3. Capítulo 12. Sujeción de bovinos
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia-UNAM 429
Sujeción de bovinos
Para efectuar cualquier tipo de manipulación o pro-
cedimiento sobre el ganado bovino, es indispensa-
ble para el médico veterinario zootecnista ejercer
cierto grado de sujeción que controle la actividad y
los movimientos del animal.Dicha sujeción puede
ir desde el control etológico que se ejerce sobre el
animal a través de la voz, hasta la total restricción
de la actividad y la completa inmovilización que
producen algunos agentes químicos. Ante anima-
les potencialmente peligrosos o de gran tamaño,
suele emplearse una combinación de recursos psi-
cológicos, físicos y químicos de sujeción.
En todo momento se debe estar conciente de la
responsabilidad que implica mantener el control ab-
soluto de la vida de los animales, y preocuparse por
su bienestar y tranquilidad. El empleo de adecuadas
técnicas de manejo conduce a mejorar los sistemas
de producción.
Es obligación del veterinario realizar su trabajo
con los animales de la manera más adecuada, para
evitarles dolor innecesario y ayudarles para no su-
frir el menor trastorno etológico.
Cuando se tiene sujeto a un animal y se realiza
sobre él cualquier técnica de manejo, se tener presente
que, en muchos casos, éste tiende a escapar del dolor y
no puede evitar la sensación de miedo. Los bovinos
son grandes y fuertes y, si bien, no son muy rápidos
como los caballos, son lo suficientemente ágiles para
contrarrestar la fuerza del hombre. Para lograr la suje-
ción eficaz de los bovinos debe considerarse:
Se debe tener suficiente práctica en la ejecu-
ción de los métodos de contención.
Contar con el conocimiento adecuado del com-
portamiento de los animales, para manejarlos
inteligentemente, en lugar de tratar de superar-
los a base de fuerza.
Tener equipo resistente, de tamaño adecuado y
en buen estado, además de habilidad para ma-
nipularlo.
El método de sujeción a emplear debe ir en re-
lación al procedimiento a realizar sobre el ani-
mal.
Algunos de los métodos de sujeción que se descri-
ben en esta sección no se utilizan con el ganado
lechero, ya que este ofrece menos dificultades de
sujeción que el ganado de carne. En términos gene-
rales, lo que se necesita para el controlar del ganado
lechero son establos comunes, cabestros y sistemas
de corrales y pasillo. En los bovinos de carne, por el
contrario, para inmovilizar adecuadamente a los ani-
males se suele requerir de pasillos de separación,
potros de contención, etcétera.
Hay algunas cosas que debemos tener en men-
te cuando se trabaja con bovinos: En primer lugar,
nunca se debe confiar en toros de raza lechera, que
aunque son tranquilos y dóciles en apariencia —so-
bre todo cuando han recibido una atención regular
de los encargados— no se puede predecir su con-
ducta y es un error respaldarse en su apariencia tran-
quila y dócil. Siempre que se trabaje con ellos, se
debe estar seguro de tenerlos completamente
inmovilizados.
Los toros de carne no son tan agresivos como
los toros lecheros, pero distan mucho de ser dóciles
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y tranquilos, por lo que deberá manejárseles con
precaución. Siempre que el ganado de carne se ten-
ga que sujetar de pie, deberá colocarse en una pren-
sa o potro de contención, ya que estos animales son
demasiado grandes y fuertes para ser sujetados úni-
camente con cuerdas.
Las vacas lecheras deberán permanecer sujetas
el menor tiempo posible. Ellas están acostumbradas
al manejo, pero son animales excitables y temen a lo
que no les resulta familiar. Con frecuencia se moles-
tan y se resisten a métodos complicados de sujeción,
pero pueden someterse a otros más simples.
El manejo y sujeción del ganado cebú es uno
de los más difíciles de realizar ya que son animales
nerviosos y temperamentales.
Los animales maltratados aprenden a reaccio-
nar de una manera violenta. El abuso de los bastones
eléctricos o garrotes produce animales agresivos con
mala disposición. El manejo de los animales debe
ser siempre con la mayor suavidad posible, se deben
evitar gritos, manganas y amarres innecesarios ya
que lo único que provocan es entorpecer la labor.
