2. Sistema Tribal
La humanidad ha vivido prácticamente toda su historia organizada en tribus. Las sociedades
tribales, que por miles y miles de años dominaron la escena, se volvieron obsoletas en poco
tiempo. No compaginan con la creciente complejidad, movilidad, velocidad e interacción de
la vida moderna. Pero como lo tribal se cimentó a lo largo de una experiencia que fue de
miles y miles de años, no nos abandona con facilidad.
Las tribus surgieron como respuestas a la multiplicidad de amenazas que circundaban al ser
humano. La reacción defensiva del individuo fue la de organizarse en forma compacta en
tribus. La característica esencial de las tribus era eso, lo compacto de su organización social.
Un jefe, unas pocas familias que interactuaban entre sí, unos brujos encargados de las
creencias religiosas, unas reglas de comportamiento incuestionables, y una estrecha y firme
unidad con la cual se protegían de las amenazas externas.
Lo compacto de su organización social siempre fue elemento esencial para la supervivencia
de la tribu. No se podían admitir corrosivas disidencias que pusieran en tela de juicio la
unidad del grupo. La unión alrededor de la supervivencia implicaba fuertes lazos entre las
familias, y a su interior. Unas definidas jerarquías eran esenciales para el funcionamiento y
éxito de la tribu.
3. Sistema Feudal
ANTECEDESTES
El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el
Imperio romano. El colapso del Imperio acaeció básicamente por su extensión y la
incapacidad del emperador para controlar todas sus provincias, sumado cada vez
más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y saqueaban las
provincias más retiradas del imperio. Esto provocó que los emperadores
necesitaran gente para defender sus grandes terrenos y contrataran caballeros o
nobles (precursores del modelo de señor feudal), que a su vez contrataran vasallos,
villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y tropas mercenarias de los mismos
pueblos "bárbaros".
A partir del siglo X no queda resto de imperio alguno sobre Europa. La realeza, sin
desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una autoridad
sobrenatural remarcada por las leyendas que le atribuyen carácter religioso o de
intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no gobierna, sino que su
autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es materializado e implementado a
través de los pactos de vasallaje con los grandes señores, aunque en realidad son
éstos quienes eligen y deponen dinastías y personas. En el plano micro, los
pequeños nobles mantienen tribunales feudales que en la práctica
compartimentalizan el poder estatal en pequeñas células.
4. Feudalismo
El término «feudalismo» también se utiliza historiográficamente para
denominar
las formaciones sociales históricas caracterizadas
por
el
modo de producción que
el materialismo histórico (la
historiografía
marxista) denomina feudal.
Como formación económico-social, el feudalismo se inició en la
Antigüedad tardía con la transición del modo de producción esclavista al
feudal; a partir de la crisis del siglo III y sobre todo con la disolución del
Imperio romano de Occidente (siglo V) y la formación de los
reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).
Fundamentado en distintas tradiciones jurídicas (tanto del derecho romano
como del derecho germánico -relaciones de clientela, séquito y vasallaje-),
el feudalismo respondió a la inseguridad e inestabilidad de la
época de las invasiones que se fueron sucediendo durante siglos (
pueblos germánicos, eslavos, magiares, musulmanes, vikingos).
Ante
la
incapacidad de las instituciones estatales, muy lejanas, la única seguridad
provenía de las autoridades locales, nobles laicos o eclesiásticos, que
controlaban castillos o monasterios fortificados
en
entornos rurales,
convertidos
en
los
nuevos
centros
de
poder
ante
la
decadencia de las ciudades.
5.
6. SISTEMA GREMIAL
Los gremios surgen en la edad Media europea como fórmula asociativa en la defensa de los
intereses corporativos del sector menestral. El sistema pretendía garantizar la autonomía de los
oficios artesanos frente al férreo control ejercido por los estamentos privilegiados de la sociedad
feudal. La necesidad de protección
En la Europa del pleno Medievo, inmersos en una sociedad predominantemente rural, los
gremios surgirán de forma espontánea en aquellas ciudades con cierta densidad demográfica y
con una actividad artesanal precedente y notable. El sistema gremial es en sus orígenes un
fenómeno urbano y mantiene con la urbe una relación simbiótica. La ciudad, amén de otras
funciones como la defensiva y la religiosa, es compendio de taller y mercado. Los gremios
suministran todo tipo de manufacturas esenciales para el desarrollo normal de la vida cotidiana, en
tanto que el crecimiento de la población favorecerá el progreso del sector menestral. En gran
medida asumieron el papel de vertebradores de la economía urbana, promotores y beneficiarios a
un tiempo del resurgimiento de las ciudades medievales. Participaron también en la estructuración
del urbanismo, dando lugar a numerosos topónimos que perviven aún en el callejero del casco
antiguo de muchas localidades. Su influencia económica no quedaba circunscrita sólo al marco
urbano, también al territorio circundante diseminado en hábitat disperso o concentrado en aldeas y
pueblos, que a su vez abastecían de alimentos a las urbes.
