PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
Alejandro oliva eje4_actividad3.
1. ¡Más allá hay dragones!
En la película “Memorias de África” Karen Blixen dice: “Cuando los descubridores
del pasado llegaban al límite del mundo conocido y tenían miedo a seguir
escribían: ¡Más allá hay dragones!” Cuando otros exploradores más osados se
adentraban en esas tierras o en esos mares, nunca encontraron dragones, sino
lugares fascinantes y seres desconocidos. En la historia de la ciencia pasa algo
parecido.
En cada época el mundo se ha visto de un modo.
Para los antiguos egipcios, el dios Shu (el aire), mantenía a la diosa Nut (el cielo)
por encima de Geb (la Tierra). En el Génesis, fue el propio Creador quien puso
cada cosa en su sitio al primer intento, separando el cielo de la tierra, las aguas de
los continentes, la luz de la oscuridad.
En la mitología griega Atlas fue condenado por Zeus a sostener los pilares de los
cielos.
En la antigüedad se decía que las estrellas parecían pegadas a una gran esfera
que daba una vuelta en un día. Los griegos observaron astros que se movían
entre las estrellas fijas. Los llamaron planetas, que en griego significa
“vagabundos”.
Sin la ayuda del telescopio solo se ven cinco planetas: Mercurio, Venus, Marte,
Júpiter y Saturno. la Luna y el Sol, formando asi 7 planetas
Aristóteles imaginó un sistema de esferas concéntricas, cada una ellas arrastraría
un planeta y en la última estarían fijas las estrellas. Las esferas serían
transparentes o cristalinas y estarían hechas, como los astros, de un elemento
celestial que llamó quintaesencia. En el siglo XV nueva concepción del mundo
postulada por Nicolás Copérnico colocó al Sol en el centro de su sistema
planetario.
Pero en 1577, en Europa se observó un Gran Cometa. Desplegó una enorme cola
que fue visible durante un par de meses. El astrónomo danés Tycho Brahe analizo
el movimiento del cometa y comprendió que debería atravesar las esferas
cristalinas, concluyendo que tales esferas no debían estar en el cielo. A partir de
entonces, dejó de creerse en su existencia.
2. En ocasiones, aquello que se postula, aquello que los científicos imaginan como
necesario para formular una teoría finalmente se encuentra y estos son momentos
estelares de la ciencia. Predecir y confirmar es siempre más alentador que
postular y rechazar. Hay una frase que nos encanta decir, no solo a los científicos,
a todo el mundo: “¡Ya te lo decía yo!” El descubrimiento de Neptuno fue así.
Al estudiar este nuevo planeta, los astrónomos de la época se percataron de que
su órbita presentaba unas anomalías que no se esperaban. Dos de ellos, Urbain
Le Verrier, francés y John Couch Adams, inglés, concluyeron, utilizando las leyes
de Newton, que esa anomalía se debía al tirón gravitatorio que produciría otro
planeta más alejado.
Muchos factores contribuyeron al descubrimiento: estaban las observaciones de
las anomalías en Urano, las mentes agudas de Le Verrier y Adams, su
imaginación, las matemáticas necesarias para hacer el cálculo, y la tecnología.
Un ejemplo más reciente de un momento estelar para la ciencia ha sido el
descubrimiento del bosón de Higgs. Hace casi 50 años, diferentes físicos entre los
que se encontraba el británico Peter Higgs, postularon la existencia de un campo,
que se ha llamado campo de Higgs, que permearía el espacio y dotaría
efectivamente de masa a las partículas elementales que la tienen,
3. diferenciándolas de las que no la tienen y viajan a la velocidad de la luz, como el
fotón.
El CERN anunció, en julio de 2012, que dos colaboraciones internacionales de
miles de físicos, habían descubierto un bosón, que podría ser la partícula
mediadora del campo de Higgs. Sin el bosón de Higgs, ninguna partícula tendría
masa, no habría átomos, ni moléculas, ni planetas, ni estrellas, y obviamente
tampoco seres vivos. Las colaboraciones ATLAS y CMS del LHC siguieron
analizando los datos, en particular las propiedades cuánticas de la nueva partícula
y todo sigue apuntando a que la partícula encontrada es el bosón de Higgs
4. Hace más de 80 años que en cosmología se habla de materia oscura. La
estabilidad de los cúmulos de galaxias y de las propias galaxias no se puede
explicar con la física que conocemos y aceptamos como válida sin recurrir a la
idea de un universo dominado por el lado oscuro. El astrónomo de origen suizo,
pero afincado en California, Fritz Zwicky intentó, en los años treinta, determinar la
masa de los cúmulos de galaxias y llegó a la conclusión de que, dadas las
velocidades a las que se desplazan las galaxias en su seno (como las abejas en
un enjambre), la única forma de explicar que el cúmulo no se disgregara en el
espacio era que existiera una gran cantidad de materia no visible, que lo
mantuviera ligado por efecto gravitatorio. Postuló, por primera vez, la existencia
de materia oscura.
5. Si queremos saber de qué está hecho el universo hemos de seguir investigando y
quizá algún día en nuestros laboratorios, en los aceleradores de partículas como
el LHC en el CERN. El éxito llegará, pero también podría ocurrir que algún día
descubramos que no existe tal entidad, porque una idea mejor o una evidencia
nueva explican las observaciones cosmológicas más adecuadamente. Aquí viene
bien recordar el consejo del poeta inglés del s. XVIII, Alexander Pope, cuando
decía “No seas el primero en probar las cosas nuevas, ni el último en dejar a un
lado lo viejo”.
En ciencia la imaginación es fundamental. Albert Einstein decía que es incluso
más importante que el conocimiento. Con la mente abierta y con la inversión
adecuada, seguiremos explorando, seguiremos imaginando, seguiremos
descubriendo, sin aferrase a ideas preconcebidas, sin temer a los dragones que
podamos encontrar más allá. Decía Heráclito “quien no espera no encontrará lo
inesperado”. Esa es la actitud.
La imaginación es más
importante que el conocimiento