3. "Me gustaría tener un show en MTV para pasar todo
el día el video de "el número de la bestia" -del
grupo- Iron Maiden, hasta que todos se suiciden”
4.
5. La Teoría del Apego, inicia en los años cincuenta.
Sus principales exponentes, J. Bolwby y M. Aisworth
plantean que la separación producida entre un
niño pequeño y una figura de apego es de por sí
perturbadora y suministra las condiciones
necesarias para que se experimente con facilidad
un miedo muy intenso. Como resultado, cuando el
niño visualiza ulteriores perspectivas de
separación, surge en él cierto grado de ansiedad.
6. El estado de seguridad, ansiedad o zozobra de un
niño o un adulto es determinado en gran medida
por la accesibilidad y capacidad de respuesta de
su principal figura de afecto. Cuando Bowlby se
refiere a presencia de la figura de apego quiere
decir no tanto presencia real inmediata sino
accesibilidad inmediata. La figura de apego no
sólo debe estar accesible sino responder de
manera apropiada dando protección y consuelo.
7. Cuando un individuo confía en contar con la
presencia o apoyo de la figura de apego siempre
que la necesite, será mucho menos propenso a
experimentar miedos intensos o crónicos que otra
persona que no albergue tal grado de confianza.
8. La confianza se va adquiriendo
gradualmente durante los años de
inmadurez y tiende a subsistir por el
resto de la vida.
9. Las diversas expectativas referentes a la
accesibilidad y capacidad de respuesta
de la figura de apego forjados por
diferentes individuos durante sus años
inmaduros constituyen un reflejo
relativamente fiel de sus experiencias
reales.
10. Anna Freud y Burlingham describieron la experiencia
de cuidado de niños en una guardería separados de
sus madres. observaron que los niños poco tiempo
después de estar en las guarderías, desarrollaban un
sentimiento intenso de posesión hacia las niñeras y
daban señales de inquietud cuando esta no estaba
disponible.
Schaffer y Emerson (1964) realizaron en Escocia una
serie de observaciones sobre sesenta bebés y sus
familias durante los dos primeros años de vida. Este
estudio puso de manifiesto que el tipo de vínculo
que los niños establecían con sus padres dependía
fundamentalmente de la sensibilidad y capacidad
de respuesta del adulto con respecto a las
necesidades del bebé (Bolwby, 1985).
11. Apego seguro:
Son capaces de usar a sus cuidadores como
una base de seguridad cuando están
angustiados. Ellos tienen cuidadores que son
sensibles a sus necesidades, por eso, tienen
confianza que sus figuras de apego estarán
disponibles, que responderán y les ayudarán
en la adversidad. En el dominio
interpersonal, las personas con apego seguro
tienden a ser más cálidas, estables y con
relaciones íntimas satisfactorias, y en el
dominio intrapersonal, tienden a ser más
positivas, integradas y con perspectivas
coherentes de sí mismo.
12. Apego evasivo:
Exhiben un aparente desinterés y
desapego a la presencia de sus
cuidadores durante períodos de
angustia. Estos niños tienen poca
confianza en que serán
ayudados, poseen inseguridad hacia los
demás, miedo a la intimidad y prefieren
mantenerse distanciados de los otros.
13. Apego ansioso-ambivalente:
Responden a la separación con
angustia intensa y mezclan
comportamientos de apego con
expresiones de protesta, enojo y
resistencia. Debido a la inconsistencia
en las habilidades emocionales de sus
cuidadores, estos niños no tienen
expectativas de confianza respecto al
acceso y respuesta de sus cuidadores.
14.
15. Una de las primeras cuestiones nos lleva al deseo
de la pareja por el niño que va a nacer y al
contexto en el que ésta vive. Se oye hablar del
niño sorpresa, del niño reparador de la pareja en
dificultad, de niño presión sobre un cónyuge
dispuesto a irse de niño nacido fuera del
matrimonio y de todos los que en todas las
situaciones diferentes, han sido deseados por sus
padres.
Desde la concepción del niño, nacen en el
seno mismo del sistema familiar y de la pareja en
la cual el niño sobrevive, interacciones; estas
influyen como una impronta sobre el niño.
16. Durante este periodo pre-natal , el feto presenta
ya una vida sensorial :
capacidades de audición a partir de los 5
meses ; es así como el niño, desde su
nacimiento , es capaz de reconocer la voz de
su madre.
capacidades a nivel visual : se sabe que el
feto presenta fluctuaciones de su ritmo
cardiaco cuando se envían flashes luminosos
sobre el vientre de su madre ; esta percepción
visual se sitúa también alrededor de los seis
meses de vida intra-uterina.
17. El tacto y la sensibilidad táctil del niño in útero
se ponen en evidencia gracias a las técnicas
de autonomía , es decir las técnicas de
palpación del vientre de la madre ; en el
momento de esas caricias, se ve claramente
al niño desplazarse para colocar su espalda
bajo la mano : se mueve de manera muy
característica .
