1. UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
MBA-GESTION PUBLICA
INOCENCIO MELENDEZ JULIO
ABOGADO. 33 años.
¿Cree Ud que debemos seguir valorando, al modo de Kidd (con relación a lo estatal, lo público, la
cultura y código genético) y de muchos intelectuales criollos de la época como Samper y actuales, las
instituciones de las sociedades industrializadas y sus fuentes de identidad política como nuestro
paradigma a seguir?. Justifique su respuesta.
No debemos valorar las instituciones de las sociedades industrializadas como nuestro
paradigma a seguir, pues las situaciones sociales, económicas, culturales han cambiado.
América Latina sigue siendo tercer mundo, para la época eran colonias que estaban
influenciadas por los hispanos con un precario concepto de lo público, lo estatal y lo
privado. De España recibió el concepto del ruralismo económico, considerando que la
mayor fuente de riqueza de un país estaba en la agricultura, que entre otras cosas lo condujo
a un aislamiento internacional. En contraste, encontramos los anglosajones con sus
técnicas, espíritu de sus instituciones políticas, capacidad de trabajo y su rendimiento
económico, lo situó en la vanguardia del desarrollo económico y el liderazgo en la
internacionalización económica. Una institución de la sociedades industrializadas era el
liberalismo económico, consistente en abrir los mercados al mundo y el Estado sólo era
gendarme. Hoy consideramos que el concepto de globalización y apertura económica ha
hecho que la cultura hispánica se haya puesto a tono con la economía mundial y los países
latinoamericanos avanzan hacia el fortalecimiento de sus economías. Existe un punto de
encuentro entre de todos los países y es enfrentar el desafío de la globalización. Esto hace
que las valoraciones cambien a partir de instrumentos actuales y no históricos, ya que si
bien la apertura aboga por dejarlo todo en manos del mercado, no es menos cierto que el
poder interventor del Estado puede regular y graduar el proceso para que no se
desestabilicen sus economías en vía de desarrollo.
En cuanto a las fuentes de la identidad política, encontramos que tampoco es posible
valorarlas como paradigmas a seguir, en tanto una de ellas era la construcción de un Estado
confesional con cláusula democrática, con separación de poderes, pero en nombre de ellas
existía una ausencia de sentimiento de lo público y privado, corrupción de los gobiernos, la
insolvencia, la bancarrota, apatía a los negocios y falta de energía y apatía al espíritu de
empresa. Por el contrario hoy avanzamos en la construcción de un Estado laico
constitucional, que resuelva las luchas y tensiones entre el poder y los derechos
fundamentales, y una expresión de ellas son los derechos fundamentales a la libertad
económica, libre empresa, libre competencia y a la iniciativa pública y privada que permite
las condiciones para el desarrollo empresarial y económico. Lo anterior permite que se
avance en la construcción de un nuevo concepto de la ética pública, del desarrollo de los
pueblos, de la implementación de políticas sociales y lo más importante la supremacía del
concepto de legitimidad, que impone la implementación de la democracia directa
participativa, que nos conduce a que la ciudadanía acceda a espacios de poder donde se
tomen determinaciones que los afecte. Los valores anteriores estaban soportados sobre el
concepto superado de la democracia representativa.