2. Concepto de adaptación
“Proceso a través del cual el hombre se
adecúa a las condiciones naturales, de vida
y trabajo, que llevan a una mejora
morfológico-funcional del organismo, y a
un aumento de su potencialidad y de su
capacidad no específica de resistir a los
estímulos externos del ambiente”
(Verjaoshanski, (1990)
3. SIGNIFICADOS DEL PROCESO
DE ADAPTACIÓN
1.- Nivel de estrés o nivel de estímulo.
Tensión que se produce en el organismo
cuando se ve sometido a un estímulo
4. Estado de alarma H. Seyle (1936)
a)
b)
c)
Ante la aparición de un estímulo que
altera la situación de reposo.
El organismo reacciona intentándose
adaptar a la nueva situación ante la que
se encuentra.
El resultado final de la respuesta al
estímulo que pueden llevar a dos tipos
de situaciones:
5. Ley de Seyle
C
A
B
A= zona de trabajo
B= zona de descanso
C= zona de superrestablecimiento
6. Estado de alarma H. Seyle (1936)
a.1) Que el estímulo sea demasiado intenso
o muy prolongado, y que por ese motivo
el organismo no se pueda adaptar,
llegándose al agotamiento.
b.2) El organismo no llega a esos límites
extremos y por lo tanto el organismo se
adapta.
7. Ley de Seyle
C
A
B
A= zona de trabajo
B= zona de descanso
C= zona de superrestablecimiento
8. Tendencia a mantener el equilibrio
u homeostasis
Estabilidad de las condiciones vitales.
El equilibrio dinámico entre los procesos
que concurren al mantenimiento y los que
tienden a la destrucción de un sistema
biológico.
Estas situaciones intentando restablecer la
situación alterada, intentando incluso
llevarlo hacia un nivel superior de
rendimiento o
SUPERCOMPENSACIÓN
9. Ley de Seyle
C
A
B
A= zona de trabajo
B= zona de descanso
C= zona de superrestablecimiento
10. LEY DE SEYLE O DEL SÍNDROME
GENERAL DE ADAPTACIÓN
Un trabajo físico (ESTÍMULO) provoca
sobre nuestro cuerpo un desequilibrio
(ESTRÉS).
El organismo responde con una
ADAPTACIÓN a la nueva situación
haciendo que se reequilibre
11. LEY DE SEYLE O DEL SÍNDROME
GENERAL DE ADAPTACIÓN
El fisiólogo Hans Seyle descubre que
cuando un músculo realiza un trabajo
(ESTÍMULO), sufre un desgaste (FATIGA),
que le hace bajar el rendimiento.
Después del DESCANSO, se ponen en
marcha una serie de mecanismos de
defensa que restituyen las fuentes de
energía hasta mejorar el nivel inicial
(SOBRECOMPENSACIÓN)
12. Efectos de entrenamiento
(cambios que ocurren en el organismo del atleta
Efecto inmediato. Después
que la carga de
entrenamiento ha finalizado
E Resultante, cambios que
se van produciendo en el
organismo como resultado
de una carga hasta que se
ejecuta la siguiente, variará
según sea la recuperación
E Acumulativo efectos
inmediatos que se producen
en el proceso prolongado de
entrenamiento, objetivos
básicos que se cumplirán en
13. Entrenamiento
(carga)
Fisiológico
Bioquímico (cantidad y concentración de
macromoléculas)
Neuromotor (SNC y Periférico)
Conductual (Cognitiva, psicológica y volitiva)
Mejora del
Rendimiento
Esquema de los procesos adaptativos que conducen a la mejora del rendimiento
Adaptado de García Manso J. M. (1999).
14. Planos en los que se produce la
Adaptación
Actualmente ya nada concibe al movimiento como,
Expresión física de las magnitudes de
desplazamientos corporales
Sino que es entendido como algo consciente y
voluntario.
Acción motriz
Como comportamiento motor portador de
significados susceptibles de ser aprendidos y
mejorados
Proceso adaptativo específico
15. –
La evolución
estructural del
cerebro es fruto
no solo del
desarrollo de las
zonas
sensoriales y
motrices
sino
De las zonas de
Asociación del
cortex, 30% de
extensión de los
hemisferios
cerebrales
16. –
Las zonas de
Asociación del
cortex,
proporcionan al
cerebro enorme
PLASTICIDAD
(sistemas de
movimiento
coordinado en
función de un
resultado o de
una función
concreta
basados en
aprendizajes
previos).
17. La adaptación a través
del entrenamiento
nos da la posibilidad
de crear nuevas
conexiones a nivel
neural.
