2. Una urgencia médica es toda situación que requiera una
actuación médica inmediata.
El conocimiento de donde acudir en caso de un problema de
salud en casa debe ser un concepto social básico. El utilizar
los servicios asistenciales sanitarios inadecuadamente
produce uno de los mayores gastos del sistema sanitario
público que, por supuesto, es detraído del presupuesto
general. Al utilizar inadecuadamente estos servicios
estamos disminuyendo recursos para la inversión en áreas
tales como la investigación e inversión en mejores medios
en la atención en urgencias cuando es realmente
necesario.
3. Además la congestión (atasco) en los servicios de urgencias que
esto supone nos restará a todos la posibilidad de ser atendido
inmediatamente por los técnicos de la salud con todos los medios
que hemos ahorrado previamente.
Por ello parece que si se educa, estimula e informa a la población de
las posibles alternativas y opciones de su asistencia (cuidados en
centros más baratos, o cuidados domésticos) sería posible un ahorro
del costo sanitario a corto plazo y una mejora en la atención sanitaria
que requerimos todos en algún momento.
4. Es importante además el autocuidado, el llevar a cabo una serie de
acciones generales destinadas a mejorar nuestra propia salud, que nos
hagan menos candidatos a requerir asistencia sanitaria (dieta adecuada,
buena higiene, vigilar la salud bucodental...). La gestión de la demanda no
debe suponer simplemente una disminución de la misma, sino que debe
implicar un control de la salud personal de los usuarios para que reduzca el
inapropiado uso de los servicios sanitarios.
Las estrategias del control de la demanda debe comprender servicios de
triage telefónico (atendido por personal entrenado y con bases de datos
informáticas) que dispense información sobre enfermedades, educación
sanitaria, alternativas de apoyo en grupos ante situaciones crónicas,
evaluaciones de procedimientos, rentabilidad de los mismos, riesgos, etc...
para que los usuarios de salud dispongan de la suficiente información para
poder tomar decisiones apropiadas en cada momento.
5.
6. Las que Precisan Atención de Urgencia Hospitalaria
Situaciones que de forma evidente exigen una actitud terapéutica inmediata:
Parada cardiorespiratoria
Taponamiento cardiaco
Rotura de un gran vaso sanguíneo
Hemorragia intraabdominal
Dificultad severa para respirar
Traumatismo importante (habrá hemorragia visible o pérdida de
conciencia)
7. Fuera de estos casos, el resto pueden esperar unos segundos o
minutos, sin que por ello empeore significativamente el pronóstico,
mientras se establece el diagnóstico.
Situaciones con peligro vital si no se diagnostican precozmente:
Apendicitis
Intoxicaciones
Desorientación en tiempo espacio o no reconocimiento a familiares,
etc ...
8. Las que Pueden ser Atendidas por Otros Recursos
Situaciones sin peligro en plazo breve pero en las que es importante
el diagnostico precoz por la epidemiología. Por ello es urgente
diagnosticar una tuberculosis en una hemoptisis.
9. Situaciones banales en las que el médico debe actuar para tranquilizar al
enfermo y familiares, evaluando si los síntomas carecen o no de
importancia (fiebre, dolor de garganta, dolor de espalda, erupción
cutánea, vómitos, golpes no intensos sin herida, molestias de oído, tos,
diarrea, irritabilidad, dolor abdominal no intenso, conjuntivitis,
estreñimiento, ...)
10. Urgencia social. A veces esta es la justificación
única de la asistencia por no haber otros medios
(no sanitarios) de solución a un problema.