La fertilidad del suelo es fundamental para la agricultura a largo plazo, pero las prácticas agrícolas intensivas han reducido la materia orgánica y deteriorado la estructura del suelo, haciéndolo más propenso a la compactación, erosión y contaminación, mientras que la expansión urbana también está reduciendo la superficie agrícola, creando un panorama preocupante para el futuro de la agricultura.