Este documento resume los elementos clave de la propuesta sobre la reinvención del gobierno según los autores Osborne y Gaebler. Proponen cambiar de un gobierno burocrático a uno empresarial basado en la capacidad de aprendizaje rápido y la prestación innovadora y eficaz de servicios. Abogan por un gobierno catalizador, basado en la comunidad, competitivo, orientado a objetivos, resultados y el cliente, con una perspectiva empresarial de inversión en lugar de gasto. El documento describe cada uno de estos 10 principios
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Reinvención del gobierno elementos básicos haaz
1. Reinvención del
Gobierno
En el presente documento se encuentran los elementos básicos del contenido de las propuestas sobre la Reinvención
del Gobierno, que en buena medida han sido llevadas o tratadas de llevar a la práctica en muchos países. Primero se
expone lo relativo a la obra de Osborne y Gaebler, luego lo referente al Informe de Al Gore (National Performance
Review, 1993) y luego lo concerniente a los Foros Globales sobre la Reinvención del Gobierno que han sido realizados
con apoyo de la ONU.
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LA REINVENCIÓN DEL GOBIERNO
LA INFLUENCIA DEL ESPÍRITU EMPRESARIAL EN EL SECTOR PÚBLICO
DAVID OSBORNE Y TED GAEBLER
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2. Esta obra, desde su primera edición en inglés en 1992 y en español en 1994, ha
ejercido una fuerte influencia en el campo de la Administración Pública.
En ella, sus autores -reconocidos expertos en el campo de la administración pública-
plantean que el tipo de gobierno que se desarrolló durante la era industrial, con sus
burocracias perezosas y centralizadas, su preocupación por las reglas y las
regulaciones y sus cadenas jerárquicas de mando, ya no funcionan del todo bien.
En su momento lograron grandes cosas, pero volvieron excesivamente abultados,
derrochadores e ineficaces.
Las burocracias jerárquicas y centralizadas que se diseñaron en los años treinta y
cuarenta del pasado siglo no funcionan bien en la sociedad y la economía de los
noventa, incesantemente cambiante, rica en información y animada por una intensa
actividad cognoscitiva.
Osborne y Gaebler sostienen que ante estas nuevas realidades si se quiere
incrementar la eficiencia del gobierno la tarea urgente es reinventarlo; esto es: “pasar
de un tipo de un gobierno de tipo burocrático a otro de carácter empresarial, basado
en la capacidad de aprender con rapidez nuevas formas de acción y de ofrecer
servicios a la gente de manera innovadora y eficaz”.
Los tiempos que corren, dicen Osborne y Gaebler exigen instituciones
extremadamente flexibles y adaptables.
Instituciones responsables antes sus clientes que ofrezcan bienes y opciones de
servicios no estandarizados y de gran calidad.
Instituciones que gobiernen más por la persuasión y los incentivos que mediante
órdenes, y que desarrollen en sus empleados un sentimiento de significado, de control
e incluso de propiedad.
Exigen instituciones que capaciten y autoricen a los ciudadanos antes que limitarse a
servirlos.
El modelo de gobierno empresarial que Osborne y Gaebler proponen se basa en el
concepto de empresario tal como fuera definido por Jean-Baptiste Say (1767-1832):
“el empresario es la persona con la capacidad de cambiar o trasladar recursos desde
zonas de baja productividad, a áreas de mayor productividad y rendimiento”.
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3. Osborne y Gaebler creen firmemente que es posible aplicar exitosamente este
concepto al sector público, toda vez que el los administradores tienen la función de
trasladar recursos a zonas de mayor productividad y rendimiento.
“Cuando hablamos de empresarios públicos -dicen los autores- nos referimos
precisamente a la gente que actúa de esta manera.
Cuando hablamos de modelo empresarial, aludimos a las instituciones del sector
público que actúan habitualmente de esta manera, que usan constantemente sus
recursos según nuevas maneras para mejorar su eficacia y sus resultados concretos.
Los autores, a lo largo de los once capítulos y dos apéndices que estructuran el libro-
discuten la importancia de crear un gobierno empresarial basado en diez principios
claves, los que -en la medida se implementen adecuadamente- harían posible la
reinvención del gobierno.
En apoyo a sus planteamientos, los autores presentan una amplia y variada gama de
ejemplos tomados todos de diversas áreas del sector público federal, estatal y
comunal estadounidense.
A continuación se presenta una breve descripción de cada uno de tales
principios; y como ejercicio de estudio es conveniente reflexionar en relación a
cada principio y tratar de visualizar en qué áreas o servicios de la
Administración Pública mexicana (federal, estatal o municipal) se ha aplicado o
podría aplicarse lo que aquí se plantea.
1. Gobierno catalizador: mejor llevar el timón que remar.
Este es el principio básico de la propuesta de Osborne y Gaebler para reinventar el
gobierno.
El mismo implica transformar el gobierno tradicional de proveedor directo de
servicios a uno catalizador; esto es: promotor, coordinador, activador y armonizador
de las iniciativas de los sectores privados, comunitarios y de otras organizaciones sin
fines de lucro para la búsqueda de soluciones a los problemas de la sociedad.
Los autores sostienen que para lograr este objetivo se tienen que separar lo que son
las decisiones sobre dirección o formulación de políticas, de lo que son las decisiones
relativas a actividades relacionadas con la prestación directa de los servicios.
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4. Como metafóricamente expresan los autores “...la tarea del gobierno consiste en llevar
el timón de la nave, no en remar. Prestar servicios es remar, y el gobierno no es muy
bueno remando”.
