Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas
Aborto libre en Chile
1. Introducción: Este informe tiene como objetivo plantear y desarrollar una discusión histórica
para las mujeres primordialmente. Se trata sobre el aborto libre. En Chile se han reconocido
tres formas legales de efectuarse un aborto, la primera, cuando se encuentra en riesgo la vida
de la madre, segundo, la inviabilidad fetal y la tercera cuando se produce un embarazo por
violación, sin embargo solo el 5% de los abortos anuales en Chile corresponden a estas tres
causales. (según cifras del Ministerio de Salud de nuestro país) La discusión es entonces,
¿qué pasa con el otro 95% de los abortos que no responden a estas tres causales?.
Siguiendo la misma línea, nos ahondaremos en el aborto libre como tema principal para el
desarrollo de este informe, utilizando como herramienta de análisis ‘’la teoría de la anomia’’
de Robert Mentor.
Aborto libre en Chile.
Se exige aborto legal porque es el Estado quien debe reconocer y garantizar tanto este
derecho como su acceso; libre de causales porque cada una tiene derecho a decidir sobre su
cuerpo y proyecto de vida; seguro porque nuestra integridad y salud son importantes y ello
implica dotar a la red de salud pública de recursos, profesionales, infraestructura y tecnología.
Gratuito, ya que el acceso a la salud determina la posibilidad de practicarse un aborto.
Aquello tiene un impacto diferente en las mujeres pobres, ricas, indígenas y trans.
El aborto en Chile en una realidad indiscutible, una práctica que se ha realizado durante toda
la historia de la humanidad. No reconocer legalmente esta situación es simplemente dejar
morir a la mujeres (generalmente pobres) en la clandestinidad, en sus hogares, y si no mueren
por esta práctica el derecho penal les atribuye una pena privativa de libertad.
2. Estimaciones de aborto:
Es difícil calcular la cantidad de abortos que se producen anualmente en Chile, esto debido a
que el aborto está penalizado en todas las circunstancias. Según cifras del Ministerio de
Salud, se realizan más de 33.000 abortos por año, es decir 90 abortos diarios en promedio.
Sin embargo, otros estudios estiman la cifra entre 60.000 a 70.000 abortos al año, mientras
que otros la sitúan en 160.000 abortos por año.
Cifras históricas:
Estimaciones realizadas en la década de los noventa cifraron en decenas de miles los abortos
inducidos: 175.897 según estudio del Dr. Mariano Requena y 159.650 de acuerdo a The Alan
Guttmacher Institute, entre las más difundidas; situando a Chile como uno de los países con
más alta tasa de abortos inducidos en la región. En tanto, en años más recientes se ha
calculado que se realizarían entre 60.000 y 70.000 abortos inducidos al año. Las estimaciones
asumen que la mayor parte de estos abortos se realizan de manera clandestina, sin llegar a ser
atendidos en los servicios de salud. Por otra parte, las estadísticas sobre egresos hospitalarios
que publica el Ministerio de Salud, que comprenden tanto las hospitalizaciones por abortos
espontáneos como por abortos provocados, no permiten determinar la prevalencia de abortos
inducidos. A partir de la dictación de la Ley Nº 21.030 se posibilita el registro de abortos en
el marco de las tres causales legales, sin embargo, ello tampoco permite contar con
información completa sobre la práctica del aborto en el país, pues la información sobre
abortos legales corresponde a una proporción menor frente a la realidad del aborto inducido
en Chile.
Persecución penal por aborto En Chile:
no existe información pública que permita dimensionar a cabalidad la magnitud e impacto de
la persecución criminal a mujeres por aborto. Únicamente se dispone de datos parciales, que
dan cuenta de que la persecución penal, aunque escasa, está plenamente vigente en el país. De
acuerdo a información proporcionada por el Ministerio Público en respuesta a una solicitud
de acceso a la información pública, entre los años 2010 y 2017 se registra un promedio de
160 casos anuales ingresados por aborto, considerando los totales anuales registrados en el
Cuadro Nº 4 11 . Mayoritariamente corresponde a casos de aborto consentido (777 casos
entre el año 2010 y el 30 de junio de 2018), seguidos por abortos no consentidos (535 casos).
