SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 71
Descargar para leer sin conexión
LECCIONES
DE APOLOGÉTICA
POR
'.
âOAQulN GÓMEZ OTERO
Canónigo de la Catedral de Bogl>tá
LECCIONES
DE APOLOGÉTICA
POR
JOAQuíN GÓMEZ OTERO
Canónigo de la Ca¡edral de Bogotá
MCMXV1·IMP. DE LA CRUZADA - BOGOTÁ
ADVERTENCIA
Estas lecciones fueron dictadas en el Colegio d~
Nuestra Señora del Sagrado Corazón de jesús, y çolee-
donadas por una de las señoritas alumnas. Si este mo-
desUsimo trabajo merece la a,ceptaeión del público, se
hará otra edición más completa y más correcta.
EL AUTOR
Imprimatur.
(L. S.)
ffi BERNARDUS,
Archleplscopus Bogotensls.
Apologética
NOCIONES PRELIMINARES
S,~ llama ApOLOGÉTICA la ciencia que trata de
demostrar y defender la verdadera religión y la ver-
dadera Iglesia de Nu~stro Señor Jesucristo.
Por tanto, se dividirá este tratado en dos par-
tes: la primera tratará de la' demostración de Ia
verdadera religión, y la segunda de la v'~rdadera
Iglesia.
La. demostración de la verdaden religión tiene
por objeto: 1.0 Confirmar en la verdad a los que la
poseen y prevenirias contra los errores; 2.0
Condu-
cir a la verdad a los que la ignoran y la buscan
de buena fe, y 3.° Contestar a las objeciones de
los impíos y defender la fe de sus ataques.
-6-
CAPITULO I
En éste se darán algunas de las demostraciones
con que se prueba la existencia de Dios.
ARTíCULO I
Dios es el Sér infinito que tiene la razón sufi-
ciente de su existencia en su misma naturaleza y
esencia; es, por tanto, absolutamente independiente
de todo~ otro sér y es asimismo Eterno, Inmutable,
Principio y Fin de todas las cosas .
. Nô se puede dar una definición estricta de Dios
por ser infinito; pero sí puede explicarse con algu-
nas pafabras, más o menos precisas, su existencia,
naturaleza y atributos.
La existencia de Dios pue~e demostrarse por mu-
chos principios que pueden servir de medios de de-
mostración.
Demuéstrase la existencia de Dios por la noción
del movimiento.
Todo lo que se mueve, es movido por -otro; esto
es claro, PQrque el sér que está en reposo por lo
mismo carece del acto del movimiento y sólo se halla
- en potencia para él, y requiere por tanto otro prin-
cipio distinto que Ig haga pasar de la potencia al
acto del movimiento. No es posible suponer ni admi-
-7-
tir una serie infinita de motores y de móviles finitos,
porque esta serie, de cualquier modo que se la su-
ponga, es completamente absurda, pues en todo. caso
resultaría un ente infinito limitado, lo que es con-
tradictorio. Luego es necesario llegar a un primer
motor absolutamente inmóvil que debe ser infinito,
y éste es Dios.
La existencia de Dios puede probarse también
por la noción de causa y efecto. Todo lo que exis-
te en el mundo ha sido producido y por tanto es
efecto. Todo efecto supone causa; y C0l110 no es
posible admitir una serie infinita de causas finitas
por ser absurdo, luego es necesario admitir una
causa primera de todas las causas, y ésta es Dios.
En (') Universo se observa un orden admirable
en las leyes y en [os agentes de la naturaleza y no
puede suponerse que ese orden haya resultado al
acaso, pues al contrario, este orden admirable su-
pone un ordenador soberanamente inteligente, y este
ordenador es Dios.
Por el unánime asentimiento del Universo- To-
dos los pueblos de la tierra, desd{: el principio del
mundo hasta [a época presente, han considerado la
existencia de Dios como una verdad innegable; y ..
no es posible que la inmensa mayoría de los hom-
bres, los filósofos, los físicos, [os astrónomos y, en
-8-
fin, ,todos los sabios se hayan equivocado y 'lue
sólo tengan' ra.z6n los ateos que ordinariamente son
ignorantes y que forman una inapreciable minada
en la historia del universo.
ARTIcULO II
Atributos dlviDos
Dios es absoluta y actualmente infinito, porque
de lo èontrario no sería causa primera; no seria su-
premo ordenador. Además, si fuera limitado sería
limitado por otro, porque es claro que todo lo que
. es limitado, lo es por otro ente. Siendo Dios infi-
nito debe tener en virtud de su esencia todas las
perfecciones, sin ninguna imperfecci6n. Dios es, pues,
Uno y Unico, porque repugnan dos entes infinita-
mente perfectos. Por la misma razón Dios es Inmu-
table, Inmenso, Eterno, infinitamente Sabio e inteli-
gente, Omnipotente, libre e independien,te de todo
otro sér, infinitamente bueno y próvido. En fin, en
Dios se halla la razón de toda perfección sin Iimi-:
tación alguna.
-9-
CAPITULO"
Necesidad de la Reli(lón
ARTíCULO I
Supuesta la existencia del hombre, la Religión
es nece~aria y obligatoria de modo ineludible para
todos los hombres.
Esto se prueba por la naturaleza de Dios, del
hombre y de la sociedad.
Por la naturaleza de Dios ) del hombre
Se llama religión el conjunto de las verdades y
de los deberes por los cuales el hombre está uni-
do con Dios. Dios por su naturaleza es Creador,
Conservador, Supremo Señor y Fin de todas las
cosas por ser causa primera, Ente supremo e infi-
nitamente bueno.
El hombre por su naturaleza depende de Dios,
porque es su Creador, su causa inmediata; y sien-
do el hombre inteligente y libre, no puede dejar
Dios de exigir de él los deberes de fe, amor, obe-
diencia y adoración. Luego, si el hombre quiere vi-
vir conforme= a su naturaleza, debe cumplir todos
estos deberes para con Dios.
- 10-
Por ·Ia naturaleza de la sociedad
La sociedad es natural y necesaria al hombre y
ésta no puede existir sin deberes mutuos, y sólo
la religión puede ~xplicar acertadamente estos ~e-
beres y sancionarlos de una manera eficaz. Pues
sólo en Dios y en la religión se halla la razón su-
ficiente de los deberes mutuos de los hombres; por-
que sólo Dios es la autoridad suprema sobre todos
los hombres y así, quitada de la sociedad la idea
de Dios y de la religión, no quedaría otra razón
,S
..uficiente de los deberes y ?e. los derechos de los
hombres que la fuerza brut~Por eso concluye Pla-
tón: «Desfruye el fundamento de toda sociedad, el
que intenta destruír la religión lO, Y Voltaire, el jefe
de la impiedad moderna, dice: "Si el mundo hu-
biera de ser gobernado por ateos, equivaldría a es-
tar los hombres sometidos al imperio inmediato de
seres infernales encarnizados sobre sus víctimas".
También se prueba la necesidad de la religión
por el asentimiento de todos los pueblos.
Lo que todos los pueblos de la tierra han con-
siderado siempre como verdad indiscutible, es ne-
cesario y_fundado en la naturale.za,racional del hom-
bre, y tál es la idea de la religión.
Al efecto, la Historia Universal nos demuestra
que los legisladores, los filósofos, los historiadores,
-11-
geógrafos y sabios de todo género afirman Unant-
mem~nte esta necesidad de la religión. Dice Cice-
rón: «Toda ciudad y pueblo tienen religión porque
la naturaleza conoce a Dios y sabe adora rio; y no
hay hombre alguno que carezca del conocimiento,
de la ley que la prescribe» y Plutarco: ~Si reco-
rres la tierra acaso encontrarás ciudades destituídas
de muros, ignorantes en literatura y en leyes, acaso
se echen de menos en ellas las casas suntuosas, y
los grandes monumentos, quizá ha~,ta haya algunas
que carE·zean del uso dc la monedé.; pero lIna ciu-
dad o pueblo destituidos de templos, del conoci-
miento de Dios, que no haga uso de oraciones, del
juramento y que no ofrezca sacrificios ya para con-
seguir bienes, ya para evitar l1la1c~;que éll11enaZan,
nad'c la vio jamás»,
AlnlcuLO II
De la Religión revelad!:
El hombre con sólo el uso dc la razÓn puede
conocer ,la posibilidad y la necesidad de la revela-
ción divina, Porque asi como todo:.; los hombrcs sa-
ben qU(~la ley natural sola no basta para todos los
casos de la vida moral del 110mbn::y quI.: se nece-
sita de la ley positiva, ya para determinar lo inde-
terminado de la ley natural, ya para estahlecer 5an-
- 12-
dón suficieo.te, etc.; asi también la razón natural nos
ensefia qùe la religión natural, por ser universal e
indeterminada necesita de la ley positiva que deter-
mine más los debere's, los explique con claridad, etc.,
,y esto no puede hacerla sino Dios porque ningún
hombre puede ser legislador para toda la humani-
dad y mucho menos en las relaciones con Dios, luego
la razón sola nos hace conocer la necesidad de la
revelación.
Se llama revelación la manifestación de una ver-
dad hecha por Dios al hombre sobrenaturalmente
y recibida por el hombre en virtud de la autoridad
de Dios que la revela.
La revelación es posible: primero de parte de
Dios. No puede negarse a Dios las perfecciones que
tienen los hombres; pero los hombrës pueden ser
enseñados unos por otros, luego con mayor razón
puede Dios enseñar a los hombres las verdades que
ellos ignoran; pero la comunicación de las ideas es
una perfección, que el hombre ha recibido de Dios,
luego no puede carecer de ella.
De parte del hombre
Es evidente que el hombre puede recibir ense-
fianza de otro hombre, luego también puede recibir-
la de Dios que le ha dado la inteligencia y el len-
guaje.
- 13-
Oe parte de 181 verdades mIsmas
Porque toda verdad es susceptible de ser cono-
cida por el sér inteligente, y el hombre ha recibido
de Dios la inteligencia, que tiene por objeto propio
la verdad.
E~ posible la revelación de los misterios
Se llama misterio una verdad superior al alcan-
ce de la inteligencia humana.
Pero estas verdades puede también conocerlas
el hombre aunque no pueda comprenderlas y de-
demostrarlas; y la experiencia nos enseña que, aun
en el orden natural, hay muchas verdades que los
hombres las conocen y que no las comprenden per-
fectamente.
Luego es posible la revelación tanto de las ver-
dades naturales como de las sobrenaturales.
La revelación es útil y necesaria al hombre para
el conocimiento de la religión natural, y más para
el conocimiento de la religión revelada.
Porque es claro que es útil el conocimiento de
todas las verdaçies, y principalmente de aquellas que
son de grande importancia, y es también necesaria
especialmente para el conocimiento perfecto de la
religión, a fin de que conozca estas verdades de un
modQ fácil, seguro y cierto, y sin peligro de error,
Parte primera
Demostración de la verdadera religión
Trataremos en esta parte: 1.0 De la demostra-
ción de la religión cristiana;2,o Demostración de
la religión cat.ólica.
CAPITULO I
Demostración de la religión cristiana
ARTICULO I
Uuidad de la verdadera religión
La verdadera religión necesariamente debe ser
Una y Unica. 1.0 Porque Dios. es Uno y Unico y es
Supremo legislador. 2.° La especie humana también
es Una, de consiguiente las relaciones entre el hom- ,
~re y Dios deben participar de esta misma unidad;
-'3.° La vercfad es una y no puede estar en contra-
dicción consigo misma i por tanto, no puede haber
- 15-
varias religiones verdaderas: Una debe ser verda-
dera y 10das las demás falsas. Todos los hombres
están obligados a investigar la vrrdadera religión y
a abrazarla una vez conocida. Porque todos los
hombres tienen el deber inprescindible de adorar y
servir a Dios como a su Creador. y esto no puede
haœrlo sino por medio de la única verdadera reli-
gión que es la que Dios ha establecido como ley,
luego están en el deber de conocerla y abrazarla.
Síguese de lo dicho que el indiferentismo, la liber-
tad de cultos y el tolerantismo son invenciones ab-
surdas, porque es absurdo que el inferior seflale re-
gIas al superior y más aún que el hombre se las
senale a Dios. Por tanto, sólo Dios puede ser autor
de la religión como ley universal; igualmente es ab-
surdo que Dios, siendo la verdad misma, sea hon-
rado con cultos contradictorios o con manifiestos
errores.
Para conocer una verdad de tan grande impor-
tancia t;:omo es la verdadera religión, hay medios
tanto intr[nsecos como extrínsecos al alcance de la
razón humana.
Los medios intrínsecos son: que la doctrina que
se ensef'ia no sea evidentemente contraria a la ra-
zón; que no tenga contradicciones; que sea digna
de Dios; que sea apta y eficaz para conducir al
hombre a su último fin y que el desarrollo de to-
dos sus princjpios conduzca al hombre a su com-
pleta perfección.
Los extrínsecos son aquellos hechos externos,
claros, fáciles de conocerse y sencillos, por los cuales
puedan venir tod?s los hombres al conocimiento de
la verdadera religión. Estos hechos son los milagros
y las profecias.
Milagros
Milagro es un hecho superior a las fuerzas de
la naturaleza creada. Los milagros pue.den ser de
tres órdenes: Milagros de primer orden son aque-
llos que de tal manera superan a la naturaleza, que
ésta no puede hacer nada análogo, como la resu-
rrección de si mismo, la glorificación del cuerpo hu-
mano, etc.
Los milagros de segundo orden son aquellos que
ia naturaleza puede hacer algo análogo, pero no en
el ,mismo sujeto. Ejemplo: la resurrección de un
muerto. Los milagros de tercer orden son' aquell~s
que la naturaleza puede hacer algo semejante, pero
no del mismo modo, como es la curación repentina
de una enfermedad grave.
No deben confundirse los verdaderos milagros
con los hechos meramente providenciales como el
- 17-
favorecerse un individuo en un peligro inminente;
ni con los hechos angélicos como la traslad.)n de
Habacuc é11 Lago de los Leones; ni con los hechos
diabólicos I~omo la ascensión de Simón Mago. Los
milagrc.s de cualquier orden que sea son posibles.
Los milagr'Js consisten en producir un efecto sin
los agentes naturales o impedir que lin agente na-
tural produzca un efecto en determinadas circuns-
tancias.
Lo prmero es posible porque los agentes natu-
rales han ~ecibido de Dios toda su actividad y ener-
gía, luegc10 pueden carecer de ella; lO segundo es
posible porque siendo Dios infinito es claro que
puede imredir que una causa produzca un efecto en
determinadas circunstancias. Por tanto, Dios puede
producir ln efecto sin los agentes naturales y pue-
de tar:1bién impedir, por la misma razón, que dichos
agentes produzcan un efecto en determinadas cir-
cunstancia.s; luego los milagros son posible,.
Les milagros prueban de un macla incontrasta-
ble la v'~rdad de la doctrina en cuya confirmación
se hace.
Esto (:s claro, porque según lo dicho antes, Dios
es causa única y exclusiva de los milagros y no es
posible que realice estos hechos sobrenaturales/para
confirmar una doctrina falsa. Luego si hay una re-
- 18-
1igión que tiene milagros en su favor, ésta será la-
única verdadera.
Profecias
Profecía es el concimiento y anuncio cierto de
un acontecimiento futuro que no puede preveerse en
las causas naturales.
Que la profecía es posible se deduce claramen-
te de la perfección infinita de Dios; pues que sien-
do infinitamente inteligente y sabio, s6lo EL puede
conocer esos acontecimientos, pero éstos puede re-
velárselos al hombre; luego la profecía es posible.
Sólo Dios puede ser autor de las profecías; por-
que sólo el entendimiento de Dios en cuanto infi-
nito, puede conocer con un solo acto lo presente y
lo futuro, lo que depende de su voluntad soberana
y lo que depende de la voluntad del hombre; y
para el conocimiento y anuncio de los hechos que
son objeto de las profecías, se requiere entendimien-
to infinito, luego _iólo Dios puede ser autor de la pro-
fecía. Siguese de aquí: 1.0 Que las profecías son
pruebas incontestables de la doctrina en cuya con-
firmación se hacen; 2.0
Que si hay una religión que
tiene profecías en su favor, ésta será la única ver-
dadera. En estos medios de demostración se supone
conocidas y demostradas ciertas verdades fundamen-
tales que son medios para conocer otras verdades.
-19 -
Estos son en primer lugar los criterios, en se-
gundo lugar la certeza, la evidencia, la existencia
objetiva de los cuerpos, la existencia de Dios, su
perfecci(jl1, la libertad humana, la espiritualidád e
inmortalidad del alma.
Criteriol'
Criterios son los medios de que nos valemos
para conocer la verdad.
50'1 acho, a saber:
1,° Crltaio de los sentidos externvs
Son las cinco facultades orgánicas de q¡,e nos
servimos para conocer los cuerpos y las propieda-
des corp" rns; son: la vista, el oido, el olfato, el
gusto y el tacto.
2.° Cri/erio de la intelir..l!ncía (o r;:¡zón natural).
Es la f?cultad espiritual por la cual conocel'1()S las
verdades primitivas y necesarias.
3.° Criterio de la conciencia.
Es la facultad espiritual por la cJal conocemos
nuestras (¡fecciones espirituales presentes y nuestro
propio sé(.
4." Criterio de la memoria,
Es la facultad por la cual conservamos el cono-
cimiento de nuestras afecciones pasada~ y las re-
cordamos en cuanto pasadas.
-20-
5.° Raciocinio.
Es el criterio por el cual deducimos de princi-
pios universales conclusiones particulares.
'6.0
Inducción.
Es el criterio por el cual llegamos al conocimien-
to de las leyes de la naturaleza por la observación
de los fenómenos y de los hechos.
7.° Autoridad divina.
Es el criterio por el cual asentimos. a las verda-
des reveladas por Dios .
. 8.° Autoridad humana.
Es el criterio por el cual asentimos a las verda-
des que nos ensefian los demás hombres.
Certeza
Certeza es la firme adhesión de la mente a la
verdad conocida. La certeza es un estado del enten-
dimiento, y por tanto es subjetiva; pero tiene por
objeto la verdad y ésta es objetiva.
Evldetlci.
La evidencia es la claridad de la verdad, que
arrebata el asentimiento de la mente. Es propiedad
de 'Ia ver~ad, y por tanto es objetiv'a; pero la per-
cepción de la evidencia es subjetiva.
- 21 -
Existencia objetiva de los cuerpos
Es ésta Ulla verdad tan clara quc el negaria se-
ría ridículo. La existencia ùe Dios y su perfección
infinita se demuestra en otro lugar.
La Providencia divina es la acci(¡r por la cual
Dios conserva y dirige las criaturas a su fjn Que
existe la Providencia es lína verdad m'lY clara, su-
puesto como se dijo ya, que Dios es Creador y Or-
denador del universo; y la acción de 'la Pro'¡iden-
cia es una consecuencia necesaria de estm, atri-
butos.
Libertad humana
Libertacl es la facultad de hacer el Jién pc·r elec-
ción.
La libertad se divide: en libertad de contradic-
ción, que es la facultad de elegir entre cosas con-
tradictorias. por ejemplo: estudiar o no estudiar;
andar o no andar.
La de contrariedad es la facultad de elegir en-
tre cosas contrarias, por ejemplo: andar o estarse
quieto, comer o ayunar; y la de especificación es
la de ~legir entre cosas distintas, pOI ejemplo: es-
tudiar Geografía o Botánica.
Para que haya verdadera libertad se requiere la
inteligencia,
-22-
El poder pecar no es de la naturaleza de la li-
bertad sino una consecuencia del libre albedrío. Este
es la facultad por la cual el hombre es dueño de
sus actos; y asi cuando obra el mal no es en uso
de la libertad, porque ésta es una perfección y un
derecho, y como tal no puede tener por término lo
que es esencialmente malo. 'La' espiritualidad e in-
mortalidad del alma se hallan perfectamente demos-
t.radas en psicología.
ARTíCULO II
Antes de exponer la demostración completa de
la religión cristiana, debe advertirse que hay tres
géneros .de pruebas: una indirecta, otra directá pero
sumaria, y otra directa y completa.
La prueba indirecta consiste en la referencia a
los doctores y a sus obras; porque la demostración
perfecta de las verdades de la religión requiere es-
tudios especiales que no están al alcance de todos
los fieles; y así éstos, al discutir con un adversa-
rio, pueden formular esta prueba del modo siguien-
te: «Yo e~toy cierto de las verdades de la religión
que la Iglesia nos enseña, pero no puedo demos-
trarIas convenientemente porque para esto se re-
quieren conocimientos profundos que yo no poseo,
-23-
pero puede usted ocurrir a los doctores o a las obras
especiales que tratan de esta demostración ~.
Este modo de probar lo usan no sólo loshom-
bres de pocos conocimientos, sino también los sa-
bios. Así: el médico se refiere al jurisconsulto, éste
al in:~eni';ro o al astrónomo, éste al morabsta, etc.
La prueba directa pero sumaria
Se funda en el hecho de la Resurrección de Nues-
tro Señor Jesucristo y se formula así: Si Nuestro
Señor Jesucristo ha resucitado, su doctrina es divi·
na; 'Jero es verdad que Nuestro Señor Jesucristo
resucitó; luego su doctrina es divina. El anteceden-
te dI; este argumento es claro y evidente; pues si
Dios ha obrado un milagro tan notable no puede
ser :3ino en confirmación de una ley y de una doc-
trinô. establecida por El..:mismo.
La menor de este argumento está probada pe-
rent'Jriamcnte por el testimonio de muchos millones
de testil~oS de todas edades y condiciones, entre
éstos se cuentan los mártires, los sabios que ha
habido en la Iglesia, muchos enemigos encarnizados
de la religión como los judíos, muchos paganos como
Celso, Porfirio y Hierocles, etc.; luego la religión
establecida por Nuestro Señor Jesucristo es la única
verdadera.
-2,4-
ARTICULO III
Demostración completa de la verdad de la religlón cristiana
Para establecer esta demostración completa va-
mos primero a probar la autenticidad, integridad
y veracidad de los libros del Nuevo Testamento.
Se llama auténtico un libro si es realmente del
autor a quien se atribuye o si realmente es de la
época en que se supone escrito. Es íntegro sí ha
llegado hasta nosotros como lo escribió su autor y
sin alteración sustancial.
Es veraz si narra hechos que realmente exis-
tieron.
Los Iibrvs del Nuevo Testamento son auténticos
Para probar la autentícidad de un libro hístóri-
ea se requieren caracteres intrínsecos y pruebas ex-
trfnsecas. Los caracteres intrínsecos son los siguien-
tes: unidad de estilo, sencillez en la narración, modera-
ción en el estilo del autor, en fin, que no contenga
nota alguna por la cual pueda juzgarse justamente
por supuesta.
Las pruebas extrlnsecas son las siguientes: el
testimonio de los autores contemporáneos, la com-
paración de dicho libro con otro& escritos contem-
poráneos V además la comparación de los ejempla-
- 25-
res modernos con los antig.1os, la gran difusión del
libro por la cual se vea que es tenido COlTI'J autén-
tico.
Los libros del Nuevo Testamento reún¡-'¡ en su
favor estos caracteres y estas pruebas con LInaper-
fecciéon que no alcanza ningún otro libro histórico;
efectivamente: en los libros del Núevo Testamento
se observa una gran sencillez en la narración, gran
moderación y modestia en sus autores, en ellos no
se halla nada de ampuloso ni artificioso; están per-
fectamente conformes con la Histona, la Geografía,
la Estadistica y las costumbres de aquel ·¡jempo, y
una perfecta unidad de estilo en cada uno de esos
libros. La autenticidad de estos libros se prueba
tamOién por las siguientes razones: l." ni los judias,
ni los paganos acusaron a los autore5 de estos li-
bros. de impostura, ni mentira, y tampoco negaron
que fueran de los autores cuyo nombre llevaban, y
es claro que si estos libros hubieran sido supuestos,
los judíos y los paganos, enemigos aCr~rrimos de
los cristianos, se lo hubieran echado en cara; 2.°
Por los testimonios de todos los cristianos, de los
herejes de los primeros tiempos y aun de los filó-
sofos paganos. Estos hechos se hallan perfectamen-
te comprobados por la historia. 3.° Por la imposi-
bilidad de la suposición. En los primeros siglos de
- 36 --
la Iglesia fue imposible la suposición pórque, o la
hubieran hecho los cristianos, o los judíos, o los pa-
ganos. No los primeros porque los judíos y los pa-
ganos los hubieran acusado de impostura; y no los
judíos ni los paganos porque los cristianos hubie-
ran reclamado.
En los siglos que han transcurrido hasta la época
presente, es también imposible esta suposición, ya
por la gran difusión de los ejemplares lo que hacía
imposible la suposición, ya también por la misma
razón anterior; si lo hubieran hecho los católicos hu-
bieran reclamado los herejes que ha habido en to-
dos los tiempos, y sí lo hubieran hecho éstos los
católicos hubieran reclamado; luego los libros del
Nuevo Testamento son auténticos.
Los libros del Nuevo Telltamento son Integros
La alteración de un libro, y de la importancia
de éste, ~s un hecho histórico que debe probarse
históricamente, y en ningún tiempo se ha probado
que estos libros hayan sido alterados, y por el con-
trarío se prueba directamente su integridad: 1.0 En
la narración de estos ·libros no se halla nada en
contradicción con el texto primitivo; 2.° La doctri-
na y los hechos que se hallan hoy en el Evangelio,
se hallan también en los escritores de los primeros
- 27-
si~()s; 3." Los Evangelios, tales como se citan hoy,
se hallan citados por los primeros Padres de la Igle-
sia y el texto del Evangelio como actualmer·te exis-
te está conforme con los manuscristos más antiguos,
y 4.0
Por otra parte la gran difusión de l~stos li-
bros y 1;1 lucha entre católicos y herejes hacen im-
posible la intcrpolación o mutilación de estos libros.
Luego los libros del Nuevo Testamento se han con-
servado íntegros.
L(I~ libros del Nuevo Testamento Hon veraces
'," Es veraz un libro si su autor no ha sido en-
gañado, no ha querido engañar y no ha podido en-
gañar aunque hubiera querido.
Los escritores del Nuevo Testamento no han
sid.) ellgañados porque narran hechos pÚblicos, de
grande importancia, de fácil conocimiento y ajenos
J Jas pasiones. Por otra parte lo:; autor~s son va-
rios y fueron testigos oculares o contemporáneos.
No quisieron engañar porque eran hombres pro-
bas; no se halla en Ja narración ningún vestigio de
engaño ni voluntad de engañar; y al contrarío la na-
rración es sumamente sencilla y modesta; y por otra
parte ningún provecho podian recibir de!. engafto, y,
en fill, padecieron tormentos y la muerte misma por
defender la verdad de 10 que escribieron.
