1. “Cómo hacer frente a la oposición”
Lección 4: – Para el 26 de octubre de 2019
PRIMERA PARTE: RESEÑA
Texto Clave: Esdras 5:5; Nehemías 4:20.
Enfoque del estudio: Esdras 4:4-24; Esdras 5, 6; (ver además Neh. 4; 6:1-
13 para un panorama completo); Daniel 10:12, 13, 20
Esta lección amplía las historias de oposición que enfrentó cada grupo de
repatriados mientras reconstruían el Templo, la ciudad y las murallas, primero
durante el tiempo del gobernador Zorobabel, luego de Esdras, el sacerdote, y
finalmente con el gobernador Nehemías. Aunque las historias no siempre están
escritas en orden cronológico (algunas partes del libro están organizadas
temáticamente), podemos reconstruir la secuencia de eventos basados en los
reyes que se mencionan en cada carta y la queja contra los judíos.
A pesar de que la obra se detuvo varias veces porque el pueblo temía las
amenazas de los reyes o naciones circundantes y perdían la fe en la protección
de Dios, el Señor siempre enviaba líderes que alentaban al pueblo a construir
nuevamente. A veces, pasaron varios años antes de que continuara un
proyecto, pero no se abandonó indefinidamente. Dios quería que los israelitas
regresaran a la Tierra Prometida y estaba con ellos a pesar de la oposición, la
humillación y, a veces, la violencia contra ellos. El hecho de que algo sea difícil
no significa que Dios no nos haya llamado a hacerlo. Dios le pide cosas
grandes a la gente común, y luego él mismo provee lo necesario para hacer
que sucedan. En Esdras y Nehemías, Dios inspiró a los líderes y profetas a
mantenerse firmes contra la hostilidad.
Dios siempre busca gente de fe que confíe en él a pesar de las circunstancias
complicadas para que pueda intervenir en su favor y hacer su obra. Dios
recompensa la colaboración, la voluntad de seguir adelante y la determinación
de cumplir con su tarea encomendada
SEGUNDA PARTE: COMENTARIO
Cronología de la obra en Esdras
Bajo las órdenes del gobernador Zorobabel
• 537-535 a.C.: reconstrucción del altar y los cimientos del Templo (Esd. 3)
• 535-520 a.C.: se abandona la obra por una fuerte oposición (Esd. 4-6)
• 520-515 a.C.: obra retomada bajo el ministerio profético de Hageo y Zacarías
• 515 a.C.: Templo terminado (Esd. 6:13-22)
Antes de Esdras
• 465-464 a.C.: oposición a la reconstrucción de Jerusalén (Esd. 4:7-23);
Artajerjes detiene la obra en sus primeros años
Esdras
• 457 a.C.: Esdras llega a Jerusalén (Esd. 7) mientras la obra está parada
Esdras 3 menciona la reconstrucción del altar del Templo y los cimientos, que
tuvo lugar de 537 a 535 a.C. como resultado del edicto de Ciro (Esd. 1:1-2:70).
2. Después de una celebración inicial (Esd. 3:10-13), se abandonó la obra (Esd.
4:1-5) debido a una fuerte oposición, que comenzó alrededor de 535 a.C. y
duró hasta 520 a.C. (para más detalles, ver Esd. 4:24 a 6:12). Esdras
4:6 describe brevemente la oposición para construir bajo el reinado de Jerjes
(486-465 a.C.). Luego, en Esdras 4:7 al 23, leemos acerca de la oposición
durante el reinado temprano del rey Artajerjes. Esdras incluye copias de las
cartas que fueron enviadas a ambos reyes, Artajerjes y Darío. Las cartas se
insertan en arameo, mientras que el resto del libro está escrito en hebreo, lo
que significa que se trataba de documentos oficiales conservados en el idioma
que se usaba para los documentos públicos en ese momento. (El arameo era
el idioma universal en ese momento, al igual que el inglés en la actualidad). En
el año 520 a.C., luego de quince años de vigorosa oposición, el profeta Hageo
animó al pueblo a seguir construyendo el Templo (lee sus cinco sermones,
cortos y poderosos, en el libro de Hageo).
El profeta Zacarías sumó su apoyo, lo que dio lugar a la terminación del
Templo en menos de cinco años y su dedicación en marzo de 515 a.C. (Esd.
