Este documento presenta dos historias cortas. La primera historia trata sobre una joven de 15 años llamada Andrea que queda embarazada por Andrés de 18 años. Los padres de ambos se oponen a la relación. Más tarde, una mujer le da a Andrea pastillas para abortar, lo que resulta en su muerte. La segunda historia trata sobre un chico rebelde que se involucra con drogas a una edad temprana y lucha con problemas de salud mental.
1. FOTOCOPIAS: En los siguientes textos se identificara los párrafos y luego se
elegirán las oraciones a analizar de manera grupal. Cabe destacar que la lectura
de nombrados textos reflejan el interés de los alumnos frente a problemáticas
sociales existentes dentro de la comunidad educativa.
UN ABORTO OBLIGADO
En la Vereda el Naranjal, vivía una familia pudiente. Los que se creían que
por su dinero eran los dueños del mundo. Un día llegó a esa Vereda una familia
desplazada de los Montes de María y trajeron con ellos una hija muy linda, se
podía decir que era una reina sin corona, Andrés uno de los hijos de la familia
Salariaba el menor tenia mas o menos 18 años, se enamoró de la jovencita
Andrea ella tenía 15 años. Pero su estatura alta la hacía ver más mujer. El
muchacho empezó a frecuentar a la casa donde ellos estaban alojados por mando
del capitán Menor del cabildo. los días pasaban y Andrés continuaba visitando a
los desplazados , un día una vieja la más chismosa de la Vereda fue a la finca de
los papas de Andrés y le contó todo, que su hijo frecuentaba la casa donde el
Capitán Menor del cabildo había albergado a una familia que vino desplazada y
como si fuera poco agregó diciendo uno no sabe quiénes serán, si están huyendo
es porque son malos quien sabe si serán guerrilleros o paracos o quien sabe
hasta ladrones, yo le cuento esto para que le prohíba a su hijo mezclarse con esa
gente desconocida.
La Señora de inmediato llamo a uno de sus trabajadores y mando a llamar
a Andrés para prohibirle volver a esa casa y mucho menos asociarse con esa
gentuza.
Andrés escuchó el regaño que su mamá le dio en silencio y se marchó con
la cabeza baja solo pensaba que hago si yo estoy enamorado de esa muchacha
Andrea es tan linda que por nada del mundo la voy a perder.
Escribió un papelito a Andrea y lo mando con uno de sus amigos, y en el
cual le decía que estaba enamorado de ella que esa noche se encontrarían en el
baño de la casa que el ahí la esperaba. La inocente muchacha que también
estaba enamorada de Andrés muy alegre le contestó que sí que ella iba.
Muy desesperada parecía que las horas volaban y llegó la noche, apenas
oscureció ella se metió al baño haciendo creerá sus padres que se estaba
bañando, cuando al momento llegó Andrés y sin pérdida de tiempo, empezó la
conquista la sedujo y la hizo suya esa misma noche
Su idea era hacerla suya y así hacer que sus padres la aceptaran como su
mujer. El día que se dieran cuenta continuaron las visitas clandestinas después de
tres meses Andrea empezó a sentirse mal con ganas de vomitar, mareos. Se
antojaba de cosas que cuando las consumía la vomitaba la madre empezó a
sospechar y la llamó Andrea dime que tienes te veo demacrada ojerosa tienes
aspecto de mujer embarazada. La jovencita bajo la cabeza y empezó a llorar,
contó a su mamá lo que estaba haciendo con Andrés La Señora muy preocupada
mando hacer la prueba del embarazo y salió positivo. No dijo nada esperó que el
marido llegara del monte donde trabajaba de jornalero y le contó el Señor se
molestó mucho y tomó a la hija y la llevó a la finca de los papas de Andrés. Les
2. dejo aquí está mi hija para que su hijo le responda, que dijo la Señora no está
usted ni tibio cuando mi hijo se va a casar con una cualquiera y desconocida
menos quien sabe que pata pondría ese huevo así que se me van fuera fuera.
Ellos se marcharon muy de solucionados por lo escuchado.
Los papas de Andrés obligaron a que Andrés se fuera de la región para evitar que
se siguiera viendo con Andrea. La pobre muy triste no sabía qué hacer.
Un día llegó una visita extraña una mujer de traje negro y un sombrero de copa
larga y le dijo yo soy tu solución ese hombre no te quiere fíjate que se fue y no
respondió con nada yo te hago abortar Andrea confundida y por su experiencia
aceptó, la mujer sacó dos pastillas y se las dio tómalas le dijo la muchacha las
tomó y buscó agua y se las tragó. La mujer se fue de inmediato pues ya su trabajo
estaba hecho. Como a las dos horas Andrea empezó a sentir dolores muy fuertes
se encerró en su cuartico y se tiró en el catre donde dormía y se desvaneció.
