Rc evlj 2011 sesion 6 discípulos sanos para una misión sanadora
Evlj 2012 sesión 2 fe e iglesia
1. Escuela Virtual RCCLJ 2012 Sesión 2 (02. 29. 2012)
Fe e Iglesia
La eclesialidad del acto de fe
2. La fe es un don que hemos recibido de Dios
En la fe se
encuentra
implicada toda
la persona.
La fe es un acto
por el cual el
hombre “se
abandona a
Dios por entero,
libremente,
prestándole el
pleno obsequio
del intelecto y
de la Voluntad”
(DV, 5).
3. A la Iglesia esta confiada la revelación
La fe está intrínsecamente ligada a la vida del Pueblo de Dios, a su misma naturaleza.
La Iglesia es madre y maestra: madre de la fe, porque en ella nos engendra; maestra
porque nos guía en el camino; nos ilustra las verdades de fe y nos ayuda a testimoniarlas
con la vida.
4. El acceso a la fe tiene lugar a través de la Iglesia
Nadie puede creer sino como
fruto de la predicación, que es
siempre un acto eclesial.
“«¿Cómo invocarán a aquel en
quien no han creído? ¿Cómo
creerán en aquel a quien no
han oído? ¿Cómo oirán sin
que se les predique? Y ¿cómo
predicarán si no son
enviados? Como dice la
Escritura: ¡Cuán hermosos
los pies de los que anuncian
el bien!... Por tanto, la fe
viene de la predicación, y la
predicación, por la Palabra de
Cristo» (Rom 10,14-15.17)
5. Fe, bautismo e Iglesia.
La fe y la pertenencia a la Iglesia vienen por el primero de los sacramentos.
Como la madre engendra al hijo, así también la Iglesia genera a la fe a través del Bautismo.
«Por eso son esenciales para la fe: la profesión [personal de esta misma fe], la palabra y la unidad
que la hace operante y, finalmente, la comunidad que llamamos Iglesia.» (J. Ratzinger)
6. En la Iglesia nos encontramos para crecer juntos con los demás. El cristiano recita el Credo de
la Iglesia con la Iglesia, con la Iglesia y en nombre de la Iglesia.
Para que el acto de fe sea personal y eclesial al mismo tiempo es preciso que se dé una
cierta identificación del sujeto creyente con la Iglesia:
- el creyente está en la Iglesia y de ella recibe el contenido y el modo de creer; y
- la Iglesia es la comunidad de los creyentes.
7. El creyente profesa su fe en
la Iglesia. Cuando profeso la fe siempre advierto
mi dependencia de la Iglesia. Nuestra
fe es la fe de la Iglesia universal.
El creyente, como miembro de la
comunidad cristiana esta en comunión
con la Iglesia de ayer, de hoy y de
siempre, profesa su fe con toda la
Iglesia.
Cada “yo creo” se une a otros “yo creo”
El yo del credo abarca también el paso
del yo privado al yo eclesial.
8. El creyente profesa su fe con la Iglesia, la comunidad de los creyentes.
“La confesión de fe se entrega en el símbolo, como una confesión que se
hace en nombre de toda la Iglesia, la cual está unida a Dios por medio
de la fe”. (Santo Tomás de Aquino)
«La fe no es un acto aislado.
Nadie puede creer solo, como
nadie puede vivir solo. Nadie se
ha dado la fe a sí mismo, como
nadie se ha dado la vida a sí
mismo. El creyente ha recibido la
fe de otro, debe transmitirla a
otro. Nuestro amor a Jesús y a los
hombres nos impulsa a hablar a
otros de nuestra fe. Cada
creyente es como un eslabón en
la gran cadena de los creyentes.
Yo no puedo creer sin ser
sostenido por la fe de los otros, y
por mi fe yo contribuyo a
sostener la fe de los otros» CEC, 166.
9. El bautizado proclamando
su fe se siente sostenido por
el testimonio de toda la
Iglesia.
La eclesialidad del acto de fe
significa que el sujeto debe
hacer suya la fe de la Iglesia, y
que esta fe se expresa y existe
en el acto de fe de quien
mantiene vivo su vínculo con la
communio. Al vivir su fe, el
creyente no sólo construye su
propia existencia, sino que al
mismo tiempo edifica la Iglesia,
de manera que el del individuo
es el creo de la Iglesia, no el
credo de creyentes aislados
10. La fe no puede manipularse.
«La fe no es fruto de mis pensamientos, sino que me viene de fuera. Por eso, la palabra
no es algo de lo que dispongo y cambio a mi antojo, sino que es anterior a mí mismo:
precede siempre a mi pensamiento.». [J. Ratzinger].
«El que se hace discípulo de Cristo tiene derecho a recibir la “palabra de la fe” no
mutilada, falsificada o disminuida, sino completa e integral, en todo su rigor y su vigor»
(Juan Pablo II, Catechesi tradendae, 30).
11. Exigencia de la caridad.
En la común profesión de la fe
eclesial, la Iglesia encuentra también
el fundamento de su comunión, de su
unidad, que le permite proyectarse al
mundo como germen de unidad: «Un
solo Cuerpo y un solo Espíritu, como
una es la esperanza a que habéis sido
llamados. Un solo Señor, una sola fe,
un solo bautismo, un solo Dios y
Padre de todos, que está sobre todos,
por todos y en todos» (Ef 4,4-6).
«Desde siglos, a través de muchas lenguas, culturas, pueblos y
naciones, la Iglesia no cesa de confesar su única fe, recibida de un solo
Señor, transmitida por un solo bautismo, enraizada en la convicción de
que todos los hombres no tienen más que un solo Dios y Padre» (CEC,
172).