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Paulina y sus amigos
Omar Ramirez Ramirez
1
A todas las personas en las cuales están basadas estas historias.
Escribo por la misma razón que respiro... porque si no lo hiciera, moriría.
Isaac Asimov (1920-1992) Escritor y bioquímico estadounidense.
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INDICE
Una aventura de Tomás y Cindy 3
La chica de mis sueños 6
De regreso a casa 7
Doble engaño 9
Una familia feliz 15
Todo 19
Búscame 20
El guerrero de la última noche 23
Invasión 24
La desconocida 43
Castillos 44
Del cielo a la tierra 45
Camino a la decepción 47
Regalo de lluvia 49
Justicia 51
Manzanas 53
Fama 55
De cómo una manzana dio origen a nuestra nación 56
Seis grados 57
Paulina 58
Yo contra la gente del campo 73
Esperanza 76
¿Qué puede pasar? 78
Inesperada 79
Valor 81
Nataly 83
Hormiga fatalista 85
Parábolas 91
Bárbara 96
Pasado en peligro 99
Mjolnir 103
El profesor invisible 105
Amor asesino 107
Quince años 108
Mayra 112
Número de Certificado de Derechos de Autor: 03-2015-012209411400-14
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UNA AVENTURA DE TOMÁS Y CINDY
A mis compañeros, Eutimio Gerardo Hernández Solano, Juan Carlos Gabriel Guerrero, Efraín Vega Rivero y Gabriela
Elizabeth, juntos creamos esta historia, pero para la maestra creo que no fue suficiente.
A la maestra Elsa Guadalupe Nieva Jurado, de esa maestra estoy hablando.
Érase una vez… 2 niños que jugaban con un muñeco llamado Choc.
Tomás: Ese muñeco yo me lo encontré.
Cindy: No, ese muñeco yo lo agarré primero.
Tomás avienta el muñeco a la casa de Exor y Nike.
Tomás: ¿Ya viste lo que hiciste Cindy?
Cindy: Tú fuiste Tomás.
Exor encuentra el muñeco.
Exor: ¿Le damos poderes sobrenaturales al muñeco?
Nike: Haz lo que quieras. Al cabo no es mío.
Exor y Nike habían creado un ser extraño llamado Freddy.
Nike: A Freddy lo vamos a despertar cuando sea necesario.
Exor les devuelve el muñeco a los niños. Los niños vuelven a jugar con el muñeco sin saber que tenía vida.
Cindy: Tomás ¿Jugamos con Choc a la comidita?
Tomás: Si.
Choc: Cindy y Tomás, ahora si se los cargó la risa.
Los niños espantados entran a la casa de Exor y Nike sin saber que estaban allí.
Tomás: Oye Cindy ¿Dónde estamos? Está muy oscuro.
Cindy: No creo que estemos en la casa hechizada.
Exor y Nike: ¿Quién entró en la casa?
Los niños asustados los escucharon y querían salir pero no pudieron.
Exor: Yo creo que vamos a tener que despertar a Freddy.
Nike: Si Exor.
Exor y Nike despiertan a Freddy.
Freddy: Si amos, ¿Qué les voy a servir?
Nike: Queremos que nos traigas a Tomás y Cindy.
Freddy: Si amos.
Cindy y Tomás al ver a Freddy, se espantaron y se desmayaron.
Freddy: Les espera una gran sorpresa con mis amos.
Exor: Freddy, sienta a Tomás y Cindy en la silla de intercambio de cuerpos.
Nike: Freddy, ve a buscar a Choc.
Freddy: Si amo.
Freddy: Choc, dicen mis amos que vayas a la casa encantada para que tomes las almas de Tomás y Cindy.
Freddy lleva a Choc a la casa embrujada.
Exor: Choc, ahora vas a tener más movimientos y nadie lo va a impedir.
Nike: Exor, no seas tan hijo de tu firulaisada
Exor: Tú no sabes lo que yo voy a hacer y además, si no me quieres ayudar, no me ayudes.
Nike: Entonces voy a impedir que cambies las almas de Tomás y Cindy.
4
Choc: Nike ¿Qué no sabes que si me dan un poco más de energía, los 4 conquistaremos el mundo?
Nike: Ustedes, pero lo voy a impedir.
Nike se va al cuarto donde están Tomás y Cindy y los despierta.
Tomás: ¿Qué hago aquí?
Cindy: ¿En dónde estamos?
Nike: Yo les voy a explicar, Exor, Choc y Freddy quieren que Choc tenga un poco más de alma que son las de ustedes.
Cindy: ¿Y cómo podemos salir de aquí?
Nike: No sólo un hechizo, porque cuando ustedes entraron, Exor aventó un hechizo, para que ustedes no salieran.
Tomás: ayúdanos, yo quiero salir de aquí.
Nike: Voy a hacer lo posible.
Exor: No podrás ayudarlos porque en 30 minutos van a cambiar de alma.
Nike: No te atrevas.
Choc: Al fin voy a ser libre.
Exor: Freddy ataca a Nike.
Nike: No creas que me voy a dejar.
Empezó una pelea y Nike derrotó a Freddy.
Exor: ¿Por qué mataste a Freddy?
Nike: Así va a ser más fácil que ayude a Tomás y Cindy.
Nike: Y ahora sigo contigo Choc.
Choc: Exor, impide que me mate.
Exor: No te atrevas Nike, o te caerá todo el hechizo a ti.
Nike: Con tal de que Tomás y Cindy salgan de aquí.
Exor y Nike tuvieron una batalla y Exor derrotó a Nike.
Exor: Te lo advertí Nike.
Nike: Tomás, Cindy, ayúdenme.
Tomás: Si, ahorita.
Cindy: Tomás, allí hay un machete, hay que agarrarlo y enterrárselo a Exor por la espalda.
Tomás: Yo lo entretengo en lo que tú le entierras el machete.
Cindy va cuidadosamente detrás de Exor, pero no sabía que Choc la estaba viendo.
Choc: No tan rápido.
Cindy: Tomás, ayúdame.
Cindy avienta el machete y le cae a Tomás.
Tomás: Tengo el machete, ahora vas a valer chester Exor.
Exor quiso correr pero Nike lo impedía agarrando el pie.
Nike: No tan rápido.
Tomás le entierra el machete a Exor y desaparece Exor.
Tomás: Ahora contigo Choc.
Choc: déjame vivir.
Tomás: Vas a morir por tu patria.
Al desaparecer Exor, se va Freddy y Nike y queda Choc.
Nike: Tomás, no dejes que les quiten sus almas.
Tomás: No te vayas Nike.
Nike: Me tengo que ir.
Tomás mata a Choc y se empiezan a abrir las puertas.
Cindy: Tomás, se están abriendo las puertas.
Tomás: Si
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Al abrirse las puertas, todas las personas aplauden a Tomás y Cindy.
Tomás: Cindy, está desapareciendo la casa encantada.
Y a lo lejos vena Nike que les dice:
Nike: Gracias.
FIN
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LA CHICA DE MIS SUEÑOS
A la maestra Isabel Vergara Ibarra, clases dadas como si las diera una madre.
Era casi medio día, era la hora de entrada de la escuela donde yo iba, llegué al salón de clases 5 minutos tarde y el
maestro me llamó la atención diciendo que yo debería llegar más temprano y debería ser responsable, yo no le tomé
importancia y me senté en mi banca, después Oscar, uno de mis amigos, me dijo:
—¿Porque llegaste tarde?
Y le contesté:
—Sólo se me hizo tarde es todo.
Y eso fue todo lo que me dijo.
Después a la hora de la salida mis compañeros y yo cruzábamos las calles para regresar a nuestras casas, ellos me
decían retándome:
—A que no puedes cruzar rápidamente las calles.
Eso me hizo enojar y por demostrarles lo contrario crucé las calles, pero después no vi el enorme camión que venía
sobre mí, lo siguiente que recuerdo era que estaba en una cama de hospital, después vi a mis compañeros que habían
venido a visitarme, después de animarme diciendo que estaría bien, les pregunté qué me había pasado y me dijeron:
—Quedaste en el pavimento y el señor que te atropelló hizo el favor de llevarte en su camión al hospital.
Después se fueron y me dejaron solo, en ese momento recordé algo que había visto cuando estaba inconsciente,
estaba yo en un paisaje con el cielo azul, con pocas nubes blancas, de variadas formas, hasta donde llega la vista se
alcanzaban a ver enormes campos cubiertos de pasto, como una enorme manta verde y a lo lejos unas flores, de varios
tipos y colores, al lado pasaba un pequeño rio de agua cristalina que llegaba hasta la montañas de nieve, ese rio se veía de
un color azul transparente y se le podían ver algunos peces de cualquier tipo nadando por allí, también al otro lado se podía
ver un enorme bosque de árboles verdes y muy altos, los pájaros sobrevolaban todo el bosque buscando el árbol adecuado
para que ellos pudieran construir un nido, el Sol brillaba en su punto más alto, se veían también algunos animales, detrás de
mí había un pequeño monte y en él había una pequeña cueva.
Después de caminar un poco por ese paisaje a lo lejos vi lo que podía ser una figura humana, me acerqué a ella y me
di cuenta de que era una mujer pero no se le veía la cara porque estaba de espaldas, me acerqué a ella y cuando estaba a
punto de decirle algo volteó hacia mí, esa mujer era ligeramente alta, tenía la piel como de un color moreno cobrizo que
brillaba con la luz del sol, sus ojos eran como dos diamantes del color del mar transparente, su cabello era largo y de color
café oscuro, su nariz pequeña. Su boca también era pequeña y su cuerpo estaba bien formado, cuando le iba a preguntar
algo fue cuando desperté en la cama del hospital.
Después estuve en el hospital como 3 días hasta que me dieron de alta y al día siguiente fui a la escuela, después
entré a mi salón y mis compañeros me recibieron con aplausos, después de clases salí y cuando iba caminando por los
pasillos de la escuela vi venir a una chica de 15 años (más o menos) que venía hacia mí y se pasó de largo, después de que
se fue, me pareció que a esa chica la había visto en alguna parte, pero no le tomé importancia, pero poco después cuando
estaba con uno de mis amigos y ella pasó junto a mí la reconocí como la mujer que vi en mi sueño en el hospital, era
idéntica a ella, después de un rato decidí hablarle para saber quién era, llegué con ella y le pregunté:
—¿Cómo te llamas?
—María —me contestó.
Luego ella me preguntó mi nombre y yo le respondí:
—Mi nombre es Rafael.
Después dijo que se tenía que ir porque ya se le hacía tarde y se fue corriendo de allí.
A la hora de la salida me la encontré y la saludé de nuevo luego la acompañé a su casa, después me platicó sobre
ella, me platicó sobre su familia, sobre que era hija única y sus padres por eso la querían mucho pero a veces se sentía muy
sola porque no tenía nadie con quien jugar y porque sus padres trabajaban y sobre lo que quería estudiar, dijo que le
gustaría estudiar una carrera fácil, pero en donde se gane mucho dinero (no sé qué carrera sea esa), luego nos despedimos
y yo me fui a mi casa.
Al otro día ya éramos prácticamente amigos nos volvimos a ver, pasábamos más tiempo juntos porque según ella, no
tenía amigas y nos hicimos amigos.
7
DE REGRESO A CASA
A mi padre, Cirilo Ramírez Peña, si hubiéramos tenido carro, ojala hubiera tenido esta aventura.
Es tarde.
Mi papá va manejando por una carretera curva entre varios árboles que forman parte del bosque, somos los únicos de
nuestro carril, y ocasionalmente veo otro carro del otro lado, puedo escuchar claramente el roce del viento cada vez que un
carro pasa junto a nosotros a gran velocidad, si no me equivoco, deben de ser las 4 de la tarde, a pesar de la hora, el
paisaje se ve de una tonalidad oscura, ya que el cielo está gris a causa de tantas nubes grises acumuladas en el cielo,
indicándonos que pronto lloverá y que será una lluvia fuerte. Mi papá sabe manejar por estos caminos curvos con gran
destreza y habilidad, pero otra cosa es manejar en esas curvas cuando cae la lluvia, por eso me dice:
—Debemos llegar tan rápido como podamos a casa de tu madre, porque no podré manejar bien en el pavimento
mojado.
—Si —asiento con la cabeza y miro cómo pasan los árboles por la ventana trasera, con gran rapidez.
Pasan aproximadamente 30 minutos en los que ninguno de los dos dice nada, en ese tiempo mi papá puso un disco
de Los Temerarios y yo no recuerdo nada, creo que me quedé dormido, cuando desperté, el disco se había acabado y mi
papá me dijo:
—Creo que no vamos a llegar a tiempo a la casa.
—¿Entonces qué hacemos? —le pregunté.
—Vamos a tener que parar en un restaurante, para comer algo y pasar la lluvia —me dijo mi padre.
—Está bien —vuelvo a asentir con la cabeza y sigo mirando el paisaje.
Veo que éste está formado por cerros de color verde debido a la presencia de vegetación, la carretera donde va
manejando papá son curvas que rodean los cerros, a veces cuando va dando una curva, parece que se va a caer por el
barranco pero papá sabe manejar, al menos cuando el piso no está mojado. También se ven las nubes grises que cubren
todo el cielo y un poco de niebla en lo alto de los cerros. Y también, como la niebla comienza a bajar, todo el paisaje se
empieza a ver borroso.
Papá va descendiendo la velocidad para tratar de encontrar un restaurante en el camino, ya que él sabe que luego los
restaurantes están perdidos entre los árboles y están allí para dar de comer a alguien que lo necesite como nosotros, pero
esta vez no se ve ninguno, sólo se ven árboles y más árboles, pasan 30 minutos y nada.
—Tenemos que encontrar un restaurante o si no se va a soltar la lluvia y luego para qué quieres que tengamos un
accidente —dice papá un poco preocupado.
Yo no contesto y después de otro rato, vemos un letrero de señal: “Restaurante a 1km”
—Por fin, un restaurante —dice papá.
Acelera un poco la velocidad y llegamos al restaurante, este restaurante tiene forma de cabaña hecha de madera y
parece de las que salen en las películas donde salen paisajes europeos y alpinos, papá estaciona el auto y bajamos de él,
en ese preciso momento caen las primeras gotas de lluvia, entonces entramos, el restaurante se llama “La cabaña de
Ramón”, creo que Ramón es el dueño del restaurante.
Entramos y ocupamos una mesa para cuatro personas, dispuesta al lado de la ventanilla desde donde se puede ver
nuestro carro y la carretera, por donde pasan los carros a gran velocidad y salpican el nuestro, nosotros nos sentamos y
viene una mesera de muy buen ver, le da a papá una de las cartas del menú y a mí me da otra y nos pregunta:
—¿Qué les sirvo?
Papá observa la carta y después de analizarla dice:
—Una sopa por favor.
—¿Y para el niño? —pregunta la mesera.
Reviso la carta y finalmente digo:
—Yo quiero también sopa.
—¿Alguna bebida? —pregunta la señorita.
—Un café para mí, y un refresco para el niño —dice papá.
—Ahora vuelvo con sus órdenes —dice la mesera y se va.
Mientras papá saca un periódico que tenía en la bolsa bien oculto, que de hecho, no sabía que tenía, yo observo
cómo cae la lluvia y veo los carros que pasan por la carretera, llega la mesera con dos platos de sopa, un vaso de café
caliente y una botella de refresco, nos las dan y nos dice:
—Aquí tienen sus órdenes, disfruten la comida —y se va.
Yo le doy un sorbo a la sopa y hago un pequeño gesto de dolor, ya que está muy caliente, papá me dice:
—Sóplale, está caliente.
Le soplo hasta que se entibia un poco, papá hace lo mismo. Después, los dos comemos y cuando terminamos de
comer, papá dice:
—Será mejor que nos quedemos aquí hasta que pase la lluvia.
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—Si —le digo.
Mientras papá sigue leyendo su periódico, yo sigo viendo la lluvia que ahora es más fuerte, veo cómo el agua se
escurre en la ventana, y por eso, no se ve bien afuera, el vidrio empieza a empañecerse y yo lo limpio, después creo que me
quedo dormido, no lo recuerdo bien, pero a mí me hubiera gustado traerme también algo para entretenerme, así que me la
pasé jugando con la botella de refresco vacía.
Después de un rato, la lluvia comienza a calmarse, papá dice:
—Bueno, vámonos, que tu madre debe de estar preocupada por nosotros.
—Si —le digo.
Papá le habla a la misma mesera que nos trajo la sopa, le paga la cuenta y salimos, ya no llueve pero el cielo sigue
gris, subimos al carro, él se pone el cinturón de seguridad, enciende el auto y entra a la carretera, después de eso papá me
dice algo que no recuerdo y luego me quedo dormido en el asiento trasero del carro.
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DOBLE ENGAÑO
A José Emilio Pacheco, el primer intento no funcionó, así que esto no es suficiente.
Hay veces en las que me pongo a recordar lo que pasó hace 3 años, y aunque al principio me daba coraje, ahora me
da risa, así que decidí escribirlo para que no se me olvide, o para, al menos, tener algo que leer para entretenerme.
Todo comenzó cuando iba en segundo semestre, o tal vez desde antes. Siempre me había gustado Norma, pero
nunca pude decláramele ya que soy muy cobarde para con las chicas, así que mi amor por ella lo mantuve en secreto,
además a ella casi no le hablaba, sólo en contadas ocasiones me hablaba pero era para pedirme la tarea ya que ella nunca
tenía tiempo de hacerla (ya que se la pasaba de fiesta en fiesta) y ella y mis demás compañeros saben que soy el más listo
de la clase, de ahí, nada más a eso.
La única persona que sabía que me gustaba Norma era Genaro, un amigo que estimaba mucho, era con el único con
quien realmente me llevaba bien, siempre me decía que le intentara hablar a Norma o que le hiciera la plática, sin importar si
termino diciendo estupideces, al fin que así se comienza, pero nunca le dije nada. Siempre que pasaba frente a nosotros,
Genaro siempre me decía lo mismo:
—Ahí está, ya vas, háblale.
Yo, por pura pena o vergüenza, o no sé qué, no decía nada y ella seguía su camino, entonces Genaro me decía lo
mismo de siempre:
—Si serás re güey, si no te pones las pilas, cuando menos te des cuenta, cualquiera te la va a bajar.
Yo supuse que tenía razón, ya que es una de las chicas más lindas de la escuela y Genaro me decía que tenía mucha
“competencia”, pero no pensé que lo que me dijo antes se hiciera realidad.
Entonces fue cuando entramos a tercer semestre cuando comenzó todo. Eran de los primeros días de clase y
recuerdo muy bien que el día donde comenzó todo fue un lunes, ya que recuerdo muy bien que los dos días anteriores
estuvimos de visita con mis tíos que viven en Querétaro. Como llegamos el lunes en la mañana y yo voy a la escuela en la
tarde, apenas y me dio tiempo de hacer mi tarea y tan pronto como la terminé, me alisté, mi mamá me dio un Danup para
que me lo tomara en la escuela, pero yo siempre me los tomo de camino a la escuela ya que si se calientan saben feo.
Me subí al autobús y yo con mi Danup en la mano, después el camión recorre algunos kilómetros y entonces sube
Norma, como el camión ya estaba lleno, ella se sentó en el único asiento que quedaba vacío, y era precisamente junto a
donde yo estaba, no sabía si ponerme feliz o no sé, entonces ella se sentó junto a mí y me dijo:
—Hola.
Y yo le respondí lo mismo:
—Hola.
Después de eso me volteé a la ventana para que ella no viera mi cara de “no sé qué decirte”, sentía ganas de hablarle
pero no se me ocurría nada y también pensaba decirle estupideces como me decía Genaro, pero pensaba que también la
iba a “regar”, cuando íbamos a mitad del camino, se subió Genaro y como el camión ya estaba lleno, se fue parado frente a
nosotros y agarrándose de los tubos. Ellos dos se saludaron y luego Genaro me hizo señas y gestos diciéndome que era mi
oportunidad, yo sólo le respondía a manera de gestos y cuidando que Norma no me viera, que no se me ocurría nada que
decirle, entonces Genaro vino y le empezó a hablar a Norma diciéndole:
—No, pues aquí mi amigo Daniel te quiere decir algo.
Yo me quede como si me hubieran echado un balde de agua fría, y le hacía señas a Genaro intentándole decir que
qué estaba haciendo.
—¿Enserio? —le contesta Norma y se dirige a mí preguntando—: ¿Qué quieres decirme?
No tuve más remedio que responderle y le dije
—Bueno... Yo quería decirte que… —pero no le terminé diciendo nada.
Genaro interviene y le dice a Norma:
—¿Y cómo vas con Pedro? —y de paso me hace una seña diciéndome que soy un idiota.
—Pues, como que no se deja —le responde ella— Parece que si quiere, pero luego se arrepiente y ya no quiere.
Se la pasaron hablando todo el camino de ese tal Pedro, que no conozco y que bien pensaba que Genaro se lo dijo
para qué yo sintiera celos y le empezara a hablar.
Después de un rato, el camión llegó a la escuela y bajamos, ellos dos seguían hablando y se fueron delante de mí,
entonces yo me sentí mal, sentí coraje pero no sabía si era por no haberle hablado o porque los vi a los dos platicando, del
puro coraje aplasté con la mano la botella de Danup que tenía conmigo y la tiré a la basura.
Entramos al salón de clase y allí estaba el maestro Pineda pasando lista, después nos puso unos ejercicios de
matemáticas y se sentó en su silla, entonces nos dijo:
—Si pasa el supervisor me despiertan y le dicen que estamos trabajando.
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Como el maestro se quedó dormido, nadie hizo los ejercicios e hicieron puro relajo, yo por mi parte, me di cuenta de
que Genaro y Norma seguían hablando, entonces me acerqué para intentar escuchar algo y me pareció que ya no hablaban
del sujeto llamado Pedro, me acerqué más y ya no pude oír bien, y para disimular que yo no escuchaba nada, me puse a
resolver los ejercicios, después ellos dos salieron del salón, entonces me puse celoso, y decidí seguirlos, y cuando ya iba en
la puerta de entrada, que se despierta el maestro y me dice:
—¿A dónde va pregunta?
—Voy al baño —le dije.
—Nadie puede salir hasta que terminen el ejercicio —me dice el gordo ese.
Total, que ni me pude salir y me puse a terminar de resolver los ejercicios, cuando terminé, le pedí de nuevo permiso
al maestro y esta vez me dejó salir, nomás voy saliendo y me encuentro con Genaro, sólo estaba el, parecía como si se
hubiera caído y se hubiera sacudido la ropa muy fuerte porque tenía la ropa algo desordenada, le pregunté:
—¿Y Norma?
—Ahorita viene, fue al baño, no te preocupes, estuve hablando con ella.
—¿Y de qué? —le pregunté.
—Sobre ti, le dije que te gustaba y todo, ya sabes, abogar por ti —me dijo.
—¿Y qué te dijo ella? —volví a preguntar.
—Ella —me dijo Genaro— Dice que eres un chico lindo y todo, pero que no le hablas y que si tú le hablaras más, a lo
mejor te daría una oportunidad.
No sé por qué, pero sentí en su tono de voz como si él mismo estuviera dudando de lo que me estaba diciendo.
—Ya tienes la oportunidad, no la desperdicies —me dijo y se metió al salón.
Yo me fui a los baños, me asomé al baño de mujeres y la vi, estaba peinándose, entonces salió de allí, tenía el mismo
aspecto de Genaro, con su ropa arrugada. Fue cuando le hablé y le pregunté:
—¿Tienes novio?
Ella me dijo la respuesta que yo esperaba:
—No ¿Por qué?
—Nomas por saber —le dije— Es que quería decirte que… bueno, eres una chica linda y…
Y me interrumpió diciendo:
—Si ya lo sé, me lo contó Genaro.
Cuando me dijo eso me sentí humillado, ya que fue otra persona, y no yo, la que le dijo que me gustaba. Entonces le
pregunté:
—¿Y tú qué piensas?
Ella se quedó pensando y al final dijo:
—No lo sé, déjame pensarlo.
Nos fuimos caminando al salón y a medio camino, como si fuera por un impulso me dice:
—Bueno, tú también me gustas un poco.
No sabía si sentirme feliz o de alguna otra manera y le dije:
—Entonces ¿quieres que andemos? —(le dije eso porque yo creía que si le decía “quieres ser mi novia” me iba a
sentir más ridículo y cursi)
Lo único que recuerdo es que me dijo “Si” y me dijo que nos “saltáramos” la clase del maestro Pineda, al fin, según
ella “ese gordo no es tan importante”, entonces nos fuimos detrás de los baños y nos estuvimos besando, como media hora,
hasta que entramos al salón, no sin antes esperar a que el gordo del maestro Pineda saliera, entonces entramos, yo iba en
las mismas condiciones que Genaro y Norma cuando los encontré, pero nunca se me ocurrió sospechar, yo sólo entré y le
dije a Genaro:
—Por primera vez estoy feliz en esta mugrosa escuela.
—Vaya —me dijo— Por fin, muchacho, ya empezaba a pensar que eras del “otro lado”.
Yo sólo le contesté:
—No manches.
