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CÓMO ESTIMULAR
EL CEREBRO DEL NIÑO
100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones
ejecutivas
Rafa Guerrero
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CÓMO ESTIMULAR
EL CEREBRO DEL NIÑO
100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones
ejecutivas
Rafa Guerrero
Cómo estimular el cerebro del niño
100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones
ejecutivas
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ISBN: 978-84-267-2874-6
Producción del ebook: booqlab.com
A todos mis pacientes, con los que tan buenos ratos
hemos pasado potenciando sus funciones ejecutivas.
Prólogo
Introducción
1. El cerebro, ese gran desconocido
El cerebro como torre de control
Las funciones mentales superiores
La plasticidad cerebral
2. Los cuatro cerebros
El cerebro reptiliano
El cerebro emocional
El cerebro racional
El cerebro ejecutivo
Conclusiones
3. ¿Qué son las funciones ejecutivas?
Concepto
Definición
Características
La metáfora del director de orquesta
Principales funciones ejecutivas
Localización de las funciones ejecutivas
Partes de la corteza prefrontal
4. Desarrollo de las funciones ejecutivas
Desarrollo evolutivo del lóbulo frontal
Modelo de las tres unidades funcionales
Activación de las funciones ejecutivas
5. Ejercicios para desarrollar la concentración
¿Qué es la concentración?
Tipos de atención
¿Es lo mismo estar atento que estar concentrado?
Desarrollo evolutivo de la atención
Ejercicio 1: El águila imperial
Ejercicio 2: En busca de las vocales perdidas
Ejercicio 3: El juego de las letras
Ejercicio 4: Deme palmas
Ejercicio 5: Ping-pong atencional
Ejercicio 6: Premio al más atento
Ejercicio 7: Abracadabra
Ejercicio 8: Ensalada de letras
Ejercicio 9: Zumo de naranja
Ejercicio 10: Busque y compare
6. Ejercicios para desarrollar el control de impulsos
Inhibiendo impulsos a lo largo de la historia
El test de la golosina
¿Qué es el control de impulsos?
La metáfora del funambulista
Ejercicio 1: Stroop de animales
Ejercicio 2: Todo el mundo dice sí
Ejercicio 3: El detective González
Ejercicio 4: Jugando con los números
Ejercicio 5: Un pasito hacia delante
Ejercicio 6: Dando una vuelta por el zoo
Ejercicio 7: Zapatillas y manos
Ejercicio 8: Luna y sol
Ejercicio 9: ¡Cuidado con el número 2!
Ejercicio 10: Las ventanas indiscretas
7. Ejercicios para desarrollar la memoria operativa
¿Qué es la memoria operativa?
Tipos de memoria
Ejercicio 1: Baile de números
Ejercicio 2: El cangrejo Nicolás
Ejercicio 3: Contar euros
Ejercicio 4: La calculadora humana
Ejercicio 5: Sudoku
Ejercicio 6: King Kong
Ejercicio 7: Los números locos
Ejercicio 8: Pensar en números
Ejercicio 9: Memory de las cartas
Ejercicio 10: Saca el diccionario mental
8. Ejercicios para desarrollar la flexibilidad cognitiva
¿Qué es la flexibilidad cognitiva?
Ejercicio 1: Saque de la chistera todo lo que se le ocurra
Ejercicio 2: El toro hecho con palillos
Ejercicio 3: El triángulo mágico
Ejercicio 4: Los cinco puntos
Ejercicio 5: Palillos y números
Ejercicio 6: Todas las palabras
Ejercicio 7: Cuatro líneas rectas
Ejercicio 8: Sumas y restas
Ejercicio 9: Buscando a Nemo
Ejercicio 10: La abstracción de Picasso
9. Ejercicios para desarrollar la planificación
¿Qué es la planificación?
Ejercicio 1: ¡Vaya desorden!
Ejercicio 2: Torre de Hanoi
Ejercicio 3: Los números locos
Ejercicio 4: La tortilla francesa
Ejercicio 5: Laberintos
Ejercicio 6: Atando cabos
Ejercicio 7: Gatos y perros
Ejercicio 8: El diccionario loco
Ejercicio 9: El tutifruti de números
Ejercicio 10: El rey de los símbolos
10. Ejercicios para desarrollar la solución de problemas
¿Qué es la solución de problemas?
Ejercicio 1: La casita
Ejercicio 2: Cazando ratones
Ejercicio 3: Los relojes de arena
Ejercicio 4: Nineland
Ejercicio 5: Las edades
Ejercicio 6: Las cajas de caramelos
Ejercicio 7: Los vasos de chocolate
Ejercicio 8: Suma de letras
Ejercicio 9: La fuente de agua
Ejercicio 10: Jonás el curioso
11. Ejercicios para desarrollar la autorregulación emocional
¿Qué es la autorregulación emocional?
La metáfora del carruaje
¿Cómo educar en autorregulación emocional a nuestros hijos?
Ejercicio 1: Buscando en el diccionario
Ejercicio 2: Respiración
Ejercicio 3: Relajación tensión-distensión
Ejercicio 4: Sally y Ann
Ejercicio 5: ¿Será capaz de aguantar?
Ejercicio 6: El rincón de la calma
Ejercicio 7: La toalla
Ejercicio 8: Quién es quién de las emociones
Ejercicio 9: Dibuje su problema
Ejercicio 10: Mejorando mi empatía
12. Ejercicios para desarrollar la velocidad de procesamiento
¿Qué es la velocidad de procesamiento?
Ejercicio 1: El Usain Bolt de las palabras
Ejercicio 2: En busca del símbolo perdido
Ejercicio 3: Lectura rápida
Ejercicio 4: Nombrando objetos
Ejercicio 5: El ajedrez
Ejercicio 6: El cocherito leré
Ejercicio 7: El caballo
Ejercicio 8: Macedonia de figuras geométricas
Ejercicio 9: El cuerpo en marcha
Ejercicio 10: Dándole forma al niño
13. Ejercicios para desarrollar la orientación espacial
¿Qué es la orientación espacial?
Dificultades más frecuentes relacionadas con la orientación espacial
Ejercicio 1: Los triángulos
Ejercicio 2: ¡Arriba ese cuerpo!
Ejercicio 3: ¡Copie, copie!
Ejercicio 4: La mochila y el balón
Ejercicio 5: ¿En qué dirección van?
Ejercicio 6: La letra misteriosa
Ejercicio 7: Las curvas
Ejercicio 8: La otra mitad
Ejercicio 9: Haciendo cubos
Ejercicio 10: Rubén, Clara y Rosa
14. Trastornos y dificultades de las funciones ejecutivas
Lesiones de la corteza prefrontal
El síndrome disejecutivo
El curioso caso de Phineas Gage
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
Las emociones en la vida cotidiana
15. Diseño de un entrenamiento en funciones ejecutivas
Antecedentes históricos de los programas de intervención
Principios básicos de un entrenamiento en funciones ejecutivas
Características prácticas de un entrenamiento en funciones ejecutivas
Recursos web para trabajar las funciones ejecutivas
16. Los diez mejores juegos de mesa para trabajar las funciones ejecutivas
Ejercicio 1: Banderas rápidas®
Ejercicio 2: El relojito
Ejercicio 3: Speed cups®
Ejercicio 4: Mundo cruel®
Ejercicio 5: Dobble®
Ejercicio 6: ¡Emoción!®
Ejercicio 7: Córtex challenge®
Ejercicio 8: Touch and find®
Ejercicio 9: Fantasma Blitz®
Ejercicio 10: Mikado®
17. Soluciones
PRÓLOGO
El conocimiento de la estructura y función del cerebro que aporta la neurociencia
está proporcionando, de un modo cada vez más acelerado, nuevos datos que
impactan en muchos y diferentes campos de las humanidades. Campos que
discurren desde la filosofía a la ética pasando por la estética o la economía o,
más recientemente, la educación. Y, desde luego, este impacto se está
produciendo, y de modo destacado, en la psicología y el estudio de la conducta,
de las que, a su vez, se nutren los conocimientos aportados por la propia
neurociencia. Claramente estos conocimientos sobre el cerebro y su impacto en
las humanidades transforman, cambian, la sociedad en que se vive, y son estos
cambios los responsables últimos de la evolución constante y sucesiva de las
culturas.
Una consecuencia práctica de todo lo que antecede es la extensión de todos estos
nuevos conocimientos a los diferentes ámbitos de la sociedad y, desde luego, y
especialmente, a los diferentes núcleos de disciplinas o profesionales en ellas a
los que se dedican nuevos libros, como ocurre en el caso particular de este libro
que nos ocupa sobre educación y enseñanza. Libros que necesariamente se
escriben (o así debiera ser) con un lenguaje asequible, desde luego, pero
sólidamente basados en los conocimientos que se tienen tanto de la neurociencia
como de las disciplinas humanísticas correspondientes. Este es el caso de este
libro de Rafa Guerrero. Libro escrito de modo muy didáctico y muy asequible
que trata uno de los temas quizás hoy de mayor impacto en el mundo de la
neuroeducación y que es el de las FUNCIONES EJECUTIVAS o, si se quiere, el
tema de la individualidad y las funciones sociales complejas.
Lo cierto es que durante miles de años el individuo humano ha luchado, de modo
casi exclusivo, por mantenerse vivo en entornos en donde el valor supremo era la
supervivencia biológica. En contraste a esto, y en los contextos sociales
democráticos de nuestros días ya alejados de aquellos tiempos, la lucha del
hombre se centra en el logro de suficientes conocimientos y en la adquisición de
una sólida educación emocional que le faciliten sobrevivir y competir en
sociedades de conductas altamente complejas en lucha por la dignidad, la
igualdad y también por esa libertad que permita elegir y decidir a cada uno con
respeto a la propia dignidad, igualdad y libertad de los demás. Todo esto requiere
de la enseñanza y el aprendizaje de esas funciones sociales complejas o
funciones así llamadas ejecutivas. Funciones estas que requieren, en su esencia,
de unas capacidades y un entrenamiento suficiente como para poder planificar y
perseguir un objetivo concreto o desarrollar conductas de gran control emocional
y de autocontrol o control cognitivo de uno mismo. Todas funciones que hay que
comenzar a aprender desde muy temprano en el seno de la familia y del colegio.
Hay muchos estudios que avalan sobradamente cuanto digo. Precisamente, este
libro que estamos comentando en este prólogo proporciona muchos ejemplos y
ejercicios que lo demuestran y facilitan.
Hoy incluso comenzamos a saber del valor de estas funciones ejecutivas con
relación al aprendizaje en temas como el de la lectura, tarea que requiere, junto a
otras muchas redes neuronales, de la actividad de redes distribuidas en varios
territorios de la corteza prefrontal (detalladas en este libro) implicados en la
toma de decisiones y cambio consecuente de estrategias mentales. De particular
relevancia es la corteza prefrontal dorsolateral (memoria de trabajo), que permite
mantener en mente lo recién leído y así poder hilarlo con sentido a lo que sigue
durante la lectura. Y también la corteza cingulada (actividad concertada con el
cerebro emocional: emoción, cognición, intención, acción). Es este todavía un
capítulo abierto a la investigación neurocognitiva.
En cualquier caso, este libro es de importancia sobresaliente en el momento
actual. Libro que va desde los conceptos básicos acerca de la estructura y del
funcionamiento del cerebro a la descripción de esas funciones ejecutivas y su
desarrollo a lo largo de los primeros años de la vida, hasta completar, esencia del
libro, un amplio espectro de ejercicios acerca de cómo desarrollar la
concentración o el control de impulsos, memoria y atención ejecutivas,
flexibilidad cognitiva, planificación, autorregulación emocional y tantos otros.
El conjunto de todos estos temas son un vivo retrato que enmarca la progresión
de la neurociencia en su enlace con la psicología, la educación y las
humanidades, así como también su enorme repercusión para la sociedad en que
vivimos. Sin duda, representa una grande y valiosa labor de estudio y nuevas
ideas que, llevadas a la práctica en los ejercicios que propone Rafa Guerrero, en
este libro darán el beneficioso resultado que todos debemos, profundamente,
agradecerle. Yo, aquí, así lo dejo expreso.
Francisco Mora
Profesor Honorífico de la Universidad
Complutense de Madrid
INTRODUCCIÓN
Uno de los motivos que me llevaron a escribir este libro práctico sobre funciones
ejecutivas es que, después de muchos años trabajando con niños, adolescentes y
adultos con dificultades en algunas de sus funciones ejecutivas como la
concentración, la planificación o la solución de problemas, muchos de ellos se
encontraban con pocos recursos serios para seguir trabajando las funciones
ejecutivas en casa. Cuando formaba a maestros y profesionales, me manifestaban
su desesperación a la hora de encontrar un manual sencillo y práctico que
englobara ejercicios para trabajar las principales funciones ejecutivas. Es por
ello que decidí realizar un libro que ahondara en qué son las funciones ejecutivas
y que, a la vez, ofreciera al lector ejercicios para desarrollar y potenciar las
funciones ejecutivas de sus hijos o alumnos. Además, como bien concluye el
psicólogo Francisco Xavier Castellanos, en torno a un 50 % de la población
presenta algún tipo de dificultad en sus funciones ejecutivas (Castellanos, 2006).
Sirva de adelanto para el lector que todos los ejercicios que de ahora en adelante
encontrará en este libro están pensados para una edad determinada y para un
perfil concreto, motivo por el cual se hace imprescindible adaptar todos y cada
uno de los ejercicios que aquí se proponen. No es lo mismo un niño que otro, no
es lo mismo una edad que otra, no es lo mismo trabajar de manera individual las
funciones ejecutivas que hacerlo de manera grupal, como tampoco es lo mismo
trabajar con un niño con dificultades de aprendizaje o un trastorno disejecutivo
que trabajar con un niño sin dificultades aparentes (niños neurotípicos).
Otro aspecto que debe tener en cuenta el lector es que no existen ejercicios o
actividades que trabajen una sola función ejecutiva. Por ejemplo, no existen
ejercicios para potenciar solo y exclusivamente la concentración. Lo que sí que
hay son ejercicios que desarrollan principalmente la concentración, además de
otras funciones ejecutivas. Cuando trabajamos una función ejecutiva, es muy
probable que otras funciones ejecutivas que no trabajamos de manera directa
mejoren considerablemente. Es por ello que algunos ejercicios que se hayan
encuadrado en un capítulo de una función ejecutiva concreta se podrían haber
incluido en otros capítulos sin problema alguno.
Todas las actividades y los ejercicios que se proponen en el libro han sido
clasificados dentro de un rango de edad a partir del cual se pueden llevar a cabo
(véase en el apartado “Soluciones”). La gran mayoría de ellos se pueden utilizar
con niños a partir de los 5-6 años, aunque hay algunos que se pueden emplear a
partir de los 3-4 años y, otros más complejos, que están indicados a partir de los
10-11 años o incluso para adolescentes y adultos. Es importante saber que estas
edades son siempre orientativas, ya que debemos adaptar cada ejercicio a la
situación, dificultad e historia de cada niño. Por lo tanto, no tome las edades
propuestas como algo cerrado y rígido: adapte cada ejercicio a las necesidades
de cada niño y/o grupo.
Seamos conscientes de la repercusión que tenemos las madres, los padres, los
profesores, los profesionales y demás miembros de la sociedad sobre nuestros
hijos. Al trabajar y ejercitar actividades de funciones ejecutivas concretas,
estamos modificando el cerebro tanto estructural como funcionalmente. Como
dice Barbara Wilson, al estimular y trabajar las funciones ejecutivas, estamos
troquelando el cerebro de nuestros hijos y alumnos.
EL CEREBRO COMO TORRE DE CONTROL
¿Qué es el cerebro? Podemos decir que el cerebro es la torre de control donde se
producen todos los procesos psicológicos. El cerebro controla todo nuestro
cuerpo. Gracias a este órgano somos capaces de disfrutar de una puesta de sol,
resolver una ecuación de segundo grado, emocionarnos viendo una película y
aprender nuevas recetas de cocina.
Pero, ¿qué sabemos sobre cómo evoluciona y se desarrolla el cerebro? En el
vientre materno, en torno a las 8 semanas de gestación, el cerebro supone un 50
% del total del tamaño corporal, lo que nos hace ver la importancia de este
órgano. En torno a los 5 meses de embarazo, el cerebro equivale a un 14 % del
total del cuerpo. Ese porcentaje se va reduciendo hasta que, en el momento del
parto, el cerebro de un neonato puede llegar a pesar en torno a 335 gramos (un
10 % de su peso) o, lo que es lo mismo, el peso del cerebro de un chimpancé
adulto. Y no es que el cerebro del ser humano sea el más grande de todos los
animales, sino que es el que mejor conectado está. Sobre el primer año de vida,
el cerebro del niño tiene un peso cercano a 1 kg, una cantidad ya cercana a lo
que pesa, de media, un cerebro adulto (1300-1400 gramos).
Las células especializadas del cerebro reciben el nombre de neuronas. Gracias a
las conexiones entre estas neuronas, el cerebro es capaz de aprender,
emocionarse, sentir, realizar conductas y disfrutar de una buena compañía, entre
otras muchas funciones. Al proceso mediante el cual un grupo de neuronas se
comunica o se conecta con otro grupo de neuronas se lo conoce con el nombre
de sinapsis. Se estima que el cerebro humano alberga un total de 100 000
millones de neuronas. Además —para que podamos ver la complejidad del
cerebro y sus relaciones— cada neurona establece conexión (sinapsis) con entre
100 y 100 000 neuronas diferentes.
En cuanto al metabolismo cerebral se refiere, podemos señalar que el cerebro de
un niño se muestra extremadamente activo durante toda su infancia. Así, por
ejemplo, el cerebro de un bebé recién nacido utiliza un 60 % del total de
oxígeno, mientras que los adultos utilizamos en torno a un 18-20 % del total del
oxígeno para funciones cerebrales.
Son muchos los mitos que existen en relación con el cerebro y el sistema
nervioso. Uno de los neuromitos más frecuentes y extendidos es aquel que
enuncia que «a mayor cerebro, mayor inteligencia». Por supuesto que esto es
rotundamente falso, ya que la inteligencia no tiene que ver con un mayor
cerebro, sino con una mayor cantidad de conexiones nerviosas. Pensemos, por
ejemplo, en el cerebro de una ballena, que tiene un peso aproximado de unos 7
kg y; la ballena es el animal que tiene el cerebro más pesado. ¿Acaso las ballenas
son más inteligentes que los seres humanos?
LAS FUNCIONES MENTALES SUPERIORES
A lo largo de su evolución, el cerebro del ser humano ha desarrollado una serie
de funciones mentales que lo distinguen del cerebro del resto de especies
animales. Podemos clasificar estas funciones mentales superiores en cuatro
grandes grupos: gnosias, praxias, lenguaje y funciones ejecutivas. En este libro
nos centraremos en las funciones ejecutivas, pero veamos todas las funciones
mentales superiores de una manera más detenida:
1. Gnosias : Se refieren a todos los procesos de percepción, gracias a los
cuales podemos recibir información del ambiente que nos rodea. Las
gnosias las integran los sentidos de vista, oído, tacto, gusto y olfato.
Necesitamos lo sensorial para poder desarrollar nuestro cerebro.
Una manera de trabajar las gnosias con nuestros hijos consiste en hacer fotos de
objetos de la vida cotidiana y tapar o recortar algunas partes. En este caso,
estaríamos trabajando las gnosias visuales, pero se puede hacer con cualquiera
de los sentidos. Trate de reconocer los siguientes objetos de manera visual:
2. Praxias : Son todas las conductas que ponemos en marcha, desde las más
automáticas e involuntarias —como son los reflejos— hasta las conductas
más complejas (como puede ser aprender un idioma o ejecutar una
coreografía). Tanto las gnosias como las praxias suponen los dos
componentes básicos de lo que Piaget denominaba el periodo sensorio-
motriz , en el que se aglutinan los procesos de recepción de los estímulos (
gnosias ) y la ejecución de conductas ( praxias ). La etapa sensoriomotriz
abarca desde el nacimiento hasta los 2 años de edad aproximadamente.
Un ejercicio sencillo para trabajar la praxias de nuestros hijos, es decir, su
capacidad motriz, consiste en realizar las siguientes copias:
3. Lenguaje: En la gran mayoría de los niños, el lenguaje propiamente dicho
suele iniciarse sobre los 2 años de edad. Gracias al lenguaje podemos
comunicarnos con nuestros seres queridos y amigos. Somos la única especie
que tiene lenguaje como tal, ya que el resto de las especies se comunican
pero no disponen de lenguaje. Dentro del lenguaje, podemos hablar de
diferentes procesos que lo componen: expresión, comprensión, escritura,
lectura, discriminación, fluidez, vocabulario, etc. Todos ellos se pueden (y
deben) reforzar y estimular. Un ejercicio clásico para trabajar el lenguaje es
el ahorcado. ¿Recuerda cuando, de pequeños, jugábamos al ahorcado?
4. Funciones ejecutivas: Las primeras funciones ejecutivas debutan en torno
a los 2 años de edad. Es verdad que algunas funciones ejecutivas se suelen
desarrollar e interiorizar unos años más tarde. Así, por ejemplo, la
inhibición de impulsos suele iniciarse en torno a los 4 años, momento que
coincide con una proliferación de neuronas inhibitorias en el cerebro del
niño, lo que facilita el proceso de inhibición de impulsos.
En torno a los 6-7 años, el niño ya dispone de estas cuatro funciones mentales
superiores para poder operar y funcionar en su día a día. Es por este motivo por
el que Piaget denominó a la etapa que comienza a los 6-7 años etapa de
operaciones concretas, ya que el niño ya dispone de las cuatro funciones
mentales superiores que le permitirán adaptarse de manera eficaz en su vida
cotidiana. ¿Qué tipo de acciones puede llevar a cabo un niño a partir de los 6
años? Por ejemplo, el niño es capaz de hacer sumas, pero con una ayuda externa
(un ábaco, sus dedos, manzanas, etc.). En cambio, en la etapa de operaciones
formales, que suele comenzar a partir de los 12 años, el niño no necesita ver lo
que está contando, puede imaginarlo en su cabeza. Ya dispone de una gran
capacidad de abstracción y razonamiento. En ambas etapas (operaciones
concretas y operaciones formales), se requiere un buen funcionamiento
ejecutivo.
FUNCIONES MENTALES SUPERIORES
Funciones mentales superiores Adquisición
Gnosias (percepción) 0–2 años Periodo sensorio-motriz
Praxias (motor)
Lenguaje A partir de los 2 años
Funciones ejecutivas A partir de los 2–4 años
LA PLASTICIDAD CEREBRAL
Podemos definir la plasticidad cerebral como el conjunto de cambios que se
producen en el sistema nervioso central como resultado de un aprendizaje, de un
entrenamiento, de la experiencia, de posibles lesiones o de procesos
degenerativos del propio cerebro. Por lo tanto, la plasticidad cerebral es la
capacidad del cerebro para cambiar ante las demandas de un entorno que
también es cambiante. Cualquiera de nosotros puede entrenar y mejorar sus
funciones ejecutivas independientemente de la edad que tenga. Es verdad que el
principio de plasticidad indica que un cerebro joven aprende más y mejor que un
cerebro mayor pero, en realidad, cualquier persona puede mejorar su
rendimiento ejecutivo a base de entrenamiento y práctica.
Al cerebro le encanta la sorpresa, lo incongruente y lo novedoso. La activación
cerebral es mayor cuando nos encontramos ante una situación o actividad
novedosa y que no cumple las expectativas. Es en este momento cuando se
pondrán en marcha nuestras funciones ejecutivas para poder atender de la
manera más satisfactoria posible la situación que tenemos delante. El motivo de
que el cerebro esté orientado a lo nuevo es que le gusta aprender cosas nuevas.
Pero, para que se produzca el aprendizaje, son necesarios los cuatro requisitos
siguientes: percepción, motivación, atención y memoria. Sin estos cuatros
requisitos no habrá aprendizaje. Es decir, si no podemos percibir, si no estamos
motivados ante la tarea, si no prestamos atención o si no disponemos de una
capacidad mínima de memoria, el aprendizaje no se producirá.
