Diagnóstico en kinesiología: Implicancia en la Formación e Investigación
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Foto:CarlosAlarcónD./DepartamentodeComunicacionesUCM
2. UCMaule - Revista Académica N°38 - Octubre 2010 pág. 85
Resumen
El diagnóstico en kinesiología es
un importante proceso de actuación
profesional que requiere de discusión y
análisis para ser abordado desde una
perspectiva académica. Con este pro-
pósito presentamos definiciones y pro-
puestas que tienen implicancias para
la formación profesional de pregrado y
la investigación en kinesiología. Por un
lado, se hace evidente que es necesa-
rio establecer bases para desarrollar las
competencias requeridas y, por otro, se
explicitan sistemas de razonamiento y
Diagnóstico en Kinesiología
Implicancias en la formación e investigación
generación de productos profesionales
que están relacionados con el proceso
diagnóstico. Para los autores, el traba-
jo académico derivado de este tópico
constituye una prioridad en virtud de
los desafíos implicados en mejorar la
calidad de la formación y del desarrollo
profesional de la kinesiología.
Palabras claves: diagnóstico, compe-
tencias, formación profesional, investi-
gación.
Antonio López Suárez
Andrea González Hasbún
Sergio Crisóstomo Henríquezv
scrisostomo@ucm.cl
Eduardo Achú Peralta
eachu@ucm.cl
Máximo Escobar Cabello
mescobar@ucm.cl
Comité de Innovación Curricular, Escuela de Kinesiología
Universidad Católica del Maule, Chile
DIAGNOSIS IN KINESIOLOGY
CONSEQUENCES IN TRAINING AND RESEARCH
3. UCMaule - Revista Académica N°38 - Octubre 2010pág. 86
Summary
The diagnosis in kinesiology is an
important process of professional pro-
ceeding that requires discussion and
analysis if it is to be analyzed from an
academic view. With this purpose in
mind we present definitions and propo-
sals that have implications on the pro-
fessional undergraduate training and
research in Kinesiology.
On the one hand, it is evident the
necessity to establish the basis to de-
velop the required competences and,
on the other hand, and also related with
the diagnosis process, it is also evident
the necessity that the reasoning sys-
tems and the professional product ge-
neration are made explicit.
For the authors, the associated
academic work derived from this topic
is a priority because of the implicated
challenges in the quality improvement
of the training and the professional de-
velopment of kinesiology.
Key words: diagnosis, competence,
professional training, research.
Introducción
La formación de kinesiólogos a nivel de pregrado ha evolucionado en aspectos
relacionados a la actuación profesional en el medio social lo cual, desde el punto
de vista formativo, amerita ser objeto de análisis con el fin de actualizar y mejorar la
pertinencia de los currículos. Uno de los cambios que destaca es la necesidad de
aportar conocimientos, habilidades y actitudes acordes con el desafío de realizar
diagnóstico con base en el rol profesional. A nivel nacional, la discusión relaciona-
da al diagnóstico no ha estado exenta de controversias, polémicas y confusiones.
Sin duda este tema requiere de un abordaje sistemático puesto que aún existe un
número significativo de desafíos pendientes. Bajo esta óptica, nuestra Escuela ha
perseverado en la búsqueda de referentes sobre el tópico, lo que incluye revisar el
estado del arte respecto al diagnóstico en kinesiología con el fin de tomar decisio-
nes consistentes con la experiencia académica y profesional acumulada.
En suma, es relevante profundizar la discusión académica acerca del diag-
nóstico en kinesiología. Esto genera la posibilidad de consolidar conceptos, defi-
niciones y una taxonomía que sean útiles para el proceso de formación de com-
petencias orientadas a esta acción profesional. Por tanto, los objetivos de este
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documento son: a) exponer una discusión conceptual y operacional acerca del
diagnóstico en kinesiología desde una perspectiva formativa, b) analizar las impli-
cancias del proceso diagnóstico para la innovación del currículo de pregrado y la
investigación en kinesiología.