Si bien Osborne y Gaebler sostienen que la aplicación del principio de gobierno
catalizador constituye el elemento esencial para reinventar el gobierno, tienen
especial cuidado en aclarar que el término catalizador no entenderse como sinónimo de
privatización.
La privatización –dicen los autores- es solo como una estrategia gerencial que no
constituye en si misma la solución para la prestación de los servicios públicos.
En sus propias palabras: “...la privatización es simplemente un punto de partida
erróneo a la hora de analizar el papel del gobierno. Se pueden contratar servicios
fuera de la administración oficial o transferirlos al sector privado. Pero no se puede
hacer lo mismo con la gestión de gobierno.
Podemos privatizar funciones aisladas de conducción, pero no el proceso entero de la
gestión de gobierno.
Si lo hiciéramos, no dispondríamos de mecanismo adecuado para tomar decisiones
colectivas, ni modo de establecer las reglas del mercado, ni medio para imponer reglas
de comportamiento.
Perderíamos todo el sentido de equidad y de altruismo; los servicios que no pueden
originar beneficios, ya se trate de alojamiento para los que carecen de vivienda, ya de
asistencia sanitaria a los pobres, a duras penas existirían.
Las organizaciones del tercer sector jamás podrían sostener todo el peso de si
mismas”.
2. Gobierno propiedad de la comunidad: mejor facultar que servir directamente
El objetivo de este principio, reside en fortalecer las comunidades y la participación
de los ciudadanos en las decisiones gubernamentales que les afectan.
La ineficiencia de los gobiernos contemporáneos –dicen los autores- “no reside tanto
en las personas (funcionarios públicos) que trabajan en sus agencias; el verdadero mal
se encuentra en los sistemas, estructuras, reglas, procedimientos y leyes que los
atrapan e inhiben su capacidad creativa”.
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5. Los autores sostienen que “...para que los programas de gobierno realmente funcionen
es necesario sacar la responsabilidad de éstos de las manos de los burócratas y
traspasarla a la gente a la cual están orientados servir”.
De acuerdo a Osborne y Gaebler, frente a los problemas que la afectan la comunidad
presenta una serie de ventajas en relación a las burocracias públicas.
Entre alguna de estas: comprende mejor sus problemas, que como los entienden los
burócratas; los miembros de la comunidad presentan un mayor grado de compromiso
hacia la solución de sus problemas, que el que presentan los funcionarios públicos; las
comunidades se centran en fortalecer sus capacidades, las burocracias se centran en
fortalecer sus deficiencias; las comunidades resuelven problemas, las burocracias
prestan servicio.
Por otra parte, agregan los autores, “un gobierno empresarial basado en este principio
contribuye a estimular y fortalecer la práctica de la democracia participativa”.
3. Gobierno competitivo: inyectar competitividad en la prestación de servicios.
Osborne y Gaebler sostienen que la característica esencial de un gobierno empresarial
es exigir criterios de competencia en la prestación de servicios mediante la
eliminación de monopolios estatales y la liberación de las fuerzas de mercado.
Los autores están plenamente convencidos que promover la competencia entre el
sector privado y el sector público tiene diversos y positivos efectos, entre éstos:
“ obliga a los monopolios públicos a responder a las necesidades de los consumidores;
los proveedores se ven obligados a mantener bajos sus costos y a responder
rápidamente a los cambios en la demanda; estimula y premia la innovación; eleva la
moral y el orgullo en los empleados públicos; fomenta la eficiencia y la responsabilidad
de la gerencia pública, pero más importante aún: crea un sentido de mejor
aprovechamiento de los presupuestos públicos”.
Aunque Osborne y Gaebler expresan estar ciertos que la competencia no soluciona
todos los problemas del gobierno, en gran medida –sostienen- constituye la llave que le
puede permitir abrir los grilletes burocráticos que lo paralizan.
4. Gobierno inspirado en objetivos: la transformación de las organizaciones
regidas por reglas.
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6. Las instituciones públicas tradicionales, sostienen Osborne y Gaebler, están
orientadas a cumplir con una gran cantidad de reglas, regulaciones y actividades
inútiles, más que actuar inspiradas en objetivos. En las agencias públicas –dicen los
autores- “todas las reglas se han establecido con las mejores intensiones; ero sus
efectos acumulativos son paralizante”.
Por el contrario, las organizaciones basadas en el espíritu empresarial tienden a
minimizarlas y a poner atención en definir claramente su misión y objetivos.
En este capítulo del libro Osborne y Gaebler presentan una gran variedad de ejemplos
tendientes a demostrar que las organizaciones públicas que ya han comenzado a
orientarse por objetivo suelen son ser innovadoras, eficaces y productivas que las que
aún mantienen su forma tradicional de hacer.
En palabras de los autores “la claridad de los objetivos y de la misión tal vez
constituyan el capital más valioso de una organización gubernamental.
5. Gobierno dirigido a resultados: financiar el producto, no los datos.
La preocupación de los gerentes públicos –dicen los autores- debe cambiar de
prioridad.
Debe pasar de la preocupación por los insumos y procesos a la medición del
rendimiento.
Según Osborne y Gaebler las agencias del sector público deben comenzar a evaluar
sus desempeños más por la calidad de sus resultados que por el fiel cumplimiento de
los reglamentos burocráticos.
Plantean los autores que las organizaciones exitosas buscan soluciones, confían en sus
empleados, miden cuantitativa y cualitativamente los resultados del trabajo y vinculan
los incentivos salariales al desempeño de sus empleados.