A través del entrenamiento y la ejercitación de las funciones ejecutivas podemos
modificar la estructura y el funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Son
muchos los estudios que demuestran que el cerebro se modifica a través de la
experiencia y el aprendizaje, así como mediante el entrenamiento y la
potenciación de las funciones ejecutivas. El cerebro es como un músculo que
entrenamos cuando hacemos deporte o vamos al gimnasio.
Los estudios de Eleanor Maguire en el año 2000 pusieron de manifiesto la
relevancia y los efectos de la neuroplasticidad. Lo que Maguire hizo fue
comparar el hipocampo de los taxistas londinenses con el hipocampo de
personas que no precisaban memorizar tantas calles ni tener una excelente
orientación espacial. El hipocampo, como ya veremos en el próximo capítulo, es
una estructura muy relacionada con la memoria y con la orientación espacial.
Esta autora llegó a la conclusión de que el hipocampo de los taxistas era mayor
que el del resto de la población debido a su ejercitación diaria. El sistema
nervioso, por lo tanto, puede cambiar como resultado del aprendizaje y del
entrenamiento, así como de las lesiones cerebrales. Y esto se da a cualquier edad.
Otras investigaciones también han llegado a las mismas conclusiones. Por
ejemplo, se ha comprobado que las personas que tocan habitualmente un
instrumento musical tienen un 25 % más desarrollada la corteza auditiva.
También se ha comprobado que las personas invidentes dedican su corteza
visual, ubicada en el lóbulo occipital, a la lectura del braille (tacto). Con todos
estos ejemplos, podemos ver cómo el cerebro se adapta a las diferentes
situaciones y cambios.
Las funciones ejecutivas se ubican en el lóbulo frontal; más concretamente en la
corteza prefrontal, situada en la zona anterior del lóbulo frontal. Es por ello que,
como veremos más detenidamente en el capítulo dedicado a los trastornos de las
funciones ejecutivas, las lesiones que se producen en la corteza prefrontal
pueden provocar dificultades en la concentración, el control de impulsos, la
memoria operativa, la planificación y otras funciones ejecutivas. Gracias a la
plasticidad cerebral, es probable que determinadas lesiones o trastornos tengan
una mejor recuperación mediante el entrenamiento ejecutivo.
El cerebro funciona de manera holística, es decir, todo está relacionado y las
diferentes partes del cerebro se comunican entre ellas. En este segundo capítulo
del libro veremos las cuatro grandes zonas del cerebro y la manera que tienen de
comunicarse entre ellas para que la persona tenga un funcionamiento adecuado.
Cuando hablamos de cuatro cerebros es metafórico. Es evidente que no es que
tengamos cuatro cerebros, sino que hablamos de cuatro grandes zonas
cerebrales. Como ya vimos en el capítulo anterior, el cerebro es el órgano que se
encarga de recibir la información a través de los cinco sentidos, procesar dicha
información y, en último lugar, dar una respuesta. La parte cerebral que se
encarga de recibir toda esa información (impulsos, necesidades, emociones,
ideas, pensamientos, etc.) y dar una respuesta concreta es la corteza prefrontal,
que se corresponde con el cuarto cerebro que veremos a continuación. Da la
casualidad (o no) de que el cerebro se desarrolla tanto filogenéticamente como
ontogenéticamente en las mismas fases que veremos. La filogénesis se encarga
de estudiar cómo ha evolucionado una especie en concreto, mientras que la
ontogénesis estudia el desarrollo de un individuo concreto que pertenece a una
determinada especie desde la fecundación hasta su muerte.
La teoría de la recapitulación de Ernst Haeckel (1866) defiende que el desarrollo
del niño es un resumen de la historia de la evolución filogenética de nuestra
especie.
EL CEREBRO REPTILIANO
El cerebro reptiliano, también llamado cerebro primitivo o complejo reptiliano,
está ubicado en la base de nuestro encéfalo. Es la parte más arcaica y primitiva,
ya que acumula unos 500 millones de años de existencia. Es el cerebro que
tienen los reptiles como los cocodrilos, los dragones de Komodo, las serpientes y
las lagartijas.
Las dos estructuras más importantes del cerebro reptiliano son el tronco
encefálico y el cerebelo. El tronco encefálico tiene funciones relacionadas con la
satisfacción de las siguientes necesidades básicas:
•Hambre
•Sed
•Reproducción
•Ciclo de sueño-vigilia
•Respiración
•Protección
•Atención (arousal)
•Ritmo cardiaco
•Regulación de la temperatura
El cerebro reptiliano es tan importante para la supervivencia de la especie que el
tronco encefálico ya se ha desarrollado al finalizar el primer trimestre de
gestación. La segunda estructura relevante del complejo reptiliano es el cerebelo,
que tiene una estrecha relación con el equilibrio corporal y la audición. Los
reflejos, las necesidades y los instintos están codificados en el cerebro reptiliano,
motivo por el cual se conoce con el nombre de cerebro de la supervivencia o
cerebro que actúa. No es un cerebro pensante ni sintiente, solamente actúa en
situaciones de superviviencia.
Por lo tanto, el cerebro reptiliano tiene como objetivo la supervivencia de la
especie. Esta estructura puede dar tres tipos de respuestas básicas. Los ingleses
las llaman las tres «F»: flight, fight y freeze. Lo podemos traducir al castellano
como huida, ataque y parálisis. Cuando nuestro cerebro detecta que nuestra vida
corre peligro, pone en marcha una de estas tres respuestas de una manera
automática, involuntaria e inconsciente. Es la parte del cerebro que tienen más
activa los neonatos y bebés.
A continuación, señalamos las características más relevantes del complejo
reptiliano:
•Es la parte más arcaica del encéfalo.
•Inconsciente, involuntario y automático.
•Es un cerebro reactivo.
•No precisa aprendizaje, ya que es un cerebro innato.
•Está orientado en el aquí y el ahora (presente).
•Las consecuencias de una lesión en el complejo reptiliano son más previsibles,
aunque la persona afectada siempre corre peligro de muerte.
EL CEREBRO EMOCIONAL
El cerebro emocional se desarrolló hace unos 180-200 millones de años con la
aparición de los primeros mamíferos sobre la faz de la tierra. Se ubica justo
encima del cerebro reptiliano. Por lo tanto, es el cerebro de mamíferos como el
delfín, la jirafa y el elefante.
El cerebro emocional tiene cinco funciones básicas que lo diferencian del resto
de zonas cerebrales:
•Aprendizajes básicos
•Memoria
•Emociones
•Sociabilidad
•Relación de apego
Los animales que no poseen un cerebro emocional, como los insectos y los
reptiles, no disponen de una relación de apego con sus crías ni experimentan
emociones. Un reptil deposita sus huevos y no establece ninguna relación
emocional con su descendencia, cosa que sí hacemos las especies que tenemos
cerebro emocional y, por lo tanto, apego.
El cerebro emocional se ubica, anatómicamente hablando, en el sistema límbico,
que es un conjunto de estructuras muy relacionadas con las funciones antes
citadas. Lo que pretende el cerebro emocional es hacer aquello que más nos
gusta y evitar hacer aquello que nos desagrada. Las tres estructuras más
importantes del cerebro emocional son el hipotálamo, el hipocampo y la
amígdala. Mención aparte merece esta última estructura del cerebro emocional.
Las amígdalas cerebrales tienen una estrecha relación con las emociones, sobre
todo con las emociones desagradables como el miedo, la rabia, la tristeza, el
asco, etc. Por ejemplo, todos los miedos aprendidos se codifican en las
amígdalas. Cuando experimentamos estas emociones, las amígdalas se excitan y
se hiperactivan. La carretera cerebral que une las amígdalas cerebrales con la
corteza prefrontal va a posibilitar que la persona sea capaz de regular sus propias
emociones y funcionar ejecutivamente.
Al igual que el cerebro reptiliano, el cerebro emocional es involuntario,
inconsciente y automático, es decir, no somos conscientes de todas las
emociones que tenemos a lo largo del día. Si el cerebro reptiliano es el cerebro
que actúa, el cerebro emocional es el cerebro que siente.
EL CEREBRO RACIONAL
En tercer lugar tenemos el cerebro racional, que se localiza en el neocórtex, es
decir, en la capa más externa de nuestro cerebro. Si abrimos nuestro cráneo, lo
primero que nos vamos a encontrar es nuestro neocórtex. Es la parte del cerebro
más moderna y la que ha aparecido en último lugar tanto filo como
ontogenéticamente hablando, ya que se desarrolló a partir de los primeros
primates hace unos 60-65 millones de años. Es nuestro cerebro pensante, de ahí
que digamos que es el cerebro que piensa. Además, el cerebro pensante también
se encarga de almacenar información. La memoria a largo plazo se ubica en todo
el neocórtex.
El neocórtex, también denominado neocorteza, se divide en dos hemisferios
unidos por un haz de fibras llamado cuerpo calloso. Se ha demostrado que las
mujeres tienen un 20 % más grueso el cuerpo calloso, lo cual indica que tienen
mayor interconectividad entre los hemisferios, lo que hace que haya una mayor
coordinación entre ambos. Además, los hemisferios se dividen en cuatro lóbulos
cerebrales: occipital, parietal, temporal y frontal. El lóbulo que mayor interés
tiene para nuestro libro es el lóbulo frontal, el cual desarrollaremos más
profundamente en los siguientes capítulos.
EL CEREBRO EJECUTIVO
En cuarto y último lugar tendríamos el cerebro ejecutivo. Dicho cerebro
pertenece al neocórtex pero, dada su relevancia, he decidido separarlos. Es el
cerebro que ejecuta, ya que el cerebro ejecutivo se localiza en la corteza
prefrontal, sede de las funciones ejecutivas. En los últimos miles de años ha
habido un crecimiento extraordinario de la corteza prefrontal en comparación
con el resto del neocórtex. Pero no solo ha habido un aumento de la zona de la
corteza prefrontal, sino que también ha proliferado el número de conexiones
entre neuronas en dicha parte del cerebro. La corteza prefrontal supone
aproximadamente una tercera parte del neocórtex.
En la corteza prefrontal se ubican las funciones ejecutivas, por ejemplo, la
planificación, la memoria operativa, la toma de decisiones, el control inhibitorio,
la concentración, etc. Cuando hay una lesión o alteración en la corteza
prefrontal, la capacidad de funcionar ejecutivamente disminuye de manera
considerable. Así, por ejemplo, Fernier (1986) extirpó los lóbulos frontales a un
grupo de monos. ¿Sabéis qué consecuencias tuvo? Que provocó excesiva
inquietud motora y baja capacidad de concentración en los monos. La gran
actividad e inquietud en los monos se debían a la ausencia de la principal
estructura que se encarga de controlar nuestros impulsos, necesidades,
emociones y pensamientos: la corteza prefrontal. Todas las funciones ejecutivas
están orientadas al futuro. Es por este motivo por el que se dice que la corteza
prefrontal abre el organismo al futuro. Es el cerebro que ejecuta. Todos los
mamíferos tenemos neocórtex y corteza prefrontal, pero solo el ser humano tiene
funciones ejecutivas propiamente dichas. En ocasiones escuchamos que los
niños son muy sinceros y crueles con sus comentarios y acciones sobre los
demás, pero no creo que sea así. No es que sean crueles, sino que no tienen el
suficiente desarrollo de la corteza prefrontal como para no hacer o no decir lo
que a los demás les hará daño o les perjudicará.
Podemos decir que cuanto más atrás estemos en el cerebro (áreas del cerebro
posterior), más se parece a una navaja de Albacete, y cuanto más adelante
estemos (áreas del cerebro anterior), más se parece a una navaja suiza. Esto es
así porque las zonas del cerebro reptiliano son más rígidas y automatizadas,
mientras que las zonas del cerebro racional y de la corteza prefrontal son más
flexibles y controladas. Por este motivo, ante una lesión, traumatismo o tumor en
las áreas posteriores del cerebro, podremos predecir con mayor seguridad las
posibles repercusiones, algo que es muy difícil y más variable en las zonas
anteriores del cerebro.
Las características básicas de la corteza prefrontal son las siguientes:
•Es la capa más moderna tanto filo como ontogenéticamente hablando.
•Consciente, voluntaria y controlada.
•Orientada al futuro, aunque también puede pensar en el momento presente y
reflexionar sobre el pasado.
•Lesiones en la corteza prefrontal causan lesiones imprevisibles.
CONCLUSIONES
Como conclusión, podríamos decir que el cerebro reptiliano y el cerebro
emocional se corresponderían con un cerebro caliente, mientras que el neocórtex
y la corteza prefrontal se corresponderían con un cerebro frío. El cerebro
reptiliano responde al aquí y al ahora, mientras que el cerebro racional y el
ejecutivo están dirigidos al futuro, aunque también pueden pensar en el pasado y
en el momento presente. Los dos primeros cerebros son arcaicos, en cuanto a
que son simples y antiguos, y el cerebro racional y ejecutivo son más
vanguardistas. Si utilizamos la metáfora del coche, el cerebro caliente sería el
acelerador del coche, mientras que el cerebro frío sería el encargado del freno
del coche, es decir, de la capacidad de inhibición y control de los impulsos. Para
una correcta adaptación de la persona, tan importante es saber manejar el
acelerador como el freno.
Lea atentamente la siguiente historia. Juan es un guardia civil de mediana edad
que está trabajando cuando, de repente, le empieza a doler la cabeza. Su superior
le dice que se marche a casa a reposar. Juan llega a casa y cuál es su sorpresa
cuando se encuentra a su mujer con otro hombre en la cama. En ese momento,
Juan coge la pistola y se dispone a pegarle un tiro cuando, de pronto, algo le
hace detenerse. ¿Sabe qué le ha hecho recapacitar sobre lo que iba a hacer? Sus
funciones ejecutivas. Gracias a su buen funcionamiento ejecutivo, Juan ha
podido anticiparse y valorar las consecuencias futuras de matar al amante de su
mujer. Al poder visualizarlas, ha podido detenerse. Este es el ejemplo que suele
utilizar el filósofo y pedagogo español José Antonio Marina para explicar de
manera práctica qué son las funciones ejecutivas.
En este capítulo trataremos en detalle las diferentes funciones ejecutivas de las
que dispone el ser humano. Todas ellas son dimensionales, es decir, no es que se
tengan o no se tengan, sino que tenemos una cantidad de cada una de ellas.
Metafóricamente hablando, las funciones ejecutivas no son cuestión de blanco o
negro, sino que están en una escala de grises. En función de su uso, las
tendremos más o menos desarrolladas.
Así, por ejemplo, un niño puede tener una muy buena capacidad de
concentración, pero una nefasta memoria operativa. En cambio, otra niña puede
tener dificultades en la concentración, pero excelentes capacidades de
planificación y de memoria operativa.
CONCEPTO
El concepto de funciones ejecutivas fue acuñado por Muriel Lezak en el año
1989, aunque fue Alexander R. Luria, autor de la escuela soviética, quien resaltó
la importancia de la corteza prefrontal en el desempeño y la adaptación de las
personas. El barcelonés Joaquín Fuster, psiquiatra y profesor de la Universidad
de California en Los Ángeles (UCLA), es y ha sido uno de los grandes
investigadores de la corteza prefrontal que, como veremos, es la sede donde
habitan las funciones ejecutivas.
Históricamente hablando, ya los frenólogos, con Franz Joseph Gal a la cabeza,
destacaban la importancia del lóbulo frontal en este tipo de procesos
psicológicos.
Norman y Sallice exponen que existen dos tipos de situaciones en la vida
cotidiana: unas son las situaciones rutinarias, que se caracterizan por estar
automatizadas, mientras que, por otro lado, están también las situaciones
novedosas, que requieren todos nuestros recursos cerebrales y son las que están
relacionadas con las funciones ejecutivas. En ocasiones, las funciones ejecutivas
también se conocen con el nombre de inteligencia ejecutiva.
DEFINICIÓN
En la actualidad existe un total de 33 definiciones diferentes sobre lo que es el
funcionamiento ejecutivo. Por este motivo, resulta difícil establecer una única
definición de lo que son las funciones ejecutivas. Es verdad que la gran mayoría
de definiciones tienen características y aspectos en común. Vamos a ver algunas
de las definiciones más representativas.
José Antonio Portellano, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad
Complutense de Madrid, define las funciones ejecutivas como el mecanismo que
permite resolver problemas, gracias a su capacidad de realizar programas de
actuación para planificar, iniciar, dirigir y supervisar las conductas encaminadas
al logro de objetivos.
Ozonoff y sus colaboradores definen la función ejecutiva como el constructo
cognitivo usado para describir conductas dirigidas hacia una meta, orientadas
hacia el futuro, que se consideran mediadas por los lóbulos frontales. Incluyen la
planificación, inhibición de respuestas, flexibilidad, búsqueda organizada y
memoria de trabajo. Todas las conductas de función ejecutiva comparten la
necesidad de desligarse del entorno inmediato o contexto externo.
Según Muriel Lezak, que fue quien acuñó este concepto, las funciones ejecutivas
permiten al ser humano formular metas, planificar objetivos y ejecutar conductas
de un modo eficaz. La finalidad última de las funciones ejecutivas es el control
de la conducta.
Russell Barkley, uno de los máximos expertos en el trastorno por déficit de
atención con hiperactividad (TDAH) de todo el mundo, define las funciones
ejecutivas como la capacidad de actuar sobre uno mismo y mejorar el futuro.
Según Javier Tirapu, uno de los grandes neuropsicólogos de nuestro país, el
funcionamiento ejecutivo es la capacidad de hallar soluciones para un problema
novedoso, haciendo predicciones de las consecuencias de cada solución
imaginada. Según Tirapu, los pacientes con problemas ejecutivos pueden
solucionar situaciones automatizadas, pero no saben resolver problemas
novedosos.
Para el filósofo toledano José Antonio Marina, la inteligencia ejecutiva es la
capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas, aprovechando
la información y regulando las emociones.
Según Joaquín Fuster, psiquiatra y profesor de UCLA, las funciones ejecutivas
son aquellas funciones del cerebro que permiten la organización de las acciones
en el tiempo para alcanzar metas de cara a resolver problemas.
Por lo tanto, como bien establece Gazzaniga, las funciones ejecutivas hacen
referencia a un conjunto de estrategias que incluyen:
a) La intención de inhibir una respuesta o demorarla en el tiempo.
b) Un plan estratégico de secuencias de acción.
c) Una representación mental de la tarea que incluya la información de los
estímulos relevantes codificada en la memoria y la meta futura deseada.
AUTOR DEFINICIÓN DE FUNCIONES EJECUTIVAS
José Antonio Portellano Mecanismo que permite resolver problemas, gracias a su capacid
Ozonoff y colaboradores Constructo cognitivo usado para describir conductas dirigidas hac
Muriel Lezak Permiten al ser humano formular metas, planificar objetivos y eje
Russell Barkley Capacidad de actuar sobre uno mismo y mejorar el futuro.
Javier Tirapu Capacidad de hallar soluciones para un problema novedoso, hacie
José Antonio Marina Capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas
Joaquín Fuster Aquellas funciones del cerebro que permiten la organización de l
CARACTERÍSTICAS
Las funciones ejecutivas son una de las características que nos diferencian del
resto de las especies animales. Podríamos decir que el área prefrontal, sede de
las funciones ejecutivas, es el centro de la humanidad. La gran mayoría de las
funciones ejecutivas están orientadas al futuro. Así el resto de animales no
realizan conductas para obtener resultados en un futuro, sobre todo a medio o
largo plazo. Por ejemplo, los seres humanos compramos una tarta para
tomárnosla en el cumpleaños de nuestro hijo que celebraremos en unos días,
organizamos el verano con un tiempo prudencial, nos hipotecamos, cursamos
grados universitarios que implican un mínimo de cuatro años, hacemos tesis
doctorales que suponen un gran esfuerzo y tiempo, etc. En definitiva, invertimos
en tiempo. Esto es algo exclusivamente humano.
El hecho de tener un buen funcionamiento ejecutivo es consecuencia del
aprendizaje, de la práctica y de la experiencia. Las funciones ejecutivas no
vienen determinadas genéticamente, lo cual es una buena noticia porque, en caso
de que un niño tenga un mal rendimiento en alguna función ejecutiva, esto nos
permite poder entrenarla. Los ámbitos donde más se desarrollan las funciones
ejecutivas son en casa, en el colegio y en las relaciones sociales (amigos,
deportes, etc.). Sabemos que el entrenamiento y su ejercitación modifican tanto
la anatomía como el funcionamiento de la corteza prefrontal.
Los estudios han puesto de manifiesto que los niños que tienen una mayor
inteligencia activan menos el cerebro cuando están realizando una determinada
tarea. Es decir, un niño que tiene una discapacidad intelectual va a necesitar
activar más zonas del cerebro y dedicar más tiempo para hacer una determinada
tarea.
LA METÁFORA DEL DIRECTOR DE ORQUESTA
Son muchas las metáforas o los símiles que se han utilizado para describir el
papel que cumplen las funciones ejecutivas en las vidas de las personas: el
director de orquesta, el timón del barco, el jefe de una empresa, etc. Una de las
metáforas más utilizadas es la del director de orquesta que ideó Goldberg.
Imagine que ha ido a ver un concierto de música clásica. ¿Quién cree que es más
importante para que todo salga bien? ¿Los músicos o el director de orquesta?
Ambos son imprescindibles para que podamos disfrutar de bellas sinfonías. Cada
uno de los músicos y cada una de las diferentes secciones deben tocar de manera
coordinada: sección de viento, sección de cuerda, sección de percusión, etc. Pero
también es importante que quien los coordina a todos (director de orquesta)
realice bien su labor. Si entendemos las diferentes secciones de la orquesta como
las diferentes partes del cerebro y al director de orquesta como las funciones
ejecutivas, entenderemos bien esta metáfora. La corteza prefrontal (funciones
ejecutivas) recibe toda la información del resto del cerebro (impulsos,
necesidades, emociones, pensamientos, etc.) y toma una decisión que será lo más
adaptativa posible. A esto es a lo que llamamos funcionamiento ejecutivo.
En definitiva, y continuando con los símiles, las funciones ejecutivas actúan
como un ejecutivo, un mánager y un distribuidor. Ejecutivo, porque permiten
establecer objetivos y estrategias para lograrlos; mánager, porque permiten
evaluar las consecuencias a la hora de resolver problemas o conflictos; y
distribuidor, porque reparten las tareas entre las redes neuronales implicadas.
PRINCIPALES FUNCIONES EJECUTIVAS
Una vez que ya sabemos qué son las funciones ejecutivas y cuál es su misión en
el cerebro, nos centraremos en los diferentes tipos de funciones ejecutivas que
existen. Se han llegado a identificar hasta un total de 32 funciones ejecutivas.
Generalmente, las funciones ejecutivas se suelen clasificar en dos tipos:
•Funciones ejecutivas frías: Este tipo de funciones ejecutivas se activan
cuando las emociones no son intensas o son fácilmente controlables. Por
ejemplo, si tenemos que tomar la decisión de qué coche comprarnos, es
importante que lo hagamos en un momento de serenidad, para que
podamos activar las funciones ejecutivas frías: concentración (qué coches
nos gustan), razonamiento (pros y contras de cada una de las opciones),
memoria operativa (hacer cálculos de lo que podemos pagar y lo que no),
toma de decisiones (con qué coche nos quedaremos), etc.
•Funciones ejecutivas cálidas o calientes: Se ponen en marcha cuando
necesitamos ejercer un importante autocontrol sobre las emociones que
estamos experimentando en un determinado momento. Por ejemplo, ante
una discusión acalorada con un amigo o con nuestra pareja necesitamos
poner en marcha nuestro funcionamiento ejecutivo caliente para evitar
decir o hacer cosas de las que posteriormente nos podamos arrepentir, o
cosas que sean desadaptativas para nosotros o los demás. En esta situación,
es imprescindible disponer de estrategias de regulación emocional. Cuando
desarrollábamos en el capítulo anterior los cuatro cerebros, decíamos que la
emoción nacía en el sistema límbico (cerebro emocional), pero decíamos
también que la emoción se controlaba o gestionaba gracias a las funciones
ejecutivas (corteza prefrontal).
