La natamicina se utiliza comúnmente para tratar la superficie de embutidos curados y jamones cocidos en Europa para prevenir la formación de mohos, sin afectar a la flora bacteriana interna. La regulación europea permite el uso de natamicina en embutidos con un límite máximo de 1 mg/dm2 en la superficie y que no esté presente a más de 5 mm de profundidad.