El psiquismo del niño va a construirse a partir
de estos elementos de sensorialidad ; sobre
estas huellas kinestesicas se funda un primer
« yo » corporal, es decir sobre
representaciones sensoriales ; no se trata
todavía de una memoria, sino mas bien de
huellas kinestesicas sensoriales que conducen
a un esbozo de representación.
18. El bebe vive miles de veces un ciclo de vínculo
afectivo normal, cada vez que expresa una
necesidad con sus llantos
(hambre, frío, malestar, ganas de caricias…) y que
su mamá alivie esta necesidad dándole lo que
espera.
El niño desarrolla así una confianza de base en su
mamá, un sentimiento de seguridad que le
permitirá después del primer año, explorar su
entorno.
19. A partir de las experiencias diarias de cuidados
maternos, de exploración, de búsqueda de proximidad o
de ausencia de cuidados maternos, el niño se construye
un modelo operacional interno de su alrededor, de su
madre y de él mismo.
Este modelo es la representación para el niño de lo que
son las relaciones sociales en general y de lo que el
puede esperar de un lazo afectivo particular, la
representación del mundo y de la seguridad o de la
inseguridad que el genera.
Idealmente, el niño se construye un modelo flexible que le
da seguridad que generaliza a las relaciones que siguen.
Un modelo operacional interno eficaz permite al niño
joven anticipar diversos fenómenos y le protege de los
peligros susceptibles de aparecer en su alrededor de la
misma manera que en los ambientes nuevos.
20. Bowlby plantea que la experiencia de separación
real mina la confianza pero no es suficiente para
que surja la ansiedad de separación. Para ello es
necesario que intervengan otras variables como
amenazas de abandono con fines
disciplinarios, discusiones de los padres con
significado implícito de riesgo de separación, etc.
Es muy típico escuchar a muchos padres con la
amenaza de: “Si no te portas bien, te llamo al
policía para que te lleve”; o “Te dejaremos solo”; o
“Papá se marchará”; o “Mamá se enfermará y se
morirá”, o amenazas y/o intentos reales de
suicidio.
21. Si un niño muy joven vive el rechazo de parte de su
madre, que este rechazo sea real o percibido como
tal por el niño, es probable que el se forme un
modelo operacional interno de si mismo según el
cual el se percibirá como indigno de ser amado o
aceptado y un modelo de su madre como incapaz
de asegurarle su seguridad fundamental.
Este modelo inicialmente desarrollado en las
primeras interacciones madre-hijo evoluciona con su
crecimiento y sus nuevas experiencias.
Pero a pesar de estas nuevas experiencias, el
modelo relacional de base para el niño ( y para el
adulto que será) quedara siempre dependiente del
primer modelo de representaciones del mundo y de
las relaciones que habrá « integrado ».
22.
23. Pueden sobrevenir en los niños victimas de una
ruptura del lazo entre madre y niño, que tiene
su origen en acontecimientos traumáticos ( o
vividos como tales) desde la más tierna
infancia o en la infancia (antes de la edad de
4-5 años), o en el curso de la vida in útero
misma.
Todos los niños que sufren trastornos del vínculo
afectivo ponen a prueba, constantemente el
amor de sus padres y los lazos que tienen con
ellos con un proceso sutil de
exigencias, atenciones, manipulaciones, ment
iras, hasta tener con ellos comportamientos
agresivos y violentos, sobre todo hacia su
madre, y a veces también hacia ellos mismos.
24.
25. El niño las vive como amenazantes.
No tiene contacto visual : lo evita.
Rechaza las personas mas cercanas (padres y sobre
todo la madre).
No le gusta que lo cojan, soporta pocas veces los
contactos físicos ; el afecto, la intimidad.
No establece ningún contacto ni relación profunda
con los padres o los miembros de la familia.
Siempre le falta algo, provoca continuamente el
rechazo.
Evita el contacto, no confía en nadie.
Se comporta en casa como si estuviera en « el hotel ».
26. El niño muestra un rostro al mundo exterior y otro distinto en
casa.
Es « genial » para observar, juzgar y manipular a las personas
que lo rodean.
Es « el amigo de todo el mundo », pero no alimenta en
realidad mas que relaciones superficiales.
Se comporta con disimulo : se adapta en apariencia, pero es
muy temeroso frente a lo desconocido.
Tiene siempre necesidad de atraer la atención : esconde su
malestar haciéndose notar.
Busca una posición de excepción en los grupos
(familia, escuela, grupo social, …) como jefe o como victima.
En el juego:
Puede ser extremadamente independiente y no pedir nada.
Puede querer controlarlo todo y no aceptar las ordenes o
sugerencias de los otros jugadores.
Puede ser agresivo con sus juguetes.
27. El niño no es sensible a los ánimos ; castigos, recompensas
y compromisos.
Le falta control de sus impulsos.
Sobrepasa todos los limites.
No tiene sentimiento de culpabilidad, de responsabilidad.
No tiene respeto hacia los otros.
