1. ´Lo que traen los ríos
TLC: América Latina en llamas
UPAMI - FILO:UBA
2. Colombia en la voz
Laura Ortiz Gómez
- Bogotá, 1986. Estudió literatura en
la Pontificia Universidad Javeriana.
Recorrió Colombia en diferentes
programas de promoción de la
lectura.
- Reside en Buenos Aires, donde
cursó la Maestría en Escritura
Creativa de la Universidad Nacional
de Tres de Febrero.
- Premio Nacional de Narrativa Elisa
Mújica 2020
3. “Estos que aparecen aquí son los desaparecidos.
Y era raro estar en la presencia de una gran
ausencia”
Aíta la muerte
La historia se refiere a la masacre de Ciénaga, en
el año 1928. Se trata de la huelga bananera contra
la United Fruit, hito de la clase obrera colombiana
que terminaría en una masacre en las
plantaciones: el presidente Abadía Méndez dio la
orden a las fuerzas militares de asesinar a sangre
fría a los trabajadores agrícolas.
La madrugada del 6 de diciembre de 1928 en
Ciénaga, Magdalena, fueron masacrados más de
320 huelguistas trabajadores de la empresa
estadounidense de banano United Fruit
Company a manos del ejército de Colombia.
¿Qué significan para vos esos cuerpos flotando
en el río en el cuento “Aíta la muerte”?
Tristemente esta masacre a la que te refieres, ha
tenido réplicas inmensas a lo largo de todo el siglo
veinte. Fuerzas paramilitares amparadas por el
estado, intervinieron y masacraron muchísimas
personas en los pueblos de Colombia. Las
guerrillas también pusieron su nefasta cuota de
violencia sobre la población civil y la naturaleza,
volando oleoductos y generando desastres
medioambientales. Colombia cuenta con un número
de personas desaparecidas que supera por mucho
al de las dictaduras del cono sur.
Ortiz Gómez, 2022
4. ¿Por qué tu libro se
llama Sofoco?
Porque quería una
palabra que hablara
del placer sexual, de la
asfixia de vivir en un
país en conflicto y del
calor de ciertos
territorios. Y me
pareció que el sofoco
reunía esas
sensaciones.
Ortiz Gómez, 2022
Uno de los cuentos que más me conmovió fue precisamente el de Tigre
americano. Allí usa una voz de una niña de 8 años para narrar una historia
que termina en migración. ¿Cómo ponerse en el alma de una niña para
narrar el conflicto?
La idea empezó por el ecosistema. Empecé a pensar que quería hablar de
Putumayo y recordé mis viajes por ese territorio, qué se sentía, cómo era, y
luego empecé a investigar. Pero, por otro lado, estaba mi pregunta sobre la
ocupación paramilitar, yo quería saber cómo había sido eso, cómo sucedía en
la vida cotidiana.
Me puse a leer informes del Centro Nacional de Memoria Histórica y otras
investigaciones y encontré algo sobre las masacres y la ocupación en el Tigre,
Putumayo. Ahí empecé a entender un montón de cosas horribles sobre la
fiscalización de los cuerpos, sobre cómo les miraban si eran trabajadores del
campo en las manos, sobre cómo se convertía en toda una estructura de
control en todos los aspectos de la vida.
Me quedó sonando la palabra ‘Tigre’ y recordé que el tigre o jaguar es un
animal de poder del yahé. Yo había tomado yahé en el Putumayo y pensé en lo
trágico que era que la masacre sucediera en Tigre, y empecé a investigar sobre
el jaguar, sobre sus implicaciones chamánicas.
Luego pensé en llamarla jaguara y ahí ya se volvió una historia de lo femenino
y apareció la niña. Yo no quería que fuera algo tan explícito como “los
paramilitares hacen esto“. Sino que la niña iba a saber poquitas cosas.
La asfixia de vivir
5. Una segunda oportunidad sobre la tierra
“Los cuentos de El llano en llamas son retratos del problema de la tierra en Latinoamérica,
de las relaciones familiares, del vínculo con el territorio. Él logra un tejido espeso, aborda
la voz rural pero le da unas dimensiones que le impiden caer en el estereotipo del
campesino”.
“Ella (Hebe Uhart) captura la
oralidad pero con mucha
profundidad; es como si
pudiera extraer el espíritu del
personaje a través de lo que
dice. Y se focaliza en cosas
que parecen mínimas, o en
personajes anodinos, que de
repente presentan un mega
mundo”.
Ortiz Gómez, 2022
6. Tanto la historia como la literatura tienen
un lugar común: el pasado, llegar a este
punto de acercamiento plantea la necesidad
de esbozar una definición tomando un poco
de distancia de su respuesta desde la
temporalidad física: entendiendo el pasado
como parte de una dimensión temporal
(pasado, presente y futuro) ya que incluir
reflexiones como ¿qué es pasado? ¿qué es
presente? ¿qué es futuro? o ¿qué es tiempo?
nos llevaría a un laberinto teórico del cual el
mismo Dédalo difícilmente escaparía.