Contexto formativo
La escuela de kinesiología de la UCM organiza la formación profesional en
función del Perfil de Egreso (PE), en el cual se declara que el egresado de la
Universidad Católica del Maule “…demuestra competencias para evaluar, diag-
nosticar y pronosticar disfunciones del movimiento humano…” (Escuela de Ki-
nesiología, 2008). Esta declaración presenta un hilo conductor para la práctica
profesional cuyo propósito es obtener información clínica significativa para la toma
de decisiones. Lo anterior se materializa por medio del enunciado formal del diag-
nóstico de la disfunción del movimiento.
A partir del PE surgen competencias que reflejan desafíos inherentes a la for-
mación profesional. El diagnosticar establece la necesidad de abordar la disfun-
ción de movimiento en todo el ciclo vital, es decir, el desafío formativo se puede
expresar en la triada conceptual “diagnóstico – disfunción del movimiento humano
– ciclo vital”. A saber, la competencia general declara explícitamente:
A nuestro juicio, el trabajo de rediseño curricular de acuerdo al PE y compe-
tencias derivadas impone a los educadores la tarea de generar nuevas estrategias
formativas, especialmente si consideramos que el diagnosticar es una competen-
cia profesional que no fue concebida en los proyectos formativos tradicionales. De
hecho, sólo en los últimos años aparece con claridad tanto en el discurso profe-
sional como en el plano de la educación en kinesiología (APTA, 2001 ; Enríquez,
2003). Según lo indicado por la evolución histórica, el estado del arte y nuestro
propio desarrollo como unidad académica, abordar esta competencia con decisión
y pertinencia es fundamental para cimentar no sólo una mejora en la calidad de la
formación sino también las bases de la autonomía profesional.
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Los desafíos expuestos arriba pueden ser tratados de mejor forma si previa-
mente se cuenta con una definición de lo que significa el diagnóstico en kine-
siología, debido a que esto favorece la visualización de estrategias curriculares
específicas y muestra las implicancias en la investigación con aplicaciones en la
docencia y formación profesional.
Definiciones en torno al Diagnóstico en Kinesiología
La primera definición que es necesario abordar se refiere a la evaluación debido
a que históricamente se le ha otorgado un espacio relevante en la práctica profe-
sional. Evaluar es asignar valor o mérito respecto a algún fenómeno en particular,
lo que implica desplegar un ejercicio intelectual basado en información específica.
Así, para efectos del tema que nos ocupa, evaluar se puede concebir como una
actuación profesional que en gran medida sustenta el proceso diagnóstico. Como
ya se ha enfatizado, en kinesiología diagnosticar se relaciona con la necesidad de
identificar, describir y dimensionar disfunciones del movimiento humano.
Por su parte, la disfunción del movimiento es un fenómeno complejo que puede
tener distintas manifestaciones en las personas. Establecer su presencia, descri-
birla y, en lo posible, explicarla, son objetivos sustanciales en la acción profesional
del kinesiólogo. La disfunción del movimiento, por tanto, requiere de una definición
formal. En este documento entendemos la disfunción del movimiento como un
fenómeno biofísico expresado por una limitación en la capacidad de movimiento
del individuo que deriva en disminución en el rendimiento o restricción en la ejecu-
ción de acciones motoras consideradas normales. Lo anterior implica la existencia
de referentes de capacidad, rendimiento y ejecución relativas al movimiento que
efectivamente estén disponibles para implementar estrategias que detecten el
fenómeno de la disfunción. Nótese que estos componentes constituyen esferas
que tradicionalmente han ocupado la atención de la profesión y disciplina. Cabe
mencionar el modelo de la doctora Sahrmann, quien propone un estudio sistémico
del movimiento humano, considerando para ello soportes fisiológicos, mecánicos
y neuromotores (Sahrmann, 1988). Un esquema similar se expresa en la Teoría
del Movimiento Continuo, la cual enfoca el análisis en base a cualidades como la
fuerza, tolerancia, flexibilidad, adaptabilidad, precisión y velocidad del movimien-
to (Allen, 2007). En ambos modelos se presenta al movimiento como constructo
unitario y central, lo que deriva en la definición de componentes o dominios consi-
derados relevantes para el funcionamiento de las personas y que, además, exista
factibilidad para abordar su descripción, medición, evaluación y diagnóstico.
