que los
demás jugadores. De hecho, todos necesitamos un
apoyo para mantener nuestros esfuerzos y hacer
crecer la autoestima. No hay que olvidarse que
para muchos jugadores el alma del equipo es el
entrenador.
Los jugadores necesitan saber por medio de su
entrenador cuándo son sacados de la cancha y el
porqué. Cuando esto no sucede, ese vacío es
interpretado con distintos pensamientos que a
veces no concuerdan con lo causa.
15. Asimismo, los jugadores que están en el
banco deben recibir explicación del
porqué no entran y no solamente un
“che, vas al banco”, ya que en su mente
algunos se consideran tan dotados como
los que están jugando. Esto puede dar
lugar a posibles conflictos emocionales.
Al jugador se le debe brindar
explicación de lo que se espera de él,
porqué ocupa tal lugar en la cancha, ya
que muchos jugadores no están cómodos
en el puesto que les toca jugar.
16. Al final del partido es bueno realizar una “charla
de vestuario caliente”donde todos hablan por
turno. Primero, los que jugaron dicen sus
autocríticas y evaluaciones, ¿Qué les gusto? ¿Qué
no? ¿Qué cosas le molestaron? Etc. Luego habla el
equipo técnico, entrenadores, médico, kinesiólogo,
psicólogo. Todos los que forman parte del equipo
tienen que estar presentes ya que ésta es una
tarea grupal.
17. Se debe poder verbalizar lo que sucedió. Este
trabajo, de gran comunicación, brinda información
de cómo está el equipo y qué se debe trabajar. La
comunicación debe circular desde la solución del
problema y no desde la crítica hacia la persona.
Todos debemos trabajar nuestra comunicación, ya
que una deficiente y pobre información da lugar a
conflictos que repercuten en la actuación, en la
motivación, en el compromiso y en la actitud.
18. La forma como se envía un mensaje trae
consigo problemas de comunicación. En
ocasiones en vez de enfocarse el problema
técnico se desarrolla una situación de
crítica que provoca baja en la autoestima.
Esto unido a la sensación del atleta por no
haber ejecutado correctamente crea un
sentido de frustración que no es bajo
ningún concepto positivo y atenta contra
las expectativas existentes.
19. Si encaramos científicamente el deporte no
podemos dejar de lado a la comunicación. Muchas
veces lo pensamos exclusivamente desde el
lenguaje, la denominada comunicación
verbal, aquella que se genera por medio de la
palabra. Pero no es la única forma de
comunicación, están justamente aquellas
denominadas no verbales que se registran por
medio de movimientos, de
gestos, posturas, miradas y que definen el cómo
por medio de movimientos corporales.
20. Miradas
El movimiento ocular regula el proceso de
comunicación, ayuda y estimula las zonas de la
corteza cerebral. Así, las miradas tienen determinada
significación en la comunicación cotidiana. Por
ejemplo, una mirada con la pupila hacia arriba indica
recuerdo visual; hacia abajo, diálogo interior; oblicua
hacia abajo, calibra sensaciones; oblicua hacia arriba,
construyendo imagen. Una mirada fija se considera
amenazante; prolongada de arriba hacia abajo,
refleja actitud crítica; esquiva o huidiza, falta de
sinceridad o turbación.
21. Movimientos de cabeza
Lateral derecho indica indagación; lateral
izquierdo, duda; rascarse la cabeza, frotarse
la barbilla o tocarse el lóbulo de la oreja son
acciones relacionadas con la búsqueda de la
idea adecuada.
22. El rostro y la mímica facial
Esta mímica está condicionada culturalmente y es expresión de la
personalidad del emisor. Estos movimientos adquieren significación
principalmente en la comunicación a corta distancia. Pueden cambiar
con rapidez y con frecuencia duran fracciones de segundos, pero
aun así provocan efectos en el interlocutor. El contacto visual entre
los interlocutores demuestra atención, interés, respeto y evitarlo
puede interpretarse como
desconfianza, indiferencia, temor, pesimismo, etc. Es bueno estar
presto a la sonrisa, que junto a la risa, cuando son oportunas
ejercen un efecto favorable en la comunicación.
No debemos apretar los labios, ni morderlos o virarlos hacia un
lado, deben mantenerse en un tono reposado y en correspondencia
con el mensaje. La expresión facial debe ir en armonía y no debe
hacerse variación ante los distintos tipos de mensajes.
23. La gestualidad del cuerpo
Se expresa fundamentalmente con los
movimientos significativos de brazos, manos
y piernas; ellos permiten conocer mejor las
emociones de una persona; si está enojada o
ansiosa, si siente agrado o inseguridad.
Aunque cada persona tiene su propio estilo
gestual, condicionado por su cultura,
personalidad, educación e idiosincrasia,
cada cultura dispone de un estilo de
movimiento propio y de un repertorio de
emblemas. El emblema es un movimiento
corporal que posee un significado
preestablecido.
24. Como hemos visto, todo lo que hacemos con
nuestro ser físico, comunica. Para proponerse
ser mejor comunicador hay que tener en cuenta
la expresión corporal, tanto en la función del
emisor como en la del receptor. El rostro y la
mímica facial, la gestualidad del cuerpo, la
postura y el empleo del espacio personal se
integran en la actuación comunicativa de los
deportistas y, paralelamente al lenguaje oral
condicionan la calidad de la comunicación
interpersonal.