En el siguiente esquema puede ver la clasificación de las funciones ejecutivas
(frías vs. cálidas) y algunas de las funciones ejecutivas más representativas de
ambos grupos.
Algunas de las funciones ejecutivas que más se suelen utilizar en los programas
de intervención son las siguientes:
•Concentración
•Inhibición o control de impulsos
•Flexibilidad cognitiva
•Autorregulación emocional
•Memoria operativa
•Planificación
•Velocidad de procesamiento
•Anticipación
•Orientación espacial
•Demorar recompensas
•Razonamiento
•Iniciativa
•Monitorización
•Toma de decisiones
•Establecimiento de objetivos
•Metacognición
•Conciencia ética
A pesar del gran número de funciones ejecutivas, según Joaquín Fuster las cinco
más relevantes son las que siguen: concentración, control de impulsos, memoria
operativa, planificación y flexibilidad cognitiva. En este libro, además de
centrarnos en estas cinco funciones ejecutivas básicas que propone Fuster,
desarrollaremos algunas más que puede resultar interesante potenciar con
nuestros hijos y alumnos. Todas ellas se explicarán y desarrollarán en los
siguientes capítulos.
LOCALIZACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el lóbulo
frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. De los cuatro lóbulos que tiene el
cerebro, el lóbulo frontal es el que tiene mayor importancia tanto anatómica
como funcional, pues recoge toda la información del resto de lóbulos y la
gestiona.
La función básica del lóbulo frontal es coordinar y supervisar el funcionamiento
del resto del cerebro, es decir, las funciones ejecutivas. En el caso de los seres
humanos, el lóbulo frontal supone un tercio del total del cerebro. En otras
especies supone proporciones bastantes menores. Por ejemplo, para que nos
hagamos una idea, el lóbulo frontal supone el 17 % del cerebro en los
chimpancés y un 7 % en el caso de los perros. A continuación podemos ver lo
que ocupa el lóbulo frontal en diferentes especies.
Fuente: Cortesía de Joaquín Fuster.
Todos los mamíferos disponemos de lóbulo frontal y corteza prefrontal, pero
solo el ser humano dispone de funciones ejecutivas. Como ya hemos visto, el
área o la corteza prefrontal se activa, principalmente, cuando la acción que
vamos a llevar a cabo es compleja o novedosa. Por ejemplo, nuestra corteza
prefrontal estaba muy activa el primer día que dimos una clase práctica de
conducir.
En ese momento, la tarea de conducir suponía un gran reto para nosotros, pues
debíamos atender al volante, a las marchas, a los intermitentes, a las
instrucciones del profesor y al resto de coches y peatones que circulaban por la
ciudad. ¿Verdad que era estresante al principio? Una vez que vamos adquiriendo
experiencia, somos capaces de ir automatizando estas conductas y, por lo tanto,
nuestra corteza prefrontal está escasamente activa, pues no se trata de una acción
compleja y novedosa en ese momento.
Pensemos ahora en el gran esfuerzo que deben hacer los bebés para aprender a
andar, o un niño de preescolar para aprender a sostener el lápiz, o un niño de
primaria para mantener el equilibrio en un monopatín. En estos casos, al
principio, nuestra corteza prefrontal estaba muy activa, puesto que era una
actividad novedosa que requería todas nuestras energías.
Como conclusión, podemos decir que para que una conducta o habilidad pase a
estar automatizada es imprescindible que la hayamos repetido y realizado
muchas veces. Una conducta se automatiza solo gracias a la práctica y al
entrenamiento. Por lo tanto, podría decirse que toda conducta automatizada ha
sido previamente una conducta controlada, pero no todas las conductas
controladas se convertirán en procesos automáticos. Si la tarea es controlada,
implica que es novedosa y, por lo tanto, requiere nuestras funciones ejecutivas.
En cambio, las tareas que ya están automatizadas apenas requieren la activación
de nuestra corteza prefrontal, puesto que ya están mecanizadas.
PARTES DE LA CORTEZA PREFRONTAL
Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el lóbulo
frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. Dicha zona es tremendamente
compleja y podemos dividirla en tres áreas con funciones específicas que tienen
una gran relevancia para el correcto funcionamiento ejecutivo: corteza prefrontal
dorsolateral, corteza prefrontal orbitofrontal y corteza prefrontal medial.
•Corteza prefrontal dorsolateral: Su función principal consiste en perseguir
objetivos y metas, por lo que nos permite ser perseverantes ante una
determinada tarea. Mantiene la estimulación y la motivación dirigidas a un
objetivo. Se encarga de funciones ejecutivas como la planificación, la
memoria de trabajo, la concentración y la flexibilidad cognitiva. Las
lesiones en la corteza prefrontal dorsolateral provocan grandes problemas
en la planificación y en la concentración; en esos casos se vive solamente en
el momento presente y se tienen dificultades para anticipar el futuro y
aprender del pasado.
•Corteza prefrontal orbitofrontal: Dicha estructura está ubicada en la base
de los lóbulos frontales y justo encima de los ojos, de ahí su nombre
(orbitofrontal). Se encarga de controlar las interferencias y los estímulos
que tratan de distraernos de la tarea que estamos haciendo. Está muy
relacionada con la función ejecutiva de control de impulsos. Por eso se dice
que tiene relación con la gestión de los procesos emocionales, ya que está
conectada con el sistema límbico. La función principal de la corteza
orbitofrontal es permitir que la corteza dorsolateral consiga su objetivo. Por
lo tanto, ambas son complementarias. Por ejemplo, aunque me apetezca ir
al baño, ahora no debo. Las lesiones en la corteza prefrontal orbitofrontal
provocan impulsividad, desinhibición, agresividad, poca conciencia ética,
etc.
•Corteza prefrontal medial: Está en relación con el núcleo Accumbens, que
son los centros del placer. Siempre que realizamos una actividad placentera,
se activan dichos centros. Busca la recompensa y la identificación de aquello
que me pueda beneficiar y mantenerme motivado y atento ante la actividad
que estoy realizando. Las lesiones en la corteza prefrontal medial provocan
apatía, pérdida de la iniciativa, reducción de la actividad espontánea, escasa
curiosidad, velocidad de procesamiento lenta, etc.
DESARROLLO EVOLUTIVO DEL LÓBULO FRONTAL
Históricamente, los lóbulos frontales han sido considerados como un elemento
básico en la medición de las capacidades cognitivas complejas asociadas a la
infancia y adolescencia. Dichas mediciones sirven como precursoras del ajuste
psicosocial y de la adaptación a la vida adulta.
El desarrollo y crecimiento del cerebro es un proceso que comienza en el vientre
materno. Se trata de algo lento y paulatino. En un primer momento, las áreas del
cerebro que más se desarrollan son las sensitivas y motoras —coincidiendo con
la etapa sensorio-motriz de Jean Piaget—, y que se corresponden con los dos
primeros años de vida del niño. En estos primeros años, las funciones cognitivas
pertenecientes a la corteza cerebral del niño se desarrollan más bien poco. A
pesar de que la corteza prefrontal apenas tiene actividad en los dos primeros
años de vida, existen algunas conductas de los bebés que nos hacen pensar que
ya existen ciertos procesos ejecutivos básicos. Por ejemplo, un bebé de unos 7-8
meses ya es capaz de buscar un juguete que ha sido ocultado.
La gran mayoría de funciones asociadas a los lóbulos frontales, como son la
inhibición de impulsos y la planificación, entre otras, tienen su máximo
desarrollo entre los 4 y los 8 años de edad. Otros picos de desarrollo cerebral
significativos se dan a los 10-12 años y entre los 16-19 años. Pero no solamente
se produce un aumento del lóbulo frontal en estos picos, sino que se observa un
aumento de los procesos de mielinización y sinaptogénesis, es decir, aumenta la
cantidad de mielina que recubre las neuronas y se producen nuevas conexiones
sinápticas entre grupos neuronales. Lo que diferencia al ser humano del resto de
las especies en cuanto al cerebro se refiere no solo tiene que ver con el tamaño
de los lóbulos frontales y la corteza prefrontal, sino también con la conectividad
neuronal entre las diferentes partes del cerebro.
Como hemos comentado, hay determinadas funciones ejecutivas que no
aparecerán hasta bien avanzada la infancia, como son la inhibición de impulsos,
la atención focalizada (concentración) y la planificación.
Podríamos decir que, en torno a los 10 años, el niño ya ha alcanzado un
rendimiento y una ejecución bastante similares a los que tiene el adulto. También
es verdad que algunas funciones ejecutivas alcanzan esta cota sobre los 12 años
de edad, momento en que se inicia la etapa que Jean Piaget denominó de
operaciones formales.
Para finalizar con este epígrafe, ¿cuándo cree que podemos considerar que el
cerebro ha alcanzado la madurez en su totalidad? Pues bien, el cerebro de una
persona está maduro en torno a los 25 años de edad, lo cual nos demuestra la
lentitud con que evoluciona nuestro sistema nervioso. Además, la parte del
cerebro que acaba de desarrollarse en último lugar es la corteza prefrontal. El
cerebro se desarrolla de la parte posterior a la anterior, es decir, de atrás hacia
delante. Primero se desarrolla el complejo reptiliano y lo último en estar maduro
es la corteza prefrontal.
MODELO DE LAS TRES UNIDADES FUNCIONALES
El modelo de las tres unidades funcionales fue desarrollado por Alexander R.
Luria en el año 1974. Ya lo mencionamos en el capítulo anterior. Aunque este
modelo tenga unos años, nos sirve para entender de manera sencilla las tres áreas
básicas del cerebro y qué funciones concretas tienen. Este es el modelo en el que
me baso para explicar los cuatro cerebros. Veamos estas unidades funcionales
del cerebro de manera más detenida.
•Primera unidad funcional: Está ubicada en el tronco del encéfalo, que es la
estructura que hace de puente entre el cerebro y la médula espinal. Las
funciones del tronco del encéfalo tienen que ver con la supervivencia y el
arousal. El arousal es el nivel de activación que tenemos en un determinado
momento del día. Por ejemplo, si estamos a punto de entrar a un examen o
una entrevista de trabajo, el nivel de arousal sería alto o muy alto. En
cambio, si estamos viendo una película que nos está aburriendo y estamos a
punto de quedarnos dormidos en el cine, nuestro nivel de activación o
arousal es mínimo. El nivel de arousal nunca es inexistente, salvo en la
muerte.
•Segunda unidad funcional: Tiene relación con el proceso de recepción,
análisis y almacenamiento de la información. La segunda unidad funcional
se ubicaría cerebralmente en el córtex cerebral; concretamente en los
lóbulos temporales, parietales y occipitales. Estos tres lóbulos son
esencialmente lugares para almacenar información de todo tipo: recuerdos
de nuestra infancia, conceptos, sensaciones, olores, etc. En definitiva,
nuestra memoria a largo plazo.
•Tercera unidad funcional: Estaría ubicada en los lóbulos frontales, donde
residen las funciones ejecutivas. El objetivo de la tercera unidad funcional
es programar, regular y evaluar la conducta o actividad que estamos
llevando a cabo. La tercera unidad funcional recibe, a su vez, información
de las otras dos unidades funcionales.
Así, por ejemplo, para realizar un sudoku necesitamos un mínimo de activación
o arousal (primera unidad funcional), información sobre cómo hacer
correctamente un sudoku, además de estrategias procedimentales (segunda
unidad funcional) y la función ejecutiva que se correspondería con la tercera
unidad funcional.
ACTIVACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
Una vez entendido el concepto de funciones ejecutivas, vamos a ver en qué
situaciones y momentos se activan estas funciones, es decir, qué situaciones o
tareas nos obligan a activar un funcionamiento ejecutivo. Podemos decir que en
las siguientes seis situaciones se activarían las funciones ejecutivas de una
persona:
1) Ante la novedad: Toda situación que sea novedosa implica la puesta en
marcha de las funciones ejecutivas. Por ejemplo, cuando llegamos a una
ciudad nueva, activamos nuestra concentración, orientación espacial,
memoria operativa, etc; en definitiva, nuestro funcionamiento ejecutivo.
Otro ejemplo cotidiano se produce cuando nos compramos un móvil o un
ordenador nuevo. Como ante algo nuevo no hay respuesta habitual,
debemos estar muy atentos a los recursos que pondremos en marcha para
adaptarnos lo mejor posible al ambiente o estímulo novedoso. Una vez que
nos hemos familiarizado con la ciudad, el nivel de activación de la corteza
prefrontal disminuye hasta que aparezca algún estímulo novedoso. Si la
acción, gracias a la práctica, se convierte en automatizada, la corteza
prefrontal no se activa tanto como cuando era una tarea novedosa.
2) Mantener y recuperar la información: A veces necesitamos recuperar
información del pasado para poder realizar correctamente una conducta.
Por ejemplo, podemos recuperar de nuestra memoria a largo plazo cuál fue
la comida que hicimos hace unas semanas a unos amigos y que tanto les
gustó.
3) Al iniciar o interrumpir una conducta: Siempre que iniciamos una
conducta o la interrumpimos para hacer otra precisamos el funcionamiento
ejecutivo. Esto es más evidente en conductas complejas o novedosas.
Cuando vamos conduciendo por la carretera y nos pasamos nuestra salida,
debemos hacer un cambio de sentido que requiere toda nuestra atención.
4) Coordinar acciones: Cuando tenemos que llevar a cabo dos o tres tareas
de manera simultánea, las funciones ejecutivas se activan para rendir
adecuadamente. Imagine que está haciendo la comida y, a la vez, está
pendiente de los deberes de su hijo y del teléfono porque le tiene que llamar
un familiar. ¿Verdad que tendría su funcionamiento ejecutivo al máximo?
5) Supervisar la acción: Cuando somos conscientes de lo que estamos
haciendo y de cómo lo estamos haciendo, estamos supervisando dicha
conducta. De esta manera, somos capaces de corregir nuestros errores y
anticipar otros posibles fallos; estamos evaluando online , en el momento
presente, lo que estamos haciendo.
6) Seguir las reglas: Normalmente debemos cumplir una serie de normas u
obligaciones y, por lo tanto, debemos controlar o posponer nuestros
impulsos o emociones. Así, por ejemplo, ante una bronca de su jefe, seguro
que tiene ganas de decirle un par de cosas, pero se limita a seguir las reglas
básicas de buena educación y a no explotar como realmente le apetecería.
¿QUÉ ES LA CONCENTRACIÓN?
Podemos definir la concentración como una función ejecutiva mediante la cual
focalizamos nuestros recursos en un estímulo, persona, actividad o tarea
concreta. Piense en las siguientes preguntas: ¿A cuántos estímulos del lugar
donde está puede prestar atención ahora mismo? ¿Puede centrarse en todos ellos
o solo en unos pocos? ¿Podemos atender a cosas que no estamos viendo en este
momento? Por ejemplo, ¿puede recordar dónde estuvo el verano pasado? ¿Y qué
hizo el día de su último cumpleaños? Como ve, podemos prestar atención tanto a
los estímulos externos como a los internos (pensamientos, recuerdos,
anticipación de posibilidades futuras, etc.). En ambos casos (atención dirigida
tanto hacia el interior como hacia el exterior) es preciso un mínimo de activación
para poder rendir adecuadamente en la tarea. A esta activación la venimos
llamando arousal.
Me gusta utilizar la metáfora del foco para explicar cómo funciona la atención.
Imagine que solo disponemos de un foco para ir iluminando todo aquello que
nos interese. A nuestro alrededor hay muchos estímulos, cosas y personas. En
ocasiones seremos nosotros los que vayamos buscando un determinado estímulo
con el foco, pero en otras ocasiones será el estímulo quien nos capte a nosotros.
El problema del foco de luz es que es un recurso limitado. No puede alumbrar
todo a la vez. Es por ello que la luz de foco nos permitirá atender a aquello que
esté alumbrando, pero lo que esté en penumbra no podrá ser atendido, por lo
menos en ese momento.
Con la metáfora del foco vemos que los recursos atencionales son limitados, ya
que no podemos atender a todos los estímulos de manera simultánea, sino que
debemos hacer una criba o selección de cuál es el estímulo o tarea que más nos
interesa, motiva o compensa. Aunque más adelante veremos algunas patologías
y trastornos de las funciones ejecutivas, en este punto sí que me gustaría
adelantar que los niños y jóvenes con trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH) no es que no tengan foco, claro que lo tienen. Su
dificultad principal es que constantemente están cambiando el foco atencional de
su linterna, lo que les dificulta terriblemente su concentración. Es un problema
más de inhibición de impulsos que de concentración. Todo esto lo explicaremos
más adelante.
TIPOS DE ATENCIÓN
Una vez que hemos visto la metáfora del foco y hemos comprendido cómo
funciona la atención, ahora nos centraremos en conocer las diferentes maneras
de utilizar ese foco, es decir, los tipos de atención que existen.
•ATENCIÓN SELECTIVA: Ponemos en marcha la atención selectiva cuando la
tarea o actividad nos exige seleccionar del ambiente un determinado estímulo, es
decir, seleccionamos la información que es relevante e inhibimos aquellos
estímulos que no son relevantes. Por ejemplo, buscar vocales en una sopa de
letras o identificar a su tío —al que ha ido a recoger a la estación de tren— son
actividades donde se pone en marcha la atención selectiva.
•ATENCIÓN FOCALIZADA: Cuando nos centramos o focalizamos en una
actividad concreta, es que hemos puesto en marcha la atención focalizada.
Podemos enfocar nuestra atención a estímulos visuales, auditivos o táctiles. Por
ejemplo, calcular la siguiente expresión matemática requiere focalizar nuestra
atención:
2 + 4 -1 + 2
•ATENCIÓN SOSTENIDA: Es la capacidad de mantener una actividad de forma
consciente durante un tiempo prolongado. También se la conoce con el nombre
de atención mantenida o atención ejecutiva. Es la continuación de la atención
focalizada. Lo que diferencia una de otra es la duración de la tarea, no el tipo de
tarea. Continuando con el ejemplo de la atención focalizada, si en vez de hacer
un solo cálculo matemático tuviéramos que hacer una hoja entera, entonces
dejaría de ser atención focalizada para ser una actividad de atención sostenida,
porque requeriría una atención persistente en el tiempo. Otras tareas que
requieren atención sostenida son leer durante media hora, ver una película, hacer
un sudoku o estudiar el examen de mañana. Cuando tenemos activo este tipo de
atención, decimos que estamos concentrados. La concentración requiere
voluntad, consciencia y perseverancia. Es cierto que la atención sostenida es más
elaborada y trabajada cuando la tarea es desmotivante y monótona para el niño,
puesto que requiere mayor esfuerzo.
•ATENCIÓN DIVIDIDA: En este tipo de atención estamos realizando dos o más
tareas de forma simultánea. Por ejemplo, a la vez que estamos poniendo una
lavadora, estamos tomándonos un café y hablando con nuestro amigo. Para que
se ponga en marcha la atención dividida, es necesario que alguna de las tareas
esté automatizada, porque es imposible hacer dos tareas novedosas a la vez.
•ATENCIÓN ALTERNANTE: En la atención alternante estamos cambiando de
foco atencional ante la emisión de una señal de cambio. Podemos decir que es la
capacidad que nos permite cambiar el foco de atención entre dos o más tareas
que requieren diferentes respuestas cognitivas por nuestra parte. Por ejemplo,
estamos haciendo unos ejercicios de sumas en un folio pero, cuando se escucha
una palmada o un silbato, tenemos que cambiar a la hoja de restas. Requiere dos
o más tareas, pero no de manera simultánea.
•ATENCIÓN EXCLUYENTE: También se la conoce con el nombre de atención
inhibitoria, puesto que la persona requiere controlar (no decir o no hacer) una
determinada conducta que está automatizada. Este tipo de atención se refleja
muy bien en el efecto stroop que veremos en el capítulo de control de impulsos.
Como ve, este tipo de atención está muy relacionada con el control de impulsos
o inhibición. ¿Recuerda cuando de pequeños jugábamos al mundo al revés?
Debíamos atender y controlar lo que pensábamos para decir justo lo contrario.
Esa es la atención excluyente.
¿ES LO MISMO ESTAR ATENTO QUE ESTAR CONCENTRADO?
Si se da cuenta, hasta el momento hemos estado utilizando los conceptos de
atención y de concentración como sinónimos, pero ¿se refieren a lo mismo o
existen diferencias entre ambos? A decir verdad, sí que existen diferencias. En
cuanto a la localización, podemos decir que la gran mayoría de los procesos de
atención activan zonas posteriores del cerebro, es decir, lo que llamábamos en el
capítulo 2 el cerebro reptiliano. Aquí hablamos más de atención y de arousal. En
cambio, la concentración o la atención ejecutiva se localiza en zonas frontales
del cerebro, en concreto en la corteza prefrontal. La concentración requiere
voluntariedad, consciencia y perseverancia, lo cual no implica que la tarea tenga
que gustar o motivar. A veces los niños se concentran en sus deberes y estudios
no porque les guste lo que están estudiando, sino porque no quieren ser
regañados por sus padres o porque quieren cumplir con sus tareas. Esto no
excluye que sea una tarea ejecutiva (concentración), puesto que han decidido
voluntariamente ponerse a estudiar (se podrían haber negado) y son conscientes
y perseverantes en lo que hacen.
Otra diferencia importante entre atención y concentración, siguiendo la metáfora
del foco, es que la atención es pasiva, pues es el estímulo o situación quien me
capta a mí, mientras que la concentración tiene un papel más activo, ya que
somos nosotros quienes buscamos el estímulo de manera consciente y
perseverante. Veamos el siguiente ejemplo para terminar de entender la
diferencia entre ambas. Si un día, mientras doy una vuelta por la calle, me
encuentro a un señor vestido de la pantera rosa, independientemente de mi
voluntad, me va a llamar la atención. Por lo tanto, es el estímulo quien me capta
a mí y no al revés. En cambio, si determinado día decido salir a la calle en busca
de personas disfrazadas de pantera rosa, se tratará de un ejercicio de
concentración, puesto que soy yo quien va en busca del estímulo. En este último
caso, yo soy consciente de lo que busco y soy perseverante, además de decidir
voluntariamente realizar dicha conducta.
En último lugar, es importante decir que la concentración está muy relacionada
con la motivación, la curiosidad y las expectativas que tenemos. Ante tareas
motivantes es fácil atender, pero ante actividades que nos resultan aburridas y
monótonas nos va a resultar mucho más difícil mantener nuestra concentración.
Localización cerebral Activa vs. pasiva
Atención Zonas posteriores (cerebro reptiliano) Pasiva: es el estímulo quien capta a
Concentración Zonas anteriores (corteza prefrontal) Activa: es la persona quien busca y
DESARROLLO EVOLUTIVO DE LA ATENCIÓN
Sabemos que la atención es un proceso psicológico que se va entrenando y
mejorando a lo largo de nuestro desarrollo evolutivo. En el primer año de vida,
el bebé va aprendiendo a controlar su atención gracias a sus figuras de apego
(madre, padre y profesores). Cada vez que el bebé vea algo que le resulte
interesante y novedoso, tratará de centrarse en ello. Debemos tener en cuenta que
el bebé y el niño pequeño tienen la mayor parte del día activos sus cerebros
reptilianos, es decir, el cerebro de la supervivencia. Es por ello que la atención
del bebé es reactiva, involuntaria, inconsciente y con escaso control. Son los
estímulos quienes captan al bebé, y no al revés. Las zonas cerebrales que se
activan a estas edades son las posteriores.
Poco a poco, la atención reactiva de los niños pequeños se irá transformando en
una atención controlada o ejecutiva, es decir, lo que conocemos como
concentración. En este caso, se activarán las regiones frontales del cerebro. Para
que esto se pueda dar, es imprescindible que haya una buena estimulación y
potenciación por parte de los padres y maestros. Solo llegamos a la atención
controlada (concentración) mediante la práctica y el entrenamiento.
