Durante el Porfiriato, más de diez millones de habitantes no sabían leer ni escribir. Aunque el gobierno trató de mejorar la educación creando instituciones como el Consejo Superior de Instrucción Pública en 1891 y elevándolo a secretaría en 1905, el sur del país era el más afectado por la falta de educación. Justo Sierra también reunió las escuelas de especialidades en 1910 para organizar la primera Universidad Nacional.