6:13-18), seguido de la celebración de la Pascua un mes después (Esd. 6:19-
22).
Daniel 10:12, 13, 20
Dios preparó todo para que el pueblo de Dios pudiera reconstruir el Templo de
Jerusalén después de su regreso del exilio babilónico. Él se comprometió
personalmente a impedir los obstáculos y allanar el camino para esta actividad
divina. Según Daniel 10, el ángel Gabriel y Miguel (otro nombre para
Jesucristo) luchaban por la mente de los reyes persas, es decir, Ciro y su hijo
Cambises, para persuadirlos a avanzar en el programa de reconstrucción
cuando los celosos enemigos locales de Israel incitaron a estos gobernantes a
acabar con la obra de restauración del Templo. Dios estaba luchando con la
mente de estos príncipes para que se inclinen a favor de otorgarle al pueblo de
Dios un lugar para adorar al Dios viviente. Es lamentable que los judíos
estuvieran desanimados y dejaran de trabajar en este momento a pesar de que
Dios con su poder estaba de su lado. La obra se reanudó cuando el profeta
Hageo apareció en escena.
Esta situación también nos advierte contra la falta de fe y la cobardía en no
seguir la dirección de Dios cuando él prepara una manera para que avancemos
para hacer su voluntad. Sin embargo, la providencia de Dios siempre funciona
mejor que nuestros mejores cálculos o planes. Pero necesitamos confiar en su
conducción y seguir su dirección. Podemos estar seguros de que sus planes y
orientaciones son los mejores, y que siempre tiene en mente nuestra
prosperidad.
Hageo y Zacarías
Los profetas Hageo y Zacarías llegan a la escena después de quince largos
años de oposición a la construcción. El pueblo se ha desanimado y deja de
trabajar en la reconstrucción del Templo. Dios llamó y ordenó a estos profetas
que hablaran al pueblo para inspirarlo a construir a pesar de la oposición hostil.
Dios los alentó a no tener miedo. Él estaba con ellos, y su presencia los
sostendría.
Dios se acercó al pueblo con la pregunta: “¿Es para vosotros tiempo, para
vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?”
(Hag. 1:4). Estudia todos los casos en que aparece la palabra “artesonado”
3. (safun) en la Biblia en términos de proyectos de construcción y verás algo
interesante. Todos esos ejemplos están relacionados con el cedro (1 Rey.
6:9; 7:3;7:7; Jer. 22:14). Por lo tanto, Dios dijo que las casas de su pueblo eran
“artesonadas” (Hag. 1:4) porque no estaban hechas del material que
normalmente se usa en esa región. ¿Cuál era el problema con los troncos de
cedro? Originalmente, los judíos ordenaron troncos de cedro del Líbano para
reconstruir el Templo. El Templo debía construirse de acuerdo con el modelo
que Salomón estableció al intercalar bloques de piedra y paneles de madera de
cedro. Planeaban usar los troncos de cedro para los paneles del Templo. Sin
embargo, cuando la oposición los “forzó” a dejar de trabajar en el Templo,
tenían madera disponible. ¿Por qué no usarla? A pesar de que utilizaron la
madera destinada a su Templo para sus propias casas, Dios encontró otra
solución. Los envió a las montañas para traer madera de allí y construir su
casa. Dios no requiere los materiales más caros para su propia casa. Él solo
quiere una casa para poder habitar con ellos.
Lo más importante es que Dios quería que su pueblo deseara que su presencia
estuviera con ellos, que era el propósito del Templo. El mayor problema era la
falta de compromiso de su corazón: el Templo sin terminar solo era el síntoma
de su apatía. Cuando alguien está comprometido con una tarea o con otra
persona, no será detenido fácilmente por la oposición. La falta de trabajo
demostraba la falta de compromiso de parte del pueblo de Dios con él. Y, sin
embargo, el ánimo por parte de Dios despertó al pueblo de su letargo y miedo y
lo motivó a comenzar de nuevo la obra del Templo. Después de eso, no
vacilaron en su trabajo. Terminaron el Templo cinco años después. A veces
nos quedamos empantanados en lo mundano y la comodidad. En ese
momento, lo que necesitamos es un recordatorio de lo que es importante en la
vida.