Como a las cuatro horas la mama empezó a llamarla pero ya no podía
contestar buscó toda la casa y miró que la puerta de cuartico permanecía cerrada
corrió hacia allá y ahí estaba tirada en la cama bañada en sangre empezó a gritar
y a gritar pero nadie venia, si más que pensar se fue a la finca y cuando iba
llegando escuchó risas se detuvo y pudo escuchar cuando la extraña mujer de las
pastillas contaba todo a la mama de Andrés y le cobraba el trabajo hecho. Entró y
corrió sobre la mujer extraña la tomó por el cabello y la tiró contra unas piedras la
mujer solo soltó un grito y empezó a salir sangre por todas partes, cuando la
mama de Andrés vio esto trató de correr para encerrase pero la mama de Andrea
fue más rápida la tomo por la garganta y hasta que no dejo de respirar no la soltó.
La halo, por un brazo y la tiró junto con la otra. Buscó al capitán Menor le dio a
conocer el caso y se entregó a la policía.
El capitán reunió a la Comunidad recogieron a las tres muertas y las
enterraron en el cementerio de la vereda desde ese día nadie sabe nada de esa
Vereda.
Un chico rebelde
El Trovero marciano
Era un crío normal. Pasé de los pañales a jugar al balón y después comencé
mis estudios primarios de la EGB española, todavía franquista, de los últimos
suspiros y tiempos agónicos de una dictadura que marcó mis primeros tiempos de
infancia (y que no me marcaron). Así se iniciaron mis relaciones con otros niños.
Era de los tres primeros de la clase, porque, aun entrando un año antes que
los demás a la escuela, ya sabía leer, aunque tenía problemas para la ortografía y
la caligrafía. Fue una infancia feliz. Sólo tenía que preocuparme sin esfuerzo de
estudiar y jugar mucho y mucho al fútbol, (era el mejor), regateando, agachaba la
cabeza y recorría todo el patio hasta la otra portería.
3. Bueno, ya paso de una infancia inocente y traviesa a las relaciones
preadolescentes con adolescentes, pues toda mi peña o mi banda eran
normalmente mayores que yo. Incluso cuando entré en la Federación de Fútbol,
siempre competí con chicos mayores en edad que la mía. Era un chico tímido y
disciplinado, pero era mucho más con los mayores y el miedo a ser el centro de
atención de ellos, incluso cuando salía a la pizarra en la escuela. “Era una timidez
enfermiza”. Empecé muy temprano con los coqueteos con las drogas blandas. Ya
a mis 12 años había probado mi primer porro con mis amigos íntimos más
allegados. Fui consumiendo cada vez más a menudo y siempre con el miedo de
ser descubierto por mis padres o por mis hermanos mayores. Conocimos mis
amigos y yo a un chico extranjero (francés), que era familiar de unos vecinos de mi
pueblo, y él nos introdujo en la semilla del vicio de la droga dura al probar por
primera vez con él la HEROÍNA. Empezó como un juego, convirtiéndose después
en una obligación para obtener placer (“BROWN SUGAR”).
Mis amigos y yo hicimos un vídeo para un amigo para un trabajo de religión
que trataba sobre la droga, y se lo hicimos muy bien, pues le dieron la máxima
nota.
ERAMOS TRES y uno de ellos murió en un accidente trágico. “Fue mi mejor
amigo”, el único que he tenido de verdad en la VIDA. Entonces tenía 17 años. El
otro amigo era dos años mayor que nosotros y tuvo que hacer el servicio militar, y,
en consecuencia, me quedé solo y enganchado al caballo.
Por entonces mi hermano mayor me veía muy volado, raro y decidió
llevarme a un psicólogo, que en realidad era una psicóloga amiga suya, y, al rato
de hablar, le conté mi problema, pues los monos por escasez de dinero eran cada
vez más frecuentes. Me descubrí como consumidor de heroína. Sólo había estado
enganchado un año.
Empecé mi rehabilitación en el Club Remo y fue muy duro, sobre todo, los
primeros meses. Creía que me espiaban por todos lados, lo que se viene a llamar
manía persecutoria, por una falsa fama que yo imaginaba y me hacía estar volado
y desquiciado, pero todo ello con moderación, por lo menos ante los extraños,
pero siendo una pesadilla con mis padres.