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En esta perspectiva, vale hacer notar que producto de estudios descriptivos
sabemos que para una prueba de rendimiento físico en particular, los datos o
valores generados pueden estar dentro del rango normal para la población o, en
su defecto, fuera de los márgenes considerados aceptables (Morrow, J.R.; Jack-
son, A.W.; Disch, J.G.; Mood, D.P. 2000). En esta última situación (con base en
criterios estadísticos) interpretamos y decimos que existe una disfunción del movi-
miento humano. Otra opción válida es hacer uso de criterios explícitos y consen-
suados que verifican la relación entre ciertas desviaciones del movimiento con la
presencia de déficit o deterioros en las funciones sistémicas corporales, lo que a
su vez puede condicionar una limitación funcional o modificación de la dependen-
cia funcional de la persona.
En otro plano, la definición expuesta significa que según el paradigma función-
disfunción al que adscribe nuestra unidad académica, asumimos que existe un
continuum de estados o condiciones dinámicas de función normal y disfunción
que se definen según la presencia o ausencia del otro, pero que a la vez son
mutuamente excluyentes; es decir, así como no es posible identificar un estado de
disfunción corporal sin tener como referencia otro de función, tampoco es posible
tener ambas condiciones en el mismo momento (Maureira, H., 2007). Lo intere-
sante de esta concepción es que expande convenientemente el rol y significado
profesional del proceso diagnóstico, el cual puede ser implementado en poblacio-
nes diversas en cuanto a funcionalidad, estados de salud y ciclo vital.
En cualquier caso, la disfunción del movimiento tiende a estar condicionada por
factores temporales, individuales y de contexto. Justamente esta multifactorialidad
hace emerger preguntas tales como: ¿existe disfunción del movimiento asociada
específicamente a una condición clínica en una persona y momento determinado?
Y si existe, ¿cuál es su característica o patrón de comportamiento? En términos
profesionales, este tipo de interrogante se resuelve por medio del proceso diag-
nóstico, el cual requiere ser estudiado en todas sus fases.
Por último, un hecho significativo es que la intención del diagnóstico en kine-
siología no apunta a la identificación de factores etiológicos o presencia de una
patología determinada. Es claro que el objetivo es determinar si existe o no una
alteración del movimiento y caracterizar la disfunción asociada. Lo relevante es
identificar las características de la disfunción en estudio, su comportamiento y
dinamismo; luego, de este modo, generar descripciones a través de un modelo
pertinente que cuente con utilidad en la práctica. En lo anterior queda implícito que
la existencia de un lenguaje propio forma parte de las estrategias profesionales
que permitirán materializar los propósitos expuestos.
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El Proceso Diagnóstico: competencia relativa a “saber-hacer”
Para desarrollar con éxito el proceso diagnóstico es necesario contar con ha-
bilidades cognitivas y psicomotoras específicas. Desde el punto de vista de los
aprendizajes necesarios para desempeñarse al momento de realizar diagnóstico,
es útil desagregar en fases el proceso implicado en esta competencia profesional.
Para esto, podemos hacer uso de los conceptos y principios propios de la teoría
de la medición (Morrow, J.R.; Jackson, A.W.; Disch, J.G.; Mood, D.P., 2000). Si
bien esto no representa exactamente el modelo de práctica profesional, permite
visualizar sintéticamente partes del mismo con énfasis en la noción de medición
como acto intelectual y práctico.
Luego, enfrentados a cierta condición que es necesario diagnosticar, se re-
quiere realizar las siguientes acciones: a) selección de test o mediciones pertinen-
tes, b) aplicación de las mediciones para obtener información y c) evaluación de
los datos en función de algún criterio o referencia que permita la interpretación de
resultados (ver figura 1).
Figura 1: Pasos requeridos para lograr un diagnóstico según la teoría de la medi-
ción. Nótese que cada fase implica el logro de competencias diferentes:
selección del test (habilidad cognitiva); aplicación de la medición (ha-
bilidad procedimental); evaluación (habilidad cognitiva) y diagnóstico
(habilidad cognitiva).
