Este documento analiza la perspectiva de Emmi Pikler sobre la prevención de accidentes en la infancia. Pikler creía que los niños deben tener libertad de movimiento y no ser sobreprotegidos. Los adultos deben observar a los niños sin intervenir, para que puedan descubrir y aprender por sí mismos. También argumenta que los niños que tienen más libertad de movimiento aprenden mejor a evaluar sus propias capacidades y limitaciones, y por lo tanto se lastiman menos.
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ANA DELGADO MARTOS
1⦁Atendiendo a las propuestas de prevención de riesgos y accidentes en la escuela y en el hogar, que se
presentan en la Unidad Temática:
Realiza un análisis sobre ¿cómo son vistos y abordados esto aspectos desde la perspectiva de Loczy?
En este tema nos dicen: Como medidas generales a adoptar en centros infantiles podemos señalar las
siguientes:
-Supervisar por parte de un adulto todas las actividades infantiles, especialmente aquellas que entrañen riesgo.
-Enseñar a los niños a desplazarse, bajar y subir por los lugares adecuados y de forma correcta.
-Establecer zonas diferenciadas para juegos rápidos y de movimiento y otras para juegos más tranquilos.
-Instalar vallas protectoras alrededor del patio o zona exterior de juegos.
-Proteger con vallas la zona de columpios.
-Eliminar obstáculos que puedan hacer tropezar a los niños.
-Vallas y barandillas deben tener un tamaño que impida el paso del niño a través de ellas.
-Proteger con vallas el acceso a las zonas de escaleras.
-Los escalones deben tener un largo y un ancho adecuados a la estatura de los niños.
-No utilizar nunca materiales con componentes tóxicos.
“El pensamiento de Pikler tiene como base la confianza y el respeto al niño, considerándole una persona
desde el nacimiento, una persona que es parte activa de su propia evolución, una evolución que se basa en la
actividad y en la autonomía”
Para el niño, la libertad de movimientos significa la posibilidad, en las condiciones materiales adecuadas, de
descubrir, experimentar, perfeccionar y vivir, en cada fase de su desarrollo, sus posturas y movimientos. Por
ello, necesita un espacio adaptado a sus movimientos, usar ropa que no lo obstaculice, hallarse sobre un suelo
firme y disponer de juguetes que lo motiven.
Para Loczy no debemos intervenir en el descubrimiento del mundo, de los niños. Debemos dejarles libertad.
Debemos observarles, pero sin intervenir. Si les dirigimos, les cortaremos su libertad, tanto de movimiento, de
expresión…ellos saben en cada momento lo que les apetece hacer, lo que les llama más la atención, donde
quieren ir, o lo que coger en cada preciso momento.
Por lo que supervisaremos las actividades de los niños, siempre manteniéndonos en nuestro sitio, sin
intervenir en ellas.
En la unidad pone que les enseñaremos a subir y bajar escaleras..pues según Loczy no, ya que lo único que
hacemos así, es coartar su libertad. Pondremos unas escaleras..y les dejaremos a cada uno libertad para que
cuando se sientan preparados, las suban, bajen, toquen..
Estaremos ahí, ellos nos ven y así les damos seguridad, pero ellos son los que tienen que cuidar de su propia
seguridad.
“ Pikler hizo mención que las estadísticas sobre accidentes infantiles eran menores en hospitales de suburbio
que en hospitales donde acudían clases sociales acomodadas. Los niños de los barrios obreros, donde se
jugaba y corría por las calles, subían a los árboles, pero había menos fracturas y conmociones.
Emmi Pikler consideró la hipótesis de que el niño que puede moverse libremente, sin restricciones, es más
prudente y aprende mejor a ajustar su cuerpo. El niño sobreprotegido o acostumbrado a no moverse, puede
más fácilmente hacerse daño por carencia de experiencias de sus propias capacidades y limitaciones.”
El maestro dentro de la escuela es la persona adecuada que tiene la misión de proteger a sus alumnos y
conseguir un ambiente tanto material como psicosocial seguro. Lo que debemos preparar el espacio para que
los niños se desarrollen desde la libertad de movimiento. No debemos intervenir en el descubrimiento de las
cosas, cada niño ve las cosas a su manera. Debe primar la seguridad del niño, eso siempre, ante todo.
Dirigirles les coartara la libertad, y la autonomía.
Se debe confiar en el niño, en la capacidad innata y social del aprendizaje de los recién nacidos y de los bebés,
creer en su capacidad de desarrollo autónomo y busca favorecerlo respetando su iniciativa, en el proceso de
evolución de sus movimientos, en la manifestación de su desarrollo psíquico, en su juego, en su pensamiento
y en su comunicación con los demás.