Eric Hobsbauwm utiliza el termino “pasado
social formalizado” cuando no hablamos del
pasado únicamente como lo ocurrido, sino
que además es lo ocurrido que ha sido
formalizado socialmente, es decir: lo ocurrido
que ha sido conservado por la sociedad
presente.
“La inconformidad de los trabajadores se fundaba esta
vez en la insalubridad de las viviendas, el engaño de
los servicios médicos y la iniquidad de las condiciones
de trabajo… no se les pagaba con dinero efectivo, sino
con vales… en los comisariatos de la compañía. Los
médicos de la compañía no examinaban a los
enfermos, sino que los hacían pararse en fila india
frente a los dispensarios, y una enfermera les ponía en
la lengua una píldora de color del piedralipe… Los
obreros de la compañía estaban hacinados en tambos
miserables” (García Márquez, 1970: 252-253)
Conserva de memoria
7. “Los indios somos la riqueza de la Nación”
Manuel Quintín Lame Chantre nació en 1883 en
el municipio de Popayán (Cauca). Formó parte
del lado conservador, en la Guerra de los Mil
Días (1899-1902).
Hablante de español y nasa, católico y
habitante de dos identidades. Al mismo tiempo
que conocía y entendía las leyes del hombre
blanco sostenía la cosmovisión y los saberes
de sus mayores.
La pertenencia partidaria era algo que se
heredaba. En esa época la pertenencia a un
partido era algo que se heredaba. Durante la
guerra su hermano Feliciano fue asesinado por
el bando liberal. La lucha contra el terraje, ese sistema que obligaba al
indio a pagar con días de trabajo por el uso de alguna
parcela de un hacendado, en esas haciendas que antes
habían sido territorio indígena
8. En la década de 1980 un grupo de indios
colombianos se alzó en armas y
conformó la primera guerrilla indígena de
América Latina, inspirándose en su figura
y adoptando su nombre para llamarse
Movimiento Armado Quintín Lame.
Fueron 80 indígenas que se alzaron contra
el Estado, contra terratenientes y contra
las otras guerrillas (que intentaban
reclutarlos).
Su objetivo era, también, la protección de
territorios ancestrales en el Cauca
(recuperación de tierras, ampliación de
resguardos), defensa de las autoridades
indígenas y el derecho a una organización
autónoma de sus comunidades.
"Una columna formará el día de mañana un puñado de indígenas
para reivindicar sus derechos…".
La primera acción militar abierta del grupo se
produjo el 29 de noviembre de 1984, contra el
Ingenio Castilla, en el sur del Cauca. Siguió
operando por pocos años más, hasta que en
1991 firmó la paz con el gobierno y se
desmovilizó; uno de sus miembros participó
como constituyente en la asamblea de ese
año.
9. La masacre de las bananeras fue la
culminación trágica de la huelga iniciada por
los trabajadores del banano del departamento
del Magdalena el 12 de noviembre de 1928,
casi un mes después de haber presentado un
pliego de peticiones no atendidas ante la
empresa norteamericana United Fruit
Company.
La United llevaba casi treinta años cultivando y
comercializando banano en el Caribe
colombiano y para 1928 era el empleador más
grande y el movilizador más próspero de la
economía regional. Sin embargo, su sistema de
contratación era uno en el que la empresa se
aseguraba de no tener vínculos directos con
los trabajadores a su servicio, sino que los
empleaba a través de contratistas
intermediarios que fungían como jefes directos.
Tierra
martirizada
Es por eso que se dio la paradoja de que en la zona
bananera del Magdalena hubiera aproximadamente
30.000 trabajadores que dependieran la compañía, pero
que en los registros de ella solo aparecieran un par de
cientos contratados legalmente.
El número de muertos nunca se ha conocido con certeza
y las cifras han variado, desde los 9 que reconoció el
propio Ejército colombiano, hasta la cifra encontrada en el
telegrama enviado por el embajador de los Estados
Unidos en Colombia al día siguiente de la masacre, y solo
revelado hasta los años setenta, en el que se puede leer:
“los huelguistas muertos pasaron de mil.
10. La historia de Colombia es una
exasperante repetición de equivocaciones.
Así la representó Gabriel García Márquez
en Cien años de soledad, la novela que
cuenta la historia de Macondo, un lugar
ficticio que podría ser cualquier pueblo
colombiano.
El fantasma de la masacre sigue rondando
a Colombia. En la novela de García
Márquez, después de la masacre, los más
de tres mil muertos fueron arrojados al
mar. Pero al día siguiente nadie recordaba
lo que había pasado.
Pasarán más de cien
años, muchos más…
11. Los orígenes de las FARC se remontan al
periodo 1948-1966 en que se produce la
"resistencia armada comunista“. Las FARC
solo se estructuraron como guerrilla
comunista en 1966, articulada con un
proyecto político orientado a la conquista
del poder.
Entre 1981 y 1982 cuando se llevó a cabo
la séptima conferencia, los factores de
orden militar juegan un papel muy
importante; la organización pasa a llamarse
FARC-EP, significando que contaba con
características asociadas a un ejército del
pueblo.