Medir los resultados –agregan los autores- es importante por varias razones: “ lo que
se mide, se hace; si no se miden los resultados no se puede distinguir entre el éxito y
el fracaso; si no se puede reconocer el éxito, no se lo puede recompensar, si no se
puede recompensar el éxito, probablemente se recompense el fracaso; si no se puede
reconocer el éxito, no se puede aprender de él; si no se puede reconocer el fracaso, no
se lo puede corregir.
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7. Los autores presentan una serie de procedimientos acerca de cómo implantar sistemas
de presupuestos por resultados y diferentes criterios para medir la efectividad en
organizaciones del sector público.
6. Gobierno inspirado en el cliente: satisfacer las necesidades del cliente, no las
de la burocracia.
Osborne y Gaebler sostienen que, a diferencia de las burocracias tradicionales que
solo tienden a servirse a si mismas, el objetivo del modelo de gobierno empresarial que
proponen es servir a los ciudadanos.
Basados en la filosofía de la calidad total, agregan los autores que la mejor forma para
obtener calidad en la prestación de los servicios públicos es satisfaciendo las
necesidades de los clientes.
En este sentido abogan por que el tradicional concepto de ciudadano se re
conceptualice por el de cliente o comprador de servicios.
Osborne y Gaebler sostienen que las agencias públicas que ya se han orientado a la
satisfacción del “cliente” presentan diversas ventajas sobre aquellas que aún lo hacen
orientadas al “ciudadano”:
Se hacen responsables por la calidad de los servicios que ofrecen.
Despolitizan sus decisiones al elegir sus proveedores.
Estimulan constantemente la innovación de los servicios que ofrecen.
Derrochan menos recursos monetarios que las agencias públicas tradicionales, en la
medida que igualan la oferta a la demanda.
Facultan al cliente para elegir entre diversos servicios; contribuyen a desarrollar
oportunidades de mayor igualdad entre la gente.
En apoyo a este principio, los autores presentan al lector una amplia variedad de
técnicas a través de las cuales las agencias públicas pueden conocer el nivel de
satisfacción e insatisfacción que sus clientes experimentan respecto a los servicios
que reciben.
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8. 7. Gobierno de corte empresarial: ganar en lugar de gastar
De acuerdo a Osborne y Gaebler es difícil para los administradores de las agencias del
sector público pensar como inversores si no conocen sus costos reales.
La mayoría de los administradores públicos –dicen - no tienen idea de lo que cuesta
producir los servicios que ofrecen.
La experiencia muestra que por lo general sus costos verdaderos llegan a exceder
hasta en un 30 por ciento los costos inicialmente considerados en sus presupuestos.
Para los autores, reinventar el gobierno necesariamente pasa por desarrollar en éste
una perspectiva de inversión, y el hábito de considerar sus gastos como si se tratara
de inversiones.
Por otra parte, Osborne y Gaebler sostienen que si se desea que los gestores públicos
piensen como empresarios entonces es necesario proveerlos de incentivos.
Los autores explican detalladamente diversos modos a través de los cuales se podría
lograr tal propósito, entre éstos: ahorro y ganancias compartidas, capital de
innovación, fondos empresariales, centros de utilidad, entre otros.
Un aspecto que resulta interesante de comentar, es que si bien Osborne y Gaebler
creen firmemente en las bondades de un gobierno empresarial, también se apresuran
en aclarar que el gobierno no puede funcionar como una empresa.
Como ellos mismos expresan: “creemos que los diez principios que sirven de base a
nuestro modelo, son propios de cualquier institución exitosa en el mundo de hoy, ya
sea en el sector público, ya en el privado, ya en el de las actividades sin fines de lucro.
Y hemos aprendido muchísimo de teóricos de la administración de empresa. Pero,
respecto del gobierno la teoría de la empresa no es suficiente.
Habrá muy pocos norteamericanos que realmente deseen que el gobierno actúe como
una empresa, tomando decisiones rápidas a puerta cerrada y con vistas al beneficio
privado.
Si así lo hiciera, la democracia resultaría la primera perjudicada.
Pero, la mayor parte de los norteamericanos si desearían que el gobierno fuera menos
burocrático.
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9. Entre conducta burocrática y conducta empresarial hay un amplio abanico de grados
intermedios, y el gobierno seguramente puede cambiar su posición a este respecto”.
8. Gobierno previsor: más vale prevenir que curar.
Los tradicionales gobiernos burocráticos –dicen Osborne y Gaebler- se centran en
suministrar servicios para combatir los problemas, más bien que en desarrollar
estrategias para anticiparlos.
Así, para afrontar la enfermedad las burocracias tradicionalmente orientadas fundan
servicios de salud.
Para hacer frente al crimen establecen más policías.
Para combatir incendios compran más coches de bomberos.
Por el contrario, los gobiernos empresariales aplican criterios de planificación
estratégica para visualizar el futuro a objeto de reformular su misión y objetivos,
identificar los problemas más urgentes y tomar las decisiones necesarias.
El gobierno previsor –dicen los autores- se basa en la necesidad de la planificación
estratégica, lo cual significa visualizar el futuro de la organización a los fines de
formular su misión, identificar los problemas más urgentes o prioritarios, y adoptar
los objetivos, decisiones y acciones para alcanzarla.
El gobierno previsor –agregan los autores- pretende contestar tres preguntas básicas:
a) ¿dónde estamos? (situación actual), b) ¿a dónde queremos llegar? (objetivos
deseados) y c) ¿cómo llegaremos? (estrategias).
En este aspecto, su función principal será prevenir los problemas antes de que surjan
y eliminar o disminuir la tendencia de ofrecer servicios de manera desarticulada e
incremental.
9. Gobierno descentralizado: de la jerarquía a la participación y el trabajo en
equipo.