En cuanto a las/los imputadas/os, entre 2010 y el 30 de junio de 2018 se registran 1.478
personas imputadas por el delito de aborto, promediando 176 por año.
3. Análisis desde la perspectiva de Robert Mentor.
Reacciones a Anomias:
- Conformismo. El individuo comparte los medios y los fines socialmente aceptados.
Según esta postura, el aborto libre en Chile, debería ser legal únicamente si la sociedad en su
mayoría acepta que se reconozca como norma jurídica.
Por lo tanto se mantiene anclado a los medios actuales por los cuales una mujer debe
realizarse un aborto (clandestinidad, ilegalidad, medicación sin supervisión médica, entre
otros), los fines en ese caso, serían mantener la norma como se encuentra actualmente, sin
embargo si la sociedad en general lo permite, podría cambiar la situación ya que lo
socialmente aceptado puede cambiar (la historia lo demuestra).
Existe una categoría dentro de los conformistas, los ‘’resignados’’ los cuales se caracterizan
por mantener el status quo ya que les genera un beneficio, a la luz de nuestro caso, hay
sectores de la sociedad que les conviene mantener ciertas ‘’posverdades’’, como que la vida
comienza con la fecundación del óvulo, también plantean que la mujer no es soberana de su
cuerpo ni de sexualidad y debe mantenerse subyugada a una moral cristiana (entre muchas
otras cosas).
Se postulan posturas filosóficas para fundamentar que la vida humana y/o persona es
sinónimo de cigoto, con el fin de mantener ciertos privilegios de una clase dominante, la cual
predica este tipo de doctrinas a través de un control mediático y teórico, generando dogmas
que la misma comunidad ha mantenido durante siglos por miedo e inseguridad al cambio.
- Ritualismo: Sigue los medios de la sociedad, pero no le importan los fines.
En este caso, los medios serían similares a la propuesta anterior, pero los fines derechamente
no le interesan, es decir, que las mujeres se mantengan en un grado de sometimiento frente a
situaciones indignas, sin importar que el resultado pueda ser la muerte, la privación de su
libertad, los traumas psicológicos y físicos, entre otros.
4. - Retraído: No acepta medios ni fines, pero se mantiene al margen.
En este caso, la persona no aporta ni cambia nada de lo que se le impone ni responde a las
exigencias sociales, muy por el contrario, las evade. De acuerdo a esto podemos identificar
que a este grupo le es indiferente este problema, se les reconoce por tener una actitud apática
frente al tema.
- Innovador: la persona comparte los fines pero no recorre los mismos caminos, utiliza
unos nuevos .Por ende, “corta camino” y en vez de medios lícitos utiliza medios
“eficaces”.
Para estos sujetos, que una mujer aborte es cosa de ingenio y no sería necesario el
reconocimiento legal para poder llevar a cabo el fin último que sería el aborto. Este grupo
optaría por la clandestinidad, la medicación, la intervención casera del aborto, entre otras
formas para lograr el objetivo, sin importar si se cometen actos ilícitos y si se pone en riesgo
la vida y seguridad de la mujer.
- Rebelión: Rechaza los medios y también los fines, proponiendo sus sustitutos.
Aquí se encuentran las posturas no conformistas con los fines mayoritariamente aceptados,
que proclaman que es posible vivir la vida con arreglo a fines y valores no individualistas
como los que propone el capitalismo estadounidense.
Este grupo, plantea que los medios para realizar un aborto sean los adecuados, seguros y
gratuitos ya que logran identificar que los mecanismos actuales vulneran la dignidad de las
mujeres en cuestión, por lo tanto, para que se dé esta situación el Estado y la ley deben
reconocer la ley de aborto libre para que así los fines sean adecuados para las mujeres que
tienen que pasar por este difícil momento.