Pero lo que había nacido para escapar del rígido panorama feudal reproducirá formas de aquél
como el hermetismo social y la fuerte jerarquización (maestros, oficiales y aprendices). Se
legitimará
un
control
del
funcionamiento
de
las
profesiones
artesanas
mediante ordenanzas encaminadas a regular su actividad, pero tendió a transformarse en un
recurso para homogeneizar su ejercicio y fijarlo:
"Todos los trabajadores estaban incluidos en algún gremio o collegium. No solamente les estaba
prohibido cambiar de gremio, sino que ni siquiera podían abandonar la ciudad (...)"
"Había cofradías que tenían prohibido enseñara el oficio a quienes no fueran descendientes de
antiguos cofrades, con lo cual nadie ajeno al grupo podía entrar a desempeñar esa profesión.
Estos
autores
idealistas
o
formalistas
sostienen
doctrinas
ros
autores,
como
por
ejemplo,
Epicuro,
calificado
de
materialista.
La
filosofía
idealista
diferentes
de
las
ya
propuestas
por
otros
autores,
como
por
ejemplo,
Epicuro,
calificado
de
materialista.
La filosofía idealista de la época moderna se funda igualmente en las ideas, aunque el significado moderno de la idea no siempre es igual al del platonismo, pero no podemos separarlo de su sentido antiguo.
a
otros
autores
para
quienes
la
realidad
es
la
forma
o
la
idea.
Estos
autores
idealistas
o
formalistas
sostienen
doctrinas
diferentes
de
las
ya
propuestas
por
otros
autores,
como
por
ejemplo,
Epicuro,
calificado
de
materialista.
La filosofía idealista de la época moderna se funda igualmente en las ideas, aunque el significado moderno de la idea no siempre es igual al del platonismo, pero no podemos separarlo de su sentido antiguo.
7. REVOLUCION INDUSTRIAL
INFLUENCIA DEL CAPITALISMO EN LAS RELACIONES INDUSTRIALES.
Otro enfoque de las transformaciones registradas, en las últimas décadas, en los sistemas de relaciones industriales,
utiliza como hilo conductor la evolución hegemónica del Capitalismo, desde los inicios de la revolución industrial
hasta nuestros días, señalando cinco fases principales.
A.-Primera fase:
El sistema fabril, un logro del Capitalismo Liberal Ausencia de un Modelo de Relaciones Laborales
La primera etapa que podríamos llamar la revolución fabril capitalista, se inicia en el siglo XVIII y se extiende hasta
1848. La acumulación de capitales del mercantilismo hizo posible la introducción de la mecanización y las máquinas
de vapor en el transporte, las minas y la industria textil, así como la aplicación de otros inventos como el telégrafo y
la electricidad. Supuso grandes inversiones y una visión de futuro. Esta primera revolución industrial se inició hace
más de 200 años, siendo el país pionero Gran Bretaña, y dio origen al sistema económico conocido como el
Capitalismo Liberal Manchesteriano, basado en las filosofías de Spencer, Adam Smith, Ricardo y otros pensadores
que pretendían elevar la economía a la categoría de ciencia, destacando como principio fundamental la ley de la
oferta y la demanda.
8. B.-Segunda fase:
Internacionalización colonialista del modelo fabril capitalista (1848-1920/30)
Modelo Bipartito de Relaciones Industriales
La segunda fase de la revolución industrial capitalista viene determinada por la expansión
de la industrialización en la mayor parte de los países de Europa y de algunos países del
lejano Oriente, como el Japón. Este desarrollo comprende desde mediados del siglo XIX
(1848) hasta las primeras décadas del siglo XX (1919) y es visto como la fase de
internacionalización del modelo industrial capitalista, caracterizándose por una feroz
competencia en la consecución de materias primas y en la colocación de los productos
manufacturados en los mercados internacionales. La dinámica de este proceso se llevó a
cabo bajo el signo de la colonización y del imperialismo, y los tentáculos del mundo
occidental alcanzaron a todos los continentes del globo. Alcanzó su auge y su mayor crisis,
con ocasión de las secuelas que trajo consigo la Primera Gran Guerra Mundial, a principios
del siglo XX. En todo caso, estas fechas marcan el surgimiento de los Estados Unidos como
una gran potencia económica y militar.
9. C.-Tercera fase:
Internacionalización Gerencial (MN) y Recursos Humanos (1920/30-1975)
Modelo Tripartito de RRII
El inicio de la tercera etapa de la industrialización capitalista, en las primeras décadas del
Siglo XX, está marcado por el trauma social, económico y político, que trajo consigo el
crack económico de 1929, poniendo de relieve la trabazón invisible de la economía de los
países industrializados del mundo. El epicentro del sacudón fue la Bolsa de Wall Street, en
New York, pero los efectos de este terremoto económico se sentirían, de una u otra
manera, en todo el mundo, poniendo al descubierto, por primera vez, la trabazón
internacional del Capital
10. EL MARXISMO
Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que
toman en consideración principalmente dos:
La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que
venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba
responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por
ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son
prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse, a su vez, en proletariado
ordinario y lumpenproletariado, los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar
trabajo lícito con regularidad. Estos pueden ser prostitutas, mendigos o indigentes.
La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado. La
burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica y la pequeña burguesía:
quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Éstos pueden ser pequeños
propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.
Para el marxismo, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases
habría terminado, la estructura económica sería producto de «la asociación de los
productores libres», y la producción y distribución de los bienes se efectuaría según el
criterio «de cada cual de acuerdo a su capacidad; para cada cual según sus necesidades»