Pikler tenía el convencimiento de que esta no intervención en la actividad independiente del niño no significa
un abandono de la relación personal del adulto con el pequeño, sino todo lo contrario: requiere el
establecimiento de una relación sólida y estable a través de intercambios verbales, de miradas significativas,
de presencia atenta y comprensiva, por parte del adulto que transmiten así la seguridad afectiva que todo bebé
necesita, una presencia próxima pero no abrumadora.
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El pensamiento de Pikler tiene como base la confianza y el respeto al niño. Le da su espacio, y su tranquilidad
estando cerca de él pero no con él.
NADA DE PONER VAYAS, NI PROTECCIONES INECESARIAS.
2-Escoge y muestra un anuncio o publicidad, referida a la seguridad y prevención de accidentes en la infancia
y elabora un análisis crítico del mismo en base al desarrollo autónomo en la infancia. ¿Qué pretende evitar?
¿Qué se consigue? ¿Exisitirían otras opciones?
https://www.youtube.com/watch?v=NUL_84VM2b8
Tenemos que favorecer que los niñ@s descubran cosas nuevas y experimenten con ellas, ellos deben de
aprender a no correr riesgos y si los hay esquivarlos. Todo esto es necesario para promover su propia
autonomía. Los padres y madres y los educadores somos sus guian principales.pero para ello no deben evitar
todas y cada una de las posibles barreras que hay para que su vida sea más fácil, sino que debe guiar les para
que aprendan a vivir con ellas o sortearlas para que no les resulten incómodas. Si hay un escalón para subir o
bajar al patio, le enseñaremos a que se fijen, a que sorteen los obstáculos..no ha que nosotros estaremos ahí
para quitarle de todos los peligros del dia a día. Es importante que vean las posibles barreras a sortear en el
día a día, sortear charcos, cruzar un río por unas piedras, cruzar un semáforo en verde...
Hoy los niños no pueden salir a la calle, sus padres deben llevarlos a sitios fabricados especialmente para
ellos. Donde les espera un suelo de goma para que si se caen no se hagan daño.
Pero desde casa a esos lugares, deben pasar por calles llenas de coches, personas que pueden hacerles daño
(secuestradores, violadores, tráfico de órganos...), un sinfín de horrores impensables. Así que por miedo
nuestras casas las construimos como unas fortalezas. Puertas blindadas, rejas en las ventanas, cámaras de
seguridad, y en las calles cámaras en zonas públicas, más presencia policial día y noche vigilando las calles,
hasta le damos móviles antes de tiempo para poder controlarlos. Y nos pegamos a los niños sin dejarlos solos
ni un solo minuto, todo por miedo a que les pase algo “a lo que más queremos”.
De acuerdo con Tonucci tenemos que demostrar a la sociedad que los niñ@s están ahí y pueden hacerlo solos
y no sobreproteger sus espacios anulándolos de la sociedad y por lo tanto dejando que la sociedad se olvide de
ellos. Tenemos que dejar que salgan a la calle y vivan la realidad de esta, así si acostumbramos a la sociedad a
ver a los niñ@s de nuevo en los lugares públicos estos se harán paulatinamente más seguros para ell@s.
NO CONVIRTAMOS SU CASA EN UNA CARCEL.
3-A partir del vídeo: “Dejadles jugar”, ubicado en
:http://didacticaeducacioninfantil.wikispaces.com/Dejad+que+los+niños+se+muevan
MINUTO 1,32-2,32 y minuto 12,18
Me ha gustado mucho este video. Además es justamente lo que hemos visto en el punto uno. Al niño hay que
dejarle jugar a su antojo..ahi se les ve en un arenero..como antiguamente que en los coles había, junto con los
columpios de hierro, desde los que saltábamos a la tierra cuando más alto estábamos.
Los niños siempre se han movido por las calles a su antojo. Salían de la escuela e iban a casa a por la
merienda y se la comían ya por la calle. Jugando, divirtiéndose, descubriendo la vida, haciendo amigos….al
aire libre. Llegaban a casa llenos de barro, de tierra hasta las orejas, rodillas con rasguños, moratones…y una
gran sonrisa en la boca. Ya que eran dueños de su tiempo, de su espacio, de sus inquietudes y de sus
movimientos.