-28-
No pudieron engañar aunque hubiesen querido:
Le Porque los judíos y los paganos hubieran recla-
mado; 2.0
Por el testimonio de todos los escritores
cristianos, de los judíos y paganos convertidos y de
muchos escritores profanos; 3.0
Por los absurdos
que se seguirían, pues sería preciso admitir que unos
pescadores pobres e ignorantes, hubieran forjado una
doctrina tan sublime, tan pura, y al mismo tiempo
tan profundamente sabia que hace exclamar a Rou-
'sseau (uno de los más notables jefes de ia impie-
dad moderna.) «Confieso ingenuamente que la maj~~-
tad de las escrituras me llena de asombro,. la santidad
del Evangelio me habla al corazón.
Ved los libros de los filósofos, con toda su pom-
pa qué pequeños son comparados con éstos.
¿Se podrá por ventura que un libro tan sublime
y a ,la vez tan sencillo sea obra de los hombres?
¿Será posible acaso qlLe el personaje cuya historia se
narra en ellos no sea más que un hombre? Acaso se
encuentra en esóS libros el tono y el estilo de un apa-
sionado o de un ambicioso sectario?
Qué dulzura,. qué pureza en sus palabras y en
sus costumbres, qué agradable atractivo en sus ins-
t,;ucciones, qué elevación. en sus máximas, qué pro-
funda sabidurla en sus discursos, qué presencia de
alma, q~é cultura, qué justicia en sus respuestas y
qué imperio sobre las pasiones.
-29-
,~Dóllde está el hombre que asi sabe obrar, pade-
cer y morir sin debilidad y sin ostentación?
Cuando Plafón pinta su ¡usto illlo¡zirwrio, lleno
de los oprobios del erimen y digrlO sill embargo de
todos lJs premios de la virtud; pirda raS,L'Oa rasgo
el iesucristo .. esta seme¡anza es tall notable que to-
dos los Padres de la Iglesia lJ harl estim,1do así.
Qu,: preocupación y qué ceguedaJ sería comparar
al lliio de Sofronisca con el hijo de Maria; qué in·
mensa dist'lncia entre U/1O y otro, Sócrahs muriendo
sin dolor, sin ignomínia y saster.édo -SllalJemente por
sus amigos, si esta /fluerte fácil honró su vida, se
podría dudar de si Sócrates, con tadaw elevación
de ar,nu, fia fue más que url soji'ita ..., La muerte de
Sócrates filosofando tranquilamente con SlLS amigos
e:; la más suave que se puede desear; la de !esús
expirll(ldo en los tormentos, infuriado, éurlodo y mal-
decido por todo un pueblo es la más horrible que
¡;uede tenerse. jesús elZ medio de un suplicio tan es-
pantoso, ruega a Dios por sus verdugos. Si la vida
JI la muerte de Sócrútes son de un sabia, la vida y
la muerte de /esLÍs son la de un Dios.
ARTICULO IV
La divinidad de la religión cristiana se prueba
por los mila~ros y por las profecías, por su propa-
gación admirable y su actual existencia.
-30-
1.0 Por [os milagros.
Los Evangelistas, testigos dignos de fe, como
queda ya probado, refierea que Nuestro Senor Je-
sucristo "hizo muchos milagros, que éstos fueron he-
chos realmente sobrenaturales y que los hizo para
probar la divinidad de su doctrina.
En .los Evangelios se refiere que Nuestro Sefíor
.Jesucristo resucitó muchos muertos, devolvió la vista
a ciegos de nacimiento y curó toda 'clase de enfer-
medades con sólo el poder de su palabra. Estos he-
chos fueron verdaderos milagros porque no estaban
al alcance de la naturaleza creada.
Con ellos probó Nuestro Sel'l.orJesucristo ~ doc-
trina y por eso dijo: (San Juan V, 36). «Las obras
que yo he hecho dan testimonio de mí porque mi
Padre me ha enviado" y en otra parte (IV, 10) dice:
«Si no queréis creerme a mí, creed a mis obras».
Los Apóstoles vieron estos milagros como una
demostración clara de las verdades que Nuestro Se-
fíor Jesucristo enseñaba. Los fariseos mismos no pu-
dieron negar la realidad de estos milagros y así de-
cían: «Qué hacemos que este hombre hace muchas
obras admirables?»
Luego la doctrina de Nuestro Sefior Jesucristo
fue comprobada con milagros; y s6lo Dios es autor
de los milagros, .Y es imposible que los haga en
- 31 -
confirmación de una doctrina que no fuera verda-
dera; luego la doctrina de Nuestro Sefior Jesucristo
es divina.
2..) Por las profecías.
R~fieren los Evangelistas que Nuestro Senor Je·
sucri:;to hizo muchas profecias para comprobar la
divinidad de su doctrina; la destrucèión de Jerusa-
lén y del templo, la dispersión del pueblo judío y
la p','opagación admirable del Evangelio, elC.
Además, en Nuestro Señor Jesucristo se cumplie-
ron las profecias hechas muchos siglo'3 antes de Isaías,
Jeremia~, Ezequiel, Daniel y todos los profetas meno-
res. Sólo Dios es autor de las profecías, y como que-
da probado, la religión cristiana tiene en su favor
I11w;has profecías, como prueba de su divinidad; y
como no es posible que Dios haga estos prodigios
en comprobación de una doctrina que no sea auto-
rizada por EL; luego la religion cristiana es divina.
3.° Por su propagación admirable.
Esto lo atestigua la historia, y la propagación
de una religión tan santa, tan elevada y tan severa
en sus preceptos no puede ser obra de los hom-
bres; porque por ella debía abolirse la idolatría y
el judaísmo; por otra parte las pasiones se desen-
frenaban contra ella y los que la propagaron tuvie-
ron que sufrir el martirio, y sin embargo decía Ter-
- 32-'
tuliahO: "Somos de ayer y todo lo hemos llenado:
ciudades, islas, castillos, municipios, el senado, los
cAmpamentos, el foro; os hemos dejado solos vues·
tros templos.
4.° Por su actual existencia.
Pues es claro que si las grandes obras de los
hombres, las' instituciones sabias, las Repúblicas me-
jor ordenadas han desaparecido..a pesar de los más
eficaces esfuerzos para conservarias, la Iglesia que
ha sido perseguida desde su principio habría des-
aparecido indudablemente si fuera obra humana; y
al contrario, se conserva -en toda su integridad.
Parte segunda
Demostración de la Religión católica
La religión católica es la única verdadera y por
tanto todos los hombres están obligados a investi-
garia y a abrazarla una. vez conocida. Nuestro Se-
fior Jesucristo estableció una religión Única, verda-
dera, obligatoria a todos los hombres y para esto
fundó la Iglesia católica, es decir universal.
CAPITULO I
Ell eSI:e capitulo trataremos: 1.0 De la naturale-
za y constitución de la Iglesia; 2.0
Caracteres de la
verdadcrél Iglesia. y 3.ù
Que la Igl·~sia romana es
la única que tiene esos caracteres de la v'~rdadera-
IgleSia.
ARTíCULO I
Naturaleza y constitución de la l¡tlesia
La 1¡,lesia es congregación de hombres unidos
entre sí por la profesión de una misma f¡,~, la par-
3
-34-
ticipación de unos mismos sacramentos y bajo el
régimen de legitimos pastores, principalmente/,del
Romano, Pontífice.
La Iglesia es una sociedad perfecta.
Socie(1ad perfecta es: reunión de hombres que
se proponen conseguir un mismo fin, por unos mis-
mos medios, con unión moral entre ellos e inde-
pendiente de cualquiera otra. La Iglesia reúne estas
condiciones, según la definiCión anterior, luego es'
sociedad perfecta.
En la Iglesia debe haber necesariamente un jefe
supremo que sea juez de las controversias en ma-
teria de fe. Esta autoridad SUprema debe ser b~n
conocida, dara, al alcance de todos e infalible, por-'
que de lo contrario la mayor parte de los fieles
•
care£erí~n 'del conocimiento de la Suprema Autori-
dad, habría lugar a dudas que no se podría des-
vanecer sí no tuviera estas cualidades.
ARTICULO Il
Caracteres de la Iglesia
,La verdadera Igl~ia de Nuestro Senor Jesucris-
to debe tener cualidades relevantes y claras por las
cuales deba distinguirse de las religione,s falsas; y
'Nuestro Senor Jesucristo la dotó, efectivamente, de
estas cualidades ri caracteres.
- 35-
Estos 50'.1: unidad, santidad, catolicidad y apos-
tolicidad.
La verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucris-
to debe ser una en sí misma, en la fe, en lCos sa-
cramentos, ell el régimen, cte.
Como la Iglesia fue instituída por Nuestro Se-
ñor Jes·JCrif.to como depositaria de la única verda-
dera religiÓn, es claro que debe ser una y la mis-
ma para todos los fieles en la fe, en los sacramen- .
tos, en el régimen, etc.
Nu{:stro Señor Jesucristo la dotó de esta unidad
y por eso dijo (segÚn nos lo enseña San ."vateo,
San Juan y los otros evangelistas): que establece-
ria un solo rebaño y un solo pastor, y siempre que
habl<! de lé; Iglesia que iba a fundar la designÓ como
Una y Unica.
Debe ser santa porque es claro que, teniendo
por objetc- conducir a los hombres a la santidad,
debe :~er santa en sí misma y en su doctrina, lo
que const'tuye la santidad activa; y ('¡ebe tener san-
tos en su seno, lo que constituye la santidad pasi-
va. Nuestro Señor Jesucristo, según muchos testi-
monios d·~ los evangelistas, la dotó efectivamente
de esta santidad.
Por otra parte, siendo su fundador el santo por
excelencia, la Iglesia debe ser santa.
Debe ser católica, es decir, universal.
-36-
Porque es claro que Nuestro Señor Jesucristo eST
tableció una sola religión par~ todos los hombi'~
y por tanto debe ser universal; y por e~o dijo a
sus Apóstoles: «Id y ensefíaq a todas las nacio~
nes, etc.lo
Debe ser apostó)ica, es decir, que debe haber
sido propagada parlas Apóstoles y debe conser-
varse como ellos la establecieron, y su doctrina la
que ellos ensefiaron; porque N~estro Senor Jesu-
cristo designó·a los Apóstoles como únicos propa-
gadores de su doctrina y por eso dijo: «El que a
vosotros oye a mí me oye"el que a vosotros des-
precia a mí me desprecía».
Estos son los cuatro caracteres o cualidades ma-
nifiestas y claras por las cuales se puede co!,ocer
y se conoce de hecho la verdadera Iglesia de Nues-
tro Señor Jesucristo y por tanto la religión única
verdadera.
ARTICULO III
L1ámanse notas los caracteres o cualidades cph
que Nuest~o Señor Jesucristo· dotó a la verdadera
Iglesia en cuanto éstos se hallan reunidos en la Igle-
sia romana.
La Iglesia romana gobernada por el Sumo Pon-
tifiee, es lai única que reúne en si los caracteres
que NuestrQ Sefior Jesucristo imprimió asu Iglesi3;.
- 37-
La Iglesia romana y sólo ella posee la verda-
dera unidad de fe, de sacramentos y de régimen.
Unidad de fe
La Iglesia romana, desde San Pedro hasta el ac-
tual Pontífice Benedicto XV, ha enseñado siempre la
misma doctrina establecida por Nuestro SenOTJesu-
cristo y esa misma es la que profesan y han pr,~fesa-
do siempre todos los fieles en el mundo entero. Esto
lo comprueba perfectamente la Historia.
Unidad de sacramentos y de cultu
En todo el mundo partici.pan los fieles católicos
de unos mismos sacramentos con la misma mate-
-ria, la misma forma y el mismo rito. Y estos sa-
cramentos que fueron todos instituído~ por Nuestro
Señor Jesucristo los ha conservado la Iglesia desde
su institución hasta hoy, sin variacióp alguna, como
lo atestiguan los monumentos históricos y aun el
testimonio de los enemigos de la Igksia.
Unidad de régimen
Desde San Pedro hasta el actual Pontífice la
19lesi~. se ha gobernado siempre del mismo modo;
y los fiele-s católicos siimpre han prestado invaria-
blemente la misma obediencia a las leyes de la Igle-
-38-
sia, y la unidad de régimén de la Iglesia católica
que observamos hoy en el mundo la han conser-
vado invariablemente desde su fundación hasta el
presente.
Lo mismo puede decirse del culto con que la
Iglesia romana honra y ha honrado a Dios en todos
los siglos.
Luego la Iglesia romana posee la unidad de fe,
de sacramentos y de culto.
La Iglesia romana es santa y es la única que
posee la santidad de la doctrina, lo que constituye
.Ia santidad activa; y es también la única que ha
tenido y tiene santos en su seno, lo que constitl-
ye la santidad pasiva. ta doCtrina ensenada pOTla
Iglesia romana es verdaderamente santa: 1.0 Porque
esta doctrina es .la misma que ensefiá Nuestro Se-
flor Jesucristo, el Santo por excelencia, y la Iglesia
!JO ha variado, como puede comprobarse por la His-
toria, y 2,° Porque la doctrina enseñada por la Igle-
sia romana, desarrollada en todas sus consecuencias,
conduce directamente a la santidad.
En cuanto a la santidad -'pasiva, la historia se
encarga de ~emostrar de modo incontestable que la
Iglesia ha tenido y tiene actualmente santos de to-
das edades y condiciones. L.uego la Iglesia romana
y sólo ella 'posee la santida.d activa y la santidad
pasiva.
- 39-
La IgIe;;ia romana y sólo ella es verdaderamen-
te cat6lica, es decir, universal.
Para que sea universal una doctnna se requie-
re la identidad sustancial y absoluta de ésta para
todos los lugares y personas de toda condición; de
lo contrario, no sería la misma doctrina para todos
los 11Ombles, en lo que consiste la verdadera uni-
versalidad.
La Iglesia romana es la única que posee esta
universalidad.
La catolicidad podemos dividiria en catolicidad
de derecho y catolicidad de hecho. La primera con-
siste en la aptitud de la doctrina de la Iglesia para
ser profesada y seguida en todos los tiempos y lu-
gares por todos los hombres de toda.s edades y con-
diciones, y también que todos los hombres de to-
das las épocas hayan profesado y profesen esa mis-
ma doctrina y que sea apta para conducirlos a todos
a su último fin. La segunda consisté en qu;~ la doc-
trina de la Iglesia se haya extendido efectivamen-
te por toda la tierra y que en toda ella se hallen
fieles que profesen esta misma doctrina. Sentados
estc.s antecedentes, vamos a probat que la Iglesia
rorr ana y sólo ella posee la verdadera catolicidad.
I.o Catolicidad de derecho
La doctrina enseñada por la Iglesia romana, aun-
qUI~ sublime y severa, es, sin embargo, tan fácil y
-40--
sencilla que pueden conocerla y practicarla perfec-
tamente hasta los más ignorantes; y desarroliada
hasta en sus últimas conseêuencias,conduce aIos
hombres a.la santidad y portanto a su último fin;
lo que no podría afirmarse de ninguna otra doc-
trina.
Z.o Catolic:ldad de buho
Este es un hecho histórico, y la historia nos
atestigua que en todos los países dé la tierra se
hallan hijos obedientes a la Iglesia católica, que pro-
fesan su doctrina y obedecen fielmente a sus man-
damientos. La estadfstica moderna comprueba que
..se hallan es:parcidos en ~odos los paIses de la tie-
rra cerca de' 450,000.000.
APllstollcicl"
La 19lesià romana es la única que profesa y en-
sena la doctrina que profesaron y ensefiaron los
Apóstoles.
En .efecto¡ si recorremos la historia de la Iglesia.
desde el tiempo presente hasta el tiempo de los
Apóstoles, hallamos que la doctrina ensenada y pro-
pagada por los Apostoles es la que ha ensenado
siempre y ensena hoy la Iglesia romana.
En ella ha habido una serie no interrumpida de
../ ...
Pontifiees desde San Pedro hasta Benedicto XV, y
- 41-
ellos han enseñado siempre sin alterar en lo más mí-
nimo la doctrina ensef'lada pûr los ApóstoJes, comO
lo prueban las Encíclicas y demás documentos en
que los f~omanos Pontífices han enseñado siempre
esta misma doctrina.
Ig;ualmente son pruebas de esta verdad los Con-
cilio~, Ecuménicos, en los cuales se halla siempre.
consignada la doctrina que enseñaron los Após-
toles.
Las ~;ectas protestantes no pueden alegar ningu-
na de estas notas en su favor: 1.0 Por carecer de
unidad; 2.0
Porque el desarrollo de la doctrina en-
señada por estas sectas, lejos de cO~lducir a la san-
tidad, aparta a los hombres del verdadero culto de-
bido a Nuestro Señor Jesucristo; 3.° Porque éstas
no poseen la catolicídad, pues aunque se hallen bas-
tante extendidas en el mundo, no enseñan la mis-
ma doctrina para todos los hombres, y por tanto no
es universal; 4.° Porque la doctrina de estas sectas
no se Óeriva de la ensefianza de los Apóstoles sino
de los;::aprichos de un religioso apóstata llamado
Lutero que existió hace pocos siglos.
Luego la Iglesia romana es la única que posee
estas cuatro notas y por tanto es la única verda-
dera.
-42 -
CAPITULO II
En éste se tratará: 1.0 Del poder, de la Iglesia
y forma del gobierno de la Iglesia, y 2.0 De las
principales objeciones que se bacen contra la Iglesia.
ARTICULO I
La Iglesia católica fundada par Nuestro Sefior
Jesucristo fue anunciada por los profetas del Anti-
guo Testamento, muchos siglos antes de su esta-
blecimiento.Fue, además, anunciada también por
rn~dio de figuras tanto en el Antiguo como en el
Núevo Testamento;, y Nuestro Senor Jesucristo la
representó tambi,én'por medio de parábolas.
Las figuras de la Iglesia en el Antiguo Testa-
mento son: El paraíso terrestre, en que estaba plan-
tado el árbol, de la vida; Eva, esposa del primer
hombre, lIam~da madre de' los hombres; el arca de
Noe, fuera de la cual nadie se. salvó del diluvio;
el pueblo de I$rael, llamado pueblo de Dios; el Ta-
bernáculo dela Alianza, la tierra prometida, la mon-
,tafla de S1óny el templo de Salomón.
Las figuras con que se representa la Iglesia en
el Nuevo Testamento son: La barca de San Pedra,
:la pesca milagrosa, la túnica inconsútil de Nuestro
'Senor Jesucristo y por último la. persona misma de
NuestroSefiol' Jesucristo.
- 43-
Las parábolas con que se representa a la Igle-
sia S'Jn: Las bodas reales, el gran banquete, las
redes para pescar en el mar, el rebaño y el redil
del buen pastor, el campo, la viñé. y el I~rano de
mostaza.
Gobierno de la 1¡{lcsia
La Iglesia es sociedad docente tal como la ins-
tituyó nuestro Señor Jesucristo y por eso dijo a los
Apóstoles: « Id y enseñad a todas las naciones".
Además de este poder de enseñar tiene la Iglesia
la pote~.tad de ordenar; ella es la única que tiene
el poder de consagrar y ordenar ministros de la
única religión verdadera; es decir: de consagrar
Obispos, sacerdotes, diáconos, subdiáconos y cléri-
go~,. También tiene la Iglesia la potestad de juris-
dicción; en virtud de ésta la Iglesia tiene todos los
poderes de sociedad perfecta, a saber: poder legis-
lativo, judicial y coactivo. El poder legislativo lo
ejerce el Romano Pontífice en toda la Iglesia, tam-
bién lo acompaffan en este poder los Obispos reu-
nidos en Concilio Ecuménico y bajo la presidencia
del Romano Pontífice; y los Obispos;egislan en
sus respectivas Diócesis.
El . poder judicial lo ejerce para toda la Iglesia
el Ro:nano Pontífice por medio de sus tribunales
-44-
establecidos en Roma, y los Obispos en sus respec-
tivas Diócesis por sí o por medio de sus Provisores.
Lo mismo podemos decir réspecto derpoder coac-
tivo, en virtud del cual la Iglesia tiene perfecto p~
der para establecer penas como sanción de sus leyes.
Como la Iglesia se distingue esencialmente de la
sociedad civil, su forma de Gobierno no puede iden-
tificarse con ¡ninguna de las formas de gobierno de
ésta y así só fo'rma de gobierno es exclusivamente
propia y peculiar suya.
En virtud de esta forma de gobierno, ef Romano
Pontífice ei el jefe Supremo y cabeza visible de la
Iglesia, y los Obispos, sacerdote~ y fieles obedecen
tOdos unánimemente sus leyes. Los Obispos gobier-
nan sus Diócesis con subordinación al Romano Pon-
tifiee. Todos éstos poderes de la Iglesia son de de-
t:echo divino por haberlos establecido asi Nuestro
Senor Jesucristo, como queda explicado en los ca-
pItulos anteriores.
ARTICULO II
No obstante que la 19l~~ian,a probado su mi-o
sión divina y la incontestable vetdad de la doctri-
na que enseftaj ha sido y es sin embargo objeto de
odios y de calumnias. Pero esto es natural porque
la Iglesia comb'ate todos los errores y todos lós vi-
- 45 ~
cios, y los hombres exacerbados por las pasiones,
buscan los medios de combatirla.
En este artículo vamos a contestar las principa-
les objeciones que se hacen contra ella y son:
La intolerancia, la inquisición, la matanza de
San Bartolomé, antagonismo entre la Iglesia y la
ciencia, proceso de Galileo, los malos Papas, las
Cruzada~;, el cisma de Occidente, el poder temporal
de ¡'JS Papas y su intrusión en 103 goQ.iernos se-
cula -es, reacción contra el progreso y la civilización,
el Sylabus y la condenación del liberalismo y de las
libertades modernas.
Intolerancia
SI.: acusa a la Iglesia de ser intolerante; pero es
preciso distinguir la intolerancia en dogmática o doc-
trinal y en personal y civil.
La primcra consiste en no aceptar, ni aprobar,
ni permitir que se enseñen los errores contrarios a
la ·¡crdad. En este sentido la Iglesia es y debe ser
intolerante, como lo es la verdad y como lo son
todos bs principias científicos evidentes: pues es
cla"o que la Iglesia el~seí'ia y ha enseñado siempre
la verdad y esto lo ha demostrado de una manera
clara y concluyente y por tanto no puede aceptar
la tolerancia dogmática o doctrinal, porque no es
·~46-
posible ni justo conceder iguales derechos a la ver-
dad y al error, y demostrada una verdad, es claro
como la luz del día, que ¡lO pueden aceptarse los
errores que. la contradicen. Luego si la Iglesia no
fuera intolerante en materia de dogma y de doctri-
na, no sería la verdadera Igles~ de Nuestro Seilor
Jesucristo.
En cuanto a la fórmula: «fuera de la Iglesia no
,bay salvación", es preciso abservar: 1.0 Que'ella es
verdadera y no admite excepción; 2.° Que según
nos enseña I.a misma Iglesia se puede pertenecer a
'ella perteneciendo al cuerpo y al alma de la Iglesia
o sólo al alma de ella.
Pertenecen al cuerpo de la Iglesia los que están
unidos a ella por la profesión de la fe y la parti-
~paeión de 1M sacramentos y no han sido excluí-
dos _de ella, ~s decir, arrojados. de su seno.
Pertenecen al alma de la Iglesia los justos, y
~ntre éstos puede haber algunos que no conocien-
do la verdadera Iglesia guardan, sin embargo, la ley
natural y tienen voluntad decidida de unirse con
Dios.
En cuanto a la tolerancia o intolerancia personal
y civil debemos observar: 1.0 Que todos los hom-
bres, sin excepción están obligados, según queda
demostrado, a inquirir o a averiguar la verdadera
- 47-
religr6n y a abrazarla una vez conocida; 2.0
Que en
ningÚn caso es permitido ni justo hacer uso de:vio-
lencia para propagar la religión verdadera, ni para
impedir su propagación; 3-.0 Que en ningún caso es
justo ni moralmente licito el impedir la propagación
de la religión verdadera; esto ded'.ícesc de lo de-
mostrado hasta aquí.
Si la tolerancia civil se entiende en el sentido
de c¡ueia ley conceda iguales derechos a todas las
religiones y a todos los cultos, es claro que es ab-
surda e injusta, por ser absurdo e injusto el con-
ced~:r iguales derechos a la verdad y al error. Pero
si la tolerancia civil se entiende en el sl~ntido de
que la ley favorezca y ampare la verdadera religión,
y tolere la5 demás (siempre que no sean contrarias
al orden público y a la moral), y esto con sólo el
objdo de favorecer las transacciones comerciales y
las relaciones diplomáticas, es claro que nada tiene
de injusto ni de inmoral. Como lél Iglesia ensefía y
ha enseñado siempre la verdad no puede ni pres-
cribir, ni permitir, ni disimular lo que es falso o
inmoral; pero fiel a la enseñanza de su divino fun-
dador, es intolerante con el error y con el pecado,
pero tolerante, caritativa y carifto3a con los que es-
tán errados y con los pecadores.
- 48 --.
Inquislcló.1
Los enemigos de la Iglesia objetan; la lnquisi..;.
dón es Utl monumentQ histórico de violencias J
~rueldades ejercidas por el clero católico para for-
zar las conciencias.
Antes de contestar será bueno consignar aqui' el
pensamiento de un filósofo inglés: «Son más las
objeciones y dificultades que puede proponer un
necio en un' cuarto de hora, que las que puede re-
solver un sabio en dos afias de estudio asiduo"
La Inquisición fue un tribunal de justicia a la
'vez - eclesiástjco y civil, establecido para juzgar acer-
ca de los crímenes de heréjía y castigar a los cul-
pables. _ .
Fue establecido hacia el año de 1200 con el ob-
jeto de reprimir a los Albigenses y Waldenses, sec-
tarios que propagaban con sus errore~. el espíritu
de rebelión contra toda autoridad y llevaban a fb;..
das partes el incen~io Y¡la matanza. Procurábase
.en un' principio reducirlos al deber con la instruc-
ción y el convencimiento; pero habiendo resultado
completamente ineficaces estos medios, el poder ecle-
siástico y él civil se unieron pata la mutua defen-
sa y evitar así el exterminio de los países civíllza-
. ,
dos de Europa: el primerO'prestaba su concurso para
prohar los crimen es, y el segundo aplicaba el cas-
- 49 --
tigo. Tal lue el origen de la Inquisición, como lo
enseñan los historiadores honrados.
Preciso es distinguir la Inquisición romana y ecle-
siástica de la Inquisición española.
La Inquisición romana fue un tribunal justo y
equitativo, en armonía, desde luego, con los prin-
cipios jurídicos que regían entonces en la sociedad.
Puede aSI~gurarse que ella ha sido el tribunal más
equitative· y benigno que ha existido; como lo prue-
ba claramente el proceso de los Te,nplarios, quie-
11es pidieron como gracia ser juzgados por la Inqui-
sición mélS hien que por cualquier otro tribunal.
En cuanto a la Inquisición española, en ella ha-
bía cios tribunales: el eclesiástico, que definía los
delitos cqntra la fe, y el civil, que castigaba estos
delitos.
En Cllanto a los abusos del tribunal de la In-
quisición, principalmente de la española, debemos
establecE r dos cuestiones: 1.0 ¿ Hubo abuws en la
InquisiciÓn? 2.° ¿Estos abusos son imputables a la
Igle5ia católica?
Es verdad que en la InquisiciÓn hubo abusos
como 105 ha habido y los hay actualmente en to-
dos los lribunales humanos. Y aquí debe observarse
la siguiente regla de crítica histórica: «Las personas
y }C'Sacon1ecimientos deben juzgarse y apreciarse
4
"7 50 -
atendiendo a la époça en que VIVIeron aquéllas (1
tuvieron lugar éstos". Y en el tribunal de la h~qui-::,
sición no son imputables a la Iglesia católica, por-
que todas :las sentencias eclesiásticas' terminaban
... /
siempre coJ!l esta fórmula: "Se entrega al brazo se-
cular para que sea castigado con la mayor lenidad
