proyecto de mayo inicial 5 añitos aprender es bueno para tu niño
Fuga masiva de serpientes patronímicas
1. Fecha: 08/09/2021.
Nombre: Pablo Ardila Parra.
Asignatura: La Clínica del Caso – Entrega Final: «Une famille, un nom».
F «Un serpent pas comme les autres».
Fuga Masiva de Serpientes Patronímicas
El nombre que te dieron tus padres al nacer, tu apellido que remarca el operante patronímico de
tu padre y te limita al incesto, y el deseo impuesto por quienes te rodean, se mueven en ondas
sinusoidales por toda tu vida, pasado, presente y futuro, tal como lo haría una serpiente infinita
que traslada su imperativo de generación en generación.
Es así como un hijo batalla con su padre y se pone en el papel de homicida, pero no uno
cualquiera, uno con verdadera sed de sangre en el ambiente imaginario, podríamos decir uno
representado en una serpiente con colmillos bien afilados, con incesables ganas de matar esa
figura paternal, que a su vez es él mismo, buscando romper esas cadenas que lo atan, y lograr
ese sentimiento de libertad tan anhelado. Asimismo, poseer ese nombre, como algo más allá de
combinaciones de letras, nos implanta en una venenosa norma que, como arma de doble filo,
mide el conocimiento, desarrolla y muerde por sí solo un deseo, el maternal.
De esta manera, la madre debido a complicaciones durante el embarazo (como el postparto) se
ve limitada al plantear su deseo frente a su hijo, surge un sesgo que va a demarcar la vida de
ambos al asumir que todo lo que él haga se realizará con retraso, en otras palabras, las víboras
palabras de la señora, su actuar y el planeamiento del deseo con carácter condicional, no están
haciendo nada para mejorar la situación del paciente, es más, están provocando que se
mantenga el caso-tipo e impidiendo la obtención de una cura, su deseo se superpone al de su
niño, su perfil médico generaliza las variables y deja únicamente espacio para un tercero en aras
de encontrar una solución clínica.
Así pues, el orden simbólico que nos hace humanos resulta obstaculizado por quienes nos
ofrecen los significantes, nuestros padres, lo que nos redirige a la metáfora de la serpiente como
una condena maldita, imposible de domesticar, en donde los hombres quieren matar a su
ascendencia para conseguir la piel que les dará el poder, sin saber que ese sentimiento se
transmite y el asesino pasará a asesinado en cuestión de generaciones.
Entonces esa serpiente, fruto de la vida, de la muerte y del deseo, finalmente es nuestra familia,
tu abuelo, tu padre, tú, tus hijos, tus nietos; se dice que los hombres buscaban dispararle para
matarla, para matarte, pero más venenoso eres tú a nivel de que concibes y proclamas tu propia
muerte, que «matas» a tu padre de una mordida, y ese mismo colmillo, óbito ensangrentado en
búsqueda de protección, es del cual nacerá tu hijo, y con el que matará a ti, por ser raro, diferente,
hermoso, producto de años de conocimiento, linaje inaudito que, como el vino, añeja un apellido,
y lo posiciona ya sea en lo más alto de una cúspide o se queda perdido en la montaña, por ende,
el ciclo de la vida y las leyes premonitorias del mismo, son puramente ineludibles e inevitables.
Lo que queda por cuestionarse, sobre todo en la actualidad donde los jóvenes comentan la no
querencia de hijos, es: ¿seguiremos los pasos del exterminio de la «Z»?, ¿estamos frente a una
gran extinción alfabética de patronímicos?