Y es que el primer mensaje que trasladó el Monarca, tras lanzar la tradicional felicitación de Navidad desde el Palacio de la Zarzuela, fue que la Corona ha recogido como propias la «indignación» y el «desencanto» de los españoles hacia quienes se han apartado, con sus «conductas», del «comportamiento que cabe esperar de un servidor público». El primer jefe de Estado propiamente constitucional, que apenas innovó el escenario al uso para no distraer la atención sobre su discurso, fue literal en el argumentario del Ejecutivo acerca de que «los responsables de esas conductas irregulares están respondiendo de ellas», y ello es «prueba del funcionamiento del Estado de Derecho». También lo fue al subrayar que «la gran mayoría» de los políticos «desempeñan sus tareas con honradez».