La selección de un test o prueba (de orden clínico, físico o motor) hace nece-
sario juzgar qué herramienta de medición es la más adecuada para conocer la
condición de lo que se intenta evaluar. Así, por ejemplo, un test de fuerza isomé-
trica puede ser la mejor opción de evaluación en un momento dado, considerando
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estado del paciente, propósito de la evaluación y contexto específico. Lo anterior
exige al clínico conocer la validez y confiabilidad de la herramienta que decide uti-
lizar, debido a que si el test no cuenta con propiedades que respalden su calidad
y rendimiento, las conclusiones derivadas pierden relevancia.
Hasta aquí los pasos necesarios para adquirir la competencia diagnosticar pa-
recen claros. Sin embargo, en la fase del enunciado surgen dificultades adiciona-
les, tanto por la complejidad del fenómeno (si consideramos los distintos niveles,
dominios o componentes que abarca la disfunción del movimiento en las perso-
nas), como también por la tensión observada entre diversas propuestas y visiones
al respecto (Collin-Zadai, C., 2007; VanSant, A., 2008). En nuestra Escuela se
opta por la capacidad descriptiva y propositiva del enunciado diagnóstico, aspecto
que cobra sentido según lo expuesto a continuación y cuyos alcances se explican
en el curso de este escrito.
Impacto en la práctica profesional
Un hito significativo relacionado al diagnóstico en la práctica profesional es la
publicación de la Guía para la Práctica en Terapia Física de la American Physi-
cal Therapy Association (APTA) en el año 1997 y, en segunda instancia, el 2001
(APTA, 2001). En dicho documento se plantea que el diagnóstico opera como un
proceso cuyo fin es “identificar el impacto de una condición sobre la función a nivel
de sistemas (especialmente relacionados al movimiento) y a nivel de la persona”
(APTA, 2001; pag.S37). A su vez, se propone una clasificación de patrones diag-
nósticos sobre la base de áreas de acción profesional, a saber: musculoesqueléti-
co, neuromuscular, cardiopulmonar y tegumentario.
Tomando como eje el PE y las competencias derivadas, en la actualidad la
escuela orienta la enseñanza de habilidades prácticas según un modelo de ra-
zonamiento clínico utilizando como referencia el modelo de práctica difundido
por la APTA. Según éste, el kinesiólogo ejecuta acciones basándose en diversas
instancias, descritas como sigue: Examen – Evaluación – Diagnóstico – Pronós-
tico – Plan - Evaluación de Resultados (ver Figura 2). Basados en este marco,
nuestra unidad ha ordenado el proceso diagnóstico según la siguiente secuencia:
a) extracción de información relevante; b) razonamiento clínico y, como resultado
final, c) detección de desviaciones del movimiento normal. El uso de este modelo
permite no sólo ordenar el proceso diagnóstico y terapéutico, sino que además
establece un esquema práctico para la toma de decisiones.
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Figura 2: Modelo de práctica profesional de la terapia física. [Modificado y reimpre-
so con permiso de la American Physical Therapy Association (APTA). Este
material tiene derechos de autor y cualquier reproducción o distribución está
prohibida. APTA no es responsable por la traducción desde el inglés; ref. 2]
Como observamos, el diagnóstico se entiende “tanto como el proceso y resul-
tado final de la evaluación de los datos derivados del examen clínico…” (2; pag.
S35). En tanto producto, es categorizado de acuerdo a una taxonomía específica
cuya descripción está en desarrollo y, además, se espera cumpla con el propósito
de fundamentar el pronóstico y plan de cuidado que requiere el usuario de kine-
siología. Así, el diagnóstico se enfoca a identificar disfunciones del movimiento
con el fin de orientar su intervención y, al mismo tiempo, predecir el potencial de
recuperación (Sahrmann, S. 1998).
Asimismo, la World Confederation for Physical Therapy (WCPT) declara que
el kinesiólogo evalúa y diagnóstica disfunciones del movimiento con el objeto de
planificar la intervención (World Confederation for Physical Therapy, 2000). Indica,
además, que el kinesiólogo actúa en circunstancias en que el movimiento y la fun-
ción pueden ser afectadas por procesos relacionados con estilos de vida, lesiones,
enfermedades o ambientes adversos para el adecuado desempeño del movimien-
to de las personas. Nuevamente se aprecia la relevancia del proceso diagnóstico
en beneficio de una buena práctica, en particular porque aporta contenido a los
fundamentos de la intervención y a la perspectiva de recuperación del paciente.