Los estudios científicos llegan a la conclusión de que, cuando realizamos una
tarea ejecutiva, es decir, cuando atendemos a algo, la tasa cardiaca y la actividad
motriz disminuyen de manera significativa. Piense, por ejemplo, en cuando está
viendo una película o está cocinando. Ante la concentración, la tasa cardiaca y la
actividad motora bajan. En cambio, si en ese momento aparece un estímulo que
nos distrae, como puede ser alguien que nos llama o si escuchamos un grito,
entonces la tasa cardiaca aumentará, como también lo hará la actividad motora.
En torno a los 6 meses de edad, los bebés son capaces de atender de manera
anticipada a una situación, es decir, sostienen la atención, porque saben que algo
va a ocurrir. Por ejemplo, esto se da en bebés de medio año cuando juegan con
sus padres al cucú-tras. Lo novedoso y lo inesperado siempre capta de manera
involuntaria la atención del bebé (y del resto de las personas). Como dice el
genial Francisco Mora, si estuviéramos en una conferencia y apareciera una
jirafa detrás del ponente, de manera involuntaria dejaríamos de atender al
conferenciante, porque la jirafa capta nuestra atención al ser un elemento
inesperado y novedoso.
Cuando los niños tienen entre 3 y 6 años, aprenden a controlar su atención y su
comportamiento. Esto se debe a la proliferación de neuronas inhibitorias en el
cerebro, lo que permite que se desarrolle su capacidad de control e inhibición de
impulsos. A nivel cerebral, el neurotransmisor que está relacionado con los
procesos de atención y concentración es la dopamina.
A continuación, veremos diez propuestas de ejercicios para trabajar la
concentración. Algunos de los ejercicios van dirigidos a los niños más pequeños
de la etapa de educación infantil, mientras que otros, más complejos, están
destinados a alumnos de primaria, secundaria e incluso adultos. Es importante
tener en cuenta que debemos adaptar los ejercicios al perfil y a las dificultades
de la persona que tengamos delante.
EJERCICIO 1: EL ÁGUILA IMPERIAL
A continuación, encontrará una tabla con muchos animales y objetos. Fíjese bien
en el águila que aparece como modelo. Deberá revisar la tabla de izquierda a
derecha y de arriba abajo y, cada vez que vea el águila, dará un pisotón en el
suelo. ¿Preparado? Adelante.
EJERCICIO 2: EN BUSCA DE LAS VOCALES PERDIDAS
En esta gran sopa de letras deberá tachar las vocales minúsculas que encuentre.
Como ve, es una tarea larga que le llevará tiempo, con lo que trabajaremos la
atención selectiva y sostenida. Recuerde: hay que tachar las vocales minúsculas.
Y cuidado, porque hay otros tipos de letras y también hay mayúsculas. ¡A por
ello!
EJERCICIO 3: EL JUEGO DE LAS LETRAS
En las filas impares haga un círculo alrededor de todas las consonantes que
encuentre, y en las filas pares tache las vocales que estén precedidas y seguidas
por consonantes. ¡Máxima concentración!
EJERCICIO 4: DEME PALMAS
A continuación, irá viendo diferentes figuras geométricas. Cada vez que vea una
figura geométrica que tenga cuatro lados, deberá dar una palmada. En caso de
ver una figura que tenga seis lados, deberá dar dos palmadas. ¿Comprendido?
Vamos con ello.
EJERCICIO 5: PING-PONG ATENCIONAL
En este ejercicio su tarea consiste en comparar letras y números de dos columnas
y detectar aquellos que faltan en la columna vecina. ¿Qué número o letra se
queda suelto y sin pareja? Veamos un ejemplo para entenderlo mejor.
Aquí puede ver dos columnas, la de la izquierda y la de la derecha. Tiene que
buscar qué letra o número está en la columna izquierda pero no en la derecha, o
viceversa. Puede que se distingan en uno, dos o tres elementos. En la primera
fila, por ejemplo, el elemento que queda suelto en la columna izquierda es el 3 y
en la columna derecha es el 4. Puede hacer un círculo alrededor de aquellos que
no tengan pareja en la columna de al lado. Vamos con el ejercicio propiamente
dicho. Ánimo.
Columna izquierda Columna derecha
1 3 9 7 2 8 8 7 2 4 9
2 W I B P X W P X I A
3 C 4 1 T E 4 E C T 8
4 9 8 3 5 4 6 6 9 2 3 8 4
5 R N B L U A L B R U A G
6 9 S 2 1 8 7 8 9 I 2 M S
7 8 7 1 4 5 6 2 6 9 2 3 1 4 7
8 X J A W B F U D V S X P J B D W
Para niños más pequeños, este mismo ejercicio se puede hacer con imágenes
cotidianas, como vemos a continuación. ¿Qué objetos están repetidos en ambos
rectángulos?
EJERCICIO 6: PREMIO AL MÁS ATENTO
A continuación, encontrará un listado con varias palabras cotidianas. Deberá
retener todas las palabras y la información que pueda durante 30 segundos;
después, tendrá que responder a algunas preguntas. En este ejercicio, trabajamos
tanto la atención como la memoria. ¿Preparados? Vamos con las palabras.
Tape las palabras que acaba de memorizar.
Una vez que ya ha memorizado todo lo que haya podido, deberá responder las
preguntas que aparecen a continuación:
•¿Cuántas palabras había en total?
•¿Recuerda si alguna palabra contenía la letra H?
•¿Había algún verbo entre las palabras?
•¿Aparecía la palabra «camión»?
•Y la última pregunta: ¿nombrábamos alguna ciudad?
EJERCICIO 7: ABRACADABRA
Ahora vamos a realizar una tarea muy sencilla, pero que requiere toda su
atención. A continuación, irá viendo una serie de letras. Cada vez que vea una X
precedida por una A, deberá levantar las dos manos y decir «abracadabra». En
esta ocasión, lo haremos de manera visual, pero se puede hacer también de
manera auditiva (leyéndole las palabras a su hijo o alumno). ¿Preparado?
Adelante.
EJERCICIO 8: ENSALADA DE LETRAS
Fíjese bien en la tabla que hay más abajo. Tiene una gran cantidad de letras. Solo
encontramos las letras: b, d, p, q. La tarea consiste en colorear cada rectángulo
de un color en función de la letra. Si se fija bien, debajo de las letras hay una
leyenda que le dice de qué color debe ir cada una de ellas. Así, por ejemplo, las b
deben ser coloreadas de color rojo, las d de azul, las p de amarillo y, finalmente,
las q de color verde. A raíz de esta idea, se pueden crear otros muchos ejercicios
para trabajar la atención focalizada de sus hijos o alumnos, siempre adaptándolos
a su edad y características.
EJERCICIO 9: ZUMO DE NARANJA
En la tabla que tiene más abajo hay naranjas suficientes como para hacer zumo
para todo un pueblo. Si se fija, hay tres naranjas en cada casilla, pero una de
ellas es diferente a las otras dos. Fíjese bien, debe estar muy atento. Su tarea
consiste en tachar aquella naranja que es diferente de las otras dos en cada una
de las cuarenta casillas que hay. ¡Ánimo y a hacer un buen zumo!
EJERCICIO 10: BUSQUE Y COMPARE
Para acabar el tema, deberá buscar entre estas dos parejas de cartas redondas el
objeto que está presente en ambas cartas. Solamente hay un objeto que coincide
en ambas. ¿Cuál será?
INHIBIENDO IMPULSOS A LO LARGO DE LA HISTORIA
El control de impulsos es una de las funciones ejecutivas que más nos
diferencian del resto de los animales y, además, es una de las que más tarde
adquieren los niños. Desde los comienzos de la humanidad se ha hablado de
controlar los impulsos y resistir la tentación. Ya en la Biblia se habla sobre ello.
Adán y Eva son tentados por la serpiente para comerse la manzana prohibida.
Dado que no fueron capaces de utilizar correctamente sus funciones ejecutivas
—concretamente su capacidad de no caer en la tentación— fueron expulsados
del paraíso. A esto hoy lo llamamos control de impulsos o también, en ocasiones,
se llama control inhibitorio o inhibición de los impulsos.
En los cuentos populares también encontramos numerosos ejemplos que ponen
de relieve la importancia del control inhibitorio. Por ejemplo, en el cuento de La
cigarra y la hormiga, la primera simboliza lo emocional e instintivo, mientras
que la hormiga representa la corteza prefrontal. Son también numerosas las
frases de famosos que hacen referencia a esta función ejecutiva: Oscar Wilde
decía que «A lo único que no me puedo resistir es a la tentación», y el genial
Groucho Marx decía que «Es mejor estar callado y parecer tonto que abrir la
boca y confirmarlo». Si recuerda, en la metáfora del coche que exponíamos en el
capítulo 2, decíamos que el control de los impulsos se correspondía con los
frenos del coche.
Ahora imagine la siguiente situación. Le han dejado montar en una bicicleta.
Aparentemente es una bicicleta normal pero, cuando se monta en ella, se da
cuenta de que es especial. Cada vez que quiere girar a la derecha, debe girar el
manillar hacia la izquierda, y cada vez que quiere ir a la izquierda, debe girar el
manillar en sentido contrario. Es como jugar al mundo al revés: debe girar en la
dirección hacia la que no quiere ir. Esto es control inhibitorio: tratar de controlar
aquella información o los automatismos que tenemos asentados de manera muy
inconsciente y rígida.
EL TEST DE LA GOLOSINA
Una de las investigaciones más representativas de lo que es el control inhibitorio
y sus consecuencias la encontramos en el famoso estudio de las golosinas. En los
años 60, Walter Mischel llevó a cabo un estudio en la Universidad de Standford
(Estados Unidos) para ver la capacidad que tenían los niños de la etapa de
infantil para retrasar la gratificación y controlar sus impulsos de comerse una
golosina.
Para ello, el investigador colocaba delante del niño una golosina, caramelo o
nube. El investigador le decía que tenía que salir de la sala durante unos minutos.
En cualquier momento el niño se podía comer su golosina pero, si conseguía
aguantar a que llegara el investigador, tendría el doble de recompensa. Es un
ejercicio clásico para comprobar la demora de la recompensa. Lo animo a que lo
haga en casa con sus hijos pequeños (y no tan pequeños). Una de las muchas
conclusiones de este estudio fue que los niños de 5 años tienen mejor
funcionamiento ejecutivo en la inhibición de sus impulsos de comerse la
golosina que los de 3 y 4 años, es decir, que son más capaces de demorar la
recompensa y de esperar. Todo esto es congruente con lo que venimos diciendo
hasta ahora. El cerebro necesita tiempo y experiencia para ir adquiriendo las
diferentes funciones ejecutivas. El test de la golosina, también conocido como
test del marshmallow (nube en inglés), permitió extraer muchas conclusiones
interesantes. Aquellos niños que fueron capaces de esperar a que llegara el
investigador y, por lo tanto, obtuvieron el doble de recompensa, cuando llegaron
a la etapa adolescente:
•Puntuaban más alto en pruebas de inteligencia.
•Mostraban mayor autocontrol en situaciones frustrantes.
•Cedían menos a las tentaciones.
•Se distraían menos cuando trataban de concentrarse.
•Eran más seguros de sí mismos.
•En situaciones de estrés, no perdían la calma con tanta facilidad como los que
no pudieron resistir la tentación de comerse la golosina.
•Eran más previsores y planeaban más las cosas (mejor capacidad organizativa).
•Actuaban de manera más perseverante en las diferentes tareas.
•Atendían más a su razón y por lo tanto, eran más ejecutivos.
•Obtenían puntuaciones mucho mejores en las pruebas de aptitud académica.
Como conclusión, podemos decir que estos adolescentes eran lo opuesto al
estereotipo del adolescente problemático. Los niños que se comieron la golosina,
cuando crecieron fueron más impulsivos que los niños que aguantaron la
tentación, que fueron más reflexivos. Los que resistieron, años más tarde tenían
más activa la corteza prefrontal, por lo que tenían mayor facilidad para resolver
problemas, ser creativos, controlar los impulsos, etc. En cambio, los niños que
no pudieron aguantar la tentación, cuando crecieron fueron chavales que tenían
su corteza prefrontal medial más activa, lo que los llevaba a llevar a cabo
conductas guiados por el deseo y el placer sin tener en cuenta lo deseable y lo
razonable. Además, estos niños tenían mayor probabilidad de desarrollar una
adicción.
¿QUÉ ES EL CONTROL DE IMPULSOS?
Podemos definir el control de impulsos como la capacidad que tenemos para
controlar, parar o postergar determinados estímulos o acciones que no son
relevantes para la tarea que estamos realizando en el momento presente. Así, por
ejemplo, es importante que un niño sepa inhibir el impulso de querer pegar a
otro niño por el simple hecho de haberle metido un gol.
La consecuencia de no tener bien desarrollados los procesos inhibitorios es lo
que conocemos como impulsividad. Aquellos niños que son catalogados como
impulsivos, ya sea de manera conductual o verbal, tienen dificultad en el control
de sus impulsos. Por ejemplo, un porcentaje importante de los niños y
adolescentes con TDAH muestra impulsividad. En los niños más pequeños la
impulsividad suele ser motora, es decir, observable, mientras que en los
adolescentes suele ser más bien una impulsividad cognitiva, es decir, no
observable, ya que está relacionada con los pensamientos.
LA METÁFORA DEL FUNAMBULISTA
La inhibición de impulsos es una función ejecutiva clave en la sociedad en la que
vivimos. Es tan importante poder realizar determinada conducta como poder
inhibirla. El ejemplo que me gusta poner para explicar esto es la metáfora del
funambulista. Para poder tener éxito manteniendo el equilibrio en el cable, es
importante coordinar tanto las acciones que debes realizar como aquellos
momentos en los que no debes avanzar. Es una acción donde la inhibición cobra
especial importancia. El principal neurotransmisor cerebral que está implicado
en los procesos inhibitorios es el GABA, el ácido gamma aminobutírico. Las
personas que tienen una buena capacidad de regular, controlar o retrasar sus
impulsos en la mayoría de las ocasiones saben, como el funambulista, en qué
momento tienen que avanzar y en qué otros momentos deben parar y mantener el
equilibrio para no caer al vacío.
EJERCICIO 1: STROOP DE ANIMALES
Comenzamos realizando una actividad clásica como es el efecto Stroop. Quizás
no lo conozca por este nombre pero, cuando realice la actividad, estoy seguro de
que le sonará. A continuación, verá que aparecen unos dibujos de animales. Su
tarea consiste en decir qué animales son. Tenga cuidado porque es posible que,
más adelante, cuando aparezca el nombre de un animal sobreimpresionado, le
pueda costar algo más. El ejercicio tiene tres partes en orden de dificultad.
Tarea 1: Nombre los animales que ve. El recorrido es siempre de arriba a
abajo y de izquierda a derecha, es decir, como leemos habitualmente.
Tarea 2: En esta segunda tarea también debe nombrar los dibujos de los
animales que ve.
Tarea 3: Para terminar, vamos a la tarea más difícil. Tiene que nombrar el
animal que ve en cada una de las imágenes.
EJERCICIO 2: TODO EL MUNDO DICE SÍ
En este ejercicio solo aparecerán dos estímulos: «Sí» o «Sí*». La única
diferencia entre una palabra y otra es el asterisco. Cuando vea un «Sí» dirá sí.
Pero si ve un «Sí*» tiene que inhibir ese sí y decir «No». ¿Entendido? Adelante
entonces.
EJERCICIO 3: EL DETECTIVE GONZÁLEZ
Al detective González le han asignado dos tareas, una más sencilla y otra algo
más complicada. En la primera tarea, el detective tiene que hacer un círculo
alrededor de todos los objetos que encuentre que no sean ni bicicletas ni ranas.
¿Lo ayuda?
La segunda tarea para la que el detective González necesita su ayuda es algo más
complicada. Ahora deberá hacer un círculo alrededor de todos los objetos que
encuentre que no sean unas gafas de sol, una botella de agua, un balón de
baloncesto ni un dinosaurio. ¡Adelante!
EJERCICIO 4: JUGANDO CON LOS NÚMEROS
En este ejercicio, la tarea consiste en contar el total de elementos que aparecen
en cada rectángulo. Pueden aparecer tanto símbolos como números. Ahora bien,
en caso de que en el rectángulo aparezca un rectángulo más grueso que lo
englobe, deberá leer el número que aparece dentro. Para entenderlo mejor,
veamos un ejemplo:
En el primer rectángulo, tendríamos que decir cinco, puesto que son cinco los
elementos que hay. En el siguiente, dado que aparece un rectángulo más grueso,
hay que decir tres, puesto que lo que debemos leer es el número que aparece
repetido (y no las veces que aparece ese número). ¿Y en el siguiente? ¿Qué
diría? La respuesta es seis. ¿Y en el último? La respuesta es tres. Una vez que ya
hemos hecho las de prueba, vayamos al ejercicio propiamente dicho.
EJERCICIO 5: UN PASITO HACIA DELANTE
Para hacer este ejercicio, debe ponerse de pie y ha de tener espacio suficiente
para moverse. Tiene que estar atento a las flechas que va a ver en el libro.
Siempre que salga una flecha de color negro, deberá dar un paso en la dirección
que esta señala. En cambio, si la flecha es de color blanco, deberá ir en sentido
opuesto. Es decir, si la flecha marca hacia arriba y es de color negro dará un paso
al frente, pero si es de color blanco dará un paso para atrás. Hagamos algunas
pruebas.
Como la flecha es negra y marca hacia abajo, tiene que dar un paso para atrás; la
siguiente nos marca un paso a nuestra izquierda; y la tercera y última del
entrenamiento nos marca hacia arriba pero, al ser blanca, daremos un paso para
atrás. ¿De acuerdo? ¡Empezamos!
EJERCICIO 6: DANDO UNA VUELTA POR EL ZOO
Vamos a imaginar que esta mañana visitamos a los animales del zoo. Más abajo
irá viendo que aparecen de uno en uno diferentes animales que podemos
encontrar en el zoo. Deberá dar una palmada cada vez que aparezca un animal
pero, en caso de no ver un animal, deberá inhibir esa palmada, ¿de acuerdo?
Vamos con ello.
EJERCICIO 7: ZAPATILLAS Y MANOS
Ahora vamos a hacer uno de mis ejercicios favoritos. Cada vez que vea un
dibujo de unas manos aplaudiendo, dará un pistón fuerte en el suelo. Cuando vea
un dibujo de unas zapatillas, dará una palmada. Si ve que aparecen otros gestos
con las manos, solamente tiene que copiarlos. Vamos a hacer algunos de prueba.
Perfecto. Ya ha visto cómo funciona, ¿verdad? Vamos con el ejercicio
propiamente dicho.
EJERCICIO 8: LUNA Y SOL
Vamos a hacer ahora un ejercicio dirigido, sobre todo, a los niños de la etapa de
infantil. Cada vez que vea un dibujo del sol, dirá «luna», y cuando vea una luna
dirá «sol». Fácil, ¿verdad? Vamos a por ello.
EJERCICIO 9: ¡CUIDADO CON EL NÚMERO 2!
Ahora verá bolas de billar numeradas y de diferentes colores. Pero no se
preocupe, porque solo hay dos tipos. Si ve una bola negra con el número 2 en
blanco dirá 1, y cuando vea una bola de billar blanca con un 2 negro no dirá
nada, nos quedaremos en silencio, ¿de acuerdo? Vamos allá.
EJERCICIO 10: LAS VENTANAS INDISCRETAS
A continuación, verá una serie de objetos, todos ellos conocidos por usted. Su
tarea consiste en estar muy atento porque, cada vez que no aparezca un dibujo de
una puerta, deberá decir «ventana» bien alto. Cuando vea un dibujo de una
puerta, deberá permanecer en silencio. ¡Adelante con ello!
¿QUÉ ES LA MEMORIA OPERATIVA?
La memoria operativa es la capacidad que tenemos de retener, mantener y
manipular una información dada. Es como una memoria online. A la memoria
operativa a veces también se la conoce con el nombre de memoria de trabajo
(working memory) puesto que, como decíamos, su objetivo consiste en trabajar
con determinada información en el momento presente. Es la memoria que
utilizamos para resolver un problema. La palabra clave de la memoria operativa
es «para», ya que este tipo de memoria sirve para resolver algo futuro, pero
teniendo en cuenta el pasado. Podríamos decir que la memoria de trabajo es una
condición necesaria, pero no suficiente, para la toma de decisiones. Por lo tanto,
opera o manipula la información que estamos manteniendo online o en el
momento actual. Cerebralmente hablando, la memoria de trabajo está ubicada en
el córtex prefrontal dorsolateral.
Según las investigaciones clásicas de Alan Baddeley, nuestra memoria operativa
tiene una capacidad limitada de 7 ± 2 elementos; esto quiere decir que nuestra
memoria puede manipular entre 5 y 9 elementos de media. No podemos
almacenar tanta información como queramos, puesto que la memoria operativa
es un almacén limitado. Por ejemplo, ¿sería capaz de resolver la siguiente
operación de cálculo mental si, en vez de estar escrita, se la dijesen verbalmente?
¿Verdad que sería muy difícil? Esto se debe a que nuestra memoria operativa es
limitada y no puede almacenar toda esta gran cantidad de información.
La memoria operativa o de trabajo es un tipo de memoria a corto plazo, pero no
son sinónimos. La memoria operativa se diferencia de la memoria a corto plazo
(MCP) en que esta última sirve solo para almacenar datos, mientras que la
memoria operativa, como ya hemos explicado, utiliza esos datos para realizar
una operación mental. Estaremos utilizando nuestra memoria a corto plazo si
tratamos de retener una matrícula de un coche, un número de teléfono o la
dirección de una calle. En estos dos casos no hay manipulación de la
información, solo retención y mantenimiento. En cambio, deletrear la palabra
ORDENADOR al revés supone la activación y el uso de nuestra memoria
operativa, ya que debemos guardar la información, realizar una operación y dar
un resultado final. Es lo que conocemos metafóricamente como la memoria
online.
Una manera de ejercitar la memoria de trabajo de un niño consiste en contar el
número de monedas o sumar la cantidad de euros que hay en nuestro monedero.
Para dar una respuesta correcta, el niño debe ir sumando moneda a moneda e ir
actualizando el resultado. Otras maneras de ejercitar la memoria operativa son el
cálculo matemático, deletrear palabras al revés, etc.
TIPOS DE MEMORIA
La memoria es una función psicológica que nos permite a las personas poder
aprender, retener información y adaptarnos al medio en el que vivimos. De esta
manera, podemos recordar experiencias pasadas. La memoria humana, a
diferencia de la memoria de los animales —que actúa principalmente sobre la
base de sus necesidades presentes— puede contemplar el pasado y planear el
futuro. Hacemos uso de la memoria en actividades tan cotidianas como andar,
montar en bicicleta, acordarnos de quién es el actual presidente del Gobierno,
resolver cuánto es 2 × 3 × 4, recordar qué ingredientes necesitamos para hacer
una receta de cocina o saber nuestro nombre y el pueblo de nuestros padres. En
todos estos casos, estamos haciendo uso de la memoria, pero ¿solo existe un tipo
de memoria? Si se fija en el siguiente esquema, verá que existen cuatro tipos de
memoria diferentes con sus características, que las hacen especiales y únicas:
Memoria sensorial: También se la conoce con el nombre de almacén sensorial.
La información exterior la captamos a través de los cinco sentidos (vista, oído,
tacto, olfato y gusto) y, cuando llega al cerebro, las neuronas se encargan de
reconocer dicha información o bien de almacenarla. Existe un total de cinco
almacenes sensoriales, uno para cada uno de los sentidos. Los dos más
relevantes en el caso del ser humano son la memoria icónica (vista) y la memoria
ecoica (audición). En este tipo de memoria, la información está activa solo
durante milisegundos o, como mucho, unos pocos segundos. Pasado ese tiempo,
si la persona no ha prestado atención a dicha información, esta se desvanecerá.
100 ejercicios para estimular el cerebro infantil
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100 ejercicios para estimular el cerebro infantil

  • 1.
  • 2.
  • 3. CÓMO ESTIMULAR EL CEREBRO DEL NIÑO 100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas Rafa Guerrero Acceda a www.editorialsentir.info para descargar gratis contenido adicional, complemento im
  • 4. CÓMO ESTIMULAR EL CEREBRO DEL NIÑO 100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas Rafa Guerrero
  • 5.