pos,ible y en todo caso sin la pena capital".
Por otr~ parte, consta de documentos auténticos
que los Ro~anos Pontifiees amonestaron a los Re-
yes de Esp~fta y Portugal para que moderaran el ri-
gor de los Fastiges, y aun llegaron a amenazarlos
con la exconlUtlión si no disminuían esos rigores; lue-
go èstos abusos no son imputables a la Iglesia ca-
tólica.
Matanza de San s.rtolomé
Se le ech.a en cara a la Igl.esia el haber tomado
parte en esm matanza.
LQs hech9s pasaron así: Catalina de Médicis, ma-
dre de CarlQs IX, Rey de Francia" en aquella épo-
~ quiso ab*tir el partido. calvinista, cuyo jefe era
el Almirante: Coligni, 'y para esto se atribuyó a los
calvinistas una rebelión y un proyecto de atentado
contra la persona del Rey; y así sugirió a éste la
matanza de Hugonotes, que tuvo lugar efectivamen-
te la víspera de San Bartolomé, y de ahl tomó su
nombre. Esta decisión fue, pues, un g~lpe puramen-
51 -
te político sugerido por aquella Reina sanguinaria.
Pero debe advertirse que se ha exagerado mucho
el nilmero de los que perecieron en tal golpe. Cons-
ta por les documentos históricos que ni la Iglesia
ni el clero tuvieron ni la más mini'na parte en tal
lfléltanza. Y si es verdad que el Sumo Pontífice Gre-
go{i(, XIII celebró un Te Deum con este motivo, fue
porque la primera noticia que se hizo llegar a oidos
del Papé. fue la siguiente: que el Rey Carlos IX
había sido salvado providencialmente de U;1 atenta-
do de muerte contra su persona, y por esto el Papa,
en acción de gracias por haberse salvado el Rey de
la muerte, celebró un Te Deum. Pero luego que fue
informaro de la verdad de los hechos, dirigió una
carta al Rey mismo en que lo reprendía y le im-
probaba enérgicamente aquel procedimiento político.
Esta es la verdad histórica de los hechos que nos
ocupan; luego la Iglesia no solamente no tuvo par-
k en estos hechos, sino que los improbó. Pero los
enemigos de la Iglesia no se cuidan de la verdad
histôricé; y con esa misma lógica bien podrían im-
putar/e a la Iglesia las desgracias del diluvio.
Antagonismo entre la Iglesia y la ciencia
Afirman los enemigos de la Iglesia que ella es
enemigél de las ciencias porque se funda en la fef
- 52-
y la fe es opuesta a la ciencia como la obscuridad
a la luz.
Para contestar esta objeción .preciso es distinguir
aqui 10 que es ciencia y lo qué es fe: ciencia es el
cbnocimient~ de las cosas por sus causas, o bien:
el Conocimiento cierto y evidente adquirido por la
demostración .. Síguese de aqui que la ciencia tiene
por objeto la verdad y también los medios de de-
riiostrarla.
Pero la verdad, considerada entitativamente, es
úna, necesaria e inmutable, y tiene su fundamento,
según se demuestra en metafísica, en el entendimien-
.to divino, que es razón suficiente de la verdad .
. Dedúcese también que el error y todas las con-
secuencias que de él se siguen jamás pueJen cons·
tituir ciencia. fe es el asentimiento de la inteligen~
da a ias verdades reveladas por Dios. Por tanto,
.sÎendo Dios la Verdad infinita,. no puede proponer
.1.1 erttendimi~nto como objeto de la fe nada que sea
~also o erróneo, porque esta seria absurdo.
De aquí se deduce cléirament~ que la fe no sólo
no es opuesta a la ciencia, sino que la perfecciona
y ennoblece,. porque la ciencia versa acerca de ver;"
~ad~s que están al alcance del entendimiento; y la
fe tiene por Objeto verdades de un orden más su-
blime y elev~do, puesto que se refieren a la natu-
- 53-·
raleza de Dios y a sus relaciones con las criaturas.
Decir, pues, que hay oposición entre la fe y la cien-
cia, es decir que hay oposición entre la verdad y
la verdad, cosa imposible.
La Iglesia fue fundada por Nuestro Seiíor Jesu-
cristo para enseñar a los hombres la verdad que
los ha de conducir a la salvación eterna; de consi-
guiente nada en.seiía la Iglesia que sea contrario al
desarrollo armónico de las facultades intelectuales.
físicas y morales del hombre.
Si consultamos la historia de todas las naciones.
encontramos que la Iglesia ha producido efectiva-
me1te los más grandes sabios en todas las ciencias
y en todos los ramos dcl saber humano: desde Or[-
genes y Tertuliano en el primer siglo de la Iglesia.
ha~,ta Rug-ens y Pasteur Sechi (sequi), etc.
Galileo
Se acusa a la Iglesia de ignorancia y de oposi-
ción a las ciencias porque condenó, se dice, a Ga-
lileo por enseñar las doctrinas de Copérnico acerca
de la rotación de la tierra. Es verdad que unas pro-
posiciones de Galileo fueron condenadas por una
comisiÓn de la Inquisición; pero no precisamente la
doctrina de la rotación de la tierra (al rededor del
SOi), puesto que ésta ya había sido defendida por
-54-
el canónigo Copérnico y por otro religioso astróno-
mo; sino porque con ellas mezcló otras cuestiones
distintas.
En 1632 publicó los diálo'gos sobre los síst~mas
de Tolomeo. y de Copérnicó, por lo cual la comi-
sión del Santo Oficio lo condenó <l pena de encar-
celación en 1636, pero el Papa Urbano VIII le con-
mutó inmediatamente la pena por la simple deten-
ción en los jardines de la Trinidad del Monte, con-
servanao suS criados y la facultad de recibir visitas
de- sus amigos. Pronto recibió autorización para.vol-
-verse a su casa de campo, en donde murió tranqui-
lamente. Adviértase que Galileo mismo, escribiendo
:. su familia, decía que había sido tratado aHí con
más consideraciones que en su casa.
No es cierto, pues, que se atormentara a Gali-
leo ni se le pJ.lsiera en tortura .
.' .. Oalileo no fue condenado por ningún Concilio
ni por el Papa y por tanto, si en esta condenación
hubo error, en nada afecta la infalibilidad de la 19le-
~siani la det: Papa, puesto que aquella comisión no
'èónstituia el 'tribunal supremo de .Ia Iglesia.
Papas malos
La Iglesi~ no es santa, se dice,_ porque ha dado
~spectáculo (le muchos desordenes·y hasta la Silla
.Apostólica se ha visto deshonrada por malos Papas.
- 55-
Antts de co.n~estar, es -preciso observar Q'.Xffll
cosa es el pontIficado romano y otra la perstl,',:t,;';-fi
Papa como hO~bre; llna. cos~ .~s la infalibUt~~
y otra es el sUjeto de la lIlfahblhdad, y así co~
un 5acerdote, sea bueno o malo, consagra váUd~
menk en el santo sacrificio de la misa y no pierde
el carÜcler sacerdotal por ser irregular en su con-
ducta; de la misma manera el Romeno Poutífice no
deja je ser Jefe Supremo de la Iglesia y sujeto de
la infalibilidad, aunque su conducta 110 corresponda
a su .llta misión.
Obsérvese igualmente que cn la Iglesia 113 habi-
do 260 Pcntífices, y cntre ellos m~ís de 50 ~on ve-
nerados como Santos y la mayor DarL~ sut'ri(~ron el
martirio. Que la mayor parle de los Plpas l1éin sido
hombres eminentes por sus virtllùc~ y su e;encia;
y sólo pueden citarse, scgÚn la "cread ¡¡is'órica,
cuatro pontífices contra Ins (nail's f1:ydl'1I hacerse
justas objeciones a su conducta.
Es verdad quc tales hechos ~Oll ¡kplorables y
los ha depk rado la IgleSia entera; pern. eil :cali-
dad, ellos d{~muestran del 1Ilodo má~: cl{lro la Divi-
nidad de la Iglesia. católica y el cuidad,) que Dios
,ha tenido en conservarIa en toda su perkcción. Por-
que si fuera obra humana habría sufrido una inevi-
table decadencia ya con los hechos citados, ya con
la conducta iirregular de algtinO$ de sus ministros.:
_obj~'p()sy .cerdotes.
fir -dtr. parte I<:>s Papas que se citan como ma-_
1QSnada decretaron en contra de la fe: ni de las-
buenas costumbres, ni autorizáron su conducta irre-
gular con ningún acto de jurisdicción.
Luego esta objeción lejos de empañar las glorias
de la Iglesia, las hace más visibles.
las Cruzadu
Los enemigos de la Iglesia censuran con dema-
siado rigor las Cruzadas: han _pretendidohacer res-
ponsable -a la Iglesia de los males, verdaderos o fal-
sos, que:de ellas se siguierQ~¡Estas guerras, se_dice~
trajeron a Europa la pérdt~- de varios millones de.
hombres! y de mud1as riquezas que fueron trasp.or-
tadas al!Asia.
Apr~ciando las Cruzadas con estricta justicia; es
preciso i confesar, como Ici hacen los historiadores
honradOs, que ellas -fueron legitimas y justas por-
que tuvieron por objeto protege~ a Jos crj~tianos de_
Orient~ contra la opresi.ó.~cruel e inhumana de los
mahometanos y defend~Ja Europa contra el furor
~, . .1 _ -_~"" .
de los bárbaros, qùe-ajnellélZaban invadiria. Si la
mayo# parte de las Cri:tÎ1iaasno produjeron el bien
que se esperaba, y si por otra parte se desmoraJi-
- 57-
zaron las tropas cristianas, lo primero fue por la
perfidia de los griegos y lo segundo fue una con-
secuencia de la mala dirección milita.r, de la indis-
ciplina y de otras circunstancias que ordinariamen-
te acompañan a todas las guerras. No obstante esto,
es pr'~cis() confesar que las Cruzadas trajeron mu-
chos bienes: salvaron a Europa de las invasiones
mus_ulmanas; libraron a los pueblos de Europa de
los males que mutuamente se causaban con sus gue-
rras; apaciguaron las discordias civiles, que en el
~iglo XII, tuvieron armados a los fel;dales r,nos con-
tra otros,
Además mejoraron la suerte de muchos pueblos,
porque con motivo' de las Cruzadas, estos se eman-
ciparon del feudalismo; favorecieron en gran manera
el comercio. Pero en ninguna manera pueden atri-
buírse a la 'Iglesia los desórdenes de los cruzados,
porque ella trató siempre de corregirlos y amones-
tarlos como consta en los monumentos históricos.
Cisma de Occidente
Los enemigos de la Iglesia objetan:
~n los siglas XIV y XV, durante el cisma de
Occidente, la Iglesia dio el espectáculo de una di-
visión escandalosa, que hizo perder al clero hasta
las apáriencias del decoro y trajo ia intranquilidad
a las aimas de los fieles.
-58---
Es verdad que el cisma de Occidente fue una
gran desgracia y una prueba durísima en la cual,
más que en otra circunstancia, necesitó la Iglesia de
ser sostenida por Dios.
Fue una calamidad padecida p~rla Iglesia, pero
no un escándalo dado por ella.
La Historia atestigua que desde 1378, por más
de 40 al'íos, se vieron en la Iglesia dos Papas, Ur~
bano VI de: una parte, y de otra Clemente VII y.Pedro;
de Luna con sus respectivos sucesores. Cuai1d~
el Papa Clemente V, a prinçipios del sigla XIV,
trasladó la ;Silla Pontificia de Roma a Avignon, for-
.máronse d()s partidos, los unos querían que los Pa-
.pas volvier~n a Romà y los otros que continuaran
residíendo en I:rancia. Esto fue 10 que ocasionó la
elección de, Clemente VII, viviendo aún Urbano VI,
r- cinco meses después de su elección, que dijer,on
,haber sido rula.
Hubo desde entonces dos Papas que cada uno
.podía apare~er legítimo, porque habían sido elegi-
dos por Ias!,mismos Cardenales. De aqui el cisma
de Jas naci~nes' cristianas porque· los unos seguían
la obediencia de Urbano, y 1050tr05 la de Clemen-
.~: cisma deplorable en verdad que no logró extin-
,gllir la fe, pero sí debilitaria un poco. La división
:sólo recaía ~obre el derecho de la representación del
- ~9-
Pontificado pero nó sobre el dogma del primado,
ni sobre la unidad de la Cátêdra Apostólica. Todos
creían que no había más que un solo Jefe visible
de la Islesi a; pero, con lo ocurrido, i~~n<?rabancuál
era el Jefe legítimo; y así de bucna f!~ podÍé!n per':'
Íènccer a .llIa o a otra obediencia .
.
Lo~; pretendientes al Papado en aquella época
fueron reprensibles, sin duda, por no haber querido
sacrifil~ar su propio interés al bien general de la Igle-
sia; pero no se les puede acusar de irreligiosos y
malos. y el clero, por otra parte, no era ni i~noran-
te, ni vicioso.
Por IÍltimo, terminó el cisma con la eleœión de
Marti:1o ! In el Concilio de Constanza en 1417 y
quedÓ re~;tablecida la paz en el murdo cristiano.
Poder femporal de los Papas y su intervención en los
gobiernos civiles
Los Papas, dicen los enemigos cc la Iglesia, tie-
nen un poder enteramente espiritual: su reino, se-
gún la palabra del mismo Jesucristo, no es de este
mundo; sin embargo, han querido poseer estado tem-
poral, se han arrogado el derecho de juzgar los asun-
tos temporales de los príncipes, y llegaron hasta ab-
solver li los súbditos del juramento de fidelidad.
-60-
-Toda$ estas objec~onesdesaparecen aclarando las
ideas confusas y explicandõ los hechos comopa-
saron.. _
Las p~labras de Nuestro Senor Jesucrtstõ~- cMi
reino no ;es de este mundo·. fueron una r-espuesta
a Pilatos :en las cuales q4iso siinificar que no ve-
nia a -establecer reinado temporal; pero no signifi-
can ni pueden si2nificar qué su reino no esté en
este -mundo, sine que no procede de este mundo y
que no es de la misma naturaleza que los reinos
-de la tierr,,a; pero es claro que al establecer la Igle-
sia, que es su reino, la constituyó como -sociedad
visIble en i, la tierra; luego.~ interpretació.n de -10&
enèmigos ès torcida y falsa._
--
En cuapto al o poder temporal de ios Papas de-
bemos establecer: 1.0 Que el poder civil y tempo-
o raI del Romano Pontifiee no es absolutamente ne-
cesario para la constitución y -gobierno de la Igle-
sia y así, __
ntes de haber adquirido los Estados Pon-
tiflclos, y 4espués de que le fueron arrebatados, la
Iglésia se ha gobernado con la perfección que' la
Caracte"riza;. 2.0 Que si es útil 'y conveniente que él
Romano Pontífice posea sus estados porque así es
más fácil y más expedita la administración de -los
asuntos de :la Iglesia como convocación de Conci-
'lios, etc., y 3.° No repugna que el Romano Pontífice
- 61
.adquiera dominio temporal en determinado territo-
rio por título adventicio, porque en este caso los
dos gobiernos, espiritual y temporal, aunque tengan
su respectiva autoridad suprema representada en una
misma persona, la administración de justicia, los tri-
bunales, los empleados de uno y otro gobierno son
distintos; y aunque. marchan en armonía, no se con-
funden sus fUllciones. Luego esta objeción no tiene
valor ninguno.
En cuanto a la intervención de lOf, Papas en los
asunto~ de los gobiernos civiles es preciso observar,
según lo ensefia la Historia, 1.0 Que en ese tiempo la
Europa er~ católica y los príncipes consideraban al
Romano Pontífice como árbitro en tod2.s las dificulta-
des .Y'~onf'ictos que se suscitaban ya ':ntre los prín-
cipes, ya entre los pueblos y su soberano; 2.° Que
los Papas no podían ni debían guardar silencio cuan-
do los principes se convertían en tiranos, o. cuando
los pueblos se desbordaban en escandalosos exce-
sos, y 3.(1 Que esta intervención la establecieron los
mismos reyes y emperadores católicJs, a fin de te-
ner en el Romano Pontífice un mediador y un ár-
bitro justo, caritativo e imparcial.
Lns Papas de la Edad Media eran como los Pa-
pas dc:odos los tiempos: defensores de la verda~
dera libertad contra todos los despotismos, protec-
- 62-
tores de la autoridad legitima contra todas la~.u-
cencias, fonciliadorës de la paz en tódas las guerras~,
y discord.iás. Luego esta intervención, lejos dese":,
periudici~l a la tranquilidad yal orden público de .
los Estados, fue de grande utilldad y contribuyó
eminentemente a conservar el equilibrio social y la
armonía entre los pueblos y SUS soberanos; y P?r
eso cuando algún príncipe católico oprimía a los
.pueblos con actos tiránicos,.lo reprendía con carl-:-
dad, y si ,a pesar de esto continuaba en sus opre-
siones y tiranías, entonces absolvía a los fieles del
juramentode fidelidad que babían~prestado al_prin-
clpêen mimbre dela -relig!6íL Y nada más Justo;
:pues es clluo que cuando 'las teyes dejan de ser
:tates para ~onvertirse en iniquidad y en despotismo,
',no obligan :ni pueden obligar en conciencia. Luego
todas estas:,objeciones no tienen valor alguno.
~e8c¢ióo cootra el progreso y la civilización
La 19lesia,-dicen sus contrarios, es enemiga. del
progreso y 'de la civilización..~.
Esta objeción es simplemente una proposición
:jaIsa, una mentira y una calumnia, porque bien sa-
ben los ene~igos de la Iglesia que el .desarrollo de
Jos principios y de la doctrina ensefiados por ella
conduce a Jos pueblos a la verdadera felicidad.
- 63-
en el sel1tido genuino, civilización es la perfec-
ción de la vida social entre los hombres, en el or-
den /TIoral, intelectual y material.
Progreso es el desar~ollÜ' y el adelanto armóni-
cos de las facultades morales, intelectuales y físicas
del hombre; de las artes, de las ciencias y de la
riqueza social, de modo que conduzca a los hom-
bres y a los plleblos a la mayor felicidad posible.
Dedúcese de aquí que la civilización comprende
tres ,~lementos: el moral, el intelectual y el material.
y del mismo modo el progreso abraza el desarrollo
y perfeccionamiento de estos mismos elementos, pero
de modo que en este desarrollo se guarde la subor-
dinadón de los elementos menos trascendentales y
menos p,:rfectos a los más trascendentales y más per-
fectos.
La Iglesia quiere y procura la civilización, pero
la civilización perfecta y completa; por eso sus cui-
dados 5e dirigen principal menté al perfeccionamien-
to mora', e intelectual de los hombres y de los pue-
blos.
Basta, para convencerse de esta verdad, conocer
los principioB enseñados por la Iglesia y desarrollar-
lOS hasta en sus últimas consecuencias; :r, por otra
parte, volver la vista pero sin pasión y sin preocu-
paciones al incontable número de sabios que ha pro-
ducido la Iglesia en todos los horizontes científicos.
-64-
, Por consiguiente, la civilización que la IglesIa
e.nselia y procura' e~ la única que puede condlJèir,
a los hombres y il los pueblo~ a su ve(d~d~ro per~'
'feccionamiepto ya la v~rdaderà-felicidad. Y at ~oh~
traria, esta', civilización materialista qúe' proclaman
los -enemigos de la Iglesia, lcjos de conducir a los
pueblos a la verdadera felicidad, no hace' otra cosa
,quesumirlos .en la anarquía y establecer como úni,'"
ea fundame~to del derecho la fuerza brúta;' resul-
tando de aquí los desórdenes y las guer~~s, porque
-descuida en' el desarrollo de la civilizaci6n el ele-
~ento moral -que, por una parte: es el más notable'
,-l,el' único que contiene il 10~JlOmbresy a los pue-
'fitosen .us ¡deberes mutuos'; Las desastrosas con-
's~uencias de esta pretendida civilización sin reli-,
gión y sin Qios nos las dan a conocer la revolución
:francesa, ese ¡monstruo llamado la Commune de Pa-
rís, y multitud de escandalosos desórdenes que re-
gistra la historia de las naciones que han querido
'gõbernarse sin religión y sin Dios.
Et Syllabus. ealndenaclón del IiberalitÁlo y de la•. lI&ertades
modernas
La Iglesiá, dicen sus enemigos, no está a la al-
:tl!r~de los tiempos modernos, se ha puesto en opa-
-síción con la¡sociedad contemporánea, se ha decla-
-65-
rado enemiga del liberalismo y de las libertades
modernas.
Antes de contestar esta objeción es bueno ob-
servar que la Iglesia no os enemiga de nadie; con-
dena si lo que es falso, lo que es vicioso y funes-
to al hombre.
Es verdad que la Iglesia ha condenado el libe-
ralismo, como se ve en la Encíclica Mirar; vos de
Gregario XVI y el Syllabus de Pío IX; pero es por-
que los pr:ncipios y la doctrina del liberalismo, en
lo que se refiere a Dios y a la religiÓn verdadera,
son evidentemente falsos, erróneos y contrarías a la
única verdadera religión y porque el desarrollo de
estos principios y de esta doctrina conduce al hom-
bre y a los pueblos a la negación de Dios y al des-
orden.
Veamo5, en efecto algunos de los principales prin-
cipios del liberalismo:
t.O El Estado es la única fuente de todos los de-
rechos. Este principio es evidentemente falso y le
niega a Dios sus derechos sobre el hombre y la so-
ciedad.
2.° Independencia absoluta de la razón humana,
o sea la libertad de conciencia en el sentido racio-
nalista. Según este principio, el hombre, dièen los
partidarios de aquel sistema, el hombre tiene dere-
I
-66-
cho de abrazar y seguir la religión que a bien ten-
ga, o. de no abrazar ninguna, y nadie tiene derecho
de imponerle al hombre una religión como obliga-
toria. Según queda demostrado, esta, proposición eS
errónea y absurda porque de ella se siguen conse-
cuencias contradictorias, le niega a Dios sus dere-
chos, es contraria a la doctrina de la Iglesia y su
desarrollo conduce al hombre al ateismo práctico.
3.0 El Estado no debe profesar religión ninguna,
pero debe .permitirlas todas, es decir, t3 libertad de
cultos.
La primera parte de esta proposición-. es eviden-
temente falsa y trae como consecuencia el ateísmo
politico. y es evidente, según queda ya demostra-
do, que Dios es Creador del hombre y también de
la sociedad civil; y los deberes morales adquieren
mayor importancia con la perfección de los entes
racionales, y la sociedad es más perfecta que el indi-
viduo, el Estado más perfecto que el hombre aislado
y por tanto los deberes para con Dios abrazan igual-
mente al hombre y a la sociedad civil, porque ésta, .
lo mismo que el hombre, depende de Dios en to- .
das sus perfeccioJl.es y asi es innegable que debe
haber relaciones morales entre ia sociedad, o sea el
Estado y Dios.
4.0 El Estado debe estar separado de la Iglesia
y~ésta del Estado, y el Estado, en su constitución
- 67-
y administración política, debe prescindir absoluta-
mente de toda relación con la Iglesia. También sue-
len proponer esta otra fórmula: La Iglesia libre y
el Estado libre; la Iglesia libre en el Estado libre;
este principio de la separación de la Iglesia y el Es-
tado es manifiestamente falso y rio significa otra CGsa
que la persecución sistemática del Estado contra la
Iglesia, como lo prueba de una manera incontesta-
ble la historia de las naciones y la historia de nues-
tra propia Patria. Además, esta separación no es po-
sible porque los súbditos de la Iglesia son los mis-
mos súbditos del Estado. El liberalismo defiende y
propaga igualmente la libertad absoluta de la pala-
bra yde la prensa. Y esta libertad, tal como la pro-
ponen los defensores del liberalismo, es absurda y
conduce a los hombres y a los pueblos al m,ís com-
pleto desorden. Efectivamente, la libertad es un de-
recho, todo derecho supone un deber correspondien-
te, y así, si Pedro tiene derecho a sus bienes, los
demás hombres tienen el deber de respetarle ese
derecho; de consi¡?;uiente, si un hombre tiene dere-
cho para decir o imprimir todo lo que quiera, los
demás hombres tienen el deber de respetarle ese
derecho, y según esta libertad, hay derecho para ca-
lumniar, difamar y pervertir, pero es claro que esto
no solamente no es un derecho sinQ que es un pe-
-68-
cado abominable y constituye un verdadero crimen.
Por otra parte, si se dice que el calumniado tiene
derecho a desmentir al calumniador, resultan enton-
ces dos derechos contradictorios y de consiguiente
la colisión real de derechos, y todo esto constitu-
ye un absurdo.
En cuanto a la libertad de -conciencia en el sen-
tido ra,cionalista ésta queda ya refutada en los ca-
pltulos anteriores.
Además, según lo han manifestado de una ma-
nera ¡nequlvoca los representanteS del liberalismo
en todos los paises, el liberalismo es el odio a la
. religión católica y la persecución contra la Iglesia;
y asi dice la Independencia belga: e El liberalismo
o es la gu~rra a la Iglesia o no es nada .... Ningu-
no puede ser a la vez liberal en polftica y católico
en religión". Luego, según lo que llevamos expuesto
hasta aqui, fácilmente se demuestra que el libera-
lismo ha sido justamente reprobado por la Iglesia,
porque es falso y aun absurdo en sus principios;
el desarrollo de sus princip¡o& y de su ducttina
conduce· a los hombres y a los pueblos al ateísmo
y a no conocer otra ley que la fuerza y por tanto
en gran manera pernicioso.
En cuanto a la libertad de cultos ya hemoslpro-
bado que ésta es falsa y absurda porque de ella
-69-
se s(~guiría que dos proposiciones contradictorias
son ambas verdaderas, es decir, se debe adorar a
Jesucristo y no se debe adorar a Jesucristo serían
dos proposiciones contradictorias que según esta li-
hertad dE' cultos serían ambas verdaderas.
Además, como queda dicho varias veces, sería
conceder iguales derechos a la verdad y al error
lo que es absurdo.
En cuanto a las otras libertades modernas: li-
bertad absoluta de la palabra, de la imprenta y de
la enseftanza son contrarios al derecho natural y a
la razón, porque si un hombre tiene derecho para
calumniar a otro y éste a su vez para desmentiria,
resulta de :lquí el más completo desorden moral.
Lo mismo puede decirse de la libertad de ense-
seftanza que sería la libertad y ci derecho de per-
vertir la juventud; luego con mucha razón las ha
reprobado la Iglesia. El Syllabus no es más que un
catálogo de proposiciones condenadas por la Iglesia,
por.ql.e son subversivas del orden moral, contrarias
a la razó;-¡ y enteramente opuestas a la verdadera
religi(Sn, eomo cualquiera puede verla consultando
este documento.
INDICE
Págs.
Nociones preliminares ... 5
CAPITULO I
Pruebas de la existencia de Dios
Articulo I 6
Artfculo II--Atributos divinos .................••. 8
CAPITULO II
Necesidad de la Religión
Articulo I .............•..•..................••. 9
Artículo ll--De la Religión revelada I I
PARTE PRIMERA
Demostración de la verdadera religión
CAPITULO I
Demos'raciÓn de la Religión Cristiana ,. 14
Articulo I-·Unidad de la verdadera religión 14
-72-
Articulo·lI---Pruebas 22
Artículo lII-Demostración completa de la verdad
de la Religión Cristiana 24
Articulo IV-Divinidad de la Religión Cristiana ~9
PARTE SEGUNDA
Demostración de la Religión Católica
CAPITULO I
Naturaleza, Constitución y caracteres de la Igle-
sia 33
ArUculo I~Naturaleza y Constitución de la Iglesia 33
Articulo lI-Caracteres de la Iglesia 34
Articulo III--Notas de la Iglesia 3(j
CAPITULO II
Articulo l-Poder y forma del Gobierno de la Igle-
sia 42
Articulo II~Objeciones contra la Iglesia -44