En este punto es útil recordar que la evaluación (y no en particular el diagnós-
tico) ha sido un aspecto central del discurso local de lo que se considera la buena
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práctica. Así, la acción profesional denominada “Evaluación Kinésica” se conside-
ra fundamento de la intervención; constituye una premisa de primer orden (afirmar
que “una buena evaluación” es esencial para alcanzar un buen desempeño, es
una idea que no admite objeciones). La distinción respecto al tema que nos ocupa
es que el diagnosticar fue omitido por largo tiempo en los modelos de acción pro-
fesional. Para destacar el contexto en que opera este hecho, basta señalar que el
kinesiólogo trabaja principalmente en salud, ámbito en cual el modelo biomédico
ha determinado fuertemente el discurso y la praxis. En virtud de lo anterior, en
ciertos círculos de opinión al interior de la profesión se ha considerado impropio
realizar un proceso diagnóstico aplicable a pacientes, debido a que sería una ac-
ción cuya exclusividad recae en el médico. Para nosotros es evidente que este
argumento no posee la consistencia ni solidez suficientes como para desacreditar
la necesidad de otro tipo de diagnósticos vinculados a la condición de salud de
los pacientes.
En tal contexto, es comprensible que en el proceso formativo que reciben ac-
tualmente los alumnos, en particular en Internado Clínico (etapa de gran intensi-
dad respecto al desarrollo de competencias profesionales), el diagnosticar es un
componente de la actividad profesional que ha sido sistemáticamente marginado
de las actividades curriculares. Desde nuestra perspectiva, lo anterior impone nue-
vos desafíos en la formación de pregrado, debido a que se requiere instalar com-
petencias disciplinares y profesionales funcionales a este propósito, las cuales
históricamente fueron excluidas.
Con miras al desarrollo y expansión de la actividad profesional, es pertinente
subrayar el desempeño de nuestra profesión en el campo del deporte, trabajo (a
veces llamado “industria”) y en instituciones del sistema educacional. Como ya se
declaró, dado que los estados de función y disfunción obedecen a un continuum
dinámico, con polos y espacios intermedios finitos según los alcances que opera
en cada contexto de actuación laboral, hacemos notar que el proceso diagnóstico
incluye también estos ámbitos de trabajo profesional para lo cual se requiere una
taxonomía y esquema de enunciado suficientemente amplio.
En otro plano, el diagnóstico cumple además con un desafío central en la
praxis; esto es, salvaguardar el principio bioético de la beneficencia. Identificar la
disfunción del movimiento, caracterizar y dimensionar su impacto, son aspectos
que aportan directamente a la solución de problemas de salud y, por ende, están
sujetos a juicios y categorías clínicas relevantes aplicadas a una persona o usua-
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rio. Errores en este proceso implican eventualmente tomar decisiones incorrectas,
ya sea porque se omite una intervención a quien lo requiere o la opción selec-
cionada no es efectiva, o bien se identifica una disfunción en personas que no la
presentan, con costos potenciales a nivel personal, familiar y social.
Enunciado diagnóstico: estructura e implicancias
Una vez que el proceso de razonamiento clínico logra un resultado, vale decir,
concluye en un diagnóstico, éste debe ser enunciado convenientemente para que
cumpla con los objetivos de identificar una condición vinculada a disfunciones del
movimiento y guiar el pronóstico e intervención. Por lo anterior, atributos desea-
bles de la estructura del diagnóstico son los siguientes:
1. Informativo: que logre identificar y caracterizar una disfunción del movimien-
to en forma clara y sintética, develando su impacto en la función de un
sistema relacionado con el movimiento o en la persona.
2. Estructurado: que se observen los componentes necesarios para una ca-
racterización diagnóstica, considerando aspectos de interacción y magnitud
del fenómeno.
3. Propositivo: que permita al clínico una orientación hacia la práctica.
De los atributos definidos, los dos primeros obedecen a aspectos de forma que
implican el seguimiento de un esquema específico, en cambio el tercero se vincula
estrechamente con la toma de decisiones, dado que se espera que el enunciado
diagnóstico sirva de guía para el plan de intervención.
