1. LOS CUEPOS EN LA TECNOLOGÍA
El libro trata sobre los cuerpos en la tecnología. La Investigación sobre los diversos
significados del cuerpo en relación con nuestras experiencias de estar
corporeizados. Somos nuestro cuerpo en el sentido en que la fenomenología
entiende nuestro “ser en el mundo” emotivo, perceptivo y móvil. A este modo de
ser a través del cuerpo, al autor ha llamado Cuerpo Uno. También somos nuestro
cuerpo en tanto lo experimentamos en un sentido social y cultural. Prácticamente
cualquier persona que pertenezca a la tradición occidental convendría en que el
pecho de una mujer es una zona erótica, mientras que para muchos asiáticos la
nuca lo es mucho más. No se trata de una cuestión biológica sino de construcciones
culturales que se localizan y experimentan en lugares determinados del cuerpo. A
este espacio de significación cultural del cuerpo lo ha llamado Cuerpo Dos. La
conexión entre el Cuerpo Uno y el Cuerpo Dos es una tercera dimensión: la
dimensión de lo tecnológico.
Las nuevas tecnologías traen también nuevas ideas acerca de nuestro cuerpo: con
Internet podemos llegar prácticamente a cualquier lugar; nuevas máquinas de
realidad virtual nos dan acceso al mundo del ciberespacio. A partir de una
preocupación por lo concreto, lo material, Ihde analiza como las tecnologías de
realidad virtual y las tecnologías de simulación hacen visibles fenómenos que no
podemos experimentar directamente. Esta capacidad para volver visible permite
que las imágenes generadas por estas tecnologías en un contexto científico se
traduzcan en evidencia, una prueba. Así, mientras mejor se vea una imagen y mas
se entienda su información, mas solido y tecnológicamente sustentado se
interpreta el proceso de producción de conocimiento.
La tecnología se define usualmente como el conjunto de herramientas hechas por
el hombre, como los medios eficientes para un fin, o como el conjunto de artefactos
materiales. Pero la tecnología también contiene prácticas instrumentales, como la
creación, fabricación y uso de los medios y las máquinas; incluye el conjunto
material y no-material de hechos técnicos; está íntimamente conectada con las
necesidades institucionalizadas y los fines previstos a los cuales las tecnologías
sirven. Cuando los autores incluyen un amplio rango de aspectos en sus
perspectivas sobre la tecnología, piensan a lo largo de líneas de una vieja y bien
establecida tradición. Desde los tiempos de Aristóteles, la tecnología está
constituida por cuatro elementos: materia, forma, fin y acción eficiente.
La realidad virtual es un fenómeno que encaja perfectamente en nuestra relación
existencial con las tecnologías. La cuestión aquí es más profunda puesto que
concierne a nuestros sueños y fantasías, a su vez proyectados en los avances
tecnológicos. Don Ihde explora distintos usos y experiencias de lo virtual
vinculadas al cuerpo y la percepción partiendo de una herencia hermenéutica
fenomenológica (Heidegger-Gadamer).
La fenomenología de Edmund Husserl se inicia a principios del siglo veinte.
Asimismo, los primeros filósofos que comenzaron a abordar la temática de la
tecnología también lo hicieron en los inicios del siglo veinte.
2. El pensamiento temprano de Husserl ha sido interpretado generalmente como una
‘filosofía de la conciencia’, una variación sobre la filosofía de la mente, con un
método usualmente llamado ‘subjetivista’ y con el objetivo de describir
‘apariencias’ o fenómenos.
En este sentido, las tecnologías, instrumentos, vuelven disponible un fenómeno, a
través de su transformación en imágenes perceptibles por seres humanos
incorporados. El instrumento, posicionado al interior de una relatividad
intencional, debe detectar las emisiones y traducirlas a una forma humanamente
accesible. Si volviese a la vieja terminología, esto sonaría enormemente al modelo
activo de la fenomenología genética que Husserl favoreció en su último período,
pero se trata de una fenomenología tecnológicamente incorporada. A través de
este proceso de ‘construcción’ de imágenes, entonces, los nuevos niveles de
conocimientos que se hacen posibles por la tecnología permanecen dentro de una
nueva conformación de un mundo de la vida. Dicho de otra forma, la ciencia no
puede olvidar al mundo de la vida porque debe tomar su evidencia de aquello que
es físicamente perceptible e interpretable.
En cuanto a la percepción de la razón, la discrepancias tienen que ver más con la
dirección que toma el conocimiento y las disputas suelen girar en torno a la
cuestión de si teorizamos primero y salimos luego a cazar los resultados esperados
en contextos observacionales, o si los fenómenos que se observan por primera vez
conducen a la teorización o si ambos fenómenos interactúan entre sí; el punto, es el
razonamiento perceptivo en el contexto de uso de instrumentos, vale decir
tecnología.
De la importancia de lo material y sus relaciones fenomenológicas y de mediación
con el cuerpo Ihde obtiene la necesidad de recurrir a ejercicios hermenéuticos que
no respondan únicamente a fenómenos con carácter lingüístico, y por ello propone
y desarrolla los conceptos de Hermenéutica Visual y Material. Desde su óptica, los
objetos “tienen cosas que decir”, y en algunos casos aquello que pueden decir
necesita ser mediado por instrumentos tecnológicos para que pueda ser leíble. Así,
Ihde nos lleva a estas consideraciones: la idea de que la ciencia avanza únicamente
por la teoría puede ser falta; se debe prestar especial atención a los procesos
históricos de conformación de prácticas científicas; es importante privilegiar el
componente material de la tecno-ciencia por la manera en la que los instrumentos
tecnológicos moldean nuestro entendimiento del mundo y nuestras ciencias.
Finalmente concluiremos coincidiendo con el Ihde; somos nuestros cuerpos,
estamos dotados de una plasticidad y un polimorfismo sorprendente, que se
evidencia en nuestras relaciones con la tecnología. Somos cuerpos en tecnologías.