3. síntomas
Los síntomas se
observan en hojas,
flores y frutos. En
hojas la lesión
característica es una
serie de manchas
circulares que se
oscurecen a medida
que se extienden. A
menudo estas
manchas, se localizan
a lo largo de la
nervadura principal o
en el ápice de la hoja.
La zona que las rodea,
adquiere un color
amarillo verdoso.
4. Aparecen en el momento de la
brotación y se ven como áreas
elevadas que se extienden varios cm
sobre el tallo, estas ramitas a menudo
sufren la muerte de la zona apical,
quedando con una "punta negra". Los
cancros de verano se forman sobre
brotes nuevos y se observan a
principios del verano. En los frutos los
síntomas comienzan a observarse 3 a 5
semanas después de la caída de los
pétalos, como pequeñas lesiones de
aspecto acuoso, confundiéndose con
daños por insectos.
Si el tiempo es muy húmedo estas
heridas exudan goma. A media que
progresan estas lesiones forman
rajaduras en la superficie de los frutos.
Años consecutivos de ataque intensos
de esta enfermedad puede provocar
debilitamiento de los árboles y
pérdidas en el rendimiento y la calidad
de los frutos.
La mancha causada por esta bacteria
se parece en la hoja a la ocasionada
por las aplicaciones con pesticidas,
sobre todo las de productos cúpricos,
pero en este caso no se observa un
halo de apariencia húmedo alrededor
de la lesión.
5. Sobre un árbol afectado por la
enfermedad, la bacteria sobrevive al
invierno refugiada en yemas,
cicatrices peciolares, y chancros. En
la primavera, con las condiciones
adecuadas, las bacterias comienzan
su multiplicación y en presencia de
agua y viento se dispersan. Penetran
en los órganos verdes de las plantas
sensibles a travésde los estomas o
pequeñas heridas.
Una vez en el interior de la planta
continúan reproduciéndose, es lo
que constituye la infección primaria
de la enfermedad, que puede afectar
tanto a hojas como a frutos jóvenes.
A partir de aquí, si se dan las
condiciones precisas, con lluvias o
humectaciones prolongadas y
temperaturas relativamente cálidas
(20-25 ºC), se producen numerosos
ciclos de multiplicación de la
bacteria. Son las infecciones
secundarias
6.
7. Se aconseja el empleo
de variedad poco sensibles y de material
vegetal sano y libre de inóculo, a ser posible
certificado.
En los últimos años se han desarrollado
variedades de cierta resistencia.
No existen bactericidas específicos registrados
y tan solo puede efectuarse un control químico
preventivo con productos cúpricos desde el
otoño en el periodo de caída de hojas e inicios
de primavera.
8. Se han realizado numerosas experiencias con el
objetivo de encontrar tratamientos fitosanitarios
eficaces en la lucha contra X.
productos con acción bactericida.
Las dosis, estrategias y momentos de tratamiento
también han sido objeto de estudio, sin embargo
siempre habrá que tener presente que sólo se
podrán utilizar aquellos productos fitosanitarios
autorizados en cada país en la especie que se trate
y respetando el condicionamiento de uso
(dosis,momento de aplicación, intervalo y número
máximo de tratamientos, plazo de seguridad, etc)
9. De los trabajos antes mencionados resaltaremos las
referencias a una cierta
eficacia de las aplicaciones de azufre,
siempre limitadas por las condiciones
de aplicación de este producto. Las
mejores eficacias se han obtenido
con compuestos cúpricos, de los que
se encuentran diferentes formulaciones
y multitud de especialidades comerciales (hidróxido de
cobre, oxicloruro cuprocálcico, óxido cuproso, oxicloruro
de
cobre, sulfato de cobre, sulfato cuprocálcico, sulfato
tribásico de cobre).