Los cambios en la
estructura nerviosa
de la función
sináptica se le
denomina
PLASTICIDAD
18. Concepción globalista
Fisiológico (sistemas biológicos
principales)
Bioquímico (cantidad y
concentración de
macromoléculas)
Neuromotor (SNC y Periférico)
Conductual (Cognitiva,
psicológica y volitiva)
19. –
En coherencia con la concepción globalista.
Es necesario dar un nivel similar a las
adaptaciones que constituyen la conducta
Adaptación Cognitiva (comprensión,
concentración, análisis y toma de
decisiones).
Adaptación psicológica (motivación, control
de las reacciones afectivas y emocionales,
resistencia psíquica al estrés y al fracaso.
Adaptación volitiva (perseverancia,
capacidad agonítica, aceptación del riesgo
asumible)
20. Conclusiones
1.- No Repetir estímulos de
entrenamiento sin el
descanso suficiente
Si repetimos de forma
constante el estímulo
sin que el músculo
haya descansado lo
suficiente, el
rendimiento
DISMINUIRÁ
21. Conclusiones
2.- No Repetir el estímulo
después de un
descanso demasiado
largo.
Si repetimos el
estímulo después de
un descanso
demasiado largo, no
aprovechamos los
efectos de la
sobrecompensación
Y NO HABRÁ
MEJORA
22. Conclusiones
3.- Repetir el estímulo después de un descanso
adecuado.
Si el estímulo lo repetimos después de un descanso
adecuado y dejamos que el músculo obtenga una
sobrecompensación pero sin volver a la situación de
equilibrio inicial, EL ENTRENAMIENTO SERÁ
EFECTIVO
23. Bibliografía
Alfredo Ranzola Ribas y Joaquín Barrios
Recio. Manual para el deporte de iniciación
y desarrollo. Venezuela, Instituto Nacional
de Deportes, 1995.
García Manso, J. M. Alto Rendimiento. La
adaptación y la excelencia deportiva.
Madrid, Gymnos, 1999.
Notas del editor
El fisiólogo Hans Selye, en sus investigaciones sobre la reacción del cuerpo humano ante situaciones estresantes, observó lo que a posteriori se convertiría en la denominada Ley de Seyle o Síndrome General de Adaptación. Ante una situación estresante para el organismo, este reacciona mediante una serie de ajustes con los que trata de reestablecer el equilibrio. En un primer momento se genera una reacción de alarma. El equilibrio se rompe y se ponen en funcionamiento todo tipo de ajustes fisiológicos. A continuación, el organismo presenta un estado de resistencia. Una vez conseguidos los ajustes más inmediatos, trata de soportar la situación estresante. Si dicho contexto se mantiene, entonces pueden darse dos circunstancias: Se trastornan los ajustes y disminuye la resistencia El organismo reacciona y aumenta sus defensas haciéndose más resistente a ese estímulo determinado. Este estímulo se conoce como supercompensación. La citación es relativamente duradera pero pasado cierto tiempo y no produciéndose otro estímulo, el organismo regresa a sus niveles anteriores. Aplicando sucesivos estímulos dentro de períodos de supercompensación consecutivos, el organismo reaccionará de la misma forma que la primera vez y conseguiremos entonces aumentar el rendimiento. Es como si, una vez sufrida una agresión, el organismo se reforzase para poderla resistir en mejores condiciones si tuviera que enfrentarse de nuevo a ella. En el desarrollo de nuestros entrenamientos vamos a utilizar esta adaptación de la mejor manera posible para ir aumentando por un lado el umbral de excitación y por consiguiente las capacidades físicas del deportista. Tendrán lugar entonces tanto adaptaciones morfológicas que mejorarán las condiciones anatómicas como metabólicas las cuales mejorarán las fuentes energéticas. Si los estímulos fuesen aplicados en medio del proceso de restitución, el rendimiento disminuiría. A la hora de aplicar los esfuerzos deberemos de tener en cuenta que cada persona es diferente y por lo tanto tiene un nivel de excitación distinto así como que para que se produzca una adaptación, éstos deben de tener una determinada intensidad (Ley de Schultz). Los estímulos débiles no producirán ningún efecto sobre el organismo mientras que los excesivos lo llevarán al agotamiento. La situación de los estímulos en el tiempo también afecta a la reacción del organismo, dando lugar a: Supercompensación: tal y como hemos visto, tras la aplicación de una carga en un entrenamiento y después de un descanso adecuado, el organismo recupera el nivel inicial funcional previo y lo supera. Si aplicamos los siguientes estímulos en la fase de supercompensación, obtendremos un incremento del rendimiento. Supercompensación nula: si las cargas de entrenamiento se aplican muy alejadas cada una de la siguiente, la supercompensación obtenida se anula, quedando el organismo en su nivel funcional inicial. En este caso nuestro trabajo no proporcionará un incremento del rendimiento del organismo. Supercompensación negativa: si los descansos entre cargas no son los apropiados, se produce un estado de agotamiento funcional que deriva en una disminución del rendimiento. Como se observa en el gráfico, los estímulos se están aplicando durante el periodo de restitución y no permiten que el organismo inicie la supercompensación. Supercompensación de efecto acumulado: se realiza un bloque de trabajo con recuperaciones incompletas para posteriormente posibilitar una recuperación más amplia. Teniendo claro el funcionamiento de la supercompensación, nuestro interés se centrará en los descansos. ¿Son los adecuados? Sin duda es una pregunta delicada. Existen señales que nos pueden indicar que un deportista está arrastrando un cansancio significativo y que nos pueden hacer replantear nuestro programa de entrenamiento: el aumento de pulsaciones en reposo absoluto, la dificultad para conciliar el sueño, la disminución de la capacidad de concentración, la falta de coordinación y la resistencia a las exigencias del entrenador. De cualquier modo es conveniente no confundir estos síntomas con los normales que se producen después de la realización de un esfuerzo muscular (disminución de la capacidad de rendimiento, alteraciones en los niveles de coordinación, descenso de la velocidad de reacción y pérdida de la estimulación).