A partir de allí, todo cambió, ya que ella y yo nos saltábamos regularmente las clases para irnos a besar detrás de los
baños, cada vez que la besaba me sentía emocionado, rozar sus labios con los míos y tocar su lengua con la mía, sentía
tentación de tocarle más allá de la cintura y debajo del cuello, o luego metía mi mano por debajo de su camisa, ella tenía
más libertad que yo, ella sí me tocaba donde no debería, pero no llegó más lejos.
Y por lo mismo de que no entraba a las clases empecé a bajar mi promedio, pero no me importaba, sólo me importaba
que fuera novio de una de las chicas más lindas de la escuela. Cuando el director se enteró de mis bajas calificaciones, me
mandó llamar a su oficina y me dijo:
—¿Qué pasó Daniel, eras el más inteligente de la escuela, eras mi orgullo, y resulta que ya bajaste?
Yo solo me limitaba a decir:
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—No sé qué piense usted “direc” (nunca le había llamado “direc”), pero siento que como yo he sido siempre el más
listo de la escuela ¿no cree usted que ya es hora de dejar de ser tan matado?
Después estuvimos discutiendo de que si no subía mis calificaciones, iba a mandar a llamar a mis padres y yo solo “le
daba el avión” (de todas maneras mis padres no están enterados de cómo estaba en la escuela).
Fue allí cuando pasé de ser un chico serio y preocupado a ser más rebelde y alivianado, creo que mi relación con
Norma me cambio mucho, no sabía si era feliz o si no me importaba.
Otro que también se quejaba era Genaro, que me decía que debido a que yo pasaba mucho tiempo con Norma, a él
casi ya ni le hablaba, pero a él tampoco parecía importarle mucho, de hecho, me daba la impresión de que se quejaba
nomás para que yo no sospechara nada y pensaba que yo era un iluso, y después tuvo razón.
Unas semanas después, cuando salimos de la escuela le dije a Norma que la acompañara como siempre, pero me
dijo:
—Ahora no puedo, me voy a ir por otro lado, pero nos vemos mañana.
Se despidió de mí y se subió a otro camión, a mí me pareció extraño, ya que, para empezar, salimos a las 10 de la
noche, si ella se va a otro lado, llegaría muy tarde a su casa, pero creo que no le tomé importancia.
Al otro día, estábamos en clase y se me acercó Mariana, que es una amiga de Norma, la cual por cierto, también tiene
lo suyo, ella también es linda pero a ella de plano no le hablaba ya que yo estaba embobado con Norma, entonces Mariana
me dijo:
—No te vayas a enojar por lo que te voy a decir Daniel, pero me dijeron que Norma te engaña con Genaro.
Obviamente le dije que estaba loca y ella se limitó a decirme:
—Allá tú si no crees, yo nomas te lo advierto.
No le creí, pero en ese momento entraron Norma y Genaro, juntos, dijeron que llagaron tarde, yo quería pensar que
llegaron juntos por coincidencia, pero no pude, y sí comencé a dudar.
Unas horas después, Norma me dijo que fuéramos detrás de los baños a besarnos como siempre, pero antes le dije lo
que me había dicho Mariana antes y ella me dijo:
—No puedo creer que dudes de mí, tú crees todo lo que te dice la gente, ella es una chismosa que sólo se mete en
donde no le importa.
—¿Cómo puedes decir eso de ella? —le dije— Ella es tu amiga.
—Si —me dijo— Pero ahora por haber dicho esto ya no lo es, yo te amo ¿tú me crees verdad?
Le conteste con un sí, que sonó como un no sé.
A partir de allí, tanto Norma como Genaro, se comportaron de una manera extraña, pareciera que a Genaro no le
importara para nada que no nos habláramos, y Norma no pasaba mucho tiempo conmigo, y también era extraña
coincidencia que siempre llegaran tarde y que su diferencia de llegada nunca pasaba de 2 minutos. En otra ocasión en la
cual me pidió que no la acompañara, los vi llegar al mismo tiempo, dijeron que se les hizo tarde, se veían en las mimas
condiciones que estaban antes y además estaban cansados, el maestro Pineda les preguntó:
—¿Por qué tan tarde?
Ellos respondieron:
—Se nos hizo tarde.
—A ustedes siempre se les hace tarde —dijo el maestro —¿Y porque vienen así?
—Es porque nos venimos corriendo hasta la escuela —dijo ella.
—¿Y qué no se viene en camión? —preguntó el profesor.
—Es que se descompuso a medio camino y nos venimos corriendo —dijo ella.
Todo lo que ellos dijeron me hizo pensar que no era cierto lo que ellos decían.
Durante una hora libre que nos dio el profe, en la que curiosamente Norma y Genaro no estaban, yo estaba leyendo el
manga 13 de Death Note, y en eso llega Mariana y me dice:
—Te dije que ellos dos te están viendo la cara y tú no me crees.
Yo deje de leer y le pregunté:
—¿Por qué crees eso?
—Porque yo los he visto —me dijo— Cuando ella te dice que no la acompañes por varias razones, lo que pasa es que
se va con Genaro a “caldear” detrás del jardín ese de allá afuera, yo los he visto y tú no me crees.
—No sé si creerte —le dije— Pero es tu amiga.
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—Ella ya no es mi amiga —me dijo— Ella dijo que no me metiera entre tú y ella, porque si no me iba a ir mal.
—Pero ella me dijo que todo lo que me dijeras tú, era mentira y que ella me ama —le dije.
—No seas tonto, te lo dice sólo para que te la creas, o que, ¿no te parece raro que ellos dos siempre lleguen tarde y
juntos, y que estén medio desarreglados?, eso es porque antes de pasar a la escuela se van a revolcar en el jardín sin que
nadie los vea, créeme.
—No sé a quién creerle ya —le dije.
—No sé cómo puedes ser tan inteligente y a la vez tan tonto —me dijo ella.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté.
—Le crees más a la persona que te está engañando y no le crees a la que te lo dice, a la que de veras te aprecia —
me dijo.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté de nuevo.
—Eres un chavo muy lindo y te estimo mucho, y pienso que Norma no te merece, tú te mereces a alguien que de
veras lo valga y que no te haga sufrir, o que no te engañe —me dijo Mariana.
Yo intuí su respuesta y luego me confirmó lo que pensaba cuando me dio un beso en la boca, luego me dijo:
—Eres muy listo para dejarte engañar tan fácilmente, será mejor que abras los ojos de una vez —y se fue.
No sabía qué decir, no sé, estaba dudando en que si de veras Norma me engañaba, y a su amiga Mariana, de quien
no recordaba ni su nombre porque nunca la “pelaba”, resulta que siempre estuvo enamorada de mí, pero que no me hablaba
por las mismas razones por las cuales yo no le hablaba en un principio a Norma. Eso me dejó sorprendido, yo tanto tiempo
buscando que Norma me hiciera caso, y resulta que ya desde siempre tuve una oportunidad con Mariana.
Pero también por todo lo que estaba pasando, sí comencé a sospechar de ellos dos, así que esa noche, cuando
salimos ella se despidió de mí, pretextando como siempre otra cosa y ya no la acompañe, según ella, se subió a un camión
y la seguí, me di cuenta que ella se bajaba del camión unas dos cuadras después, y me dije que para qué se subió a un
camión si no iba a ser mucha distancia, y se pudo hacer ido caminando.
La seguí sin que se diera cuenta y llegué al jardincito ese donde dicen que se ven, la vi con otro sujeto que no pude
ver bien porque estaba oscuro, pero a pesar de eso, tenía un fuerte presentimiento de que era Genaro, entonces se
metieron más adentro y los seguí, llegaron a una parte un poco iluminada por postes de luz, se acostaron en un lugar donde
había pasto verde y se besaron, se besaban de una manera más lasciva que ella conmigo, se tocaban por todos lados, yo lo
vi todo detrás de un árbol, me di cuenta de que sí era Genaro y en ese momento sentí como una descarga electica por mi
cuerpo.
No sabía qué hacer, pero decidí no seguir viendo eso y regresarme, nunca me había sentido tan enojado, humillado,
estúpido y todo eso en toda mi vida, quise ir a reclamarle a los dos pero no me convenía porque Genaro era capaz de
hacerme pedazos y si le reclamaba a Norma, bueno, ni sabía, porque en ese momento me subí enojado a un camión que ni
sabía si era el que me llevaba a casa, entonces me acordé de todo lo que me dijo Mariana y decidí vengarme, entonces me
bajé unas cuadras antes de llegar a mi casa y fui a la casa de Mariana.
Toqué la puerta a golpes y salió ella, me vio llorando y me preguntó:
—¿Qué te pasó?
—Tenías razón —le dije y me costó trabajo admitirlo— Norma me engaña con el idiota de Genaro.
—¿Cómo puedes decir eso de tu amigo? —me dijo en tono sarcástico haciendo referencia a que yo le dije eso mismo
de Norma y ella.
—Te lo dije babosito —me dijo— Te dije que ese par de estúpidos te estaban viendo la cara y tú, ni me haces caso.
—Perdóname por dudar de ti —le dije y me valió que me estuviera humillando ante una mujer.
—¿Cómo te enteraste? —me preguntó.
—Es que los seguí —le dije— Y los vi revolcándose en el suelo como viles perros, creo que si me hubiera quedado a
ver, soy capaz de matarlos a los dos.
—Si —dijo Mariana— No te enojes pero por como yo los he visto, creo que Norma ya “se estrenó”, si sabes a lo que
me refiero ¿verdad?
—Si —le dije— Mi novia me engaña con mi mejor amigo.
Ese baboso ya no es tu amigo ni Norma ya no es mi amiga —me dijo— Y supongo que quieres vengarte ¿cierto? —
me preguntó Mariana.
Yo le respondí que sí inmediatamente y me dijo:
—Entra a mi casa, ahora no hay nadie.
—Entramos a su casa y luego a su habitación, después nos acostamos en su cama, ella se subió sobre mí, y
comenzamos a besarnos, luego de un rato me dijo:
—Yo soy la única que siempre te ha amado y que te valora, sé que te dolió, pero ahora a esa perra le toca sufrir, y
también a ese bastardo.
Nunca la había oído hablar así de nadie, ni de sus enemigos, luego nos volvimos a besar.
Al otro día me subí al camión otra vez con mi Danup en la mano, llega Norma y me dice:
—Hola —y me saluda la desgraciada y cínica con un beso en la boca.
13
—Tenemos que hablar —le digo.
—¿Qué pasa? —me pregunta.
—Quiero terminar contigo.
—¿Por qué?, ¿que ya no me quieres? —me dice en un tono que parecía falso.
—No —le dije— No es eso, sólo que siento que ya no estamos tan juntos como antes, además estoy bajo en mis
calificaciones y mi mamá me dijo que me pusiera a estudiar porque si no, me sacaba de la escuela y me metía a trabajar —
(no podía creer que todo eso se me ocurriera en tan poco tiempo)
—Pero yo te amo —me dijo.
—Yo también te amo —le dije— Pero simplemente, lo nuestro no se puede, por favor entiéndeme.
—Si te he hecho daño dime para que... —me dijo ella.
—No —la interrumpí— No es eso, ya te dije por qué, por favor entiéndelo.
No me dijo nada y se alejó llorando con lágrimas de cocodrilo.
Un rato después Mariana se subió y sentó conmigo y me saludo de beso en la boca, Norma no vio esto, pero me
hubiera gustado verla. Le dije a Mariana:
—Acabo de terminar con Norma.
—Bien —dice ella— Ya estas libre, ya podemos hacer lo que queramos.
—Si —le dije y nos besamos, luego se subió Genaro y se sentó con Norma, supongo que ella le contó lo que pasó ya
que se acercó a donde yo estaba y me preguntó:
—¿Qué pasó Daniel, porque terminaste con Norma?
No le quise contestar, y en ese momento sentí ganas de lanzarle el Danup que tenía en la mera cara.
Él siguió insistiendo en su pregunta hasta que Mariana lo interrumpió diciéndole casi a gritos:
—Déjalo en paz baboso.
—¿Y a ti quien te preguntó metiche? —le respondió Genaro.
—Déjala, no la molestes —le dije a Genaro.
Entonces Genaro se fue medio enojado de allí. Mariana y yo nos sentimos felices por haberlo corrido.
Llegamos a la escuela y tomamos clase con el mismo maestro, Mariana y yo nos sentíamos juntos (más juntos porque
juntamos nuestras bancas) y ella todo el tiempo tuvo su cabeza en mi hombro, Genaro y Norma veían esto pero a nosotros
no nos importó.
En una hora libre que tuvimos Mariana y yo fuimos a comprar a la cafetería, ella me dio un beso en la boca, lo malo es
que esto precisamente lo vieron Norma y Genaro y vinieron a reclamarnos:
—¿Entonces me dejaste por esta perra? —me reclamó Norma.
—No puedo creer que seas tan rematadamente idiota —me dice Genaro.
—Háganse los dos idiotas ¿no? —le dije— Sigan fingiendo como lo hicieron para engañarme.
—¿De qué hablas? —me preguntaron.
—No se hagan pendejos (esa fue la primera vez en mi vida que dije una grosería tan grande, lo cual demuestra lo
enojado que estaba), ustedes dos me han estado engañando, yo los vi, ella los vio, se estaban revolcando como viles perros
en el suelo del jardín de acá —y hasta les señalé el jardín.
Ellos se quedaron callados y Norma comenzó a atacar a Mariana, allí sí de plano me enojé y entre en su ayuda, pero
Genaro me agarró y me golpeó, entonces comenzamos a pelear, la verdad todavía me sorprende cómo me pude poner al
nivel de Genaro, si él es más alto y más fuerte que yo, pero una vez alguien me dijo que cuando una persona está
demostrando al máximo sus emociones, como yo que estaba enojado, era capaz de hacer cualquier cosa.
Después por una cosas que me dijo Genaro, que no recuerdo (qué bueno que no lo recuerdo) y que sí me hizo enojar,
lo golpeé tan fuerte que creo que se quedó inconsciente, entonces fui a ayudar a Mariana, cuando vi a Norma encima de
Mariana y golpeándola, se me fue todo el amor que alguna vez sentí por ella y se convirtió en odio y la quité violentamente
encima de ella, en eso Genaro se vuelve a levantar y me vuelve a agarrar pero llegan a unos compañeros y nos separan a
los cuatro, llego uno de los supervisores y nos preguntó:
—¿Qué está pasando aquí?
No nos dejó responderle ya que nos llevó a la dirección, y ahí el director nos tiene a los cuatro, sentados frente a su
escritorio y nosotros con la ropa sucia y cubiertos de sangre.
—Esto no lo puedo creer —nos dijo el director— Puedo pensar muchas cosas de ustedes tres pero tú —mirándome a
mí— Eras el más inteligente de la escuela, y mira hasta dónde has caído.
—Ellos comenzaron —le dije.
—Si —dijo Mariana— Llegaron y nos comenzaron a atacar.
—No es cierto —dijeron los otros dos.
Comenzamos a discutir y el director pidió silencio. Después nos dijo:
—Voy a levantarles un reporte de conducta a los cuatro y quiero aquí a los papás de los cuatro mañana a primera
hora de clase —luego nos dijo que nos fuéramos a nuestro salón.
14
Saliendo de la dirección, Norma y Genaro se fueron juntos y Mariana y yo nos fuimos por otro lado, ella me dijo:
—No sabía que sabias pelear.
—No, yo no sabía que sabía —le dije.
—Has de estar enojado ¿no? —me dijo— Y cuando una persona está enojada es capaz de hacer cualquier cosa.
Me dijo lo mismo que me habían dicho antes y luego le pregunté:
—¿Estás bien?
—Si —me dijo— Un poco adolorida pero estoy bien ¿y tú?
—También —le dije.
Después ella me dio un beso y me dijo:
—Gracias por defenderme, no pensé que le fueras a hacer algo a Norma.
—Eso fue —le dije— Porque ahora ya no siento nada por ella, ahora sé que tú siempre fuiste la mujer indicada o algo
así y por eso, te amo.
No supe lo que le dije pero creo que me entendió porque ella también me dijo:
—Te amo.
Y nos fuimos al salón.
Al otro día vinieron los padres a hablar con el director, no sé qué les habrán dicho a los demás pero mis papás me
dijeron que no me iban a castigar ni nada porque era la primera vez que me levantaban un reporte y ellos dijeron que de
ahora en adelante me tomarían más atención.
Cuando los papás de todos se fueron Mariana viene conmigo y nos vamos caminando, ella me dice:
—¿Sabías que van a expulsar a Genaro y a Norma?
—¿Porque a ellos los van expulsar y a nosotros no? —le pregunté.
—Eso es —me dijo— Porque como ellos llevaban ya malas calificaciones y se saltaban clases, pues la pelea fue
como la gota que derramo el vaso.
—¿Y te sientes feliz por eso? —le pregunté.
—No —me dijo— Ellos se lo buscaron.
Me quedo pensando un rato y luego le digo:
—Sí, tienes razón, ellos se lo buscaron.
Nos dimos un beso y luego entramos al salón a tomar clases.
Bueno, esa es toda la historia, sí, al principio me da algo de coraje recordar el principio, pero me siento feliz al
recordar lo demás, ya que todo terminó bien y me siento más feliz cuando pienso en Mariana, hasta la fecha ella y yo
seguimos siendo novios y yo creo que seguiremos así por mucho tiempo.
15
UNA FAMILIA FELIZ
A mi tío Pedro Hernández Ramírez, el verdadero autor de este cuento.
Érase una vez, hace mucho tiempo, una familia que vivía muy feliz, sin preocupaciones de ninguna clase, esta familia
estaba formada por el padre, la madre, y sus dos hijos, un niño y una niña, dos años menor que su hermano.
Repentinamente, un día la madre enfermó y murió, los 3 le lloraron por mucho tiempo, sin embargo, a falta de una
figura maternal para sus hijos, el padre decidió buscarse una nueva esposa y no tardó en encontrarla.
Sin embargo, esta mujer, resultó ser completamente distinta a la madre de los niños, ella los maltrataba, les imponía
quehaceres pesados, los obligaba a trabajar aún a su corta edad, ella era muy cruel con ellos porque no eran sus hijos
biológicos, su marido, el padre de los niños, a pesar de que sabía de los abusos de su nueva esposa, no le decía nada, ya
que la señora siempre inventaba que los niños no la querían y que la odiaban y él siempre le creía a su esposa, ya que la
quería mucho.
Con el tiempo, la esposa se embarazó y tuvieron un hijo, hermanastro de los niños, a la niña siempre la obligaba a
hacerse cargo del niño, de cambiarle sus pañales y darle de comer, como si fuera su hija, al niño lo mandaba a trabajar, a
cortar leña y otras cosas pesadas.
Aproximadamente un año después, y debido a que la paciencia de la mujer se había acabado para con los niños,
llamó a solar a su marido y le dijo:
—Quiero que te deshagas de esos niños.
—¿Por qué? —le responde su marido sorprendido.
—Es que no me quieren —le explica su mujer— Yo trato de ser una buena madre con ellos, pero ellos me odian, y
también odian a nuestro hijo, han acabado con mi paciencia.
—Tranquila —le dice el marido— Yo sé que no te quieren, pero dales una oportunidad, tal vez al final te ganes su
amor.
—No —le dice la esposa— Ya he esperado bastante, ellos me odian, por favor deshazte de ellos, si no lo haces,
entonces quiere decir que no me quieres.
—Pero… —y se quedó callado.
El marido tomó esa noche una difícil decisión. Fue con sus hijos y les dijo:
—Alístense, porque mañana vamos a ir a cortar leña al monte.
—Si —dijeron los niños sin saber las verdaderas intenciones de su padre.
Los niños estaban felices porque hacía mucho tiempo que no pasaban un tiempo con su padre, sobretodo después de
que se casó, para ellos era como volver al pasado, a los días felices en los que los chicos salían de paseo con su madre
original.
Al día siguiente, muy temprano, el padre y sus hijos salieron de casa y caminaron por un largo rato adentrándose en
un bosque, el padre sólo caminaba sin saber por dónde ir, de esta manera los iba a perder, aunque él recordaba el camino a
casa, hacia lo posible por despistar a sus hijos, y estos, sin saberlo, no prestaban atención al camino. Al medio día se
sentaron y el padre les dijo a los niños:
—Espérenme aquí, no se muevan, voy a recoger leña.
El padre se fue, los niños estuvieron esperándolo por largo rato.
—¿Dónde está papá? —se preguntaba la niña.
—No lo sé —le dice su hermano— Ya se tardó, pero no te preocupes, pronto vendrá por nosotros.
Pero nunca llegó, cayó la noche y con ella, una lluvia, los niños se refugiaron bajo un árbol intentando protegerse de la
lluvia y el frio, allí se quedaron dormidos.
Al día siguiente, el chico despierta al oír un ruido a lo lejos, nota que el ruido es de un burro que rebuzna a lo lejos, su
hermana también despierta por el mismo ruido.
—¿Qué sucede? —se pregunta ella.
—Se oye un burro —dice el niño y prosigue—: Espera, donde se oye un burro, hay una casa, donde hay una casa,
hay comida… espérame aquí, no tardo.
—No —le dice la niña— Quiero ir contigo, no me dejes sola.
—Sólo voy a ver si me dan algo de comer, no me tardo —le dijo su hermano.
—Eso mismo nos dijo papá ayer —le dice la niña.
El niño no dijo nada y se fue. Un rato después, y guiado por los sonidos del animal, el niño llega a una casa de
aspecto pobre, allí ve, desde la ventana, a una anciana que trataba de pegarle a su gato, porque éste se robaba su carne,
pero no atinaba a darle porque la mujer no veía bien, el niño apenas y pudo aguantarse las ganas de reír al ver esta escena,
como la anciana estaba ocupada tratando de pegarle a su gato, el chico entró a su casa y sin hacer ruido tomó un pan que
estaba en la mesa de la señora y se lo llevó sin que se diera cuenta.
16
El niño vuelve con su hermana y se reparten el pan.
—¿Dónde conseguiste este pan? —le pregunta su hermana.
—En una casa —le contesta— Es que hay una señora que le quiere pegar a su gato porque se roba su carne, pero no
puede darle porque no ve bien.
—Quiero ver eso —le dice la niña— Debe ser muy gracioso.
—No, porque te vas a reír y nos van a escuchar —le dice su hermano.
—Te prometo que no —le dijo su hermana.
—Está bien —dijo al fin el niño.
Los dos niños van a la casa de la anciana y ven la misma escena, la niña no puede contenerse y se ríe, la viejita oye
su risa y pregunta:
—¿Quién anda allí?
Los dos niños quedan en silencio, y la niña recibe una mirada reclamadora de su hermano.
La viejita toma sus lentes, que tampoco encontraba y se los pone, es cuando ve a los niños y les pregunta:
—¿Quiénes son ustedes?
—Somos unos niños que dejaron abandonados —le dice el niño— Nuestro padre nos abandonó ayer.
—¿Los abandonaron? —les pregunta la anciana.
—Si —contesta la niña.
La viejita los observa un poco y les dice:
—Entonces si no tienen dónde ir, quédense a vivir conmigo, necesito ayuda en los quehaceres de la casa y también
necesito a alguien que me ayude a que ese gato no se robe mi comida.
—Gracias —le dicen los niños agradecidos.
Los niños se quedaron entonces a vivir con la anciana, le ayudaban a los quehaceres de la casa, y también a que el
gato no se comiera su comida. La viejita, por su parte les daba mucho de comer a los niños.
Debido a que la mujer a cada rato perdía sus lentes, no encontraba fácilmente a los niños, entonces cuando los
buscaba los tomaba del brazo y así los reconocía, debido a que comían bastante, cada vez que los tomaba del brazo, los
sentía más gruesos, porque los niños habían subido de peso.
Otro año había pasado ya desde que los niños habían llegado a esa casa, estaban jugando una noche en el patio,
entonces se les acercó el gato y comenzó a hablarles:
—Esta es la única vez que Dios me va a dejar hablar, así que pongan mucha atención.
Los niños, a pesar de lo sorprendidos que estaban cuando el gato les habló, escucharon atentamente.
—Tengan cuidado —les dijo el gato— Esa mujer se los planea comer muy pronto.
—¿Qué cosa? —pregunta la niña.
—Esa mujer en realidad es una bruja, pero no puede hacer nada mientras no coma algún ser humano, y hace mucho
que no se come uno, por eso los está sobrealimentando, esa es la razón por la cual los toca siempre del brazo, ella está
comprobando qué tan gordos están para ver si ya es tiempo de que se los coma.
—¿Pero qué podemos hacer? —pregunta el niño.
—La bruja planea comérselos mañana en la noche —les dice el gato— Y mañana, cuando ella esté preparando la olla
donde los va a meter, empújenla al fuego, de esta manera podrán escapar —y luego el gato se fue.
—Gracias —le dijeron los niños.
A la noche siguiente, la anciana les pidió a los niños que la ayudaran a preparar la cena, los niños le hicieron caso y
cuando ella estaba poniendo la leña en el fuego, los niños la empujaron, allí la bruja se quemó, los niños aprovecharon para
huir.
Los niños entonces andaban errantes por todo el mundo, viajando y buscando la manera de sobrevivir, así pasaron
varios años, cuando la niña cumplió los 18 años, decidió separarse de su hermano e ir ella sola por el mundo, argumentando
que ya habían pasado muchos años juntos y que ella podía cuidarse sola, el hermano al principio se negó, pero al final la
dejó ir.
