3. Hombre… no es que este sea mi mejor momento para conversaciones, pero para no parecer maleducado contesté. Bien, gracias. ¿Qué estás haciendo? Y el otro dice:
4. Esta pregunta me pareció muy tonta, pero aún así respondí: Supongo que lo mismo que tú. ¿Puedo ir a donde estás? Para colmo oigo:
5. Esto ya me pareció demasiado, y le dije: Pues va a ser que no. Ahora estoy muy ocupado. Oye, que te llamo más tarde, porque tengo a un gilipollas sentado aquí al lado y cada vez que te hablo contesta él. Y oigo que dice el otro: