“Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis y, lo mismo que les dije a los judíos, os digo también a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis venir.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros; que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os tenéis amor los unos a los otros.”
2. “Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con
vosotros. Vosotros me buscaréis y, lo mismo que
les dije a los judíos, os digo también a vosotros:
adonde yo voy, vosotros no podéis venir.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los
unos a los otros; que, como yo os he amado, así os
améis también vosotros los unos a los otros. En
esto conocerán todos que sois discípulos míos, si
os tenéis amor los unos a los otros.”
* * *
3. Reflexión: El Señor les habla a sus apóstoles de su
ausencia definitiva de esta tierra, su vida mortal termina
e igualmente su convivencia con ellos. Vosotros “me
buscaréis”, porque donde voy no podréis ir. Este anuncio
causa gran dolor en ellos acostumbrados al trato diario
con el Maestro y al hecho de que no podrán ir con él. Lo
habían dejado todo para seguir a Jesús, habían convivido
con él en una gran intimidad. En él habían centrado toda
su vida. Jesús, también les indica cuál deberá ser su
comportamiento durante su ausencia. No pueden
concebir la idea de vivir sin el Señor.
Los ha llamado “hijos míos” y es la primera vez que Jesús
emplea estas palabras tan tiernas para dirigirse a sus
apóstoles y antes de morir les manifiesta cuál es su
última voluntad, a modo de testamento les da el
precepto de la caridad fraterna.
4. Tres veces repite el Señor su Mandamiento: primero
lo anuncia, luego lo explica (como cumplir esta
Mandamiento) y finalmente lo pone como distintivo
de todos sus discípulos.
En Levítico 19,18 está escrito el precepto de amar al
prójimo como a uno mismo. Pero Cristo lo llama
Mandamiento Nuevo por la amplitud, profundidad y
motivación que Jesús le da.
Para los judíos “Prójimo” era interpretado como las
personas que pertenecían al pueblo elegido, de raza
judía. Jesús le da una nueva interpretación porque
exige que sea un amor universal que se extienda
incluso a los enemigos.
5. Es nuevo por la generosidad y la profundidad que
Jesús le da al Mandamiento. La medida es “como él
nos ha amado”.
¿Y cómo amó Jesús a los demás? El amor más puro y
desinteresado es el de Jesús.
Jesús amó sin egoísmos. Nosotros solemos amar a
cambio de algo, en cambio Jesús lo que buscaba era
darse así mismo y obtener el bien y la felicidad de los
otros.
Jesús lo dio todo por sus amigos: su vida, fama,
sangre.
6. El amor de Jesús es sacrificado. Nada de lo que el
amor de caridad pudiera exigirle en sacrificio,
parecería demasiado para él. Si el amor a sus
hermanos significaba cruz, Jesús estaba resuelto a
soportarla.
Jesús amaba a sus discípulos con amor
comprensivo. Conocía sus debilidades y a pesar de
ello los amaba. Este es un detalla del amor de
caridad: conocer las miserias del prójimo y seguirlo
amando. Amar al prójimo tal cual es. Lo bueno
porque lo merece, y lo defectuoso con amor
comprensivo y comprensivo.
7. Así es el corazón de Cristo: lo suficientemente grande
como para amarnos tal cual somos, alegrándose de
nuestras bondades y comprendiendo
compasivamente, y perdonando nuestras miserias. Y
quiere que nuestro amor a los demás sea semejante a
este amor: que no justifica las debilidades pero sabe
comprenderlas. Por eso repetía “Si comprendieras qué
significa: “Misericordia quiero y no sacrificios”.
Misericordia hacia los demás, es lo que necesita
nuestro corazón.
Jesús ama con espíritu de perdón: Pedro lo negaría
tres veces, los discípulos lo abandonarían y se
alejarían de él cuando más los iba a necesitar.
8. Lentos para comprender sus enseñanzas y finalmente
fueron cobardes durante la pasión de Cristo y en su
muerte. Jesús no experimenta rencor por ellos sino que
todo lo perdona. El amor que no aprende a perdonar
no llegará a la perfección, sólo el que perdona
perdurará. ¿Quieres que Dios te perdone?. Perdona tú
también a quien te ha ofendido.
El amor de Jesús es un amor espiritual y el quiere que
el nuestro sea igual.
Amor espiritual es el que no solo se preocupa de lo
material sino también de lo espiritual; no sólo se
preocupa del cuerpo sino también del alma.
9. Jesús se interesaba por las almas, y muchas veces
llamó la atención a diversas personas por
preocuparse de las cosas secundarias descuidando
las principales.
El Mandamiento es nuevo por la motivación, pues
Jesús llega a identificar el amor al prójimo con el
amor que le debemos a él mismo. Cristo nos dirá
que lo que hagamos por cualquiera de nuestros
hermanos, él lo toma como hecho a sí mismo.
Debemos ver la imagen de Cristo en cualquiera de
nuestros prójimos.
10. “En esto se conocerá que sois mis discípulos: si os
amáis los unos a los otros”. No son distintivos, trajes,
ayunos y otros signos los que identificarán a los
discípulos del Señor Jesús sino el amor que se
profesan unos a otros. El amor fraterno es lo que
caracteriza a sus discípulos y así lo entendieron ellos.
En los Hechos de los Apóstoles 2, 44-45 dice: “Todos
los creyente vivían unidos y tenían todo en común;
vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el
precio entre todos, según la necesidad de cada uno.”
“Gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor
agregaba cada día a la comunidad a los que se habían
de salvar”. (Hech. 2,47)
11. La caridad fraterna que profesaban los cristianos de
las primeras comunidades era motivo de admiración
de los no creyentes y causa para muchos de su
conversión.
Si amas y crees, eres discípulo de Jesús. Si no amas
aunque seas cristiano, no eres discípulo de Cristo. Él
mismo lo dijo no lo olvides. Esto lo entendieron muy
bien los primeros discípulos. Lucas narra en su
evangelio cómo las gentes al contemplar la conducta
de los cristianos de la primitiva Iglesia exclamaban:
“Mirad como se aman” y luego señala que “esto les
ganaba la simpatía de todo el pueblo” (Hech 2, 47).
12. Amar a los demás con amor de caridad es el mejor
sermón que un cristiano pueda hacer, y la mejor
propaganda para atraer personas a Cristo, para ello es
necesario que los demás se den cuenta de que sí los
amamos. Es decir, demos un testimonio de caridad a
la comunidad de los creyentes y no creyentes.
Sí después de dos mil años de cristianismo, una gran
parte no ha conocido la fe cristiana, podemos pensar
que los cristianos no han dado este ejemplo de
caridad, no han cumplido con el mandamiento de la
caridad fraterna.
Sin vivir la caridad fraterna no nos podemos llamar
discípulos del Señor Jesús.
13. Nuestra amor al prójimo,
nuestro amor debe ser
una caridad sincera que
se base en el sacrificio,
en obras de bien,
buscando siempre el bien
y la felicidad de los
demás.
“El que ama al prójimo
ha cumplido la Ley” dice
Pablo en Romanos 13, 8.