1. Tic en el aula: la búsqueda de información.
El quehacer docente representa un desafío constante que se renueva según pasan los
años. El devenir del tiempo trae consigo nuevas configuraciones que interpelan el intento que
es el enseñar y el proceso que es el aprender. Ambos, íntimamente relacionados al interior de
aquel desafío que mencionamos, pujan por subirse al vagón del tren del presente para habitar
el viaje hacia el futuro constante, móvil, aparentemente lejano pero tan inmediato como el
hoy. Es un tren en constante circulación, y en él las estructuras de ayer se ven desarmadas por
la presión que ejercen las nóveles. En ese desarme necesario que permite la reconfiguración
de aquello que quedó obsoleto pero que, rápidamente, será reemplazado por lo nuevo,
comprender el papel que juegan las TIC en la dinámica áulica es de una importancia
superlativa. Sobre todo cuando la delgada línea que alguna vez delimitó el mundo
tecnológico, virtual y cibernético del mundo que nos rodea de manera tangible, hoy no existe
porque siquiera es pertinente hablar de manera separada de uno y otro, es decir, vivimos
atravesados por las nuevas tecnologías, son parte nuestra como lo son de nuestros estudiantes.
Pensar en el trabajo con TIC en el aula implica, en primer lugar, hacer un recorrido
propio, descubrirlas y conocerlas y, en segundo lugar, comprender de qué manera es posible
introducir, en el día a día, la gran cantidad de opciones tecnológicas que existen. Al respecto,
el equipo de Conectar Igualdad, en su documento “Investigación, gestión y búsqueda de
información en Internet” plantea de manera acertada que “...cuando se introduce este tipo de
tecnologías en el trabajo cotidiano de los estudiantes, se debe prestar especial atención a no
forzar relaciones entre la tecnología y los contenidos que se enseñan en las distintas
asignaturas. La incorporación genuina de las tic se realiza cuando la tecnología es parte de
los usos, las costumbres, las técnicas y las metodologías de una disciplina, un campo de
conocimiento o una práctica social…”. Si bien, tales dichos se refieren específicamente a las
tecnologías relacionadas a la búsqueda de información, como bien lo dice el título del
documento; esta observación sirve de advertencia cualquiera sea el caso. Aunque en el
presente trabajo, también nos centraremos en ese tema.
Pensar el dúo información/comunicación en clave tecnológica implica analizar
algunas cuestiones relacionadas a la forma en la que entendemos este binomio. En principio,
es necesario revisar la manera en que nos relacionamos con las tecnologías y comprender que
no son una mera herramienta, sino que como tal pueden adquirir usos y finalidades distintos a
los establecidos y generar efectos totalmente contrarios e imprevisibles, lo que implica que
“...nunca las usamos sin que ellas, a la vez, nos “usen”; nunca aplicamos tecnologías para
2. cambiar nuestro medio sin ser cambiados nosotros mismos (en ocasiones, de maneras
reconocibles; otras veces, en forma totalmente
irreconocible e imprevista). La relación de las personas con la tecnología no es instrumental
y unilateral, sino bilateral, por eso la hemos llamado “relacional”...” (Burbules, Callister:
pág.7)
En relación al tema que nos ocupa específicamente, el de la información y la
comunicación, es importante asegurarnos de entender que en este mundo tecnológico en el
que estamos inmersos la información no es simplemente información, es decir, un ida y
vuelta de datos que solo se enuncian sin más fin que la puesta en común; muy por el
contrario, la comunicación también está presente porque “...incluye una "pletórica riqueza" de
"juegos del lenguaje" donde hay alegría, mentira, arrepentimiento, etc y eso no debe ser
reducido a un simple hecho de intercambio de información.” (Idem cita anterior)
La tecnología de la información y la comunicación expresa, manifiesta y transmite.
Constituye un mundo, un espacio que no nos es ajeno sino completamente íntimo y cercano
en el que se construyen acuerdos, se establecen reglas y normas de convivencia y lo que
sucede es tan real y concreto como el cepillo dental y la pasta con la que nos lavamos los
dientes al despertar cada día. El espacio tecnológico, y aquí es en donde cobra real relevancia
para quienes somos docentes en formación, es también un “territorio potencial de
colaboración", un lugar donde la enseñanza y el aprendizaje es posible.