Ella, después de un tiempo, conoció y se juntó con un soldado del ejército, era un hombre que la quería mucho, pero
también muy celoso, había participado en algunas guerras y por lo mismo había subido de rango.
El chico, por su parte, consiguió una casa y se compró dos cachorros de leones, a uno lo llamó “Adiós” y al otro
“Mundo”, él lo creyó así conveniente.
17
Algunos años después, el niño, ya convertido en adulto, pudo dar con su padre y fue a visitarlo. Él tocó la puerta y le
abrió un hombre viejo:
—¿Qué desea? —preguntó.
—¿Tú eres mi padre? —le preguntó el hijo al reconocerlo.
El padre lo reconoció y le preguntó:
—¿Eres tú?
—Padre, he vuelto —le dice el muchacho— Soy el hijo que dejaste abandonado hace tantos años.
Al padre se le hizo un nudo en la garganta.
—Pasa —le dice el padre.
Padre e hijo pasan adentro y el hijo le pregunta:
—¿Qué pasó con tu esposa?
—Me dejó —le dice el padre— Me abandonó con otro hombre y se llevó a mi hijo con ella.
—Lo siento —le dice el hijo.
—Pero supongo que fue mi culpa —le dijo el padre— Ella siempre decía que ustedes no la querían y yo siempre le di
la razón, por encima de ustedes.
—Esa mujer no te merecía —le dice su hijo— Ninguna se compararía con nuestra madre.
—Lo sé —le dice su padre y cambiando de tema le pregunta:
—¿Quieres algo de comer?
—Claro —le dice el hijo.
Se sirven carne de puerco, el padre, al morder la carne, ésta se comienza a quemar y él se quema la lengua. De la
carne brotan leguas de fuego que termina por carbonizar la carne.
—¿Qué sucede? —se pregunta el padre extrañado.
El hijo observa la escena y comprende todo. El padre también entiende que la carne se quemó por el pecado que él
cometió de haber abandonado a sus hijos y haberse juntado con una mala mujer que al final, también lo dejó. Entonces se
pone a llorar y le dice al hijo:
—Perdóname, lamento haberlos dejado a tu hermana y a ti abandonados.
—Está bien —le dice su hijo— Ya todo está perdonado.
—¿Dónde está tu hermana? —le pregunta su padre.
—No lo sé —le dice el hijo— Hace tiempo que nos separamos, creo que se juntó con alguien del ejército.
—Tu deber como hermano mayor es protegerla —le dice el padre— No cometas el mismo error que yo cometí, ve a
buscarla.
—Si —le dice el hijo.
El muchacho sale a buscar a su hermana y algunos años después la encuentra, ella ya está casada con el que ahora
es un general.
—Hermana —le dice al verla— Te he encontrado.
—¿Qué quieres? —le pregunta ella.
—He venido por ti, tenemos que estar juntos —le dice el chico.
—No —dice ella— Ahora cada quien tiene su camino, yo tengo el mío y tú busca el tuyo, no podemos estar por
siempre juntos.
—Pero somos hermanos —le replica.
—Eso no significa nada ahora —le dice su hermana— Yo tomé mi camino, y tú deberías hacer lo mismo.
—Pero nuestro padre me dijo…
—No me hables de ese hombre —le dice ella enojada y le cierra la puerta.
El chico seguía insistiendo con lo mismo a su hermana hasta que ella se hartó y a solas platicó con su marido.
—¿Que te sucede? —le pregunta su esposo.
—Mi hermano —dice ella— Insiste en que me vaya con él.
—Pero él debe de dejar que tu vivas tu vida —le replica el general— ¿Quieres que lo espante?
—No quisiera —le dice ella— Después de todo es mi hermano.
Al general nunca le cayó bien el hermano de su esposa, desde el primer día en el que lo conoció lo vio como alguien
inferior, y el, dado su rango militar, creía que era poca cosa, muchas veces trató de buscar un pretexto para deshacerse de
él, pero nunca lo encontró, sobretodo porque aunque su hermana estaba un poco fastidiada de que él insistiera tanto con
que estuvieran juntos, ella siempre rechazaba amablemente las peticiones de su hermano.
El hermano seguía insistiendo con lo mismo hasta que finalmente a su hermana se le acabó la paciencia, su marido
entonces sugirió la posibilidad de matarlo pero ella se negó, aun así, el decidió matarlo, pero esto no se lo dijo a su esposa
porque sabría que se opondría, y lo hizo a escondidas.
18
Éste trajo un pelotón de soldados y lo rodearon en su casa.
—¿Qué sucede? —pregunta él al salir.
—Tu hermana me ha ordenado matarte —le miente el general.
—¿Mi hermana?— le pregunta él extrañado— ¿Por qué quería matarme?
—Se ha cansado de que insistas tanto con intervenir en su vida privada —le dice el general— Dice que debes de
dejarla vivir su vida.
—Somos hermanos —le dice el chico— Siempre estaremos juntos.
—Ya no más —le dice el general.
Viendo que hablaba enserio pidió una última voluntad:
—Quiero que me dejen despedirme de este mundo, en la cima de ese árbol.
—Está bien —le dice el general.
El hermano se subió a un árbol alto y desde allí gritó:
—Adiós mundo.
Los leones que estaba cerca, y que pertenecían al hermano, ya crecidos, oyeron sus nombres y comenzaron a
soltarse. El muchacho subió un poco más y volvió a gritar más fuerte:
—Adiós mundo.
Los leones se soltaban cada vez más al oír su nombre. Por fin el muchacho llegó a la cima del árbol, y gritó con voz
potente:
—Adiós mundo.
Los leones se soltaron y cuando el muchacho iba a ser fusilado, los leones llegaron y se comieron al general y a los
soldados.
En ese momento llegó su hermana, ya enterada de la situación.
—No puedo creer que me hayas querido matar —le replicó su hermano.
—Yo no lo hice —le dice su hermana llorando —Fue mi esposo, él te odiaba, por eso te iba a matar sin que me
enterara.
El chico reflexiona un poco y dice:
—Tienes razón, no podemos estar juntos siempre, tenemos que tomar distintos caminos.
—Lo siento hermano —le dice la chica— Me voy a otro lado a rehacer mi vida, suerte.
Ella se va y no se vuelven a ver jamás.
El hermano vuelve a casa con sus leones, allí vive feliz sin más compañía que sus mascotas, su hermana se fue a
vivir a otro país donde se casó con otro hombre, alguien mejor que su primer esposo. El padre no vivió feliz, siempre vivió
arrepentido de sus malos actos y muy triste. Al final se suicidó.
Hay noches en que los 2 hermanos sueñan cuando todos eran una familia feliz, el padre, la madre original y los dos
niños, viviendo juntos, felices, y pensando qué hubiera pasado si la madre original no hubiera muerto.
19
TODO
A mí, si a mí, porque sé que aunque sea inteligente, me falta mucho por aprender.
Vivo solo en mi hogar, me gusta mi casa, y es que he vivido en ella desde que puedo recordar, he visto cómo fue
construida, supe cómo fue diseñada, se dé qué materiales está compuesta, la conozco a detalle y no me pierdo por ella, me
gusta como se ve, se cómo funciona. Sé todo lo que necesita para que se mantenga en óptimas condiciones.
Me siento seguro aquí dentro, como vivo solo yo sigo mis propias normas y las respeto, aunque no tengo nadie con
quien hablar, puedo hablar conmigo mismo dentro de mi casa, no necesito más. Para eso es mi casa, para que yo viva en
ella.
Mi casa se encuentra en el centro de una gran ciudad. A través de la única ventana de mi casa alcanzo a verla, puedo
ver a sus habitantes, me parecen gentes muy extrañas, y es que como nunca he salido de mi casa, no los conozco y la
verdad, no me gustaría salir, me siento más seguro dentro de mi casa, mi propio universo.
Un día recibí la visita de un amigo mío que sé que vive en la ciudad, estuvimos conversando, él me platicaba de la
gente que vive allá afuera, me platicaba de sus costumbres, las cosas que hacen, su manera de ser, su modo de vida. Yo
realmente no entendí nada de lo que me dijo ya que como nunca he salido de mi casa, no sé realmente a que se refiera.
—Deberías de salir alguna vez —me dijo mientras se preparaba para irse— Aprenderías muchas cosas.
—No estoy seguro —le dije— Yo me siento seguro aquí, tengo miedo de perderme allá afuera.
—Como quieras —me dijo mientras cruzaba la puerta y se fue.
Me quedé solo pensando en lo que me había dicho de salir a conocer la ciudad. Aunque me da curiosidad,
francamente tengo miedo de perderme ya que es muy grande. Ojala algún día me arme de valor y pueda salir a conocer la
ciudad.
20
BÚSCAME
A la chica que protagoniza esta historia. Ni idea de quien seas, pero gracias por darme el momento más mágico y hermoso
de mí vida.
Por fin, ya he salido de mi trabajo, a decir verdad ya estaba desesperado, y es natural cuando lo único que haces es
estar sentado y hacer encuestas telefónicas durante más de 6 horas, pero en fin, al menos por hoy eso se ha acabado.
Culpa mía por estar allí, si no hubiera reprobado mis materias y las hubiera podido pasar, no hubiera perdido el
semestre y estaría en la escuela en vez de aquí, si le hubiera echado más ganas, pero sobre todo si hubiera preguntado
cuando tenía dudas y si hubiera pedido ayuda en su momento. Creo que algo que me caracteriza es que soy bastante
tímido, y todavía no se me quita, de todas maneras ya perdí un año, ya no puedo hacer nada hasta el año siguiente cuando
tenga que hacer un nuevo examen para pasar mi materia y poder entrar de nuevo, una nueva oportunidad.
Ahora que he salido, como es mi costumbre, ya que no quiero llegar tan temprano a mi casa, voy a darme la vuelta
por el centro de la ciudad, salgo del edificio donde trabajo que se encuentra en Polanco y allí tomo una combi que me lleva a
metro Normal, el día se ve nublado y deben de ser como las 3 de la tarde. Mientras voy en la combi voy viendo a la gente
caminando de un lado para otro, voy viendo a cada persona, intento descubrir por su manera de vestir y su forma de
caminar ¿Cómo serán? ¿Dónde vivirán?, veo también a las chicas lindas y pienso si alguna de ellas se enamoraría de
alguien como yo, lo más seguro es que ya tengan algún novio, debido a que son tan lindas, y siempre termino envidiando a
ese novio, o al menos a alguien del cual ellas están enamoradas, pero nunca lo dirán, y a ellos también los envidio.
Después de casi una hora por fin llego al metro Normal, saco mi boleto y entro por las taquillas, a veces me pongo a
ver a la gente que viaja conmigo, pero no le tomo mucha atención como en la combi.
Me muevo por el metro hasta llegar a la estación Bellas Artes, al salir noto que está más nublado que antes y me dirijo
con velocidad a un lugar al que siempre voy, aunque en ocasiones me voy a algún museo, como ya los he visitado todos y
como además no tengo dinero ello, decido ir a donde voy la mayoría de las veces, el lugar al que llaman comúnmente la
frikiplaza.
Este lugar, que conocí gracias a mi hermano mayor, me hace sentir bien, y todavía no sé porque, ver a la gente, a
muchas personas que creo que son como yo (aunque algunos sí tengan novias lindas), buscar cosas sobre animación
japonesa, videojuegos, comics, me hacen sentir como si perteneciera allí, sin embargo, en cierta manera yo nunca voy por
comprar algo de ello, si acaso algún poster o alguna serie animada, pero eso es muy raro, yo vengo a esta plaza por una
sola razón: hay en el último piso un internet muy veloz y normalmente lo uso cuando tengo que descargar cosas pesadas.
Llego a eso de las cuatro al internet de arriba y lo uso, de las primeras cosas que reviso cuando estoy en el internet es
mi página de Red Social y mi correo, pero casi nunca tengo solicitudes de amistad o muchas notificaciones, mi página en
cierta manera refleja mi personalidad, creo que la gente sabe cómo soy al verla, luego a veces me pongo a ver imágenes de
alguien a quien admiro mucho y que creo que estoy enamorado: una actriz adolescente de Los Ángeles.
Si alguien leyera esto pensaría rápidamente que lo mío es sólo un amor de esos que nunca se realizan, el
enamorarse de algún artista en cierta manera es normal y que ya después se me pasará, eso hasta ahora no ha sucedido
conmigo, tengo los mismos sentimientos que cuando la conocí hace 5 años, aunque sé que es algo muy improbable que la
llegue a conocer o que se enamore de mí, yo sigo aquí como viviendo en un mundo fantástico o algo así, pero me siento
bien así, porque me doy cuenta que el mundo allá fuera es más frio y oscuro, y aunque posiblemente tengan razón y todo lo
que yo pienso son cosas de alguien inmaduro no me importa, porque he creído que algo como eso me mantiene vivo.
Después de casi una hora, decido abandonar el internet porque podría acabarse mi dinero y no tendría para volver a
casa, salgo y decido caminar por la calle de Madero en dirección a la Plaza de la Constitución, una ruta que hago muy
seguido, me doy cuenta que está más nublado que nunca y decido apretar el paso, caen pequeñas gotas de lluvia sobre mí.
Hago esto de irme por Madero para irme al Zócalo porque normalmente hay gente allí haciendo alguna obra de teatro
o gente disfrazada, me gusta verlos allí, pero la principal razón por la que me voy por ahi, es porque a veces hay chicas y
chicos regalando abrazos, y como a mí me gustan los abrazos, sobre todo los de las mujeres, no pierdo ninguna oportunidad
aunque sé que eso se ve más bien como un acto de desesperación, menos mal que ellas no se dan cuenta, a pesar de que
es sólo un abrazo y de que no las volveré a ver jamás, de todas manera para mi vale la pena, sin embargo en esta ocasión,
no hay nadie regalando abrazos. Pero hace ya mucho tiempo que no veo ninguna.
A la altura de Palma, la lluvia se libera y toda la gente trata de refugiarse, yo no llegué a la plancha del Zócalo a
tiempo y no tengo de otra más que refugiarme en una tienda de joyería junto a más gente, menos mal que traía mi suéter,
era la primera vez que lo usaba, porque creo es de mi papá y la verdad me siento extraño usando ropa ajena. Es un suéter
de rayas de blanco y negro.
Después de 10 minutos en los que espero en vano que la lluvia se detenga, no es así, decido reanudar mi marcha y
pasar por los edificios que rodean al zócalo, a donde hay ya mucha gente resguardándose de la lluvia. Tardo en pasar por la
cantidad de gente y al fin llego a la entrada del metro Zócalo que está al lado de la escultura de la fundación de Tenochtitlán,
sin perder tiempo entro.
Dentro del metro hay mucha gente también refugiándose de la lluvia, esto y el hecho de que hubiera mucho lodo en el
piso me dio la impresión de que pareciera un alberge, algo así como si hubiera habido alguna catástrofe y los sobrevivientes
se hubieran refugiado donde pudieran.
21
Lo único malo del metro es que cuando llueve la marcha del tren es muy lenta y esto hace que se acumule mucha
gente, siempre me he preguntado si en los demás metros de otras ciudades del mundo les sucederá lo mismo, o sólo es el
de nuestra ciudad de México que no está a la vanguardia.
Al llegar al andén, hay bastante gente como si fueran horas pico, o tal vez más, como puedo intento pasar hacia el
frente de la gente cuidado de no rebasar la línea amarilla. Unos 3 o 4 minutos más tarde el convoy naranja llega y se
estaciona frente a nosotros, las puertas se abren y sale mucha gente que trata de arrempujarnos hacia atrás, como
podemos lo evitamos, una vez que ha salido toda la gente (o a veces ni eso) los de afuera tratan de entrar como pueden,
como una especie de batalla campal para ver quien sobrevive y quién no.
Yo no me meto al vagón, a mí me empujan al vagón, como puedo, trato de quedarme lo más cercano posible a la
puerta ya que si dejo que me empujen hasta el fondo, cuando tenga que salir me costará más trabajo y tal vez no pueda
lograrlo, la gente logra entrar como puede y quedamos muy apretujados, las puertas tardan en cerrarse por alguna mochila o
alguna parte del cuerpo que ha quedado fuera y que no ha podido entrar y después de abrir y cerrar 5 veces, por fin se
cierra, entonces el tren inicia su lenta marcha.
Yo quedé casi prendado entre un hombre obseso y del otro lado, junto a los tubos metálicos donde la gente se agarra
había una chica un poco más baja de estatura que yo, tenía una sudadera delgada de color negro con gorro, pantalón de
mezclilla y me parece que una bolsita en su brazo derecho, su gorro de la sudadera cubría la mitad de su cabeza y sólo se
veía su rostro y parte de su cabello.
Al principio no le tomé importancia, pero luego, el hombre obeso que estaba al lado de ella se movió y esto hizo que
los 3 nos moviéramos, de manera que ella y yo quedamos frente a frente, y allí me di cuenta de algo impactante, al menos
para mí. Viendo su rostro, me di cuenta que guardaba un parecido impresionante con la chica que yo admiro, la angelina
Miranda.
Nunca había visto a alguien tan parecida a Miranda, y menos aquí (vi una vez otra chica idéntica a Miranda en un
desfile del 16 de Septiembre en Progreso, Hidalgo en 2008, en aquella ocasión la chica en cuestión era la reina de la
primavera de una escuela de Mixquiahuala, era idéntica a Miranda, excepto que era más morena, y allí también creí que de
veras era ella), la chica tenía un parecido con la actriz que podría calificar de “abrumador”, por momentos llegué a pensar
que de veras era la verdadera Miranda que había venido de incógnito a México para evitar que la prensa se diera cuenta, o
cualquier motivo sobraba (por ejemplo, Jennette McCurdy alguna vez fue a Ciudad del Carmen en Campeche, y nadie se
había dado cuenta).
Lo mejor de todo es que la chica se dio cuenta de que yo la observaba, no sé si habrá adivinado que por su parecido
con la actriz, es de esperarse que teniendo ese parecido, más de uno lo haya advertido y se lo haya dicho, así que
probablemente ya debería estar acostumbrada a las miradas. Bueno, esto suponiendo que fuera sólo una chica muy
parecida a la actriz, pero aunque fuera muy improbable, yo si tome en cuenta esa opción.
La chica también se me quedó mirando de la misma manera a como yo la veía, fue extrañamente lindo, porque
aunque no era la verdadera, yo me sentía bien cuando ella me miraba, ella y yo estuvimos intercambiando miradas y una
que otra sonrisa durante el trayecto, fueron momentos hermosos, uno de los mejores que me han pasado en mi vida,
momentos que podría calificar de “mágicos”.
Nunca me había pasado algo como eso, en muy raras ocasiones he visto que algunas chicas se me quedan mirando,
(por lo general cuando voy junto a mi primo Oscar, que es el que al parecer las atrae), y a veces llegan a sonreír o a silbar,
sólo en dos ocasiones me han preguntado mi nombre, y muchas otras veces he visto muchas chicas lindas en el metro o en
otros lados, pero nunca me hacen caso, o sólo me ven como a cualquier otra persona y ahí acaba todo, entonces a veces
me siento decepcionado, sin embargo esta vez era diferente, era mi oportunidad.
Ella y yo seguíamos intercambiando miradas, podía darme cuenta cómo me miraba, se volteaba rápidamente y
sonreía, su perfil era todavía más idéntico al de Miranda, y creo que hasta cierto punto me emocioné creyendo que era la
verdadera Miranda, yo también le sonreía y sin embargo de allí no pasábamos, pude haberle preguntado su nombre
cualquier otra cosa, pero no lo hice, y esto es porque como nunca me había pasado algo así, no sabía cómo responder, sólo
estaba disfrutando el momento. No sabía que decirle, y es que nunca he sabido hablarle a las chicas.
Cuando íbamos llegando al metro Hidalgo, que es donde yo iba a bajar, se me ocurrió preguntarle algo tal vez obvio,
le pregunté:
—¿Bajas en la que sigue?
—Sí, ¿y tú? —me contestó.
—Igual, si puedo —le dije sonriendo.
Cuando le dije “si puedo” fue para tratar de comenzar la plática, pero sólo logré que ella riera un poco, luego me di
cuenta de que ella también estaba tratando de hacerme la plática, ya que la pregunta que me hizo fue muy obvia, es decir, si
yo pregunto a alguien que si baja en la siguiente estación, es obvio que se lo pregunto porque yo voy a bajar y lo pregunto
para que me den espacio para bajar, a pesar de que estaba implícito, la chica me preguntó que si yo también bajaba sólo
para hablarme o tratar de hacerme la plática, o es posible que me lo hubiera preguntado para saber si habría posibilidad de
que al irnos juntos pudiéramos hablar, pero me di cuenta de esto muy tarde.
Al llegar a la estación Hidalgo, como ella y yo estábamos en la puerta, era natural que nos sacaran del vagón y no que
nosotros saliéramos por nuestro propio pie, arrastrados por esa estampida humana, ella y yo siempre estuvimos juntos, sin
embargo, no sé si ella o yo estábamos a punto de tropezarnos y debido a todo el alboroto de la gente la terminé abrazando
con el pretexto de que no se cayera, fue un abrazo muy lindo, como si de veras fuéramos novios, y pude sentir que le
gustaba, pude ver que ella sonreía, le dije algo así: “¡aguas, aguas!” algo un poco ridículo pero que aun así no me importó.
22
Luego de que logramos separarnos de la gente dejé de abrazarla y los dos caminamos hacia la correspondencia, sólo
que ella se adelantó un poco más, traté de alcanzarla pero debido a la gran cantidad de gente apenas y pude verla. Al llegar
a la otra estación, la estación Hidalgo de la línea verde, ella se separó y se fue a los primeros vagones, a donde sólo hay
mujeres y niños, de modo que ya no pude darle alcance.
Después de esto se me perdió de vista y no la volví a ver, me subí al vagón, que estaba un poco más vacío con la
esperanza de que ella también se hubiera subido en los primeros vagones del mismo tren, sin embargo, el hecho de pensar
que se pudiera haber bajado en cualquier estación, sobre todo en las de correspondencia, y no haberme dado cuenta, me
hizo sentirme mal, tenía la esperanza de que ella bajara también en Indios Verdes como yo, pero era mucho pedir con todo
lo que había pasado ya.
Creo que todavía no sabía lo que me acababa de pasar y le estaba dando vueltas todavía. Al salir del metro en Indios
Verdes me pasé por las escaleras que están cerca de los primeros vagones con la esperanza de verla, de que ella me viera
y me reconociera, y de que me diera el valor de ir con ella y hablarle, aunque no se me ocurriera nada, sin embargo ya no la
vi, estuve esperando y como no la vi, concluí que se había bajado antes y no me di cuenta obviamente.
No la he vuelto a ver, y quizá no la vuelva a ver jamás, sería muy improbable que me la encontrara entre los más de
20 millones de habitantes de la ciudad, a pesar de moverme todos los días por el mismo lugar y de ver mucha gente distinta
cada día, eso es improbable, incluso si me la encuentro alguna vez, quizá no la reconozca, y ella no me reconozca a mí.
Me gustaría saber si ella también pensará en ese encuentro fugaz que ella y yo tuvimos, si ella también desearía que
nos volviéramos a encontrar aunque fuera muy difícil, o aunque ella y yo nos volviéramos a encontrar, probablemente no nos
reconoceríamos y si así fuera, sería como la primera vez, como si nunca nos hubiéramos visto, olvidando que ya nos
habíamos visto antes, quisiera tener de nuevo esa oportunidad porque sé que no la aproveché como debería, quisiera volver
a verla.
Esto que cuento sucedió un viernes, posiblemente el 7 o el 14 de Septiembre de 2012 según algunos cálculos que
hice, fue como a las 6 de la tarde, desde entonces la he buscado, he incluso pensado en la posibilidad de publicarlo en el
periódico, así como los lectores del periódico Metro porque en una ocasión así le hizo algún tipo que vio una chica en el
metro con la esperanza de encontrarla, no sé si tuvo éxito. E incluso desde entonces he usado el mismo suéter que llevaba
ese día, uno a rayas y blanco y negro, y casi todos los días lo utilizo con la esperanza de que me reconozca si me ve, o creo
que ya es sólo cuestión de suerte.
Chica de sudadera negra que se parece a Miranda, si alguna vez llegas a leer esto busca al autor de este escrito, él
todavía tiene la esperanza de que por medio de esto, podamos encontrarnos de nuevo, aun cuando haya pasado ya mucho
tiempo, espero que con todo esto sea suficiente para que, si lees esto, recuerdes este mágico acontecimiento y sirva para
que me encuentres, búscame.
23
EL GUERRERO DE LA ÚLTIMA NOCHE
Estoy recostado en mi cama viendo en las noticias gente haciendo destrozos por doquier, como si no hubiera un
mañana, y creo que así es, es 20 de Diciembre de 2012, las profecías del final están a la orden del día, así que mejor decidí
encerrarme para evitarme problemas, para mí el mundo se acabó cuando mi familia me dejó por mi alcoholismo. Así que
estoy solo, si el mundo se acaba mejor que mejor.
Poco después un resplandor llamó mi atención, me asomé y vi unas luces de color verde en el cielo, pero no logré
encontrar su fuente, la gente se sorprende, esas luces verdes es lo que llaman auroras boreales o luces de norte, estas
luces sólo pueden ser visibles en tierras polares y debido a nuestra ubicación geográfica, la presencia de estas luces es de
lo más extraña, esto no hizo más que atenuar el temor de la gente.