Más contenido relacionado

Similar a idoc.pub_apologetica-catolicapdf.pdf

Cinco Vias De Santo Tomas
Cinco Vias De Santo TomasCinco Vias De Santo Tomas
Cinco Vias De Santo Tomasgiulixitas
 
Creo para entender y entiendo para creer
Creo para entender y entiendo para creerCreo para entender y entiendo para creer
Creo para entender y entiendo para creerFélix Aravena
 
Leadbeater charles hombre visible e invisible
Leadbeater charles   hombre visible e invisibleLeadbeater charles   hombre visible e invisible
Leadbeater charles hombre visible e invisiblesantimonia
 
Las Pruebas de la Existencia de Dios
Las Pruebas de la Existencia de DiosLas Pruebas de la Existencia de Dios
Las Pruebas de la Existencia de DiosARMS2011
 
Catecismo de la realeza social de jesucristo padre phillippe
Catecismo de la realeza social de jesucristo   padre phillippeCatecismo de la realeza social de jesucristo   padre phillippe
Catecismo de la realeza social de jesucristo padre phillippeEduardoSebGut
 
Filosofía medieval y renacentista
Filosofía medieval y renacentistaFilosofía medieval y renacentista
Filosofía medieval y renacentistaIslape
 
El problema de la realidad y del ser
El problema de la realidad y del serEl problema de la realidad y del ser
El problema de la realidad y del serfilosofiaucv
 
El problema de la realidad y del ser(1)
El problema de la realidad y del ser(1)El problema de la realidad y del ser(1)
El problema de la realidad y del ser(1)filosofiaucv
 
Catecismo Gnostico
Catecismo GnosticoCatecismo Gnostico
Catecismo GnosticoJORGE BLANCO
 
La verdadera sabiduría
La verdadera sabiduríaLa verdadera sabiduría
La verdadera sabiduríaPedro Santos
 

Similar a idoc.pub_apologetica-catolicapdf.pdf (20)

Cinco Vias De Santo Tomas
Cinco Vias De Santo TomasCinco Vias De Santo Tomas
Cinco Vias De Santo Tomas
 
Creo para entender y entiendo para creer
Creo para entender y entiendo para creerCreo para entender y entiendo para creer
Creo para entender y entiendo para creer
 
Leadbeater charles hombre visible e invisible
Leadbeater charles   hombre visible e invisibleLeadbeater charles   hombre visible e invisible
Leadbeater charles hombre visible e invisible
 
Las Pruebas de la Existencia de Dios
Las Pruebas de la Existencia de DiosLas Pruebas de la Existencia de Dios
Las Pruebas de la Existencia de Dios
 
KARDEC ALLAN Obras Postumas
KARDEC ALLAN Obras PostumasKARDEC ALLAN Obras Postumas
KARDEC ALLAN Obras Postumas
 
DIOS EXISTE & ES CATÓLICO
DIOS EXISTE & ES CATÓLICODIOS EXISTE & ES CATÓLICO
DIOS EXISTE & ES CATÓLICO
 
Catecismo de la realeza social de jesucristo padre phillippe
Catecismo de la realeza social de jesucristo   padre phillippeCatecismo de la realeza social de jesucristo   padre phillippe
Catecismo de la realeza social de jesucristo padre phillippe
 
Filosofía medieval y renacentista
Filosofía medieval y renacentistaFilosofía medieval y renacentista
Filosofía medieval y renacentista
 
¿PUEDEN LOS DEMONIOS PREDECIR EL FUTURO?
¿PUEDEN LOS DEMONIOS PREDECIR EL FUTURO?¿PUEDEN LOS DEMONIOS PREDECIR EL FUTURO?
¿PUEDEN LOS DEMONIOS PREDECIR EL FUTURO?
 