La esencia de este principio -dicen Osborne y Gaebler- consiste en otorgar un mayor
grado de autoridad para tomar decisiones a los funcionarios de los niveles
organizacionales más bajos.
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10. En otras palabras, esto significa: acercar las decisiones a los clientes; reducir las
jerarquías burocráticas, y fomentar la participación y el trabajo en equipo.
Un gobierno descentralizado ofrece, además, la ventaja de acceder más rápidamente a
la información y a los cambios tecnológicos para mejorar y agilizar la toma de
decisiones.
10. Gobierno orientado al mercado: provocar el cambio a través del mercado.
Osborne y Gaebler, sostienen que los mercados no solo existen en el sector privado;
también existen en el sector público, aunque a éstos normalmente se les denomina
sistemas.
Pero, agregan los autores, son mercados del mismo modo que son mercados el sistema
financiero, el sistema bancario, el sistema de asistencia sanitaria.
Osborne y Gaebler, creen firmemente que los gobiernos si quieren conseguir más de lo
que ahora ofrecen deben explorar la idea de utilizar los mecanismos de mercado para
mejorar los servicios públicos.
Los autores se basan en el supuesto que el mercado puede ser regulado para conseguir
objetivos de carácter públicos; a la vez que evitar los vicios que en éste sentido
generalmente se originan.
Sostienen que los gobiernos orientados al mercado presentan ventajas en relación a
los gobiernos burocráticos: evitan que sus decisiones respondan a móviles políticos;
evitan que los proyectos sean impulsados por votantes, en lugar de consumidores;
evitan que políticos impulsen proyectos que solo sirven a asegurar sus intereses
partidistas; evitan que los servicios que ofrecen tiendan a fomentar sistemas
fragmentados de reparto de beneficios.
El capitulo once de este libro lo destinan Osborne y Gaebler a presentar ejemplos de
cómo se pueden aplicar los diez principios a cualquier organización pública, entre
éstas: organizaciones municipales, del área de la salud, educación, policía, y
organizaciones comunitarias sin fines de lucro.
El libro reseñado sin duda alguna constituye un aporte valioso para entender algunas
de las estrategias de cambio que se están produciendo o que deberían producirse en el
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11. gobierno de las agencias públicas para enfrentar con éxito los retos de la nueva
sociedad postindustrial.
Sin embargo, un aspecto que no debemos olvidar en el trabajo de Osborne y Gaebler
es el que todos los ejemplos de que se sirven, para avalar su modelo de gobierno
reinventado, han sido tomados exclusivamente del contexto socioeconómico
estadounidense, lo que plantea serias dudas acerca de la posibilidad de extrapolarlos a
otros contextos económicos y sociales.
El libro está redactado en un lenguaje sencillo y a veces hasta anecdótico lo que lo
hace agradable de leer.
La “Reinvención del Gobierno” es un libro cuya lectura no debe estar ajena a
estudiantes, teóricos y prácticos de la Administración Pública.
El modelo planteado por Osborne y Gaebler fue parte esencial del programa de
reinvención gubernamental que impulsó Bill Clinton, teniendo al frente del programa a
Al Gore quien encabezó los trabajos respectivos y en su Informe del “National
Performance Review” (1993) se encuentra lo siguiente, entre otros temas:
"Debemos premiar a las personas e ideas que funcionan y librarnos de las que
no funcionan"
La orientación de este Informe es crear una administración mejor y que cueste
menos, reduciendo -no sólo el déficit fiscal-, preocupación central de los
políticos norteamericanos, sino que reducir también "el déficit de confianza en
el gobierno".
El informe tuvo como trasfondo institucional los Equipos de Reinvención de los
Departamentos (ministerios) y los Laboratorios de Reinvención, que
experimentan en nuevas formas de proceder.
Además, se contó con el apoyo de numerosos técnicos y la opinión de decenas
de miles de usuarios y las de miles de dirigentes empresariales y expertos en
Administración.
El resultado final es un conjunto de más de 100 recomendaciones.
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12. La mayor parte de las reducciones de personal se refieren a las estructuras de
excesivo control y gestión que ahogan la creatividad de directores y
trabajadores.
Estas modificaciones significan un ahorro de 108 mil millones de dólares.
Todas estas medidas deben entenderse que están por sobre los partidismos:
"queremos que la mejora continua se convierta en la forma habitual de trabajo,
independientemente del partido en el poder".
Los programas no son diseñados, sino creados por ley, hay una crisis, no en
relación a lo que el gobierno hace, sino a cómo lo hace.
En la década de los "80 las empresas privadas norteamericanas se reinventaron
a sí mismas, en los "90 los gobiernos tratan de hacer lo mismo.
Para impedir el fraude hemos creado un sistema de control paralizante y
además hay que contar con un sistema de personal, un sistema de compras, un
sistema de gestión financiera, un sistema presupuestario y un sistema
informático que ahogan cualquier brote de creatividad.
El problema de fondo es que hay una burocracia de la era industrial en una era
informática.
La especialización y la jerarquización son sus características fundamentales. El
éxito no provoca recompensas, el fracaso no lleva consigo castigos.
A pesar de esta maraña de inconvenientes hay iniciativas muy positivas pues la
gente es capaz de crear organizaciones emprendedoras.
Los principios fundamentales para transformar las organizaciones son:
- reducir los trámites burocráticos.
- el cliente es lo primero.
- dar poder a los empleados para conseguir resultados.
- reducir los gastos a lo esencial.
- ayudar a la comunidad a resolver sus problemas. - fomentar la excelencia.
De esta manera se pretende:
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13. - crear un sentido de misión.
- llevar más el timón y remar menos.
- delegar autoridad y responsabilidad.
- sustituir reglamentos por incentivos.
