El documento habla sobre la ética profesional del auditor. Explica que un auditor debe revisar los datos contables de una empresa de manera profesional y confiable. También debe ser objetivo e independiente para evitar conflictos de interés. Los principios fundamentales de un auditor incluyen la objetividad, responsabilidad, lealtad, integridad y confidencialidad. Un contador público podría actuar de forma no ética debido a la discrepancia entre la ética profesional y los intereses propios y ajenos, lo que puede llevar al engaño y fraude.

1. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS
OCCIDENTALES
“EZEQUIEL ZAMORA”
GUANARE PORTUGUESA
SUBPROGRAMA CONTADURIA PUBLICA
Autora: Daniela S. Castillo D.
Tutora: Yurisol Barrios
Guanare, Marzo 2018.

2. EL AUDITOR
Es una persona capacitada y con la suficiente experiencia para revisar
y verificar que los datos contables que la empresa auditada facilita se
corresponden realmente con la actividad que ha venido desarrollando. Ante
la sociedad tiene numerosas responsabilidades, las empresas, la profesión,
los colegas, entre otras. Permitirle que revise profesionalmente
documentos, información, activos y operaciones de la entidad, esto
representa confianza, término que se refiere, fundamentalmente, a la
naturaleza ética, a la credibilidad personal, la cantidad de seguridad que
produce en la integridad y la competencia de cada uno.
ÉTICA PROFESIONAL
No es más que, un conjunto de normas y valores que posee el ser
humano y que a través de estos le permite desenvolverse profesionalmente y
demostrar su verdadera esencia natural. Permite que las personas cumplan
habitualmente lo que han prometido y lo que se espera de ellos de un modo
basado en principios y valores fundamentales, haciendo que mejoren cada
día su vida personal y sus actividades profesionales.
ÉTICA PROFESIONAL DEL AUDITOR
Debe estar basada en valores que le den credibilidad y confianza para
así aumentar la competitividad ante los demás. Conservando su integridad y
la objetividad y, cuando ejerce la contaduría pública, ser independiente de
aquellos a quienes sirve. Su opinión debe ser imparcial, en atención a
hechos reales comprobables, según su propio criterio y con perfecta
autonomía y, para tal fin, estar desligado a todo vínculo con los dueños,
administradores e intereses de la empresa u organización que audite; por lo
que el auditor debe evitar cualquier entredicho que lo pueda vincular a
situaciones que permitan dudar de tales cualidades.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL AUDITOR
Entre los principios y valores que debe poseer un auditor para el
desarrollo y acreditación de su profesión son:
 La objetividad: Es un principio fundamental con el que se pretende
evitar al máximo la subjetividad y el conflicto de intereses entre el
auditado y el auditor. Este principio, va de la mano de la imparcialidad
de las apreciaciones hechas por el Auditor sin importar la raza ni las
creencias políticas, religiosas, económicas y éticas del auditado.

3.  La responsabilidad: Obliga al Auditor a cumplir de manera eficiente y
eficaz con las actividades asignadas para la recolección y evaluación
de evidencias. Asimismo, debe velar por el cumplimiento del valor de
confiabilidad, es decir, que tanto las evidencias como las
apreciaciones obtenidas sean ciertas, verídicas, concretas, fácticas,
reales y completamente demostrables sin inventos ni suposiciones.
 La lealtad: Es necesario que el auditor responda con claridad y
honestidad a quien lo contrató. Saber diferenciar lo que sería la lealtad
con la complicidad.
 La integridad: Obliga al Auditor a rechazar cualquier acción que
desacredite a la profesión
 La confidencialidad: Garantiza que la información no pueda ser
obtenida ni permeada por familiares, amistades u otras personas
ajenas a la Institución, ya que puede llegar a comprometer el
funcionamiento y buen nombre de la Organización.
En consecuencia, el no cumplir con estos principios o valores pone en
cuestionamiento la credibilidad y profesionalismo del auditor, provocándole
problemas económicos, legales y hasta personales, ya que podría llegar ser
excluido de dicha profesión.
¿POR QUÉ UN CONTADOR PÚBLICO ACTÚA DE FORMA NO ÉTICA?
La fuerte relación existente entre la esfera social, la economía privada
y la profesión contable, han hecho que los contadores se encuentren en
contrapuestas en muchas ocasiones a las decisiones que deben tomar a lo
largo de su quehacer. La gran discrepancia entre la ética profesional, el fin
con la sociedad y el interés tanto propio como ajeno, han desviado el camino
de estos profesionales, fomentando malos actos como la mala disposición de
información contable y financiera para fines totalmente anti-eticos como lo
son el engaño, el fraude, la evasión y mas, que en este mundo globalizado
va generando mucha más crisis.
Los anti-valores como el egoísmo son cada vez más fuerte, el
contador como cualquier otro profesional, intentaran conseguir más de lo
necesario para sí mismo, lo que los llevara a atentar contra el orden, la
comunidad y hasta la misma economía del país llegando a dos posibles
caminos, al fracaso o repudio por los demás o salir victoriosos y satisfacer
sus necesidades mucho mas ante que los otros en menor tiempo y costo.
Por tanto, en consecuencia a esta problemática y al oscuro mundo de
los negocios practicados con anti- ética, la profesión contable ha sufrido
duros golpes y criticas en los últimos años, puesto que su calidad de
herramienta para entablar ambientes transparentes entre este con los
usuarios de la información se ha visto menoscabado por el uso indebido de

4. esta, cada día es más notable la complicidad de dicha profesión para
distorsionar la realidad económica, financiera y social de distintas
organizaciones que emplean dichas prácticas para sacar un provecho
deshonesto, todo esto en detrimento del carácter moral y ético que debería
primar en la sociedad y en las instituciones. Aun así, existe la posibilidad de
que los Contadores Públicos pueden o deben ser los agentes principales
para luchar contra un mundo corrupto, mentiroso y fraudulento, ayudando a
devolverle a la economía la creencia de un ambiente ético que privilegie las
más altas pautas de honestidad y justicia.