El documento discute si es posible un desarrollo sustentable. Argumenta que el problema subyacente que daña el medio ambiente es un problema moral relacionado con las acciones individuales. Propone que el desarrollo sustentable depende de la suma de las acciones de cada individuo, especialmente aquellos con poder. Usa varios ejemplos para argumentar que debemos reconocer nuestra humildad sobre nuestro conocimiento limitado de la naturaleza y actuar con más moralidad individual para lograr un desarrollo sustentable.
3. Pleitos, lana y smog
En la actualidad hay tres temas que se han vuelto vitalmente recurrentes, tanto en los medios de
comunicación masivos, como en los círculos de debate especializados en el desarrollo humano
social a nivel nacional e internacional; tal ha sido el impacto en la sociedad civil, que estos temas se
han arraigado y han llegado a formar e incluso, no solo formar, sino coaccionar, una estructura de
pensamiento sólida en el ideario popular, en torno a estos tres temas.
Estos temas son: en primer lugar, la violencia exacerbada y su condición de
inseguridad implícita para la ciudadanía, relacionada con el crimen organizado, no solamente en
bandas delictivas, sino en consorcios empresariales delictivos, adicional a ellos, existen los grupos
sociales armados que aportan su cuota de inseguridad en aras de sus intereses políticos; en segunda
instancia, el profundo y recurrente colapso económico, tangible en sus efectos para todos,
especialmente en los países no desarrollados (a los cuales, la generalidad de los comunicadores y
gobernantes, eufemísticamente llaman subdesarrollados), ante la mayoría ignorante de las
verdaderas causas de los desplomes cíclicos de la economía; hay un tercer tema que debido a su
trascendental importancia, todos los países del orbe han insertado en sus agendas de discusión y
planeación de las políticas gubernamentales, no necesariamente en las acciones de gobierno y
sociedad; nos referimos a la sustentabilidad del planeta en medio del quehacer económico industrial
y de desarrollo de las economías del mundo.
La ecuación del desarrollo sustentable
De estos tres temas, el que en los años recientes ha tomado notorio interés en una buena parte
de la población pensante y consiente, es el de la sustentabilidad de la operación de nuestro planeta,
en virtud de considerarlo como nuestra “casa”, la “casa” del género humano, en contraparte a la
postura engendrada a raíz del movimiento positivista del siglo XIX, donde se priorizó en la conducta
del ser humano la ciencia como medio de acción, sin tomar en cuenta del todo la finitud del cuerpo
celeste que ocupamos como albergue del movimiento económico, científico, tecnológico e industrial
del ser humano.
En el siglo XIX, confluyó junto al positivismo, el fenómeno de la revolución industrial, el
cual sustentado teóricamente por el positivismo, tuvo un auge y despegue pronunciado que se
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4. tradujo en un fortísimo incremento de la producción de bienes y servicios en todos los ramos de la
industria y tecnología.
Este desmesurado crecimiento trajo como consecuencia principal la depredación de los
recursos naturales del planeta, dichos recursos, se convirtieron en “moneda de cambio”, que
evolucionó desde el “oro molido” hasta el “oro negro”, pasando por diamantes, perlas, frutas, pieles
de animales, colmillos de elefantes, y un largo etcétera.
Todo esto proceso en continuo aumento tuvo como detonante la necesidad de incrementar
ganancias a través de la relación proporcional: mayor producción – mayor utilidad, sin tomar en
cuenta que el aumento de producción no puede ser infinito, debido a que nuestro entorno es finito,
quizás suficiente, pero finito.
Al finalizar el siglo XX y principio del actual, la sociedad mundial de naciones ha
emprendido diversas acciones en torno al cuidado y preservación del ambiente, sin dejar de
considerar prioritario, a su vez, al desarrollo económico, es decir, se ha acuñado el concepto de
sustentabilidad del medio ambiente.
Nuestra tesis relacionada con la sustentabilidad ambiental en un entorno de necesidades
económicas, financieras, comerciales, industriales, tecnológicas y políticas, es que el fondo de la
problemática que agrede y deteriora al medio ambiente, es un problema moral, intrínseco a la suma
de las individualidades humanas particulares, donde el peso específico, de esas individualidades
dentro de esa sumatoria, está en función del impacto social que cada individuo tiene sobre la
sociedad, a través de su poder económico, político y/o social.
En otras palabras, cada individuo afecta un área social de acción, a nivel local, nacional o
internacional, según sea el caso de la magnitud de su empoderamiento, generado por su status
financiero o cultural; dicha afectación es positiva o negativa, según sea su calidad moral como
persona, para aplicar su grado de empoderamiento dentro de la sociedad.