  • 6. Cómo estimular el cerebro del niño 100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas © 2020 Rafa Guerrero Diseño de la cubierta: ArteMio Maquetación: cuantofalta.es Correctoras: Beatriz García y Anna Alberola Directora de producción: M.ª Rosa Castillo © 2020 Editorial Sentir es un sello editorial de Marcombo, S. L. Avenida Juan XXIII, n.º 15-B 28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid www.editorialsentir.com Página 178 - The injury of Phineas Gage, based on Ratiu (2004). Summary of
  • 7. Ratiu’s analysis is available at John Darrell Van Horn (2012). «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra». ISBN: 978-84-267-2874-6 Producción del ebook: booqlab.com
  • 8. A todos mis pacientes, con los que tan buenos ratos hemos pasado potenciando sus funciones ejecutivas.
  • 9.
  • 10.
  • 11. Prólogo Introducción 1. El cerebro, ese gran desconocido El cerebro como torre de control Las funciones mentales superiores La plasticidad cerebral 2. Los cuatro cerebros El cerebro reptiliano El cerebro emocional El cerebro racional El cerebro ejecutivo
  • 12. Conclusiones 3. ¿Qué son las funciones ejecutivas? Concepto Definición Características La metáfora del director de orquesta Principales funciones ejecutivas Localización de las funciones ejecutivas Partes de la corteza prefrontal 4. Desarrollo de las funciones ejecutivas Desarrollo evolutivo del lóbulo frontal Modelo de las tres unidades funcionales
  • 13. Activación de las funciones ejecutivas 5. Ejercicios para desarrollar la concentración ¿Qué es la concentración? Tipos de atención ¿Es lo mismo estar atento que estar concentrado? Desarrollo evolutivo de la atención Ejercicio 1: El águila imperial Ejercicio 2: En busca de las vocales perdidas Ejercicio 3: El juego de las letras Ejercicio 4: Deme palmas Ejercicio 5: Ping-pong atencional
  • 14. Ejercicio 6: Premio al más atento Ejercicio 7: Abracadabra Ejercicio 8: Ensalada de letras Ejercicio 9: Zumo de naranja Ejercicio 10: Busque y compare 6. Ejercicios para desarrollar el control de impulsos Inhibiendo impulsos a lo largo de la historia El test de la golosina ¿Qué es el control de impulsos? La metáfora del funambulista Ejercicio 1: Stroop de animales
  • 15. Ejercicio 2: Todo el mundo dice sí Ejercicio 3: El detective González Ejercicio 4: Jugando con los números Ejercicio 5: Un pasito hacia delante Ejercicio 6: Dando una vuelta por el zoo Ejercicio 7: Zapatillas y manos Ejercicio 8: Luna y sol Ejercicio 9: ¡Cuidado con el número 2! Ejercicio 10: Las ventanas indiscretas 7. Ejercicios para desarrollar la memoria operativa ¿Qué es la memoria operativa?
  • 16. Tipos de memoria Ejercicio 1: Baile de números Ejercicio 2: El cangrejo Nicolás Ejercicio 3: Contar euros Ejercicio 4: La calculadora humana Ejercicio 5: Sudoku Ejercicio 6: King Kong Ejercicio 7: Los números locos Ejercicio 8: Pensar en números Ejercicio 9: Memory de las cartas
  • 17. Ejercicio 10: Saca el diccionario mental 8. Ejercicios para desarrollar la flexibilidad cognitiva ¿Qué es la flexibilidad cognitiva? Ejercicio 1: Saque de la chistera todo lo que se le ocurra Ejercicio 2: El toro hecho con palillos Ejercicio 3: El triángulo mágico Ejercicio 4: Los cinco puntos Ejercicio 5: Palillos y números Ejercicio 6: Todas las palabras Ejercicio 7: Cuatro líneas rectas Ejercicio 8: Sumas y restas
  • 18. Ejercicio 9: Buscando a Nemo Ejercicio 10: La abstracción de Picasso 9. Ejercicios para desarrollar la planificación ¿Qué es la planificación? Ejercicio 1: ¡Vaya desorden! Ejercicio 2: Torre de Hanoi Ejercicio 3: Los números locos Ejercicio 4: La tortilla francesa Ejercicio 5: Laberintos Ejercicio 6: Atando cabos Ejercicio 7: Gatos y perros
  • 19. Ejercicio 8: El diccionario loco Ejercicio 9: El tutifruti de números Ejercicio 10: El rey de los símbolos 10. Ejercicios para desarrollar la solución de problemas ¿Qué es la solución de problemas? Ejercicio 1: La casita Ejercicio 2: Cazando ratones Ejercicio 3: Los relojes de arena Ejercicio 4: Nineland Ejercicio 5: Las edades Ejercicio 6: Las cajas de caramelos
  • 20. Ejercicio 7: Los vasos de chocolate Ejercicio 8: Suma de letras Ejercicio 9: La fuente de agua Ejercicio 10: Jonás el curioso 11. Ejercicios para desarrollar la autorregulación emocional ¿Qué es la autorregulación emocional? La metáfora del carruaje ¿Cómo educar en autorregulación emocional a nuestros hijos? Ejercicio 1: Buscando en el diccionario Ejercicio 2: Respiración Ejercicio 3: Relajación tensión-distensión
  • 21. Ejercicio 4: Sally y Ann Ejercicio 5: ¿Será capaz de aguantar? Ejercicio 6: El rincón de la calma Ejercicio 7: La toalla Ejercicio 8: Quién es quién de las emociones Ejercicio 9: Dibuje su problema Ejercicio 10: Mejorando mi empatía 12. Ejercicios para desarrollar la velocidad de procesamiento ¿Qué es la velocidad de procesamiento? Ejercicio 1: El Usain Bolt de las palabras Ejercicio 2: En busca del símbolo perdido
  • 22. Ejercicio 3: Lectura rápida Ejercicio 4: Nombrando objetos Ejercicio 5: El ajedrez Ejercicio 6: El cocherito leré Ejercicio 7: El caballo Ejercicio 8: Macedonia de figuras geométricas Ejercicio 9: El cuerpo en marcha Ejercicio 10: Dándole forma al niño 13. Ejercicios para desarrollar la orientación espacial ¿Qué es la orientación espacial? Dificultades más frecuentes relacionadas con la orientación espacial
  • 23. Ejercicio 1: Los triángulos Ejercicio 2: ¡Arriba ese cuerpo! Ejercicio 3: ¡Copie, copie! Ejercicio 4: La mochila y el balón Ejercicio 5: ¿En qué dirección van? Ejercicio 6: La letra misteriosa Ejercicio 7: Las curvas Ejercicio 8: La otra mitad Ejercicio 9: Haciendo cubos Ejercicio 10: Rubén, Clara y Rosa 14. Trastornos y dificultades de las funciones ejecutivas
  • 24. Lesiones de la corteza prefrontal El síndrome disejecutivo El curioso caso de Phineas Gage Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) Las emociones en la vida cotidiana 15. Diseño de un entrenamiento en funciones ejecutivas Antecedentes históricos de los programas de intervención Principios básicos de un entrenamiento en funciones ejecutivas Características prácticas de un entrenamiento en funciones ejecutivas Recursos web para trabajar las funciones ejecutivas 16. Los diez mejores juegos de mesa para trabajar las funciones ejecutivas Ejercicio 1: Banderas rápidas®
  • 25. Ejercicio 2: El relojito Ejercicio 3: Speed cups® Ejercicio 4: Mundo cruel® Ejercicio 5: Dobble® Ejercicio 6: ¡Emoción!® Ejercicio 7: Córtex challenge® Ejercicio 8: Touch and find® Ejercicio 9: Fantasma Blitz® Ejercicio 10: Mikado® 17. Soluciones
  • 26. PRÓLOGO El conocimiento de la estructura y función del cerebro que aporta la neurociencia está proporcionando, de un modo cada vez más acelerado, nuevos datos que impactan en muchos y diferentes campos de las humanidades. Campos que discurren desde la filosofía a la ética pasando por la estética o la economía o, más recientemente, la educación. Y, desde luego, este impacto se está produciendo, y de modo destacado, en la psicología y el estudio de la conducta, de las que, a su vez, se nutren los conocimientos aportados por la propia neurociencia. Claramente estos conocimientos sobre el cerebro y su impacto en las humanidades transforman, cambian, la sociedad en que se vive, y son estos cambios los responsables últimos de la evolución constante y sucesiva de las culturas. Una consecuencia práctica de todo lo que antecede es la extensión de todos estos nuevos conocimientos a los diferentes ámbitos de la sociedad y, desde luego, y especialmente, a los diferentes núcleos de disciplinas o profesionales en ellas a los que se dedican nuevos libros, como ocurre en el caso particular de este libro que nos ocupa sobre educación y enseñanza. Libros que necesariamente se escriben (o así debiera ser) con un lenguaje asequible, desde luego, pero sólidamente basados en los conocimientos que se tienen tanto de la neurociencia como de las disciplinas humanísticas correspondientes. Este es el caso de este libro de Rafa Guerrero. Libro escrito de modo muy didáctico y muy asequible que trata uno de los temas quizás hoy de mayor impacto en el mundo de la neuroeducación y que es el de las FUNCIONES EJECUTIVAS o, si se quiere, el tema de la individualidad y las funciones sociales complejas. Lo cierto es que durante miles de años el individuo humano ha luchado, de modo casi exclusivo, por mantenerse vivo en entornos en donde el valor supremo era la supervivencia biológica. En contraste a esto, y en los contextos sociales democráticos de nuestros días ya alejados de aquellos tiempos, la lucha del
  • 27. hombre se centra en el logro de suficientes conocimientos y en la adquisición de una sólida educación emocional que le faciliten sobrevivir y competir en sociedades de conductas altamente complejas en lucha por la dignidad, la igualdad y también por esa libertad que permita elegir y decidir a cada uno con respeto a la propia dignidad, igualdad y libertad de los demás. Todo esto requiere de la enseñanza y el aprendizaje de esas funciones sociales complejas o funciones así llamadas ejecutivas. Funciones estas que requieren, en su esencia, de unas capacidades y un entrenamiento suficiente como para poder planificar y perseguir un objetivo concreto o desarrollar conductas de gran control emocional y de autocontrol o control cognitivo de uno mismo. Todas funciones que hay que comenzar a aprender desde muy temprano en el seno de la familia y del colegio. Hay muchos estudios que avalan sobradamente cuanto digo. Precisamente, este libro que estamos comentando en este prólogo proporciona muchos ejemplos y ejercicios que lo demuestran y facilitan. Hoy incluso comenzamos a saber del valor de estas funciones ejecutivas con relación al aprendizaje en temas como el de la lectura, tarea que requiere, junto a otras muchas redes neuronales, de la actividad de redes distribuidas en varios territorios de la corteza prefrontal (detalladas en este libro) implicados en la toma de decisiones y cambio consecuente de estrategias mentales. De particular relevancia es la corteza prefrontal dorsolateral (memoria de trabajo), que permite mantener en mente lo recién leído y así poder hilarlo con sentido a lo que sigue durante la lectura. Y también la corteza cingulada (actividad concertada con el cerebro emocional: emoción, cognición, intención, acción). Es este todavía un capítulo abierto a la investigación neurocognitiva. En cualquier caso, este libro es de importancia sobresaliente en el momento actual. Libro que va desde los conceptos básicos acerca de la estructura y del funcionamiento del cerebro a la descripción de esas funciones ejecutivas y su desarrollo a lo largo de los primeros años de la vida, hasta completar, esencia del libro, un amplio espectro de ejercicios acerca de cómo desarrollar la concentración o el control de impulsos, memoria y atención ejecutivas, flexibilidad cognitiva, planificación, autorregulación emocional y tantos otros. El conjunto de todos estos temas son un vivo retrato que enmarca la progresión de la neurociencia en su enlace con la psicología, la educación y las
  • 28. humanidades, así como también su enorme repercusión para la sociedad en que vivimos. Sin duda, representa una grande y valiosa labor de estudio y nuevas ideas que, llevadas a la práctica en los ejercicios que propone Rafa Guerrero, en este libro darán el beneficioso resultado que todos debemos, profundamente, agradecerle. Yo, aquí, así lo dejo expreso. Francisco Mora Profesor Honorífico de la Universidad Complutense de Madrid
  • 29. INTRODUCCIÓN Uno de los motivos que me llevaron a escribir este libro práctico sobre funciones ejecutivas es que, después de muchos años trabajando con niños, adolescentes y adultos con dificultades en algunas de sus funciones ejecutivas como la concentración, la planificación o la solución de problemas, muchos de ellos se encontraban con pocos recursos serios para seguir trabajando las funciones ejecutivas en casa. Cuando formaba a maestros y profesionales, me manifestaban su desesperación a la hora de encontrar un manual sencillo y práctico que englobara ejercicios para trabajar las principales funciones ejecutivas. Es por ello que decidí realizar un libro que ahondara en qué son las funciones ejecutivas y que, a la vez, ofreciera al lector ejercicios para desarrollar y potenciar las funciones ejecutivas de sus hijos o alumnos. Además, como bien concluye el psicólogo Francisco Xavier Castellanos, en torno a un 50 % de la población presenta algún tipo de dificultad en sus funciones ejecutivas (Castellanos, 2006). Sirva de adelanto para el lector que todos los ejercicios que de ahora en adelante encontrará en este libro están pensados para una edad determinada y para un perfil concreto, motivo por el cual se hace imprescindible adaptar todos y cada uno de los ejercicios que aquí se proponen. No es lo mismo un niño que otro, no es lo mismo una edad que otra, no es lo mismo trabajar de manera individual las funciones ejecutivas que hacerlo de manera grupal, como tampoco es lo mismo trabajar con un niño con dificultades de aprendizaje o un trastorno disejecutivo que trabajar con un niño sin dificultades aparentes (niños neurotípicos). Otro aspecto que debe tener en cuenta el lector es que no existen ejercicios o actividades que trabajen una sola función ejecutiva. Por ejemplo, no existen ejercicios para potenciar solo y exclusivamente la concentración. Lo que sí que hay son ejercicios que desarrollan principalmente la concentración, además de otras funciones ejecutivas. Cuando trabajamos una función ejecutiva, es muy probable que otras funciones ejecutivas que no trabajamos de manera directa
  • 30. mejoren considerablemente. Es por ello que algunos ejercicios que se hayan encuadrado en un capítulo de una función ejecutiva concreta se podrían haber incluido en otros capítulos sin problema alguno. Todas las actividades y los ejercicios que se proponen en el libro han sido clasificados dentro de un rango de edad a partir del cual se pueden llevar a cabo (véase en el apartado “Soluciones”). La gran mayoría de ellos se pueden utilizar con niños a partir de los 5-6 años, aunque hay algunos que se pueden emplear a partir de los 3-4 años y, otros más complejos, que están indicados a partir de los 10-11 años o incluso para adolescentes y adultos. Es importante saber que estas edades son siempre orientativas, ya que debemos adaptar cada ejercicio a la situación, dificultad e historia de cada niño. Por lo tanto, no tome las edades propuestas como algo cerrado y rígido: adapte cada ejercicio a las necesidades de cada niño y/o grupo. Seamos conscientes de la repercusión que tenemos las madres, los padres, los profesores, los profesionales y demás miembros de la sociedad sobre nuestros hijos. Al trabajar y ejercitar actividades de funciones ejecutivas concretas, estamos modificando el cerebro tanto estructural como funcionalmente. Como dice Barbara Wilson, al estimular y trabajar las funciones ejecutivas, estamos troquelando el cerebro de nuestros hijos y alumnos.
  • 31.
  • 32.
  • 33. EL CEREBRO COMO TORRE DE CONTROL ¿Qué es el cerebro? Podemos decir que el cerebro es la torre de control donde se producen todos los procesos psicológicos. El cerebro controla todo nuestro cuerpo. Gracias a este órgano somos capaces de disfrutar de una puesta de sol, resolver una ecuación de segundo grado, emocionarnos viendo una película y aprender nuevas recetas de cocina. Pero, ¿qué sabemos sobre cómo evoluciona y se desarrolla el cerebro? En el vientre materno, en torno a las 8 semanas de gestación, el cerebro supone un 50 % del total del tamaño corporal, lo que nos hace ver la importancia de este órgano. En torno a los 5 meses de embarazo, el cerebro equivale a un 14 % del total del cuerpo. Ese porcentaje se va reduciendo hasta que, en el momento del parto, el cerebro de un neonato puede llegar a pesar en torno a 335 gramos (un 10 % de su peso) o, lo que es lo mismo, el peso del cerebro de un chimpancé adulto. Y no es que el cerebro del ser humano sea el más grande de todos los animales, sino que es el que mejor conectado está. Sobre el primer año de vida, el cerebro del niño tiene un peso cercano a 1 kg, una cantidad ya cercana a lo que pesa, de media, un cerebro adulto (1300-1400 gramos). Las células especializadas del cerebro reciben el nombre de neuronas. Gracias a las conexiones entre estas neuronas, el cerebro es capaz de aprender, emocionarse, sentir, realizar conductas y disfrutar de una buena compañía, entre otras muchas funciones. Al proceso mediante el cual un grupo de neuronas se comunica o se conecta con otro grupo de neuronas se lo conoce con el nombre de sinapsis. Se estima que el cerebro humano alberga un total de 100 000 millones de neuronas. Además —para que podamos ver la complejidad del cerebro y sus relaciones— cada neurona establece conexión (sinapsis) con entre 100 y 100 000 neuronas diferentes.
  • 34.
  • 35. En cuanto al metabolismo cerebral se refiere, podemos señalar que el cerebro de un niño se muestra extremadamente activo durante toda su infancia. Así, por ejemplo, el cerebro de un bebé recién nacido utiliza un 60 % del total de oxígeno, mientras que los adultos utilizamos en torno a un 18-20 % del total del oxígeno para funciones cerebrales. Son muchos los mitos que existen en relación con el cerebro y el sistema nervioso. Uno de los neuromitos más frecuentes y extendidos es aquel que enuncia que «a mayor cerebro, mayor inteligencia». Por supuesto que esto es rotundamente falso, ya que la inteligencia no tiene que ver con un mayor cerebro, sino con una mayor cantidad de conexiones nerviosas. Pensemos, por ejemplo, en el cerebro de una ballena, que tiene un peso aproximado de unos 7 kg y; la ballena es el animal que tiene el cerebro más pesado. ¿Acaso las ballenas son más inteligentes que los seres humanos?
  • 36.
  • 37. LAS FUNCIONES MENTALES SUPERIORES A lo largo de su evolución, el cerebro del ser humano ha desarrollado una serie de funciones mentales que lo distinguen del cerebro del resto de especies animales. Podemos clasificar estas funciones mentales superiores en cuatro grandes grupos: gnosias, praxias, lenguaje y funciones ejecutivas. En este libro nos centraremos en las funciones ejecutivas, pero veamos todas las funciones mentales superiores de una manera más detenida: 1. Gnosias : Se refieren a todos los procesos de percepción, gracias a los cuales podemos recibir información del ambiente que nos rodea. Las gnosias las integran los sentidos de vista, oído, tacto, gusto y olfato. Necesitamos lo sensorial para poder desarrollar nuestro cerebro.
  • 38.
  • 39. Una manera de trabajar las gnosias con nuestros hijos consiste en hacer fotos de objetos de la vida cotidiana y tapar o recortar algunas partes. En este caso, estaríamos trabajando las gnosias visuales, pero se puede hacer con cualquiera de los sentidos. Trate de reconocer los siguientes objetos de manera visual:
  • 40.
  • 41. 2. Praxias : Son todas las conductas que ponemos en marcha, desde las más automáticas e involuntarias —como son los reflejos— hasta las conductas más complejas (como puede ser aprender un idioma o ejecutar una coreografía). Tanto las gnosias como las praxias suponen los dos componentes básicos de lo que Piaget denominaba el periodo sensorio- motriz , en el que se aglutinan los procesos de recepción de los estímulos ( gnosias ) y la ejecución de conductas ( praxias ). La etapa sensoriomotriz abarca desde el nacimiento hasta los 2 años de edad aproximadamente.
  • 42.
  • 43. Un ejercicio sencillo para trabajar la praxias de nuestros hijos, es decir, su capacidad motriz, consiste en realizar las siguientes copias:
  • 44.
  • 45. 3. Lenguaje: En la gran mayoría de los niños, el lenguaje propiamente dicho suele iniciarse sobre los 2 años de edad. Gracias al lenguaje podemos comunicarnos con nuestros seres queridos y amigos. Somos la única especie que tiene lenguaje como tal, ya que el resto de las especies se comunican pero no disponen de lenguaje. Dentro del lenguaje, podemos hablar de diferentes procesos que lo componen: expresión, comprensión, escritura, lectura, discriminación, fluidez, vocabulario, etc. Todos ellos se pueden (y deben) reforzar y estimular. Un ejercicio clásico para trabajar el lenguaje es el ahorcado. ¿Recuerda cuando, de pequeños, jugábamos al ahorcado?
  • 46.
  • 47. 4. Funciones ejecutivas: Las primeras funciones ejecutivas debutan en torno a los 2 años de edad. Es verdad que algunas funciones ejecutivas se suelen desarrollar e interiorizar unos años más tarde. Así, por ejemplo, la inhibición de impulsos suele iniciarse en torno a los 4 años, momento que coincide con una proliferación de neuronas inhibitorias en el cerebro del niño, lo que facilita el proceso de inhibición de impulsos. En torno a los 6-7 años, el niño ya dispone de estas cuatro funciones mentales superiores para poder operar y funcionar en su día a día. Es por este motivo por el que Piaget denominó a la etapa que comienza a los 6-7 años etapa de operaciones concretas, ya que el niño ya dispone de las cuatro funciones mentales superiores que le permitirán adaptarse de manera eficaz en su vida cotidiana. ¿Qué tipo de acciones puede llevar a cabo un niño a partir de los 6 años? Por ejemplo, el niño es capaz de hacer sumas, pero con una ayuda externa (un ábaco, sus dedos, manzanas, etc.). En cambio, en la etapa de operaciones formales, que suele comenzar a partir de los 12 años, el niño no necesita ver lo que está contando, puede imaginarlo en su cabeza. Ya dispone de una gran capacidad de abstracción y razonamiento. En ambas etapas (operaciones concretas y operaciones formales), se requiere un buen funcionamiento ejecutivo.
  • 48.
  • 49. FUNCIONES MENTALES SUPERIORES Funciones mentales superiores Adquisición Gnosias (percepción) 0–2 años Periodo sensorio-motriz Praxias (motor) Lenguaje A partir de los 2 años Funciones ejecutivas A partir de los 2–4 años
  • 50. LA PLASTICIDAD CEREBRAL Podemos definir la plasticidad cerebral como el conjunto de cambios que se producen en el sistema nervioso central como resultado de un aprendizaje, de un entrenamiento, de la experiencia, de posibles lesiones o de procesos degenerativos del propio cerebro. Por lo tanto, la plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro para cambiar ante las demandas de un entorno que también es cambiante. Cualquiera de nosotros puede entrenar y mejorar sus funciones ejecutivas independientemente de la edad que tenga. Es verdad que el principio de plasticidad indica que un cerebro joven aprende más y mejor que un cerebro mayor pero, en realidad, cualquier persona puede mejorar su rendimiento ejecutivo a base de entrenamiento y práctica.
  • 51.
  • 52. Al cerebro le encanta la sorpresa, lo incongruente y lo novedoso. La activación cerebral es mayor cuando nos encontramos ante una situación o actividad novedosa y que no cumple las expectativas. Es en este momento cuando se pondrán en marcha nuestras funciones ejecutivas para poder atender de la manera más satisfactoria posible la situación que tenemos delante. El motivo de que el cerebro esté orientado a lo nuevo es que le gusta aprender cosas nuevas. Pero, para que se produzca el aprendizaje, son necesarios los cuatro requisitos siguientes: percepción, motivación, atención y memoria. Sin estos cuatros requisitos no habrá aprendizaje. Es decir, si no podemos percibir, si no estamos motivados ante la tarea, si no prestamos atención o si no disponemos de una capacidad mínima de memoria, el aprendizaje no se producirá.
