1. Tomando
como
inspiración
el
Ne
travaillez
jamais
escrito
en
tiza
sobre
el
muro
de
Rue
de
Seine,
Paris,
alrededor
de
1952
y
anunciando
con
fuerza
ese
mayo
del
68
comienza
a
formarse
mi
obra.
Me
gusta
más
vivir,
respirar
que
trabajar
dice
Marcel
Duchamp,
y
desde
luego
dudo
de
que
alguien
pudiera
estar
en
total
desacuerdo
con
el.
No
sé
si
todo
los
cuerpos
reaccionan
igual,
pero
mi
año
de
intercambio
en
México
ha
sido
muy
intenso,
muy
enriquecedor,
muy
teórico,
muy
formador.
Sin
embargo,
apenas
he
producido
obra,
me
he
envuelto
más
en
el
mundo
de
las
ideas
que
en
el
mundo
material.
No
es
una
cosa
que
me
haya
preocupado
persé,
pues
opino
que
la
formación
puede
ir
por
ambos
lados,
y
que
he
creado
un
fuerte
análisis
y
crítica
que
desconocía
antes
de
mi
llegada.
Y
aún
y
todo,
¿qué
es
lo
que
más
preguntan
de
mi
experiencia
en
la
FAD?
¿qué
palabra
clave
está
en
boca
de
todxs
(maestros,
profesores,
colegas,
familia,...
entorno
de
aquí
y
de
allá)?
“¿Qué
haces?”
“¿Qué
talleres
tomas?”
“¿cuál
es
tu
obra?”
“¿qué
has
expuesto?”
“¿cómo
piensas
vender?”
“¿cómo
piensas
vivir?”
“¿qué
producción
has
hecho
en
México?”
son
las
preguntas
frecuentes
con
las
que
me
atoran
la
garganta
día
a
día.
Y
es
que
no
le
falta
razón
a
Noam
Chomsky
al
hablar
del
sistema
neoliberal
bien
afincado
en
el
ámbito
de
la
educación,
con
alumnado
trabajando
bajo
presión
de
créditos
que
reconozcan
dicho
esfuerzo,
deudas
y
trabajos
mal
remunerados
para
poder
pagar
cada
semestre,
competitividad
pues
el
mercado
no
necesita
tanta
mano
de
obra
especializada
como
la
que
se
prepara,
etc...
Un
futuro
incierto,
y
desde
luego,
una
pregunta:
Arbeit
Macht
Frei?
La
obra,
pues,
quiere
ser
un
reflejo
de
toda
esta
reflexión,
un
producto
de
la
forzada
intención
de
la
educación
artística,
una
respuesta
o
casi
mejor,
una
interrogación.
Plásticamente
he
recopilado
todos
los
textos
y
libros
sobre
arte
y
estética,
historia,
política,
libros
de
autor...
Leídos
y
trabajados
este
semestre,
cada
esquema
hecho
a
partir
de
ellos,
cada
trabajo
teórico,
cada
ejercicio
y
boceto
de
dibujo,
pinceles
casi
sin
usar,
cartulinas
y
minas
grises
a
medio
hacer,
panfletos
de
exposiciones
que
fui
y
que
no
fui...
Todo
esto
empezará
pegado
a
la
pared
blanca
con
cinta,
pero
los
objetos
estarán
medio
caídos,
desordenados,
apilados,
rotos
y
algo
manchados
creando
mi
escultura.
Querían
obra,
yo
se
la
doy.
De
todo
eso
que
no
cuenta,
todas
las
lecturas,
reflexiones
y
trabajos
teóricos
mientras
no
producía
nada,
me
pregunto
si
servirán
todas
estas
para
hacerme
artista.
Dice
Marcel
Duchamp
que
la
posteridad
decide
al
artista,
que
el
público
contemporáneo
es
insignificante
comparado
con
la
posteridad.
Nuestra
posteridad,
sin
embargo,
se
encuentra
el
día
15
de
Mayo,
fecha
final
de
la
exposición
y
el
recibimiento
de
nuestros
créditos
y
evaluación.
Una
duda
de
la
que
me
gustaría
recibir
opinión,
¿sería
enriquecedor
que
en
la
escultura
se
proyectaran
todas
estas
reflexiones
en
video-‐texto?
¿mejor
escritas
ciertas
frases
clave
encima
de
la
escultura?