Del razonamiento anterior, inducimos así, la siguiente ecuación:
DS = (MI * E)
donde,
DS: desarrollo sustentable
MI: condición ética moral de cada individuo
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5. E: condición de empoderamiento social de cada individuo
Es decir, el planeta, aunque está en las manos, o más bien, está en el centro de la toma de
decisiones de cada individuo, no depende, hasta ahora, de manera proporcional a la voluntad y al
libre albedrío de cada individuo, sino a la sumatoria del peso específico del accionar de cada
individuo.
Por ejemplo, el presidente de la nación más poderosa del mundo en lo militar y en lo
económico, puede decidir, según su moral, emprender acciones legales que justifiquen la invasión a
otro país, so pretexto de lo que él considera oportuno, justo y necesario, y echa andar toda la
maquinaria de guerra, sustentada legalmente, pero no moralmente. En otro rincón del mismo país
invasor, un ciudadano promedio piensa y objeta desde el punto de vista del desarrollo humano, la
futilidad de invadir un país lejano, rico en petróleo, y su opinión, e incluso su manifestación pública,
no tendrá absolutamente ningún efecto en la decisión del gobernante de invadir militarmente otro
país.
Por esta razón, la solución a la problemática de la conservación del medio ambiente y el
desarrollo sustentable del ser humano, solo tendrá solución en la medida que todos, pero en especial,
quienes tienen acceso al poder político, deberán modificar su percepción moral de su vida en
función de la política, considerando a la política, en el sentido clásico de la mejor, y que debiera ser
la única acepción válida del concepto <polítca>, que es el
bienestar comunitario, tal como
consideraban los griegos a la política.
Para fundamentar nuestra tesis, mencionada párrafos atrás, citaré 4 argumentos personales y
uno adicional de un geoquímico ruso.
1. ¿Qué haría usted en la isla desierta?
Hagamos un ejercicio muy común que utilizan algunos psicólogos, con el propósito de localizar
prioridades y distinguir responsabilidades.
Imagine que usted es el único sobreviviente de un desastre y se ha refugiado en una isla
desierta, paradisíaca y con alimento; solo que, esta isla es estrechamente pequeña y para alcanzar los
víveres que la isla ofrece de manera natural, usted tendrá la necesidad de alterar el equilibrio de los
ecosistemas que ahí existen a efecto de alimentarse y no morir.
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6. Más específico, si en esa isla existe solo una pareja de mamíferos rumiantes, que al
sacrificarlos para evitar que usted muera, cancelará la posibilidad de permanencia de esa especie.
Un costo biológico muy alto, por la supervivencia de usted.
Esto
implica,
extinguir
una
especie, a costa de su supervivencia, cualquiera de nosotros, actuaría en esa vía de lógica humana,
contraria a la lógica de mantenimiento del ecosistema.
Esta forma de actuar, congruente con el instinto de supervivencia, es lo que subyace en
nuestra relación moral y ética con el medio ambiente real, y si lo meditamos con calma, realmente
estamos en una isla desierta, nuestro globo terráqueo, donde estamos los seres humanos como
supervivientes en un medio que nos ofrece retos de supervivencia que atentan a la concordancia de
vida con el medio ambiente.
2. La gran paradoja humana
El perfil del pensamiento humano puede tener tantas directrices como individuos existen y tantos
vectores constituyendo una resultante muy distinta al perfil teórico utópico humano esperado.
El ser humano históricamente se ha desplazado en un rumbo positivo de madurez como
organismo social, evolucionando en sus formas de convivencia social, en sus estructuras de poder y
control, así como en principios axiológicos que integran un comportamiento aceptable para su
propia concepción de su entidad humana.
En esta apreciación, el ser humano tiene sanas pretensiones de aspiración de desarrollo
humano, sin embargo, el análisis profundo de la realidad de la existencia humana entra en conflicto
con el comportamiento teórico esperado del homo sapiens.
Por un lado, como especie hemos evolucionado a pasos agigantados, en nuestro
entendimiento de los fenómenos físicos que nos rodean, pero nos mantenemos al margen del respeto
al equilibrio que originan y condicionan los fenómenos físicos que permiten la vida en el planeta.
Hemos conformado sociedades protectoras de animales que vigilan la conservación y respeto
de diversas especies, pero también han proliferado fenómenos de explotación infantil, incluso en las
formas más deleznables de vejación humana ante los más desprotegidos.