Decidí subir a la azotea de mi casa y contemplar mejor estas luces que aunque extrañas, me pareció algo lindo de ver
antes del final, entonces caí en la cuenta de que un fenómeno meteorológico tan raro efectivamente debe de ser el anuncio
del final, y sentí miedo, no podía con la idea de que el mundo dejaría de existir en pocas horas, pensaba en todas las cosas
que no iba a hacer y supe que aunque hubiera querido hacer algo, ya no iba a poder hacerlo, iba a morir siendo un
fracasado, pensaba en mi familia, quería verlos aunque sea por última vez, decirle a mi esposa que lamento haber sido un
pésimo padre y esposo, aunque con eso no arreglara nada, que al menos en el último momento estuviéramos juntos, me
dolía pensar que mis hijos, tan jóvenes, no iban a poder realizar sus sueños, me pareció bastante injusto. Le pedí a Dios que
si podía detener el final, que bastante gente muy joven no iba a poder disfrutar de la vida. Pensaba que aunque yo era un
fracasado, creía que aún tenía que hacer algo, una última oportunidad para demostrarles a todos lo que puedo hacer.
Las luces comenzaron a desaparecer, y volví a ver otro fenómeno imposible: podía ver el Sol a esa hora nocturna, el
astro rey brillaba como lo hace de día, sin embargo el cielo seguía negro y no se veían las estrellas. Y todo comenzó a
sacudirse, rápidamente salí de mi casa antes de que se derrumbara, todo a mí alrededor se sacudía de una manera
violenta, la gente huía despavorida. Alcancé a ver una niña como de 12 años que estaba viendo cómo todo le venía encima,
rápidamente logré salvarla antes de que un muro la aplastara, entonces volteé arriba y lo que vi me dejó estupefacto: una
serpiente enorme y alada estaba sobrevolando el cielo negro, escupiendo un fuego que lo destruía todo, entonces tomé a la
niña y corrimos a escondernos a un lugar seguro, y la tierra se calmó.
Me llamó la atención el que la niña estuviera más tranquila, le pregunto el motivo de esto y sólo me dice que no
entendería si lo supiera, le replico diciéndole que ya nada puede sorprenderme. Me dice mientras se levanta que a pesar de
ser un fracasado puedo cambiar eso, le digo que está loca.
Ella no dijo nada, entonces comenzó a brillar y me volví a sorprender a pesar de lo que dije, la niña se había
convertido en una mujer adulta con una indumentaria como de princesa de fantasía. Acto seguido me toca en el pecho y yo
también comienzo a brillar, siento mucha energía en mí, cuando la luz se disipa yo estoy vestido con una especie de
armadura medieval de color cobrizo y más llamativa, me siento muy fuerte. Entonces la mujer desapareció. Salgo de donde
estaba oculto y veo a la serpiente volando alrededor y lanzando fuego por todas partes, me elevé por los aires hasta quedar
frente a ella, entonces una espada se materializa en mi mano, comienzo a atacar al monstruo pero se mueve muy rápido,
éste se defiende escupiendo fuego pero mi espada es capaz de detenerlo. Me doy cuenta de que con esto no será suficiente
para detenerlo, intento buscar por todas partes a la mujer que me dio esta fuerza, el monstruo aprovecha mi distracción y
logra asestarme un golpe que me deja fuera de combate. Cuando despierto ya está amaneciendo, toda la ciudad está en
ruinas, la serpiente ya no está, y mis poderes tampoco, estoy solo, como siempre lo he estado. Y creo que soy el único.
24
INVASIÓN
A Danna Paola Rivera Munguía, más difícil que Miranda.
A mis compañeros de la empresa TNS Research México, los pocos amigos que pude hacer.
La firma
Pablo entra al café internet y pide una computadora, cuando se la asignan, se sienta y abre el navegador, lo primero
que hace es meterse a la Red Social y ver las actualizaciones que hay, pero no logra ver nada, a él le parce normal siendo
que tiene pocos amigos allí y para rematar, casi no les habla.
Cuando está a punto de cerrar sesión, algo llama su atención, es un pequeño anuncio que han puesto en la página de
una de las ídolas que él sigue: Diana Paulina, leyendo, el chico descubre que la actriz dará una pequeña firma de autógrafos
en un centro comercial de la ciudad de México la próxima semana, el chico se emociona y lo primero que hace es buscar el
centro comercial en Google Maps para saber cómo llegar
Una vez obtenida la información requerida, el chico cierra sesión y paga su internet, saliendo del local, va hacia su
casa pensando en algún regalo que pudiera ofrecerle a la chica.
Ya en casa, el chico, Pablo sigue pensando en algún regalo, en esas estaba cuando observa uno de sus dibujos de
otra actriz a quien admira, que es de origen estadounidense, y finalmente decide hacerle un dibujo aprovechando sus
cualidades para el dibujo.
Después de buscar de nuevo en sus fotos y posters alguna imagen buena para que él la dibuje, se decide por una
imagen de Diana sentada en una silla y de cuerpo completo, a Pablo le parece ideal.
Poco después el chico, con lápiz y papel, reproduce el dibujo de la actriz y le da color, se tarda un poco, pero Pablo es
muy paciente, al final logra terminar su dibujo y él mismo se impresiona del gran parecido de éste con la imagen original.
Decide guardar el dibujo en un lugar donde no se maltrate y esperar hasta el día del encuentro.
Una semana después…
El chico se traslada hasta el centro comercial al salir de la escuela, decide moverse desde 2 horas antes porque sabe
que se juntará mucha gente, no le importa llegar temprano y esperar dos horas parado en la fila, porque sabe que valdrá la
pena, así que por si las dudas, Pablo lleva consigo algunos alimentos para comerlos, unas frutas, mientras espera.
A ratos contempla su dibujo y se imagina la reacción que tendrá la también cantante cuando lo vea.
Las dos horas de espera se terminaron convirtiendo en 3 horas, pero finalmente Pablo puede ver cómo un carro
bastante lujoso y seguido de otros dos de color negro ingresan al centro comercial.
“Es ella” pensaba el chico para sus adentros, y esto lo terminan confirmando los demás fans.
La gente comienza a alborotarse y llegan unos guardias que tratan de calmarlos, el chico está más que feliz porque
dentro de pocos minutos podrá conocer a su ídola, sin embargo, esta felicidad se desvanece cuando uno de los
representantes de la actriz sale y les da el siguiente anuncio:
—Diana Paulina sólo les firmará a aquellos que compraron su nuevo disco, sino sólo podrán verla de lejos pero no
podrán pasar a saludarla.
—No puede ser —menciona Pablo algo desesperado— Se me olvidó comprar el disco.
El chico no se explica cómo se le fue a olvidar algo tan fundamental para la firma, sin ese disco no podrá saludar a
Diana y menos podrá darle su dibujo, aunque bien podría pedirle a alguien de la fila que le aparte su lugar mientras él se
sale y compra el disco, no puede ya que no trajo el dinero necesario para la transacción y además, lo más seguro es que ya
estén agotados.
A pesar de que sabe que no va a poder verla frente a frente el chico sigue formado hasta que van pasando a los
chicos en grupos de 10, cuando es el turno de Pablo, al revisar que no tiene el disco necesario, lo separan junto con los
otros que tampoco tienen el disco y no podrán verla, son realmente muy pocos y ellos se quedan afuera del recinto donde se
celebra la firma.
Pablo, junto con los demás chicos que no entraron y un montón de curiosos, pueden ver cómo la fila de fans avanza
frente a sus ojos, cómo sus seguidores le entregan toda clase de regalos, le dan abrazos, se toman fotos con la chica y
salen con una sonrisa de oreja a oreja, allí también está el club oficial de fans de Diana Paulina cantando y arengando a su
ídola juvenil.
Pablo se encuentra demasiado lejos como para que la famosa siquiera pueda verlo, y es que hay mucha más gente
además de los fans que le impiden ver claramente a la actriz.
De nuevo, el chico espera 3 horas viendo cómo poco a poco los fans avanzan en su interminable fila esperando ver a
su actriz, cuando por fin, la chica termina de firmar a todos, habla un poco:
—Les agradezco a todos mis fans por haber estado aquí conmigo.
Y su club de fans le lanza varias vivas y una porra.
25
Acto seguido la chica, custodiada por varios hombres de negro abandona el recinto por una salida lateral mientras
varios reporteros y otros curiosos la van siguiendo, Pablo alcanza a ver que algo de gente comienza a aglutinarse en una
puerta que tiene a su lado.
“Va a salir por allí” se dijo el chico.
Rápidamente Pablo se mueve adelantándose a la multitud y al mismo tiempo sacando su dibujo, la chica sale por la
puerta, pero no logra ver a Pablo a pesar de que éste le grita que aquí está y que si puede ver su dibujo, sin embargo, el
chico tiene su dibujo doblado, así que a Diana no le llama la atención y se aleja, debido a los empujones de la gente, le
doblan el dibujo a Pablo y se maltrata.
El chico ve cómo la multitud se aleja y poco a poco se dispersa, el chico resignado decide irse no sin antes guardar su
dibujo, está muy triste. Pablo sale por la puerta principal del centro comercial y va cabizbajo, porque no pudo ver frente a
frente a la chica de sus sueños, ni pudo tomarse una foto con ella, y lo peor de todo es que no le pudo mostrar su dibujo.
Iba tan distraído que no se dio cuenta que ingresó a una rampa por donde salen los carros del centro comercial, allí un
carro estuvo a punto de atropellarlo y antes de que lo hiciera, el carro frenó bruscamente sacando a Pablo de sus
pensamientos.
El conductor del auto le dice al chico por la ventana:
—Fíjate por dónde vas.
—Lo siento —le dice el chico, en eso nota que el hombre está vestido de negro y viene de traje, reconociendo el auto,
se da cuenta que es de Diana y en efecto, ve a la actriz en la parte posterior del auto.
El hombre que conducía el auto se bajó de éste al notar algo, Pablo se preguntaba por qué y se dio cuenta de que
estaba mirando al cielo, posteriormente el copiloto, otro hombre de negro se baja del auto y también mira al cielo, cuando
Pablo se da cuenta, toda la gente alrededor ve al cielo, incluso la misma actriz se baja del auto y hace lo mismo que sus
guardias, así que Pablo decide hacer lo mismo para ver qué les llamaba la atención. Y lo que ve no lo puede creer.
Nadie lo puede creer.
La Invasión
Lo que Pablo, los guardias, Diana y los demás ven les parece como si lo hubieran visto en algunas películas, ellos
alcanzan a ver cómo 5 objetos parecidos a naves espaciales típicas de películas van persiguiendo un avión comercial, ellos
se dan cuenta de que no es un espejismo o algún truco, o de que las “naves” sean falsas porque se ven muy reales, incluso
hacen ruido al rozar contra el aire mientras se mueven, de repente la nave que iba en medio prende una luz roja que tenía
en el centro, las otras 4 hacen lo mismo y de estas 5 luces salen 5 rayos que se combinan en uno y le disparan al avión, así
que éste pierde el timón y parte de un ala y cae en picada, esto pone a la gente en shock.
De la nada salen cientos de naves parecidas a las que derribaron el avión y posteriormente 3 naves mucho más
grandes y de un diseño nada humano y algo estilizado, con eso la gente se da cuenta de que esas naves no son de este
mundo.
Las naves chicas comienzan a disparar todo a su paso y todo lo van destruyendo, la gente comienza a huir y Pablo no
es la excepción, los guardias de Diana y ella deciden meterse al auto, pero antes de que lo arranquen, un rayo alcanza la
parte frontal de éste matando a los guardias, la actriz se asusta y sale del auto, ella y Pablo quedan solos y es cuando por
primera vez, los dos intercambian miradas.
Hubiera sido un hermoso momento de no ser porque se dio en esas extrañas circunstancias.
Casi sin pensarlo, Pablo toma a la actriz de la mano y corre con ella, como se da cuenta de que las naves atacan a
todo lo que está afuera, se le ocurre volver de nuevo al centro comercial junto con muchos otros que también se estaban
refugiando, como todo fue muy rápido, la actriz no tuvo tiempo de reaccionar y cuando se dio cuenta, ya estaba dentro del
centro comercial.
Una vez dentro, varias personas intentaron cerrar las puertas del centro comercial porque como ya los habían
descubierto algunas naves estaban bajando a dispararles y por ello tuvieron que encerrarse a piedra y lodo y dejando a
muchos morir afuera.
Varios de los refugiados son chicos que estaban en la firma de autógrafos, incluso uno que otro del club de fans que
ostentaban la camisa de su ídola, aunque se dieron cuenta de la presencia de la actriz, no le tomaron mucha importancia por
los acontecimientos recientes.
—¿Qué son esas cosas? —se preguntaba una mujer llorando.
—No sé —dijo un señor— Son extraterrestres, quizá.
—Pero no puedo creerlo —dijo una joven mujer— Yo pensaba que no existían, yo pensaba que estas cosas sólo
sucedían en las películas.
Cuando oyeron un gran estruendo afuera todos callaron y así se estuvieron por unos segundos que les parecieron
eternos, todos estaban a la expectativa, para reaccionar en caso de que algo sucediera.
Y sucedió.
La puerta del centro comercial fue derribada por una de las naves, una vez dentro comenzó a atacar a todos, la gente
huía y poco a poco todos eran eliminados.
Otra vez Pablo y Diana estaban cerca, porque a pesar de todo, Pablo siempre se mantuvo cerca de ella, el chico
rápidamente le dice:
—Tenemos que irnos.
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Acto seguido la toma de la mano y vuelven a correr, la chica se suelta pero aun así corre junto al chico, Pablo detecta
una puerta algo oculta al lado de un elevador y ve que son escaleras que llevan a los sótanos del centro comercial, Pablo le
dice a Diana y que hay que esconderse en los sótanos y ella decide seguirlo más que nada para evitar que la maten.
Una vez dentro los dos no dejan entrar a nadie más porque si lo hacen podrían descubrirlos y matarlos a ellos dos, los
chicos bajan por unas escaleras rápidamente y llegan dos niveles abajo, allí hay una puerta, la abren y entran a un cuarto
oscuro donde guardan mucho material para cuando ponen carteles y promociones, de hecho allí está un cartel anunciando
la firma de autógrafos de Diana, los dos chicos se encierran en el cuarto y guardan silencio mientras oyen muchos gritos y
ruido afuera, a ratos intercambian miradas que se desvían cuando oyen un nuevo estruendo.
Los chicos deciden esperar un rato en silencio hasta que poco a poco los gritos y los ruidos disminuyen hasta
desaparecer.
Cuando ha pasado alrededor de media hora, Pablo le dice a la chica que va a salir a ver si no hay nadie afuera.
—No, no te vayas —le dice la chica algo preocupada.
—Sólo voy a revisar si no hay nadie afuera —le dice él.
—Pero si sales te podrán matar, quizá están esperando a que salgamos de nuestro escondite para matarnos —le
replica la actriz.
El chico se queda pensando un rato y al final le dice:
—Está bien, me quedo.
Los dos chicos se quedan sentados en unas cajas esperando el momento oportuno para salir, ninguno dice nada,
quizá por la tensión y el miedo que sienten en ese momento. Pablo observa cómo la belleza de Diana ha decaído un poco,
ahora parece una persona común y corriente, preocupada por su vida al igual que él, pero aun así, él la ve hermosa.
Poco después la primera en hablar es Diana:
—Tengo hambre.
Pablo al oírla, le dice mientras saca algo de su mochila:
—Tengo esta manzana, puedes comértela si quieres.
—¿Y tú no vas a comer? —le pregunta ella.
—No —le dice Pablo— No tengo hambre.
El chico le da la manzana a la actriz y ésta se la come.
Poco después ella se pregunta:
—¿Que eran esas cosas?
—Me imagino que extraterrestres —le dice Pablo— Suena extraño, como si fuera una película, pero no lo puedo
creer.
—Yo tampoco —le dice ella.
—Eran bastantes naves —menciona el chico— Seguramente ya habrán atacado toda la ciudad, o tal vez el país.
—O el mundo —le dice ella.
—Lo peor de todo es que no sé cómo están mis padres —menciona Pablo.
—¿No tienes celular? —le pregunta la actriz.
—Si —le dice él— Pero no tengo crédito.
—Te presto el que yo tengo —le dice Diana.
La chica saca su celular, pero se da cuenta de que está apagado.
—Qué extraño —dice ella— Hoy en la mañana lo puse a cargar.
De repente se va la luz y quedan a oscuras.
—La luz se fue —dice el chico— No sé por qué creo que esto fue por los extraterrestres.
El chico saca su celular para usar la lámpara que tiene, pero también está apagado.
—Mi celular también no prende —dice Pablo.
—Fueron ellos de nuevo —le dice Diana.
—Bueno —dice Pablo— No está tan oscuro.
—¿Dónde vives? —le pregunta la actriz.
—En Ecatepec —le responde— Y no sé cómo voy a hacer para llegar, estoy al otro lado de la ciudad.
—Mi familia en estos momentos está en Monterrey —le dice la actriz— No sé si los estarán atacando también allá.
—Es lo más seguro —menciona Pablo.
Poco después de un rato de silencio, el chico menciona:
—A pesar de lo que está pasando, no puedo creer que estoy aquí contigo.
—Debe ser un honor para ti —le dice Diana sonriendo— Esconderte de una invasión junto a mí.
—Algo así —le dice el chico— Pero no lo puedo disfrutar mucho por la situación que tenemos.
—Es cierto —le dice ella.
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Posteriormente la chica agrega:
—No recuerdo haberte visto en la firma.
—Estaba afuera —le dice Pablo— No pude entrar porque se me olvidó comprar tu disco.
—Ah, entiendo —le responde la actriz.
—De hecho cuando ibas saliendo por la lateral quería alcanzarte y mostrarte algo, pero no pude —le explica Pablo.
—¿Qué cosa? —le pregunta ella.
—Esto —le dice Pablo mientras de su mochila saca una carpeta con el dibujo que le había hecho, algo maltratado, se
lo da a la actriz y ella lo ve.
—Dibujas muy bien —le dice ella después de verlo— Pero no te vi o probablemente tenías el dibujo doblado, si lo
hubieras extendido, hubiera llamado mi atención.
—Si —le dice Pablo— Pero ahora, debido a lo que ha pasado te lo pude dar, eso es lo único bueno que he
encontrado hasta ahora a esto.
La chica le iba a devolver el dibujo, pero Pablo la detuvo diciéndole:
—No, es para ti, quédatelo.
—¿Seguro? —le pregunta ella.
—Si —le responde Pablo— Es un regalo para ti.
La chica guarda el dibujo en su bolsa y vuelven a quedar callados.
Escapando
Un rato después el chico, al notar que el ruido exterior ha disminuido, le propone a Diana:
—Creo que ya podemos salir —y se levanta.
La chica lo detiene diciendo:
—Pero puede ser muy peligroso.
—De todas maneras nos van a atacar —le dice Pablo— Además, yo no pienso quedarme aquí para siempre, tengo
que llegar con mi familia.
Los dos deciden subir por las escaleras poco a poco, al abrir la puerta que estaba junto al elevador, lo ven todo
destruido, sin embargo, no ven rastro alguno de vida.
—Ya se fueron —menciona el chico— Creyeron que mataron a todos.
Los chicos caminan hacia la salida del centro comercial, pero antes de llegar ven algunas naves surcando el cielo y
disparando a lo lejos.
—No podemos salir —le dice Diana.
—Si salimos, no duraremos ni 5 minutos vivos afuera —le dice Pablo.
—¿Y cómo le haremos para salir de aquí? —se pregunta la chica.
Pablo se queda pensando un rato mientras dice:
—No podemos ir por la azotea porque sería lo mismo que ir en la calle, creo que tampoco podemos tomar un auto
porque nos pueden destruir junto con él.
Mirando hacia abajo, el chico dice:
—La única manera de salir de aquí, es por abajo.
—¿Cómo por abajo? —pregunta la actriz.
—Tenemos que ir por las tuberías de drenaje de las calles —le explica el chico.
—¿Por allí? —menciona Diana algo asqueada.
—Pues si —le dice él— No hay de otra.
Los chicos bajan de nuevo al sótano y buscan algún lugar que los pueda llevar al drenaje. Pero sin éxito, así que
Pablo dice:
—Lo más seguro es que tengamos que abrir un hueco en la pared para llegar al drenaje.
—Debe de haber materiales en el centro comercial —le dice la chica.
—Si —le responde Pablo— Fue bueno que nos escondiéramos en un lugar donde hay de todo.
Diana le sonríe al chico.
Los dos suben por las escaleras y van a un departamento donde hay artículos para campamentos, allí toman algunas
palas y picos pequeños, también toman lámparas y baterías, Pablo también se lleva un martillo de los pesados,
posteriormente se dirigen a un local de comida y toman toda la necesaria, también se dirigen a un local donde venden
mochilas y toman una más grande para meter allí su comida, y más adelante van a una exhibición de armas antiguas y
toman unas lanzas. Todo lo hacen con sumo cuidado, para no ser descubiertos.
Los dos bajan con todas las cosas que tienen y el chico busca el sitio idónea para cavar, considerando su ubicación y
la del centro comercial, una vez localizado, él y Diana comienzan a golpear el muro con el martillo y el pico, después de
algunas horas logran abrir un boquete y sacan con la pala, toda la tierra que les estorba.
Cuando ya han logrado sacar mucha tierra, los dos chicos abren un túnel y se topan con otra pared unos metros más
adelante, de nuevo intentan derribarla con sus instrumentos y poco tiempo después lo logran.
28
Los dos chicos salen a los drenajes que corren por debajo de la avenida que está frente al centro comercial, caminan
por las orillas ya que por en medio pasa toda el agua residual, los chicos no pueden evitar taparse la nariz debido al olor
nauseabundo, pero aun así siguen caminando hasta llegar a una parte en la que el camino se divide en dos.
—No sé por dónde tendríamos que ir, si por la izquierda o por la derecha —dice el chico.
—Por donde sea —le dice Diana.
Los chicos se deciden por la derecha y caminan un tramo relativamente largo, con sus lámparas van alumbrando,
Diana logra ver algunas ratas y grita de espanto, pero Pablo le dice que sólo son ratas, que no tenga miedo, ella se acerca
más al chico.
Después de caminar por poco más de dos horas, Diana ya no aguanta el mal olor y la presencia de las ratas,
naturalmente porque no está acostumbrada a padecer esas cosas, así que le dice a Pablo:
—Hay que salir de aquí, ya no aguanto —dice la chica tapándose la nariz.
—Si salimos nos matarán —le dice Pablo.
—Entonces hay que cavar otro túnel o algo —le dice Diana.
—Está bien —contesta el chico.
El chico saca sus instrumentos y él, junto con Diana comienzan a hacer otro boquete en la pared de donde se
quedaron, repitiendo el mismo proceso que hicieron para salir del centro comercial, pocas horas después se topan de nuevo
con otra pared y también la derriban, los chicos llegan a un estacionamiento subterráneo algo destruido, pero no ven a
nadie, debido a algunos escombros, no tienen de otra más que subir por ellos ya que las escaleras están caídas y el
elevador no sirve
Los chicos suben y ven que arriba una pequeña coladera les bloquea el paso, en eso oyen que de arriba les hablan:
—¿Quién anda allí?
Ellos se sorprenden y Pablo responde tímidamente:
—Somos humanos, no hacemos daño.
De arriba, alguien se acerca a la coladera y la abre, los chicos ven a 3 sujetos, dos hombres y una mujer vestidos
formalmente, aunque con la ropa rasgada, los 3 aparentan unos 25 años, están apuntándoles con escopetas, cuando estos
se dan cuenta de que son humanos, dejan las armas a un lado y los ayudan a subir.
Los chicos descubren que han llegado a un edificio de oficinas.
—Nosotros nos hemos refugiado aquí —le dice uno de los hombres— Somos los únicos que pudimos salvarnos.
—Nosotros también fuimos los únicos que nos salvamos —le dice Pablo.
—Mi nombre es Julián —le dice el primer hombre que habló.
—Yo soy Mario —se presenta el segundo.
—Y yo Olivia —le dice la mujer.
—Yo soy Pablo —se presenta el chico.
—Y yo soy Diana Paulina —se presenta la actriz— Aunque supongo que ya me conocen.
—¿Eres Diana Paulina, la actriz? —se preguntan los hombres sorprendidos.
—¿No es ella la chica que salió en la novela de las 4 de la tarde? —se pregunta Olivia.
—Si —le dice ella— Soy yo.
—¿Y por qué andas en las alcantarillas paseándote con un desconocido? —le preguntan a Diana.
—No es desconocido —le dice ella— Me salvó la vida.
—Además lo hicimos para escapar del centro comercial —les dice el chico.
—¿Centro comercial? —pregunta Julián.
—Ahora recuerdo —menciona Olivia— Hubo una firma de autógrafos en ella en el centro comercial de Mundo E.
—¿Mundo E? —se preguntan.
—Si —le dice Diana— Poco después de que terminó la firma comenzó la invasión.
—¿Y entonces se fueron por el drenaje para salir de allí? —les pregunta Mario.
