1. El artículo del día
Son implacables e insaciables
Marquesán*
CÁNDIDO
Ningún empresario acude a comprar una propiedad o prestar un servicio público si no espera sacar un beneficio
E
ste problema ya lo he tratado
otras veces, mas como no hay in-
tención de corregirlo por parte
de nuestros gobernantes, me
siento obligado por razones éticas a retor-
nar a él. Uno de los dogmas del neolibera-
lismo es el ensalzar el sector privado y de-
nigrar el público. Poderosos medios de co-
municación y la academia han sembrado
la idea, que ha ido calando en la socie-
dad, de que lo público es sinónimo de
ineficacia económica y de despilfarro de
los impuestos de la ciudadanía; y que los
agentes privados son más productivos y
eficientes que los públicos y que, por tan-
to, el Estado debe adelgazarse para ser
más eficiente y permitir que el sector pri-
vado se encargue de generar riqueza. Que
sea cierto o no da igual. Por ello, compe-
tencias del Estado, como transportes, hos-
pitales, escuelas, servicios postales, ejérci-
tos y policía que con la llegada de la mo-
dernidad pasaron a depender de la regu-
lación o del control público, se están des-
mantelando y devolviendo a la empresa
privada sin que ello haya supuesto venta-
ja colectiva alguna. Esto no significa que
el Estado en otros aspectos se haya alige-
rado, muy al contrario, ha incrementado
sus medios para ejercer un control cada
vez mayor sobre la ciudadanía.
El concepto de privatización es un tan-
to impreciso. En sentido estricto se en-
tiende por la enajenación o transferencia
de propiedad pública, un bosque público;
o de un servicio público, como la sanidad
o el transporte a manos privadas. Sus ob-
jetivos según los gurús de la economía: el
aumento de la eficiencia, de la competen-
cia en el mercado, servicio a la ciuda-
danía, y mejora de las finanzas públicas.
Mas el objetivo claro es el de hacer nego-
cio. Ningún empresario acude a comprar
una propiedad pública o prestar un servi-
cio público, si no espera sacar un benefi-
cio. Algo que no es criticable. Lo que si lo
es, que los gestores del sector público, en
lugar de protegerlo y mejorarlo, lo dañen
y desmantelen para así justificar su priva-
tización. Proceso que es una gran fuente
de corrupción política.
Vender una propiedad pública o trans-
ferir un servicio público no debería hacer-
se con tanta ligereza por diferentes razo-
nes. De carácter moral, ya que determina-
dos servicios públicos como el abasteci-
miento del agua, la luz, las comunicacio-
nes, la sanidad, educación o servicios so-
ciales no pueden regirse por criterios es-
trictamente económicos, ya que de hacer-
lo se producen graves perjuicios para los
sectores de población más desprotegidos.
Así ocurrió en Bolivia, con la privatiza-
ción del agua por parte de la empresa
Bechtel, que supuso la respuesta ciudada-
na de la llamada «la guerra del agua» en
Cochabamba; o que cuatro filiales de
Iberdrola establecieran en La Paz, una ta-
rifa eléctrica urbana de 0,63 bolivianos
por kilovatios/hora, mientras que en el
área rural era de 1,59.
Hay también una razón de carácter
jurídico. Ugo Mattei plantea la necesidad
de proteger la propiedad colectiva, y más
todavía ahora que los gobiernos se desha-
cen de los servicios públicos y privatizan
el patrimonio colectivo para equilibrar
los presupuestos; ya que toda privatiza-
ción decidida por la autoridad pública
priva a cada ciudadano de su cuota de
bien común, exactamente como en el ca-
so de una expropiación de un bien priva-
do. Pero con una diferencia sustancial: la
tradición constitucional liberal protege al
propietario privado del Estado, con la in-
demnización por expropiación, mientras
que ninguna disposición jurídica ofrece
ninguna protección cuando el Estado
neoliberal traslada al sector privado los
bienes de la colectividad. Debido a la evo-
lución actual de la relación de fuerzas en-
tre los Estados y las grandes empresas
transnacionales, esta asimetría represen-
ta un anacronismo jurídico y político.
Ni que decir tiene que para al gobierno
actual estas consideraciones son irrele-
vantes. Son implacables e insaciables en
el mantenimiento e intensificación de
sus prácticas neoliberales, a pesar de que
nos han llevado a esta crisis. Se va a libe-
ralizar (privatizar) el transporte ferrovia-
rio de viajeros en el Corredor del Medite-
rráneo. Mediante concurso público, un
operador privado podrá prestar el servi-
cio en este tramo por 7 años, pudiendo
establecer las frecuencias y los precios
que desee y competir directamente con
Renfe. Las líneas son las que transcurren
entre Madrid, Cuenca, Albacete, Alicante,
Valencia, Castellón y Murcia en redes de
alta velocidad. Con esta incipiente apertu-
ra del sector, el Gobierno «pretende» do-
tar a este mercado de mayor oferta de ser-
vicios, favorecer unos precios más compe-
titivos, fomentar el uso del transporte en
tren y optimizar el uso de las «excelentes
infraestructuras ferroviarias». Según la
ministra entre Madrid y Valencia viajan
al año 6.499.000 personas. Desglosado así:
en tren, 1.779.000; avión, 264.000; coches
particulares, 3.873.000; y en autobús,
580.000; lo que significa que la cuota de
ferrocarril es solo del 27,4%. Su preten-
sión es aumentarla al ser un medio de
transporte más ecológico y más eficiente.
Mas en lugar de hacerlo directamente
Renfe, se regala una importante cuota de
mercado al sector privado, prestándole
toda su infraestructura. ¡Vaya gestor! En
cualquier empresa privada una acción se-
mejante supondría un despido fulminan-
te. Igualmente se privatizará el 49% de
AENA. Y pronto el Museo del Prado. H
*Profesor de instituto
21/06/14EL PERIODICO DE ARAGON
ZARAGOZA
Prensa: Diaria
Tirada: 138.610 Ejemplares
Difusión: 6.387 Ejemplares
Página: 9
Sección: OPINIÓN Valor: 1.348,00 € Área (cm2): 410,8 Ocupación: 40,04 % Documento: 1/1 Autor: CÁNDIDO Marquesán* Núm. Lectores: 77000
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