AHORA VIENE LA VERDADERA PESADILLA:
Aunque estaba medicado, el insomnio era muy frecuente muchas noches y
con una depresión por la reciente muerte de mi amigo: “estaba solo”.
4. Una noche empezó el espectáculo en mi interior. Se presentaron como gente
de Hollywood y yo me sorprendí porque no comprendía aquella intervención de
una institución tan importante dedicándome su atención.
Al principio me costó trabajo hacerme amigo de aquellos desconocidos que
me hablaban y que yo no podía ver, pero pronto comenzó un poco más de
confianza.
HABLABA con ellos y les contaba mis ideas, que muchas de ellas
aprovecharon para su ambición personal. En conclusión, les hice un reto: que
sería artista, pues me venía muy, muy grande esa institución a mis 18 años, y les
prometí que me haría artista yo solo, sin ayuda de ellos, con algunas reglas que
propuse para trabajar con ellos.
Muy importante es que sepáis que esas ideas revolucionaron el mundo y al
mundo, sobre todo, del artista.
Comencé a trabajar, porque ya había dejado de estudiar, y estuve de
trabajador eventual un par de años, hasta que entré a trabajar en una empresa de
conservas y me hicieron trabajador fijo discontinuo, en esta empresa he trabajado
12 años.
Aunque trabajaba, también jugaba al fútbol y hacía mis pinitos como
cantante y cantautor, por mi cuenta, sin grupo, transformando los ‘best seller’ en
canciones, a mi estilo, diferentes, a mi manera. Al tiempo de estar haciendo esto a
lo largo de todo ese tiempo y estar conectado con ellos interiormente y siendo
grabado las 24 horas por ellos durante todos esos años, descubrí que mis temas
cantados y tocados por mi guitarra eran publicados, por lo menos eran muy
parecidos y, a veces, idénticos.
Os explico cómo lo hacía. Imitaba el inglés con otra melodía y con concepto
diferente, deformando el estilo de la canción original hacia otro diferente.
Ellos me prometían que iba a ganar mucho dinero haciendo eso que hacía y
siempre utilizaban métodos para engañarme y hacerme su esclavo, pues a mí me
gustaba y me gusta lo que hacía: cantar, tocar la guitarra. Era como un vicio y
experimentaba con todo tipo y estilo musical.
He visto al final de esta historia que ellos, por yo no querer ser famoso,
hicieron de mi música un mercado cuyos beneficiarios no sé quiénes son y es lo
que me pone de mala leche y de mala hostia.
Al final descubrí repasando mi vida que me habían puesto un micro en la
dentadura; y, al tiempo, que no sé cómo ocurrió, de pequeñito, de una sordera de
5. un 90 por ciento de pérdida de audición de un oído, se había convertido con el
tiempo en un oído muy fino y perfecto en audición.
EN FIN, todo ese tiempo he sido tratado por psiquiatras por decir que oía
voces, hasta que al fin he sabido explicármelo y explicárselo a mi psiquiatra.
No sé, quizás ella crea que es una ilusión, pero sé que no es así.
“JUZGAR VOSOTROS”.
Soy el trovero MARCIANO.
GRACIAS POR ESCUCHAR a un loco.
Para los que no saben Ana=anorexia y Mia=Bulimia El Cuento Feliz (Y Sin
Nombre) De Ana Y Mia
"Ana y Mía eran dos amigas, que vivían felices en un mundo lleno de
princesas e ilusiones, todas de ellas radiantes como estrellas de cine, paseando
por pastos verdes y cielos deslumbrantes, donde paseaban su belleza al sol. Ana
y Mía eran sus consejeras y protectoras, siendo la fuente de la perfección que las
rodeaba, como dos hadas mágicas que, con sus lindas varitas mágicas,
provocaban que los pecados de las princesas fueran borrados en un santiamén.
Sin embargo, para pertenecer a este mundo, las princesas (príncipes también
habían, pero eran menos, y según fuentes extraoficiales, son del tipo que
preferirían ser princesas) debían de ser delgadas, estéticamente cual una vara de
nardo, bellas y perfectas. Cualquiera podía ser una princesa, solamente tenía que
aceptar a Ana y Mía como amigas, y adoptar sus condiciones cual un par de
diosas, ¿Pero qué importaba? La perfección nunca había estado tan a su alcance.
Los sacrificios eran menores, siendo netamente uno: la alimentación.
Mía era un ser amable, que les permitía comer lo que fuera en las
cantidades que desearan, pero que tenía una condición perpetua a este derecho.