No tiene el sentido del bien y del mal, de ahí las
mentiras, los robos, vandalismo , …
Le gusta la violencia, se hiere fácilmente, le atrae el
frecuentar delincuentes, las películas violentas, las
películas de horror.
Tiene respuestas emocionales inapropiadas (por ejemplo
se ríe cuando ve matar a alguien en la TV.
Es cruel con los animales.
28. Para el niño, todas estas señales son
otras tantas maneras conscientes y
sobre todo inconscientes, voluntarias eh
involuntarias, de dar significado a su
sufrimiento, de mantener a distancia a
los adultos más cercanos porque los
considera peligrosos o amenazantes.
29. La mayor parte de las veces, el niño es inteligente
pero no aparece ni en los resultados escolares ni en
los resultados de los tests.
Poco dotado en matemáticas y conceptualiza mal ;
tiene dificultades en concebir lo abstracto y tener
lógica.
Asimila de manera fragmentaria las materias
escolares, de donde una laguna cada vez mas
grande a nivel de conocimientos.
Sufre de una falta de concentración y de atención ;
no tolera ni mucho ni poco la frustración, ni las
situaciones de estrés (ex. : deberes, exámenes) ; no
hace planificación, no tiene conciencia del
transcurso del tiempo (abstracción).
30.
31. El autor de estas pautas es el Doc.Bruce D. Perry
de la Child Trauma Academy.
Sé consistente, predecible y repetitivo: Los/as
niños/as maltratados/as, con problemas de
apego, son muy sensibles a los cambios en el
programa, las transiciones, sorpresas, situaciones
sociales caóticas y, en general, a cualquier nueva
situación. Se sentirán abrumados por situaciones
complicadas y especiales, aunque sean
agradables.
32. Ejemplo:
El comienzo o terminación del año escolar; todos
pueden resultarle desorganizadores. Debido a
esto, cualquier esfuerzo que pueda hacerse para
ser consistente, predecible y repetitivo, será
sumamente importante para que estos niños se
sientan a salvo y seguros.
33. Enséñales y modélales conductas sociales
apropiadas:
Muchos niños/as que han sufrido abuso y
negligencia, simplemente no saben cómo interactuar con
otras personas.
Una de las mejores formas de enseñarles es modelarles con
tu propia conducta y luego relátales lo que estás haciendo y
por qué.
Además de modelarles, también puedes enseñarles a jugar
con otros/as niños/as. Sigue un enfoque semejante al de
narrar las jugadas: “Bueno, cuando le quitas eso a otra
persona, lo más probable es que se sienta muy molesto, así
que si tú quieres que se diviertan cuando juegues a este
juego …”
34. Una de las áreas en que estos niños/as
tienen problemas, es en moderar su
contacto físico. No saben cuando
abrazar, cuán cerca pararse, cuándo
mantener o romper el contacto
visual, cuándo es apropiado buscarse la
nariz o llevar a cabo otras actividades
de aseo
35. Escúchalos y habla con ellos:
Una de las cosas más agradables que
podemos hacer es simplemente
detenernos, sentarnos, escuchar y jugar con
estos/as niños/as.
Cuando te mantienes callado e interactúas
con ellos, te darás cuenta que comienzan a
mostrarte y a contarte lo que realmente tienen
por dentro.
Sin embargo, aunque suene tan sencillo, ésta
es una de las cosas más difíciles de hacer para
un adulto: detenerse. Dejar de preocuparse
del tiempo o la próxima tarea, y realmente
relajarse en ese momento con el/la niño/a.
36. (1) Está bien sentir todos los sentimientos
(tristeza, alegría o rabia… -más emociones para
niños mayores-)
(2) Enseñar a los niños/as formas saludables de
actuar cuando estén tristes, alegres o con rabia.
(3) Comenzar a explorar cómo otras personas
puedan sentirse y la forma en que expresan sus
sentimientos – “¿Cómo tú crees que Ander se
siente cuando lo empujas?”
37. (4) Cuando percibas que el/la niño/a está
claramente alegre, triste, o que siente
rabia, pregúntale qué está sintiendo. Ayúdales a
ponerle palabras y a etiquetar estos sentimientos.
38. 1. Se ha encontrado que la capacidad predictiva
que las representaciones maternas tienen sobre el
tipo de apego que establecen sus hijos es de
alrededor del 80%.
2. Los niños son capaces de establecer vínculos de
apego con distintas figuras, siempre que éstas se
muestren sensibles y cariñosas. No es de
antemano negativa la existencia de varias figuras
de apego. Facilita elaboración de los celos, el
aprendizaje por imitación y la estimulación
variada. Incluso es una garantía para una mejor
adaptación en caso de una inevitable separación
de los padres en caso de accidente, enfermedad
o muerte (Oliva, s/a).
39. La importancia de la instrucción en la
tarea de conducir a los niños se
comprende mejor cuando advertimos el
lugar destacado que ocupa en la
Palabra de Dios, y las frecuentes y
detalladas referencias que hacen sobre
el tema los escritos inspirados por el
espíritu de profecía
Conducción del Niño, Pág. 9. Elena G. White