Cabestros
El cabestro es el menos rudo de los métodos de su-
jeción para el ganado bovino. También es el más
común, si se considera todas sus variantes.
El cabestro improvisado es quizá el más versátil
de todos. Su versatilidad se debe a que se le puede
confeccionar con cualquier tipo de soga, desde cáña-
mo duro hasta nylon o polipropileno. La fácil coloca-
ción de este implemento permite que con frecuencia
sea empleado como fuente única de sujeción.
Narigón
El narigón es un instrumento inapreciable en la su-
jeción de los bovinos, aunque puede llegar a lasti-
marlos mucho, sobre todo cuando se utiliza
inapropiadamente. Con el narigón y una compuer-
ta de cabecera o establo con cepo es posible mante-
ner al animal de pie y quieto para la ejecución de
muchas técnicas, como inyecciones intravenosas y
tratamiento de la pododermatitis. El narigón inflige
suficiente dolor para impedir que el animal intente
escapar, pero no le hace daño.
Para controlar manualmente a un animal por la
nariz, sitúese a un costado del mismo a la altura de
la cabeza, volteando hacia la misma dirección en
que el animal mira. Sujételo por la nariz utilizando
con firmeza el dedo índice en una fosa nasal y el
pulgar en la otra. No espere a que el animal se so-
meta dócilmente a la sujeción con la mano, lo más
probable es que sacuda la cabeza con fuerza de un
lado a otro y de arriba hacia abajo.
En ocasiones este procedimiento es suficiente
para sujetar al animal sin necesidad de aplicar el na-
rigón; si no lo fuera, coloque el narigón con rapidez
en su lugar con la otra mano y oprímalo para cerrar-
lo. Esto hará que el animal inmediatamente deje de
mover la cabeza de un lado a otro.
El narigón debe tener un pequeño tramo de
soga. La manera correcta de usar el narigón es colo-
carlo en lo ollares y jalarlo cuidadosamente hasta
que el animal gire su cabeza hacia un lado; dar dos
vueltas con la soga a un poste o tubo y hacer que
algún asistente sujete el extremo de la misma: Ja-
más se debe amarrar la soga, ya que el animal pue-
de echarse y romperse la nariz antes de que haya
tiempo para soltarlo.
Anillo nasal
Independientemente del sistema que se utilice, con-
forme los toros se acercan a los 12 meses de edad
es necesario colocarles un anillo nasal. Un vaquero
con experiencia o un veterinario pueden aplicar el
anillo mientras el animal está convenientemente
sujeto.
En este caso, se usa un anillo autoperforante
que se coloca a una distancia de 1 pulgada por den-
tro de la punta de la nariz, haciéndolo pasar a tra-
vés de los tejidos blandos y delgados que separan
las fosas nasales.
Colocar una cadena ligera en el anillo como una
medida adicional de seguridad facilita el manejo de
este. El largo de la cadena debe ser el suficiente para
que llegue al piso. Los toros aprenden a caminar
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con lentitud para no pisarla. La cadena no debe col-
gar del anillo cuando los toros estén sueltos en un
corral o cuando no sea posible observarlos una vez
al día. La cadena puede llegar a atorarse en la male-
za o en una cerca y el toro puede quedar atrapado
lejos del alimento o agua.
El uso de una pértiga fija al anillo nasal permite
que los operadores se mantengan alejados del ani-
mal reduciendo la posibilidad de un accidente.
Sujeción por la nariz
En algunos casos los animales se tornan reacios y se
echan dentro de las jaulas de contención. En este
caso, se afianza la nariz del animal colocando la
palma de la mano sobre una fosa nasal para impedir
la respiración. Si el espacio y las instalaciones lo
permiten, se coloca el otro brazo alrededor de la
cabeza del animal para sujetarlo mejor. Cuando este
trata de respirar, mueve con fuerza la cabeza en to-
das direcciones tratando de escapar de la sujeción,
pero se sostiene el agarre hasta que el animal se
desespera por falta de aire y se incorpora.