Los factores de orden político y financiero
se van combinando con los militares y la
organización pasa de contar con unos diez
frentes hacia finales de los setenta, a tener
mas de veinte en los tres primeros años de
los ochenta.
El defensor de derechos humanos Flower Jair
Trompeta fue detenido y torturado por hombres de la
fuerza pública, antes de asesinarlo en la localidad
de Corinto, en el departamento del Cauca, en el sur
de Colombia, de acuerdo con varias denuncias de
grupos campesinos y familiares de la víctima.
La familia sostuvo que el defensor de los derechos
humanos era un civil y que no tenia nada que ver en el
conflicto armado
Falso positivo: entre la realidad y la ficción
12. “Yo les dije a todos que no fueran a esa tienda, que
ese hombre me estaba queriendo invadir el
cementerio. Que si no me respetaban a mí, al menos
lo hicieran por la memoria de los muertos. Todo el
mundo sabe que merecen su santo sepulcro y su
descanso. Si después las ánimas los asustaban, no
vinieran a llorarme. Y es que el muerto de guerra es
otra cosa, ¿sabe? Es cosa seria, cosa peluda, cosa
callada.”
“Como si el Magdalena le borrara la memoria y saliera
al otro lado un cuerpo mudo. Un feto. Por eso estaba
en contra de las fosas comunes. No me parecía eso
de enterrarlos en una orgía, mezclándoles las partes,
los olores y las historias. No era digno. Si tuvimos un
útero para cada uno, por qué compartir la muerte.”
Aíta la muerte
Un agujero que escupe muertos
13. Odio quiero más que indiferencia
“Y así estuvimos hasta que llegó Elvio, un costeño que apareció a contramano del río. Nada bueno
llega contradiciendo el agua. Pero la guerra también hace eso, deja a la gente dando vueltas. Se ve
que traía plata porque compró el lote grande al lado del cementerio. Desde el comienzo no me
gustó. ¿Quién tiene el mal gusto de comprar tierra junto a los difuntos? Los muertos necesitan un
espacio de silencio alrededor. Como quien dice, un colchón de quietud. Si usted llena de ruido un
cementerio entonces no hay fallecidos. El ruido es enemigo del recuerdo. “
“Todo se hizo agua, tanta agua, como la desembocadura del Magdalena en Bocas de Ceniza.
Agua que salía, agua que entraba. Cuando la inundación confundía las corrientes, me palpitaba
todo como pidiendo. Para qué le cuento más, si usted ya se lo imagina. ¿No cierto? Tampoco es
que sea un misterio cómo se hace el amor, pero le confieso que yo no sabía que se podía meter la
lengua por allí, ni que se podía una volver de agua, ni que después de gemir viene el silencio.”
Aíta la muerte
14. Eres el río
“Qué manera de salir de la infancia. A los tres días
huiste al movimiento armado. Al mes, se tiró al río
Cauca. Trataron de decir: La vieja, pobre, fue un
accidente. Sabes que el único accidente en la vida
de la vieja fuiste tú. Tan violento como un machete
en llamas. Tan violento como Juan Tama, que
decapitó a españoles bajo el monte tutelar. Juan
Tama que mató a siete vírgenes de tanto chupar la
teta. Siete mujeres se necesitaron para nutrir el odio.
El odio tan justo frente a lo injusto.”
“Generaciones de nadies, sobre nadies. Suena
cobrizo el frío. Juan Tama sacó el mundo de una
laguna, metía la mano y sacaba alimento y libro y
voz. Flower Jair, mírate, eres el Cauca. Puedes decir,
por ejemplo, yo río.”
Esperar el alud
15. Voz de tigra
“Toca vendérselo todo a ellos. Todo en el pueblo
es con ellos. A nadie le gustan porque tienen fusil
y cabeza de pus. Mi mamá me enseñó que no los
mire, y yo a veces me hago la que no, pero los
veo. Son como un señor normal, pero con la
mirada cagada. Los ojos les huelen mal. Los ojos
son en blanco y negro y están podridos. Antes
estaban con uniforme, lo malo es que ya no, ya no
se sabe quién es quién.”
“Mija, tenga paciencia. El sábado vamos a sacar
de paseo a la tigra. Ella nos va a hacer un favor,
ya luego va a quedar libre. Usted y yo estamos en
una jaula también. Necesitamos que ella nos
ayude a abrir la jaula. Nos vamos a liberar todas
juntas.”
Tigre americano: panthera onca
16. Claves de lectura
• Relatos que se construyen
entremezclados con la tradición oral.
Dichos, coplas, chistes, leyendas y
canciones.
• Tramas y personajes que dialogan con un
territorio.
• La naturaleza como personaje que
balancea los relatos, para bien o para mal.
• Tejido narrativo: plantas, animales,
personas, palabras.
• Relatos sobre la guerra y la experiencia de
la guerra.
• Tradición y renovación: recuperación y
distancia del realismo mágico (más como
dispositivo que como estilo).