  • 53.
  • 54. A través del entrenamiento y la ejercitación de las funciones ejecutivas podemos modificar la estructura y el funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Son muchos los estudios que demuestran que el cerebro se modifica a través de la experiencia y el aprendizaje, así como mediante el entrenamiento y la potenciación de las funciones ejecutivas. El cerebro es como un músculo que entrenamos cuando hacemos deporte o vamos al gimnasio.
  • 55.
  • 56. Los estudios de Eleanor Maguire en el año 2000 pusieron de manifiesto la relevancia y los efectos de la neuroplasticidad. Lo que Maguire hizo fue comparar el hipocampo de los taxistas londinenses con el hipocampo de personas que no precisaban memorizar tantas calles ni tener una excelente orientación espacial. El hipocampo, como ya veremos en el próximo capítulo, es una estructura muy relacionada con la memoria y con la orientación espacial. Esta autora llegó a la conclusión de que el hipocampo de los taxistas era mayor que el del resto de la población debido a su ejercitación diaria. El sistema nervioso, por lo tanto, puede cambiar como resultado del aprendizaje y del entrenamiento, así como de las lesiones cerebrales. Y esto se da a cualquier edad.
  • 57.
  • 58. Otras investigaciones también han llegado a las mismas conclusiones. Por ejemplo, se ha comprobado que las personas que tocan habitualmente un instrumento musical tienen un 25 % más desarrollada la corteza auditiva. También se ha comprobado que las personas invidentes dedican su corteza visual, ubicada en el lóbulo occipital, a la lectura del braille (tacto). Con todos estos ejemplos, podemos ver cómo el cerebro se adapta a las diferentes situaciones y cambios. Las funciones ejecutivas se ubican en el lóbulo frontal; más concretamente en la corteza prefrontal, situada en la zona anterior del lóbulo frontal. Es por ello que, como veremos más detenidamente en el capítulo dedicado a los trastornos de las funciones ejecutivas, las lesiones que se producen en la corteza prefrontal pueden provocar dificultades en la concentración, el control de impulsos, la memoria operativa, la planificación y otras funciones ejecutivas. Gracias a la plasticidad cerebral, es probable que determinadas lesiones o trastornos tengan una mejor recuperación mediante el entrenamiento ejecutivo.
  • 59.
  • 60.
  • 61. El cerebro funciona de manera holística, es decir, todo está relacionado y las diferentes partes del cerebro se comunican entre ellas. En este segundo capítulo del libro veremos las cuatro grandes zonas del cerebro y la manera que tienen de comunicarse entre ellas para que la persona tenga un funcionamiento adecuado. Cuando hablamos de cuatro cerebros es metafórico. Es evidente que no es que tengamos cuatro cerebros, sino que hablamos de cuatro grandes zonas cerebrales. Como ya vimos en el capítulo anterior, el cerebro es el órgano que se encarga de recibir la información a través de los cinco sentidos, procesar dicha información y, en último lugar, dar una respuesta. La parte cerebral que se encarga de recibir toda esa información (impulsos, necesidades, emociones, ideas, pensamientos, etc.) y dar una respuesta concreta es la corteza prefrontal, que se corresponde con el cuarto cerebro que veremos a continuación. Da la casualidad (o no) de que el cerebro se desarrolla tanto filogenéticamente como ontogenéticamente en las mismas fases que veremos. La filogénesis se encarga de estudiar cómo ha evolucionado una especie en concreto, mientras que la ontogénesis estudia el desarrollo de un individuo concreto que pertenece a una determinada especie desde la fecundación hasta su muerte.
  • 62.
  • 63. La teoría de la recapitulación de Ernst Haeckel (1866) defiende que el desarrollo del niño es un resumen de la historia de la evolución filogenética de nuestra especie.
  • 64. EL CEREBRO REPTILIANO El cerebro reptiliano, también llamado cerebro primitivo o complejo reptiliano, está ubicado en la base de nuestro encéfalo. Es la parte más arcaica y primitiva, ya que acumula unos 500 millones de años de existencia. Es el cerebro que tienen los reptiles como los cocodrilos, los dragones de Komodo, las serpientes y las lagartijas.
  • 65.
  • 66. Las dos estructuras más importantes del cerebro reptiliano son el tronco encefálico y el cerebelo. El tronco encefálico tiene funciones relacionadas con la satisfacción de las siguientes necesidades básicas: •Hambre •Sed •Reproducción •Ciclo de sueño-vigilia •Respiración •Protección •Atención (arousal) •Ritmo cardiaco •Regulación de la temperatura
  • 67. El cerebro reptiliano es tan importante para la supervivencia de la especie que el tronco encefálico ya se ha desarrollado al finalizar el primer trimestre de gestación. La segunda estructura relevante del complejo reptiliano es el cerebelo, que tiene una estrecha relación con el equilibrio corporal y la audición. Los reflejos, las necesidades y los instintos están codificados en el cerebro reptiliano, motivo por el cual se conoce con el nombre de cerebro de la supervivencia o cerebro que actúa. No es un cerebro pensante ni sintiente, solamente actúa en situaciones de superviviencia.
  • 68.
  • 69. Por lo tanto, el cerebro reptiliano tiene como objetivo la supervivencia de la especie. Esta estructura puede dar tres tipos de respuestas básicas. Los ingleses las llaman las tres «F»: flight, fight y freeze. Lo podemos traducir al castellano como huida, ataque y parálisis. Cuando nuestro cerebro detecta que nuestra vida corre peligro, pone en marcha una de estas tres respuestas de una manera automática, involuntaria e inconsciente. Es la parte del cerebro que tienen más activa los neonatos y bebés. A continuación, señalamos las características más relevantes del complejo reptiliano: •Es la parte más arcaica del encéfalo. •Inconsciente, involuntario y automático. •Es un cerebro reactivo. •No precisa aprendizaje, ya que es un cerebro innato. •Está orientado en el aquí y el ahora (presente). •Las consecuencias de una lesión en el complejo reptiliano son más previsibles, aunque la persona afectada siempre corre peligro de muerte.
  • 70. EL CEREBRO EMOCIONAL El cerebro emocional se desarrolló hace unos 180-200 millones de años con la aparición de los primeros mamíferos sobre la faz de la tierra. Se ubica justo encima del cerebro reptiliano. Por lo tanto, es el cerebro de mamíferos como el delfín, la jirafa y el elefante.
  • 71.
  • 72. El cerebro emocional tiene cinco funciones básicas que lo diferencian del resto de zonas cerebrales: •Aprendizajes básicos •Memoria •Emociones •Sociabilidad •Relación de apego Los animales que no poseen un cerebro emocional, como los insectos y los reptiles, no disponen de una relación de apego con sus crías ni experimentan emociones. Un reptil deposita sus huevos y no establece ninguna relación emocional con su descendencia, cosa que sí hacemos las especies que tenemos cerebro emocional y, por lo tanto, apego. El cerebro emocional se ubica, anatómicamente hablando, en el sistema límbico, que es un conjunto de estructuras muy relacionadas con las funciones antes citadas. Lo que pretende el cerebro emocional es hacer aquello que más nos gusta y evitar hacer aquello que nos desagrada. Las tres estructuras más importantes del cerebro emocional son el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala. Mención aparte merece esta última estructura del cerebro emocional.
  • 73. Las amígdalas cerebrales tienen una estrecha relación con las emociones, sobre todo con las emociones desagradables como el miedo, la rabia, la tristeza, el asco, etc. Por ejemplo, todos los miedos aprendidos se codifican en las amígdalas. Cuando experimentamos estas emociones, las amígdalas se excitan y se hiperactivan. La carretera cerebral que une las amígdalas cerebrales con la corteza prefrontal va a posibilitar que la persona sea capaz de regular sus propias emociones y funcionar ejecutivamente.
  • 74.
  • 75. Al igual que el cerebro reptiliano, el cerebro emocional es involuntario, inconsciente y automático, es decir, no somos conscientes de todas las emociones que tenemos a lo largo del día. Si el cerebro reptiliano es el cerebro que actúa, el cerebro emocional es el cerebro que siente.
  • 76. EL CEREBRO RACIONAL En tercer lugar tenemos el cerebro racional, que se localiza en el neocórtex, es decir, en la capa más externa de nuestro cerebro. Si abrimos nuestro cráneo, lo primero que nos vamos a encontrar es nuestro neocórtex. Es la parte del cerebro más moderna y la que ha aparecido en último lugar tanto filo como ontogenéticamente hablando, ya que se desarrolló a partir de los primeros primates hace unos 60-65 millones de años. Es nuestro cerebro pensante, de ahí que digamos que es el cerebro que piensa. Además, el cerebro pensante también se encarga de almacenar información. La memoria a largo plazo se ubica en todo el neocórtex.
  • 77.
  • 78. El neocórtex, también denominado neocorteza, se divide en dos hemisferios unidos por un haz de fibras llamado cuerpo calloso. Se ha demostrado que las mujeres tienen un 20 % más grueso el cuerpo calloso, lo cual indica que tienen mayor interconectividad entre los hemisferios, lo que hace que haya una mayor coordinación entre ambos. Además, los hemisferios se dividen en cuatro lóbulos cerebrales: occipital, parietal, temporal y frontal. El lóbulo que mayor interés tiene para nuestro libro es el lóbulo frontal, el cual desarrollaremos más profundamente en los siguientes capítulos.
  • 79.
  • 80. EL CEREBRO EJECUTIVO En cuarto y último lugar tendríamos el cerebro ejecutivo. Dicho cerebro pertenece al neocórtex pero, dada su relevancia, he decidido separarlos. Es el cerebro que ejecuta, ya que el cerebro ejecutivo se localiza en la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas. En los últimos miles de años ha habido un crecimiento extraordinario de la corteza prefrontal en comparación con el resto del neocórtex. Pero no solo ha habido un aumento de la zona de la corteza prefrontal, sino que también ha proliferado el número de conexiones entre neuronas en dicha parte del cerebro. La corteza prefrontal supone aproximadamente una tercera parte del neocórtex.
  • 81.
  • 82. En la corteza prefrontal se ubican las funciones ejecutivas, por ejemplo, la planificación, la memoria operativa, la toma de decisiones, el control inhibitorio, la concentración, etc. Cuando hay una lesión o alteración en la corteza prefrontal, la capacidad de funcionar ejecutivamente disminuye de manera considerable. Así, por ejemplo, Fernier (1986) extirpó los lóbulos frontales a un grupo de monos. ¿Sabéis qué consecuencias tuvo? Que provocó excesiva inquietud motora y baja capacidad de concentración en los monos. La gran actividad e inquietud en los monos se debían a la ausencia de la principal estructura que se encarga de controlar nuestros impulsos, necesidades, emociones y pensamientos: la corteza prefrontal. Todas las funciones ejecutivas están orientadas al futuro. Es por este motivo por el que se dice que la corteza prefrontal abre el organismo al futuro. Es el cerebro que ejecuta. Todos los mamíferos tenemos neocórtex y corteza prefrontal, pero solo el ser humano tiene funciones ejecutivas propiamente dichas. En ocasiones escuchamos que los niños son muy sinceros y crueles con sus comentarios y acciones sobre los demás, pero no creo que sea así. No es que sean crueles, sino que no tienen el suficiente desarrollo de la corteza prefrontal como para no hacer o no decir lo que a los demás les hará daño o les perjudicará. Podemos decir que cuanto más atrás estemos en el cerebro (áreas del cerebro posterior), más se parece a una navaja de Albacete, y cuanto más adelante estemos (áreas del cerebro anterior), más se parece a una navaja suiza. Esto es así porque las zonas del cerebro reptiliano son más rígidas y automatizadas, mientras que las zonas del cerebro racional y de la corteza prefrontal son más flexibles y controladas. Por este motivo, ante una lesión, traumatismo o tumor en las áreas posteriores del cerebro, podremos predecir con mayor seguridad las posibles repercusiones, algo que es muy difícil y más variable en las zonas anteriores del cerebro. Las características básicas de la corteza prefrontal son las siguientes: •Es la capa más moderna tanto filo como ontogenéticamente hablando.
  • 83. •Consciente, voluntaria y controlada. •Orientada al futuro, aunque también puede pensar en el momento presente y reflexionar sobre el pasado. •Lesiones en la corteza prefrontal causan lesiones imprevisibles.
  • 84. CONCLUSIONES Como conclusión, podríamos decir que el cerebro reptiliano y el cerebro emocional se corresponderían con un cerebro caliente, mientras que el neocórtex y la corteza prefrontal se corresponderían con un cerebro frío. El cerebro reptiliano responde al aquí y al ahora, mientras que el cerebro racional y el ejecutivo están dirigidos al futuro, aunque también pueden pensar en el pasado y en el momento presente. Los dos primeros cerebros son arcaicos, en cuanto a que son simples y antiguos, y el cerebro racional y ejecutivo son más vanguardistas. Si utilizamos la metáfora del coche, el cerebro caliente sería el acelerador del coche, mientras que el cerebro frío sería el encargado del freno del coche, es decir, de la capacidad de inhibición y control de los impulsos. Para una correcta adaptación de la persona, tan importante es saber manejar el acelerador como el freno.
  • 85.
  • 86.
  • 87.
  • 88. Lea atentamente la siguiente historia. Juan es un guardia civil de mediana edad que está trabajando cuando, de repente, le empieza a doler la cabeza. Su superior le dice que se marche a casa a reposar. Juan llega a casa y cuál es su sorpresa cuando se encuentra a su mujer con otro hombre en la cama. En ese momento, Juan coge la pistola y se dispone a pegarle un tiro cuando, de pronto, algo le hace detenerse. ¿Sabe qué le ha hecho recapacitar sobre lo que iba a hacer? Sus funciones ejecutivas. Gracias a su buen funcionamiento ejecutivo, Juan ha podido anticiparse y valorar las consecuencias futuras de matar al amante de su mujer. Al poder visualizarlas, ha podido detenerse. Este es el ejemplo que suele utilizar el filósofo y pedagogo español José Antonio Marina para explicar de manera práctica qué son las funciones ejecutivas. En este capítulo trataremos en detalle las diferentes funciones ejecutivas de las que dispone el ser humano. Todas ellas son dimensionales, es decir, no es que se tengan o no se tengan, sino que tenemos una cantidad de cada una de ellas. Metafóricamente hablando, las funciones ejecutivas no son cuestión de blanco o negro, sino que están en una escala de grises. En función de su uso, las tendremos más o menos desarrolladas. Así, por ejemplo, un niño puede tener una muy buena capacidad de concentración, pero una nefasta memoria operativa. En cambio, otra niña puede tener dificultades en la concentración, pero excelentes capacidades de planificación y de memoria operativa.
  • 89. CONCEPTO El concepto de funciones ejecutivas fue acuñado por Muriel Lezak en el año 1989, aunque fue Alexander R. Luria, autor de la escuela soviética, quien resaltó la importancia de la corteza prefrontal en el desempeño y la adaptación de las personas. El barcelonés Joaquín Fuster, psiquiatra y profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), es y ha sido uno de los grandes investigadores de la corteza prefrontal que, como veremos, es la sede donde habitan las funciones ejecutivas. Históricamente hablando, ya los frenólogos, con Franz Joseph Gal a la cabeza, destacaban la importancia del lóbulo frontal en este tipo de procesos psicológicos.
  • 90.
  • 91. Norman y Sallice exponen que existen dos tipos de situaciones en la vida cotidiana: unas son las situaciones rutinarias, que se caracterizan por estar automatizadas, mientras que, por otro lado, están también las situaciones novedosas, que requieren todos nuestros recursos cerebrales y son las que están relacionadas con las funciones ejecutivas. En ocasiones, las funciones ejecutivas también se conocen con el nombre de inteligencia ejecutiva.
  • 92. DEFINICIÓN En la actualidad existe un total de 33 definiciones diferentes sobre lo que es el funcionamiento ejecutivo. Por este motivo, resulta difícil establecer una única definición de lo que son las funciones ejecutivas. Es verdad que la gran mayoría de definiciones tienen características y aspectos en común. Vamos a ver algunas de las definiciones más representativas. José Antonio Portellano, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, define las funciones ejecutivas como el mecanismo que permite resolver problemas, gracias a su capacidad de realizar programas de actuación para planificar, iniciar, dirigir y supervisar las conductas encaminadas al logro de objetivos.
  • 93.
  • 94. Ozonoff y sus colaboradores definen la función ejecutiva como el constructo cognitivo usado para describir conductas dirigidas hacia una meta, orientadas hacia el futuro, que se consideran mediadas por los lóbulos frontales. Incluyen la planificación, inhibición de respuestas, flexibilidad, búsqueda organizada y memoria de trabajo. Todas las conductas de función ejecutiva comparten la necesidad de desligarse del entorno inmediato o contexto externo. Según Muriel Lezak, que fue quien acuñó este concepto, las funciones ejecutivas permiten al ser humano formular metas, planificar objetivos y ejecutar conductas de un modo eficaz. La finalidad última de las funciones ejecutivas es el control de la conducta. Russell Barkley, uno de los máximos expertos en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) de todo el mundo, define las funciones ejecutivas como la capacidad de actuar sobre uno mismo y mejorar el futuro. Según Javier Tirapu, uno de los grandes neuropsicólogos de nuestro país, el funcionamiento ejecutivo es la capacidad de hallar soluciones para un problema novedoso, haciendo predicciones de las consecuencias de cada solución imaginada. Según Tirapu, los pacientes con problemas ejecutivos pueden solucionar situaciones automatizadas, pero no saben resolver problemas novedosos. Para el filósofo toledano José Antonio Marina, la inteligencia ejecutiva es la capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas, aprovechando la información y regulando las emociones. Según Joaquín Fuster, psiquiatra y profesor de UCLA, las funciones ejecutivas
  • 95. son aquellas funciones del cerebro que permiten la organización de las acciones en el tiempo para alcanzar metas de cara a resolver problemas. Por lo tanto, como bien establece Gazzaniga, las funciones ejecutivas hacen referencia a un conjunto de estrategias que incluyen: a) La intención de inhibir una respuesta o demorarla en el tiempo. b) Un plan estratégico de secuencias de acción. c) Una representación mental de la tarea que incluya la información de los estímulos relevantes codificada en la memoria y la meta futura deseada. AUTOR DEFINICIÓN DE FUNCIONES EJECUTIVAS José Antonio Portellano Mecanismo que permite resolver problemas, gracias a su capacid Ozonoff y colaboradores Constructo cognitivo usado para describir conductas dirigidas hac Muriel Lezak Permiten al ser humano formular metas, planificar objetivos y eje Russell Barkley Capacidad de actuar sobre uno mismo y mejorar el futuro. Javier Tirapu Capacidad de hallar soluciones para un problema novedoso, hacie José Antonio Marina Capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas Joaquín Fuster Aquellas funciones del cerebro que permiten la organización de l
  • 96. CARACTERÍSTICAS Las funciones ejecutivas son una de las características que nos diferencian del resto de las especies animales. Podríamos decir que el área prefrontal, sede de las funciones ejecutivas, es el centro de la humanidad. La gran mayoría de las funciones ejecutivas están orientadas al futuro. Así el resto de animales no realizan conductas para obtener resultados en un futuro, sobre todo a medio o largo plazo. Por ejemplo, los seres humanos compramos una tarta para tomárnosla en el cumpleaños de nuestro hijo que celebraremos en unos días, organizamos el verano con un tiempo prudencial, nos hipotecamos, cursamos grados universitarios que implican un mínimo de cuatro años, hacemos tesis doctorales que suponen un gran esfuerzo y tiempo, etc. En definitiva, invertimos en tiempo. Esto es algo exclusivamente humano.
  • 97.
  • 98. El hecho de tener un buen funcionamiento ejecutivo es consecuencia del aprendizaje, de la práctica y de la experiencia. Las funciones ejecutivas no vienen determinadas genéticamente, lo cual es una buena noticia porque, en caso de que un niño tenga un mal rendimiento en alguna función ejecutiva, esto nos permite poder entrenarla. Los ámbitos donde más se desarrollan las funciones ejecutivas son en casa, en el colegio y en las relaciones sociales (amigos, deportes, etc.). Sabemos que el entrenamiento y su ejercitación modifican tanto la anatomía como el funcionamiento de la corteza prefrontal. Los estudios han puesto de manifiesto que los niños que tienen una mayor inteligencia activan menos el cerebro cuando están realizando una determinada tarea. Es decir, un niño que tiene una discapacidad intelectual va a necesitar activar más zonas del cerebro y dedicar más tiempo para hacer una determinada tarea.
  • 99.
  • 100. LA METÁFORA DEL DIRECTOR DE ORQUESTA Son muchas las metáforas o los símiles que se han utilizado para describir el papel que cumplen las funciones ejecutivas en las vidas de las personas: el director de orquesta, el timón del barco, el jefe de una empresa, etc. Una de las metáforas más utilizadas es la del director de orquesta que ideó Goldberg. Imagine que ha ido a ver un concierto de música clásica. ¿Quién cree que es más importante para que todo salga bien? ¿Los músicos o el director de orquesta? Ambos son imprescindibles para que podamos disfrutar de bellas sinfonías. Cada uno de los músicos y cada una de las diferentes secciones deben tocar de manera coordinada: sección de viento, sección de cuerda, sección de percusión, etc. Pero también es importante que quien los coordina a todos (director de orquesta) realice bien su labor. Si entendemos las diferentes secciones de la orquesta como las diferentes partes del cerebro y al director de orquesta como las funciones ejecutivas, entenderemos bien esta metáfora. La corteza prefrontal (funciones ejecutivas) recibe toda la información del resto del cerebro (impulsos, necesidades, emociones, pensamientos, etc.) y toma una decisión que será lo más adaptativa posible. A esto es a lo que llamamos funcionamiento ejecutivo.
  • 101.
  • 102. En definitiva, y continuando con los símiles, las funciones ejecutivas actúan como un ejecutivo, un mánager y un distribuidor. Ejecutivo, porque permiten establecer objetivos y estrategias para lograrlos; mánager, porque permiten evaluar las consecuencias a la hora de resolver problemas o conflictos; y distribuidor, porque reparten las tareas entre las redes neuronales implicadas.
  • 103. PRINCIPALES FUNCIONES EJECUTIVAS Una vez que ya sabemos qué son las funciones ejecutivas y cuál es su misión en el cerebro, nos centraremos en los diferentes tipos de funciones ejecutivas que existen. Se han llegado a identificar hasta un total de 32 funciones ejecutivas. Generalmente, las funciones ejecutivas se suelen clasificar en dos tipos: •Funciones ejecutivas frías: Este tipo de funciones ejecutivas se activan cuando las emociones no son intensas o son fácilmente controlables. Por ejemplo, si tenemos que tomar la decisión de qué coche comprarnos, es importante que lo hagamos en un momento de serenidad, para que podamos activar las funciones ejecutivas frías: concentración (qué coches nos gustan), razonamiento (pros y contras de cada una de las opciones), memoria operativa (hacer cálculos de lo que podemos pagar y lo que no), toma de decisiones (con qué coche nos quedaremos), etc. •Funciones ejecutivas cálidas o calientes: Se ponen en marcha cuando necesitamos ejercer un importante autocontrol sobre las emociones que estamos experimentando en un determinado momento. Por ejemplo, ante una discusión acalorada con un amigo o con nuestra pareja necesitamos poner en marcha nuestro funcionamiento ejecutivo caliente para evitar decir o hacer cosas de las que posteriormente nos podamos arrepentir, o cosas que sean desadaptativas para nosotros o los demás. En esta situación, es imprescindible disponer de estrategias de regulación emocional. Cuando desarrollábamos en el capítulo anterior los cuatro cerebros, decíamos que la emoción nacía en el sistema límbico (cerebro emocional), pero decíamos también que la emoción se controlaba o gestionaba gracias a las funciones ejecutivas (corteza prefrontal).
  • 104. En el siguiente esquema puede ver la clasificación de las funciones ejecutivas (frías vs. cálidas) y algunas de las funciones ejecutivas más representativas de ambos grupos.
