No hay duda de que la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico y la innovación son pilares fundamentales del desarrollo económico de una sociedad avanzada. Frecuentemente se ha puesto el énfasis en la I+D, no obstante diversos estudios demuestran que no es el volumen de la inversión en I+D, sino el talante innovador de la empresa lo que garantiza unos óptimos resultados. Empresas como Apple así lo demuestran.
La innovación, en un sentido amplio que trasciende lo meramente tecnológico, constituye el catalizador necesario para el éxito empresarial. El presente artículo contribuye a clarificar dicha visión y presenta una hoja de ruta para el desarrollo de la innovación que ha demostrado ser útil en más de un centenar de casos que abarcan desde micro hasta grandes empresas.
Un marco global para la innovacion en la empresa (II)
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UN MARCO GLOBAL PARA EL DESARROLLO DE LA I+D Y LA
INNOVACIÓN EN LA EMPRESA ( y II)
Resumen:
HOJA DE RUTA PARA LA INNOVACION EN LA EMPRESA.
Es preciso que la innovación se produzca a todos los niveles, pero también lo es que se
gestione sistemáticamente a alto nivel. Para ello deben implantarse sistemas de gestión
de la innovación adecuados a la realidad de cada empresa. En la figura se muestran los
elementos típicos de un sistema de gestión de la innovación.
No hay duda de que la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico y la innovación son
pilaresfundamentalesdel desarrolloeconómicode unasociedadavanzada.Frecuentemente se
ha puestoel énfasisenlaI+D,no obstante diversosestudiosdemuestranque noesel volumen
de la inversión en I+D, sino el talante innovador de la empresa lo que garantiza unos óptimos
resultados. Empresas como Apple así lo demuestran.
La innovación, en un sentido amplio que trasciende lo meramente tecnológico, constituye el
catalizadornecesarioparael éxitoempresarial.El presente artículocontribuyeaclarificar dicha
visión y presenta una hoja de ruta para el desarrollo de la innovación que ha demostrado ser
útil en más de un centenar de casos que abarcan desde micro hasta grandes empresas.
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El núcleo principal del sistema de gestión de la innovación lo constituye el proceso de
innovación. Este proceso empieza con la detección de una oportunidad de mercado y la
generación, y posterior selección, de ideas que puedan dar respuesta a los mismos.
De las oportunidades e ideas hasta los conceptos….
La innovación no nace (solo) con una buena idea. Las ideas no generan valor si no van
asociadas a una oportunidad real de mercado. Dicha oportunidad puede consistir en la
existencia de problemas por resolver, en necesidades no atendidas… las oportunidades
están ahí con independencia de que decidamos actuar o no, y suelen tener una ventana
temporal fuera de la cual pierden interés. Las ideas por otra parte responden a una
visión sobre cómo aprovechar la oportunidad en nuestro favor. Por lo general son
necesarias varias ideas para llegar a articular la solución adecuada para una única
oportunidad.
Solo se puede construir una innovación exitosa sobre emparejar en el momento
adecuado una oportunidad con una buena idea, es a lo que llamamos concepto
innovador. El concepto debe definir tanto la solución (producto, servicio, proceso)
como el mecanismo de generación y captación de valor asociado (modelo de negocio).
La generación de nuevos conceptos constituye el front end de la innovación. Es un
proceso no lineal que combina la visión estratégica con la creatividad.
Para facilitar tanto la detección de oportunidades como la generación de ideas, la
empresa cuenta con un conjunto de herramientas, entre las que destacan la vigilancia,
que le permite conocer el entorno y sus tendencias, la creatividad, que sirve para
sistematizar el proceso de generación de ideas, el análisis interno y externo, proceso de
reflexión estratégica para evaluar la situación de la empresa respecto a sus competencias
y las condiciones exteriores, y la previsión, proceso sistemático de exploración del
futuro de la ciencia, la tecnología y la sociedad, que permite identificar las
oportunidades futuras.
Se ha insistido especialmente en el concepto de vigilancia tecnológica, que es el proceso
mediante el cual la empresa se mantiene al corriente de las tecnologías disponibles o
emergentes, potencialmente aplicables en los nuevos productos o procesos. Pero la
vigilancia debe incluir también otros ámbitos no menos importantes, como son el
comercial, que atañe a los datos referentes a clientes y proveedores, el competitivo,
que hace referencia a la información sobre los competidores actuales y los potenciales, o
la vigilancia del entorno, que permite la detección de aquellos hechos exteriores
relevantes que pueden condicionar el futuro del sector, en áreas como la sociología, la
política, el medio ambiente, las reglamentaciones etc.