Luego de engullir los sagrados alimentos, de sentirse saciados y plenos por
satisfacer sus placeres, la realeza debía desfilar hasta un sitio alejado, lo
suficientemente para no ser visto de la perfecta pradera, donde depositaban, a
fuerza de la magia de su hada, todo lo consumido a un río nauseabundo, donde
lavarían las penas por una culpa inducida por su protectora, ¿Querían ser
perfectas? ¿Tener un cuerpo delgado? Debían dejar ahí sus errores, y volver a la
perfecta pradera con el estómago vacío, lleno de yagas internas por el forzarse a
vomitar, con los dientes débiles por los ácidos expulsados y la piel gastada.
Prácticamente arrastrándose, regresaban a su mundo hermoso, donde, con
maquillaje y el reflejo que las aguas les daban de sí mismas, intentaban salir
adelante del dolor que las consumía por dentro.
Ana tenía otro método para sus adeptos. Ella prefería evitar el pecado en lo
6. mínimo, por lo que se limitó a dar una orden: bajo ninguna circunstancia, y aunque
estés muriéndote, consumas alimento alguno. Tenía muchos seguidores, y sin
embargo no podían hacer uno solo, pues estaban débiles todo el tiempo,
perdiendo la noción de la realidad, de los seres que los amaban por lo que eran,
de sí mismos. Su desnutrición era una cadena de males que les iba consumiendo,
no solamente la salud física, sino también mental. Quedaba poco de su
razonamiento, que se concentraba solamente en satisfacer la petición de su
"amiga", que les proponía la perfección a cambio de ese "ligerísimo" sacrificio.
Cualquier sacrificio valía la pena para ellos, porque el gusto que les
proporcionaba ese mundo lo valía, pero esa no era el único lado de la historia.
Secretamente, las princesas y los príncipes soportaban una serie de complejos, un
deterioro en su ímpetu que les decía que no merecían estar ahí, entre tanta
perfección. Ante el espejo, no encontraban más que a un enorme cerdo, que les
repetía una y otra y vez que eso eran ellos. No era nada más que el efecto mismo
de lo que Ana y Mía estaban obrando en ellas, del deterioro que les causaba el
estar en ese mundo, el querer ser una de sus princesas de humo, el querer
dejarse para ser alguien más.
Algunos se sentían hermosos, y eran los preferidos de Ana y Mía. Muchos
de ellos se reunían en grandes grupos a charlar, compartiendo consejos y
maneras para mantenerse en esa perfección que el mundo les daba. Encontraban
maneras de eludir los efectos devastadores de la furia de Ana y Mia, sin saber que
solamente se engañaban a ellos mismos, pues, ante la mirada ajena, eran los que
se encontraban peor que todos. Sus cuerpos pedían a gritos ayuda, escapar de
ese maldito lugar, pero su mente ya estaba tan dañada, que lo único que podía
pensar era "belleza", el término que los hizo caer ahí en primer lugar, y que los
tendría hasta el último segundo de sus vidas.
Sí, se sentían hermosos, pero no eran más que un puñado de seres
patéticos, mirándose unos a otros y sintiéndose los peores del grupo.
Los nervios consumían cada centímetro de su existencia, cuidando ese
bocado extra que los podría convertir en el cerdo que se imaginaban podían ser.
Sin embargo, y pese a todo, algunos lograban recuperar el sentido, imponiéndose
al control de Ana y Mía, y eran capaces de ver ese mundo como lo que era en
realidad.
Los verdes prados estaban en realidad áridos, como la piel de los que los
habitaban. El río en el que se miraban, enorme y profundo, estaba lleno del vomito
que supuestamente lanzaban en secreto los adeptos de Mía, además de
excremento en grandes cantidades, por aquellos que tomaban el camino de la
purga para eliminar su pena. El insoportable hedor parecía no afectar a los débiles
enclenques que habitaban el lugar, caminando de un lado a otro, danzando
lentamente sin sonreír, como un grupo de muñecas que ya nadie quiere, al tiempo
que repetían que la belleza solamente se obtiene con sacrificios. Claramente se
podía distinguir entre los adeptos de cada una de las dos amigas. Aquellos que
seguían a Mía, carecían de dientes, y no se encontraban bailando, sino que
estaban supuestamente ocultos de los demás, comiendo como puercos enormes
cestas de comida, masticando con las encías y chillando como los animales que
parecían. Hacían eso un segundo, y al siguiente lanzaban la cesta lejos,
llorando inconsolablemente con la boca llena y golpeándose contra el suelo,
7. causando lástima y asco en partes iguales. Por el otro lado, los seguidores de Ana
eran los esqueletos andantes que danzaban, perdidos
en pensamientos que les hablaban, y a los que daban respuesta, pues al fin y al
cabo, cada uno estaba en su propio mundo. No tenían fuerza para levantar los
pies, por lo que los arrastraban tristemente de un lado a otro, mirando las cestas
podridas de comida a medias que los pro- Mía lanzaban, y con una mirada de
resignación pasaban de largo, deseando lanzarse por ellas y acorazarse por los
nutrientes que su cuerpo rogaba.