  • 105.
  • 106. Algunas de las funciones ejecutivas que más se suelen utilizar en los programas de intervención son las siguientes: •Concentración •Inhibición o control de impulsos •Flexibilidad cognitiva •Autorregulación emocional •Memoria operativa •Planificación •Velocidad de procesamiento •Anticipación •Orientación espacial
  • 107. •Demorar recompensas •Razonamiento •Iniciativa •Monitorización •Toma de decisiones •Establecimiento de objetivos •Metacognición •Conciencia ética A pesar del gran número de funciones ejecutivas, según Joaquín Fuster las cinco más relevantes son las que siguen: concentración, control de impulsos, memoria operativa, planificación y flexibilidad cognitiva. En este libro, además de centrarnos en estas cinco funciones ejecutivas básicas que propone Fuster, desarrollaremos algunas más que puede resultar interesante potenciar con nuestros hijos y alumnos. Todas ellas se explicarán y desarrollarán en los siguientes capítulos.
  • 108. LOCALIZACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el lóbulo frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. De los cuatro lóbulos que tiene el cerebro, el lóbulo frontal es el que tiene mayor importancia tanto anatómica como funcional, pues recoge toda la información del resto de lóbulos y la gestiona.
  • 109.
  • 110. La función básica del lóbulo frontal es coordinar y supervisar el funcionamiento del resto del cerebro, es decir, las funciones ejecutivas. En el caso de los seres humanos, el lóbulo frontal supone un tercio del total del cerebro. En otras especies supone proporciones bastantes menores. Por ejemplo, para que nos hagamos una idea, el lóbulo frontal supone el 17 % del cerebro en los chimpancés y un 7 % en el caso de los perros. A continuación podemos ver lo que ocupa el lóbulo frontal en diferentes especies.
  • 111.
  • 112. Fuente: Cortesía de Joaquín Fuster. Todos los mamíferos disponemos de lóbulo frontal y corteza prefrontal, pero solo el ser humano dispone de funciones ejecutivas. Como ya hemos visto, el área o la corteza prefrontal se activa, principalmente, cuando la acción que vamos a llevar a cabo es compleja o novedosa. Por ejemplo, nuestra corteza prefrontal estaba muy activa el primer día que dimos una clase práctica de conducir.
  • 113.
  • 114. En ese momento, la tarea de conducir suponía un gran reto para nosotros, pues debíamos atender al volante, a las marchas, a los intermitentes, a las instrucciones del profesor y al resto de coches y peatones que circulaban por la ciudad. ¿Verdad que era estresante al principio? Una vez que vamos adquiriendo experiencia, somos capaces de ir automatizando estas conductas y, por lo tanto, nuestra corteza prefrontal está escasamente activa, pues no se trata de una acción compleja y novedosa en ese momento. Pensemos ahora en el gran esfuerzo que deben hacer los bebés para aprender a andar, o un niño de preescolar para aprender a sostener el lápiz, o un niño de primaria para mantener el equilibrio en un monopatín. En estos casos, al principio, nuestra corteza prefrontal estaba muy activa, puesto que era una actividad novedosa que requería todas nuestras energías.
  • 115.
  • 116. Como conclusión, podemos decir que para que una conducta o habilidad pase a estar automatizada es imprescindible que la hayamos repetido y realizado muchas veces. Una conducta se automatiza solo gracias a la práctica y al entrenamiento. Por lo tanto, podría decirse que toda conducta automatizada ha sido previamente una conducta controlada, pero no todas las conductas controladas se convertirán en procesos automáticos. Si la tarea es controlada, implica que es novedosa y, por lo tanto, requiere nuestras funciones ejecutivas. En cambio, las tareas que ya están automatizadas apenas requieren la activación de nuestra corteza prefrontal, puesto que ya están mecanizadas.
  • 117.
  • 118. PARTES DE LA CORTEZA PREFRONTAL Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el lóbulo frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. Dicha zona es tremendamente compleja y podemos dividirla en tres áreas con funciones específicas que tienen una gran relevancia para el correcto funcionamiento ejecutivo: corteza prefrontal dorsolateral, corteza prefrontal orbitofrontal y corteza prefrontal medial.
  • 119.
  • 120. •Corteza prefrontal dorsolateral: Su función principal consiste en perseguir objetivos y metas, por lo que nos permite ser perseverantes ante una determinada tarea. Mantiene la estimulación y la motivación dirigidas a un objetivo. Se encarga de funciones ejecutivas como la planificación, la memoria de trabajo, la concentración y la flexibilidad cognitiva. Las lesiones en la corteza prefrontal dorsolateral provocan grandes problemas en la planificación y en la concentración; en esos casos se vive solamente en el momento presente y se tienen dificultades para anticipar el futuro y aprender del pasado. •Corteza prefrontal orbitofrontal: Dicha estructura está ubicada en la base de los lóbulos frontales y justo encima de los ojos, de ahí su nombre (orbitofrontal). Se encarga de controlar las interferencias y los estímulos que tratan de distraernos de la tarea que estamos haciendo. Está muy relacionada con la función ejecutiva de control de impulsos. Por eso se dice que tiene relación con la gestión de los procesos emocionales, ya que está conectada con el sistema límbico. La función principal de la corteza orbitofrontal es permitir que la corteza dorsolateral consiga su objetivo. Por lo tanto, ambas son complementarias. Por ejemplo, aunque me apetezca ir al baño, ahora no debo. Las lesiones en la corteza prefrontal orbitofrontal provocan impulsividad, desinhibición, agresividad, poca conciencia ética, etc. •Corteza prefrontal medial: Está en relación con el núcleo Accumbens, que son los centros del placer. Siempre que realizamos una actividad placentera, se activan dichos centros. Busca la recompensa y la identificación de aquello que me pueda beneficiar y mantenerme motivado y atento ante la actividad que estoy realizando. Las lesiones en la corteza prefrontal medial provocan apatía, pérdida de la iniciativa, reducción de la actividad espontánea, escasa curiosidad, velocidad de procesamiento lenta, etc.
  • 121.
  • 122.
  • 123.
  • 124. DESARROLLO EVOLUTIVO DEL LÓBULO FRONTAL Históricamente, los lóbulos frontales han sido considerados como un elemento básico en la medición de las capacidades cognitivas complejas asociadas a la infancia y adolescencia. Dichas mediciones sirven como precursoras del ajuste psicosocial y de la adaptación a la vida adulta.
  • 125.
  • 126. El desarrollo y crecimiento del cerebro es un proceso que comienza en el vientre materno. Se trata de algo lento y paulatino. En un primer momento, las áreas del cerebro que más se desarrollan son las sensitivas y motoras —coincidiendo con la etapa sensorio-motriz de Jean Piaget—, y que se corresponden con los dos primeros años de vida del niño. En estos primeros años, las funciones cognitivas pertenecientes a la corteza cerebral del niño se desarrollan más bien poco. A pesar de que la corteza prefrontal apenas tiene actividad en los dos primeros años de vida, existen algunas conductas de los bebés que nos hacen pensar que ya existen ciertos procesos ejecutivos básicos. Por ejemplo, un bebé de unos 7-8 meses ya es capaz de buscar un juguete que ha sido ocultado.
  • 127.
  • 128. La gran mayoría de funciones asociadas a los lóbulos frontales, como son la inhibición de impulsos y la planificación, entre otras, tienen su máximo desarrollo entre los 4 y los 8 años de edad. Otros picos de desarrollo cerebral significativos se dan a los 10-12 años y entre los 16-19 años. Pero no solamente se produce un aumento del lóbulo frontal en estos picos, sino que se observa un aumento de los procesos de mielinización y sinaptogénesis, es decir, aumenta la cantidad de mielina que recubre las neuronas y se producen nuevas conexiones sinápticas entre grupos neuronales. Lo que diferencia al ser humano del resto de las especies en cuanto al cerebro se refiere no solo tiene que ver con el tamaño de los lóbulos frontales y la corteza prefrontal, sino también con la conectividad neuronal entre las diferentes partes del cerebro. Como hemos comentado, hay determinadas funciones ejecutivas que no aparecerán hasta bien avanzada la infancia, como son la inhibición de impulsos, la atención focalizada (concentración) y la planificación.
  • 129.
  • 130. Podríamos decir que, en torno a los 10 años, el niño ya ha alcanzado un rendimiento y una ejecución bastante similares a los que tiene el adulto. También es verdad que algunas funciones ejecutivas alcanzan esta cota sobre los 12 años de edad, momento en que se inicia la etapa que Jean Piaget denominó de operaciones formales. Para finalizar con este epígrafe, ¿cuándo cree que podemos considerar que el cerebro ha alcanzado la madurez en su totalidad? Pues bien, el cerebro de una persona está maduro en torno a los 25 años de edad, lo cual nos demuestra la lentitud con que evoluciona nuestro sistema nervioso. Además, la parte del cerebro que acaba de desarrollarse en último lugar es la corteza prefrontal. El cerebro se desarrolla de la parte posterior a la anterior, es decir, de atrás hacia delante. Primero se desarrolla el complejo reptiliano y lo último en estar maduro es la corteza prefrontal.
  • 131. MODELO DE LAS TRES UNIDADES FUNCIONALES El modelo de las tres unidades funcionales fue desarrollado por Alexander R. Luria en el año 1974. Ya lo mencionamos en el capítulo anterior. Aunque este modelo tenga unos años, nos sirve para entender de manera sencilla las tres áreas básicas del cerebro y qué funciones concretas tienen. Este es el modelo en el que me baso para explicar los cuatro cerebros. Veamos estas unidades funcionales del cerebro de manera más detenida. •Primera unidad funcional: Está ubicada en el tronco del encéfalo, que es la estructura que hace de puente entre el cerebro y la médula espinal. Las funciones del tronco del encéfalo tienen que ver con la supervivencia y el arousal. El arousal es el nivel de activación que tenemos en un determinado momento del día. Por ejemplo, si estamos a punto de entrar a un examen o una entrevista de trabajo, el nivel de arousal sería alto o muy alto. En cambio, si estamos viendo una película que nos está aburriendo y estamos a punto de quedarnos dormidos en el cine, nuestro nivel de activación o arousal es mínimo. El nivel de arousal nunca es inexistente, salvo en la muerte.
  • 132.
  • 133. •Segunda unidad funcional: Tiene relación con el proceso de recepción, análisis y almacenamiento de la información. La segunda unidad funcional se ubicaría cerebralmente en el córtex cerebral; concretamente en los lóbulos temporales, parietales y occipitales. Estos tres lóbulos son esencialmente lugares para almacenar información de todo tipo: recuerdos de nuestra infancia, conceptos, sensaciones, olores, etc. En definitiva, nuestra memoria a largo plazo. •Tercera unidad funcional: Estaría ubicada en los lóbulos frontales, donde residen las funciones ejecutivas. El objetivo de la tercera unidad funcional es programar, regular y evaluar la conducta o actividad que estamos llevando a cabo. La tercera unidad funcional recibe, a su vez, información de las otras dos unidades funcionales.
  • 134.
  • 135. Así, por ejemplo, para realizar un sudoku necesitamos un mínimo de activación o arousal (primera unidad funcional), información sobre cómo hacer correctamente un sudoku, además de estrategias procedimentales (segunda unidad funcional) y la función ejecutiva que se correspondería con la tercera unidad funcional.
  • 136.
  • 137. ACTIVACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS Una vez entendido el concepto de funciones ejecutivas, vamos a ver en qué situaciones y momentos se activan estas funciones, es decir, qué situaciones o tareas nos obligan a activar un funcionamiento ejecutivo. Podemos decir que en las siguientes seis situaciones se activarían las funciones ejecutivas de una persona: 1) Ante la novedad: Toda situación que sea novedosa implica la puesta en marcha de las funciones ejecutivas. Por ejemplo, cuando llegamos a una ciudad nueva, activamos nuestra concentración, orientación espacial, memoria operativa, etc; en definitiva, nuestro funcionamiento ejecutivo. Otro ejemplo cotidiano se produce cuando nos compramos un móvil o un ordenador nuevo. Como ante algo nuevo no hay respuesta habitual, debemos estar muy atentos a los recursos que pondremos en marcha para adaptarnos lo mejor posible al ambiente o estímulo novedoso. Una vez que nos hemos familiarizado con la ciudad, el nivel de activación de la corteza prefrontal disminuye hasta que aparezca algún estímulo novedoso. Si la acción, gracias a la práctica, se convierte en automatizada, la corteza prefrontal no se activa tanto como cuando era una tarea novedosa.
  • 138.
  • 139. 2) Mantener y recuperar la información: A veces necesitamos recuperar información del pasado para poder realizar correctamente una conducta. Por ejemplo, podemos recuperar de nuestra memoria a largo plazo cuál fue la comida que hicimos hace unas semanas a unos amigos y que tanto les gustó.
  • 140.
  • 141. 3) Al iniciar o interrumpir una conducta: Siempre que iniciamos una conducta o la interrumpimos para hacer otra precisamos el funcionamiento ejecutivo. Esto es más evidente en conductas complejas o novedosas. Cuando vamos conduciendo por la carretera y nos pasamos nuestra salida, debemos hacer un cambio de sentido que requiere toda nuestra atención.
  • 142.
  • 143. 4) Coordinar acciones: Cuando tenemos que llevar a cabo dos o tres tareas de manera simultánea, las funciones ejecutivas se activan para rendir adecuadamente. Imagine que está haciendo la comida y, a la vez, está pendiente de los deberes de su hijo y del teléfono porque le tiene que llamar un familiar. ¿Verdad que tendría su funcionamiento ejecutivo al máximo?
  • 144.
  • 145. 5) Supervisar la acción: Cuando somos conscientes de lo que estamos haciendo y de cómo lo estamos haciendo, estamos supervisando dicha conducta. De esta manera, somos capaces de corregir nuestros errores y anticipar otros posibles fallos; estamos evaluando online , en el momento presente, lo que estamos haciendo.
  • 146.
  • 147. 6) Seguir las reglas: Normalmente debemos cumplir una serie de normas u obligaciones y, por lo tanto, debemos controlar o posponer nuestros impulsos o emociones. Así, por ejemplo, ante una bronca de su jefe, seguro que tiene ganas de decirle un par de cosas, pero se limita a seguir las reglas básicas de buena educación y a no explotar como realmente le apetecería.
  • 148.
  • 149.
  • 150.
  • 151. ¿QUÉ ES LA CONCENTRACIÓN? Podemos definir la concentración como una función ejecutiva mediante la cual focalizamos nuestros recursos en un estímulo, persona, actividad o tarea concreta. Piense en las siguientes preguntas: ¿A cuántos estímulos del lugar donde está puede prestar atención ahora mismo? ¿Puede centrarse en todos ellos o solo en unos pocos? ¿Podemos atender a cosas que no estamos viendo en este momento? Por ejemplo, ¿puede recordar dónde estuvo el verano pasado? ¿Y qué hizo el día de su último cumpleaños? Como ve, podemos prestar atención tanto a los estímulos externos como a los internos (pensamientos, recuerdos, anticipación de posibilidades futuras, etc.). En ambos casos (atención dirigida tanto hacia el interior como hacia el exterior) es preciso un mínimo de activación para poder rendir adecuadamente en la tarea. A esta activación la venimos llamando arousal. Me gusta utilizar la metáfora del foco para explicar cómo funciona la atención. Imagine que solo disponemos de un foco para ir iluminando todo aquello que nos interese. A nuestro alrededor hay muchos estímulos, cosas y personas. En ocasiones seremos nosotros los que vayamos buscando un determinado estímulo con el foco, pero en otras ocasiones será el estímulo quien nos capte a nosotros. El problema del foco de luz es que es un recurso limitado. No puede alumbrar todo a la vez. Es por ello que la luz de foco nos permitirá atender a aquello que esté alumbrando, pero lo que esté en penumbra no podrá ser atendido, por lo menos en ese momento.
  • 152.
  • 153. Con la metáfora del foco vemos que los recursos atencionales son limitados, ya que no podemos atender a todos los estímulos de manera simultánea, sino que debemos hacer una criba o selección de cuál es el estímulo o tarea que más nos interesa, motiva o compensa. Aunque más adelante veremos algunas patologías y trastornos de las funciones ejecutivas, en este punto sí que me gustaría adelantar que los niños y jóvenes con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) no es que no tengan foco, claro que lo tienen. Su dificultad principal es que constantemente están cambiando el foco atencional de su linterna, lo que les dificulta terriblemente su concentración. Es un problema más de inhibición de impulsos que de concentración. Todo esto lo explicaremos más adelante.
  • 154.
  • 155. TIPOS DE ATENCIÓN Una vez que hemos visto la metáfora del foco y hemos comprendido cómo funciona la atención, ahora nos centraremos en conocer las diferentes maneras de utilizar ese foco, es decir, los tipos de atención que existen.
  • 156.
  • 157. •ATENCIÓN SELECTIVA: Ponemos en marcha la atención selectiva cuando la tarea o actividad nos exige seleccionar del ambiente un determinado estímulo, es decir, seleccionamos la información que es relevante e inhibimos aquellos estímulos que no son relevantes. Por ejemplo, buscar vocales en una sopa de letras o identificar a su tío —al que ha ido a recoger a la estación de tren— son actividades donde se pone en marcha la atención selectiva.
  • 158.
  • 159. •ATENCIÓN FOCALIZADA: Cuando nos centramos o focalizamos en una actividad concreta, es que hemos puesto en marcha la atención focalizada. Podemos enfocar nuestra atención a estímulos visuales, auditivos o táctiles. Por ejemplo, calcular la siguiente expresión matemática requiere focalizar nuestra atención: 2 + 4 -1 + 2 •ATENCIÓN SOSTENIDA: Es la capacidad de mantener una actividad de forma consciente durante un tiempo prolongado. También se la conoce con el nombre de atención mantenida o atención ejecutiva. Es la continuación de la atención focalizada. Lo que diferencia una de otra es la duración de la tarea, no el tipo de tarea. Continuando con el ejemplo de la atención focalizada, si en vez de hacer un solo cálculo matemático tuviéramos que hacer una hoja entera, entonces dejaría de ser atención focalizada para ser una actividad de atención sostenida, porque requeriría una atención persistente en el tiempo. Otras tareas que requieren atención sostenida son leer durante media hora, ver una película, hacer un sudoku o estudiar el examen de mañana. Cuando tenemos activo este tipo de atención, decimos que estamos concentrados. La concentración requiere voluntad, consciencia y perseverancia. Es cierto que la atención sostenida es más elaborada y trabajada cuando la tarea es desmotivante y monótona para el niño, puesto que requiere mayor esfuerzo.
  • 160.
  • 161. •ATENCIÓN DIVIDIDA: En este tipo de atención estamos realizando dos o más tareas de forma simultánea. Por ejemplo, a la vez que estamos poniendo una lavadora, estamos tomándonos un café y hablando con nuestro amigo. Para que se ponga en marcha la atención dividida, es necesario que alguna de las tareas esté automatizada, porque es imposible hacer dos tareas novedosas a la vez. •ATENCIÓN ALTERNANTE: En la atención alternante estamos cambiando de foco atencional ante la emisión de una señal de cambio. Podemos decir que es la capacidad que nos permite cambiar el foco de atención entre dos o más tareas que requieren diferentes respuestas cognitivas por nuestra parte. Por ejemplo, estamos haciendo unos ejercicios de sumas en un folio pero, cuando se escucha una palmada o un silbato, tenemos que cambiar a la hoja de restas. Requiere dos o más tareas, pero no de manera simultánea. •ATENCIÓN EXCLUYENTE: También se la conoce con el nombre de atención inhibitoria, puesto que la persona requiere controlar (no decir o no hacer) una determinada conducta que está automatizada. Este tipo de atención se refleja muy bien en el efecto stroop que veremos en el capítulo de control de impulsos. Como ve, este tipo de atención está muy relacionada con el control de impulsos o inhibición. ¿Recuerda cuando de pequeños jugábamos al mundo al revés? Debíamos atender y controlar lo que pensábamos para decir justo lo contrario. Esa es la atención excluyente.
  • 162. ¿ES LO MISMO ESTAR ATENTO QUE ESTAR CONCENTRADO? Si se da cuenta, hasta el momento hemos estado utilizando los conceptos de atención y de concentración como sinónimos, pero ¿se refieren a lo mismo o existen diferencias entre ambos? A decir verdad, sí que existen diferencias. En cuanto a la localización, podemos decir que la gran mayoría de los procesos de atención activan zonas posteriores del cerebro, es decir, lo que llamábamos en el capítulo 2 el cerebro reptiliano. Aquí hablamos más de atención y de arousal. En cambio, la concentración o la atención ejecutiva se localiza en zonas frontales del cerebro, en concreto en la corteza prefrontal. La concentración requiere voluntariedad, consciencia y perseverancia, lo cual no implica que la tarea tenga que gustar o motivar. A veces los niños se concentran en sus deberes y estudios no porque les guste lo que están estudiando, sino porque no quieren ser regañados por sus padres o porque quieren cumplir con sus tareas. Esto no excluye que sea una tarea ejecutiva (concentración), puesto que han decidido voluntariamente ponerse a estudiar (se podrían haber negado) y son conscientes y perseverantes en lo que hacen. Otra diferencia importante entre atención y concentración, siguiendo la metáfora del foco, es que la atención es pasiva, pues es el estímulo o situación quien me capta a mí, mientras que la concentración tiene un papel más activo, ya que somos nosotros quienes buscamos el estímulo de manera consciente y perseverante. Veamos el siguiente ejemplo para terminar de entender la diferencia entre ambas. Si un día, mientras doy una vuelta por la calle, me encuentro a un señor vestido de la pantera rosa, independientemente de mi voluntad, me va a llamar la atención. Por lo tanto, es el estímulo quien me capta a mí y no al revés. En cambio, si determinado día decido salir a la calle en busca de personas disfrazadas de pantera rosa, se tratará de un ejercicio de concentración, puesto que soy yo quien va en busca del estímulo. En este último caso, yo soy consciente de lo que busco y soy perseverante, además de decidir voluntariamente realizar dicha conducta.
  • 163. En último lugar, es importante decir que la concentración está muy relacionada con la motivación, la curiosidad y las expectativas que tenemos. Ante tareas motivantes es fácil atender, pero ante actividades que nos resultan aburridas y monótonas nos va a resultar mucho más difícil mantener nuestra concentración. Localización cerebral Activa vs. pasiva Atención Zonas posteriores (cerebro reptiliano) Pasiva: es el estímulo quien capta a Concentración Zonas anteriores (corteza prefrontal) Activa: es la persona quien busca y
  • 164. DESARROLLO EVOLUTIVO DE LA ATENCIÓN Sabemos que la atención es un proceso psicológico que se va entrenando y mejorando a lo largo de nuestro desarrollo evolutivo. En el primer año de vida, el bebé va aprendiendo a controlar su atención gracias a sus figuras de apego (madre, padre y profesores). Cada vez que el bebé vea algo que le resulte interesante y novedoso, tratará de centrarse en ello. Debemos tener en cuenta que el bebé y el niño pequeño tienen la mayor parte del día activos sus cerebros reptilianos, es decir, el cerebro de la supervivencia. Es por ello que la atención del bebé es reactiva, involuntaria, inconsciente y con escaso control. Son los estímulos quienes captan al bebé, y no al revés. Las zonas cerebrales que se activan a estas edades son las posteriores.
  • 165.
  • 166. Poco a poco, la atención reactiva de los niños pequeños se irá transformando en una atención controlada o ejecutiva, es decir, lo que conocemos como concentración. En este caso, se activarán las regiones frontales del cerebro. Para que esto se pueda dar, es imprescindible que haya una buena estimulación y potenciación por parte de los padres y maestros. Solo llegamos a la atención controlada (concentración) mediante la práctica y el entrenamiento.
  • 167.