Hemos aprendido a comunicarnos a velocidades de fracción de nanosegundos, de un
continente a otro, pero nos resulta casi imposible entender a los ancianos recluidos en asilos.
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7. La lista sería interminable, pero se puede concluir que existimos bajo el abrigo, o descobijo,
de una gran paradoja: moralmente somos decadentes sistemáticos, pero con deseos de ir hacia la
excelencia de desarrollo humano. Esta paradoja nos impide ser consecuentes con el cuidado del
medio ambiente, desde el ámbito personal, familiar, de comunidad y de nación. Ejemplo de esto
último es la reticencia para firmar el tratado de Kyoto por parte de la nación que más contamina en
el mundo, y que por colmo pueril, es la que tiene, en teoría, una conciencia ciudadana más
desarrollada hacia el cuidado del medio ambiente.
3. Humildad, virtud obligada.
En una persona de amplio caudal económico, la humildad es una virtud, pero en personas de escasos
recursos materiales y económicos, la humildad es una obligación.
Si
extrapolamos
este
razonamiento axiológico, hacia el volumen de contenido de conocimientos, tenemos, allende el
vertiginoso y exponencial desarrollo científico del ser humano en el siglo precedente, una realidad
avasalladora: estamos aún como en la metáfora que magistral y acertadamente describió Sir Isaac
Newton, con respecto a sus avances como científico, él menciono estar parado sobre los hombros de
los gigantes que le precedieron y que fundamentaron los cimientos de la todavía más incipiente
ciencia, y no solo eso, sino que él se describe a sí mismo, como un niño que “juguetea” en la arena
de una playa, deteniéndose de vez en cuando, para admirar y tocar algún caracol o conchita
diferente, pero estando frente a él, el gran y vasto océano del conocimiento, amplio y profundo, que
aún no ha sido abordado.
En esta metáfora de Newton nos debe salpicar algo de humildad, para reconocer lo que es
evidente, pero que negamos a aceptarlo: no conocemos de manera absoluta el comportamiento del
universo, ni aún sus manifestaciones más específicas circundantes en nuestro planeta, ¿ejemplos?
Sobran aunque poco considerados, porque no se divulgan con orgullo.
Solo citaré dos. El conocido huracán “Catrina” azotó de tal manera a la costa sur de los
Estados Unidos de América, con tal magnitud que fue por demás elocuente, la imposibilidad
manifiesta para predecir un acontecimiento de tan graves consecuencias, a pesar de contar con el
centro de investigaciones meteorológicas más avanzado en el mundo.
Segundo ejemplo, la muerte natural de encumbrados hombres de negocios a una edad
relativamente temprana; entendiendo por natural, a la muerte como consecuencia de enfermedades,
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8. para distinguir estas causas de la muerte por violencia física; así, personajes como Howard Hughes o
Mohammad Reza Pahlevi, el Sha de Irán, con todo el poder adquisitivo para pagar por una extensión
de vida, les resultó imposible hacerlo, aún contando con todos los avances de la medicina y los
mejores equipos médicos a su alcance y perecieron a una edad menor que una inmensa cantidad de
individuos con una infinita cantidad menor de recursos económicos.
Estos
ejemplos,
nos
demuestran lo lejos que estamos de poder controlar la naturaleza, a causa de que ésta, aún
permanece como océano ancho y profundo, y por desafortunada consecuencia, este desconocimiento
de la naturaleza se aplica perfectamente cuando utilizamos, sin control alguno, recursos naturales
que no sabemos de su impacto inmediato o mediato en el equilibrio de los ecosistemas. En la
medida que nuestra moralidad no permita la presencia de la humildad para reconocer que actuamos
en el medio ambiente sin conocerlo en realidad, seguiremos devastándolo sin darnos cuenta.
4. Pertenecemos al reino animal, pero solo en la taxonomía
No es remoto, ni desafortunado el mensaje de la canción “el progreso”, que Roberto Carlos
interpreta mencionando “yo quisiera ser civilizado como los animales”, este deseo desesperado por
tener una conciencia libre de egoísmos humanos en pro del bienestar colectivo de nuestro entorno
físico, nos hace pensar que el género humano en su carácter natural, no es apto para convivir en
armonía y sintonía a su entorno, a causa de su prodigiosa mente, superior a la de los animales, pero
encaminada la mayoría de las veces hacia el bienestar individual, no al de la colectividad, producto
de sus principios ético morales.