- presupuestos basados en los resultados.
- exponer las operaciones a la competencia.
- buscar soluciones comerciales y no administrativas.
- medir el éxito a través de la satisfacción del cliente.
El intentar aplicar estas medidas implica riesgos pero "debemos tener el valor
de arriesgarnos a cambiar".
Reducir los trámites burocráticos.
Hay más de 100.000 folios de normas y reglamentos para impedir la influencia
política en la Administración que fijan en detalle como contratar, promover y
despedir a los funcionarios federales. Se estima que hay 700.000 funcionarios
federales en funciones de dirección, control o auditoría que demandan $
35.000 millones de dólares al año en sueldos y prestaciones. Estos funcionarios
son un tercio del total de los funcionarios federales. El presupuesto anual es
otro proceso agotador, el Congreso incorpora miles de directrices y consignas
que son complejas y contradictorias.
Por ejemplo a la Agencia para el Desarrollo se le han asignado más de 40
objetivos que van desde el sistema mundial a los excedentes agrícolas, la
democracia y el sistema nacional universitario y a veces se llega al detalle de
exigir que se contrate personal de Aduanas en Honolulu o que no se contrate
personal de vigilancia en la Casa de Moneda y Timbre.
Las proposiciones concretas son seis pasos:
- racionalizar el sistema presupuestario (presupuesto bianual, información
breve, planear estratégicamente, lo que se hará y no lo que se gastará, etc.
Minimizar las restricciones presupuestarias, límite en los costos y no en los
gastos, reutilización de hasta el 50% de lo no gastado, etc.).
- descentralizar la política de personal (simplificar el sistema que tiene miles
de reglamentos, 459 tipos de trabajo, 15 grados y 10 escalas por grado, dar
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14. poder a los Departamentos y Agencias para que contraten y administren al
personal.
- racionalizar las compras (la centralización de las compras para obtener bajos
precios ha caído en descrédito, los bienes y servicios son malos e inadecuados y
el abastecimiento lento. Hay que aumentar el poder de los delegados de las
agencias para que compren donde quieran con procedimientos simplificados
bajo los $100.000 actualizando las leyes federales y confiando más en el
mercado comercial).
- reorganizar a los inspectores generales (estos inspectores creados para
evitar el fraude y el despilfarro se han transformado en aplicadores estrictos
de la ley que paraliza el funcionamiento de la Administración, se intentará
orientarlos hacia el control de gestión).
- eliminar la reglamentación innecesaria (se estima que el sector privado gasta
430.000 millones de dólares al año en el cumplimiento de los reglamentos;
existen unas 12.000 páginas de leyes y reglamentos sobre personal. Las
Fuerzas Armadas tenían 55.000 páginas de leyes y reglamentos y fueron
reducidas a 18.000. El Congreso pide unos 5.000 informes a las agencias en un
año).
- dar más poder a las administraciones estatales y locales (estas
administraciones tienen miles de asignaciones específicas y una red compleja
de normas que muchas veces impide utilizar estos recursos o se utilizan para
cumplir con las formalidades, aunque hay otros destinos más urgentes para el
gasto público, es necesario flexibilizar el gasto reduciendo la reglamentación, y
dictar normas para que varios fondos se consoliden y funcionen de abajo hacia
arriba).
Los cambios propuestos serán difíciles y pasarán años antes de que se
consoliden, pero los empleados federales serán cada vez menos tolerantes con
la burocracia y se podrá seguir avanzando.
Los clientes son lo primero
"Muchos no se dan cuenta de que la Administración tiene clientes. Tenemos
clientes. El pueblo americano". Con estas palabras comienza el segundo capítulo
de este libro.
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15. La idea de que el monopolio público debe abrirse a la competencia hay que
aplicarla, pero recordando que muchas responsabilidades públicas no pueden o
no deben ser gestionadas por el sector privado.
Lo que sí se puede es trasplantar ciertos aspectos del mundo empresarial al
sector público.
En vez de recortar los presupuestos y eliminar los programas (lo que es
conveniente en algunos casos), se propone un enfoque distinto: reinventar el
gobierno.
En primer lugar establecer los objetivos al servicio del cliente y ofrecer un
servicio equiparable a los que otorga el sector privado.
En segundo lugar hacer competir a las agencias por los clientes.
En tercer lugar, si sólo hay monopolio, haremos que funcione de un modo
empresarial.
En cuarto lugar se organizarán mercados privados de manera que se solucionen
los problemas y se responda a las necesidades de los ciudadanos.
Esta tendencia es irreversible y la revolución de la calidad se extiende por
todas las empresas privadas y ahora penetrará en el sector público.
La revolución de la calidad
El capítulo III plantea una estrategia democrática: dar poder a los empleados
para que consigan resultados.
Inspirados en los pensadores americanos concibe que la calidad es un
imperativo y que para lograrla hay que promover un cambio cultural
descentralizando la toma de decisiones; responsabilizando a todos los
empleados federales de los resultados obtenidos; dando a los empleados
federales las herramientas que necesitan para hacer su trabajo (formación,
capacitación, información); mejorando las condiciones de vida laboral (permisos
por enfermedad, cuidado de enfermos, flexibilidades horarias, igualdad de
oportunidades, etc.); logrando la colaboración de los empleados y la dirección
(se crea el Consejo Nacional de Colaboración con directivos públicos y
sindicatos); y, ejerciendo el liderazgo y creando un Consejo Nacional de
Expertos en Gestión para dirigir la revolución de la calidad.
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16. Esta revolución sólo es posible aprendiendo a darle libertad a la
Administración.