  • 168. Los estudios científicos llegan a la conclusión de que, cuando realizamos una tarea ejecutiva, es decir, cuando atendemos a algo, la tasa cardiaca y la actividad motriz disminuyen de manera significativa. Piense, por ejemplo, en cuando está viendo una película o está cocinando. Ante la concentración, la tasa cardiaca y la actividad motora bajan. En cambio, si en ese momento aparece un estímulo que nos distrae, como puede ser alguien que nos llama o si escuchamos un grito, entonces la tasa cardiaca aumentará, como también lo hará la actividad motora. En torno a los 6 meses de edad, los bebés son capaces de atender de manera anticipada a una situación, es decir, sostienen la atención, porque saben que algo va a ocurrir. Por ejemplo, esto se da en bebés de medio año cuando juegan con sus padres al cucú-tras. Lo novedoso y lo inesperado siempre capta de manera involuntaria la atención del bebé (y del resto de las personas). Como dice el genial Francisco Mora, si estuviéramos en una conferencia y apareciera una jirafa detrás del ponente, de manera involuntaria dejaríamos de atender al conferenciante, porque la jirafa capta nuestra atención al ser un elemento inesperado y novedoso. Cuando los niños tienen entre 3 y 6 años, aprenden a controlar su atención y su comportamiento. Esto se debe a la proliferación de neuronas inhibitorias en el cerebro, lo que permite que se desarrolle su capacidad de control e inhibición de impulsos. A nivel cerebral, el neurotransmisor que está relacionado con los procesos de atención y concentración es la dopamina.
  • 169.
  • 170. A continuación, veremos diez propuestas de ejercicios para trabajar la concentración. Algunos de los ejercicios van dirigidos a los niños más pequeños de la etapa de educación infantil, mientras que otros, más complejos, están destinados a alumnos de primaria, secundaria e incluso adultos. Es importante tener en cuenta que debemos adaptar los ejercicios al perfil y a las dificultades de la persona que tengamos delante.
  • 171. EJERCICIO 1: EL ÁGUILA IMPERIAL A continuación, encontrará una tabla con muchos animales y objetos. Fíjese bien en el águila que aparece como modelo. Deberá revisar la tabla de izquierda a derecha y de arriba abajo y, cada vez que vea el águila, dará un pisotón en el suelo. ¿Preparado? Adelante.
  • 172.
  • 173. EJERCICIO 2: EN BUSCA DE LAS VOCALES PERDIDAS En esta gran sopa de letras deberá tachar las vocales minúsculas que encuentre. Como ve, es una tarea larga que le llevará tiempo, con lo que trabajaremos la atención selectiva y sostenida. Recuerde: hay que tachar las vocales minúsculas. Y cuidado, porque hay otros tipos de letras y también hay mayúsculas. ¡A por ello!
  • 174.
  • 175. EJERCICIO 3: EL JUEGO DE LAS LETRAS En las filas impares haga un círculo alrededor de todas las consonantes que encuentre, y en las filas pares tache las vocales que estén precedidas y seguidas por consonantes. ¡Máxima concentración!
  • 176.
  • 177. EJERCICIO 4: DEME PALMAS A continuación, irá viendo diferentes figuras geométricas. Cada vez que vea una figura geométrica que tenga cuatro lados, deberá dar una palmada. En caso de ver una figura que tenga seis lados, deberá dar dos palmadas. ¿Comprendido? Vamos con ello.
  • 178.
  • 179. EJERCICIO 5: PING-PONG ATENCIONAL En este ejercicio su tarea consiste en comparar letras y números de dos columnas y detectar aquellos que faltan en la columna vecina. ¿Qué número o letra se queda suelto y sin pareja? Veamos un ejemplo para entenderlo mejor.
  • 180.
  • 181. Aquí puede ver dos columnas, la de la izquierda y la de la derecha. Tiene que buscar qué letra o número está en la columna izquierda pero no en la derecha, o viceversa. Puede que se distingan en uno, dos o tres elementos. En la primera fila, por ejemplo, el elemento que queda suelto en la columna izquierda es el 3 y en la columna derecha es el 4. Puede hacer un círculo alrededor de aquellos que no tengan pareja en la columna de al lado. Vamos con el ejercicio propiamente dicho. Ánimo. Columna izquierda Columna derecha 1 3 9 7 2 8 8 7 2 4 9 2 W I B P X W P X I A 3 C 4 1 T E 4 E C T 8 4 9 8 3 5 4 6 6 9 2 3 8 4 5 R N B L U A L B R U A G 6 9 S 2 1 8 7 8 9 I 2 M S 7 8 7 1 4 5 6 2 6 9 2 3 1 4 7 8 X J A W B F U D V S X P J B D W
  • 182. Para niños más pequeños, este mismo ejercicio se puede hacer con imágenes cotidianas, como vemos a continuación. ¿Qué objetos están repetidos en ambos rectángulos?
  • 183.
  • 184. EJERCICIO 6: PREMIO AL MÁS ATENTO A continuación, encontrará un listado con varias palabras cotidianas. Deberá retener todas las palabras y la información que pueda durante 30 segundos; después, tendrá que responder a algunas preguntas. En este ejercicio, trabajamos tanto la atención como la memoria. ¿Preparados? Vamos con las palabras.
  • 185.
  • 186. Tape las palabras que acaba de memorizar. Una vez que ya ha memorizado todo lo que haya podido, deberá responder las preguntas que aparecen a continuación: •¿Cuántas palabras había en total? •¿Recuerda si alguna palabra contenía la letra H? •¿Había algún verbo entre las palabras? •¿Aparecía la palabra «camión»? •Y la última pregunta: ¿nombrábamos alguna ciudad?
  • 187. EJERCICIO 7: ABRACADABRA Ahora vamos a realizar una tarea muy sencilla, pero que requiere toda su atención. A continuación, irá viendo una serie de letras. Cada vez que vea una X precedida por una A, deberá levantar las dos manos y decir «abracadabra». En esta ocasión, lo haremos de manera visual, pero se puede hacer también de manera auditiva (leyéndole las palabras a su hijo o alumno). ¿Preparado? Adelante.
  • 188.
  • 189. EJERCICIO 8: ENSALADA DE LETRAS Fíjese bien en la tabla que hay más abajo. Tiene una gran cantidad de letras. Solo encontramos las letras: b, d, p, q. La tarea consiste en colorear cada rectángulo de un color en función de la letra. Si se fija bien, debajo de las letras hay una leyenda que le dice de qué color debe ir cada una de ellas. Así, por ejemplo, las b deben ser coloreadas de color rojo, las d de azul, las p de amarillo y, finalmente, las q de color verde. A raíz de esta idea, se pueden crear otros muchos ejercicios para trabajar la atención focalizada de sus hijos o alumnos, siempre adaptándolos a su edad y características.
  • 190.
  • 191. EJERCICIO 9: ZUMO DE NARANJA En la tabla que tiene más abajo hay naranjas suficientes como para hacer zumo para todo un pueblo. Si se fija, hay tres naranjas en cada casilla, pero una de ellas es diferente a las otras dos. Fíjese bien, debe estar muy atento. Su tarea consiste en tachar aquella naranja que es diferente de las otras dos en cada una de las cuarenta casillas que hay. ¡Ánimo y a hacer un buen zumo!
  • 192.
  • 193. EJERCICIO 10: BUSQUE Y COMPARE Para acabar el tema, deberá buscar entre estas dos parejas de cartas redondas el objeto que está presente en ambas cartas. Solamente hay un objeto que coincide en ambas. ¿Cuál será?
  • 194.
  • 195.
  • 196.
  • 197. INHIBIENDO IMPULSOS A LO LARGO DE LA HISTORIA El control de impulsos es una de las funciones ejecutivas que más nos diferencian del resto de los animales y, además, es una de las que más tarde adquieren los niños. Desde los comienzos de la humanidad se ha hablado de controlar los impulsos y resistir la tentación. Ya en la Biblia se habla sobre ello. Adán y Eva son tentados por la serpiente para comerse la manzana prohibida. Dado que no fueron capaces de utilizar correctamente sus funciones ejecutivas —concretamente su capacidad de no caer en la tentación— fueron expulsados del paraíso. A esto hoy lo llamamos control de impulsos o también, en ocasiones, se llama control inhibitorio o inhibición de los impulsos.
  • 198.
  • 199. En los cuentos populares también encontramos numerosos ejemplos que ponen de relieve la importancia del control inhibitorio. Por ejemplo, en el cuento de La cigarra y la hormiga, la primera simboliza lo emocional e instintivo, mientras que la hormiga representa la corteza prefrontal. Son también numerosas las frases de famosos que hacen referencia a esta función ejecutiva: Oscar Wilde decía que «A lo único que no me puedo resistir es a la tentación», y el genial Groucho Marx decía que «Es mejor estar callado y parecer tonto que abrir la boca y confirmarlo». Si recuerda, en la metáfora del coche que exponíamos en el capítulo 2, decíamos que el control de los impulsos se correspondía con los frenos del coche. Ahora imagine la siguiente situación. Le han dejado montar en una bicicleta. Aparentemente es una bicicleta normal pero, cuando se monta en ella, se da cuenta de que es especial. Cada vez que quiere girar a la derecha, debe girar el manillar hacia la izquierda, y cada vez que quiere ir a la izquierda, debe girar el manillar en sentido contrario. Es como jugar al mundo al revés: debe girar en la dirección hacia la que no quiere ir. Esto es control inhibitorio: tratar de controlar aquella información o los automatismos que tenemos asentados de manera muy inconsciente y rígida.
  • 200.
  • 201. EL TEST DE LA GOLOSINA Una de las investigaciones más representativas de lo que es el control inhibitorio y sus consecuencias la encontramos en el famoso estudio de las golosinas. En los años 60, Walter Mischel llevó a cabo un estudio en la Universidad de Standford (Estados Unidos) para ver la capacidad que tenían los niños de la etapa de infantil para retrasar la gratificación y controlar sus impulsos de comerse una golosina.
  • 202.
  • 203. Para ello, el investigador colocaba delante del niño una golosina, caramelo o nube. El investigador le decía que tenía que salir de la sala durante unos minutos. En cualquier momento el niño se podía comer su golosina pero, si conseguía aguantar a que llegara el investigador, tendría el doble de recompensa. Es un ejercicio clásico para comprobar la demora de la recompensa. Lo animo a que lo haga en casa con sus hijos pequeños (y no tan pequeños). Una de las muchas conclusiones de este estudio fue que los niños de 5 años tienen mejor funcionamiento ejecutivo en la inhibición de sus impulsos de comerse la golosina que los de 3 y 4 años, es decir, que son más capaces de demorar la recompensa y de esperar. Todo esto es congruente con lo que venimos diciendo hasta ahora. El cerebro necesita tiempo y experiencia para ir adquiriendo las diferentes funciones ejecutivas. El test de la golosina, también conocido como test del marshmallow (nube en inglés), permitió extraer muchas conclusiones interesantes. Aquellos niños que fueron capaces de esperar a que llegara el investigador y, por lo tanto, obtuvieron el doble de recompensa, cuando llegaron a la etapa adolescente: •Puntuaban más alto en pruebas de inteligencia. •Mostraban mayor autocontrol en situaciones frustrantes. •Cedían menos a las tentaciones. •Se distraían menos cuando trataban de concentrarse. •Eran más seguros de sí mismos.
  • 204. •En situaciones de estrés, no perdían la calma con tanta facilidad como los que no pudieron resistir la tentación de comerse la golosina. •Eran más previsores y planeaban más las cosas (mejor capacidad organizativa). •Actuaban de manera más perseverante en las diferentes tareas. •Atendían más a su razón y por lo tanto, eran más ejecutivos. •Obtenían puntuaciones mucho mejores en las pruebas de aptitud académica.
  • 205.
  • 206. Como conclusión, podemos decir que estos adolescentes eran lo opuesto al estereotipo del adolescente problemático. Los niños que se comieron la golosina, cuando crecieron fueron más impulsivos que los niños que aguantaron la tentación, que fueron más reflexivos. Los que resistieron, años más tarde tenían más activa la corteza prefrontal, por lo que tenían mayor facilidad para resolver problemas, ser creativos, controlar los impulsos, etc. En cambio, los niños que no pudieron aguantar la tentación, cuando crecieron fueron chavales que tenían su corteza prefrontal medial más activa, lo que los llevaba a llevar a cabo conductas guiados por el deseo y el placer sin tener en cuenta lo deseable y lo razonable. Además, estos niños tenían mayor probabilidad de desarrollar una adicción.
  • 207. ¿QUÉ ES EL CONTROL DE IMPULSOS? Podemos definir el control de impulsos como la capacidad que tenemos para controlar, parar o postergar determinados estímulos o acciones que no son relevantes para la tarea que estamos realizando en el momento presente. Así, por ejemplo, es importante que un niño sepa inhibir el impulso de querer pegar a otro niño por el simple hecho de haberle metido un gol.
  • 208.
  • 209. La consecuencia de no tener bien desarrollados los procesos inhibitorios es lo que conocemos como impulsividad. Aquellos niños que son catalogados como impulsivos, ya sea de manera conductual o verbal, tienen dificultad en el control de sus impulsos. Por ejemplo, un porcentaje importante de los niños y adolescentes con TDAH muestra impulsividad. En los niños más pequeños la impulsividad suele ser motora, es decir, observable, mientras que en los adolescentes suele ser más bien una impulsividad cognitiva, es decir, no observable, ya que está relacionada con los pensamientos.
  • 210.
  • 211. LA METÁFORA DEL FUNAMBULISTA La inhibición de impulsos es una función ejecutiva clave en la sociedad en la que vivimos. Es tan importante poder realizar determinada conducta como poder inhibirla. El ejemplo que me gusta poner para explicar esto es la metáfora del funambulista. Para poder tener éxito manteniendo el equilibrio en el cable, es importante coordinar tanto las acciones que debes realizar como aquellos momentos en los que no debes avanzar. Es una acción donde la inhibición cobra especial importancia. El principal neurotransmisor cerebral que está implicado en los procesos inhibitorios es el GABA, el ácido gamma aminobutírico. Las personas que tienen una buena capacidad de regular, controlar o retrasar sus impulsos en la mayoría de las ocasiones saben, como el funambulista, en qué momento tienen que avanzar y en qué otros momentos deben parar y mantener el equilibrio para no caer al vacío.
  • 212.
  • 213. EJERCICIO 1: STROOP DE ANIMALES Comenzamos realizando una actividad clásica como es el efecto Stroop. Quizás no lo conozca por este nombre pero, cuando realice la actividad, estoy seguro de que le sonará. A continuación, verá que aparecen unos dibujos de animales. Su tarea consiste en decir qué animales son. Tenga cuidado porque es posible que, más adelante, cuando aparezca el nombre de un animal sobreimpresionado, le pueda costar algo más. El ejercicio tiene tres partes en orden de dificultad. Tarea 1: Nombre los animales que ve. El recorrido es siempre de arriba a abajo y de izquierda a derecha, es decir, como leemos habitualmente.
  • 214.
  • 215. Tarea 2: En esta segunda tarea también debe nombrar los dibujos de los animales que ve.
  • 216.
  • 217. Tarea 3: Para terminar, vamos a la tarea más difícil. Tiene que nombrar el animal que ve en cada una de las imágenes.
  • 218.
  • 219. EJERCICIO 2: TODO EL MUNDO DICE SÍ En este ejercicio solo aparecerán dos estímulos: «Sí» o «Sí*». La única diferencia entre una palabra y otra es el asterisco. Cuando vea un «Sí» dirá sí. Pero si ve un «Sí*» tiene que inhibir ese sí y decir «No». ¿Entendido? Adelante entonces.
  • 220.
  • 221. EJERCICIO 3: EL DETECTIVE GONZÁLEZ Al detective González le han asignado dos tareas, una más sencilla y otra algo más complicada. En la primera tarea, el detective tiene que hacer un círculo alrededor de todos los objetos que encuentre que no sean ni bicicletas ni ranas. ¿Lo ayuda?
  • 222.
  • 223. La segunda tarea para la que el detective González necesita su ayuda es algo más complicada. Ahora deberá hacer un círculo alrededor de todos los objetos que encuentre que no sean unas gafas de sol, una botella de agua, un balón de baloncesto ni un dinosaurio. ¡Adelante!
  • 224.
  • 225. EJERCICIO 4: JUGANDO CON LOS NÚMEROS En este ejercicio, la tarea consiste en contar el total de elementos que aparecen en cada rectángulo. Pueden aparecer tanto símbolos como números. Ahora bien, en caso de que en el rectángulo aparezca un rectángulo más grueso que lo englobe, deberá leer el número que aparece dentro. Para entenderlo mejor, veamos un ejemplo:
  • 226.
  • 227. En el primer rectángulo, tendríamos que decir cinco, puesto que son cinco los elementos que hay. En el siguiente, dado que aparece un rectángulo más grueso, hay que decir tres, puesto que lo que debemos leer es el número que aparece repetido (y no las veces que aparece ese número). ¿Y en el siguiente? ¿Qué diría? La respuesta es seis. ¿Y en el último? La respuesta es tres. Una vez que ya hemos hecho las de prueba, vayamos al ejercicio propiamente dicho.
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  • 229.
  • 230.
  • 231. EJERCICIO 5: UN PASITO HACIA DELANTE Para hacer este ejercicio, debe ponerse de pie y ha de tener espacio suficiente para moverse. Tiene que estar atento a las flechas que va a ver en el libro. Siempre que salga una flecha de color negro, deberá dar un paso en la dirección que esta señala. En cambio, si la flecha es de color blanco, deberá ir en sentido opuesto. Es decir, si la flecha marca hacia arriba y es de color negro dará un paso al frente, pero si es de color blanco dará un paso para atrás. Hagamos algunas pruebas.
  • 232.
  • 233. Como la flecha es negra y marca hacia abajo, tiene que dar un paso para atrás; la siguiente nos marca un paso a nuestra izquierda; y la tercera y última del entrenamiento nos marca hacia arriba pero, al ser blanca, daremos un paso para atrás. ¿De acuerdo? ¡Empezamos!
  • 234.
  • 235. EJERCICIO 6: DANDO UNA VUELTA POR EL ZOO Vamos a imaginar que esta mañana visitamos a los animales del zoo. Más abajo irá viendo que aparecen de uno en uno diferentes animales que podemos encontrar en el zoo. Deberá dar una palmada cada vez que aparezca un animal pero, en caso de no ver un animal, deberá inhibir esa palmada, ¿de acuerdo? Vamos con ello.
  • 236.
  • 237. EJERCICIO 7: ZAPATILLAS Y MANOS Ahora vamos a hacer uno de mis ejercicios favoritos. Cada vez que vea un dibujo de unas manos aplaudiendo, dará un pistón fuerte en el suelo. Cuando vea un dibujo de unas zapatillas, dará una palmada. Si ve que aparecen otros gestos con las manos, solamente tiene que copiarlos. Vamos a hacer algunos de prueba.
  • 238.
  • 239. Perfecto. Ya ha visto cómo funciona, ¿verdad? Vamos con el ejercicio propiamente dicho.
  • 240.
  • 241. EJERCICIO 8: LUNA Y SOL Vamos a hacer ahora un ejercicio dirigido, sobre todo, a los niños de la etapa de infantil. Cada vez que vea un dibujo del sol, dirá «luna», y cuando vea una luna dirá «sol». Fácil, ¿verdad? Vamos a por ello.
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  • 243.
  • 244.
  • 245. EJERCICIO 9: ¡CUIDADO CON EL NÚMERO 2! Ahora verá bolas de billar numeradas y de diferentes colores. Pero no se preocupe, porque solo hay dos tipos. Si ve una bola negra con el número 2 en blanco dirá 1, y cuando vea una bola de billar blanca con un 2 negro no dirá nada, nos quedaremos en silencio, ¿de acuerdo? Vamos allá.
  • 246.
  • 247. EJERCICIO 10: LAS VENTANAS INDISCRETAS A continuación, verá una serie de objetos, todos ellos conocidos por usted. Su tarea consiste en estar muy atento porque, cada vez que no aparezca un dibujo de una puerta, deberá decir «ventana» bien alto. Cuando vea un dibujo de una puerta, deberá permanecer en silencio. ¡Adelante con ello!
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  • 249.
  • 250.
  • 251. ¿QUÉ ES LA MEMORIA OPERATIVA? La memoria operativa es la capacidad que tenemos de retener, mantener y manipular una información dada. Es como una memoria online. A la memoria operativa a veces también se la conoce con el nombre de memoria de trabajo (working memory) puesto que, como decíamos, su objetivo consiste en trabajar con determinada información en el momento presente. Es la memoria que utilizamos para resolver un problema. La palabra clave de la memoria operativa es «para», ya que este tipo de memoria sirve para resolver algo futuro, pero teniendo en cuenta el pasado. Podríamos decir que la memoria de trabajo es una condición necesaria, pero no suficiente, para la toma de decisiones. Por lo tanto, opera o manipula la información que estamos manteniendo online o en el momento actual. Cerebralmente hablando, la memoria de trabajo está ubicada en el córtex prefrontal dorsolateral.
  • 252.
  • 253. Según las investigaciones clásicas de Alan Baddeley, nuestra memoria operativa tiene una capacidad limitada de 7 ± 2 elementos; esto quiere decir que nuestra memoria puede manipular entre 5 y 9 elementos de media. No podemos almacenar tanta información como queramos, puesto que la memoria operativa es un almacén limitado. Por ejemplo, ¿sería capaz de resolver la siguiente operación de cálculo mental si, en vez de estar escrita, se la dijesen verbalmente?
  • 254.
  • 255. ¿Verdad que sería muy difícil? Esto se debe a que nuestra memoria operativa es limitada y no puede almacenar toda esta gran cantidad de información.
  • 256.
  • 257. La memoria operativa o de trabajo es un tipo de memoria a corto plazo, pero no son sinónimos. La memoria operativa se diferencia de la memoria a corto plazo (MCP) en que esta última sirve solo para almacenar datos, mientras que la memoria operativa, como ya hemos explicado, utiliza esos datos para realizar una operación mental. Estaremos utilizando nuestra memoria a corto plazo si tratamos de retener una matrícula de un coche, un número de teléfono o la dirección de una calle. En estos dos casos no hay manipulación de la información, solo retención y mantenimiento. En cambio, deletrear la palabra ORDENADOR al revés supone la activación y el uso de nuestra memoria operativa, ya que debemos guardar la información, realizar una operación y dar un resultado final. Es lo que conocemos metafóricamente como la memoria online. Una manera de ejercitar la memoria de trabajo de un niño consiste en contar el número de monedas o sumar la cantidad de euros que hay en nuestro monedero. Para dar una respuesta correcta, el niño debe ir sumando moneda a moneda e ir actualizando el resultado. Otras maneras de ejercitar la memoria operativa son el cálculo matemático, deletrear palabras al revés, etc.
  • 258.
  • 259. TIPOS DE MEMORIA La memoria es una función psicológica que nos permite a las personas poder aprender, retener información y adaptarnos al medio en el que vivimos. De esta manera, podemos recordar experiencias pasadas. La memoria humana, a diferencia de la memoria de los animales —que actúa principalmente sobre la base de sus necesidades presentes— puede contemplar el pasado y planear el futuro. Hacemos uso de la memoria en actividades tan cotidianas como andar, montar en bicicleta, acordarnos de quién es el actual presidente del Gobierno, resolver cuánto es 2 × 3 × 4, recordar qué ingredientes necesitamos para hacer una receta de cocina o saber nuestro nombre y el pueblo de nuestros padres. En todos estos casos, estamos haciendo uso de la memoria, pero ¿solo existe un tipo de memoria? Si se fija en el siguiente esquema, verá que existen cuatro tipos de memoria diferentes con sus características, que las hacen especiales y únicas: Memoria sensorial: También se la conoce con el nombre de almacén sensorial. La información exterior la captamos a través de los cinco sentidos (vista, oído, tacto, olfato y gusto) y, cuando llega al cerebro, las neuronas se encargan de reconocer dicha información o bien de almacenarla. Existe un total de cinco almacenes sensoriales, uno para cada uno de los sentidos. Los dos más relevantes en el caso del ser humano son la memoria icónica (vista) y la memoria ecoica (audición). En este tipo de memoria, la información está activa solo durante milisegundos o, como mucho, unos pocos segundos. Pasado ese tiempo, si la persona no ha prestado atención a dicha información, esta se desvanecerá.