A la hora de pensar en lo concreto del trabajo en el aula, una de las estrategias que
podemos implementar tiene que ver con la búsqueda de información. Una actividad tan
cotidiana, casi automática, que rara vez la consideramos como un proceso que debe ser
aprendido, lo que implica que, como docentes, restemos importancia al hecho de enseñar a
nuestros estudiantes cómo realizarla, de qué manera lograr encontrar la información necesaria
y cómo relacionarse con ella. Esto, muchas veces, tiene que ver con el hecho de no saber
nosotros mismos realizar estos pasos. En todo caso, ya sea que reconozcamos dicha actividad
de manera consciente o que no sepamos cómo llevarla a cabo, siempre es pertinente contar
con una suerte de instructivo que nos ayude y permita aprender a buscar, seleccionar y
administrar la información para, luego, plantear la búsqueda como una estrategia pedagógica
y didáctica para la enseñanza áulica.
Con ese fin, a continuación presentamos de manera explicativa, una serie de pasos y
cuestiones a tener en cuenta a la hora de buscar información. Es importante tener en cuenta
que en Internet existe una gran cantidad de información disponible y que esta es muy variada,
3. por eso es necesario contar con herramientas que nos permitan obtener información
significativa, confiable, relevante. Para esto es vital conocer cuáles son los recursos que se
ven involucrados a la hora de realizar una búsqueda. Cuestiones como las características de
la red, los programas utilizados para la navegación y administración de archivos, los sitios de
búsqueda y las respectivas estrategias que debemos desplegar al momentos de sumergirnos en
un proceso que reviste cierta complejidad y que, al mismo tiempo, se vuelve cíclico. Por esto
es que debemos tener en cuenta, por ejemplo, la realización de actividades como:
a) Búsqueda, evaluación y selección de la información. introducción
b) Almacenamiento de resultados parciales.
c) Comparación y análisis de la información obtenida.
d) Modificación de los criterios de búsqueda: ampliar, especificar o redefinir los
criterios
Lo primero que debemos hacer es pensar cuál será nuestro motor de búsqueda; denominamos
de esta manera al sistema combinado de software y hardware en el que se basan los
buscadores. Por un lado, un buscador ofrece información de diferentes páginas web,
mientras que el denominado metabuscador es capaz de realizar una búsqueda cotejando
toda aquella información que reúnen varios buscadores;lo que hace que la información sea
muy amplia. Un modo de saber qué buscador utilizar es comparar los resultados de
diferentes buscadores.
Como segundo paso, debemos definir qué criterios de búsqueda pondremos en juego, es
decir, construir claves de búsqueda; para esto es necesario contemplar los siguientes
elementos:
Lenguaje natural: se refiere a escribir sencillamente lo que buscamos, aunque este tipo de
clave de búsqueda tiene sus riesgos por no presentar especificidad; el resultado puede ser
demasiado amplio.
Frases literales: cuando queremos encontrar páginas en las que se encuentre una cita
determinada, bastará con ingresarla al campo de texto entre comillas. Así podremos
encontrar citas textuales o referencias bibliográficas.
4. Asociación de palabras clave: como estrategia podemos mencionar palabras sueltas que
consideramos relacionadas con lo que buscamos. De este modo, ajustamos los posibles
resultados a las palabras que especificamos.
Términos requeridos y términos excluidos: generalmente, esta estrategia se emplea cuando
se conoce sobre el tema o cuando se pretende refinar la información ya encontrada. Consiste
en escribir en el cuadro de texto los términos que si o si queremos que aparezcan en las
páginas web resultantes y excluir mediante el uso del guión (-) aquellos que no queramos que
se encuentren mencionados. Por ejemplo, si queremos encontrar información sobre plantas
suculentas que no sean carnívoras pondremos “plantas suculentas –carnívoras”
Comodines: representado por un asterisco (*) se puede ubicar en
cualquier lugar de la palabra reemplazando un conjunto indeterminado
de caracteres o un adjetivo. De esta maner, si, por ejemplo, escribimos herbívoro*, en la
búsqueda se considerarán no sólo aquellas páginas web donde figure esta palabra sino
aquellas en las que aparezca “herbívoros” y otras palabras que en su raíz contengan la
mencionada. Así también, en el caso de los adjetivos, bien podríamos colocar asterisco en
una frase tal como “las plantas * del mundo” y de esta manera conseguir todas las páginas
web en las que se mencione: “las plantas más bellas del mundo”, “las plantas más altas del
mundo”, etc.
Mayúsculas y minúsculas:aunque para algunos buscadores es igual que se escriban las
palabras en mayúscula o minúscula en general se recomienda usar solo minúscula para
obtener resultados que contemplen todas las páginas que incluyan los términos buscados
Búsqueda avanzada:la mayoría de los buscadores cuentan con un conjunto de opciones que
permiten reducir mucho más los posibles resultados de una búsqueda acotar aún más los
resultados de una búsqueda. De estas opciones las más comunes son:fecha de publicación o
modificación de la página, el idioma, el formato del archivo, etcétera.
