1. EL EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS
Mr 9:14-29
Un Estudio Expositivo de los 16
capítulos del Evangelio de Marcos
2. (9:14-18) El Endemoniado
No podían sanar a un muchacho, y los
escribas se burlaban de su incapacidad.
La vida cristiana es “tierra de montes y
de valles”. En un día puedes pasar de la
gloria del cielo al ataque del infierno.
(9:14) Lucas añade: “Al
día siguiente, cuando
bajaron del monte, una
gran multitud les salió
al encuentro” (Lc 9:37).
Al llegar, hallaron a los
nueve en un problema:
3. (9:14-18) El Endemoniado
¿Por qué se asombró la gente? ¿Por qué
corrieron hacia él? Jesús había llegado
en el momento más oportuno y la gente
corrió a Él, pues sabían que Él era la res-
puesta ante la necesidad de liberación
que requería el muchacho.
(9:15) Al ver a Jesús
la multitud corrió ha-
cia Él. La palabra a-
sombrar se traduce
también como admi-
rar, maravillar, que-
dar atónito.
4. (9:14-18) El Endemoniado
(9:17) Antes esto un padre desesperado
se arrodilló delante Jesús (Mt 17:14).
(9:16) Jesús como
siempre, intervino para
resolver el problema.
La pregunta de Jesús
es directa: ¿cuál es la
razón de la riña con los
escribas?
Era su único hijo (Lc 9:38) le pide que
tenga compasión pues su hijo sufre mu-
cho por la mala influencia del demonio.
5. (9:14-18) El Endemoniado
El padre afirma que el demonio lo hace
gritar y lo atormenta (Lc 9:39). Él había
venido a buscar a Jesús, y sus discípu-
los habían intentado, sanar a su hijo, pe-
ro habían fracasado, por eso el padre es
taba desesperado.
(9:18) Algunos dicen
que el muchacho su-
fría de epilepsia, pero
la descripción que se
da va más allá de esta
enfermedad.
6. (9:19-24) Clamor Desesperado
Jesús atribuye el fracaso a su increduli-
dad. Habían fracasado por la misma ra-
zón que muchos lo hacen, por su infide-
lidad e incredulidad. Hay personas que
dicen ser creyentes pero hacen lo opues
to a lo que Dios enseña. ¿Cómo?
(9:19) Jesús había co
misionado a sus dis-
cípulos para echar
fuera demonios y
sanar a los enfermos
(Mr 6:7, 13).
7. (9:19-24) Clamor Desesperado
El chico es sacudido como un trapo. En
el s. XXI hay mucha ignorancia en rela-
ción a lo oculto. La realidad del mundo
espiritual se hace patente en los lugares
atrasados y alejados de la civilización.
(9:20) Jesús le pide
al padre, que traiga a
su hijo (Lc 9:39). A la
vista de todos, sufre
un ataque. Lucas di-
ce que el demonio lo
derribó (Lc 9:42).
8. (9:19-24) Clamor Desesperado
No se qué tienes ni que es lo que estás
pasando ni contra qué luchas, pero no
tienes que vivir así cuando Jesús ya te
ha dado la victoria. Cada uno escoge
como quiere vivir. ¿Qué has escogido?
(9:21) Jesús, cual
médico indaga por la
situación: desde
niño había sufrido
los ataques y vivido
postrado por la influ
encia del demonio.
9. (9:19-24) Clamor Desesperado
Entonces el padre le pide a Jesús que
tenga compasión y que intervenga a fa-
vor de su hijo. No existe dolor más fuer-
te para un padre que ver a su hijo arran-
cado de su lado y sufriendo y saberse
impotente para poder ayudarlo.
(9:22) Echarlo al fuego
o al agua con la inten-
ción de quitarle la vida
va más allá que una
simple enfermedad, es
una posesión.
10. (9:19-24) Clamor Desesperado
“Todo lo puedo en Cristo que me fortale-
ce” (Fil 4:13). “Mi Dios, pues, suplirá todo
lo que les falte conforme a sus riquezas
en gloria en Cristo Jesús” (Fil 4:19).
¿Crees qué Jesús pueda hacerlo?
(9:23) La confianza de
Jesús en el poder de
la fe es increíble. El
asunto no era sí lo
podía hacer, sino, si
es ellos creían que Él
podría hacerlo.
11. (9:19-24) Clamor Desesperado
Motivado por el desafío el padre clamó:
¡Quiero creer! ¡Ayúdame! Todos nos he-
mos encontrado en la misma situación
alguna vez, las dificultades son tremen-
das y deberíamos ser capaces de res-
ponder como este padre lo hizo.