—¿Y caminaron toda esa distancia? —pregunta Olivia.
—Si —les dice Pablo.
—¿Cómo no se nos ocurrió eso? —le dice Mario a los otros.
—Pero nosotros pudimos salir porque estábamos en un centro comercial y allí hay de todo —les dice Diana.
—Eso si —les dice Olivia— Aquí no hay más que computadoras, escritorios, sillas y teléfonos.
—¿Qué es aquí? —preguntan los chicos.
—Es una oficina —le dice Julián— Trabajamos en una empresa de marketing haciendo encuestas telefónicas.
—Ah —les dice Pablo— ¿Son ustedes los que llaman para preguntar qué tan bueno es el servicio del teléfono?
—Si —les dice Olivia— Somos nosotros.
—Esperen un momento —interrumpe Julián— ¿Si ustedes escaparon por el drenaje, quiere decir que podríamos
hacer lo mismo?
—Posiblemente —le acompleta Mario— Pero necesitaríamos instrumentos.
—Esos ya los tenemos —mencionan los chicos.
—Pero siento que es un poco cansado andar abriendo agujeros en el drenaje —menciona Olivia— Así nunca
acabaremos.
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Paulina y sus amigos

  • 1. Paulina y sus amigos Omar Ramirez Ramirez
  • 2. 1 A todas las personas en las cuales están basadas estas historias. Escribo por la misma razón que respiro... porque si no lo hiciera, moriría. Isaac Asimov (1920-1992) Escritor y bioquímico estadounidense.
  • 3. 2 INDICE Una aventura de Tomás y Cindy 3 La chica de mis sueños 6 De regreso a casa 7 Doble engaño 9 Una familia feliz 15 Todo 19 Búscame 20 El guerrero de la última noche 23 Invasión 24 La desconocida 43 Castillos 44 Del cielo a la tierra 45 Camino a la decepción 47 Regalo de lluvia 49 Justicia 51 Manzanas 53 Fama 55 De cómo una manzana dio origen a nuestra nación 56 Seis grados 57 Paulina 58 Yo contra la gente del campo 73 Esperanza 76 ¿Qué puede pasar? 78 Inesperada 79 Valor 81 Nataly 83 Hormiga fatalista 85 Parábolas 91 Bárbara 96 Pasado en peligro 99 Mjolnir 103 El profesor invisible 105 Amor asesino 107 Quince años 108 Mayra 112 Número de Certificado de Derechos de Autor: 03-2015-012209411400-14
  • 4. 3 UNA AVENTURA DE TOMÁS Y CINDY A mis compañeros, Eutimio Gerardo Hernández Solano, Juan Carlos Gabriel Guerrero, Efraín Vega Rivero y Gabriela Elizabeth, juntos creamos esta historia, pero para la maestra creo que no fue suficiente. A la maestra Elsa Guadalupe Nieva Jurado, de esa maestra estoy hablando. Érase una vez… 2 niños que jugaban con un muñeco llamado Choc. Tomás: Ese muñeco yo me lo encontré. Cindy: No, ese muñeco yo lo agarré primero. Tomás avienta el muñeco a la casa de Exor y Nike. Tomás: ¿Ya viste lo que hiciste Cindy? Cindy: Tú fuiste Tomás. Exor encuentra el muñeco. Exor: ¿Le damos poderes sobrenaturales al muñeco? Nike: Haz lo que quieras. Al cabo no es mío. Exor y Nike habían creado un ser extraño llamado Freddy. Nike: A Freddy lo vamos a despertar cuando sea necesario. Exor les devuelve el muñeco a los niños. Los niños vuelven a jugar con el muñeco sin saber que tenía vida. Cindy: Tomás ¿Jugamos con Choc a la comidita? Tomás: Si. Choc: Cindy y Tomás, ahora si se los cargó la risa. Los niños espantados entran a la casa de Exor y Nike sin saber que estaban allí. Tomás: Oye Cindy ¿Dónde estamos? Está muy oscuro. Cindy: No creo que estemos en la casa hechizada. Exor y Nike: ¿Quién entró en la casa? Los niños asustados los escucharon y querían salir pero no pudieron. Exor: Yo creo que vamos a tener que despertar a Freddy. Nike: Si Exor. Exor y Nike despiertan a Freddy. Freddy: Si amos, ¿Qué les voy a servir? Nike: Queremos que nos traigas a Tomás y Cindy. Freddy: Si amos. Cindy y Tomás al ver a Freddy, se espantaron y se desmayaron. Freddy: Les espera una gran sorpresa con mis amos. Exor: Freddy, sienta a Tomás y Cindy en la silla de intercambio de cuerpos. Nike: Freddy, ve a buscar a Choc. Freddy: Si amo. Freddy: Choc, dicen mis amos que vayas a la casa encantada para que tomes las almas de Tomás y Cindy. Freddy lleva a Choc a la casa embrujada. Exor: Choc, ahora vas a tener más movimientos y nadie lo va a impedir. Nike: Exor, no seas tan hijo de tu firulaisada Exor: Tú no sabes lo que yo voy a hacer y además, si no me quieres ayudar, no me ayudes. Nike: Entonces voy a impedir que cambies las almas de Tomás y Cindy.
  • 5. 4 Choc: Nike ¿Qué no sabes que si me dan un poco más de energía, los 4 conquistaremos el mundo? Nike: Ustedes, pero lo voy a impedir. Nike se va al cuarto donde están Tomás y Cindy y los despierta. Tomás: ¿Qué hago aquí? Cindy: ¿En dónde estamos? Nike: Yo les voy a explicar, Exor, Choc y Freddy quieren que Choc tenga un poco más de alma que son las de ustedes. Cindy: ¿Y cómo podemos salir de aquí? Nike: No sólo un hechizo, porque cuando ustedes entraron, Exor aventó un hechizo, para que ustedes no salieran. Tomás: ayúdanos, yo quiero salir de aquí. Nike: Voy a hacer lo posible. Exor: No podrás ayudarlos porque en 30 minutos van a cambiar de alma. Nike: No te atrevas. Choc: Al fin voy a ser libre. Exor: Freddy ataca a Nike. Nike: No creas que me voy a dejar. Empezó una pelea y Nike derrotó a Freddy. Exor: ¿Por qué mataste a Freddy? Nike: Así va a ser más fácil que ayude a Tomás y Cindy. Nike: Y ahora sigo contigo Choc. Choc: Exor, impide que me mate. Exor: No te atrevas Nike, o te caerá todo el hechizo a ti. Nike: Con tal de que Tomás y Cindy salgan de aquí. Exor y Nike tuvieron una batalla y Exor derrotó a Nike. Exor: Te lo advertí Nike. Nike: Tomás, Cindy, ayúdenme. Tomás: Si, ahorita. Cindy: Tomás, allí hay un machete, hay que agarrarlo y enterrárselo a Exor por la espalda. Tomás: Yo lo entretengo en lo que tú le entierras el machete. Cindy va cuidadosamente detrás de Exor, pero no sabía que Choc la estaba viendo. Choc: No tan rápido. Cindy: Tomás, ayúdame. Cindy avienta el machete y le cae a Tomás. Tomás: Tengo el machete, ahora vas a valer chester Exor. Exor quiso correr pero Nike lo impedía agarrando el pie. Nike: No tan rápido. Tomás le entierra el machete a Exor y desaparece Exor. Tomás: Ahora contigo Choc. Choc: déjame vivir. Tomás: Vas a morir por tu patria. Al desaparecer Exor, se va Freddy y Nike y queda Choc. Nike: Tomás, no dejes que les quiten sus almas. Tomás: No te vayas Nike. Nike: Me tengo que ir. Tomás mata a Choc y se empiezan a abrir las puertas. Cindy: Tomás, se están abriendo las puertas. Tomás: Si
  • 6. 5 Al abrirse las puertas, todas las personas aplauden a Tomás y Cindy. Tomás: Cindy, está desapareciendo la casa encantada. Y a lo lejos vena Nike que les dice: Nike: Gracias. FIN
  • 7. 6 LA CHICA DE MIS SUEÑOS A la maestra Isabel Vergara Ibarra, clases dadas como si las diera una madre. Era casi medio día, era la hora de entrada de la escuela donde yo iba, llegué al salón de clases 5 minutos tarde y el maestro me llamó la atención diciendo que yo debería llegar más temprano y debería ser responsable, yo no le tomé importancia y me senté en mi banca, después Oscar, uno de mis amigos, me dijo: —¿Porque llegaste tarde? Y le contesté: —Sólo se me hizo tarde es todo. Y eso fue todo lo que me dijo. Después a la hora de la salida mis compañeros y yo cruzábamos las calles para regresar a nuestras casas, ellos me decían retándome: —A que no puedes cruzar rápidamente las calles. Eso me hizo enojar y por demostrarles lo contrario crucé las calles, pero después no vi el enorme camión que venía sobre mí, lo siguiente que recuerdo era que estaba en una cama de hospital, después vi a mis compañeros que habían venido a visitarme, después de animarme diciendo que estaría bien, les pregunté qué me había pasado y me dijeron: —Quedaste en el pavimento y el señor que te atropelló hizo el favor de llevarte en su camión al hospital. Después se fueron y me dejaron solo, en ese momento recordé algo que había visto cuando estaba inconsciente, estaba yo en un paisaje con el cielo azul, con pocas nubes blancas, de variadas formas, hasta donde llega la vista se alcanzaban a ver enormes campos cubiertos de pasto, como una enorme manta verde y a lo lejos unas flores, de varios tipos y colores, al lado pasaba un pequeño rio de agua cristalina que llegaba hasta la montañas de nieve, ese rio se veía de un color azul transparente y se le podían ver algunos peces de cualquier tipo nadando por allí, también al otro lado se podía ver un enorme bosque de árboles verdes y muy altos, los pájaros sobrevolaban todo el bosque buscando el árbol adecuado para que ellos pudieran construir un nido, el Sol brillaba en su punto más alto, se veían también algunos animales, detrás de mí había un pequeño monte y en él había una pequeña cueva. Después de caminar un poco por ese paisaje a lo lejos vi lo que podía ser una figura humana, me acerqué a ella y me di cuenta de que era una mujer pero no se le veía la cara porque estaba de espaldas, me acerqué a ella y cuando estaba a punto de decirle algo volteó hacia mí, esa mujer era ligeramente alta, tenía la piel como de un color moreno cobrizo que brillaba con la luz del sol, sus ojos eran como dos diamantes del color del mar transparente, su cabello era largo y de color café oscuro, su nariz pequeña. Su boca también era pequeña y su cuerpo estaba bien formado, cuando le iba a preguntar algo fue cuando desperté en la cama del hospital. Después estuve en el hospital como 3 días hasta que me dieron de alta y al día siguiente fui a la escuela, después entré a mi salón y mis compañeros me recibieron con aplausos, después de clases salí y cuando iba caminando por los pasillos de la escuela vi venir a una chica de 15 años (más o menos) que venía hacia mí y se pasó de largo, después de que se fue, me pareció que a esa chica la había visto en alguna parte, pero no le tomé importancia, pero poco después cuando estaba con uno de mis amigos y ella pasó junto a mí la reconocí como la mujer que vi en mi sueño en el hospital, era idéntica a ella, después de un rato decidí hablarle para saber quién era, llegué con ella y le pregunté: —¿Cómo te llamas? —María —me contestó. Luego ella me preguntó mi nombre y yo le respondí: —Mi nombre es Rafael. Después dijo que se tenía que ir porque ya se le hacía tarde y se fue corriendo de allí. A la hora de la salida me la encontré y la saludé de nuevo luego la acompañé a su casa, después me platicó sobre ella, me platicó sobre su familia, sobre que era hija única y sus padres por eso la querían mucho pero a veces se sentía muy sola porque no tenía nadie con quien jugar y porque sus padres trabajaban y sobre lo que quería estudiar, dijo que le gustaría estudiar una carrera fácil, pero en donde se gane mucho dinero (no sé qué carrera sea esa), luego nos despedimos y yo me fui a mi casa. Al otro día ya éramos prácticamente amigos nos volvimos a ver, pasábamos más tiempo juntos porque según ella, no tenía amigas y nos hicimos amigos.
  • 8. 7 DE REGRESO A CASA A mi padre, Cirilo Ramírez Peña, si hubiéramos tenido carro, ojala hubiera tenido esta aventura. Es tarde. Mi papá va manejando por una carretera curva entre varios árboles que forman parte del bosque, somos los únicos de nuestro carril, y ocasionalmente veo otro carro del otro lado, puedo escuchar claramente el roce del viento cada vez que un carro pasa junto a nosotros a gran velocidad, si no me equivoco, deben de ser las 4 de la tarde, a pesar de la hora, el paisaje se ve de una tonalidad oscura, ya que el cielo está gris a causa de tantas nubes grises acumuladas en el cielo, indicándonos que pronto lloverá y que será una lluvia fuerte. Mi papá sabe manejar por estos caminos curvos con gran destreza y habilidad, pero otra cosa es manejar en esas curvas cuando cae la lluvia, por eso me dice: —Debemos llegar tan rápido como podamos a casa de tu madre, porque no podré manejar bien en el pavimento mojado. —Si —asiento con la cabeza y miro cómo pasan los árboles por la ventana trasera, con gran rapidez. Pasan aproximadamente 30 minutos en los que ninguno de los dos dice nada, en ese tiempo mi papá puso un disco de Los Temerarios y yo no recuerdo nada, creo que me quedé dormido, cuando desperté, el disco se había acabado y mi papá me dijo: —Creo que no vamos a llegar a tiempo a la casa. —¿Entonces qué hacemos? —le pregunté. —Vamos a tener que parar en un restaurante, para comer algo y pasar la lluvia —me dijo mi padre. —Está bien —vuelvo a asentir con la cabeza y sigo mirando el paisaje. Veo que éste está formado por cerros de color verde debido a la presencia de vegetación, la carretera donde va manejando papá son curvas que rodean los cerros, a veces cuando va dando una curva, parece que se va a caer por el barranco pero papá sabe manejar, al menos cuando el piso no está mojado. También se ven las nubes grises que cubren todo el cielo y un poco de niebla en lo alto de los cerros. Y también, como la niebla comienza a bajar, todo el paisaje se empieza a ver borroso. Papá va descendiendo la velocidad para tratar de encontrar un restaurante en el camino, ya que él sabe que luego los restaurantes están perdidos entre los árboles y están allí para dar de comer a alguien que lo necesite como nosotros, pero esta vez no se ve ninguno, sólo se ven árboles y más árboles, pasan 30 minutos y nada. —Tenemos que encontrar un restaurante o si no se va a soltar la lluvia y luego para qué quieres que tengamos un accidente —dice papá un poco preocupado. Yo no contesto y después de otro rato, vemos un letrero de señal: “Restaurante a 1km” —Por fin, un restaurante —dice papá. Acelera un poco la velocidad y llegamos al restaurante, este restaurante tiene forma de cabaña hecha de madera y parece de las que salen en las películas donde salen paisajes europeos y alpinos, papá estaciona el auto y bajamos de él, en ese preciso momento caen las primeras gotas de lluvia, entonces entramos, el restaurante se llama “La cabaña de Ramón”, creo que Ramón es el dueño del restaurante. Entramos y ocupamos una mesa para cuatro personas, dispuesta al lado de la ventanilla desde donde se puede ver nuestro carro y la carretera, por donde pasan los carros a gran velocidad y salpican el nuestro, nosotros nos sentamos y viene una mesera de muy buen ver, le da a papá una de las cartas del menú y a mí me da otra y nos pregunta: —¿Qué les sirvo? Papá observa la carta y después de analizarla dice: —Una sopa por favor. —¿Y para el niño? —pregunta la mesera. Reviso la carta y finalmente digo: —Yo quiero también sopa. —¿Alguna bebida? —pregunta la señorita. —Un café para mí, y un refresco para el niño —dice papá. —Ahora vuelvo con sus órdenes —dice la mesera y se va. Mientras papá saca un periódico que tenía en la bolsa bien oculto, que de hecho, no sabía que tenía, yo observo cómo cae la lluvia y veo los carros que pasan por la carretera, llega la mesera con dos platos de sopa, un vaso de café caliente y una botella de refresco, nos las dan y nos dice: —Aquí tienen sus órdenes, disfruten la comida —y se va. Yo le doy un sorbo a la sopa y hago un pequeño gesto de dolor, ya que está muy caliente, papá me dice: —Sóplale, está caliente. Le soplo hasta que se entibia un poco, papá hace lo mismo. Después, los dos comemos y cuando terminamos de comer, papá dice: —Será mejor que nos quedemos aquí hasta que pase la lluvia.
  • 9. 8 —Si —le digo. Mientras papá sigue leyendo su periódico, yo sigo viendo la lluvia que ahora es más fuerte, veo cómo el agua se escurre en la ventana, y por eso, no se ve bien afuera, el vidrio empieza a empañecerse y yo lo limpio, después creo que me quedo dormido, no lo recuerdo bien, pero a mí me hubiera gustado traerme también algo para entretenerme, así que me la pasé jugando con la botella de refresco vacía. Después de un rato, la lluvia comienza a calmarse, papá dice: —Bueno, vámonos, que tu madre debe de estar preocupada por nosotros. —Si —le digo. Papá le habla a la misma mesera que nos trajo la sopa, le paga la cuenta y salimos, ya no llueve pero el cielo sigue gris, subimos al carro, él se pone el cinturón de seguridad, enciende el auto y entra a la carretera, después de eso papá me dice algo que no recuerdo y luego me quedo dormido en el asiento trasero del carro.
  • 10. 9 DOBLE ENGAÑO A José Emilio Pacheco, el primer intento no funcionó, así que esto no es suficiente. Hay veces en las que me pongo a recordar lo que pasó hace 3 años, y aunque al principio me daba coraje, ahora me da risa, así que decidí escribirlo para que no se me olvide, o para, al menos, tener algo que leer para entretenerme. Todo comenzó cuando iba en segundo semestre, o tal vez desde antes. Siempre me había gustado Norma, pero nunca pude decláramele ya que soy muy cobarde para con las chicas, así que mi amor por ella lo mantuve en secreto, además a ella casi no le hablaba, sólo en contadas ocasiones me hablaba pero era para pedirme la tarea ya que ella nunca tenía tiempo de hacerla (ya que se la pasaba de fiesta en fiesta) y ella y mis demás compañeros saben que soy el más listo de la clase, de ahí, nada más a eso. La única persona que sabía que me gustaba Norma era Genaro, un amigo que estimaba mucho, era con el único con quien realmente me llevaba bien, siempre me decía que le intentara hablar a Norma o que le hiciera la plática, sin importar si termino diciendo estupideces, al fin que así se comienza, pero nunca le dije nada. Siempre que pasaba frente a nosotros, Genaro siempre me decía lo mismo: —Ahí está, ya vas, háblale. Yo, por pura pena o vergüenza, o no sé qué, no decía nada y ella seguía su camino, entonces Genaro me decía lo mismo de siempre: —Si serás re güey, si no te pones las pilas, cuando menos te des cuenta, cualquiera te la va a bajar. Yo supuse que tenía razón, ya que es una de las chicas más lindas de la escuela y Genaro me decía que tenía mucha “competencia”, pero no pensé que lo que me dijo antes se hiciera realidad. Entonces fue cuando entramos a tercer semestre cuando comenzó todo. Eran de los primeros días de clase y recuerdo muy bien que el día donde comenzó todo fue un lunes, ya que recuerdo muy bien que los dos días anteriores estuvimos de visita con mis tíos que viven en Querétaro. Como llegamos el lunes en la mañana y yo voy a la escuela en la tarde, apenas y me dio tiempo de hacer mi tarea y tan pronto como la terminé, me alisté, mi mamá me dio un Danup para que me lo tomara en la escuela, pero yo siempre me los tomo de camino a la escuela ya que si se calientan saben feo. Me subí al autobús y yo con mi Danup en la mano, después el camión recorre algunos kilómetros y entonces sube Norma, como el camión ya estaba lleno, ella se sentó en el único asiento que quedaba vacío, y era precisamente junto a donde yo estaba, no sabía si ponerme feliz o no sé, entonces ella se sentó junto a mí y me dijo: —Hola. Y yo le respondí lo mismo: —Hola. Después de eso me volteé a la ventana para que ella no viera mi cara de “no sé qué decirte”, sentía ganas de hablarle pero no se me ocurría nada y también pensaba decirle estupideces como me decía Genaro, pero pensaba que también la iba a “regar”, cuando íbamos a mitad del camino, se subió Genaro y como el camión ya estaba lleno, se fue parado frente a nosotros y agarrándose de los tubos. Ellos dos se saludaron y luego Genaro me hizo señas y gestos diciéndome que era mi oportunidad, yo sólo le respondía a manera de gestos y cuidando que Norma no me viera, que no se me ocurría nada que decirle, entonces Genaro vino y le empezó a hablar a Norma diciéndole: —No, pues aquí mi amigo Daniel te quiere decir algo. Yo me quede como si me hubieran echado un balde de agua fría, y le hacía señas a Genaro intentándole decir que qué estaba haciendo. —¿Enserio? —le contesta Norma y se dirige a mí preguntando—: ¿Qué quieres decirme? No tuve más remedio que responderle y le dije —Bueno... Yo quería decirte que… —pero no le terminé diciendo nada. Genaro interviene y le dice a Norma: —¿Y cómo vas con Pedro? —y de paso me hace una seña diciéndome que soy un idiota. —Pues, como que no se deja —le responde ella— Parece que si quiere, pero luego se arrepiente y ya no quiere. Se la pasaron hablando todo el camino de ese tal Pedro, que no conozco y que bien pensaba que Genaro se lo dijo para qué yo sintiera celos y le empezara a hablar. Después de un rato, el camión llegó a la escuela y bajamos, ellos dos seguían hablando y se fueron delante de mí, entonces yo me sentí mal, sentí coraje pero no sabía si era por no haberle hablado o porque los vi a los dos platicando, del puro coraje aplasté con la mano la botella de Danup que tenía conmigo y la tiré a la basura. Entramos al salón de clase y allí estaba el maestro Pineda pasando lista, después nos puso unos ejercicios de matemáticas y se sentó en su silla, entonces nos dijo: —Si pasa el supervisor me despiertan y le dicen que estamos trabajando.