Los gastos innecesarios
El capítulo IV contiene lo relativo a la proposición de eliminar todos los gastos
innecesarios de la Administración Federal para lo cual se proponen los
siguientes pasos:
- eliminar lo innecesario, lo duplicado, los privilegios de grupos.
- recaudar más eliminando el fraude.
- invertir para una mayor productividad.
- rediseñar los programas para reducir los costes.
Con estas medidas se intenta aproximarse a una Administración que cueste
menos.
Lo que se propone no es fácil, pero es posible porque ya se ha probado en las
administraciones locales, en agencias estatales e incluso en algunas agencias
federales. Si los ciudadanos comprometidos presionan y exigen, las
organizaciones responderán. Citando a Clinton, Al Gore termina su informe con
las siguientes palabras: "El futuro es nuestro si tenemos el coraje de crearlo".
Comentario
Este informe ha sido analizado, discutido, criticado, aplaudido y vilipendiado en
muchas partes. Pero en algo ha habido unanimidad, es un informe dirigido al
pueblo, con ideas claras y proposiciones concretas. No es un informe
gigantesco que pretende decirlo todo y sólo abruma al lector.
Su inspiración es muy definida, las ideas de Osborne y Gaebler que han
expuesto en su obra Reinvención del gobierno y que es una síntesis de los
logros de las nuevas tendencias administrativas que se han probado en los
municipios, en las empresas públicas, en las fuerzas armadas y en muchos
servicios públicos norteamericanos.
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17. Es muy destacado este compromiso de Al Gore con una orientación
administrativa muy pragmática que conmovió a todo el mundo americano -la
política, la Administración, las universidades-, y prácticamente a toda la
sociedad americana y que además se difundió velozmente por todo el mundo.
Además, cabe mencionarse la realización de los eventos internacionales
denominados Foro de la Reinvención Gubernamental.
Bienvenida Para que la humanidad alcance la paz y la prosperidad, una de
las condiciones más esenciales es que exista confianza entre los ciudadanos,
entre los Estados Miembros, y en las propias instituciones de gobierno. Si
deseamos colaborar entre todos para hacer frente a las amenazas comunes y
promover objetivos mutuamente beneficiosos, como por ejemplo los objetivos de
desarrollo del Milenio, debemos potenciar ese invalorable elemento básico que es
la confianza.
Por lo tanto, es acertado que el tema de este Séptimo Foro Mundial sobre
Reinvención del Gobierno sea “Fomento de la confianza en el gobierno”. Mi propia
experiencia en el ámbito gubernamental me indica que para alcanzar esa meta no
existe un camino fácil. La confianza se gana con el tiempo, con esfuerzos
coherentes y acumulados.
El Foro Mundial es el escenario ideal para examinar medidas tendientes a
aumentar la confianza en la acción gubernamental. Una de las formas más
seguras de alcanzar esa meta es por medio de una gobernanza transparente,
eficaz y responsable. Otra, consiste en fomentar la participación popular en el proceso de elaboración de
políticas. Las deliberaciones que tendrán lugar en Viena serán la ocasión propicia para crear otros cauces
innovadores que hagan posible el contacto de los gobiernos con los gobernados.
Las Naciones Unidas han apoyado activamente el Foro Mundial desde 2002. Este año, nos llena también de
orgullo ser sede del Foro. Espero que todos los Estados Miembros procuren que
éste sea su evento, intercambiando perspectivas, experiencias y estrategias.
Trabajando juntos, podemos reinventar el gobierno en formas que importen a la
gente común de todo el mundo, y de esa manera ganarnos su confianza.
La idea de la democracia data de hace más de 2.500 años, desde los tiempos de
Pericles y la polis ateniense. Sin embargo, no fue sino hasta los siglos XIX y XX
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18. que se inició la era de la democracia como forma de gobierno. Una de las premisas de la democracia es la
noción moderna de humanidad, formulada en el período de la Ilustración y consagrada en la Declaración
Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: una idea de la humanidad basada en el principio de
la igualdad de todos los seres humanos. Sólo sobre esa base podrá evolucionar plenamente y persistir el
principio de la democracia.
La democracia no debe ser un principio abstracto. Hay que infundirle vida, desearla y protegerla. La
democracia tiene que ser capaz de crecer y desarrollarse. Esa idea debe estar profundamente arraigada en la
conciencia de todos. La humanidad necesita confiar en la democracia, y todos deben aceptarla del mismo
modo, ya pertenezcamos a la mayoría o la minoría. Las instituciones de la democracia —el gobierno, el
parlamento, los tribunales y la administración, entre otros— tienen que ganarse esa confianza. Para mí, el
“Fomento de la confianza en el gobierno” significa mayor confianza en las instituciones democráticas.
Invariablemente se trata de una ardua labor, que implica fortalecer la base económica y social de la sociedad.
Incluye esfuerzos para lograr el desarrollo pacífico, la apertura y la transparencia, y por ende, también la
voluntad de examinar con franqueza los aspectos negativos y la disposición permanente a introducir ajustes.
El Foro Mundial sobre la Reinvención del Gobierno, con el lema “Fomento de la confianza en el gobierno”
organizado en Viena por las Naciones Unidas, constituye una magnífica oportunidad para debatir sobre las
formas de aumentar la confianza en las instituciones democráticas. Este intercambio mundial de ideas
contribuirá a fortalecer la democracia y a convertir el siglo XXI en una era en que imperen la democracia y el
estado de derecho. Hago votos por el mayor éxito de los debates que se celebrarán sobre el tema del
“Fomento de la confianza en el gobierno”, y estoy convencido de que Viena y Austria serán dignas anfitrionas
de este importante Foro de las Naciones Unidas.