Esto último, quizás, aunado a otras circunstancias que tienen finalmente una misma
explicación, evitó que los países del bloque soviético socialista pudieran prosperar en su intento de
implementar una forma de producción comunista donde, en teoría, la equidad humana prevaleciera a
favor del sentido político que permitiera priorizar las necesidades de la colectividad, en relación con
la individualidad de los ciudadanos.
Este sistema, tanto de gobierno como de producción de
bienes y servicios solo ha funcionado de manera efectiva y con excelentes resultados en las
sociedades de hormigas y abejas; quienes libre de compromisos individuales, actúan colectivamente,
como un solo individuo, y nadie duda en ofrecer en sacrificio su individualidad a favor de la colonia.
Esto nos lleva a pensar que el ser humano no se ha hecho merecedor del comunismo, es
decir, no se ha hecho merecedor de un sistema eficientemente diseñado para producir bienestar
social, debido a su arraigada y muy natural idiosincrasia individualista, que la vemos reflejada en la
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9. atención del cuidado al medio ambiente,
ya que dicho cuidado, requiere de un alto costo de
sacrificio individual por la colectividad de la aldea global, donde se incluye a todos los seres vivos
que habitamos en esta, por ahora única, aldea disponible para cohabitar.
Argumento de V. I. Vernadsky
Conviene definir conceptualmente a noosfera, esta es un constructo filosófico definido en la propia
Teoría de la Noosfera, propuesta por Vladimir Ivanovich Vernadsky, geoquímico ruso quien
establece una sucesión de fases de desarrollo en la tierra, iniciando en la geosfera, luego en la
biosfera, para finalmente dar lugar a la evolución de la conciencia universal conducida por la
humanidad, interconectando la energía del pensamiento humano, en un proceso de meta conocimiento de la biosfera y la geosfera, de la cual forma parte el mismo ser humano y cuyas
acciones tienen un alto impacto en ellas.
Es necesario que el ser humano emigre hacia un estadio de pensamiento trascendental
superior al que hasta ahora ha desempeñado, con la finalidad de poder asimilar su verdadera
sustancia como ente natural, dentro de su verdadera ontología.
Pienso, desde mi particular óptica, que solamente con cambios plenamente estructurales de la
conformación de las intrincadas redes de pensamientos que originan el libre albedrío y la moral
implícita en ella, serán suficientes para dar un verdadero inicio paradigmático de la concepción y
acercamiento que tenemos hacia nuestro medio ambiente que nos rodea y que nos insta e implora
por una congruencia de aspiración vida mejor en un ambiente sustentable.
De nosotros, y solamente de nosotros, depende cumplir y vivir, o fallar y morir.
El Autor:
M. Rogelio Hernández Escamilla
Ing. Químico / Lic. en Pedagogía
INSTITUTO EDUCATIVO ALEF
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10. atención del cuidado al medio ambiente,
ya que dicho cuidado, requiere de un alto costo de
sacrificio individual por la colectividad de la aldea global, donde se incluye a todos los seres vivos
que habitamos en esta, por ahora única, aldea disponible para cohabitar.
Argumento de V. I. Vernadsky
Conviene definir conceptualmente a noosfera, esta es un constructo filosófico definido en la propia
Teoría de la Noosfera, propuesta por Vladimir Ivanovich Vernadsky, geoquímico ruso quien
establece una sucesión de fases de desarrollo en la tierra, iniciando en la geosfera, luego en la
biosfera, para finalmente dar lugar a la evolución de la conciencia universal conducida por la
humanidad, interconectando la energía del pensamiento humano, en un proceso de meta conocimiento de la biosfera y la geosfera, de la cual forma parte el mismo ser humano y cuyas
acciones tienen un alto impacto en ellas.
Es necesario que el ser humano emigre hacia un estadio de pensamiento trascendental
superior al que hasta ahora ha desempeñado, con la finalidad de poder asimilar su verdadera
sustancia como ente natural, dentro de su verdadera ontología.
Pienso, desde mi particular óptica, que solamente con cambios plenamente estructurales de la
conformación de las intrincadas redes de pensamientos que originan el libre albedrío y la moral
implícita en ella, serán suficientes para dar un verdadero inicio paradigmático de la concepción y
acercamiento que tenemos hacia nuestro medio ambiente que nos rodea y que nos insta e implora
por una congruencia de aspiración vida mejor en un ambiente sustentable.
De nosotros, y solamente de nosotros, depende cumplir y vivir, o fallar y morir.
El Autor:
M. Rogelio Hernández Escamilla
Ing. Químico / Lic. en Pedagogía
INSTITUTO EDUCATIVO ALEF
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