homenaje a Alberto en su 50 cum0

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Me pide mi buen amigo Mariano, amigo de colegio, y amigo hasta el día de hoy, porque
la amistad se sostiene imperturbable cuando se ha plantado en los prados azules de la
adolescencia, que me sume a un pequeño homenaje a su hijo Alberto, al cumplirse el 50
aniversario de su nacimiento. Y aunque lo haga de forma breve, dada mi insolvencia
para cumplir con lo que se me pide, no puedo ni debo desairarle, sino todo lo contrario,
y así le envío unas palabras para que se unan a todas las demás de ese acto entrañable
de un cumpleaños redondo, de medio siglo, de mi admirado Alberto, el hijo de Carmen
y Mariano, que la Providencia ha designado para ser una persona especial.
Solo tengo tres ideas que narrar.
La primera la familia. Todo es familia en torno a Alberto. Solo hay en ese hogar
aroma de convivencia, de maternidad y paternidad, de filiación, de ayuda recíproca y
solidaridad. Alberto es el corazón y el fuego de la familia que vive en Fuente del Sol.
Allí La familia es una pequeña iglesia doméstica donde se puede sentir el amor y la
ternura en la vida cotidiana. La familia es la primera escuela de solidaridad, de
humanidad, y esta escuela es aún más convincente en circunstancias de prueba y de
sufrimiento compartido. El Papa Francisco utilizó una expresión muy significativa para
definir a la familia: "el hospital" más cercano. Pero, tengamos cuidado porque en ese
amable Hospital, Francisco es el médico que más manda.
La segunda consiste en cómo las apariencias engañan. Me lo decían hace
tiempo sus padres y me costó entenderlo hasta conocer a Alberto en persona. Alberto
nunca ha sido un problema sino siempre la solución. Nunca el necesitado de consejo u
opinión sino el que los prodigaba graciosamente. En Alberto, una limitación física se
volvió hace tiempo una palanca para cambiar el esquema de los prejuicios
preestablecidos. Alberto es el que cura a los demás.
Y en tercer lugar difundir una sospecha. He leído, incluso entre estudiosos
laicos, algunos de ellos con reconocida influencia científica, que no puede descartarse
entre nosotros la existencia de unos seres especiales a lo que las escrituras han definido
como ángeles. Ángeles sencillos que pasan generalmente desapercibidos y que poseen
unas características que los identifican y que nos evocan los nombres de personas con
las que nos hemos cruzado o incluso viven a nuestro lado. No se les escucha nunca un
mal gesto, una palabra desabrida, una contestación incorrecta. Callan cuando los
demás hablan, regalando atención a lo que otros dicen o lamentan. Hablan cuando el
silencio se hace pesado o cuando la ocasión lo requiere, con una palabra de ánimo o de
consuelo, o dando una pista sobre cómo solucionar algo aparentemente irresoluble. No
se advierte su presencia, pero su ausencia deja un leve vacío de cariño y añoranza. Son
los ángeles del cielo que están a nuestro lado.
No sé si Alberto es un ángel ni si el mismo lo sabe a ciencia cierta, porque los ángeles
niegan su identidad o tal vez no sean conscientes de ella. Pero si Alberto no es un ángel,
es algo que se les parece muchísimo.
Felicidades y un beso Alberto, un abrazo a tus padres y un saludo a quienes te
acompañan en este día señalado. No sonrías. Ya lo sé. En realidad eres tu quien les
acompañas y felicitas a todos ellos cada día, permanentemente.