La comunidad internacional está reconociendo cada vez más que las mejoras en la
gobernanza y la administración pública son bases fundamentales para el éxito en la
ejecución del programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, inclusive el logro
de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Los gobiernos deben tener la
capacidad de aplicar eficazmente las políticas que adoptan, tanto las que
promueven el desarrollo como las que ofrecen seguridad a sus ciudadanos o
satisfacen otros objetivos nacionales. Esta capacidad depende de la calidad de la
administración pública y la gobernanza, así como de las aptitudes de los gobiernos
para suscitar apoyo.
El Foro Mundial sobre Reinvención del Gobierno tiene el propósito de fortalecer esa
capacidad y contribuir directamente a los ODM. En los últimos años, aumentó
rápidamente la velocidad con que los cambios ocurridos en una parte del mundo
afectan a otras partes del mundo. La globalización, la liberalización de los
mercados, las tecnologías de la información y la comunicación y la democratización
han repercutido sobre las expectativas, sobre el papel del Estado y sobre las interacciones entre los
gobiernos, el sector privado y las entidades de la sociedad civil. Nuestras comunidades ya no pueden actuar
aisladamente respecto del mundo exterior: cada uno resulta afectado por las acciones de los demás, aun
cuando sea sólo indirectamente.
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19. Uno de los efectos de esos cambios, que es positivo pero problemático, ha sido acrecentar la diversidad de
las sociedades, sus voces, sus ideas, sus valores y sus opiniones. Una sociedad menos homogénea plantea
retos al gobierno, el cual debe determinar la manera de representar verdaderamente a sus electores, de
incorporar sus voces en la planificación de políticas, en la adopción de decisiones y la puesta en práctica de
las iniciativas, además de administrar las aportaciones de los ciudadanos y de encontrar nuevos medios de
crear consenso entre los gobernados, reflejando al mismo tiempo la diversidad de las poblaciones locales.
En 2007, las Naciones Unidas auspiciarán el Séptimo Foro Mundial, actividad que involucrará a todo el
sistema, con el apoyo de gobiernos y de los miembros del Grupo de Asociados Institucionales (IPG). Con la
conducción del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, los organismos y programas de las
Naciones Unidas colaborarán con organizaciones de la sociedad civil, universidades de reconocido prestigio y
centros de reflexión que forman parte del IPG, para aunar sus experiencias acumuladas, su especialización y
sus conocimientos en beneficio de los altos funcionarios y otros participantes internacionales, para considerar
los diferentes métodos de fomentar la confianza y fortalecer la credibilidad de las políticas y las instituciones
públicas.
Austria valora la oportunidad de organizar, conjuntamente con las Naciones
Unidas, el séptimo Foro Mundial sobre la Reinvención del Gobierno, que se
celebrará en la sede de las Naciones Unidas en Viena en junio de 2007.
El lema de este año para el Foro Mundial, “Fomento de la confianza en el
gobierno”, es muy apropiado. La confianza de los ciudadanos en su gobierno es
un requisito básico para la seguridad y la estabilidad, la creación de oportunidades
económicas y la prestación de servicios esenciales. En resumen, es una condición
indispensable para la buena gobernanza. El fomento y la salvaguardia de esa
confianza requieren un compromiso permanente y una dedicación constante.
El Foro Mundial ofrece una excelente oportunidad para analizar la cuestión desde
distintos puntos de vista, como son la rendición de cuentas, la transparencia y el
acceso a la información, o la participación y la inclusión de todos los sectores de la
sociedad en el proceso político. Austria estima que el estado de derecho, el
respeto de los derechos humanos, la salvaguardia de la igualdad social y el fomento del empoderamiento de
la mujer son también dimensiones indispensables de la buena gobernanza.
Con esta reunión de alto nivel, nos proponemos fortalecer la cooperación entre los gobiernos, el sector
privado y la sociedad civil, intercambiar mejores prácticas, fomentar la innovación y mejorar la calidad de la
gobernanza a nivel nacional, regional y local.
Austria se enorgullece de que las Naciones Unidas tengan en Viena una de sus sedes, la única en toda la
Unión Europea. Encomiamos a las organizaciones internacionales con sede en Viena por su importante
contribución para que el mundo sea un lugar mejor y más seguro donde vivir. La construcción de nuevos
locales de conferencias a fin de ampliar el Centro Internacional de Viena es otra manifestación tangible de
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20. nuestro incesante apoyo a su importante labor.
Doy la más cordial bienvenida a este Foro Mundial a todos los participantes y les deseo una provechosa y
feliz estancia en Viena.
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FORO GLOBAL SOBRE REINVENCION DE GOBIERNO
Fue celebrado por primera vez en 1999 por iniciativa del entonces Vice-Presidente de Estados Unidos,
Al Gore. Al 2007 son siete foros los realizados:
1. Washington D.C. en 1999;
2. Brasilia, Brasil, en 2000;
3. Nápoles, Italia, en 2001;
4. Marrakech, Marruecos, en 2002;
5. Ciudad de México en 2003
6. Corea en 2005
7. Viena en 2007
DECLARACIÓN FINAL
Quinto Foro Global Sobre Reinvención del Gobierno:
Innovación y Calidad en el Gobierno del Siglo XXI
Ciudad de México, Noviembre 3-6, 2003
Declaración de la Ciudad de México
http://www.cinu.org.mx/prensa/especiales/2003/reinv_gob/declaracion.pdf
El Séptimo Foro (2007 en Viena) tuvo como tema “CONFIANZA: LA BASE DEL
BUENO GOBIERNO”
http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/UN/UNPAN026034.pdf
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21. Conclusiones del Séptimo
Foro Global sobre la
Reinvención del Gobierno,
realizado en Viena
El Séptimo Foro Mundial sobre la Reinvención del Gobierno, organizado por las Naciones
Unidas con el apoyo del Gobierno de Austria, se desarrolló en Viena, desde el 25 hasta el 29
de junio de 2007.
