2. 1. ¿Por qué el verbo
se hizo carne?
En el Credo Nice-
Constantinopolitamos rezamos
confesando: “Por nosotros y por
nuestra Salvación” bajó del cielo (DS
3. El Verbo se encarnó para
salvarnos reconciliándonos
con Dios: “Dios nos amó y
nos envió a su Hijo como
propiciación por nuestros
pecados” (1 Jn 4, 10).
4. “Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada;
desgarrada, ser restablecida; muerta, ser
resucitada. Habíamos perdido la posesión del
bien, era necesario que se nos devolviera… ¿No
merecían conmover a Dios hasta el punto de
hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana
para visitarla, ya que la humanidad se
encontraba en un estado tan miserable y tan
desgraciado? (S. Gregorio de Nisa, Oratio
catechetica, 15: PG 45, 48B)
5. El Verbo se encarnó para
que nosotros conociésemos
así el amor de Dios (1 Jn 4,
9; Jn 3, 16).
6. El Verbo se encarnó para ser nuestro
modelo de santidad: “tomad sobre
vosotros mi yugo y aprended de
mí…” (Mt 11, 29; Jn 14, 6). Según el
Padre a Él hay que escucharle (Mc 9,
7; Dt 6, 4-5).
7. Jesús es el modelo de las
bienaventuranzas y la norma
de la Ley nueva: “amaos los
unos a los otros como yo os he
amado” (Jn 15, 12; Mc 8, 34).
8. El Verbo se encarnó para
hacernos partícipes de
la naturaleza divina (2 P
P 1, 4).
9. “Porque tal es la razón por
la que el Verbo se hizo
hombre, y el Hijo de Dios,
Hijo del hombre: para que
el hombre al entrar en
comunión con el Verbo y al
recibir así la filiación divina,
se convirtiera en hijo de
Dios” (San Ireneo, Adversus
haereses 3, 19, 1).
10. “Porque el Hijo de
Dios se hizo
hombre para
hacernos Dios”
(San Atanasio, De
Incarnatione 54, 3:
PG 25, 192B).
11. “El Hijo Unigénito de
Dios, queriendo
hacernos partícipes de su
divinidad, asumió
nuestra naturaleza, para
que, habiéndose hecho
hombre, hiciera dioses a
los hombres” (Santo Tomás de
Aquino, Oficio de la festividad del
Corpus).
13. La Iglesia llama Encarnación
al hecho de que el Hijo de
Dios haya asumido una
naturaleza humana para
llevar a cabo por ella nuestra
salvación.
14. “Cristo: el cual, siendo de condición
divina, no retuvo ávidamente el ser
igual a Dios, sino que se despojó de sí
mismo tomando condición de siervo,
haciéndose semejante a los hombres y
apareciendo en suporte como hombre; y
se humilló a sí mismo, obedeciendo
hasta la muerte y muerte de cruz” (Fil
2, 5-8).
15. La fe en la Encarnación es el
signo distintivo de la fe
cristiana: ¿Quieren reconocer al
espíritu de Dios? Todo espíritu
que reconoce a Jesús como el
Mesías que ha venido en la
carne…” (1 Jn4, 2)
16. 3. Verdadero Dios y
Verdadero hombre
La Encarnación no significa que Jesús sea
en parte Dios y en parte hombre, ni que
sea una mezcla el resultado de una
mezcla confusa entre lo divino y lo
humano.
17. Jesús es verdadero hombre
pero sin dejar de ser verdadero
Dios. La Iglesia defendió y
aclaró esta verdad desde los
primeros siglos frente a unas
herejías que la falseaban.
18. Al inicio se negó menos la
divinidad que la humanidad
de Jesucristo. La fe
apostólica insistió en la
verdadera encarnación del
Hijo de Dios.
20. 1. Docetismo
Herejía difundida en el siglo
I, por Marción, (Valentín y
Basílides - gnósticos) reduce
la carne de Cristo a una
apariencia: "Parece que
come, parece que camina,
parece que está cansado...".
21. Refutan el docetismo
Tanto san Juan en sus cartas
(1 Jn 4, 2) como san Ignacio
de Antioquía luchan contra
este error. Jesús es verdadero
hombre que come, bebe, se
cansa, camina, llora, se
admira.
22. Jesús caminó por las calzadas
polvorientas de Israel. Jesús
miró con sus propios ojos a niños
inocentes, a hombres enfermos, a
fariseos complicados. Jesús amó
con corazón humano.
23. 2. Ebionismo
Herejía del siglo II entre
judeocristianos que niega que Cristo
haya sido engendrado por el Padre
y reconoce en Cristo al hombre
investido por el E.S. en el
Bautismo.
24. Refutan el ebionismo
Condenada por san Ireneo de
Lyon: Cristo es verdadero
hombre porque corresponde al
hombre reparar su falta. y
verdadero Dios, porque sólo
Dios puede dar eficazmente la
salvación y restablecer la unión
con los hombres.
25. Por ser Dios reparó la ofensa
infinita que el hombre perpetró
contra Dios. Por ser Hombre el
hombre quedó redimido y su
cuenta saldada.
