1. SÍMBOLOS CULTURALES
Hablar de “símbolos culturales”, aunque brevemente, implica en primera instancia definir qué
se entiende por “símbolo” y qué se entiende por “cultura”
Un símbolo es una persona o cosa perceptible que representa a otra -generalmente de
naturaleza abstracta -de manera convencional o arbitraria, a veces basada en una relación de
semejanza.
Por ejemplo, la balanza ha pasado a
significar el símbolo de la justicia:
La representación de ideas abstractas mediante símbolos es de origen oriental. El Antiguo
Egipto, por ejemplo, es el primer pueblo que practicó esta costumbre, comenzando con su
escritura jeroglífica, eminentemente simbólica.
O la cultura greco-latina de la antigüedad en la que imperaba el símbolo, particularmente, en
la representación de los fenómenos de la naturaleza personificados en seres mitológicos, los
cuales terminaron por encarnar los valores morales de la sociedad de entonces.
Las mitologías griega y romana personificaron en los dioses a todas las fuerzas de la naturaleza
y también aquellos principios morales que consideraron fundamentales en su sociedad.
Por cultura se entiende como la totalidad de elementos materiales e inmateriales que
determinan el conjunto de modos de vida, conocimientos y grados de desarrollo de una época
o de un grupo. Comprende, además, todo cuanto el hombre ha heredado de sus antepasados.
Incluye: costumbres, normas de comportamiento, códigos, prácticas y maneras de ser,
vestimenta, rituales y sistemas de creencias.
“La cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es
ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales,
críticos y éticamente comprometidos. A través de ella, discernimos los
valores y efectuamos opciones. A través de ella, el hombre se expresa,
2. toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado,
pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas
significaciones, y crea obras que lo trascienden”. (Unesco, 1982:
Declaración de México)
Elementos de la cultura:
Los elementos de la cultura se dividen en concretos o materiales y simbólicos o espirituales.
Los elementos concretos o materiales comprenden: personajes (históricos, literarios,
etc.); fiestas (patronales, religiosas, etc.); alimentos (comidas típicas, etc.); ropa (trajes
típicos, moda, etc.); arte plasmado (artesanía, etc.); construcciones arquitectónicas,
instrumentos de trabajo (herramientas), monumentos representativos históricos.
Los elementos simbólicos o espirituales lo constituyen: creencias (filosofía,
espiritualidad o religión); valores (criterio de juicio moral o ética); actos humanitarios,
normas y sanciones (jurídicas, morales, convencionalismos sociales); organización
social y sistemas políticos; símbolos (representaciones de creencias y valores); arte
(apreciación); lenguaje (un sistema de comunicación simbólica); tecnología y ciencia.
Función de los símbolos culturales
Ideológicamente aceptamos las cosas como normales. Consideramos que determinados
símbolos son culturalmente los correctos.
Los símbolos culturales cumplen una función muy importante. Como símbolos, son signos
concretos, arbitrariamente seleccionados por un grupo social con el fin de
transmitir determinadas ideas. Por ejemplo, el concepto de “patria” se expresa
indefectiblemente por medio de una bandera.
¿Cuál es, entonces, la función de los símbolos culturales? Vincular ideas o significados.
Mediante los símbolos, nuestras creencias e ideas se hacen tangibles y se expresan de manera
concreta con lo que adquieran una cierta resistencia y resultan más fáciles de comunicar.
Los símbolos son fuentes de información externa (extrapersonal) que los individuos emplean
para organizar su experiencia y sus relaciones sociales. Como afirma Umberto Eco: “La
simbolización es la esencia del pensamiento humano”
La simbología demuestra ideología porque no coincide con la realidad, solo coincide con la
realidad cuando hay un status determinado. Hay símbolos diacrónicos y sincrónicos
Mediante los símbolos culturales expresamos nuestros más íntimos pensamientos e ideales, y
de ellos nos servimos para integrar nuestras acciones y emociones. Al mismo tiempo, son
medios de los que nos servimos para almacenar y transmitir nuestros valores de generación en
generación.
En la escuela enseñamos que es lo correcto independientemente de la ideología de la gente.