Como modelo de enunciado diagnóstico proponemos una estructura que con-
sidere: descripción base, condicionante(s) y distintivo(s) (Figura 3). Esto es, el
enunciado parte con una descripción del tipo de disfunción identificada, teniendo
como eje orientador el sistema o función que presenta un compromiso, luego se
expresan factores asociados que determinan la existencia de la disfunción y, por
último, distintivos que faciliten una mejor caracterización y estimación de la dimen-
sión que tiene la disfunción, por ejemplo: leve, moderada o severa, vale decir, jui-
cios acerca de la intensidad o magnitud del compromiso; aguda o crónica, según
tiempo de evolución.
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Figura 3: Estructura de enunciado diagnóstico de la disfunción del movimiento.
Desafíos de Investigación en Kinesiología
Debido a que el diagnóstico se basa en datos e información derivada de la
aplicación de test, escalas y otros sistemas de medición, es esencial contar con
fundamentos adecuados para sustentar la calidad del proceso y su resultado. Al
respecto, podemos notar que es clave evaluar el rendimiento de las herramientas
de medición clínica para dar validez a los resultados que arrojan. La carencia de
conocimientos científicos en este tópico puede limitar sensiblemente la calidad de
la práctica profesional en kinesiología. Por tanto, la investigación enfocada en el
proceso diagnóstico es un área relevante para generar propuestas de estudio que
clarifiquen la precisión, eficacia y eficiencia de diversas estrategias diagnósticas
utilizadas en Kinesiología.
También es evidente que para mejorar el rendimiento profesional en la com-
petencia diagnosticar, se requiere diseñar estudios clínicos que aporten nuevos
argumentos que faciliten la selección y aplicación de herramientas y estrategias
de diagnóstico de disfunciones del movimiento humano (López, S.; Pinochet, R.;
Crisóstomo, S.; Véliz, C.; Escobar, M., 2008).
Preguntas como: ¿el test es capaz de discriminar bien si una persona tiene
o no una disfunción del movimiento?; ¿el test logra dimensionar con precisión
la magnitud de la disfunción?; detectar una disfunción específica ¿implica que la
intervención pertinente logra resolver el problema del movimiento subyacente?,
son interrogantes de distinta índole, pero que se centran en el rendimiento del
proceso diagnóstico. Esto puede concebirse también como estrategia de la prácti-
ca basada en evidencias, dado que según los argumentos científicos disponibles
a favor de cierta estrategia diagnóstica, asociados a consideraciones prácticas y
del paciente involucrado, es factible optar por la mejor decisión profesional en un
contexto específico (Fritz, J.; Wainner, R., 2001). La aspiración es que esto per-
mita efectivamente mejorar la calidad de la formación y, por ende, el desempeño
profesional de los egresados.
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Conclusiones
La evolución y desarrollo profesional exige cambios en la práctica que deben
ser considerados al momento de diseñar los currículos de formación universitaria.
En el campo de la Kinesiología, actualmente el proceso diagnóstico es un compo-
nente del desempeño profesional que se visualiza como esencial para guiar el pro-
nóstico y plan de intervención cuyo eje es potenciar o recuperar el estado funcio-
nal de las personas. En esta línea, nuestra unidad ha incorporado la competencia
diagnosticar como parte fundamental del PE de los estudiantes de kinesiología.
En este documento se exponen definiciones y propuestas relativas al diagnós-
tico, asumiendo que debe ser entendido como proceso que requiere de diferentes
competencias para ser ejecutado correctamente. En tal sentido, la triada diagnós-
tico – disfunción del movimiento humano – ciclo vital surge como eje conceptual
útil para orientar las decisiones y estrategias formativas que la unidad necesita
adoptar respecto a este tópico.
Así, el diagnosticar es una de las competencias específicas de la profesión que
requiere de estrategias pedagógicas particulares, las cuales, en el marco de la
innovación curricular en curso, están siendo abordadas por nuestra unidad acadé-
mica. Los alcances de esta acción profesional no se agotan en la actividad clínica,
ámbito clásico y mejor conocido de la kinesiología en Chile, sino que abarcan los
espacios vinculados al deporte, trabajo y educación.
Los desafíos derivados de la consolidación de esta competencia profesional
también incluyen la investigación, con el potencial desarrollo de nuevas líneas de
investigación en kinesiología.
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