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La empresa debe ser capaz de articular los nuevos conceptos y, especialmente en un
contexto de recursos limitados, seleccionar aquellos más acordes con su estrategia e
intereses.
De los conceptos a los proyectos…
La materialización de una innovación resulta de la asignación de recursos para la
ejecución ordenada de una serie de actividades que conduzcan a la obtención de
resultados tras un plazo prefijado, es comporta realización de un proyecto. Los
proyectos de innovación son la unidad mínima de gestión en la fase de ejecución y
compiten entre ellos por la asignación de recursos en el seno de la cartera de
proyectos, nuestra apuesta para la construcción de futuro.
La gestión de la cartera de proyectos es una actividad estratégica cuya misión es
optimizar el retorno de la inversión en innovación, asegurando que los recursos
utilizados generaran el valor esperado. Para ello los proyectos son evaluados
periódicamente a lo largo de su desarrollo en términos absolutos y comparativos para
asegurar que progresen (solo) aquellos que lo merezcan.
Deben priorizarse aquellos proyectos que puedan tener un mayor retorno en términos
económicos y comerciales, pero también de creación de conocimiento o mejora de
procesos. Para ello es importante disponer de criterios objetivos que permitan evaluar
los distintos proyectos y seleccionar aquellos que conformen una cartera equilibrada en
riesgos, y adecuada a las capacidades y necesidades de la empresa.
La gestión de la cartera de proyectos debe ser dinámica facilitando así que si un
proyecto ha dejado de tener interés prioritario se pueda metamorfosear o parar, temporal
o definitivamente, y los recursos previstos inicialmente para el mismo redireccionados
hacia otros proyectos con mejores perspectivas de éxito.
La correcta gestión de la cartera debe conseguir que los éxitos obtenidos en algunos
proyectos generen un valor agregado suficiente para compensar el esfuerzo total
realizado sobre el conjunto de los mismos, aunque no todos lleguen a su fin.
Desde los proyectos hasta la creación de valor…
Como ya se ha dicho, tras una eficaz selección inicial de conceptos, el siguiente eslabón
del proceso de innovación es la especificación y ejecución de cada proyecto en el seno
de la cartera de proyectos. La ejecución de proyectos es lo que constituye el
denominado back end de la innovación.
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Por su naturaleza, los proyectos de innovación presentan una elevada incertidumbre.
Esto hace que su planificación deba ser flexible y deba acompañarse de una adecuada
gestión del riesgo. Las herramientas de innovación antes descritas pueden contribuir
durante todo el proyecto a la generación de soluciones creativas y a la identificación de
cambios externos relevantes que puedan afectar a su desarrollo.
Finalmente, la necesidad de captar valor de la innovación hace que sea necesario
garantizar una protección eficaz de los resultados, tanto parciales como finales, ya
desde las primeras etapas de su ejecución.
Mejorando el proceso…
Lo descrito hasta el momento configura el núcleo del proceso de innovación, pero para
que dicho proceso pueda ser gestionado adecuadamente son necesarios dos elementos
adicionales. Se trata de los procesos de planificación del sistema y de medida,
evaluación y mejora del mismo y de sus resultados.
La planificación del sistema de gestión de la innovación tiene una doble componente:
por una parte, consiste en la alineación de la innovación con los objetivos estratégicos
que persigue la empresa, y por otra incluye la provisión de recursos materiales,
económicos y humanos que deben permitir alcanzar dichos objetivos.
Por su parte, el proceso de medida, evaluación y mejora permite valorar la
consecución de los objetivos planificados, así como la optimización del propio
sistema. Para ello es necesario definir un juego de indicadores que tengan en cuenta
tanto la inversión realizada en innovación, como la eficiencia del proceso, como los
resultados obtenidos, no solo en forma de retorno económico directo sino también en
forma de aprendizaje.
Ordenando e implantando la gestión de la innovación…
El hecho de formalizar, e incluso documentar en base a procedimientos, este conjunto
de elementos facilita una mejor gestión de la actividad de innovación y disciplina a la
empresa para mantener un flujo continuo de proyectos de innovación que le permitan
asegurar su posición competitiva.
En todo ello es necesario mantener un claro criterio de practicidad, sometiendo al
sistema a un proceso de revisión permanente basado en criterios de aportación de valor
para todas las partes implicadas. El sistema documental asociado debe ser mínimo,
relevante y fácil de utilizar. De lo contrario se convertirá en una pesada losa en lugar de