En el evento participaron los diputados Roberto León y Marta Isasi, junto a Jefes de Estado,
ministros, parlamentarios y altas autoridades gubernamentales y del sector privado de
diversos países.
El objetivo del encuentro mundial fue intercambiar buenas prácticas, innovaciones y
estrategias que mejoren la gobernabilidad y fomenten la confianza en los gobiernos.
Esta preocupación mundial nace cuando las personas sienten que sus dirigentes políticos y
sus gobiernos no los representan ni se hacen eco de sus intereses, lo que pone en peligro la
confianza y socava el interés público general.
Cuando las expectativas de los ciudadanos respecto de la forma en que funciona el Estado y
los servicios que presta no se cumplen, puede surgir una discordancia que se puede agravar
en el contexto de la globalización, lo que lleva a la desconfianza y la apatía.
DECLARACION DE VIENA
Martes 10 de Julio de 2007
FORMAS DE FOMENTAR LA CONFIANZA EN EL GOBIERNO
1) Garantizar la legitimidad del gobierno: Los gobiernos deben seguir esforzándose por
celebrar elecciones libres, imparciales y periódicas. Debe observarse y salvaguardarse el
estado de derecho. Y se subraya la importancia que reviste una relación constructiva entre el
parlamento y el poder ejecutivo.
2) Otorgar prioridad a la prestación de servicios y al acceso a éstos: La confianza
depende en parte en que los gobiernos puedan garantizar que los ciudadanos gocen de un
acceso constante y flexible a los servicios básicos. Los servicios prestados en el plano local
suelen constituir el primer contacto que los ciudadanos tienen con los procesos
gubernamentales, lo que influye no sólo en su opinión sobre la capacidad de respuesta del
gobierno, sino también en sus percepciones del valor de la participación local. Se recomienda
en la declaración, que los gobiernos otorguen prioridad a mejorar el acceso a los servicios y la
prestación de éstos, en particular para los grupos marginados. Además que los servicios
públicos adopten un criterio de atención al cliente encaminado a mejorar su capacidad de
respuesta y su calidad.
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22. 3) Potenciar la transparencia y la rendición de cuentas para luchar contra la corrupción:
Se plantea fortalecer la transparencia de los procesos políticos, garantizar el derecho a la
información, mejorar los mecanismos de ejecución de la ley, sensibilizar a la opinión pública y
fortalecer las instituciones que luchan contra la corrupción. También se propone que las
organizaciones de la sociedad civil desempeñen un papel activo en la evaluación de las
políticas y en las iniciativas de lucha contra la corrupción.
4) Mejorar el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación: Una gestión
eficaz de los conocimientos puede ayudar a mejorar la capacidad de los servicios públicos, al
permitir una mayor coordinación entre los organismos gubernamentales, aumentar la
eficiencia, posibilitar el mejoramiento de la prestación de servicios, permitir atender con más
rapidez a los usuarios y fortalecer la eficacia de las iniciativas de administración electrónica.
Asimismo los gobiernos deben adoptar un papel rector en lo que respecta a proteger la
seguridad de los datos y a salvaguardar la esfera privada, mediante el ejemplo y la
reglamentación, para fomentar la confianza en el entorno electrónico.
5) Apoyar la participación efectiva de la sociedad civil: Un diálogo auténtico y la
participación constante de las organizaciones de la sociedad civil son las formas más directas
y eficaces de fomentar la confianza. Recomendamos que se modernice la legislación que rige
a las actividades de la sociedad civil, que se aumente la participación de la mujer en las
actividades económicas y en la adopción de decisiones políticas, que se logre una mayor
participación pública en la planificación y gestión de las actividades del sector público y que se
promuevan el diálogo abierto y la comunicación.
6) Despertar un interés constructivo en los medios de información: Para garantizar la
legitimidad es necesario que existan medios de información libres y responsables que faciliten
la participación de todos los ciudadanos en las soluciones políticas.
7) Acercar el gobierno al pueblo: Para ello se propone fortalecer los gobiernos regionales y
locales mediante la transferencia de poderes y recursos, que se descentralice la
administración, que se elaboren métodos de rendición de cuentas a nivel local y que se
institucionalicen los procesos participativos locales.
8) Posibilitar la creación de alianzas entre los sectores público y privado: Alianzas
eficaces entre los sectores público y privado pueden mejorar la formulación y la ejecución de
programas de desarrollo. Estos vínculos deben someterse a una supervisión pública a cargo
de expertos.
9) Promover innovaciones en la reforma del sector público: Se plantea garantizar la plena
participación de la mujer en cargos superiores del sector público, reforzar valores compartidos
y motivar a los funcionarios. La gestión y la capacitación de los recursos humanos son
factores fundamentales para fortalecer las capacidades del Estado.
10) Restablecer la confianza en los países que atraviesan crisis y salen de situaciones
de conflicto: Las sociedades que emergen de conflictos se caracterizan por cambios políticos
radicales y un intenso proceso de creación de instituciones. Así pues, deben eliminarse los
obstáculos sociales y jurídicos a la participación de la mujer, lo que también tiene importancia
para las personas con discapacidades. La reforma de los servicios de seguridad, la justicia y
la reconciliación, los procesos constituyentes y la prevención de conflictos mediante la justicia
redistributiva tienen que producirse de manera simultánea y armónica.
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23. Consultoría y capacitación
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