2. COPARACION ENTRE PARSONAS
1. Automotivación. No importan las
capacidades de las personas, si no
están motivadas.
2. Aprender a controlar los impulsos. No
dejarse llevar por primeros impulsos y
actuar con más cautela.
3. Saber cuándo perseverar. Saber
distinguir cuándo la perseverancia es
necesaria y cuándo un obstáculo.
4. Saber cómo sacar el máximo partido de
sus habilidades. Este tipo de personas,
conoce sus virtudes y las potencian.
5. Completar las tareas y llegan al final.
6. Tener iniciativa. No tener miedo al
compromiso.
7. No tener miedo de arriesgarse al
fracaso, corregir sus errores y aprender
de ellos.
8. No postergar. No dejar para después lo
que se puede realizar en el momento.
9. Aceptar el reproche justo. El
reconocimiento del error es el paso para
no volver a cometerlo.
10. Rehusar la autocompasión. La
autocompasión constante es muy
perjudicial para la adaptación.
11. Ser independientes, confiar en sí
mismo, si quieren hacer algo, saben que
la mejor manera es hacerlo ellos
mismas y no dejar que otros asuman
responsabilidades que son suyas.
12. Tratar de superar las dificultades
personales. Existen personas que
mantienen una excesiva interferencia de
las dificultades personales en su
trabajo.
13. Centrarse y concentrarse en alcanzar
sus objetivos.
14. No tratar de hacer demasiadas cosas a
la vez ni de hacer demasiado pocas.
3. EFECTOS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
1. Nos ayuda a tomar mejores decisiones
Las emociones pueden sernos de gran ayuda cuando nos enfrentamos a un problema ya que pueden
advertirnos de un peligro y hacernos asumir una postura más cauta. Sin embargo, a veces se convierten
en un obstáculo, sobre todo cuando no guardan relación con la situación que debemos enfrentar. No
obstante, la Inteligencia Emocional nos ayuda a tomar mejores decisiones, así lo desveló un estudio
realizado en las universidades de Yale y Toronto.
Estos investigadores idearon un experimento muy curioso: hicieron que algunas personas se sintieran
ansiosas al pedirles que prepararan un discurso improvisado. Luego, les preguntaron si estarían
dispuestas a apoyar un proyecto de una clínica de salud.
Los resultados mostraron que las personas con mayor Inteligencia Emocional eran más conscientes de
que la ansiedad que experimentaban no estaba relacionada con la decisión que debían tomar. Por eso, el
66% dio su apoyo al proyecto pero solo el 7% de quienes tenían una escasa Inteligencia Emocional lo
dieron.
Lo que sucede es que, al contrario de la creencia popular, una buena toma de decisiones no implica
eliminar las emociones porque estas también son una fuente de información ya que actúan como
marcadores somáticos. La clave está en descubrir de dónde provienen esas emociones, qué las causa y
saber cómo pueden influir en nuestra percepción del problema.
2. Nos hace confiar en los demás
Aunque en los últimos años la desconfianza se ha puesto de moda y ha llegado a instaurarse como un
patrón de comportamiento social, lo cierto es que confiar en los demás tiene múltiples beneficios. Se
conoce que la confianza no solo nos hace más felices e incrementa nuestro nivel de satisfacción sino que
también está vinculada a una mejor salud física y a una mayor propensión a emprender nuevos
proyectos. Ahora un estudio realizado en la Universidad de Oxford nos desvela que las personas con
Inteligencia Emocional tienden a confiar más en los demás. Estos investigadores están convencidos de
que la clave se encuentra en su capacidad para empatizar y detectar con rapidez las características más
positivas de las personas con las cuales se relacionan. ¿Por qué? Por una parte, la Inteligencia Emocional
les ayuda a formarse una imagen bastante precisa de la persona que tienen frente y esto les ayuda a
minimizar la incertidumbre permitiéndoles adoptar una actitud más abierta. Por otra parte, la Inteligencia
Emocional también implica cierto grado de autoconfianza, la cual, indiscutiblemente, se proyecta sobre
los demás.
3. Disminuye el estrés
Numerosos estudios han encontrado una correlación positiva entre la Inteligencia Emocional y niveles
de estrés más bajos. Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Cincinnati reclutaron a 200
personas y las sometieron a diferentes tareas que generaban distintos grados de estrés. Así pudieron
apreciar que quienes tenían una mayor Inteligencia Emocional también se estresaban menos. La clave
4. radica en que estas personas ponen en práctica estrategias de manejo del estrés muy efectivas que le
permiten regular la intensidad de las emociones negativas y controlar sus efectos.
Un estudio aún más interesante realizado en la Universidad de Yale fue un paso más allá para descubrir
cómo responde el organismo de las personas emocionalmente inteligentes ante el estrés. En esta ocasión
los investigadores pudieron notar que incluso ante situaciones estresantes, estas personas presentaban
niveles más bajos de cortisol (la hormona del estrés) y una presión arterial más baja. Esto nos indica que
enfrentar los conflictos y problemas recurriendo a la Inteligencia Emocional realmente nos ayuda a
paliar los efectos del estrés, incluso a nivel físico y aunque no seamos conscientes de ello.