26. 3. Adopcionismo
Herejía del siglo II: Teodoro y
Pablo de Samosata que dicen que
Cristo es un simple hombre,
adoptado por Dios como portador
de una gracia divina excepcional.
27. El adopcionismo niega la Trinidad y
la divinidad de Cristo y la
encarnación del Verbo. Volvemos a lo
mismo: Jesús es verdadero Dios y
verdadero Hombre. Se necesita fe para
creer esto, pues Cristo, no lo
olvidemos, es un misterio.
28. 4. Arrianismo
Herejía del siglo III: Arrio, que
niega la divinidad de Cristo.
Cristo, dice, es hijo adoptivo de
Dios, no consusbstancial al
Padre. Y el E.S. es la primera
criatura del Hijo, por tanto,
inferior a Él.
29. Esta herejía fue
condenada en el
concilio de Nicea
(325): "Cristo es
verdadero Dios y
verdadero
hombre".
Cirilo de Alejandría (370)
30. San Jerónimo pronunció una frase
célebre: "El mundo se despertó un
día y gimió de verse arriano".
Muchísimos sacerdotes y fieles
habían sido martirizados, los obispos
católicos arrojados al destierro y
sustituidos por arrianos.
31. El emperador Constancio II, arriano, que se
había adueñado de todo el Imperio. Fue quien
dijo: "Se acabaron los niceanos (es decir, los
católicos hemos triunfado los cristianos (es
decir, los arrianos); si solamente pudiéramos
pudiéramos agarrar y ahorcar a ese bandido
bandido obispo de Alejandría". Se refería a
un gran defensor de la fe católica, Cirilo de
Alejandría.
32. 5. Apolinarismo
Herejía del siglo IV por Apolinar,
que niega el alma humana de
Cristo, creyendo que esa alma
humana sería como la nuestra,
pecaminosa. Así creía salvar la
divinidad de Cristo.
33. La Iglesia en el sínodo de
Alejandría (362) afirmó el alma
de Cristo diciendo: "El Verbo se
encarnó para salvar alma y
cuerpo; por ello tuvo que tomar
un cuerpo".
34. El sínodo de Roma del 377 condenó la
herejía de Apolinar. El alma humana de
Cristo no es pecaminosa, porque no tuvo
pecado original, y, por los mismos, tampoco
las consecuencias de ese pecado original, con
el que nacemos todos los mortales. Sólo el
pecado es quien deja la marca pecaminosa en
el alma. Jesús no tuvo pecado, por tanto, la
conclusión es bien clara.
35. 6. Nestorianismo
Herejía del siglo V por Nestorio,
obispo de Constantinopla, que
sostenía dos personas en Cristo:
una divina y otra humana.
36. El concilio de Calcedonia del 451 dice
que en Cristo hay dos naturalezas
separadas , unidas en una sola persona,
la del Verbo. ¿Qué pensaríamos de un
hombre que tenga dos personas o dos
personalidades incorporadas en su ser?
¿Quién mandaría? ¡Qué lucha dentro de
ese mismo ser!
37. Hay que confesar a un solo y
mismo Hijo y Señor nuestro
Jesucristo: perfecto en la
divinidad y perfecto en la
humanidad; verdadero Dios y
verdadero hombre y perfecto en
la humanidad.
38. Verdaderamente Dios y verdaderamente
hombre compuesto de alma racional y cuerpo;
consubstancial con el Padre según la divinidad y
consubstancial con nosotros según la
humanidad, “en todo semejante a nosotros,
excepto en el pecado” (Hb 4. 15); nacido del
Padre antes de todos los siglos según la
divinidad; y por nosotros y por nuestra
salvación, nacido en los últimos tiempos de la
Virgen María, la Madre de Dios, según la
humanidad.
39. Se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo
Señor, Hijo único en dos naturalezas, sin
confusión, sin cambio, sin división, sin
separación. La diferencia de naturaleza de
ningún modo queda suprimida por su unión,
sino que quedan a salvo las propiedades de
cada una de las naturalezas y confluyen en un
solo sujeto y en una sola persona” (C.
Calcedonia DS 301-302).
40. 7. Monofisismo
Herejía del siglo V por Eutiques,
archimandrita de Constantinopla,
que sostenía una sola
naturaleza en Cristo, la divina.
41. Calcedonia del 451: en Cristo hay dos
naturalezas: una, divina, y otra, humana. Si
fuera verdadera esta herejía, ¿cómo se explicarían
tantas actitudes de Cristo en el Evangelio: Jesús
se cansaba, comía y bebía, caminaba, tenía
unas manos, lloraba, se llenaba de santa
cólera? Si no hubiera tenido naturaleza humana,
no hubiera podido realizar estas actividades que
son humanas.
42. 8. Monotelismo
Herejía del siglo VII por
Sergio, patriarca de
Constantinopla, que sostenía
una sola voluntad en Cristo,
la divina.
43. La Iglesia dio respuesta en el III
concilio de Constantinopla
(680-681): "En Cristo hay dos
voluntades sin división, sin
cambio, sin separación ni
confusión".
44. Las dos voluntades no se oponen
en Cristo, porque la voluntad
humana sigue sin resistir ni
oponerse, sometiéndose libre y
amorosamente a la voluntad divina
omnipotente.