El fisiólogo Hans Selye, en sus investigaciones sobre la reacción del cuerpo humano ante situaciones estresantes, observó lo que a posteriori se convertiría en la denominada Ley de Seyle o Síndrome General de Adaptación. Ante una situación estresante para el organismo, este reacciona mediante una serie de ajustes con los que trata de reestablecer el equilibrio. En un primer momento se genera una reacción de alarma. El equilibrio se rompe y se ponen en funcionamiento todo tipo de ajustes fisiológicos. A continuación, el organismo presenta un estado de resistencia. Una vez conseguidos los ajustes más inmediatos, trata de soportar la situación estresante. Si dicho contexto se mantiene, entonces pueden darse dos circunstancias: Se trastornan los ajustes y disminuye la resistencia El organismo reacciona y aumenta sus defensas haciéndose más resistente a ese estímulo determinado. Este estímulo se conoce como supercompensación. La citación es relativamente duradera pero pasado cierto tiempo y no produciéndose otro estímulo, el organismo regresa a sus niveles anteriores. Aplicando sucesivos estímulos dentro de períodos de supercompensación consecutivos, el organismo reaccionará de la misma forma que la primera vez y conseguiremos entonces aumentar el rendimiento. Es como si, una vez sufrida una agresión, el organismo se reforzase para poderla resistir en mejores condiciones si tuviera que enfrentarse de nuevo a ella. En el desarrollo de nuestros entrenamientos vamos a utilizar esta adaptación de la mejor manera posible para ir aumentando por un lado el umbral de excitación y por consiguiente las capacidades físicas del deportista. Tendrán lugar entonces tanto adaptaciones morfológicas que mejorarán las condiciones anatómicas como metabólicas las cuales mejorarán las fuentes energéticas. Si los estímulos fuesen aplicados en medio del proceso de restitución, el rendimiento disminuiría. A la hora de aplicar los esfuerzos deberemos de tener en cuenta que cada persona es diferente y por lo tanto tiene un nivel de excitación distinto así como que para que se produzca una adaptación, éstos deben de tener una determinada intensidad (Ley de Schultz). Los estímulos débiles no producirán ningún efecto sobre el organismo mientras que los excesivos lo llevarán al agotamiento. La situación de los estímulos en el tiempo también afecta a la reacción del organismo, dando lugar a: Supercompensación: tal y como hemos visto, tras la aplicación de una carga en un entrenamiento y después de un descanso adecuado, el organismo recupera el nivel inicial funcional previo y lo supera. Si aplicamos los siguientes estímulos en la fase de supercompensación, obtendremos un incremento del rendimiento. Supercompensación nula: si las cargas de entrenamiento se aplican muy alejadas cada una de la siguiente, la supercompensación obtenida se anula, quedando el organismo en su nivel funcional inicial. En este caso nuestro trabajo no proporcionará un incremento del rendimiento del organismo. Supercompensación negativa: si los descansos entre cargas no son los apropiados, se produce un estado de agotamiento funcional que deriva en una disminución del rendimiento. Como se observa en el gráfico, los estímulos se están aplicando durante el periodo de restitución y no permiten que el organismo inicie la supercompensación. Supercompensación de efecto acumulado: se realiza un bloque de trabajo con recuperaciones incompletas para posteriormente posibilitar una recuperación más amplia. Teniendo claro el funcionamiento de la supercompensación, nuestro interés se centrará en los descansos. ¿Son los adecuados? Sin duda es una pregunta delicada. Existen señales que nos pueden indicar que un deportista está arrastrando un cansancio significativo y que nos pueden hacer replantear nuestro programa de entrenamiento: el aumento de pulsaciones en reposo absoluto, la dificultad para conciliar el sueño, la disminución de la capacidad de concentración, la falta de coordinación y la resistencia a las exigencias del entrenador. De cualquier modo es conveniente no confundir estos síntomas con los normales que se producen después de la realización de un esfuerzo muscular (disminución de la capacidad de rendimiento, alteraciones en los niveles de coordinación, descenso de la velocidad de reacción y pérdida de la estimulación).