(9:24) Estas palabras
hablan de la fe que
es consciente de su
debilidad y la lleva a
Cristo para obtener
su ayuda.
12. (9:25-29) Liberación Final
(9:25) Jesús atajó a la
multitud curiosa. Se
dirigió al demonio, le
dio la orden de dejar
al muchacho: nunca
vuelvas a entrar a él.
Al expulsar al demonio, Jesús lo llama:
“Espíritu sordo y mudo” y con estas pa-
labras: “nunca vuelvas a entrar en él” le
aseguraba al angustiado padre que la
sanidad de su hijo sería permanente.
13. (9:25-29) Liberación Final
El demonio haría lo posible por dañarlo
al ser echado. “El ladrón no viene sino
para hurtar, matar y destruir” (Jn 10:10a).
Mateo añade: “y desde aquel mismo ins-
tante el muchacho quedó sano” (Mt 17:18).
(9:26) Hubo otro ata-
que más violento, el
muchacho quedó in-
consciente, los pre-
sentes consideraron
que estaba muerto.
14. (9:25-29) Liberación Final
detalle que Lucas registra: “y todos se
admiraban de la grandeza de Dios” (Lc
9:43). ¿Te tomó Jesús? ¿Has dejado que
Jesús te toque? Pues Jesús siempre to-
ma al que está postrado y lo levanta.
(9:27) Con su mano
firme y dulce Jesús
lo levantó y con ges
to amoroso lo entre-
gó a su padre. La
tierna compasión de
Jesús nos deja un
15. (9:25-29) Liberación Final
“Jesús les dijo: Porque ustedes tienen muy
poca fe. De cierto les digo, que si tuvieran fe
como un grano de mostaza, le dirían a este
monte: Quítate de allí y vete a otro lugar, y el
monte les obedecería. ¡Nada sería imposible
para ustedes!” (Mt 17:20).
(9:28) Los nueve dis-
cípulos mortificados
y derrotados, cuando
todos se fueron, le
preguntaron: ¿Qué
pasó? ¿Por qué no
pudimos liberarlo?
16. (9:25-29) Liberación Final
(9:29) Mateo añade: “y ayuno” (Mt 17:18).
Ellos pensaban que el poder y autoridad
que habían recibido antes eran suyos y
que podían ejercerlos a su voluntad. De-
bían de saber que Dios da el poder a quie
nes viven cada día dependiendo de Él.
La razón de su fracaso
estaba en su falta de fe
la que a su vez era el
resultado de una vida
carente de oración y
disciplina.
17. Conclusión
En un instante pasamos del monte de la
transfiguración a un conflicto de pose-
sión satánica.
Dejamos la gloria, la solemne voz de
Dios y volvemos a una escena de dolor,
debilidad y sufrimiento, a un chico ator-
mentado, a un padre desconsolado y a
un grupo de débiles discípulos estorba-
dos por el poder de Satanás e incapaces
de proporcionar ayuda y liberación.
Tal como Moisés al descender del Sinaí.
18. Conclusión
Los mismos discípulos que antes habían
hecho milagros y arrojado demonios, a-
hora se encontraban con un caso dema-
siado difícil para ellos. Aprendían por me
dio de una experiencia humillante la gran
lección de que “separados de mí nada
pueden hacer” (Juan 15:5).
Fue una lección útil, la recordarían todos
los días de su vida. Las cosas que apren-
demos por dolorosa experiencia se que-
dan en nuestra memoria, mientras que las
que escuchamos se suelen olvidar.
19. Conclusión
El mejor de los cristianos no tiene nada
de qué gloriarse, su fuerza no es propia,
no tiene nada sino solo lo que se le ha
dado, pronto descubrirá que su poder so
lo se sustenta cuando camina con Jesús.
Aprendamos una lección del fracaso de los
discípulos. Démonos cuenta cada día, de
nuestra necesidad de la presencia de
Cristo. Con Él podemos hacer todas las
cosas, sin Él, nada en absoluto, con Él
podemos vencer las mayores tentaciones,
sin Él, lo más mínimo puede vencernos.
20. Conclusión
Cada mañana deberíamos clamar: “No
nos dejes solos, no sabemos lo que nos
depara el día. Si tu presencia no viene con
nosotros no podremos seguir”. “Y Moisés
dijo: Si tu presencia no ha de ir conmigo,
no nos saques de aquí” (Ex 33: 15).
Las palabras del padre nos plantean
una verdad conmovedora: “Creo, pero a-
yuda mi incredulidad”. Señor necesito que
me ayudes a creer. Terminamos recordan-
do que: Mayor es Él que está en nosotros
que todos los que estén en contra.