El teísmo se entiende generalmente como la creencia que afirma la existencia de por lo menos un ser creador del universo que está comprometido con su mantenimiento y gobierno. Surge a comienzos del año 1200 a. C, en la época de la antigua Grecia. Este pensamiento se da debido a la existencia de los dioses del olimpo. Con el paso del tiempo, este pensamiento fue dándose a conocer debido a sus expositores, en el cual el filósofo y escritor francés Voltaire, cuyo aporte consistió en decir que Dios existe, es el creador del universo, y que su poder es infinito. Con base a este pensamiento y a la idea de "los dioses del olimpo", fueron surgiendo más corrientes filosóficas, como lo son: el monoteísmo, el ateísmo, el politeísmo, etc. Además de la corriente filosófica y de la expansión, fueron dándose una serie de argumentos, en los cuales se justifica la existencia de Dios, podemos encontrar el argumento cosmogónico, el argumento según Agustín, el ontológico, entre otros. Por otro lado, hay argumentos con los cuales se justifica la inexistencia de Dios, lo podemos encontrar en el ateísmo y en el agnosticismo, donde es influenciado esta corriente filosófico a través de una serie de argumentos y expositores de esta corriente filosófica. En cambio el ateísmo comúnmente se define como no aceptar o rechazar el teísmo en el sentido más amplio, o sea no aceptar o rechazar la creencia en un Dios o dioses como lo concibe el teísmo.[5][6] La aseveración de la que existencia de un dios, en su sentido amplio, es desconocida o no es posible conocerla es agnosticismo