05 Dios Existe
05 Dios Existe05 Dios Existe
05 Dios Existe
 
Exposición del cic para sexto
Exposición del cic para sextoExposición del cic para sexto
Exposición del cic para sexto
 
La ciencia demuestra la fe
La ciencia demuestra la feLa ciencia demuestra la fe
La ciencia demuestra la fe
 
El problema de la realidad y del ser
El problema de la realidad y del serEl problema de la realidad y del ser
El problema de la realidad y del ser
 
El problema de la realidad y del ser(1)
El problema de la realidad y del ser(1)El problema de la realidad y del ser(1)
El problema de la realidad y del ser(1)
 
Obras Póstumas
Obras PóstumasObras Póstumas
Obras Póstumas
 
Ley de evolución
Ley de evoluciónLey de evolución
Ley de evolución
 
Ley De EvolucióN
Ley De EvolucióNLey De EvolucióN
Ley De EvolucióN
 
Libro octavo
Libro octavoLibro octavo
Libro octavo
 
Catecismo Gnostico
Catecismo GnosticoCatecismo Gnostico
Catecismo Gnostico
 
La verdadera sabiduría
La verdadera sabiduríaLa verdadera sabiduría
La verdadera sabiduría
 

Último

Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024
Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024
Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024NicolleAndrade7
 
el uso de las TIC en la vida cotidiana.pptx
el uso de las TIC en la vida cotidiana.pptxel uso de las TIC en la vida cotidiana.pptx
el uso de las TIC en la vida cotidiana.pptx221112876
 
microsoft word manuales para todos tipos de estudiamte
microsoft word manuales para todos tipos de estudiamtemicrosoft word manuales para todos tipos de estudiamte
microsoft word manuales para todos tipos de estudiamte2024020140
 
De Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptx
De Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptxDe Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptx
De Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptxdoloresolmosantiago
 
Función del analizador léxico.pdf presentacion
Función del analizador léxico.pdf presentacionFunción del analizador léxico.pdf presentacion
Función del analizador léxico.pdf presentacionEmanuelMuoz11
 
presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...
presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...
presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...axelv9257
 
Chat GPT para la educación Latinoamerica
Chat GPT para la educación LatinoamericaChat GPT para la educación Latinoamerica
Chat GPT para la educación LatinoamericaEdwinGarca59
 
presentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdf
presentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdfpresentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdf
presentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdfaxelv9257
 
10°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-8
10°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-810°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-8
10°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-8antoniopalmieriluna
 
Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.
Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.
Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.241534381
 
BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).
BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).
BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).jcaballerosamayoa
 
¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdf
¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdf¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdf
¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdfjuan23xpx
 
AVANCES TECNOLOGICOS DEL SIGLO XXI. 10-08..pptx
AVANCES TECNOLOGICOS  DEL SIGLO XXI. 10-08..pptxAVANCES TECNOLOGICOS  DEL SIGLO XXI. 10-08..pptx
AVANCES TECNOLOGICOS DEL SIGLO XXI. 10-08..pptxdulcemonterroza
 
PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...
PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...
PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...dramosbrise1403
 
Imágenes digitales: Calidad de la información
Imágenes digitales: Calidad de la informaciónImágenes digitales: Calidad de la información
Imágenes digitales: Calidad de la informaciónUniversidad de Sonora
 
Navegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación
Navegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la ComunicaciónNavegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación
Navegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la ComunicaciónAntonia Yamilet Perez Palomares
 
herramientas web para estudiantes interesados en el tema
herramientas web para estudiantes interesados en el temaherramientas web para estudiantes interesados en el tema
herramientas web para estudiantes interesados en el temaJadeVilcscordova
 
Tipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptx
Tipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptxTipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptx
Tipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptxJOELGARCIA849853
 
Tarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptx
Tarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptxTarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptx
Tarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptxVICTORMANUELBEASAGUI
 
Introduccion-a-la-electronica-industrial.pptx
Introduccion-a-la-electronica-industrial.pptxIntroduccion-a-la-electronica-industrial.pptx
Introduccion-a-la-electronica-industrial.pptxcj12paz
 

Último (20)

Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024
Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024
Ejercicio 1 periodo 2 de Tecnología 2024
 
el uso de las TIC en la vida cotidiana.pptx
el uso de las TIC en la vida cotidiana.pptxel uso de las TIC en la vida cotidiana.pptx
el uso de las TIC en la vida cotidiana.pptx
 
microsoft word manuales para todos tipos de estudiamte
microsoft word manuales para todos tipos de estudiamtemicrosoft word manuales para todos tipos de estudiamte
microsoft word manuales para todos tipos de estudiamte
 
De Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptx
De Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptxDe Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptx
De Olmos Santiago_Dolores _ M1S3AI6.pptx
 
Función del analizador léxico.pdf presentacion
Función del analizador léxico.pdf presentacionFunción del analizador léxico.pdf presentacion
Función del analizador léxico.pdf presentacion
 
presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...
presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...
presentación del desensamble y ensamble del equipo de computo en base a las n...
 
Chat GPT para la educación Latinoamerica
Chat GPT para la educación LatinoamericaChat GPT para la educación Latinoamerica
Chat GPT para la educación Latinoamerica
 
presentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdf
presentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdfpresentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdf
presentacion_desamblado_de_una_computadora_base_a_las_normas_de_seguridad.pdf
 
10°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-8
10°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-810°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-8
10°8 - Avances tecnologicos del siglo XXI 10-8
 
Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.
Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.
Actividad 6/Las TIC en la Vida Cotidiana.
 
BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).
BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).
BUSCADORES DE INTERNET (Universidad de Sonora).
 
¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdf
¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdf¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdf
¡Ya basta! Sanidad Interior - Angela Kellenberger.pdf
 
AVANCES TECNOLOGICOS DEL SIGLO XXI. 10-08..pptx
AVANCES TECNOLOGICOS  DEL SIGLO XXI. 10-08..pptxAVANCES TECNOLOGICOS  DEL SIGLO XXI. 10-08..pptx
AVANCES TECNOLOGICOS DEL SIGLO XXI. 10-08..pptx
 
PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...
PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...
PRÁCTICA Nº 4: “Análisis de secuencias del ADN con el software BioEdit y uso ...
 
Imágenes digitales: Calidad de la información
Imágenes digitales: Calidad de la informaciónImágenes digitales: Calidad de la información
Imágenes digitales: Calidad de la información
 
Navegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación
Navegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la ComunicaciónNavegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación
Navegadores de internet - Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación
 
herramientas web para estudiantes interesados en el tema
herramientas web para estudiantes interesados en el temaherramientas web para estudiantes interesados en el tema
herramientas web para estudiantes interesados en el tema
 
Tipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptx
Tipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptxTipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptx
Tipos de Datos de Microsoft Access-JOEL GARCIA.pptx
 
Tarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptx
Tarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptxTarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptx
Tarea_sesion_15_Reportes Maestro - Detalle con el uso de AJAX.pptx
 
Introduccion-a-la-electronica-industrial.pptx
Introduccion-a-la-electronica-industrial.pptxIntroduccion-a-la-electronica-industrial.pptx
Introduccion-a-la-electronica-industrial.pptx
 

