El documento discute la complejidad de definir la adolescencia y señala que aunque no existe un período específico, comienza con el desarrollo del pensamiento abstracto y el crecimiento físico. Finaliza con la entrada a la madurez que ahora se retrasa debido a la dificultad de independizarse. Además, las características de la adolescencia no se desarrollan al mismo tiempo y dependen de factores como la personalidad y educación. El grupo de pares y la familia son apoyos importantes pero pueden tener efectos positivos o
1. Tras haber introducido los datos y características más significativos de la adolescencia,
podemos ver la complejidad que existe a la hora de poder delimitar un tramo concreto que
abarque la misma. Por ello, no existe un periodo concreto donde trascurra, aunque sí hay
unos hechos objetivos que delimitan dónde empieza, como el desarrollo del pensamiento
abstracto, el crecimiento físico y el desarrollo psicológico. Y en cuanto al final de esta
etapa, hemos de indicar que está marcada por la entrada en la madurez, la cual se está
viendo retrasada en la actualidad por la dificultad de independencia económica, familiar y
social de las personas.
Hemos de destacar que no todas las características de la adolescencia se desarrollan al
mismo tiempo y del mismo modo en los adolescentes. Depende de varios factores entre los
que están la personalidad, educación, cambios hormonales etc., aunque todos responden a
unos criterios generales como los destacados con anterioridad.
Debido a que el grupo de iguales representa, junto con la familia, uno de los apoyos más
importantes del adolescente, hemos de indicar que puede tener efectos tanto negativos
como positivos. Así por ejemplo, si el grupo en el que el adolescente se integra, desarrolla
conductas disociales, éste puede tender a la perpetuación de las mismas. Apareciendo así
una problemática para este sector.
En relación a esto, el alejamiento que comienza a producirse entre el menor y los padres, es
un proceso natural dentro del ciclo vital que dificulta el mantenimiento de un espacio de
diálogo y reflexión sobre los comportamientos y actividades realizadas fuera de la familia.
A lo anterior le podemos
añadir, que si desde la
infancia no existe una
relación fluida entre el menor
y los progenitores, como
puede darse en algunos casos,
podrían suceder futuras
dificultades en el diálogo
padres-hijos durante la
adolescencia.
Asimismo, el ocio y tiempo libre suele verse por los adolescentes como un espacio de
evasión fuera de las normas impuestas por la familia y/o colegio, lo que conduce a vivirlo
fuera de estos ámbitos.
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2. A pesar de todo esto, hemos de indicar que no siempre se cumple esta imagen negativa en
su totalidad. Pues en función de la persona, presentará un mayor o menor grado de
rebeldía, oposicionismo, ruptura del diálogo, etc.
Vemos como en relación al consumo de drogas, inicio de las relaciones sexuales, etc.,
también se manifiesta una cierta heterogeneidad comportamental y actitudinal en el grupo
de los adolescentes.
No todos tienen por qué consumir, ni empezar a la misma edad, ni hacerlo del mismo
modo.
Por otro lado, respecto a los medios de comunicación, hemos de decir que no todos los
adolescentes se ven influenciados por los mismos de la misma manera, ya que pueden
tener una capacidad crítica que les haga ver la intención manipulativa de los mismos.
Como conclusión, destacar que la adolescencia es un período de constantes cambios, no
producidos al unísono en el conjunto del colectivo. Por ello, es necesario un
acompañamiento al menor a lo largo de todo el proceso, que le guíe y apoye en el
afrontamiento de las diferentes problemáticas que les puedan surgir.
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