Aquellos que lograban ver tan triste escena, se encontraban entonces con
el verdadero rostro de sus supuestas amigas, y no encontraban palabras para
describir lo que les hizo caer en ese mundo. Tristes, encontraban fuerzas en la
poca humanidad que les quedaba, y salían del lugar, esperando que los demás
pudieran ver la realidad. Pero no, si algo somos los humanos, es necios, y una vez
que veían la perfección, solamente ellos podían convencerse de lo contrario."
“EL PEGÓN”
Seguramente sepáis de un niño o niña, o quizás más de uno que está
pegando siempre en la escuela; o a lo mejor eres tú ese o esa que siempre está
pegando a los demás, sin saber por qué lo haces.
En el colegio que ocurre esta historia había uno de esos niños al que todos le
llamaban “el pegón”, aunque su verdadero nombre era Santi, (palabra que se
parece mucho a santo, pero con la que no tenía nada que ver, ni siquiera por
casualidad). Todos los días el maestro terminaba de los nervios, porque cuando
no era uno el que llegaba y decía: “Santi me ha pegado”, llegaba otro con la marca
de un bocado en el brazo, o varias llorando a la vez porque les había dado
patadas en las espinillas. Por más que el maestro intentaba convencer a Santi
para que no lo hiciera, éste hacia oídos sordos y seguía pegando sin ton ni son,
así le castigaran como si no. Era como si le diese igual cumplir los castigos, con
tal de poder empalizar a unos pocos todos los días.
En más de una ocasión algunos papás y mamás de otros niños le esperaban a
la salida del colegio para hablar con los suyos y así regañarle delante de ellos, a lo
que él respondía poniendo una cara muy tristona y los ojitos como para llorar,
repitiendo una frase que la tenía más que aprendida: -”No lo volveré a hacer más”.
Pero al día siguiente se volvía a repetir la misma historia…
El maestro, que no se daba por vencido, decidió cambiar de estrategia y
cuando al día siguiente acabó la clase, le pidió a todos los niños y niñas -a los que
Santi les había pegado ese día-, que levantasen la mano. Enseguida se
levantaron tres manos, luego otro, otra y otra, hasta un total de nueve. Después
pidió que hicieran lo mismo a los que Javier, un niño muy pacífico de la clase,
hubiese, pero nadie la levantó, luego pidió que lo hicieran a los que Nuria había
8. pegado, y luego con Belén y varios más, pero a ninguno de ellos le levantaron la
mano. Por último preguntó a quién le gustaba ser amigo de Santi, y entonces
tampoco nadie quiso levantar la mano.
Esto mismo lo repitió el maestro un día tras otro, hasta que el número de niños
y niñas a los que pegaba Santi, empezó a bajar, y subía el de compañeros que
levantaban la mano cuando el maestro preguntaba quién quería ser amigo suyo.
Por fin un día no pegó a nadie y así siguió la mayoría del resto de los días -aunque
en alguna ”rara ocasión” se le escapara un manotazo- pero para entonces se
había dado cuenta de que prefería estar jugando con sus amigos a que tuvieran
que huir de él.
Autor: José Miguel de la Rosa Sánchez
FICHEROS
ORACION SIMPLE /SUJETO
NUCLEO: SUSTANTIVOS
MODIFICADOR DIRECTO: ADJETIVOS
MODIFICADOR INDIRECTO: NEXOS PREPOSICIONALES
APOSICION: ACLARACION DEL NUCLEO
CONSTRUCCION COMPARATIVA : “ COMO”
ORACION SIMPLE / PREDICADO
NUCLEO VERBAL: VERBO (ACCION)
OBJETO DIRECTO: ¿Qué COSA? LO, LOS, LA, LAS.
OBJETO INDIRECTO: ¿A quién? LE, LES.
COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL DE:
LUGAR: ¿Dónde?
MODO: ¿Cómo?
TIEMPO: ¿Cuándo?
CAUSA: ¿Porque?
FINALIDAD: ¿Para qué?
COMPAÑÍA: ¿ Con quien