idoc.pub_apologetica-catolicapdf.pdf

  • 1. LECCIONES DE APOLOGÉTICA POR '. âOAQulN GÓMEZ OTERO Canónigo de la Catedral de Bogl>tá
  • 2. LECCIONES DE APOLOGÉTICA POR JOAQuíN GÓMEZ OTERO Canónigo de la Ca¡edral de Bogotá MCMXV1·IMP. DE LA CRUZADA - BOGOTÁ
  • 3. ADVERTENCIA Estas lecciones fueron dictadas en el Colegio d~ Nuestra Señora del Sagrado Corazón de jesús, y çolee- donadas por una de las señoritas alumnas. Si este mo- desUsimo trabajo merece la a,ceptaeión del público, se hará otra edición más completa y más correcta. EL AUTOR
  • 5. Apologética NOCIONES PRELIMINARES S,~ llama ApOLOGÉTICA la ciencia que trata de demostrar y defender la verdadera religión y la ver- dadera Iglesia de Nu~stro Señor Jesucristo. Por tanto, se dividirá este tratado en dos par- tes: la primera tratará de la' demostración de Ia verdadera religión, y la segunda de la v'~rdadera Iglesia. La. demostración de la verdaden religión tiene por objeto: 1.0 Confirmar en la verdad a los que la poseen y prevenirias contra los errores; 2.0 Condu- cir a la verdad a los que la ignoran y la buscan de buena fe, y 3.° Contestar a las objeciones de los impíos y defender la fe de sus ataques.
  • 6. -6- CAPITULO I En éste se darán algunas de las demostraciones con que se prueba la existencia de Dios. ARTíCULO I Dios es el Sér infinito que tiene la razón sufi- ciente de su existencia en su misma naturaleza y esencia; es, por tanto, absolutamente independiente de todo~ otro sér y es asimismo Eterno, Inmutable, Principio y Fin de todas las cosas . . Nô se puede dar una definición estricta de Dios por ser infinito; pero sí puede explicarse con algu- nas pafabras, más o menos precisas, su existencia, naturaleza y atributos. La existencia de Dios pue~e demostrarse por mu- chos principios que pueden servir de medios de de- mostración. Demuéstrase la existencia de Dios por la noción del movimiento. Todo lo que se mueve, es movido por -otro; esto es claro, PQrque el sér que está en reposo por lo mismo carece del acto del movimiento y sólo se halla - en potencia para él, y requiere por tanto otro prin- cipio distinto que Ig haga pasar de la potencia al acto del movimiento. No es posible suponer ni admi-
  • 7. -7- tir una serie infinita de motores y de móviles finitos, porque esta serie, de cualquier modo que se la su- ponga, es completamente absurda, pues en todo. caso resultaría un ente infinito limitado, lo que es con- tradictorio. Luego es necesario llegar a un primer motor absolutamente inmóvil que debe ser infinito, y éste es Dios. La existencia de Dios puede probarse también por la noción de causa y efecto. Todo lo que exis- te en el mundo ha sido producido y por tanto es efecto. Todo efecto supone causa; y C0l110 no es posible admitir una serie infinita de causas finitas por ser absurdo, luego es necesario admitir una causa primera de todas las causas, y ésta es Dios. En (') Universo se observa un orden admirable en las leyes y en [os agentes de la naturaleza y no puede suponerse que ese orden haya resultado al acaso, pues al contrario, este orden admirable su- pone un ordenador soberanamente inteligente, y este ordenador es Dios. Por el unánime asentimiento del Universo- To- dos los pueblos de la tierra, desd{: el principio del mundo hasta [a época presente, han considerado la existencia de Dios como una verdad innegable; y .. no es posible que la inmensa mayoría de los hom- bres, los filósofos, los físicos, [os astrónomos y, en
  • 8. -8- fin, ,todos los sabios se hayan equivocado y 'lue sólo tengan' ra.z6n los ateos que ordinariamente son ignorantes y que forman una inapreciable minada en la historia del universo. ARTIcULO II Atributos dlviDos Dios es absoluta y actualmente infinito, porque de lo èontrario no sería causa primera; no seria su- premo ordenador. Además, si fuera limitado sería limitado por otro, porque es claro que todo lo que . es limitado, lo es por otro ente. Siendo Dios infi- nito debe tener en virtud de su esencia todas las perfecciones, sin ninguna imperfecci6n. Dios es, pues, Uno y Unico, porque repugnan dos entes infinita- mente perfectos. Por la misma razón Dios es Inmu- table, Inmenso, Eterno, infinitamente Sabio e inteli- gente, Omnipotente, libre e independien,te de todo otro sér, infinitamente bueno y próvido. En fin, en Dios se halla la razón de toda perfección sin Iimi-: tación alguna.
  • 9. -9- CAPITULO" Necesidad de la Reli(lón ARTíCULO I Supuesta la existencia del hombre, la Religión es nece~aria y obligatoria de modo ineludible para todos los hombres. Esto se prueba por la naturaleza de Dios, del hombre y de la sociedad. Por la naturaleza de Dios ) del hombre Se llama religión el conjunto de las verdades y de los deberes por los cuales el hombre está uni- do con Dios. Dios por su naturaleza es Creador, Conservador, Supremo Señor y Fin de todas las cosas por ser causa primera, Ente supremo e infi- nitamente bueno. El hombre por su naturaleza depende de Dios, porque es su Creador, su causa inmediata; y sien- do el hombre inteligente y libre, no puede dejar Dios de exigir de él los deberes de fe, amor, obe- diencia y adoración. Luego, si el hombre quiere vi- vir conforme= a su naturaleza, debe cumplir todos estos deberes para con Dios.
  • 10. - 10- Por ·Ia naturaleza de la sociedad La sociedad es natural y necesaria al hombre y ésta no puede existir sin deberes mutuos, y sólo la religión puede ~xplicar acertadamente estos ~e- beres y sancionarlos de una manera eficaz. Pues sólo en Dios y en la religión se halla la razón su- ficiente de los deberes mutuos de los hombres; por- que sólo Dios es la autoridad suprema sobre todos los hombres y así, quitada de la sociedad la idea de Dios y de la religión, no quedaría otra razón ,S ..uficiente de los deberes y ?e. los derechos de los hombres que la fuerza brut~Por eso concluye Pla- tón: «Desfruye el fundamento de toda sociedad, el que intenta destruír la religión lO, Y Voltaire, el jefe de la impiedad moderna, dice: "Si el mundo hu- biera de ser gobernado por ateos, equivaldría a es- tar los hombres sometidos al imperio inmediato de seres infernales encarnizados sobre sus víctimas". También se prueba la necesidad de la religión por el asentimiento de todos los pueblos. Lo que todos los pueblos de la tierra han con- siderado siempre como verdad indiscutible, es ne- cesario y_fundado en la naturale.za,racional del hom- bre, y tál es la idea de la religión. Al efecto, la Historia Universal nos demuestra que los legisladores, los filósofos, los historiadores,
  • 11. -11- geógrafos y sabios de todo género afirman Unant- mem~nte esta necesidad de la religión. Dice Cice- rón: «Toda ciudad y pueblo tienen religión porque la naturaleza conoce a Dios y sabe adora rio; y no hay hombre alguno que carezca del conocimiento, de la ley que la prescribe» y Plutarco: ~Si reco- rres la tierra acaso encontrarás ciudades destituídas de muros, ignorantes en literatura y en leyes, acaso se echen de menos en ellas las casas suntuosas, y los grandes monumentos, quizá ha~,ta haya algunas que carE·zean del uso dc la monedé.; pero lIna ciu- dad o pueblo destituidos de templos, del conoci- miento de Dios, que no haga uso de oraciones, del juramento y que no ofrezca sacrificios ya para con- seguir bienes, ya para evitar l1la1c~;que éll11enaZan, nad'c la vio jamás», AlnlcuLO II De la Religión revelad!: El hombre con sólo el uso dc la razÓn puede conocer ,la posibilidad y la necesidad de la revela- ción divina, Porque asi como todo:.; los hombrcs sa- ben qU(~la ley natural sola no basta para todos los casos de la vida moral del 110mbn::y quI.: se nece- sita de la ley positiva, ya para determinar lo inde- terminado de la ley natural, ya para estahlecer 5an-
  • 12. - 12- dón suficieo.te, etc.; asi también la razón natural nos ensefia qùe la religión natural, por ser universal e indeterminada necesita de la ley positiva que deter- mine más los debere's, los explique con claridad, etc., ,y esto no puede hacerla sino Dios porque ningún hombre puede ser legislador para toda la humani- dad y mucho menos en las relaciones con Dios, luego la razón sola nos hace conocer la necesidad de la revelación. Se llama revelación la manifestación de una ver- dad hecha por Dios al hombre sobrenaturalmente y recibida por el hombre en virtud de la autoridad de Dios que la revela. La revelación es posible: primero de parte de Dios. No puede negarse a Dios las perfecciones que tienen los hombres; pero los hombrës pueden ser enseñados unos por otros, luego con mayor razón puede Dios enseñar a los hombres las verdades que ellos ignoran; pero la comunicación de las ideas es una perfección, que el hombre ha recibido de Dios, luego no puede carecer de ella. De parte del hombre Es evidente que el hombre puede recibir ense- fianza de otro hombre, luego también puede recibir- la de Dios que le ha dado la inteligencia y el len- guaje.
  • 13. - 13- Oe parte de 181 verdades mIsmas Porque toda verdad es susceptible de ser cono- cida por el sér inteligente, y el hombre ha recibido de Dios la inteligencia, que tiene por objeto propio la verdad. E~ posible la revelación de los misterios Se llama misterio una verdad superior al alcan- ce de la inteligencia humana. Pero estas verdades puede también conocerlas el hombre aunque no pueda comprenderlas y de- demostrarlas; y la experiencia nos enseña que, aun en el orden natural, hay muchas verdades que los hombres las conocen y que no las comprenden per- fectamente. Luego es posible la revelación tanto de las ver- dades naturales como de las sobrenaturales. La revelación es útil y necesaria al hombre para el conocimiento de la religión natural, y más para el conocimiento de la religión revelada. Porque es claro que es útil el conocimiento de todas las verdaçies, y principalmente de aquellas que son de grande importancia, y es también necesaria especialmente para el conocimiento perfecto de la religión, a fin de que conozca estas verdades de un modQ fácil, seguro y cierto, y sin peligro de error,
  • 14. Parte primera Demostración de la verdadera religión Trataremos en esta parte: 1.0 De la demostra- ción de la religión cristiana;2,o Demostración de la religión cat.ólica. CAPITULO I Demostración de la religión cristiana ARTICULO I Uuidad de la verdadera religión La verdadera religión necesariamente debe ser Una y Unica. 1.0 Porque Dios. es Uno y Unico y es Supremo legislador. 2.° La especie humana también es Una, de consiguiente las relaciones entre el hom- , ~re y Dios deben participar de esta misma unidad; -'3.° La vercfad es una y no puede estar en contra- dicción consigo misma i por tanto, no puede haber
  • 15. - 15- varias religiones verdaderas: Una debe ser verda- dera y 10das las demás falsas. Todos los hombres están obligados a investigar la vrrdadera religión y a abrazarla una vez conocida. Porque todos los hombres tienen el deber inprescindible de adorar y servir a Dios como a su Creador. y esto no puede haœrlo sino por medio de la única verdadera reli- gión que es la que Dios ha establecido como ley, luego están en el deber de conocerla y abrazarla. Síguese de lo dicho que el indiferentismo, la liber- tad de cultos y el tolerantismo son invenciones ab- surdas, porque es absurdo que el inferior seflale re- gIas al superior y más aún que el hombre se las senale a Dios. Por tanto, sólo Dios puede ser autor de la religión como ley universal; igualmente es ab- surdo que Dios, siendo la verdad misma, sea hon- rado con cultos contradictorios o con manifiestos errores. Para conocer una verdad de tan grande impor- tancia t;:omo es la verdadera religión, hay medios tanto intr[nsecos como extrínsecos al alcance de la razón humana. Los medios intrínsecos son: que la doctrina que se ensef'ia no sea evidentemente contraria a la ra- zón; que no tenga contradicciones; que sea digna de Dios; que sea apta y eficaz para conducir al
  • 16. hombre a su último fin y que el desarrollo de to- dos sus princjpios conduzca al hombre a su com- pleta perfección. Los extrínsecos son aquellos hechos externos, claros, fáciles de conocerse y sencillos, por los cuales puedan venir tod?s los hombres al conocimiento de la verdadera religión. Estos hechos son los milagros y las profecias. Milagros Milagro es un hecho superior a las fuerzas de la naturaleza creada. Los milagros pue.den ser de tres órdenes: Milagros de primer orden son aque- llos que de tal manera superan a la naturaleza, que ésta no puede hacer nada análogo, como la resu- rrección de si mismo, la glorificación del cuerpo hu- mano, etc. Los milagros de segundo orden son aquellos que ia naturaleza puede hacer algo análogo, pero no en el ,mismo sujeto. Ejemplo: la resurrección de un muerto. Los milagros de tercer orden son' aquell~s que la naturaleza puede hacer algo semejante, pero no del mismo modo, como es la curación repentina de una enfermedad grave. No deben confundirse los verdaderos milagros con los hechos meramente providenciales como el
  • 17. - 17- favorecerse un individuo en un peligro inminente; ni con los hechos angélicos como la traslad.)n de Habacuc é11 Lago de los Leones; ni con los hechos diabólicos I~omo la ascensión de Simón Mago. Los milagrc.s de cualquier orden que sea son posibles. Los milagr'Js consisten en producir un efecto sin los agentes naturales o impedir que lin agente na- tural produzca un efecto en determinadas circuns- tancias. Lo prmero es posible porque los agentes natu- rales han ~ecibido de Dios toda su actividad y ener- gía, luegc10 pueden carecer de ella; lO segundo es posible porque siendo Dios infinito es claro que puede imredir que una causa produzca un efecto en determinadas circunstancias. Por tanto, Dios puede producir ln efecto sin los agentes naturales y pue- de tar:1bién impedir, por la misma razón, que dichos agentes produzcan un efecto en determinadas cir- cunstancia.s; luego los milagros son posible,. Les milagros prueban de un macla incontrasta- ble la v'~rdad de la doctrina en cuya confirmación se hace. Esto (:s claro, porque según lo dicho antes, Dios es causa única y exclusiva de los milagros y no es posible que realice estos hechos sobrenaturales/para confirmar una doctrina falsa. Luego si hay una re-
  • 18. - 18- 1igión que tiene milagros en su favor, ésta será la- única verdadera. Profecias Profecía es el concimiento y anuncio cierto de un acontecimiento futuro que no puede preveerse en las causas naturales. Que la profecía es posible se deduce claramen- te de la perfección infinita de Dios; pues que sien- do infinitamente inteligente y sabio, s6lo EL puede conocer esos acontecimientos, pero éstos puede re- velárselos al hombre; luego la profecía es posible. Sólo Dios puede ser autor de las profecías; por- que sólo el entendimiento de Dios en cuanto infi- nito, puede conocer con un solo acto lo presente y lo futuro, lo que depende de su voluntad soberana y lo que depende de la voluntad del hombre; y para el conocimiento y anuncio de los hechos que son objeto de las profecías, se requiere entendimien- to infinito, luego _iólo Dios puede ser autor de la pro- fecía. Siguese de aquí: 1.0 Que las profecías son pruebas incontestables de la doctrina en cuya con- firmación se hacen; 2.0 Que si hay una religión que tiene profecías en su favor, ésta será la única ver- dadera. En estos medios de demostración se supone conocidas y demostradas ciertas verdades fundamen- tales que son medios para conocer otras verdades.
  • 19. -19 - Estos son en primer lugar los criterios, en se- gundo lugar la certeza, la evidencia, la existencia objetiva de los cuerpos, la existencia de Dios, su perfecci(jl1, la libertad humana, la espiritualidád e inmortalidad del alma. Criteriol' Criterios son los medios de que nos valemos para conocer la verdad. 50'1 acho, a saber: 1,° Crltaio de los sentidos externvs Son las cinco facultades orgánicas de q¡,e nos servimos para conocer los cuerpos y las propieda- des corp" rns; son: la vista, el oido, el olfato, el gusto y el tacto. 2.° Cri/erio de la intelir..l!ncía (o r;:¡zón natural). Es la f?cultad espiritual por la cual conocel'1()S las verdades primitivas y necesarias. 3.° Criterio de la conciencia. Es la facultad espiritual por la cJal conocemos nuestras (¡fecciones espirituales presentes y nuestro propio sé(. 4." Criterio de la memoria, Es la facultad por la cual conservamos el cono- cimiento de nuestras afecciones pasada~ y las re- cordamos en cuanto pasadas.
  • 20. -20- 5.° Raciocinio. Es el criterio por el cual deducimos de princi- pios universales conclusiones particulares. '6.0 Inducción. Es el criterio por el cual llegamos al conocimien- to de las leyes de la naturaleza por la observación de los fenómenos y de los hechos. 7.° Autoridad divina. Es el criterio por el cual asentimos. a las verda- des reveladas por Dios . . 8.° Autoridad humana. Es el criterio por el cual asentimos a las verda- des que nos ensefian los demás hombres. Certeza Certeza es la firme adhesión de la mente a la verdad conocida. La certeza es un estado del enten- dimiento, y por tanto es subjetiva; pero tiene por objeto la verdad y ésta es objetiva. Evldetlci. La evidencia es la claridad de la verdad, que arrebata el asentimiento de la mente. Es propiedad de 'Ia ver~ad, y por tanto es objetiv'a; pero la per- cepción de la evidencia es subjetiva.
  • 21. - 21 - Existencia objetiva de los cuerpos Es ésta Ulla verdad tan clara quc el negaria se- ría ridículo. La existencia ùe Dios y su perfección infinita se demuestra en otro lugar. La Providencia divina es la acci(¡r por la cual Dios conserva y dirige las criaturas a su fjn Que existe la Providencia es lína verdad m'lY clara, su- puesto como se dijo ya, que Dios es Creador y Or- denador del universo; y la acción de 'la Pro'¡iden- cia es una consecuencia necesaria de estm, atri- butos. Libertad humana Libertacl es la facultad de hacer el Jién pc·r elec- ción. La libertad se divide: en libertad de contradic- ción, que es la facultad de elegir entre cosas con- tradictorias. por ejemplo: estudiar o no estudiar; andar o no andar. La de contrariedad es la facultad de elegir en- tre cosas contrarias, por ejemplo: andar o estarse quieto, comer o ayunar; y la de especificación es la de ~legir entre cosas distintas, pOI ejemplo: es- tudiar Geografía o Botánica. Para que haya verdadera libertad se requiere la inteligencia,
  • 22. -22- El poder pecar no es de la naturaleza de la li- bertad sino una consecuencia del libre albedrío. Este es la facultad por la cual el hombre es dueño de sus actos; y asi cuando obra el mal no es en uso de la libertad, porque ésta es una perfección y un derecho, y como tal no puede tener por término lo que es esencialmente malo. 'La' espiritualidad e in- mortalidad del alma se hallan perfectamente demos- t.radas en psicología. ARTíCULO II Antes de exponer la demostración completa de la religión cristiana, debe advertirse que hay tres géneros .de pruebas: una indirecta, otra directá pero sumaria, y otra directa y completa. La prueba indirecta consiste en la referencia a los doctores y a sus obras; porque la demostración perfecta de las verdades de la religión requiere es- tudios especiales que no están al alcance de todos los fieles; y así éstos, al discutir con un adversa- rio, pueden formular esta prueba del modo siguien- te: «Yo e~toy cierto de las verdades de la religión que la Iglesia nos enseña, pero no puedo demos- trarIas convenientemente porque para esto se re- quieren conocimientos profundos que yo no poseo,
  • 23. -23- pero puede usted ocurrir a los doctores o a las obras especiales que tratan de esta demostración ~. Este modo de probar lo usan no sólo loshom- bres de pocos conocimientos, sino también los sa- bios. Así: el médico se refiere al jurisconsulto, éste al in:~eni';ro o al astrónomo, éste al morabsta, etc. La prueba directa pero sumaria Se funda en el hecho de la Resurrección de Nues- tro Señor Jesucristo y se formula así: Si Nuestro Señor Jesucristo ha resucitado, su doctrina es divi· na; 'Jero es verdad que Nuestro Señor Jesucristo resucitó; luego su doctrina es divina. El anteceden- te dI; este argumento es claro y evidente; pues si Dios ha obrado un milagro tan notable no puede ser :3ino en confirmación de una ley y de una doc- trinô. establecida por El..:mismo. La menor de este argumento está probada pe- rent'Jriamcnte por el testimonio de muchos millones de testil~oS de todas edades y condiciones, entre éstos se cuentan los mártires, los sabios que ha habido en la Iglesia, muchos enemigos encarnizados de la religión como los judíos, muchos paganos como Celso, Porfirio y Hierocles, etc.; luego la religión establecida por Nuestro Señor Jesucristo es la única verdadera.
  • 24. -2,4- ARTICULO III Demostración completa de la verdad de la religlón cristiana Para establecer esta demostración completa va- mos primero a probar la autenticidad, integridad y veracidad de los libros del Nuevo Testamento. Se llama auténtico un libro si es realmente del autor a quien se atribuye o si realmente es de la época en que se supone escrito. Es íntegro sí ha llegado hasta nosotros como lo escribió su autor y sin alteración sustancial. Es veraz si narra hechos que realmente exis- tieron. Los Iibrvs del Nuevo Testamento son auténticos Para probar la autentícidad de un libro hístóri- ea se requieren caracteres intrínsecos y pruebas ex- trfnsecas. Los caracteres intrínsecos son los siguien- tes: unidad de estilo, sencillez en la narración, modera- ción en el estilo del autor, en fin, que no contenga nota alguna por la cual pueda juzgarse justamente por supuesta. Las pruebas extrlnsecas son las siguientes: el testimonio de los autores contemporáneos, la com- paración de dicho libro con otro& escritos contem- poráneos V además la comparación de los ejempla-
  • 25. - 25- res modernos con los antig.1os, la gran difusión del libro por la cual se vea que es tenido COlTI'J autén- tico. Los libros del Nuevo Testamento reún¡-'¡ en su favor estos caracteres y estas pruebas con LInaper- fecciéon que no alcanza ningún otro libro histórico; efectivamente: en los libros del Núevo Testamento se observa una gran sencillez en la narración, gran moderación y modestia en sus autores, en ellos no se halla nada de ampuloso ni artificioso; están per- fectamente conformes con la Histona, la Geografía, la Estadistica y las costumbres de aquel ·¡jempo, y una perfecta unidad de estilo en cada uno de esos libros. La autenticidad de estos libros se prueba tamOién por las siguientes razones: l." ni los judias, ni los paganos acusaron a los autore5 de estos li- bros. de impostura, ni mentira, y tampoco negaron que fueran de los autores cuyo nombre llevaban, y es claro que si estos libros hubieran sido supuestos, los judíos y los paganos, enemigos aCr~rrimos de los cristianos, se lo hubieran echado en cara; 2.° Por los testimonios de todos los cristianos, de los herejes de los primeros tiempos y aun de los filó- sofos paganos. Estos hechos se hallan perfectamen- te comprobados por la historia. 3.° Por la imposi- bilidad de la suposición. En los primeros siglos de
  • 26. - 36 -- la Iglesia fue imposible la suposición pórque, o la hubieran hecho los cristianos, o los judíos, o los pa- ganos. No los primeros porque los judíos y los pa- ganos los hubieran acusado de impostura; y no los judíos ni los paganos porque los cristianos hubie- ran reclamado. En los siglos que han transcurrido hasta la época presente, es también imposible esta suposición, ya por la gran difusión de los ejemplares lo que hacía imposible la suposición, ya también por la misma razón anterior; si lo hubieran hecho los católicos hu- bieran reclamado los herejes que ha habido en to- dos los tiempos, y sí lo hubieran hecho éstos los católicos hubieran reclamado; luego los libros del Nuevo Testamento son auténticos. Los libros del Nuevo Telltamento son Integros La alteración de un libro, y de la importancia de éste, ~s un hecho histórico que debe probarse históricamente, y en ningún tiempo se ha probado que estos libros hayan sido alterados, y por el con- trarío se prueba directamente su integridad: 1.0 En la narración de estos ·libros no se halla nada en contradicción con el texto primitivo; 2.° La doctri- na y los hechos que se hallan hoy en el Evangelio, se hallan también en los escritores de los primeros
  • 27. - 27- si~()s; 3." Los Evangelios, tales como se citan hoy, se hallan citados por los primeros Padres de la Igle- sia y el texto del Evangelio como actualmer·te exis- te está conforme con los manuscristos más antiguos, y 4.0 Por otra parte la gran difusión de l~stos li- bros y 1;1 lucha entre católicos y herejes hacen im- posible la intcrpolación o mutilación de estos libros. Luego los libros del Nuevo Testamento se han con- servado íntegros. L(I~ libros del Nuevo Testamento Hon veraces '," Es veraz un libro si su autor no ha sido en- gañado, no ha querido engañar y no ha podido en- gañar aunque hubiera querido. Los escritores del Nuevo Testamento no han sid.) ellgañados porque narran hechos pÚblicos, de grande importancia, de fácil conocimiento y ajenos J Jas pasiones. Por otra parte lo:; autor~s son va- rios y fueron testigos oculares o contemporáneos. No quisieron engañar porque eran hombres pro- bas; no se halla en Ja narración ningún vestigio de engaño ni voluntad de engañar; y al contrarío la na- rración es sumamente sencilla y modesta; y por otra parte ningún provecho podian recibir de!. engafto, y, en fill, padecieron tormentos y la muerte misma por defender la verdad de 10 que escribieron.
