Fábula escrita por Samuel Murillo Arango, estudiante del Grado Cuarto de la Institución Educativa Nueva Granada sede Mariscal Robledo, zona rural del Municipio de Cartago Valle.
1. EL LORO, EL GRILLO Y LA CABRA
Samuel Murillo Arango - Grado 4º
2. Había una vez un
loro que estaba
en un árbol
buscando comida.
Mientras estaba
en la búsqueda,
apareció un grillo,
y el loro se lo iba
a comer: lo cogió
por sus patas con
sus garras hasta
llevárselo al pico.
3. Cuando estaba a punto de
comérselo, se percató que era un
grillo y lo soltó.
-Pero, ¿Por qué me ibas a comer?-
pregunto extrañado. - Perdón ¡ -
dijo el loro – pense que eras una
semilla de aquel árbol – dijo
señalando el gran pizamo.
- Esta bien, te perdono; pero yo
también tengo mucha hambre,
mejor vamos a buscar comida al
cultivo de caña que está muy
cerquita de acá.
4. Cuando llegaron al cañaduzal, el loro y el grillo, empezaron a buscar comida,
el grillo en el suelo y el loro en las flores de la caña.
Cuando el grillo empezó a
comer, una cabra que pasaba
por el lugar se iba a comer el
grillo y cuando el loro lo vio,
empezó a morder a la cabra
para que no le hiciera daño a
su nuevo amigo. – ¿Por qué
me estas mordiendo? Acaso
te estoy haciendo algo a ti? –
dijo la cabra al loro - ¡ a mi
noo, pero te ibas a comer al
grillo- mientras tanto el grillo
iba lejos, pues había logrado
espacar.
5. Al rato, el grillo volvió
donde el loro diciendo
- ¿Si viste? Esa cabra
endemoniada casi me
come¡¡ - jejejeje esa
cabra endemoniada no te
quería comer, es solo que
no te alcanzó a ver entre
el pasto.-
El grillo al darse cuenta de que la cabra no quería atacarlo, se
acercó a ella y le dijo -¿Quieres acompañarnos por el
sendero a dar un paseo?. La cabra un poco recelosa
pregunto -¿Quieren que los acompañe a dar un paseo? – a lo
que en coro el loro y el grillo gritaron - ¡siiiiii! -
6. Salieron los tres juntos a caminar por el
sendero, donde se escuchaba en cantar
de los pájaros, el rumor de la quebrada y
el viento entre las ramas de los arboles
que hacía que se desprendieran las flores
naranjas del pizamo, para adornar el
suelo del sendero como una alfombra.
7. En su paseo por el
sendero, los tres
amigos se encontraron
grandes arboles de
mandarino, mando,
mamoncillo y otros mas
que les proporcionaron
semillas y frutas para
alimentarse.
Con sus barriguitas
llenas, los nuevos y
diferentes amigos se
despidieron, no sin
antes ponerse de
acuerdo para
encontrarse al día
siguiente en una
nueva cita de
aventuras.
8. Moraleja:
Si aprendemos
a aceptar y a
respetar las
diferencias de
unos con otros,
podremos vivir
en paz
compartiendo
en un mismo
lugar.