Cronología de la obra en Nehemías
445/444 a.C. Nehemías llega a Jerusalén (Neh. 1, 2)
Oposición a la obra (Neh. 2: 11-20; 4:1-23; 6:1-14)
Después de 52 días (menos de dos meses) se termina el muro (Neh. 6:15-19)
Nehemías 4
Sanbalat, quien junto con Tobías controlaba Samaria al norte de Judá,
amenazó a Nehemías y recurrió a la burla y el ridículo para mofarse de los
judíos. Estaba emparentado con los judíos a través del linaje del Sumo
Sacerdote (matrimonio mediante) y, por lo tanto, podía intuir que su poder
sobre la nación judía sería restringido una vez que restauraran el muro. Creía
que los judíos no eran lo suficientemente fuertes, que eran inferiores y que su
tarea era demasiado grande para ellos. Decía que los judíos nunca podrían
reconstruir el muro. Otros gobernantes de la región se unieron a Sanbalat en
un golpe político para detener a los israelitas. Los árabes estaban bajo el
liderazgo de Gesem y ocupaban el territorio del sur debajo de Judá; los
amonitas vivían al este, en territorio persa; y Asdod estaba al oeste de Judá.
Por lo tanto, Judá estaba completamente rodeada de fuerzas hostiles. Cuando
el pueblo de Israel tuvo miedo, Nehemías tomó esto como una afrenta a Dios y
a la nación judía. El nombre de Dios y el nombre de Israel fueron avergonzados
por los enemigos, por lo que clamó a Dios que “escuch[e]” y que “ha[ga] que
sus ofensas recaigan sobre ellos mismos” (Neh. 4:4, NVI). Él no tomó
represalias, sino que le pidió a Dios que tomara el asunto en sus manos.
Nehemías estaba seguro de que Dios le había ordenado liderar la
4. reconstrucción del muro, como lo demuestra la respuesta favorable del rey, así
como la del pueblo de Israel. Debido a que las palabras amenazadoras de sus
vecinos jugaron con su imaginación y los asustaron, Nehemías alentó al pueblo
a “pele[ar]” porque Dios es “grande y temible” (Neh. 4:14, NVI), y él “peleará
por nosotros”(Neh. 4:20, NVI). Nehemías reunió a los judíos, los vistió con el
traje militar completo y los puso por grupos en cada hueco del muro, lo que
permitió que sus enemigos los vieran. Le estaba demostrando al mundo que
estaban listos para un ataque.
La estrategia funcionó; los planes de los enemigos se vieron frustrados. Se les
recordó a los judíos que confiaran en Dios y que no permitieran que los
enemigos humanos resultaran más grandes que su Dios. A pesar de algunas
otras amenazas hacia los israelitas, continuaron construyendo hasta que el
muro se terminó en apenas 52 días de trabajo (Neh. 6:15).
TERCERA PARTE: APLICACIÓN A LA
VIDA
La modalidad de trabajar y parar, trabajar y parar vez tras vez se debió al temor
de lo que la gente les pudiera hacer. Las amenazas del enemigo, los decretos
de los reyes que prohibían la obra, y el hecho de que eran pocos, todo conspiró
para que dejaran de trabajar.
1. ¿Qué hizo el profeta Hageo para motivar al pueblo para que trabajara unido y con
éxito en la reconstrucción del Templo?
2. ¿Qué sucede cuando en nuestra mente reproducimos vez tras vez lo que podría
pasar? Eso solo empeora las cosas, ¿verdad? Nos preocupamos hasta que el
resultado se vuelve tan terrible que nuestras expectativas e imaginación nos
impiden confiar en Dios y seguir avanzando. Los obstáculos son más grandes que
la vida, y olvidamos que Dios promete “pelear por nosotros”. ¿Cómo podemos ser
como Nehemías y cultivar una fe firme en que Dios verdaderamente estará con
nosotros?
3. ¿Qué cualidades de liderazgo podemos aprender de Nehemías al alentar a los
que nos rodean?
4. ¿Qué tipo de factores te han asustado y te han impedido hacer la obra de Dios?
5. ¿Qué puedes hacer para alentar a quienes, sumidos en las dificultades de la vida,
temen los desafíos que enfrentan y tienen problemas para confiar en que el Señor
“peleará por ellos”?