Uso de tildes:al igual que con el uso de las mayúsculas y las minúsculas, algunos buscadores
no contemplan la ausencia de las tildes por lo que los resultados de nuestras búsquedas
pueden ser más abarcativos, no obstante, las páginas resultantes pueden ser poco pertinentes
o confiables teniendo en cuenta los sitios más fiables suelen respetar las normas gramaticales.
5. Ahora bien, ya que hemos contemplado cada una de las claves de búsqueda útiles para
nuestro fin y una vez que nos encontramos seleccionando una página para adquirir
información, debemos estar seguros de que la información que leemos es confiable; para esto
es necesario tener en cuenta los siguientes criterios de evaluación: autoridad, selección de
contenidos, actualización, navegabilidad, organización, legibilidad y adecuación al
destinatario.
● AUTORIDAD: ¿Quién es el responsable del sitio?; esta información nos permite
analizar el nivel de confiabilidad de la información vertida en el sitio o publicación y
saber si la página es reconocida académicamente y si los contenidos son pertinentes.
● SELECCIÓN DE CONTENIDOS: Para esto es necesario validar la información
mediante la comparación con otras fuentes y observar el diálogo que hay entre el
texto, la imagen el sonido. También, atender a cuestiones como los posibles errores de
ortografía y redacción nos ayudará a definir qué páginas son fiables.
● ACTUALIZACIÓN: Este ítem refiere a si la página se encuentra en funcionamiento
mediante fechas de actualizaciones. Su relevancia radica en que revela la relación
entre la información que se incorpora al sitio y los avances científicos.
● ORGANIZACIÓN : Podemos tener en cuenta si hay un orden lógico, claro y si la
página contiene índice, subtítulos, esquemas, íconos, notas a pie de página,
referencias bibliográficas.
● LEGIBILIDAD: En referencia a este punto, debemos evaluar si los colores de las
letras, los contrastes por las diferentes fuentes, las imágenes y su disposición, etc.
facilitan o dificultan nuestra lectura y comprensión de la información que leemos en
la página.
● ADECUACIÓN AL DESTINATARIO: Observar que el contenido sea pertinente, es
decir, que la información se encuentre en un vocabulario a fin al nivel primario,
secundario o terciario, dependiendo cuál sea nuestro ámbito de trabajo en la
educación.
6. ● NAVEGABILIDAD: este indicador de evaluación refiere a la fluidez y autonomía
con la que podemos o no desplazarnos en una determinada página. Es decir, si
responde con facilidad a interrogantes como: ¿dónde estoy?, ¿a dónde puedo ir? o si
tiene o no un mapa, si los enlaces con los que cuenta son identificables o si se agrupan
según subtítulos.
Como hemos visto, variadas son las estrategias de las que podemos servirnos al momento de
darnos a la tarea de emprender la búsqueda de información; todas y cada una de ellas deben
ser contempladas en la enseñanza de la utilización de las TIC. Sobre todo es vital no darlas
por conocidas ni sabidas y brindarles un espacio de importancia en la creación y puesta en
práctica de nuestras estrategias didácticas. Acompañar a nuestros estudiantes en el
conocimiento y la experimentación del espacio tecnológico habilitará también el espacio para
el diálogo, el análisis y el debate sobre la importancia de asumir una actitud responsable
frente a la constante aparición de nuevas tecnologías y de las que no lo son tanto pero recién
están siendo reconocidas por la educación o, como bien lo expresan los autores Nicholas C.
Burbules y Thomas A. Callister “...Al hablar de las “nuevas” tecnologías (...) debe quedar
en claro que lo más nuevo tal vez no sea la tecnología, la cosa en sí, sino todos los otros
cambios que la acompañan. Por lo mismo, quizá el papel de las tecnologías en la reforma
educativa sea muy pequeño (y más o más nuevas tecnologías tal vez no mejoren la situación)
si no cambian al mismo tiempo otras prácticas y relaciones educacionales.”
BIBLIOGRAFÍA
Burbules Nicholas C. Callister Thomas A. “Educación: Riesgos y promesas de las nuevas
tecnologías de la información”. Editorial Granica.
7. Maglione, Carla; Varlotta, Nicolás (Compiladores). “Investigación, gestión y búsqueda de
información e Internet”. Programa Conectar Igualdad. Ministerio de Educación de la Nación.
2011.