  • 11. 10 Como el maestro se quedó dormido, nadie hizo los ejercicios e hicieron puro relajo, yo por mi parte, me di cuenta de que Genaro y Norma seguían hablando, entonces me acerqué para intentar escuchar algo y me pareció que ya no hablaban del sujeto llamado Pedro, me acerqué más y ya no pude oír bien, y para disimular que yo no escuchaba nada, me puse a resolver los ejercicios, después ellos dos salieron del salón, entonces me puse celoso, y decidí seguirlos, y cuando ya iba en la puerta de entrada, que se despierta el maestro y me dice: —¿A dónde va pregunta? —Voy al baño —le dije. —Nadie puede salir hasta que terminen el ejercicio —me dice el gordo ese. Total, que ni me pude salir y me puse a terminar de resolver los ejercicios, cuando terminé, le pedí de nuevo permiso al maestro y esta vez me dejó salir, nomás voy saliendo y me encuentro con Genaro, sólo estaba el, parecía como si se hubiera caído y se hubiera sacudido la ropa muy fuerte porque tenía la ropa algo desordenada, le pregunté: —¿Y Norma? —Ahorita viene, fue al baño, no te preocupes, estuve hablando con ella. —¿Y de qué? —le pregunté. —Sobre ti, le dije que te gustaba y todo, ya sabes, abogar por ti —me dijo. —¿Y qué te dijo ella? —volví a preguntar. —Ella —me dijo Genaro— Dice que eres un chico lindo y todo, pero que no le hablas y que si tú le hablaras más, a lo mejor te daría una oportunidad. No sé por qué, pero sentí en su tono de voz como si él mismo estuviera dudando de lo que me estaba diciendo. —Ya tienes la oportunidad, no la desperdicies —me dijo y se metió al salón. Yo me fui a los baños, me asomé al baño de mujeres y la vi, estaba peinándose, entonces salió de allí, tenía el mismo aspecto de Genaro, con su ropa arrugada. Fue cuando le hablé y le pregunté: —¿Tienes novio? Ella me dijo la respuesta que yo esperaba: —No ¿Por qué? —Nomas por saber —le dije— Es que quería decirte que… bueno, eres una chica linda y… Y me interrumpió diciendo: —Si ya lo sé, me lo contó Genaro. Cuando me dijo eso me sentí humillado, ya que fue otra persona, y no yo, la que le dijo que me gustaba. Entonces le pregunté: —¿Y tú qué piensas? Ella se quedó pensando y al final dijo: —No lo sé, déjame pensarlo. Nos fuimos caminando al salón y a medio camino, como si fuera por un impulso me dice: —Bueno, tú también me gustas un poco. No sabía si sentirme feliz o de alguna otra manera y le dije: —Entonces ¿quieres que andemos? —(le dije eso porque yo creía que si le decía “quieres ser mi novia” me iba a sentir más ridículo y cursi) Lo único que recuerdo es que me dijo “Si” y me dijo que nos “saltáramos” la clase del maestro Pineda, al fin, según ella “ese gordo no es tan importante”, entonces nos fuimos detrás de los baños y nos estuvimos besando, como media hora, hasta que entramos al salón, no sin antes esperar a que el gordo del maestro Pineda saliera, entonces entramos, yo iba en las mismas condiciones que Genaro y Norma cuando los encontré, pero nunca se me ocurrió sospechar, yo sólo entré y le dije a Genaro: —Por primera vez estoy feliz en esta mugrosa escuela. —Vaya —me dijo— Por fin, muchacho, ya empezaba a pensar que eras del “otro lado”. Yo sólo le contesté: —No manches. A partir de allí, todo cambió, ya que ella y yo nos saltábamos regularmente las clases para irnos a besar detrás de los baños, cada vez que la besaba me sentía emocionado, rozar sus labios con los míos y tocar su lengua con la mía, sentía tentación de tocarle más allá de la cintura y debajo del cuello, o luego metía mi mano por debajo de su camisa, ella tenía más libertad que yo, ella sí me tocaba donde no debería, pero no llegó más lejos. Y por lo mismo de que no entraba a las clases empecé a bajar mi promedio, pero no me importaba, sólo me importaba que fuera novio de una de las chicas más lindas de la escuela. Cuando el director se enteró de mis bajas calificaciones, me mandó llamar a su oficina y me dijo: —¿Qué pasó Daniel, eras el más inteligente de la escuela, eras mi orgullo, y resulta que ya bajaste? Yo solo me limitaba a decir:
  • 12. 11 —No sé qué piense usted “direc” (nunca le había llamado “direc”), pero siento que como yo he sido siempre el más listo de la escuela ¿no cree usted que ya es hora de dejar de ser tan matado? Después estuvimos discutiendo de que si no subía mis calificaciones, iba a mandar a llamar a mis padres y yo solo “le daba el avión” (de todas maneras mis padres no están enterados de cómo estaba en la escuela). Fue allí cuando pasé de ser un chico serio y preocupado a ser más rebelde y alivianado, creo que mi relación con Norma me cambio mucho, no sabía si era feliz o si no me importaba. Otro que también se quejaba era Genaro, que me decía que debido a que yo pasaba mucho tiempo con Norma, a él casi ya ni le hablaba, pero a él tampoco parecía importarle mucho, de hecho, me daba la impresión de que se quejaba nomás para que yo no sospechara nada y pensaba que yo era un iluso, y después tuvo razón. Unas semanas después, cuando salimos de la escuela le dije a Norma que la acompañara como siempre, pero me dijo: —Ahora no puedo, me voy a ir por otro lado, pero nos vemos mañana. Se despidió de mí y se subió a otro camión, a mí me pareció extraño, ya que, para empezar, salimos a las 10 de la noche, si ella se va a otro lado, llegaría muy tarde a su casa, pero creo que no le tomé importancia. Al otro día, estábamos en clase y se me acercó Mariana, que es una amiga de Norma, la cual por cierto, también tiene lo suyo, ella también es linda pero a ella de plano no le hablaba ya que yo estaba embobado con Norma, entonces Mariana me dijo: —No te vayas a enojar por lo que te voy a decir Daniel, pero me dijeron que Norma te engaña con Genaro. Obviamente le dije que estaba loca y ella se limitó a decirme: —Allá tú si no crees, yo nomas te lo advierto. No le creí, pero en ese momento entraron Norma y Genaro, juntos, dijeron que llagaron tarde, yo quería pensar que llegaron juntos por coincidencia, pero no pude, y sí comencé a dudar. Unas horas después, Norma me dijo que fuéramos detrás de los baños a besarnos como siempre, pero antes le dije lo que me había dicho Mariana antes y ella me dijo: —No puedo creer que dudes de mí, tú crees todo lo que te dice la gente, ella es una chismosa que sólo se mete en donde no le importa. —¿Cómo puedes decir eso de ella? —le dije— Ella es tu amiga. —Si —me dijo— Pero ahora por haber dicho esto ya no lo es, yo te amo ¿tú me crees verdad? Le conteste con un sí, que sonó como un no sé. A partir de allí, tanto Norma como Genaro, se comportaron de una manera extraña, pareciera que a Genaro no le importara para nada que no nos habláramos, y Norma no pasaba mucho tiempo conmigo, y también era extraña coincidencia que siempre llegaran tarde y que su diferencia de llegada nunca pasaba de 2 minutos. En otra ocasión en la cual me pidió que no la acompañara, los vi llegar al mismo tiempo, dijeron que se les hizo tarde, se veían en las mimas condiciones que estaban antes y además estaban cansados, el maestro Pineda les preguntó: —¿Por qué tan tarde? Ellos respondieron: —Se nos hizo tarde. —A ustedes siempre se les hace tarde —dijo el maestro —¿Y porque vienen así? —Es porque nos venimos corriendo hasta la escuela —dijo ella. —¿Y qué no se viene en camión? —preguntó el profesor. —Es que se descompuso a medio camino y nos venimos corriendo —dijo ella. Todo lo que ellos dijeron me hizo pensar que no era cierto lo que ellos decían. Durante una hora libre que nos dio el profe, en la que curiosamente Norma y Genaro no estaban, yo estaba leyendo el manga 13 de Death Note, y en eso llega Mariana y me dice: —Te dije que ellos dos te están viendo la cara y tú no me crees. Yo deje de leer y le pregunté: —¿Por qué crees eso? —Porque yo los he visto —me dijo— Cuando ella te dice que no la acompañes por varias razones, lo que pasa es que se va con Genaro a “caldear” detrás del jardín ese de allá afuera, yo los he visto y tú no me crees. —No sé si creerte —le dije— Pero es tu amiga.
  • 13. 12 —Ella ya no es mi amiga —me dijo— Ella dijo que no me metiera entre tú y ella, porque si no me iba a ir mal. —Pero ella me dijo que todo lo que me dijeras tú, era mentira y que ella me ama —le dije. —No seas tonto, te lo dice sólo para que te la creas, o que, ¿no te parece raro que ellos dos siempre lleguen tarde y juntos, y que estén medio desarreglados?, eso es porque antes de pasar a la escuela se van a revolcar en el jardín sin que nadie los vea, créeme. —No sé a quién creerle ya —le dije. —No sé cómo puedes ser tan inteligente y a la vez tan tonto —me dijo ella. —¿Qué quieres decir? —le pregunté. —Le crees más a la persona que te está engañando y no le crees a la que te lo dice, a la que de veras te aprecia — me dijo. —¿Qué quieres decir? —le pregunté de nuevo. —Eres un chavo muy lindo y te estimo mucho, y pienso que Norma no te merece, tú te mereces a alguien que de veras lo valga y que no te haga sufrir, o que no te engañe —me dijo Mariana. Yo intuí su respuesta y luego me confirmó lo que pensaba cuando me dio un beso en la boca, luego me dijo: —Eres muy listo para dejarte engañar tan fácilmente, será mejor que abras los ojos de una vez —y se fue. No sabía qué decir, no sé, estaba dudando en que si de veras Norma me engañaba, y a su amiga Mariana, de quien no recordaba ni su nombre porque nunca la “pelaba”, resulta que siempre estuvo enamorada de mí, pero que no me hablaba por las mismas razones por las cuales yo no le hablaba en un principio a Norma. Eso me dejó sorprendido, yo tanto tiempo buscando que Norma me hiciera caso, y resulta que ya desde siempre tuve una oportunidad con Mariana. Pero también por todo lo que estaba pasando, sí comencé a sospechar de ellos dos, así que esa noche, cuando salimos ella se despidió de mí, pretextando como siempre otra cosa y ya no la acompañe, según ella, se subió a un camión y la seguí, me di cuenta que ella se bajaba del camión unas dos cuadras después, y me dije que para qué se subió a un camión si no iba a ser mucha distancia, y se pudo hacer ido caminando. La seguí sin que se diera cuenta y llegué al jardincito ese donde dicen que se ven, la vi con otro sujeto que no pude ver bien porque estaba oscuro, pero a pesar de eso, tenía un fuerte presentimiento de que era Genaro, entonces se metieron más adentro y los seguí, llegaron a una parte un poco iluminada por postes de luz, se acostaron en un lugar donde había pasto verde y se besaron, se besaban de una manera más lasciva que ella conmigo, se tocaban por todos lados, yo lo vi todo detrás de un árbol, me di cuenta de que sí era Genaro y en ese momento sentí como una descarga electica por mi cuerpo. No sabía qué hacer, pero decidí no seguir viendo eso y regresarme, nunca me había sentido tan enojado, humillado, estúpido y todo eso en toda mi vida, quise ir a reclamarle a los dos pero no me convenía porque Genaro era capaz de hacerme pedazos y si le reclamaba a Norma, bueno, ni sabía, porque en ese momento me subí enojado a un camión que ni sabía si era el que me llevaba a casa, entonces me acordé de todo lo que me dijo Mariana y decidí vengarme, entonces me bajé unas cuadras antes de llegar a mi casa y fui a la casa de Mariana. Toqué la puerta a golpes y salió ella, me vio llorando y me preguntó: —¿Qué te pasó? —Tenías razón —le dije y me costó trabajo admitirlo— Norma me engaña con el idiota de Genaro. —¿Cómo puedes decir eso de tu amigo? —me dijo en tono sarcástico haciendo referencia a que yo le dije eso mismo de Norma y ella. —Te lo dije babosito —me dijo— Te dije que ese par de estúpidos te estaban viendo la cara y tú, ni me haces caso. —Perdóname por dudar de ti —le dije y me valió que me estuviera humillando ante una mujer. —¿Cómo te enteraste? —me preguntó. —Es que los seguí —le dije— Y los vi revolcándose en el suelo como viles perros, creo que si me hubiera quedado a ver, soy capaz de matarlos a los dos. —Si —dijo Mariana— No te enojes pero por como yo los he visto, creo que Norma ya “se estrenó”, si sabes a lo que me refiero ¿verdad? —Si —le dije— Mi novia me engaña con mi mejor amigo. Ese baboso ya no es tu amigo ni Norma ya no es mi amiga —me dijo— Y supongo que quieres vengarte ¿cierto? — me preguntó Mariana. Yo le respondí que sí inmediatamente y me dijo: —Entra a mi casa, ahora no hay nadie. —Entramos a su casa y luego a su habitación, después nos acostamos en su cama, ella se subió sobre mí, y comenzamos a besarnos, luego de un rato me dijo: —Yo soy la única que siempre te ha amado y que te valora, sé que te dolió, pero ahora a esa perra le toca sufrir, y también a ese bastardo. Nunca la había oído hablar así de nadie, ni de sus enemigos, luego nos volvimos a besar. Al otro día me subí al camión otra vez con mi Danup en la mano, llega Norma y me dice: —Hola —y me saluda la desgraciada y cínica con un beso en la boca.
  • 14. 13 —Tenemos que hablar —le digo. —¿Qué pasa? —me pregunta. —Quiero terminar contigo. —¿Por qué?, ¿que ya no me quieres? —me dice en un tono que parecía falso. —No —le dije— No es eso, sólo que siento que ya no estamos tan juntos como antes, además estoy bajo en mis calificaciones y mi mamá me dijo que me pusiera a estudiar porque si no, me sacaba de la escuela y me metía a trabajar — (no podía creer que todo eso se me ocurriera en tan poco tiempo) —Pero yo te amo —me dijo. —Yo también te amo —le dije— Pero simplemente, lo nuestro no se puede, por favor entiéndeme. —Si te he hecho daño dime para que... —me dijo ella. —No —la interrumpí— No es eso, ya te dije por qué, por favor entiéndelo. No me dijo nada y se alejó llorando con lágrimas de cocodrilo. Un rato después Mariana se subió y sentó conmigo y me saludo de beso en la boca, Norma no vio esto, pero me hubiera gustado verla. Le dije a Mariana: —Acabo de terminar con Norma. —Bien —dice ella— Ya estas libre, ya podemos hacer lo que queramos. —Si —le dije y nos besamos, luego se subió Genaro y se sentó con Norma, supongo que ella le contó lo que pasó ya que se acercó a donde yo estaba y me preguntó: —¿Qué pasó Daniel, porque terminaste con Norma? No le quise contestar, y en ese momento sentí ganas de lanzarle el Danup que tenía en la mera cara. Él siguió insistiendo en su pregunta hasta que Mariana lo interrumpió diciéndole casi a gritos: —Déjalo en paz baboso. —¿Y a ti quien te preguntó metiche? —le respondió Genaro. —Déjala, no la molestes —le dije a Genaro. Entonces Genaro se fue medio enojado de allí. Mariana y yo nos sentimos felices por haberlo corrido. Llegamos a la escuela y tomamos clase con el mismo maestro, Mariana y yo nos sentíamos juntos (más juntos porque juntamos nuestras bancas) y ella todo el tiempo tuvo su cabeza en mi hombro, Genaro y Norma veían esto pero a nosotros no nos importó. En una hora libre que tuvimos Mariana y yo fuimos a comprar a la cafetería, ella me dio un beso en la boca, lo malo es que esto precisamente lo vieron Norma y Genaro y vinieron a reclamarnos: —¿Entonces me dejaste por esta perra? —me reclamó Norma. —No puedo creer que seas tan rematadamente idiota —me dice Genaro. —Háganse los dos idiotas ¿no? —le dije— Sigan fingiendo como lo hicieron para engañarme. —¿De qué hablas? —me preguntaron. —No se hagan pendejos (esa fue la primera vez en mi vida que dije una grosería tan grande, lo cual demuestra lo enojado que estaba), ustedes dos me han estado engañando, yo los vi, ella los vio, se estaban revolcando como viles perros en el suelo del jardín de acá —y hasta les señalé el jardín. Ellos se quedaron callados y Norma comenzó a atacar a Mariana, allí sí de plano me enojé y entre en su ayuda, pero Genaro me agarró y me golpeó, entonces comenzamos a pelear, la verdad todavía me sorprende cómo me pude poner al nivel de Genaro, si él es más alto y más fuerte que yo, pero una vez alguien me dijo que cuando una persona está demostrando al máximo sus emociones, como yo que estaba enojado, era capaz de hacer cualquier cosa. Después por una cosas que me dijo Genaro, que no recuerdo (qué bueno que no lo recuerdo) y que sí me hizo enojar, lo golpeé tan fuerte que creo que se quedó inconsciente, entonces fui a ayudar a Mariana, cuando vi a Norma encima de Mariana y golpeándola, se me fue todo el amor que alguna vez sentí por ella y se convirtió en odio y la quité violentamente encima de ella, en eso Genaro se vuelve a levantar y me vuelve a agarrar pero llegan a unos compañeros y nos separan a los cuatro, llego uno de los supervisores y nos preguntó: —¿Qué está pasando aquí? No nos dejó responderle ya que nos llevó a la dirección, y ahí el director nos tiene a los cuatro, sentados frente a su escritorio y nosotros con la ropa sucia y cubiertos de sangre. —Esto no lo puedo creer —nos dijo el director— Puedo pensar muchas cosas de ustedes tres pero tú —mirándome a mí— Eras el más inteligente de la escuela, y mira hasta dónde has caído. —Ellos comenzaron —le dije. —Si —dijo Mariana— Llegaron y nos comenzaron a atacar. —No es cierto —dijeron los otros dos. Comenzamos a discutir y el director pidió silencio. Después nos dijo: —Voy a levantarles un reporte de conducta a los cuatro y quiero aquí a los papás de los cuatro mañana a primera hora de clase —luego nos dijo que nos fuéramos a nuestro salón.
  • 15. 14 Saliendo de la dirección, Norma y Genaro se fueron juntos y Mariana y yo nos fuimos por otro lado, ella me dijo: —No sabía que sabias pelear. —No, yo no sabía que sabía —le dije. —Has de estar enojado ¿no? —me dijo— Y cuando una persona está enojada es capaz de hacer cualquier cosa. Me dijo lo mismo que me habían dicho antes y luego le pregunté: —¿Estás bien? —Si —me dijo— Un poco adolorida pero estoy bien ¿y tú? —También —le dije. Después ella me dio un beso y me dijo: —Gracias por defenderme, no pensé que le fueras a hacer algo a Norma. —Eso fue —le dije— Porque ahora ya no siento nada por ella, ahora sé que tú siempre fuiste la mujer indicada o algo así y por eso, te amo. No supe lo que le dije pero creo que me entendió porque ella también me dijo: —Te amo. Y nos fuimos al salón. Al otro día vinieron los padres a hablar con el director, no sé qué les habrán dicho a los demás pero mis papás me dijeron que no me iban a castigar ni nada porque era la primera vez que me levantaban un reporte y ellos dijeron que de ahora en adelante me tomarían más atención. Cuando los papás de todos se fueron Mariana viene conmigo y nos vamos caminando, ella me dice: —¿Sabías que van a expulsar a Genaro y a Norma? —¿Porque a ellos los van expulsar y a nosotros no? —le pregunté. —Eso es —me dijo— Porque como ellos llevaban ya malas calificaciones y se saltaban clases, pues la pelea fue como la gota que derramo el vaso. —¿Y te sientes feliz por eso? —le pregunté. —No —me dijo— Ellos se lo buscaron. Me quedo pensando un rato y luego le digo: —Sí, tienes razón, ellos se lo buscaron. Nos dimos un beso y luego entramos al salón a tomar clases. Bueno, esa es toda la historia, sí, al principio me da algo de coraje recordar el principio, pero me siento feliz al recordar lo demás, ya que todo terminó bien y me siento más feliz cuando pienso en Mariana, hasta la fecha ella y yo seguimos siendo novios y yo creo que seguiremos así por mucho tiempo.
  • 16. 15 UNA FAMILIA FELIZ A mi tío Pedro Hernández Ramírez, el verdadero autor de este cuento. Érase una vez, hace mucho tiempo, una familia que vivía muy feliz, sin preocupaciones de ninguna clase, esta familia estaba formada por el padre, la madre, y sus dos hijos, un niño y una niña, dos años menor que su hermano. Repentinamente, un día la madre enfermó y murió, los 3 le lloraron por mucho tiempo, sin embargo, a falta de una figura maternal para sus hijos, el padre decidió buscarse una nueva esposa y no tardó en encontrarla. Sin embargo, esta mujer, resultó ser completamente distinta a la madre de los niños, ella los maltrataba, les imponía quehaceres pesados, los obligaba a trabajar aún a su corta edad, ella era muy cruel con ellos porque no eran sus hijos biológicos, su marido, el padre de los niños, a pesar de que sabía de los abusos de su nueva esposa, no le decía nada, ya que la señora siempre inventaba que los niños no la querían y que la odiaban y él siempre le creía a su esposa, ya que la quería mucho. Con el tiempo, la esposa se embarazó y tuvieron un hijo, hermanastro de los niños, a la niña siempre la obligaba a hacerse cargo del niño, de cambiarle sus pañales y darle de comer, como si fuera su hija, al niño lo mandaba a trabajar, a cortar leña y otras cosas pesadas. Aproximadamente un año después, y debido a que la paciencia de la mujer se había acabado para con los niños, llamó a solar a su marido y le dijo: —Quiero que te deshagas de esos niños. —¿Por qué? —le responde su marido sorprendido. —Es que no me quieren —le explica su mujer— Yo trato de ser una buena madre con ellos, pero ellos me odian, y también odian a nuestro hijo, han acabado con mi paciencia. —Tranquila —le dice el marido— Yo sé que no te quieren, pero dales una oportunidad, tal vez al final te ganes su amor. —No —le dice la esposa— Ya he esperado bastante, ellos me odian, por favor deshazte de ellos, si no lo haces, entonces quiere decir que no me quieres. —Pero… —y se quedó callado. El marido tomó esa noche una difícil decisión. Fue con sus hijos y les dijo: —Alístense, porque mañana vamos a ir a cortar leña al monte. —Si —dijeron los niños sin saber las verdaderas intenciones de su padre. Los niños estaban felices porque hacía mucho tiempo que no pasaban un tiempo con su padre, sobretodo después de que se casó, para ellos era como volver al pasado, a los días felices en los que los chicos salían de paseo con su madre original. Al día siguiente, muy temprano, el padre y sus hijos salieron de casa y caminaron por un largo rato adentrándose en un bosque, el padre sólo caminaba sin saber por dónde ir, de esta manera los iba a perder, aunque él recordaba el camino a casa, hacia lo posible por despistar a sus hijos, y estos, sin saberlo, no prestaban atención al camino. Al medio día se sentaron y el padre les dijo a los niños: —Espérenme aquí, no se muevan, voy a recoger leña. El padre se fue, los niños estuvieron esperándolo por largo rato. —¿Dónde está papá? —se preguntaba la niña. —No lo sé —le dice su hermano— Ya se tardó, pero no te preocupes, pronto vendrá por nosotros. Pero nunca llegó, cayó la noche y con ella, una lluvia, los niños se refugiaron bajo un árbol intentando protegerse de la lluvia y el frio, allí se quedaron dormidos. Al día siguiente, el chico despierta al oír un ruido a lo lejos, nota que el ruido es de un burro que rebuzna a lo lejos, su hermana también despierta por el mismo ruido. —¿Qué sucede? —se pregunta ella. —Se oye un burro —dice el niño y prosigue—: Espera, donde se oye un burro, hay una casa, donde hay una casa, hay comida… espérame aquí, no tardo. —No —le dice la niña— Quiero ir contigo, no me dejes sola. —Sólo voy a ver si me dan algo de comer, no me tardo —le dijo su hermano. —Eso mismo nos dijo papá ayer —le dice la niña. El niño no dijo nada y se fue. Un rato después, y guiado por los sonidos del animal, el niño llega a una casa de aspecto pobre, allí ve, desde la ventana, a una anciana que trataba de pegarle a su gato, porque éste se robaba su carne, pero no atinaba a darle porque la mujer no veía bien, el niño apenas y pudo aguantarse las ganas de reír al ver esta escena, como la anciana estaba ocupada tratando de pegarle a su gato, el chico entró a su casa y sin hacer ruido tomó un pan que estaba en la mesa de la señora y se lo llevó sin que se diera cuenta.
  • 17. 16 El niño vuelve con su hermana y se reparten el pan. —¿Dónde conseguiste este pan? —le pregunta su hermana. —En una casa —le contesta— Es que hay una señora que le quiere pegar a su gato porque se roba su carne, pero no puede darle porque no ve bien. —Quiero ver eso —le dice la niña— Debe ser muy gracioso. —No, porque te vas a reír y nos van a escuchar —le dice su hermano. —Te prometo que no —le dijo su hermana. —Está bien —dijo al fin el niño. Los dos niños van a la casa de la anciana y ven la misma escena, la niña no puede contenerse y se ríe, la viejita oye su risa y pregunta: —¿Quién anda allí? Los dos niños quedan en silencio, y la niña recibe una mirada reclamadora de su hermano. La viejita toma sus lentes, que tampoco encontraba y se los pone, es cuando ve a los niños y les pregunta: —¿Quiénes son ustedes? —Somos unos niños que dejaron abandonados —le dice el niño— Nuestro padre nos abandonó ayer. —¿Los abandonaron? —les pregunta la anciana. —Si —contesta la niña. La viejita los observa un poco y les dice: —Entonces si no tienen dónde ir, quédense a vivir conmigo, necesito ayuda en los quehaceres de la casa y también necesito a alguien que me ayude a que ese gato no se robe mi comida. —Gracias —le dicen los niños agradecidos. Los niños se quedaron entonces a vivir con la anciana, le ayudaban a los quehaceres de la casa, y también a que el gato no se comiera su comida. La viejita, por su parte les daba mucho de comer a los niños. Debido a que la mujer a cada rato perdía sus lentes, no encontraba fácilmente a los niños, entonces cuando los buscaba los tomaba del brazo y así los reconocía, debido a que comían bastante, cada vez que los tomaba del brazo, los sentía más gruesos, porque los niños habían subido de peso. Otro año había pasado ya desde que los niños habían llegado a esa casa, estaban jugando una noche en el patio, entonces se les acercó el gato y comenzó a hablarles: —Esta es la única vez que Dios me va a dejar hablar, así que pongan mucha atención. Los niños, a pesar de lo sorprendidos que estaban cuando el gato les habló, escucharon atentamente. —Tengan cuidado —les dijo el gato— Esa mujer se los planea comer muy pronto. —¿Qué cosa? —pregunta la niña. —Esa mujer en realidad es una bruja, pero no puede hacer nada mientras no coma algún ser humano, y hace mucho que no se come uno, por eso los está sobrealimentando, esa es la razón por la cual los toca siempre del brazo, ella está comprobando qué tan gordos están para ver si ya es tiempo de que se los coma. —¿Pero qué podemos hacer? —pregunta el niño. —La bruja planea comérselos mañana en la noche —les dice el gato— Y mañana, cuando ella esté preparando la olla donde los va a meter, empújenla al fuego, de esta manera podrán escapar —y luego el gato se fue. —Gracias —le dijeron los niños. A la noche siguiente, la anciana les pidió a los niños que la ayudaran a preparar la cena, los niños le hicieron caso y cuando ella estaba poniendo la leña en el fuego, los niños la empujaron, allí la bruja se quemó, los niños aprovecharon para huir. Los niños entonces andaban errantes por todo el mundo, viajando y buscando la manera de sobrevivir, así pasaron varios años, cuando la niña cumplió los 18 años, decidió separarse de su hermano e ir ella sola por el mundo, argumentando que ya habían pasado muchos años juntos y que ella podía cuidarse sola, el hermano al principio se negó, pero al final la dejó ir. Ella, después de un tiempo, conoció y se juntó con un soldado del ejército, era un hombre que la quería mucho, pero también muy celoso, había participado en algunas guerras y por lo mismo había subido de rango. El chico, por su parte, consiguió una casa y se compró dos cachorros de leones, a uno lo llamó “Adiós” y al otro “Mundo”, él lo creyó así conveniente.
