LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
El amor alma del reino de dios
1. El AMOR, ALMA DEL REINO DE DIOS
OBJETIVO:
Vivir esta Semana Santa abiertos al amor de Dios, que en Cristo Jesús, se hace el
distintivo de los cristianos, para difundirlo en nuestro derredor.
DIÁMICA:
Canto: AMAR ES ENTREGARSE
Se puede compartir alguna frase que te haya gustado.
Muchas personas le cantamos al amor; los poetas le
componen versos; los artistas hacen obras maravillosas,
en escultura y cuadros bellísimos. Muchísimas novelas
han sido hechas para enaltecer el sentimiento más noble
que ha existido desde que el mundo es mundo: ‘el Amor’
¿Qué es el amor para nosotros?
Amar es mucho más que buscar a una persona para que nos
prepare la comida y la ropa; no es tener alguien que nos
acompañe; el amor es mucho más que un remedio a nuestra
soledad… Es entrega, es dar vida, es encontrar nuestro
otro yo y estar dispuest@ a ofrecerle la felicidad, porque
Dios quiere que todos seamos felices amándonos…
Los evangelios nos dicen cómo vivió Jesús el amor; qué hizo, y
qué quiere que hagamos para amar como Él nos enseñó…
JESÚS NOS DICE A TODOS SUS HERMANOS:
“Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros.
Que como yo los he amado, así también se amen ustedes, los unos a los otros.
En esto reconocerán todos que son mis discípulos: si se tienen amor los unos
a los otros” (San Juan 13, 34-35).
Muchas personas se identifican con un equipo de futbol: El América, Cruz Azul,
Chivas o algún otro; hacen pública su preferencia, poniéndose con orgullo la
camiseta con su escudo y sus colores.
Quien nos ve, ¿se da cuenta que somos del equipo de
Cristo? ¿En qué le pertenecemos?
Jesús quiere que sus seguidores tengamos el amor como
distintivo…. Que se nos note en nuestro modo de actuar
que hemos hecho opción por Él; que hemos entendido las
reglas del juego y que estamos dispuestos a seguirlas,
tanto que quien nos vea, pueda decir:
‘Mira, él o ella es de Cristo, pertenece a su equipo, porque ...
2. Saber amar, vivir para amar, es estar dispuesto a
dar y a recibir amor como Cristo lo dio, semejándose
al grano de trigo que cae en la tierra para dar vida.
Manifestamos que somos del Reino de Dios y que lo
estamos construyendo, si amamos como Jesús amó. La
caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de
los legítimos derechos de las personas y de los pueblos.
La caridad supera la justicia humana y la completa,
viviendo la entrega, el perdón, el amor de Dios en las
relaciones humanas.
¡Cuántas personas viven enfermas de egoísmo, de odio, de violencia!
Pareciera que lo que Jesús ha pedido a sus discípulos, no les interesa,
y hacen poco caso de ese mandamiento que nos debiera distinguir.
Es difícil convivir con personas que no aman, porque sus sentimientos,
pensamientos y acciones complican la vida y hasta la impiden. Todos podemos
tener momentos de ‘no amor’, pero si somos conscientes y queremos ser miembros
del equipo de Jesús, podemos rectificar esas actitudes y volver a empeñarnos por
amar como Jesús nos ama.
En esta Pascua, Jesús nos pide a todos que seamos sus discípulos, que
aprendamos a amar. Quiere despertar en todos (as) nosotros (as) el deseo de
amar más a Dios y a nuestro prójimo. Quien no se deja amar por Él, no se
abre al amor de los hermanos.
¿Cómo es mi amor a los demás? ¿Qué trato les doy a quienes Dios me dio como
compañeros de camino… espos@, de trabajo, hijos, padres y vecinos o
conocidos?
Dios nos ama y con su amor, somos capaces de dar y recibir también amor.
Nuestro mundo está urgido de personas dispuestas a amar, dispuestas a combatir
el reino del mal, que tanto daña nuestras relaciones familiares, de trabajo y nuestra
vida comunitaria.
Cuando Jesús cenó por última vez con sus discípulos, les comunicó cómo amar…
Lo hizo de manera práctica, para que se convirtieran viéndolo.
Tomó una palangana, una jarra con agua, una toalla y se agachó a lavarles los pies.
Él era ‘su Maestro’ y no dudó en hacer este acto, porque sabía la fuerza que tendría
su lección, para que aprendieran a AMAR.
Cuando una persona llegaba a la casa de un judío, encontraba siempre una
tina con agua, para que pudiera lavarse los pies… Como la cena de Pascua la
tuvieron en un sitio que Jesús pidió prestado, no se preparó ni el lugar ni los
objetos para esta purificación.
Jesús hizo todo lo que cada quien hubiera hecho para quitarse la arena de sus pies
y al terminar, les dijo:
“Les he dado ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo” (Jn 13, 15).
El amor que Jesús dejó como distintivo a quienes formamos el Reino, es un
amor que se vuelve servicio, el que ama sirve y el que sirve ama….
3. En la vida diaria tenemos tantas oportunidades para servir y amar al estilo de
Jesús… Desde que amanece hasta que anochece podemos ser servidores.
En el amor – servicio, se conjugan el ánimo y las acciones. No es lo que hacemos,
sino cómo lo hacemos… Al lavar Jesús los pies a sus amigos, dijo cuánto
importa amar sirviendo y servir amando.
Pienso: Todos los días me voy a trabajar, ¿Qué me mueve a realizar las acciones
dentro y fuera de mi casa?, ¿qué valor tiene para mi hacer las cosas por amor y no
por fuerza o por cumplir?
Todo lo que hacemos con amor nos dignifica y nos distingue como miembros del
Reino de Dios, Reino de paz, Reino de justicia.. Si amamos, somos testigos de
Cristo Jesús, el Maestro del Amor, que nos ha dejado esa gran tarea para hacer este
mundo más y más humano:
“No hay amor más grande que éste: dar la vida por quienes amamos”
(Jn 15, 13).
Jesús quiso quedarse con sus amigos.
En la Última Cena, instituyó la Eucaristía, Sacramento
con el que les dio vida, su vida. Los amó y los llenó de su amor.
El amor, como mandamiento y la Eucaristía, signo de la
presencia real de su amor, sigue siendo para nosotros regalos
insustituibles. Cuando Jesús consagró el pan y el vino, por
primera vez, dijo a sus amigos:
“COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ES MI CUERPO
Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ES MI SANGRE ...(Mc 14, 22-24).
HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA” (Lc 22, 19).
Los sacerdotes siguen consagrando el pan y el vino, para que comiendo el pan de
Dios, seamos capaces de amar como Jesús ama. La Eucaristía nos hace capaces
de amar.
La Eucaristía es el regalo más grande que pudo darnos Jesús; es su presencia real
y verdadera. Él pensó cómo estar con nosotros y se quedó en el Pan y el Vino
consagrados. Dijo: ‘Quien come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo vivo
en él’ (Jn 6 55 -57).
Es muy importante que todos los amigos de Jesús comulguemos.
La Iglesia nos invita a hacer la comunión el Jueves Santo con una intención muy
especial: Llenarnos del amor de Jesús … Preparémonos a comulgar con una buena
confesión …Quien comulga, recibe en la Eucaristía el pan de Dios. Quien comulga,
ama y se deja amar por Dios.
CELEBRAMOS el AMOR DE DIOS: Terminamos compartiendo el pan que nos
recuerda la entrega que Jesús ha hecho de sí mismo a Dios y a todos sus
hermanos. Cantamos: ‘Si me falta el amor…’