  • 28. -28- No pudieron engañar aunque hubiesen querido: Le Porque los judíos y los paganos hubieran recla- mado; 2.0 Por el testimonio de todos los escritores cristianos, de los judíos y paganos convertidos y de muchos escritores profanos; 3.0 Por los absurdos que se seguirían, pues sería preciso admitir que unos pescadores pobres e ignorantes, hubieran forjado una doctrina tan sublime, tan pura, y al mismo tiempo tan profundamente sabia que hace exclamar a Rou- 'sseau (uno de los más notables jefes de ia impie- dad moderna.) «Confieso ingenuamente que la maj~~- tad de las escrituras me llena de asombro,. la santidad del Evangelio me habla al corazón. Ved los libros de los filósofos, con toda su pom- pa qué pequeños son comparados con éstos. ¿Se podrá por ventura que un libro tan sublime y a ,la vez tan sencillo sea obra de los hombres? ¿Será posible acaso qlLe el personaje cuya historia se narra en ellos no sea más que un hombre? Acaso se encuentra en esóS libros el tono y el estilo de un apa- sionado o de un ambicioso sectario? Qué dulzura,. qué pureza en sus palabras y en sus costumbres, qué agradable atractivo en sus ins- t,;ucciones, qué elevación. en sus máximas, qué pro- funda sabidurla en sus discursos, qué presencia de alma, q~é cultura, qué justicia en sus respuestas y qué imperio sobre las pasiones.
  • 29. -29- ,~Dóllde está el hombre que asi sabe obrar, pade- cer y morir sin debilidad y sin ostentación? Cuando Plafón pinta su ¡usto illlo¡zirwrio, lleno de los oprobios del erimen y digrlO sill embargo de todos lJs premios de la virtud; pirda raS,L'Oa rasgo el iesucristo .. esta seme¡anza es tall notable que to- dos los Padres de la Iglesia lJ harl estim,1do así. Qu,: preocupación y qué ceguedaJ sería comparar al lliio de Sofronisca con el hijo de Maria; qué in· mensa dist'lncia entre U/1O y otro, Sócrahs muriendo sin dolor, sin ignomínia y saster.édo -SllalJemente por sus amigos, si esta /fluerte fácil honró su vida, se podría dudar de si Sócrates, con tadaw elevación de ar,nu, fia fue más que url soji'ita ..., La muerte de Sócrates filosofando tranquilamente con SlLS amigos e:; la más suave que se puede desear; la de !esús expirll(ldo en los tormentos, infuriado, éurlodo y mal- decido por todo un pueblo es la más horrible que ¡;uede tenerse. jesús elZ medio de un suplicio tan es- pantoso, ruega a Dios por sus verdugos. Si la vida JI la muerte de Sócrútes son de un sabia, la vida y la muerte de /esLÍs son la de un Dios. ARTICULO IV La divinidad de la religión cristiana se prueba por los mila~ros y por las profecías, por su propa- gación admirable y su actual existencia.
  • 30. -30- 1.0 Por [os milagros. Los Evangelistas, testigos dignos de fe, como queda ya probado, refierea que Nuestro Senor Je- sucristo "hizo muchos milagros, que éstos fueron he- chos realmente sobrenaturales y que los hizo para probar la divinidad de su doctrina. En .los Evangelios se refiere que Nuestro Sefíor .Jesucristo resucitó muchos muertos, devolvió la vista a ciegos de nacimiento y curó toda 'clase de enfer- medades con sólo el poder de su palabra. Estos he- chos fueron verdaderos milagros porque no estaban al alcance de la naturaleza creada. Con ellos probó Nuestro Sel'l.orJesucristo ~ doc- trina y por eso dijo: (San Juan V, 36). «Las obras que yo he hecho dan testimonio de mí porque mi Padre me ha enviado" y en otra parte (IV, 10) dice: «Si no queréis creerme a mí, creed a mis obras». Los Apóstoles vieron estos milagros como una demostración clara de las verdades que Nuestro Se- fíor Jesucristo enseñaba. Los fariseos mismos no pu- dieron negar la realidad de estos milagros y así de- cían: «Qué hacemos que este hombre hace muchas obras admirables?» Luego la doctrina de Nuestro Sefior Jesucristo fue comprobada con milagros; y s6lo Dios es autor de los milagros, .Y es imposible que los haga en
  • 31. - 31 - confirmación de una doctrina que no fuera verda- dera; luego la doctrina de Nuestro Sefior Jesucristo es divina. 2..) Por las profecías. R~fieren los Evangelistas que Nuestro Senor Je· sucri:;to hizo muchas profecias para comprobar la divinidad de su doctrina; la destrucèión de Jerusa- lén y del templo, la dispersión del pueblo judío y la p','opagación admirable del Evangelio, elC. Además, en Nuestro Señor Jesucristo se cumplie- ron las profecias hechas muchos siglo'3 antes de Isaías, Jeremia~, Ezequiel, Daniel y todos los profetas meno- res. Sólo Dios es autor de las profecías, y como que- da probado, la religión cristiana tiene en su favor I11w;has profecías, como prueba de su divinidad; y como no es posible que Dios haga estos prodigios en comprobación de una doctrina que no sea auto- rizada por EL; luego la religion cristiana es divina. 3.° Por su propagación admirable. Esto lo atestigua la historia, y la propagación de una religión tan santa, tan elevada y tan severa en sus preceptos no puede ser obra de los hom- bres; porque por ella debía abolirse la idolatría y el judaísmo; por otra parte las pasiones se desen- frenaban contra ella y los que la propagaron tuvie- ron que sufrir el martirio, y sin embargo decía Ter-
  • 32. - 32-' tuliahO: "Somos de ayer y todo lo hemos llenado: ciudades, islas, castillos, municipios, el senado, los cAmpamentos, el foro; os hemos dejado solos vues· tros templos. 4.° Por su actual existencia. Pues es claro que si las grandes obras de los hombres, las' instituciones sabias, las Repúblicas me- jor ordenadas han desaparecido..a pesar de los más eficaces esfuerzos para conservarias, la Iglesia que ha sido perseguida desde su principio habría des- aparecido indudablemente si fuera obra humana; y al contrario, se conserva -en toda su integridad.
  • 33. Parte segunda Demostración de la Religión católica La religión católica es la única verdadera y por tanto todos los hombres están obligados a investi- garia y a abrazarla una. vez conocida. Nuestro Se- fior Jesucristo estableció una religión Única, verda- dera, obligatoria a todos los hombres y para esto fundó la Iglesia católica, es decir universal. CAPITULO I Ell eSI:e capitulo trataremos: 1.0 De la naturale- za y constitución de la Iglesia; 2.0 Caracteres de la verdadcrél Iglesia. y 3.ù Que la Igl·~sia romana es la única que tiene esos caracteres de la v'~rdadera- IgleSia. ARTíCULO I Naturaleza y constitución de la l¡tlesia La 1¡,lesia es congregación de hombres unidos entre sí por la profesión de una misma f¡,~, la par- 3
  • 34. -34- ticipación de unos mismos sacramentos y bajo el régimen de legitimos pastores, principalmente/,del Romano, Pontífice. La Iglesia es una sociedad perfecta. Socie(1ad perfecta es: reunión de hombres que se proponen conseguir un mismo fin, por unos mis- mos medios, con unión moral entre ellos e inde- pendiente de cualquiera otra. La Iglesia reúne estas condiciones, según la definiCión anterior, luego es' sociedad perfecta. En la Iglesia debe haber necesariamente un jefe supremo que sea juez de las controversias en ma- teria de fe. Esta autoridad SUprema debe ser b~n conocida, dara, al alcance de todos e infalible, por-' que de lo contrario la mayor parte de los fieles • care£erí~n 'del conocimiento de la Suprema Autori- dad, habría lugar a dudas que no se podría des- vanecer sí no tuviera estas cualidades. ARTICULO Il Caracteres de la Iglesia ,La verdadera Igl~ia de Nuestro Senor Jesucris- to debe tener cualidades relevantes y claras por las cuales deba distinguirse de las religione,s falsas; y 'Nuestro Senor Jesucristo la dotó, efectivamente, de estas cualidades ri caracteres.
  • 35. - 35- Estos 50'.1: unidad, santidad, catolicidad y apos- tolicidad. La verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucris- to debe ser una en sí misma, en la fe, en lCos sa- cramentos, ell el régimen, cte. Como la Iglesia fue instituída por Nuestro Se- ñor Jes·JCrif.to como depositaria de la única verda- dera religiÓn, es claro que debe ser una y la mis- ma para todos los fieles en la fe, en los sacramen- . tos, en el régimen, etc. Nu{:stro Señor Jesucristo la dotó de esta unidad y por eso dijo (segÚn nos lo enseña San ."vateo, San Juan y los otros evangelistas): que establece- ria un solo rebaño y un solo pastor, y siempre que habl<! de lé; Iglesia que iba a fundar la designÓ como Una y Unica. Debe ser santa porque es claro que, teniendo por objetc- conducir a los hombres a la santidad, debe :~er santa en sí misma y en su doctrina, lo que const'tuye la santidad activa; y ('¡ebe tener san- tos en su seno, lo que constituye la santidad pasi- va. Nuestro Señor Jesucristo, según muchos testi- monios d·~ los evangelistas, la dotó efectivamente de esta santidad. Por otra parte, siendo su fundador el santo por excelencia, la Iglesia debe ser santa. Debe ser católica, es decir, universal.
  • 36. -36- Porque es claro que Nuestro Señor Jesucristo eST tableció una sola religión par~ todos los hombi'~ y por tanto debe ser universal; y por e~o dijo a sus Apóstoles: «Id y ensefíaq a todas las nacio~ nes, etc.lo Debe ser apostó)ica, es decir, que debe haber sido propagada parlas Apóstoles y debe conser- varse como ellos la establecieron, y su doctrina la que ellos ensefiaron; porque N~estro Senor Jesu- cristo designó·a los Apóstoles como únicos propa- gadores de su doctrina y por eso dijo: «El que a vosotros oye a mí me oye"el que a vosotros des- precia a mí me desprecía». Estos son los cuatro caracteres o cualidades ma- nifiestas y claras por las cuales se puede co!,ocer y se conoce de hecho la verdadera Iglesia de Nues- tro Señor Jesucristo y por tanto la religión única verdadera. ARTICULO III L1ámanse notas los caracteres o cualidades cph que Nuest~o Señor Jesucristo· dotó a la verdadera Iglesia en cuanto éstos se hallan reunidos en la Igle- sia romana. La Iglesia romana gobernada por el Sumo Pon- tifiee, es lai única que reúne en si los caracteres que NuestrQ Sefior Jesucristo imprimió asu Iglesi3;.
  • 37. - 37- La Iglesia romana y sólo ella posee la verda- dera unidad de fe, de sacramentos y de régimen. Unidad de fe La Iglesia romana, desde San Pedro hasta el ac- tual Pontífice Benedicto XV, ha enseñado siempre la misma doctrina establecida por Nuestro SenOTJesu- cristo y esa misma es la que profesan y han pr,~fesa- do siempre todos los fieles en el mundo entero. Esto lo comprueba perfectamente la Historia. Unidad de sacramentos y de cultu En todo el mundo partici.pan los fieles católicos de unos mismos sacramentos con la misma mate- -ria, la misma forma y el mismo rito. Y estos sa- cramentos que fueron todos instituído~ por Nuestro Señor Jesucristo los ha conservado la Iglesia desde su institución hasta hoy, sin variacióp alguna, como lo atestiguan los monumentos históricos y aun el testimonio de los enemigos de la Igksia. Unidad de régimen Desde San Pedro hasta el actual Pontífice la 19lesi~. se ha gobernado siempre del mismo modo; y los fiele-s católicos siimpre han prestado invaria- blemente la misma obediencia a las leyes de la Igle-
  • 38. -38- sia, y la unidad de régimén de la Iglesia católica que observamos hoy en el mundo la han conser- vado invariablemente desde su fundación hasta el presente. Lo mismo puede decirse del culto con que la Iglesia romana honra y ha honrado a Dios en todos los siglos. Luego la Iglesia romana posee la unidad de fe, de sacramentos y de culto. La Iglesia romana es santa y es la única que posee la santidad de la doctrina, lo que constituye .Ia santidad activa; y es también la única que ha tenido y tiene santos en su seno, lo que constitl- ye la santidad pasiva. ta doCtrina ensenada pOTla Iglesia romana es verdaderamente santa: 1.0 Porque esta doctrina es .la misma que ensefiá Nuestro Se- flor Jesucristo, el Santo por excelencia, y la Iglesia !JO ha variado, como puede comprobarse por la His- toria, y 2,° Porque la doctrina enseñada por la Igle- sia romana, desarrollada en todas sus consecuencias, conduce directamente a la santidad. En cuanto a la santidad -'pasiva, la historia se encarga de ~emostrar de modo incontestable que la Iglesia ha tenido y tiene actualmente santos de to- das edades y condiciones. L.uego la Iglesia romana y sólo ella 'posee la santida.d activa y la santidad pasiva.
  • 39. - 39- La IgIe;;ia romana y sólo ella es verdaderamen- te cat6lica, es decir, universal. Para que sea universal una doctnna se requie- re la identidad sustancial y absoluta de ésta para todos los lugares y personas de toda condición; de lo contrario, no sería la misma doctrina para todos los 11Ombles, en lo que consiste la verdadera uni- versalidad. La Iglesia romana es la única que posee esta universalidad. La catolicidad podemos dividiria en catolicidad de derecho y catolicidad de hecho. La primera con- siste en la aptitud de la doctrina de la Iglesia para ser profesada y seguida en todos los tiempos y lu- gares por todos los hombres de toda.s edades y con- diciones, y también que todos los hombres de to- das las épocas hayan profesado y profesen esa mis- ma doctrina y que sea apta para conducirlos a todos a su último fin. La segunda consisté en qu;~ la doc- trina de la Iglesia se haya extendido efectivamen- te por toda la tierra y que en toda ella se hallen fieles que profesen esta misma doctrina. Sentados estc.s antecedentes, vamos a probat que la Iglesia rorr ana y sólo ella posee la verdadera catolicidad. I.o Catolicidad de derecho La doctrina enseñada por la Iglesia romana, aun- qUI~ sublime y severa, es, sin embargo, tan fácil y
  • 40. -40-- sencilla que pueden conocerla y practicarla perfec- tamente hasta los más ignorantes; y desarroliada hasta en sus últimas conseêuencias,conduce aIos hombres a.la santidad y portanto a su último fin; lo que no podría afirmarse de ninguna otra doc- trina. Z.o Catolic:ldad de buho Este es un hecho histórico, y la historia nos atestigua que en todos los países dé la tierra se hallan hijos obedientes a la Iglesia católica, que pro- fesan su doctrina y obedecen fielmente a sus man- damientos. La estadfstica moderna comprueba que ..se hallan es:parcidos en ~odos los paIses de la tie- rra cerca de' 450,000.000. APllstollcicl" La 19lesià romana es la única que profesa y en- sena la doctrina que profesaron y ensefiaron los Apóstoles. En .efecto¡ si recorremos la historia de la Iglesia. desde el tiempo presente hasta el tiempo de los Apóstoles, hallamos que la doctrina ensenada y pro- pagada por los Apostoles es la que ha ensenado siempre y ensena hoy la Iglesia romana. En ella ha habido una serie no interrumpida de ../ ... Pontifiees desde San Pedro hasta Benedicto XV, y
  • 41. - 41- ellos han enseñado siempre sin alterar en lo más mí- nimo la doctrina ensef'lada pûr los ApóstoJes, comO lo prueban las Encíclicas y demás documentos en que los f~omanos Pontífices han enseñado siempre esta misma doctrina. Ig;ualmente son pruebas de esta verdad los Con- cilio~, Ecuménicos, en los cuales se halla siempre. consignada la doctrina que enseñaron los Após- toles. Las ~;ectas protestantes no pueden alegar ningu- na de estas notas en su favor: 1.0 Por carecer de unidad; 2.0 Porque el desarrollo de la doctrina en- señada por estas sectas, lejos de cO~lducir a la san- tidad, aparta a los hombres del verdadero culto de- bido a Nuestro Señor Jesucristo; 3.° Porque éstas no poseen la catolicídad, pues aunque se hallen bas- tante extendidas en el mundo, no enseñan la mis- ma doctrina para todos los hombres, y por tanto no es universal; 4.° Porque la doctrina de estas sectas no se Óeriva de la ensefianza de los Apóstoles sino de los;::aprichos de un religioso apóstata llamado Lutero que existió hace pocos siglos. Luego la Iglesia romana es la única que posee estas cuatro notas y por tanto es la única verda- dera.
  • 42. -42 - CAPITULO II En éste se tratará: 1.0 Del poder, de la Iglesia y forma del gobierno de la Iglesia, y 2.0 De las principales objeciones que se bacen contra la Iglesia. ARTICULO I La Iglesia católica fundada par Nuestro Sefior Jesucristo fue anunciada por los profetas del Anti- guo Testamento, muchos siglos antes de su esta- blecimiento.Fue, además, anunciada también por rn~dio de figuras tanto en el Antiguo como en el Núevo Testamento;, y Nuestro Senor Jesucristo la representó tambi,én'por medio de parábolas. Las figuras de la Iglesia en el Antiguo Testa- mento son: El paraíso terrestre, en que estaba plan- tado el árbol, de la vida; Eva, esposa del primer hombre, lIam~da madre de' los hombres; el arca de Noe, fuera de la cual nadie se. salvó del diluvio; el pueblo de I$rael, llamado pueblo de Dios; el Ta- bernáculo dela Alianza, la tierra prometida, la mon- ,tafla de S1óny el templo de Salomón. Las figuras con que se representa la Iglesia en el Nuevo Testamento son: La barca de San Pedra, :la pesca milagrosa, la túnica inconsútil de Nuestro 'Senor Jesucristo y por último la. persona misma de NuestroSefiol' Jesucristo.
  • 43. - 43- Las parábolas con que se representa a la Igle- sia S'Jn: Las bodas reales, el gran banquete, las redes para pescar en el mar, el rebaño y el redil del buen pastor, el campo, la viñé. y el I~rano de mostaza. Gobierno de la 1¡{lcsia La Iglesia es sociedad docente tal como la ins- tituyó nuestro Señor Jesucristo y por eso dijo a los Apóstoles: « Id y enseñad a todas las naciones". Además de este poder de enseñar tiene la Iglesia la pote~.tad de ordenar; ella es la única que tiene el poder de consagrar y ordenar ministros de la única religión verdadera; es decir: de consagrar Obispos, sacerdotes, diáconos, subdiáconos y cléri- go~,. También tiene la Iglesia la potestad de juris- dicción; en virtud de ésta la Iglesia tiene todos los poderes de sociedad perfecta, a saber: poder legis- lativo, judicial y coactivo. El poder legislativo lo ejerce el Romano Pontífice en toda la Iglesia, tam- bién lo acompaffan en este poder los Obispos reu- nidos en Concilio Ecuménico y bajo la presidencia del Romano Pontífice; y los Obispos;egislan en sus respectivas Diócesis. El . poder judicial lo ejerce para toda la Iglesia el Ro:nano Pontífice por medio de sus tribunales
  • 44. -44- establecidos en Roma, y los Obispos en sus respec- tivas Diócesis por sí o por medio de sus Provisores. Lo mismo podemos decir réspecto derpoder coac- tivo, en virtud del cual la Iglesia tiene perfecto p~ der para establecer penas como sanción de sus leyes. Como la Iglesia se distingue esencialmente de la sociedad civil, su forma de Gobierno no puede iden- tificarse con ¡ninguna de las formas de gobierno de ésta y así só fo'rma de gobierno es exclusivamente propia y peculiar suya. En virtud de esta forma de gobierno, ef Romano Pontífice ei el jefe Supremo y cabeza visible de la Iglesia, y los Obispos, sacerdote~ y fieles obedecen tOdos unánimemente sus leyes. Los Obispos gobier- nan sus Diócesis con subordinación al Romano Pon- tifiee. Todos éstos poderes de la Iglesia son de de- t:echo divino por haberlos establecido asi Nuestro Senor Jesucristo, como queda explicado en los ca- pItulos anteriores. ARTICULO II No obstante que la 19l~~ian,a probado su mi-o sión divina y la incontestable vetdad de la doctri- na que enseftaj ha sido y es sin embargo objeto de odios y de calumnias. Pero esto es natural porque la Iglesia comb'ate todos los errores y todos lós vi-
  • 45. - 45 ~ cios, y los hombres exacerbados por las pasiones, buscan los medios de combatirla. En este artículo vamos a contestar las principa- les objeciones que se hacen contra ella y son: La intolerancia, la inquisición, la matanza de San Bartolomé, antagonismo entre la Iglesia y la ciencia, proceso de Galileo, los malos Papas, las Cruzada~;, el cisma de Occidente, el poder temporal de ¡'JS Papas y su intrusión en 103 goQ.iernos se- cula -es, reacción contra el progreso y la civilización, el Sylabus y la condenación del liberalismo y de las libertades modernas. Intolerancia SI.: acusa a la Iglesia de ser intolerante; pero es preciso distinguir la intolerancia en dogmática o doc- trinal y en personal y civil. La primcra consiste en no aceptar, ni aprobar, ni permitir que se enseñen los errores contrarios a la ·¡crdad. En este sentido la Iglesia es y debe ser intolerante, como lo es la verdad y como lo son todos bs principias científicos evidentes: pues es cla"o que la Iglesia el~seí'ia y ha enseñado siempre la verdad y esto lo ha demostrado de una manera clara y concluyente y por tanto no puede aceptar la tolerancia dogmática o doctrinal, porque no es
  • 46. ·~46- posible ni justo conceder iguales derechos a la ver- dad y al error, y demostrada una verdad, es claro como la luz del día, que ¡lO pueden aceptarse los errores que. la contradicen. Luego si la Iglesia no fuera intolerante en materia de dogma y de doctri- na, no sería la verdadera Igles~ de Nuestro Seilor Jesucristo. En cuanto a la fórmula: «fuera de la Iglesia no ,bay salvación", es preciso abservar: 1.0 Que'ella es verdadera y no admite excepción; 2.° Que según nos enseña I.a misma Iglesia se puede pertenecer a 'ella perteneciendo al cuerpo y al alma de la Iglesia o sólo al alma de ella. Pertenecen al cuerpo de la Iglesia los que están unidos a ella por la profesión de la fe y la parti- ~paeión de 1M sacramentos y no han sido excluí- dos _de ella, ~s decir, arrojados. de su seno. Pertenecen al alma de la Iglesia los justos, y ~ntre éstos puede haber algunos que no conocien- do la verdadera Iglesia guardan, sin embargo, la ley natural y tienen voluntad decidida de unirse con Dios. En cuanto a la tolerancia o intolerancia personal y civil debemos observar: 1.0 Que todos los hom- bres, sin excepción están obligados, según queda demostrado, a inquirir o a averiguar la verdadera
  • 47. - 47- religr6n y a abrazarla una vez conocida; 2.0 Que en ningÚn caso es permitido ni justo hacer uso de:vio- lencia para propagar la religión verdadera, ni para impedir su propagación; 3-.0 Que en ningún caso es justo ni moralmente licito el impedir la propagación de la religión verdadera; esto ded'.ícesc de lo de- mostrado hasta aquí. Si la tolerancia civil se entiende en el sentido de c¡ueia ley conceda iguales derechos a todas las religiones y a todos los cultos, es claro que es ab- surda e injusta, por ser absurdo e injusto el con- ced~:r iguales derechos a la verdad y al error. Pero si la tolerancia civil se entiende en el sl~ntido de que la ley favorezca y ampare la verdadera religión, y tolere la5 demás (siempre que no sean contrarias al orden público y a la moral), y esto con sólo el objdo de favorecer las transacciones comerciales y las relaciones diplomáticas, es claro que nada tiene de injusto ni de inmoral. Como lél Iglesia ensefía y ha enseñado siempre la verdad no puede ni pres- cribir, ni permitir, ni disimular lo que es falso o inmoral; pero fiel a la enseñanza de su divino fun- dador, es intolerante con el error y con el pecado, pero tolerante, caritativa y carifto3a con los que es- tán errados y con los pecadores.
  • 48. - 48 --. Inquislcló.1 Los enemigos de la Iglesia objetan; la lnquisi..;. dón es Utl monumentQ histórico de violencias J ~rueldades ejercidas por el clero católico para for- zar las conciencias. Antes de contestar será bueno consignar aqui' el pensamiento de un filósofo inglés: «Son más las objeciones y dificultades que puede proponer un necio en un' cuarto de hora, que las que puede re- solver un sabio en dos afias de estudio asiduo" La Inquisición fue un tribunal de justicia a la 'vez - eclesiástjco y civil, establecido para juzgar acer- ca de los crímenes de heréjía y castigar a los cul- pables. _ . Fue establecido hacia el año de 1200 con el ob- jeto de reprimir a los Albigenses y Waldenses, sec- tarios que propagaban con sus errore~. el espíritu de rebelión contra toda autoridad y llevaban a fb;.. das partes el incen~io Y¡la matanza. Procurábase .en un' principio reducirlos al deber con la instruc- ción y el convencimiento; pero habiendo resultado completamente ineficaces estos medios, el poder ecle- siástico y él civil se unieron pata la mutua defen- sa y evitar así el exterminio de los países civíllza- . , dos de Europa: el primerO'prestaba su concurso para prohar los crimen es, y el segundo aplicaba el cas-
  • 49. - 49 -- tigo. Tal lue el origen de la Inquisición, como lo enseñan los historiadores honrados. Preciso es distinguir la Inquisición romana y ecle- siástica de la Inquisición española. La Inquisición romana fue un tribunal justo y equitativo, en armonía, desde luego, con los prin- cipios jurídicos que regían entonces en la sociedad. Puede aSI~gurarse que ella ha sido el tribunal más equitative· y benigno que ha existido; como lo prue- ba claramente el proceso de los Te,nplarios, quie- 11es pidieron como gracia ser juzgados por la Inqui- sición mélS hien que por cualquier otro tribunal. En cuanto a la Inquisición española, en ella ha- bía cios tribunales: el eclesiástico, que definía los delitos cqntra la fe, y el civil, que castigaba estos delitos. En Cllanto a los abusos del tribunal de la In- quisición, principalmente de la española, debemos establecE r dos cuestiones: 1.0 ¿ Hubo abuws en la InquisiciÓn? 2.° ¿Estos abusos son imputables a la Igle5ia católica? Es verdad que en la InquisiciÓn hubo abusos como 105 ha habido y los hay actualmente en to- dos los lribunales humanos. Y aquí debe observarse la siguiente regla de crítica histórica: «Las personas y }C'Sacon1ecimientos deben juzgarse y apreciarse 4