  • 18. 17 Algunos años después, el niño, ya convertido en adulto, pudo dar con su padre y fue a visitarlo. Él tocó la puerta y le abrió un hombre viejo: —¿Qué desea? —preguntó. —¿Tú eres mi padre? —le preguntó el hijo al reconocerlo. El padre lo reconoció y le preguntó: —¿Eres tú? —Padre, he vuelto —le dice el muchacho— Soy el hijo que dejaste abandonado hace tantos años. Al padre se le hizo un nudo en la garganta. —Pasa —le dice el padre. Padre e hijo pasan adentro y el hijo le pregunta: —¿Qué pasó con tu esposa? —Me dejó —le dice el padre— Me abandonó con otro hombre y se llevó a mi hijo con ella. —Lo siento —le dice el hijo. —Pero supongo que fue mi culpa —le dijo el padre— Ella siempre decía que ustedes no la querían y yo siempre le di la razón, por encima de ustedes. —Esa mujer no te merecía —le dice su hijo— Ninguna se compararía con nuestra madre. —Lo sé —le dice su padre y cambiando de tema le pregunta: —¿Quieres algo de comer? —Claro —le dice el hijo. Se sirven carne de puerco, el padre, al morder la carne, ésta se comienza a quemar y él se quema la lengua. De la carne brotan leguas de fuego que termina por carbonizar la carne. —¿Qué sucede? —se pregunta el padre extrañado. El hijo observa la escena y comprende todo. El padre también entiende que la carne se quemó por el pecado que él cometió de haber abandonado a sus hijos y haberse juntado con una mala mujer que al final, también lo dejó. Entonces se pone a llorar y le dice al hijo: —Perdóname, lamento haberlos dejado a tu hermana y a ti abandonados. —Está bien —le dice su hijo— Ya todo está perdonado. —¿Dónde está tu hermana? —le pregunta su padre. —No lo sé —le dice el hijo— Hace tiempo que nos separamos, creo que se juntó con alguien del ejército. —Tu deber como hermano mayor es protegerla —le dice el padre— No cometas el mismo error que yo cometí, ve a buscarla. —Si —le dice el hijo. El muchacho sale a buscar a su hermana y algunos años después la encuentra, ella ya está casada con el que ahora es un general. —Hermana —le dice al verla— Te he encontrado. —¿Qué quieres? —le pregunta ella. —He venido por ti, tenemos que estar juntos —le dice el chico. —No —dice ella— Ahora cada quien tiene su camino, yo tengo el mío y tú busca el tuyo, no podemos estar por siempre juntos. —Pero somos hermanos —le replica. —Eso no significa nada ahora —le dice su hermana— Yo tomé mi camino, y tú deberías hacer lo mismo. —Pero nuestro padre me dijo… —No me hables de ese hombre —le dice ella enojada y le cierra la puerta. El chico seguía insistiendo con lo mismo a su hermana hasta que ella se hartó y a solas platicó con su marido. —¿Que te sucede? —le pregunta su esposo. —Mi hermano —dice ella— Insiste en que me vaya con él. —Pero él debe de dejar que tu vivas tu vida —le replica el general— ¿Quieres que lo espante? —No quisiera —le dice ella— Después de todo es mi hermano. Al general nunca le cayó bien el hermano de su esposa, desde el primer día en el que lo conoció lo vio como alguien inferior, y el, dado su rango militar, creía que era poca cosa, muchas veces trató de buscar un pretexto para deshacerse de él, pero nunca lo encontró, sobretodo porque aunque su hermana estaba un poco fastidiada de que él insistiera tanto con que estuvieran juntos, ella siempre rechazaba amablemente las peticiones de su hermano. El hermano seguía insistiendo con lo mismo hasta que finalmente a su hermana se le acabó la paciencia, su marido entonces sugirió la posibilidad de matarlo pero ella se negó, aun así, el decidió matarlo, pero esto no se lo dijo a su esposa porque sabría que se opondría, y lo hizo a escondidas.
  • 19. 18 Éste trajo un pelotón de soldados y lo rodearon en su casa. —¿Qué sucede? —pregunta él al salir. —Tu hermana me ha ordenado matarte —le miente el general. —¿Mi hermana?— le pregunta él extrañado— ¿Por qué quería matarme? —Se ha cansado de que insistas tanto con intervenir en su vida privada —le dice el general— Dice que debes de dejarla vivir su vida. —Somos hermanos —le dice el chico— Siempre estaremos juntos. —Ya no más —le dice el general. Viendo que hablaba enserio pidió una última voluntad: —Quiero que me dejen despedirme de este mundo, en la cima de ese árbol. —Está bien —le dice el general. El hermano se subió a un árbol alto y desde allí gritó: —Adiós mundo. Los leones que estaba cerca, y que pertenecían al hermano, ya crecidos, oyeron sus nombres y comenzaron a soltarse. El muchacho subió un poco más y volvió a gritar más fuerte: —Adiós mundo. Los leones se soltaban cada vez más al oír su nombre. Por fin el muchacho llegó a la cima del árbol, y gritó con voz potente: —Adiós mundo. Los leones se soltaron y cuando el muchacho iba a ser fusilado, los leones llegaron y se comieron al general y a los soldados. En ese momento llegó su hermana, ya enterada de la situación. —No puedo creer que me hayas querido matar —le replicó su hermano. —Yo no lo hice —le dice su hermana llorando —Fue mi esposo, él te odiaba, por eso te iba a matar sin que me enterara. El chico reflexiona un poco y dice: —Tienes razón, no podemos estar juntos siempre, tenemos que tomar distintos caminos. —Lo siento hermano —le dice la chica— Me voy a otro lado a rehacer mi vida, suerte. Ella se va y no se vuelven a ver jamás. El hermano vuelve a casa con sus leones, allí vive feliz sin más compañía que sus mascotas, su hermana se fue a vivir a otro país donde se casó con otro hombre, alguien mejor que su primer esposo. El padre no vivió feliz, siempre vivió arrepentido de sus malos actos y muy triste. Al final se suicidó. Hay noches en que los 2 hermanos sueñan cuando todos eran una familia feliz, el padre, la madre original y los dos niños, viviendo juntos, felices, y pensando qué hubiera pasado si la madre original no hubiera muerto.
  • 20. 19 TODO A mí, si a mí, porque sé que aunque sea inteligente, me falta mucho por aprender. Vivo solo en mi hogar, me gusta mi casa, y es que he vivido en ella desde que puedo recordar, he visto cómo fue construida, supe cómo fue diseñada, se dé qué materiales está compuesta, la conozco a detalle y no me pierdo por ella, me gusta como se ve, se cómo funciona. Sé todo lo que necesita para que se mantenga en óptimas condiciones. Me siento seguro aquí dentro, como vivo solo yo sigo mis propias normas y las respeto, aunque no tengo nadie con quien hablar, puedo hablar conmigo mismo dentro de mi casa, no necesito más. Para eso es mi casa, para que yo viva en ella. Mi casa se encuentra en el centro de una gran ciudad. A través de la única ventana de mi casa alcanzo a verla, puedo ver a sus habitantes, me parecen gentes muy extrañas, y es que como nunca he salido de mi casa, no los conozco y la verdad, no me gustaría salir, me siento más seguro dentro de mi casa, mi propio universo. Un día recibí la visita de un amigo mío que sé que vive en la ciudad, estuvimos conversando, él me platicaba de la gente que vive allá afuera, me platicaba de sus costumbres, las cosas que hacen, su manera de ser, su modo de vida. Yo realmente no entendí nada de lo que me dijo ya que como nunca he salido de mi casa, no sé realmente a que se refiera. —Deberías de salir alguna vez —me dijo mientras se preparaba para irse— Aprenderías muchas cosas. —No estoy seguro —le dije— Yo me siento seguro aquí, tengo miedo de perderme allá afuera. —Como quieras —me dijo mientras cruzaba la puerta y se fue. Me quedé solo pensando en lo que me había dicho de salir a conocer la ciudad. Aunque me da curiosidad, francamente tengo miedo de perderme ya que es muy grande. Ojala algún día me arme de valor y pueda salir a conocer la ciudad.
  • 21. 20 BÚSCAME A la chica que protagoniza esta historia. Ni idea de quien seas, pero gracias por darme el momento más mágico y hermoso de mí vida. Por fin, ya he salido de mi trabajo, a decir verdad ya estaba desesperado, y es natural cuando lo único que haces es estar sentado y hacer encuestas telefónicas durante más de 6 horas, pero en fin, al menos por hoy eso se ha acabado. Culpa mía por estar allí, si no hubiera reprobado mis materias y las hubiera podido pasar, no hubiera perdido el semestre y estaría en la escuela en vez de aquí, si le hubiera echado más ganas, pero sobre todo si hubiera preguntado cuando tenía dudas y si hubiera pedido ayuda en su momento. Creo que algo que me caracteriza es que soy bastante tímido, y todavía no se me quita, de todas maneras ya perdí un año, ya no puedo hacer nada hasta el año siguiente cuando tenga que hacer un nuevo examen para pasar mi materia y poder entrar de nuevo, una nueva oportunidad. Ahora que he salido, como es mi costumbre, ya que no quiero llegar tan temprano a mi casa, voy a darme la vuelta por el centro de la ciudad, salgo del edificio donde trabajo que se encuentra en Polanco y allí tomo una combi que me lleva a metro Normal, el día se ve nublado y deben de ser como las 3 de la tarde. Mientras voy en la combi voy viendo a la gente caminando de un lado para otro, voy viendo a cada persona, intento descubrir por su manera de vestir y su forma de caminar ¿Cómo serán? ¿Dónde vivirán?, veo también a las chicas lindas y pienso si alguna de ellas se enamoraría de alguien como yo, lo más seguro es que ya tengan algún novio, debido a que son tan lindas, y siempre termino envidiando a ese novio, o al menos a alguien del cual ellas están enamoradas, pero nunca lo dirán, y a ellos también los envidio. Después de casi una hora por fin llego al metro Normal, saco mi boleto y entro por las taquillas, a veces me pongo a ver a la gente que viaja conmigo, pero no le tomo mucha atención como en la combi. Me muevo por el metro hasta llegar a la estación Bellas Artes, al salir noto que está más nublado que antes y me dirijo con velocidad a un lugar al que siempre voy, aunque en ocasiones me voy a algún museo, como ya los he visitado todos y como además no tengo dinero ello, decido ir a donde voy la mayoría de las veces, el lugar al que llaman comúnmente la frikiplaza. Este lugar, que conocí gracias a mi hermano mayor, me hace sentir bien, y todavía no sé porque, ver a la gente, a muchas personas que creo que son como yo (aunque algunos sí tengan novias lindas), buscar cosas sobre animación japonesa, videojuegos, comics, me hacen sentir como si perteneciera allí, sin embargo, en cierta manera yo nunca voy por comprar algo de ello, si acaso algún poster o alguna serie animada, pero eso es muy raro, yo vengo a esta plaza por una sola razón: hay en el último piso un internet muy veloz y normalmente lo uso cuando tengo que descargar cosas pesadas. Llego a eso de las cuatro al internet de arriba y lo uso, de las primeras cosas que reviso cuando estoy en el internet es mi página de Red Social y mi correo, pero casi nunca tengo solicitudes de amistad o muchas notificaciones, mi página en cierta manera refleja mi personalidad, creo que la gente sabe cómo soy al verla, luego a veces me pongo a ver imágenes de alguien a quien admiro mucho y que creo que estoy enamorado: una actriz adolescente de Los Ángeles. Si alguien leyera esto pensaría rápidamente que lo mío es sólo un amor de esos que nunca se realizan, el enamorarse de algún artista en cierta manera es normal y que ya después se me pasará, eso hasta ahora no ha sucedido conmigo, tengo los mismos sentimientos que cuando la conocí hace 5 años, aunque sé que es algo muy improbable que la llegue a conocer o que se enamore de mí, yo sigo aquí como viviendo en un mundo fantástico o algo así, pero me siento bien así, porque me doy cuenta que el mundo allá fuera es más frio y oscuro, y aunque posiblemente tengan razón y todo lo que yo pienso son cosas de alguien inmaduro no me importa, porque he creído que algo como eso me mantiene vivo. Después de casi una hora, decido abandonar el internet porque podría acabarse mi dinero y no tendría para volver a casa, salgo y decido caminar por la calle de Madero en dirección a la Plaza de la Constitución, una ruta que hago muy seguido, me doy cuenta que está más nublado que nunca y decido apretar el paso, caen pequeñas gotas de lluvia sobre mí. Hago esto de irme por Madero para irme al Zócalo porque normalmente hay gente allí haciendo alguna obra de teatro o gente disfrazada, me gusta verlos allí, pero la principal razón por la que me voy por ahi, es porque a veces hay chicas y chicos regalando abrazos, y como a mí me gustan los abrazos, sobre todo los de las mujeres, no pierdo ninguna oportunidad aunque sé que eso se ve más bien como un acto de desesperación, menos mal que ellas no se dan cuenta, a pesar de que es sólo un abrazo y de que no las volveré a ver jamás, de todas manera para mi vale la pena, sin embargo en esta ocasión, no hay nadie regalando abrazos. Pero hace ya mucho tiempo que no veo ninguna. A la altura de Palma, la lluvia se libera y toda la gente trata de refugiarse, yo no llegué a la plancha del Zócalo a tiempo y no tengo de otra más que refugiarme en una tienda de joyería junto a más gente, menos mal que traía mi suéter, era la primera vez que lo usaba, porque creo es de mi papá y la verdad me siento extraño usando ropa ajena. Es un suéter de rayas de blanco y negro. Después de 10 minutos en los que espero en vano que la lluvia se detenga, no es así, decido reanudar mi marcha y pasar por los edificios que rodean al zócalo, a donde hay ya mucha gente resguardándose de la lluvia. Tardo en pasar por la cantidad de gente y al fin llego a la entrada del metro Zócalo que está al lado de la escultura de la fundación de Tenochtitlán, sin perder tiempo entro. Dentro del metro hay mucha gente también refugiándose de la lluvia, esto y el hecho de que hubiera mucho lodo en el piso me dio la impresión de que pareciera un alberge, algo así como si hubiera habido alguna catástrofe y los sobrevivientes se hubieran refugiado donde pudieran.
  • 22. 21 Lo único malo del metro es que cuando llueve la marcha del tren es muy lenta y esto hace que se acumule mucha gente, siempre me he preguntado si en los demás metros de otras ciudades del mundo les sucederá lo mismo, o sólo es el de nuestra ciudad de México que no está a la vanguardia. Al llegar al andén, hay bastante gente como si fueran horas pico, o tal vez más, como puedo intento pasar hacia el frente de la gente cuidado de no rebasar la línea amarilla. Unos 3 o 4 minutos más tarde el convoy naranja llega y se estaciona frente a nosotros, las puertas se abren y sale mucha gente que trata de arrempujarnos hacia atrás, como podemos lo evitamos, una vez que ha salido toda la gente (o a veces ni eso) los de afuera tratan de entrar como pueden, como una especie de batalla campal para ver quien sobrevive y quién no. Yo no me meto al vagón, a mí me empujan al vagón, como puedo, trato de quedarme lo más cercano posible a la puerta ya que si dejo que me empujen hasta el fondo, cuando tenga que salir me costará más trabajo y tal vez no pueda lograrlo, la gente logra entrar como puede y quedamos muy apretujados, las puertas tardan en cerrarse por alguna mochila o alguna parte del cuerpo que ha quedado fuera y que no ha podido entrar y después de abrir y cerrar 5 veces, por fin se cierra, entonces el tren inicia su lenta marcha. Yo quedé casi prendado entre un hombre obseso y del otro lado, junto a los tubos metálicos donde la gente se agarra había una chica un poco más baja de estatura que yo, tenía una sudadera delgada de color negro con gorro, pantalón de mezclilla y me parece que una bolsita en su brazo derecho, su gorro de la sudadera cubría la mitad de su cabeza y sólo se veía su rostro y parte de su cabello. Al principio no le tomé importancia, pero luego, el hombre obeso que estaba al lado de ella se movió y esto hizo que los 3 nos moviéramos, de manera que ella y yo quedamos frente a frente, y allí me di cuenta de algo impactante, al menos para mí. Viendo su rostro, me di cuenta que guardaba un parecido impresionante con la chica que yo admiro, la angelina Miranda. Nunca había visto a alguien tan parecida a Miranda, y menos aquí (vi una vez otra chica idéntica a Miranda en un desfile del 16 de Septiembre en Progreso, Hidalgo en 2008, en aquella ocasión la chica en cuestión era la reina de la primavera de una escuela de Mixquiahuala, era idéntica a Miranda, excepto que era más morena, y allí también creí que de veras era ella), la chica tenía un parecido con la actriz que podría calificar de “abrumador”, por momentos llegué a pensar que de veras era la verdadera Miranda que había venido de incógnito a México para evitar que la prensa se diera cuenta, o cualquier motivo sobraba (por ejemplo, Jennette McCurdy alguna vez fue a Ciudad del Carmen en Campeche, y nadie se había dado cuenta). Lo mejor de todo es que la chica se dio cuenta de que yo la observaba, no sé si habrá adivinado que por su parecido con la actriz, es de esperarse que teniendo ese parecido, más de uno lo haya advertido y se lo haya dicho, así que probablemente ya debería estar acostumbrada a las miradas. Bueno, esto suponiendo que fuera sólo una chica muy parecida a la actriz, pero aunque fuera muy improbable, yo si tome en cuenta esa opción. La chica también se me quedó mirando de la misma manera a como yo la veía, fue extrañamente lindo, porque aunque no era la verdadera, yo me sentía bien cuando ella me miraba, ella y yo estuvimos intercambiando miradas y una que otra sonrisa durante el trayecto, fueron momentos hermosos, uno de los mejores que me han pasado en mi vida, momentos que podría calificar de “mágicos”. Nunca me había pasado algo como eso, en muy raras ocasiones he visto que algunas chicas se me quedan mirando, (por lo general cuando voy junto a mi primo Oscar, que es el que al parecer las atrae), y a veces llegan a sonreír o a silbar, sólo en dos ocasiones me han preguntado mi nombre, y muchas otras veces he visto muchas chicas lindas en el metro o en otros lados, pero nunca me hacen caso, o sólo me ven como a cualquier otra persona y ahí acaba todo, entonces a veces me siento decepcionado, sin embargo esta vez era diferente, era mi oportunidad. Ella y yo seguíamos intercambiando miradas, podía darme cuenta cómo me miraba, se volteaba rápidamente y sonreía, su perfil era todavía más idéntico al de Miranda, y creo que hasta cierto punto me emocioné creyendo que era la verdadera Miranda, yo también le sonreía y sin embargo de allí no pasábamos, pude haberle preguntado su nombre cualquier otra cosa, pero no lo hice, y esto es porque como nunca me había pasado algo así, no sabía cómo responder, sólo estaba disfrutando el momento. No sabía que decirle, y es que nunca he sabido hablarle a las chicas. Cuando íbamos llegando al metro Hidalgo, que es donde yo iba a bajar, se me ocurrió preguntarle algo tal vez obvio, le pregunté: —¿Bajas en la que sigue? —Sí, ¿y tú? —me contestó. —Igual, si puedo —le dije sonriendo. Cuando le dije “si puedo” fue para tratar de comenzar la plática, pero sólo logré que ella riera un poco, luego me di cuenta de que ella también estaba tratando de hacerme la plática, ya que la pregunta que me hizo fue muy obvia, es decir, si yo pregunto a alguien que si baja en la siguiente estación, es obvio que se lo pregunto porque yo voy a bajar y lo pregunto para que me den espacio para bajar, a pesar de que estaba implícito, la chica me preguntó que si yo también bajaba sólo para hablarme o tratar de hacerme la plática, o es posible que me lo hubiera preguntado para saber si habría posibilidad de que al irnos juntos pudiéramos hablar, pero me di cuenta de esto muy tarde. Al llegar a la estación Hidalgo, como ella y yo estábamos en la puerta, era natural que nos sacaran del vagón y no que nosotros saliéramos por nuestro propio pie, arrastrados por esa estampida humana, ella y yo siempre estuvimos juntos, sin embargo, no sé si ella o yo estábamos a punto de tropezarnos y debido a todo el alboroto de la gente la terminé abrazando con el pretexto de que no se cayera, fue un abrazo muy lindo, como si de veras fuéramos novios, y pude sentir que le gustaba, pude ver que ella sonreía, le dije algo así: “¡aguas, aguas!” algo un poco ridículo pero que aun así no me importó.
  • 23. 22 Luego de que logramos separarnos de la gente dejé de abrazarla y los dos caminamos hacia la correspondencia, sólo que ella se adelantó un poco más, traté de alcanzarla pero debido a la gran cantidad de gente apenas y pude verla. Al llegar a la otra estación, la estación Hidalgo de la línea verde, ella se separó y se fue a los primeros vagones, a donde sólo hay mujeres y niños, de modo que ya no pude darle alcance. Después de esto se me perdió de vista y no la volví a ver, me subí al vagón, que estaba un poco más vacío con la esperanza de que ella también se hubiera subido en los primeros vagones del mismo tren, sin embargo, el hecho de pensar que se pudiera haber bajado en cualquier estación, sobre todo en las de correspondencia, y no haberme dado cuenta, me hizo sentirme mal, tenía la esperanza de que ella bajara también en Indios Verdes como yo, pero era mucho pedir con todo lo que había pasado ya. Creo que todavía no sabía lo que me acababa de pasar y le estaba dando vueltas todavía. Al salir del metro en Indios Verdes me pasé por las escaleras que están cerca de los primeros vagones con la esperanza de verla, de que ella me viera y me reconociera, y de que me diera el valor de ir con ella y hablarle, aunque no se me ocurriera nada, sin embargo ya no la vi, estuve esperando y como no la vi, concluí que se había bajado antes y no me di cuenta obviamente. No la he vuelto a ver, y quizá no la vuelva a ver jamás, sería muy improbable que me la encontrara entre los más de 20 millones de habitantes de la ciudad, a pesar de moverme todos los días por el mismo lugar y de ver mucha gente distinta cada día, eso es improbable, incluso si me la encuentro alguna vez, quizá no la reconozca, y ella no me reconozca a mí. Me gustaría saber si ella también pensará en ese encuentro fugaz que ella y yo tuvimos, si ella también desearía que nos volviéramos a encontrar aunque fuera muy difícil, o aunque ella y yo nos volviéramos a encontrar, probablemente no nos reconoceríamos y si así fuera, sería como la primera vez, como si nunca nos hubiéramos visto, olvidando que ya nos habíamos visto antes, quisiera tener de nuevo esa oportunidad porque sé que no la aproveché como debería, quisiera volver a verla. Esto que cuento sucedió un viernes, posiblemente el 7 o el 14 de Septiembre de 2012 según algunos cálculos que hice, fue como a las 6 de la tarde, desde entonces la he buscado, he incluso pensado en la posibilidad de publicarlo en el periódico, así como los lectores del periódico Metro porque en una ocasión así le hizo algún tipo que vio una chica en el metro con la esperanza de encontrarla, no sé si tuvo éxito. E incluso desde entonces he usado el mismo suéter que llevaba ese día, uno a rayas y blanco y negro, y casi todos los días lo utilizo con la esperanza de que me reconozca si me ve, o creo que ya es sólo cuestión de suerte. Chica de sudadera negra que se parece a Miranda, si alguna vez llegas a leer esto busca al autor de este escrito, él todavía tiene la esperanza de que por medio de esto, podamos encontrarnos de nuevo, aun cuando haya pasado ya mucho tiempo, espero que con todo esto sea suficiente para que, si lees esto, recuerdes este mágico acontecimiento y sirva para que me encuentres, búscame.