No obstante este manejo, algunas reses resul-
tan más listas y empiezan a respirar por la boca. Si
esto sucede, se mantiene la boca del animal cerrada
mientras se le sujeta por la nariz. El animal se incor-
porará ante la incomodidad.
Sujeción por la cola
De vez en cuando es necesario sujetar un animal
distrayéndolo mientras se aplican otros métodos de
sujeción.
El agarre por la cola resulta muy eficaz dentro
de los pasillos para impedir su retroceso cuando se
le está castrando. Por ejemplo, pararse a un lado del
animal, tomarlo por la cola cerca de la base de ésta
y tirar de ella hacia arriba y por encima del lomo.
En términos generales, el animal no coceará mien-
tras se le sostiene del rabo en esta posición.
Algo que debemos de tener siempre presente
es que la cola de los bovinos no es tan fuerte como
la de los caballos y estos animales nunca deberán
ser jalados bruscamente de ella; sus vértebras cau-
dales puede dislocarse fácilmente por esta mala
práctica se manejo.
Torcimiento del rabo
Cuando algún animal esté reacio a moverse o a en-
trar por un pasillo o puerta, puede obligársele a en-
trar retorciéndole su cola. Siempre deberá tenerse
cuidado para que la torcedura no sea tan fuerte que
rompa el rabo.
Los métodos que se pueden usar con eficacia
son dos: El primero consiste en hacer un lazo con la
cola; el segundo, es formar una S empujando hacia
arriba. Para aplicar cualquiera de estos métodos, uno
asegurarse de estar a un lado del animal para no
sufrir lesiones.
Flanqueo de becerros
El flanqueo o sujeción por un flanco es uno de los
métodos que se usa con eficacia para inmovilizar
becerros pequeños hasta 300 kg. Para hacerlo, pri-
mero se acorrala o laza el becerro para capturarlo.
Muchas de las técnicas de manejo que se utili-
zan para animales de carne o leche, como la aplica-
ción de etiquetas, tatuajes, castración, cuidado del
cordón umbilical e inyección de vitaminas, puede
efectuarse mientras se sujeta a los becerros por un
flanco y se inmovilizan contra el suelo
Derribo de ganado
El derribo se refiere al hecho de obligar a un animal
a echarse sobre uno de sus costados mediante una
serie de presiones aplicadas sobre sus músculos y
nervios mediante sogas cuidadosamente colocadas
y ajustadas.
Esta forma de sujeción sólo se debe emplear
cuando es necesaria la inmovilización casi absoluta
del animal y no se dispone de jaula ni mesa reclinable.
Antes de derribar al animal se inspecciona el piso
donde este va a caer, para asegurarse de que no haya
piedras, terrones ni cualquier otra cosa que pueda
provoducirle cortaduras o abrasiones. De ser posible
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conviene usar algo de cama para amortiguar la caída.
El ganado muy grande puede ser fácilmente
derribado por el método que se describe a conti-
nuación: Se hace un nudo corredizo con el cual se
abarca la base de los cuernos y después se dirige la
cuerda por el borde dorsal del cuello hasta el tercio
superior de esta región, cuyo punto se enlaza. Se
vuelve a enlazar por detrás de la espalda y se da
otra lazada a nivel de los ijares, dirigiendo el extre-
mo de la cuerda hacia atrás a lo largo del sacro. Si
Fuente de imágenes: Dr. Mauricio García. Guía Bayer de podología bovina.
http://www.mgar.vet.br/podologia/aspInicio.asp?lang=3&posicao=1
se quiere derribar el animal del lado izquierdo, se
da el tirón del lado derecho o viceversa. Todo esto
se realiza manteniendo al animal sujeto por un ca-
bestro a un poste o argolla a una altura de 18 pulga-
das por encima del suelo.
Debe utilizarse esta técnica con gran precau-
ción, ya que puede ocasionar complicaciones de la
preñez o desviación del abomaso a causa de la tor-
sión, o meteorismo por hacer que el animal perma-
nezca mucho tiempo sobre su costado.