El fisiólogo Hans Selye, en sus investigaciones sobre la reacción del cuerpo humano ante situaciones estresantes, observó lo que a posteriori se convertiría en la denominada Ley de Seyle o Síndrome General de Adaptación. Ante una situación estresante para el organismo, este reacciona mediante una serie de ajustes con los que trata de reestablecer el equilibrio. En un primer momento se genera una reacción de alarma. El equilibrio se rompe y se ponen en funcionamiento todo tipo de ajustes fisiológicos. A continuación, el organismo presenta un estado de resistencia. Una vez conseguidos los ajustes más inmediatos, trata de soportar la situación estresante. Si dicho contexto se mantiene, entonces pueden darse dos circunstancias: Se trastornan los ajustes y disminuye la resistencia El organismo reacciona y aumenta sus defensas haciéndose más resistente a ese estímulo determinado. Este estímulo se conoce como supercompensación. La citación es relativamente duradera pero pasado cierto tiempo y no produciéndose otro estímulo, el organismo regresa a sus niveles anteriores. Aplicando sucesivos estímulos dentro de períodos de supercompensación consecutivos, el organismo reaccionará de la misma forma que la primera vez y conseguiremos entonces aumentar el rendimiento. Es como si, una vez sufrida una agresión, el organismo se reforzase para poderla resistir en mejores condiciones si tuviera que enfrentarse de nuevo a ella. En el desarrollo de nuestros entrenamientos vamos a utilizar esta adaptación de la mejor manera posible para ir aumentando por un lado el umbral de excitación y por consiguiente las capacidades físicas del deportista. Tendrán lugar entonces tanto adaptaciones morfológicas que mejorarán las condiciones anatómicas como metabólicas las cuales mejorarán las fuentes energéticas. Si los estímulos fuesen aplicados en medio del proceso de restitución, el rendimiento disminuiría. A la hora de aplicar los esfuerzos deberemos de tener en cuenta que cada persona es diferente y por lo tanto tiene un nivel de excitación distinto así como que para que se produzca una adaptación, éstos deben de tener una determinada intensidad (Ley de Schultz). Los estímulos débiles no producirán ningún efecto sobre el organismo mientras que los excesivos lo llevarán al agotamiento. La situación de los estímulos en el tiempo también afecta a la reacción del organismo, dando lugar a: Supercompensación: tal y como hemos visto, tras la aplicación de una carga en un entrenamiento y después de un descanso adecuado, el organismo recupera el nivel inicial funcional previo y lo supera. Si aplicamos los siguientes estímulos en la fase de supercompensación, obtendremos un incremento del rendimiento. Supercompensación nula: si las cargas de entrenamiento se aplican muy alejadas cada una de la siguiente, la supercompensación obtenida se anula, quedando el organismo en su nivel funcional inicial. En este caso nuestro trabajo no proporcionará un incremento del rendimiento del organismo. Supercompensación negativa: si los descansos entre cargas no son los apropiados, se produce un estado de agotamiento funcional que deriva en una disminución del rendimiento. Como se observa en el gráfico, los estímulos se están aplicando durante el periodo de restitución y no permiten que el organismo inicie la supercompensación. Supercompensación de efecto acumulado: se realiza un bloque de trabajo con recuperaciones incompletas para posteriormente posibilitar una recuperación más amplia. Teniendo claro el funcionamiento de la supercompensación, nuestro interés se centrará en los descansos. ¿Son los adecuados? Sin duda es una pregunta delicada. Existen señales que nos pueden indicar que un deportista está arrastrando un cansancio significativo y que nos pueden hacer replantear nuestro programa de entrenamiento: el aumento de pulsaciones en reposo absoluto, la dificultad para conciliar el sueño, la disminución de la capacidad de concentración, la falta de coordinación y la resistencia a las exigencias del entrenador. De cualquier modo es conveniente no confundir estos síntomas con los normales que se producen después de la realización de un esfuerzo muscular (disminución de la capacidad de rendimiento, alteraciones en los niveles de coordinación, descenso de la velocidad de reacción y pérdida de la estimulación).