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El verdadero rostro de la crisis
1. El verdadero rostro de la crisis
"Cuando los ricos comen menos, los pobres se mueren de hambre“. Esta frase del
escritor francés Alphonse Allais podría aplicarse a las consecuencias de la crisis
económica y financiera actual en los países industrializados y en los que se encuentran
en vías de desarrollo.
El crecimiento económico se desplomó dramáticamente en 94 de los 116 países
considerados en vías de desarrollo o incluidos dentro de las potencias emergentes. El
promedio estadístico no se vería tan mal desde esta perspectiva, pero tan sólo refleja
una parte de la realidad. Tras el crecimiento económico de 8,1 por ciento en 2006 y
2007, el llamado Tercer Mundo alcanzará este año apenas un nivel de 1,6 por ciento.
Debido a los altos niveles de incremento poblacional, un crecimiento de cuatro a seis
por ciento es poco para China o la India, que con tal expansión no es capaz de sacar de
la pobreza a un número significativo de personas.
En muchos otros países en desarrollo, sobre todo en la África subsahariana, el mayor
problema no es la falta de crecimiento económico sino la pérdida masiva de capacidad
económica. El Tercer Mundo se ve sometido a gran presión, que viene de puntos
distintos. Un ejemplo: para financiar el salvataje de los bancos o sus propios paquetes
coyunturales, los países industrializados recaban grandes sumas de los mercados
internacionales, en forma de créditos o préstamos.
Por si esto fuera poco, la crisis ha ocasionado que muchos exportadores de materia
prima en los países en desarrollo se enfrenten a caídas de precio y producción. Por
último, muchos emigrantes pierden sus trabajos, lo que causa reducción en las remesas
a familiares.
La crisis global fue causada por un manejo deficiente del mercado y del Estado en los
países industrializados en el ámbito de las finanzas internacionales. Aunque con
alguna tardanza, las ondas expansivas han alcanzado al Tercer Mundo.
Se necesita más ayuda al desarrollo. Pero sobre todo es importante que los países ricos
abran más sus mercados a los productos de las naciones en desarrollo. Éste sería el
mejor camino para impedir que la pobreza extrema se siga apoderando del Tercer
Mundo.
Marco Antonio Quispe Condori C. Civil V Semestre