  • 50. "7 50 - atendiendo a la époça en que VIVIeron aquéllas (1 tuvieron lugar éstos". Y en el tribunal de la h~qui-::, sición no son imputables a la Iglesia católica, por- que todas :las sentencias eclesiásticas' terminaban ... / siempre coJ!l esta fórmula: "Se entrega al brazo se- cular para que sea castigado con la mayor lenidad pos,ible y en todo caso sin la pena capital". Por otr~ parte, consta de documentos auténticos que los Ro~anos Pontifiees amonestaron a los Re- yes de Esp~fta y Portugal para que moderaran el ri- gor de los Fastiges, y aun llegaron a amenazarlos con la exconlUtlión si no disminuían esos rigores; lue- go èstos abusos no son imputables a la Iglesia ca- tólica. Matanza de San s.rtolomé Se le ech.a en cara a la Igl.esia el haber tomado parte en esm matanza. LQs hech9s pasaron así: Catalina de Médicis, ma- dre de CarlQs IX, Rey de Francia" en aquella épo- ~ quiso ab*tir el partido. calvinista, cuyo jefe era el Almirante: Coligni, 'y para esto se atribuyó a los calvinistas una rebelión y un proyecto de atentado contra la persona del Rey; y así sugirió a éste la matanza de Hugonotes, que tuvo lugar efectivamen- te la víspera de San Bartolomé, y de ahl tomó su nombre. Esta decisión fue, pues, un g~lpe puramen-
  • 51. 51 - te político sugerido por aquella Reina sanguinaria. Pero debe advertirse que se ha exagerado mucho el nilmero de los que perecieron en tal golpe. Cons- ta por les documentos históricos que ni la Iglesia ni el clero tuvieron ni la más mini'na parte en tal lfléltanza. Y si es verdad que el Sumo Pontífice Gre- go{i(, XIII celebró un Te Deum con este motivo, fue porque la primera noticia que se hizo llegar a oidos del Papé. fue la siguiente: que el Rey Carlos IX había sido salvado providencialmente de U;1 atenta- do de muerte contra su persona, y por esto el Papa, en acción de gracias por haberse salvado el Rey de la muerte, celebró un Te Deum. Pero luego que fue informaro de la verdad de los hechos, dirigió una carta al Rey mismo en que lo reprendía y le im- probaba enérgicamente aquel procedimiento político. Esta es la verdad histórica de los hechos que nos ocupan; luego la Iglesia no solamente no tuvo par- k en estos hechos, sino que los improbó. Pero los enemigos de la Iglesia no se cuidan de la verdad histôricé; y con esa misma lógica bien podrían im- putar/e a la Iglesia las desgracias del diluvio. Antagonismo entre la Iglesia y la ciencia Afirman los enemigos de la Iglesia que ella es enemigél de las ciencias porque se funda en la fef
  • 52. - 52- y la fe es opuesta a la ciencia como la obscuridad a la luz. Para contestar esta objeción .preciso es distinguir aqui 10 que es ciencia y lo qué es fe: ciencia es el cbnocimient~ de las cosas por sus causas, o bien: el Conocimiento cierto y evidente adquirido por la demostración .. Síguese de aqui que la ciencia tiene por objeto la verdad y también los medios de de- riiostrarla. Pero la verdad, considerada entitativamente, es úna, necesaria e inmutable, y tiene su fundamento, según se demuestra en metafísica, en el entendimien- .to divino, que es razón suficiente de la verdad . . Dedúcese también que el error y todas las con- secuencias que de él se siguen jamás pueJen cons· tituir ciencia. fe es el asentimiento de la inteligen~ da a ias verdades reveladas por Dios. Por tanto, .sÎendo Dios la Verdad infinita,. no puede proponer .1.1 erttendimi~nto como objeto de la fe nada que sea ~also o erróneo, porque esta seria absurdo. De aquí se deduce cléirament~ que la fe no sólo no es opuesta a la ciencia, sino que la perfecciona y ennoblece,. porque la ciencia versa acerca de ver;" ~ad~s que están al alcance del entendimiento; y la fe tiene por Objeto verdades de un orden más su- blime y elev~do, puesto que se refieren a la natu-
  • 53. - 53-· raleza de Dios y a sus relaciones con las criaturas. Decir, pues, que hay oposición entre la fe y la cien- cia, es decir que hay oposición entre la verdad y la verdad, cosa imposible. La Iglesia fue fundada por Nuestro Seiíor Jesu- cristo para enseñar a los hombres la verdad que los ha de conducir a la salvación eterna; de consi- guiente nada en.seiía la Iglesia que sea contrario al desarrollo armónico de las facultades intelectuales. físicas y morales del hombre. Si consultamos la historia de todas las naciones. encontramos que la Iglesia ha producido efectiva- me1te los más grandes sabios en todas las ciencias y en todos los ramos dcl saber humano: desde Or[- genes y Tertuliano en el primer siglo de la Iglesia. ha~,ta Rug-ens y Pasteur Sechi (sequi), etc. Galileo Se acusa a la Iglesia de ignorancia y de oposi- ción a las ciencias porque condenó, se dice, a Ga- lileo por enseñar las doctrinas de Copérnico acerca de la rotación de la tierra. Es verdad que unas pro- posiciones de Galileo fueron condenadas por una comisiÓn de la Inquisición; pero no precisamente la doctrina de la rotación de la tierra (al rededor del SOi), puesto que ésta ya había sido defendida por
  • 54. -54- el canónigo Copérnico y por otro religioso astróno- mo; sino porque con ellas mezcló otras cuestiones distintas. En 1632 publicó los diálo'gos sobre los síst~mas de Tolomeo. y de Copérnicó, por lo cual la comi- sión del Santo Oficio lo condenó <l pena de encar- celación en 1636, pero el Papa Urbano VIII le con- mutó inmediatamente la pena por la simple deten- ción en los jardines de la Trinidad del Monte, con- servanao suS criados y la facultad de recibir visitas de- sus amigos. Pronto recibió autorización para.vol- -verse a su casa de campo, en donde murió tranqui- lamente. Adviértase que Galileo mismo, escribiendo :. su familia, decía que había sido tratado aHí con más consideraciones que en su casa. No es cierto, pues, que se atormentara a Gali- leo ni se le pJ.lsiera en tortura . .' .. Oalileo no fue condenado por ningún Concilio ni por el Papa y por tanto, si en esta condenación hubo error, en nada afecta la infalibilidad de la 19le- ~siani la det: Papa, puesto que aquella comisión no 'èónstituia el 'tribunal supremo de .Ia Iglesia. Papas malos La Iglesi~ no es santa, se dice,_ porque ha dado ~spectáculo (le muchos desordenes·y hasta la Silla .Apostólica se ha visto deshonrada por malos Papas.
  • 55. - 55- Antts de co.n~estar, es -preciso observar Q'.Xffll cosa es el pontIficado romano y otra la perstl,',:t,;';-fi Papa como hO~bre; llna. cos~ .~s la infalibUt~~ y otra es el sUjeto de la lIlfahblhdad, y así co~ un 5acerdote, sea bueno o malo, consagra váUd~ menk en el santo sacrificio de la misa y no pierde el carÜcler sacerdotal por ser irregular en su con- ducta; de la misma manera el Romeno Poutífice no deja je ser Jefe Supremo de la Iglesia y sujeto de la infalibilidad, aunque su conducta 110 corresponda a su .llta misión. Obsérvese igualmente que cn la Iglesia 113 habi- do 260 Pcntífices, y cntre ellos m~ís de 50 ~on ve- nerados como Santos y la mayor DarL~ sut'ri(~ron el martirio. Que la mayor parle de los Plpas l1éin sido hombres eminentes por sus virtllùc~ y su e;encia; y sólo pueden citarse, scgÚn la "cread ¡¡is'órica, cuatro pontífices contra Ins (nail's f1:ydl'1I hacerse justas objeciones a su conducta. Es verdad quc tales hechos ~Oll ¡kplorables y los ha depk rado la IgleSia entera; pern. eil :cali- dad, ellos d{~muestran del 1Ilodo má~: cl{lro la Divi- nidad de la Iglesia. católica y el cuidad,) que Dios ,ha tenido en conservarIa en toda su perkcción. Por- que si fuera obra humana habría sufrido una inevi- table decadencia ya con los hechos citados, ya con
  • 56. la conducta iirregular de algtinO$ de sus ministros.: _obj~'p()sy .cerdotes. fir -dtr. parte I<:>s Papas que se citan como ma-_ 1QSnada decretaron en contra de la fe: ni de las- buenas costumbres, ni autorizáron su conducta irre- gular con ningún acto de jurisdicción. Luego esta objeción lejos de empañar las glorias de la Iglesia, las hace más visibles. las Cruzadu Los enemigos de la Iglesia censuran con dema- siado rigor las Cruzadas: han _pretendidohacer res- ponsable -a la Iglesia de los males, verdaderos o fal- sos, que:de ellas se siguierQ~¡Estas guerras, se_dice~ trajeron a Europa la pérdt~- de varios millones de. hombres! y de mud1as riquezas que fueron trasp.or- tadas al!Asia. Apr~ciando las Cruzadas con estricta justicia; es preciso i confesar, como Ici hacen los historiadores honradOs, que ellas -fueron legitimas y justas por- que tuvieron por objeto protege~ a Jos crj~tianos de_ Orient~ contra la opresi.ó.~cruel e inhumana de los mahometanos y defend~Ja Europa contra el furor ~, . .1 _ -_~"" . de los bárbaros, qùe-ajnellélZaban invadiria. Si la mayo# parte de las Cri:tÎ1iaasno produjeron el bien que se esperaba, y si por otra parte se desmoraJi-
  • 57. - 57- zaron las tropas cristianas, lo primero fue por la perfidia de los griegos y lo segundo fue una con- secuencia de la mala dirección milita.r, de la indis- ciplina y de otras circunstancias que ordinariamen- te acompañan a todas las guerras. No obstante esto, es pr'~cis() confesar que las Cruzadas trajeron mu- chos bienes: salvaron a Europa de las invasiones mus_ulmanas; libraron a los pueblos de Europa de los males que mutuamente se causaban con sus gue- rras; apaciguaron las discordias civiles, que en el ~iglo XII, tuvieron armados a los fel;dales r,nos con- tra otros, Además mejoraron la suerte de muchos pueblos, porque con motivo' de las Cruzadas, estos se eman- ciparon del feudalismo; favorecieron en gran manera el comercio. Pero en ninguna manera pueden atri- buírse a la 'Iglesia los desórdenes de los cruzados, porque ella trató siempre de corregirlos y amones- tarlos como consta en los monumentos históricos. Cisma de Occidente Los enemigos de la Iglesia objetan: ~n los siglas XIV y XV, durante el cisma de Occidente, la Iglesia dio el espectáculo de una di- visión escandalosa, que hizo perder al clero hasta las apáriencias del decoro y trajo ia intranquilidad a las aimas de los fieles.
  • 58. -58--- Es verdad que el cisma de Occidente fue una gran desgracia y una prueba durísima en la cual, más que en otra circunstancia, necesitó la Iglesia de ser sostenida por Dios. Fue una calamidad padecida p~rla Iglesia, pero no un escándalo dado por ella. La Historia atestigua que desde 1378, por más de 40 al'íos, se vieron en la Iglesia dos Papas, Ur~ bano VI de: una parte, y de otra Clemente VII y.Pedro; de Luna con sus respectivos sucesores. Cuai1d~ el Papa Clemente V, a prinçipios del sigla XIV, trasladó la ;Silla Pontificia de Roma a Avignon, for- .máronse d()s partidos, los unos querían que los Pa- .pas volvier~n a Romà y los otros que continuaran residíendo en I:rancia. Esto fue 10 que ocasionó la elección de, Clemente VII, viviendo aún Urbano VI, r- cinco meses después de su elección, que dijer,on ,haber sido rula. Hubo desde entonces dos Papas que cada uno .podía apare~er legítimo, porque habían sido elegi- dos por Ias!,mismos Cardenales. De aqui el cisma de Jas naci~nes' cristianas porque· los unos seguían la obediencia de Urbano, y 1050tr05 la de Clemen- .~: cisma deplorable en verdad que no logró extin- ,gllir la fe, pero sí debilitaria un poco. La división :sólo recaía ~obre el derecho de la representación del
  • 59. - ~9- Pontificado pero nó sobre el dogma del primado, ni sobre la unidad de la Cátêdra Apostólica. Todos creían que no había más que un solo Jefe visible de la Islesi a; pero, con lo ocurrido, i~~n<?rabancuál era el Jefe legítimo; y así de bucna f!~ podÍé!n per':' Íènccer a .llIa o a otra obediencia . . Lo~; pretendientes al Papado en aquella época fueron reprensibles, sin duda, por no haber querido sacrifil~ar su propio interés al bien general de la Igle- sia; pero no se les puede acusar de irreligiosos y malos. y el clero, por otra parte, no era ni i~noran- te, ni vicioso. Por IÍltimo, terminó el cisma con la eleœión de Marti:1o ! In el Concilio de Constanza en 1417 y quedÓ re~;tablecida la paz en el murdo cristiano. Poder femporal de los Papas y su intervención en los gobiernos civiles Los Papas, dicen los enemigos cc la Iglesia, tie- nen un poder enteramente espiritual: su reino, se- gún la palabra del mismo Jesucristo, no es de este mundo; sin embargo, han querido poseer estado tem- poral, se han arrogado el derecho de juzgar los asun- tos temporales de los príncipes, y llegaron hasta ab- solver li los súbditos del juramento de fidelidad.
  • 60. -60- -Toda$ estas objec~onesdesaparecen aclarando las ideas confusas y explicandõ los hechos comopa- saron.. _ Las p~labras de Nuestro Senor Jesucrtstõ~- cMi reino no ;es de este mundo·. fueron una r-espuesta a Pilatos :en las cuales q4iso siinificar que no ve- nia a -establecer reinado temporal; pero no signifi- can ni pueden si2nificar qué su reino no esté en este -mundo, sine que no procede de este mundo y que no es de la misma naturaleza que los reinos -de la tierr,,a; pero es claro que al establecer la Igle- sia, que es su reino, la constituyó como -sociedad visIble en i, la tierra; luego.~ interpretació.n de -10& enèmigos ès torcida y falsa._ -- En cuapto al o poder temporal de ios Papas de- bemos establecer: 1.0 Que el poder civil y tempo- o raI del Romano Pontifiee no es absolutamente ne- cesario para la constitución y -gobierno de la Igle- sia y así, __ ntes de haber adquirido los Estados Pon- tiflclos, y 4espués de que le fueron arrebatados, la Iglésia se ha gobernado con la perfección que' la Caracte"riza;. 2.0 Que si es útil 'y conveniente que él Romano Pontífice posea sus estados porque así es más fácil y más expedita la administración de -los asuntos de :la Iglesia como convocación de Conci- 'lios, etc., y 3.° No repugna que el Romano Pontífice
  • 61. - 61 .adquiera dominio temporal en determinado territo- rio por título adventicio, porque en este caso los dos gobiernos, espiritual y temporal, aunque tengan su respectiva autoridad suprema representada en una misma persona, la administración de justicia, los tri- bunales, los empleados de uno y otro gobierno son distintos; y aunque. marchan en armonía, no se con- funden sus fUllciones. Luego esta objeción no tiene valor ninguno. En cuanto a la intervención de lOf, Papas en los asunto~ de los gobiernos civiles es preciso observar, según lo ensefia la Historia, 1.0 Que en ese tiempo la Europa er~ católica y los príncipes consideraban al Romano Pontífice como árbitro en tod2.s las dificulta- des .Y'~onf'ictos que se suscitaban ya ':ntre los prín- cipes, ya entre los pueblos y su soberano; 2.° Que los Papas no podían ni debían guardar silencio cuan- do los principes se convertían en tiranos, o. cuando los pueblos se desbordaban en escandalosos exce- sos, y 3.(1 Que esta intervención la establecieron los mismos reyes y emperadores católicJs, a fin de te- ner en el Romano Pontífice un mediador y un ár- bitro justo, caritativo e imparcial. Lns Papas de la Edad Media eran como los Pa- pas dc:odos los tiempos: defensores de la verda~ dera libertad contra todos los despotismos, protec-
  • 62. - 62- tores de la autoridad legitima contra todas la~.u- cencias, fonciliadorës de la paz en tódas las guerras~, y discord.iás. Luego esta intervención, lejos dese":, periudici~l a la tranquilidad yal orden público de . los Estados, fue de grande utilldad y contribuyó eminentemente a conservar el equilibrio social y la armonía entre los pueblos y SUS soberanos; y P?r eso cuando algún príncipe católico oprimía a los .pueblos con actos tiránicos,.lo reprendía con carl-:- dad, y si ,a pesar de esto continuaba en sus opre- siones y tiranías, entonces absolvía a los fieles del juramentode fidelidad que babían~prestado al_prin- clpêen mimbre dela -relig!6íL Y nada más Justo; :pues es clluo que cuando 'las teyes dejan de ser :tates para ~onvertirse en iniquidad y en despotismo, ',no obligan :ni pueden obligar en conciencia. Luego todas estas:,objeciones no tienen valor alguno. ~e8c¢ióo cootra el progreso y la civilización La 19lesia,-dicen sus contrarios, es enemiga. del progreso y 'de la civilización..~. Esta objeción es simplemente una proposición :jaIsa, una mentira y una calumnia, porque bien sa- ben los ene~igos de la Iglesia que el .desarrollo de Jos principios y de la doctrina ensefiados por ella conduce a Jos pueblos a la verdadera felicidad.
  • 63. - 63- en el sel1tido genuino, civilización es la perfec- ción de la vida social entre los hombres, en el or- den /TIoral, intelectual y material. Progreso es el desar~ollÜ' y el adelanto armóni- cos de las facultades morales, intelectuales y físicas del hombre; de las artes, de las ciencias y de la riqueza social, de modo que conduzca a los hom- bres y a los plleblos a la mayor felicidad posible. Dedúcese de aquí que la civilización comprende tres ,~lementos: el moral, el intelectual y el material. y del mismo modo el progreso abraza el desarrollo y perfeccionamiento de estos mismos elementos, pero de modo que en este desarrollo se guarde la subor- dinadón de los elementos menos trascendentales y menos p,:rfectos a los más trascendentales y más per- fectos. La Iglesia quiere y procura la civilización, pero la civilización perfecta y completa; por eso sus cui- dados 5e dirigen principal menté al perfeccionamien- to mora', e intelectual de los hombres y de los pue- blos. Basta, para convencerse de esta verdad, conocer los principioB enseñados por la Iglesia y desarrollar- lOS hasta en sus últimas consecuencias; :r, por otra parte, volver la vista pero sin pasión y sin preocu- paciones al incontable número de sabios que ha pro- ducido la Iglesia en todos los horizontes científicos.
  • 64. -64- , Por consiguiente, la civilización que la IglesIa e.nselia y procura' e~ la única que puede condlJèir, a los hombres y il los pueblo~ a su ve(d~d~ro per~' 'feccionamiepto ya la v~rdaderà-felicidad. Y at ~oh~ traria, esta', civilización materialista qúe' proclaman los -enemigos de la Iglesia, lcjos de conducir a los pueblos a la verdadera felicidad, no hace' otra cosa ,quesumirlos .en la anarquía y establecer como úni,'" ea fundame~to del derecho la fuerza brúta;' resul- tando de aquí los desórdenes y las guer~~s, porque -descuida en' el desarrollo de la civilizaci6n el ele- ~ento moral -que, por una parte: es el más notable' ,-l,el' único que contiene il 10~JlOmbresy a los pue- 'fitosen .us ¡deberes mutuos'; Las desastrosas con- 's~uencias de esta pretendida civilización sin reli-, gión y sin Qios nos las dan a conocer la revolución :francesa, ese ¡monstruo llamado la Commune de Pa- rís, y multitud de escandalosos desórdenes que re- gistra la historia de las naciones que han querido 'gõbernarse sin religión y sin Dios. Et Syllabus. ealndenaclón del IiberalitÁlo y de la•. lI&ertades modernas La Iglesiá, dicen sus enemigos, no está a la al- :tl!r~de los tiempos modernos, se ha puesto en opa- -síción con la¡sociedad contemporánea, se ha decla-
  • 65. -65- rado enemiga del liberalismo y de las libertades modernas. Antes de contestar esta objeción es bueno ob- servar que la Iglesia no os enemiga de nadie; con- dena si lo que es falso, lo que es vicioso y funes- to al hombre. Es verdad que la Iglesia ha condenado el libe- ralismo, como se ve en la Encíclica Mirar; vos de Gregario XVI y el Syllabus de Pío IX; pero es por- que los pr:ncipios y la doctrina del liberalismo, en lo que se refiere a Dios y a la religiÓn verdadera, son evidentemente falsos, erróneos y contrarías a la única verdadera religión y porque el desarrollo de estos principios y de esta doctrina conduce al hom- bre y a los pueblos a la negación de Dios y al des- orden. Veamo5, en efecto algunos de los principales prin- cipios del liberalismo: t.O El Estado es la única fuente de todos los de- rechos. Este principio es evidentemente falso y le niega a Dios sus derechos sobre el hombre y la so- ciedad. 2.° Independencia absoluta de la razón humana, o sea la libertad de conciencia en el sentido racio- nalista. Según este principio, el hombre, dièen los partidarios de aquel sistema, el hombre tiene dere- I
  • 66. -66- cho de abrazar y seguir la religión que a bien ten- ga, o. de no abrazar ninguna, y nadie tiene derecho de imponerle al hombre una religión como obliga- toria. Según queda demostrado, esta, proposición eS errónea y absurda porque de ella se siguen conse- cuencias contradictorias, le niega a Dios sus dere- chos, es contraria a la doctrina de la Iglesia y su desarrollo conduce al hombre al ateismo práctico. 3.0 El Estado no debe profesar religión ninguna, pero debe .permitirlas todas, es decir, t3 libertad de cultos. La primera parte de esta proposición-. es eviden- temente falsa y trae como consecuencia el ateísmo politico. y es evidente, según queda ya demostra- do, que Dios es Creador del hombre y también de la sociedad civil; y los deberes morales adquieren mayor importancia con la perfección de los entes racionales, y la sociedad es más perfecta que el indi- viduo, el Estado más perfecto que el hombre aislado y por tanto los deberes para con Dios abrazan igual- mente al hombre y a la sociedad civil, porque ésta, . lo mismo que el hombre, depende de Dios en to- . das sus perfeccioJl.es y asi es innegable que debe haber relaciones morales entre ia sociedad, o sea el Estado y Dios. 4.0 El Estado debe estar separado de la Iglesia y~ésta del Estado, y el Estado, en su constitución
  • 67. - 67- y administración política, debe prescindir absoluta- mente de toda relación con la Iglesia. También sue- len proponer esta otra fórmula: La Iglesia libre y el Estado libre; la Iglesia libre en el Estado libre; este principio de la separación de la Iglesia y el Es- tado es manifiestamente falso y rio significa otra CGsa que la persecución sistemática del Estado contra la Iglesia, como lo prueba de una manera incontesta- ble la historia de las naciones y la historia de nues- tra propia Patria. Además, esta separación no es po- sible porque los súbditos de la Iglesia son los mis- mos súbditos del Estado. El liberalismo defiende y propaga igualmente la libertad absoluta de la pala- bra yde la prensa. Y esta libertad, tal como la pro- ponen los defensores del liberalismo, es absurda y conduce a los hombres y a los pueblos al m,ís com- pleto desorden. Efectivamente, la libertad es un de- recho, todo derecho supone un deber correspondien- te, y así, si Pedro tiene derecho a sus bienes, los demás hombres tienen el deber de respetarle ese derecho; de consi¡?;uiente, si un hombre tiene dere- cho para decir o imprimir todo lo que quiera, los demás hombres tienen el deber de respetarle ese derecho, y según esta libertad, hay derecho para ca- lumniar, difamar y pervertir, pero es claro que esto no solamente no es un derecho sinQ que es un pe-
  • 68. -68- cado abominable y constituye un verdadero crimen. Por otra parte, si se dice que el calumniado tiene derecho a desmentir al calumniador, resultan enton- ces dos derechos contradictorios y de consiguiente la colisión real de derechos, y todo esto constitu- ye un absurdo. En cuanto a la libertad de -conciencia en el sen- tido ra,cionalista ésta queda ya refutada en los ca- pltulos anteriores. Además, según lo han manifestado de una ma- nera ¡nequlvoca los representanteS del liberalismo en todos los paises, el liberalismo es el odio a la . religión católica y la persecución contra la Iglesia; y asi dice la Independencia belga: e El liberalismo o es la gu~rra a la Iglesia o no es nada .... Ningu- no puede ser a la vez liberal en polftica y católico en religión". Luego, según lo que llevamos expuesto hasta aqui, fácilmente se demuestra que el libera- lismo ha sido justamente reprobado por la Iglesia, porque es falso y aun absurdo en sus principios; el desarrollo de sus princip¡o& y de su ducttina conduce· a los hombres y a los pueblos al ateísmo y a no conocer otra ley que la fuerza y por tanto en gran manera pernicioso. En cuanto a la libertad de cultos ya hemoslpro- bado que ésta es falsa y absurda porque de ella
  • 69. -69- se s(~guiría que dos proposiciones contradictorias son ambas verdaderas, es decir, se debe adorar a Jesucristo y no se debe adorar a Jesucristo serían dos proposiciones contradictorias que según esta li- hertad dE' cultos serían ambas verdaderas. Además, como queda dicho varias veces, sería conceder iguales derechos a la verdad y al error lo que es absurdo. En cuanto a las otras libertades modernas: li- bertad absoluta de la palabra, de la imprenta y de la enseftanza son contrarios al derecho natural y a la razón, porque si un hombre tiene derecho para calumniar a otro y éste a su vez para desmentiria, resulta de :lquí el más completo desorden moral. Lo mismo puede decirse de la libertad de ense- seftanza que sería la libertad y ci derecho de per- vertir la juventud; luego con mucha razón las ha reprobado la Iglesia. El Syllabus no es más que un catálogo de proposiciones condenadas por la Iglesia, por.ql.e son subversivas del orden moral, contrarias a la razó;-¡ y enteramente opuestas a la verdadera religi(Sn, eomo cualquiera puede verla consultando este documento.
  • 70. INDICE Págs. Nociones preliminares ... 5 CAPITULO I Pruebas de la existencia de Dios Articulo I 6 Artfculo II--Atributos divinos .................••. 8 CAPITULO II Necesidad de la Religión Articulo I .............•..•..................••. 9 Artículo ll--De la Religión revelada I I PARTE PRIMERA Demostración de la verdadera religión CAPITULO I Demos'raciÓn de la Religión Cristiana ,. 14 Articulo I-·Unidad de la verdadera religión 14
  • 71. -72- Articulo·lI---Pruebas 22 Artículo lII-Demostración completa de la verdad de la Religión Cristiana 24 Articulo IV-Divinidad de la Religión Cristiana ~9 PARTE SEGUNDA Demostración de la Religión Católica CAPITULO I Naturaleza, Constitución y caracteres de la Igle- sia 33 ArUculo I~Naturaleza y Constitución de la Iglesia 33 Articulo lI-Caracteres de la Iglesia 34 Articulo III--Notas de la Iglesia 3(j CAPITULO II Articulo l-Poder y forma del Gobierno de la Igle- sia 42 Articulo II~Objeciones contra la Iglesia -44