  • 24. 23 EL GUERRERO DE LA ÚLTIMA NOCHE Estoy recostado en mi cama viendo en las noticias gente haciendo destrozos por doquier, como si no hubiera un mañana, y creo que así es, es 20 de Diciembre de 2012, las profecías del final están a la orden del día, así que mejor decidí encerrarme para evitarme problemas, para mí el mundo se acabó cuando mi familia me dejó por mi alcoholismo. Así que estoy solo, si el mundo se acaba mejor que mejor. Poco después un resplandor llamó mi atención, me asomé y vi unas luces de color verde en el cielo, pero no logré encontrar su fuente, la gente se sorprende, esas luces verdes es lo que llaman auroras boreales o luces de norte, estas luces sólo pueden ser visibles en tierras polares y debido a nuestra ubicación geográfica, la presencia de estas luces es de lo más extraña, esto no hizo más que atenuar el temor de la gente. Decidí subir a la azotea de mi casa y contemplar mejor estas luces que aunque extrañas, me pareció algo lindo de ver antes del final, entonces caí en la cuenta de que un fenómeno meteorológico tan raro efectivamente debe de ser el anuncio del final, y sentí miedo, no podía con la idea de que el mundo dejaría de existir en pocas horas, pensaba en todas las cosas que no iba a hacer y supe que aunque hubiera querido hacer algo, ya no iba a poder hacerlo, iba a morir siendo un fracasado, pensaba en mi familia, quería verlos aunque sea por última vez, decirle a mi esposa que lamento haber sido un pésimo padre y esposo, aunque con eso no arreglara nada, que al menos en el último momento estuviéramos juntos, me dolía pensar que mis hijos, tan jóvenes, no iban a poder realizar sus sueños, me pareció bastante injusto. Le pedí a Dios que si podía detener el final, que bastante gente muy joven no iba a poder disfrutar de la vida. Pensaba que aunque yo era un fracasado, creía que aún tenía que hacer algo, una última oportunidad para demostrarles a todos lo que puedo hacer. Las luces comenzaron a desaparecer, y volví a ver otro fenómeno imposible: podía ver el Sol a esa hora nocturna, el astro rey brillaba como lo hace de día, sin embargo el cielo seguía negro y no se veían las estrellas. Y todo comenzó a sacudirse, rápidamente salí de mi casa antes de que se derrumbara, todo a mí alrededor se sacudía de una manera violenta, la gente huía despavorida. Alcancé a ver una niña como de 12 años que estaba viendo cómo todo le venía encima, rápidamente logré salvarla antes de que un muro la aplastara, entonces volteé arriba y lo que vi me dejó estupefacto: una serpiente enorme y alada estaba sobrevolando el cielo negro, escupiendo un fuego que lo destruía todo, entonces tomé a la niña y corrimos a escondernos a un lugar seguro, y la tierra se calmó. Me llamó la atención el que la niña estuviera más tranquila, le pregunto el motivo de esto y sólo me dice que no entendería si lo supiera, le replico diciéndole que ya nada puede sorprenderme. Me dice mientras se levanta que a pesar de ser un fracasado puedo cambiar eso, le digo que está loca. Ella no dijo nada, entonces comenzó a brillar y me volví a sorprender a pesar de lo que dije, la niña se había convertido en una mujer adulta con una indumentaria como de princesa de fantasía. Acto seguido me toca en el pecho y yo también comienzo a brillar, siento mucha energía en mí, cuando la luz se disipa yo estoy vestido con una especie de armadura medieval de color cobrizo y más llamativa, me siento muy fuerte. Entonces la mujer desapareció. Salgo de donde estaba oculto y veo a la serpiente volando alrededor y lanzando fuego por todas partes, me elevé por los aires hasta quedar frente a ella, entonces una espada se materializa en mi mano, comienzo a atacar al monstruo pero se mueve muy rápido, éste se defiende escupiendo fuego pero mi espada es capaz de detenerlo. Me doy cuenta de que con esto no será suficiente para detenerlo, intento buscar por todas partes a la mujer que me dio esta fuerza, el monstruo aprovecha mi distracción y logra asestarme un golpe que me deja fuera de combate. Cuando despierto ya está amaneciendo, toda la ciudad está en ruinas, la serpiente ya no está, y mis poderes tampoco, estoy solo, como siempre lo he estado. Y creo que soy el único.
  • 25. 24 INVASIÓN A Danna Paola Rivera Munguía, más difícil que Miranda. A mis compañeros de la empresa TNS Research México, los pocos amigos que pude hacer. La firma Pablo entra al café internet y pide una computadora, cuando se la asignan, se sienta y abre el navegador, lo primero que hace es meterse a la Red Social y ver las actualizaciones que hay, pero no logra ver nada, a él le parce normal siendo que tiene pocos amigos allí y para rematar, casi no les habla. Cuando está a punto de cerrar sesión, algo llama su atención, es un pequeño anuncio que han puesto en la página de una de las ídolas que él sigue: Diana Paulina, leyendo, el chico descubre que la actriz dará una pequeña firma de autógrafos en un centro comercial de la ciudad de México la próxima semana, el chico se emociona y lo primero que hace es buscar el centro comercial en Google Maps para saber cómo llegar Una vez obtenida la información requerida, el chico cierra sesión y paga su internet, saliendo del local, va hacia su casa pensando en algún regalo que pudiera ofrecerle a la chica. Ya en casa, el chico, Pablo sigue pensando en algún regalo, en esas estaba cuando observa uno de sus dibujos de otra actriz a quien admira, que es de origen estadounidense, y finalmente decide hacerle un dibujo aprovechando sus cualidades para el dibujo. Después de buscar de nuevo en sus fotos y posters alguna imagen buena para que él la dibuje, se decide por una imagen de Diana sentada en una silla y de cuerpo completo, a Pablo le parece ideal. Poco después el chico, con lápiz y papel, reproduce el dibujo de la actriz y le da color, se tarda un poco, pero Pablo es muy paciente, al final logra terminar su dibujo y él mismo se impresiona del gran parecido de éste con la imagen original. Decide guardar el dibujo en un lugar donde no se maltrate y esperar hasta el día del encuentro. Una semana después… El chico se traslada hasta el centro comercial al salir de la escuela, decide moverse desde 2 horas antes porque sabe que se juntará mucha gente, no le importa llegar temprano y esperar dos horas parado en la fila, porque sabe que valdrá la pena, así que por si las dudas, Pablo lleva consigo algunos alimentos para comerlos, unas frutas, mientras espera. A ratos contempla su dibujo y se imagina la reacción que tendrá la también cantante cuando lo vea. Las dos horas de espera se terminaron convirtiendo en 3 horas, pero finalmente Pablo puede ver cómo un carro bastante lujoso y seguido de otros dos de color negro ingresan al centro comercial. “Es ella” pensaba el chico para sus adentros, y esto lo terminan confirmando los demás fans. La gente comienza a alborotarse y llegan unos guardias que tratan de calmarlos, el chico está más que feliz porque dentro de pocos minutos podrá conocer a su ídola, sin embargo, esta felicidad se desvanece cuando uno de los representantes de la actriz sale y les da el siguiente anuncio: —Diana Paulina sólo les firmará a aquellos que compraron su nuevo disco, sino sólo podrán verla de lejos pero no podrán pasar a saludarla. —No puede ser —menciona Pablo algo desesperado— Se me olvidó comprar el disco. El chico no se explica cómo se le fue a olvidar algo tan fundamental para la firma, sin ese disco no podrá saludar a Diana y menos podrá darle su dibujo, aunque bien podría pedirle a alguien de la fila que le aparte su lugar mientras él se sale y compra el disco, no puede ya que no trajo el dinero necesario para la transacción y además, lo más seguro es que ya estén agotados. A pesar de que sabe que no va a poder verla frente a frente el chico sigue formado hasta que van pasando a los chicos en grupos de 10, cuando es el turno de Pablo, al revisar que no tiene el disco necesario, lo separan junto con los otros que tampoco tienen el disco y no podrán verla, son realmente muy pocos y ellos se quedan afuera del recinto donde se celebra la firma. Pablo, junto con los demás chicos que no entraron y un montón de curiosos, pueden ver cómo la fila de fans avanza frente a sus ojos, cómo sus seguidores le entregan toda clase de regalos, le dan abrazos, se toman fotos con la chica y salen con una sonrisa de oreja a oreja, allí también está el club oficial de fans de Diana Paulina cantando y arengando a su ídola juvenil. Pablo se encuentra demasiado lejos como para que la famosa siquiera pueda verlo, y es que hay mucha más gente además de los fans que le impiden ver claramente a la actriz. De nuevo, el chico espera 3 horas viendo cómo poco a poco los fans avanzan en su interminable fila esperando ver a su actriz, cuando por fin, la chica termina de firmar a todos, habla un poco: —Les agradezco a todos mis fans por haber estado aquí conmigo. Y su club de fans le lanza varias vivas y una porra.
  • 26. 25 Acto seguido la chica, custodiada por varios hombres de negro abandona el recinto por una salida lateral mientras varios reporteros y otros curiosos la van siguiendo, Pablo alcanza a ver que algo de gente comienza a aglutinarse en una puerta que tiene a su lado. “Va a salir por allí” se dijo el chico. Rápidamente Pablo se mueve adelantándose a la multitud y al mismo tiempo sacando su dibujo, la chica sale por la puerta, pero no logra ver a Pablo a pesar de que éste le grita que aquí está y que si puede ver su dibujo, sin embargo, el chico tiene su dibujo doblado, así que a Diana no le llama la atención y se aleja, debido a los empujones de la gente, le doblan el dibujo a Pablo y se maltrata. El chico ve cómo la multitud se aleja y poco a poco se dispersa, el chico resignado decide irse no sin antes guardar su dibujo, está muy triste. Pablo sale por la puerta principal del centro comercial y va cabizbajo, porque no pudo ver frente a frente a la chica de sus sueños, ni pudo tomarse una foto con ella, y lo peor de todo es que no le pudo mostrar su dibujo. Iba tan distraído que no se dio cuenta que ingresó a una rampa por donde salen los carros del centro comercial, allí un carro estuvo a punto de atropellarlo y antes de que lo hiciera, el carro frenó bruscamente sacando a Pablo de sus pensamientos. El conductor del auto le dice al chico por la ventana: —Fíjate por dónde vas. —Lo siento —le dice el chico, en eso nota que el hombre está vestido de negro y viene de traje, reconociendo el auto, se da cuenta que es de Diana y en efecto, ve a la actriz en la parte posterior del auto. El hombre que conducía el auto se bajó de éste al notar algo, Pablo se preguntaba por qué y se dio cuenta de que estaba mirando al cielo, posteriormente el copiloto, otro hombre de negro se baja del auto y también mira al cielo, cuando Pablo se da cuenta, toda la gente alrededor ve al cielo, incluso la misma actriz se baja del auto y hace lo mismo que sus guardias, así que Pablo decide hacer lo mismo para ver qué les llamaba la atención. Y lo que ve no lo puede creer. Nadie lo puede creer. La Invasión Lo que Pablo, los guardias, Diana y los demás ven les parece como si lo hubieran visto en algunas películas, ellos alcanzan a ver cómo 5 objetos parecidos a naves espaciales típicas de películas van persiguiendo un avión comercial, ellos se dan cuenta de que no es un espejismo o algún truco, o de que las “naves” sean falsas porque se ven muy reales, incluso hacen ruido al rozar contra el aire mientras se mueven, de repente la nave que iba en medio prende una luz roja que tenía en el centro, las otras 4 hacen lo mismo y de estas 5 luces salen 5 rayos que se combinan en uno y le disparan al avión, así que éste pierde el timón y parte de un ala y cae en picada, esto pone a la gente en shock. De la nada salen cientos de naves parecidas a las que derribaron el avión y posteriormente 3 naves mucho más grandes y de un diseño nada humano y algo estilizado, con eso la gente se da cuenta de que esas naves no son de este mundo. Las naves chicas comienzan a disparar todo a su paso y todo lo van destruyendo, la gente comienza a huir y Pablo no es la excepción, los guardias de Diana y ella deciden meterse al auto, pero antes de que lo arranquen, un rayo alcanza la parte frontal de éste matando a los guardias, la actriz se asusta y sale del auto, ella y Pablo quedan solos y es cuando por primera vez, los dos intercambian miradas. Hubiera sido un hermoso momento de no ser porque se dio en esas extrañas circunstancias. Casi sin pensarlo, Pablo toma a la actriz de la mano y corre con ella, como se da cuenta de que las naves atacan a todo lo que está afuera, se le ocurre volver de nuevo al centro comercial junto con muchos otros que también se estaban refugiando, como todo fue muy rápido, la actriz no tuvo tiempo de reaccionar y cuando se dio cuenta, ya estaba dentro del centro comercial. Una vez dentro, varias personas intentaron cerrar las puertas del centro comercial porque como ya los habían descubierto algunas naves estaban bajando a dispararles y por ello tuvieron que encerrarse a piedra y lodo y dejando a muchos morir afuera. Varios de los refugiados son chicos que estaban en la firma de autógrafos, incluso uno que otro del club de fans que ostentaban la camisa de su ídola, aunque se dieron cuenta de la presencia de la actriz, no le tomaron mucha importancia por los acontecimientos recientes. —¿Qué son esas cosas? —se preguntaba una mujer llorando. —No sé —dijo un señor— Son extraterrestres, quizá. —Pero no puedo creerlo —dijo una joven mujer— Yo pensaba que no existían, yo pensaba que estas cosas sólo sucedían en las películas. Cuando oyeron un gran estruendo afuera todos callaron y así se estuvieron por unos segundos que les parecieron eternos, todos estaban a la expectativa, para reaccionar en caso de que algo sucediera. Y sucedió. La puerta del centro comercial fue derribada por una de las naves, una vez dentro comenzó a atacar a todos, la gente huía y poco a poco todos eran eliminados. Otra vez Pablo y Diana estaban cerca, porque a pesar de todo, Pablo siempre se mantuvo cerca de ella, el chico rápidamente le dice: —Tenemos que irnos.
  • 27. 26 Acto seguido la toma de la mano y vuelven a correr, la chica se suelta pero aun así corre junto al chico, Pablo detecta una puerta algo oculta al lado de un elevador y ve que son escaleras que llevan a los sótanos del centro comercial, Pablo le dice a Diana y que hay que esconderse en los sótanos y ella decide seguirlo más que nada para evitar que la maten. Una vez dentro los dos no dejan entrar a nadie más porque si lo hacen podrían descubrirlos y matarlos a ellos dos, los chicos bajan por unas escaleras rápidamente y llegan dos niveles abajo, allí hay una puerta, la abren y entran a un cuarto oscuro donde guardan mucho material para cuando ponen carteles y promociones, de hecho allí está un cartel anunciando la firma de autógrafos de Diana, los dos chicos se encierran en el cuarto y guardan silencio mientras oyen muchos gritos y ruido afuera, a ratos intercambian miradas que se desvían cuando oyen un nuevo estruendo. Los chicos deciden esperar un rato en silencio hasta que poco a poco los gritos y los ruidos disminuyen hasta desaparecer. Cuando ha pasado alrededor de media hora, Pablo le dice a la chica que va a salir a ver si no hay nadie afuera. —No, no te vayas —le dice la chica algo preocupada. —Sólo voy a revisar si no hay nadie afuera —le dice él. —Pero si sales te podrán matar, quizá están esperando a que salgamos de nuestro escondite para matarnos —le replica la actriz. El chico se queda pensando un rato y al final le dice: —Está bien, me quedo. Los dos chicos se quedan sentados en unas cajas esperando el momento oportuno para salir, ninguno dice nada, quizá por la tensión y el miedo que sienten en ese momento. Pablo observa cómo la belleza de Diana ha decaído un poco, ahora parece una persona común y corriente, preocupada por su vida al igual que él, pero aun así, él la ve hermosa. Poco después la primera en hablar es Diana: —Tengo hambre. Pablo al oírla, le dice mientras saca algo de su mochila: —Tengo esta manzana, puedes comértela si quieres. —¿Y tú no vas a comer? —le pregunta ella. —No —le dice Pablo— No tengo hambre. El chico le da la manzana a la actriz y ésta se la come. Poco después ella se pregunta: —¿Que eran esas cosas? —Me imagino que extraterrestres —le dice Pablo— Suena extraño, como si fuera una película, pero no lo puedo creer. —Yo tampoco —le dice ella. —Eran bastantes naves —menciona el chico— Seguramente ya habrán atacado toda la ciudad, o tal vez el país. —O el mundo —le dice ella. —Lo peor de todo es que no sé cómo están mis padres —menciona Pablo. —¿No tienes celular? —le pregunta la actriz. —Si —le dice él— Pero no tengo crédito. —Te presto el que yo tengo —le dice Diana. La chica saca su celular, pero se da cuenta de que está apagado. —Qué extraño —dice ella— Hoy en la mañana lo puse a cargar. De repente se va la luz y quedan a oscuras. —La luz se fue —dice el chico— No sé por qué creo que esto fue por los extraterrestres. El chico saca su celular para usar la lámpara que tiene, pero también está apagado. —Mi celular también no prende —dice Pablo. —Fueron ellos de nuevo —le dice Diana. —Bueno —dice Pablo— No está tan oscuro. —¿Dónde vives? —le pregunta la actriz. —En Ecatepec —le responde— Y no sé cómo voy a hacer para llegar, estoy al otro lado de la ciudad. —Mi familia en estos momentos está en Monterrey —le dice la actriz— No sé si los estarán atacando también allá. —Es lo más seguro —menciona Pablo. Poco después de un rato de silencio, el chico menciona: —A pesar de lo que está pasando, no puedo creer que estoy aquí contigo. —Debe ser un honor para ti —le dice Diana sonriendo— Esconderte de una invasión junto a mí. —Algo así —le dice el chico— Pero no lo puedo disfrutar mucho por la situación que tenemos. —Es cierto —le dice ella.
  • 28. 27 Posteriormente la chica agrega: —No recuerdo haberte visto en la firma. —Estaba afuera —le dice Pablo— No pude entrar porque se me olvidó comprar tu disco. —Ah, entiendo —le responde la actriz. —De hecho cuando ibas saliendo por la lateral quería alcanzarte y mostrarte algo, pero no pude —le explica Pablo. —¿Qué cosa? —le pregunta ella. —Esto —le dice Pablo mientras de su mochila saca una carpeta con el dibujo que le había hecho, algo maltratado, se lo da a la actriz y ella lo ve. —Dibujas muy bien —le dice ella después de verlo— Pero no te vi o probablemente tenías el dibujo doblado, si lo hubieras extendido, hubiera llamado mi atención. —Si —le dice Pablo— Pero ahora, debido a lo que ha pasado te lo pude dar, eso es lo único bueno que he encontrado hasta ahora a esto. La chica le iba a devolver el dibujo, pero Pablo la detuvo diciéndole: —No, es para ti, quédatelo. —¿Seguro? —le pregunta ella. —Si —le responde Pablo— Es un regalo para ti. La chica guarda el dibujo en su bolsa y vuelven a quedar callados. Escapando Un rato después el chico, al notar que el ruido exterior ha disminuido, le propone a Diana: —Creo que ya podemos salir —y se levanta. La chica lo detiene diciendo: —Pero puede ser muy peligroso. —De todas maneras nos van a atacar —le dice Pablo— Además, yo no pienso quedarme aquí para siempre, tengo que llegar con mi familia. Los dos deciden subir por las escaleras poco a poco, al abrir la puerta que estaba junto al elevador, lo ven todo destruido, sin embargo, no ven rastro alguno de vida. —Ya se fueron —menciona el chico— Creyeron que mataron a todos. Los chicos caminan hacia la salida del centro comercial, pero antes de llegar ven algunas naves surcando el cielo y disparando a lo lejos. —No podemos salir —le dice Diana. —Si salimos, no duraremos ni 5 minutos vivos afuera —le dice Pablo. —¿Y cómo le haremos para salir de aquí? —se pregunta la chica. Pablo se queda pensando un rato mientras dice: —No podemos ir por la azotea porque sería lo mismo que ir en la calle, creo que tampoco podemos tomar un auto porque nos pueden destruir junto con él. Mirando hacia abajo, el chico dice: —La única manera de salir de aquí, es por abajo. —¿Cómo por abajo? —pregunta la actriz. —Tenemos que ir por las tuberías de drenaje de las calles —le explica el chico. —¿Por allí? —menciona Diana algo asqueada. —Pues si —le dice él— No hay de otra. Los chicos bajan de nuevo al sótano y buscan algún lugar que los pueda llevar al drenaje. Pero sin éxito, así que Pablo dice: —Lo más seguro es que tengamos que abrir un hueco en la pared para llegar al drenaje. —Debe de haber materiales en el centro comercial —le dice la chica. —Si —le responde Pablo— Fue bueno que nos escondiéramos en un lugar donde hay de todo. Diana le sonríe al chico. Los dos suben por las escaleras y van a un departamento donde hay artículos para campamentos, allí toman algunas palas y picos pequeños, también toman lámparas y baterías, Pablo también se lleva un martillo de los pesados, posteriormente se dirigen a un local de comida y toman toda la necesaria, también se dirigen a un local donde venden mochilas y toman una más grande para meter allí su comida, y más adelante van a una exhibición de armas antiguas y toman unas lanzas. Todo lo hacen con sumo cuidado, para no ser descubiertos. Los dos bajan con todas las cosas que tienen y el chico busca el sitio idónea para cavar, considerando su ubicación y la del centro comercial, una vez localizado, él y Diana comienzan a golpear el muro con el martillo y el pico, después de algunas horas logran abrir un boquete y sacan con la pala, toda la tierra que les estorba. Cuando ya han logrado sacar mucha tierra, los dos chicos abren un túnel y se topan con otra pared unos metros más adelante, de nuevo intentan derribarla con sus instrumentos y poco tiempo después lo logran.
  • 29. 28 Los dos chicos salen a los drenajes que corren por debajo de la avenida que está frente al centro comercial, caminan por las orillas ya que por en medio pasa toda el agua residual, los chicos no pueden evitar taparse la nariz debido al olor nauseabundo, pero aun así siguen caminando hasta llegar a una parte en la que el camino se divide en dos. —No sé por dónde tendríamos que ir, si por la izquierda o por la derecha —dice el chico. —Por donde sea —le dice Diana. Los chicos se deciden por la derecha y caminan un tramo relativamente largo, con sus lámparas van alumbrando, Diana logra ver algunas ratas y grita de espanto, pero Pablo le dice que sólo son ratas, que no tenga miedo, ella se acerca más al chico. Después de caminar por poco más de dos horas, Diana ya no aguanta el mal olor y la presencia de las ratas, naturalmente porque no está acostumbrada a padecer esas cosas, así que le dice a Pablo: —Hay que salir de aquí, ya no aguanto —dice la chica tapándose la nariz. —Si salimos nos matarán —le dice Pablo. —Entonces hay que cavar otro túnel o algo —le dice Diana. —Está bien —contesta el chico. El chico saca sus instrumentos y él, junto con Diana comienzan a hacer otro boquete en la pared de donde se quedaron, repitiendo el mismo proceso que hicieron para salir del centro comercial, pocas horas después se topan de nuevo con otra pared y también la derriban, los chicos llegan a un estacionamiento subterráneo algo destruido, pero no ven a nadie, debido a algunos escombros, no tienen de otra más que subir por ellos ya que las escaleras están caídas y el elevador no sirve Los chicos suben y ven que arriba una pequeña coladera les bloquea el paso, en eso oyen que de arriba les hablan: —¿Quién anda allí? Ellos se sorprenden y Pablo responde tímidamente: —Somos humanos, no hacemos daño. De arriba, alguien se acerca a la coladera y la abre, los chicos ven a 3 sujetos, dos hombres y una mujer vestidos formalmente, aunque con la ropa rasgada, los 3 aparentan unos 25 años, están apuntándoles con escopetas, cuando estos se dan cuenta de que son humanos, dejan las armas a un lado y los ayudan a subir. Los chicos descubren que han llegado a un edificio de oficinas. —Nosotros nos hemos refugiado aquí —le dice uno de los hombres— Somos los únicos que pudimos salvarnos. —Nosotros también fuimos los únicos que nos salvamos —le dice Pablo. —Mi nombre es Julián —le dice el primer hombre que habló. —Yo soy Mario —se presenta el segundo. —Y yo Olivia —le dice la mujer. —Yo soy Pablo —se presenta el chico. —Y yo soy Diana Paulina —se presenta la actriz— Aunque supongo que ya me conocen. —¿Eres Diana Paulina, la actriz? —se preguntan los hombres sorprendidos. —¿No es ella la chica que salió en la novela de las 4 de la tarde? —se pregunta Olivia. —Si —le dice ella— Soy yo. —¿Y por qué andas en las alcantarillas paseándote con un desconocido? —le preguntan a Diana. —No es desconocido —le dice ella— Me salvó la vida. —Además lo hicimos para escapar del centro comercial —les dice el chico. —¿Centro comercial? —pregunta Julián. —Ahora recuerdo —menciona Olivia— Hubo una firma de autógrafos en ella en el centro comercial de Mundo E. —¿Mundo E? —se preguntan. —Si —le dice Diana— Poco después de que terminó la firma comenzó la invasión. —¿Y entonces se fueron por el drenaje para salir de allí? —les pregunta Mario. —¿Y caminaron toda esa distancia? —pregunta Olivia. —Si —les dice Pablo. —¿Cómo no se nos ocurrió eso? —le dice Mario a los otros. —Pero nosotros pudimos salir porque estábamos en un centro comercial y allí hay de todo —les dice Diana. —Eso si —les dice Olivia— Aquí no hay más que computadoras, escritorios, sillas y teléfonos. —¿Qué es aquí? —preguntan los chicos. —Es una oficina —le dice Julián— Trabajamos en una empresa de marketing haciendo encuestas telefónicas. —Ah —les dice Pablo— ¿Son ustedes los que llaman para preguntar qué tan bueno es el servicio del teléfono? —Si —les dice Olivia— Somos nosotros. —Esperen un momento —interrumpe Julián— ¿Si ustedes escaparon por el drenaje, quiere decir que podríamos hacer lo mismo? —Posiblemente —le acompleta Mario— Pero necesitaríamos instrumentos. —Esos ya los tenemos —mencionan los chicos. —Pero siento que es un poco cansado andar abriendo agujeros en el drenaje —menciona Olivia— Así nunca acabaremos.