Hoy en día las calles no están repletas de niños jugando, en las plazas ya no botan las pelotas, ya que en las
fachadas ahora ponen carteles de prohibido jugar a la pelota, andar en bici, …
Lo ideal es que los niños puedan salir de casa sin ser acompañados, dependiendo de la edad. Sin tener siempre
el control directo de los adultos, que impiden a los niños vivir experiencias fundamentales, como explorar,
descubrir, la aventura, la sorpresa, superando progresivamente los riesgos necesarios. La imposibilidad de
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probar estas emociones y de construir estos conocimientos, crea graves lagunas en la construcción de una
personalidad adulta, en las reglas de comportamiento, de conocimiento y de defensa.
Los padres tienen un papel esencial, especialmente en los primeros años de la vida. La educación del niño
pequeño está basada en la acción educativa de sus padres. Por ello, es necesario que los padres adquieran un
comportamiento "anti accidente" y que encuentren un equilibrio entre la prudencia excesiva y el descuido.
Es conveniente evitar un doble riesgo: el de una educación demasiado liberal y negligente, que puede hacer
correr al niño peligros mortales, y el de una educación demasiado rígida, que ahogue al niño en un exceso de
protección.
En el video vemos a dos pequeños subirse por una tabla y van andando por ella llevando una carretilla…unos
padres protectores les llevarían de la mano y la carretilla ya se la darían al estar dentro de la arena. El segundo
niño como no sabe cómo llevar la carretilla en vez de empujarla la coge en volandas…otra forma para
llevarla..pero al final consiguen lo que quieren por ellos mismos.. la profesora está ahí cerquita pero
dejándolos libres..no pasa nada porque un niño se caiga, se sacude y vuelva a jugar.
4-Elabora unas conclusiones, al menos 3, referidas a los análisis realizados, a la experiencia o a
replanteamientos que te han surgido una vez de trabajar este tema y tarea.
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Queremos que los niños y niñas se sientan protegidos; las casas son aparentemente seguras, muy seguras. Pero
ante tanta seguridad, el peligro no será previsto, ni previsible, y por lo tanto no se podrá controlar ese peligro.
Apostamos porque los niños y niñas puedan arriesgarse para protegerse de los peligros, que sepan valorar,
medir. Que hayan tenido experiencias de riesgo. El riesgo es necesario para el desarrollo.
La casa es segura desde la óptica del adulto: segura porque no hay riesgos aparentes. Encerramos a nuestros
hijos e hijas en casa pensando que los estamos protegiendo; los tenemos en una burbuja protectora. Y tan
perjudicial es la sobreprotección como la negligencia. Hemos de encontrar un término medio. Y para ello
apostamos por confiar en las capacidades de los niños y niñas. Que los niños y las niñas vean en la persona
adulta un referente emocional o afectivo importante, base segura de apego desde la que explorar. Una figura
que confíe, observa, respeta. Será preciso ajustar o considerar el momento evolutivo de cada niño y niña,
considerando esencial el respeto a su propio ritmo de desarrollo.
Hoy en día los niños y niñas pasan demasiado tiempo en las casas. Tonucci “sentencia”: ¡Los mantenemos
dentro de casa para defenderlos de los peligros externos y los dejamos precisamente en el lugar más
peligroso!. Una casa siempre será peligrosa si nos empeñamos en que los niños y niñas pasen la mayor parte
del tiempo dentro de ella. Llega un momento en que no saben qué hacer, se aburren, y un niño aburrido es un
niño en peligro. Subirá a lo alto de una silla para alcanzar aquello que le prohibimos coger o alcanzar y ahí,
por ejemplo, se encuentra en peligro. En casa, aparentemente protegidos, se quedan pasmados, hipnotizados y
paralizados frente a la televisión. Y si escucháramos sus voces, que a menudo tendemos a silenciar, nos
daríamos cuenta de que todo es más sencillo, porque “podemos hacer realidad la única experiencia que, en
todas las encuestas, es más deseada que el ver la tele: jugar con los otros niños”( Tonucci). Pero aquí nos
encontramos con otro problema, obstáculo que, en ocasiones, justifica la decisión de las personas adultas de
que los niños pasen más tiempo en casa: “La calle es peligrosa porque no hay niños” (Tonucci). Y
precisamente lo que los niños necesitan es estar en contacto con su entorno, valorar sus propias capacidades;
medir de lo que son capaces; arriesgar: “Nos caemos para aprender a levantarnos”.
Recogido todo lo anterior apostamos porque las familias confíen en las capacidades de sus hijas e hijos. Que
se paren a escuchar, a observar; que dejen hacer; que los niños y niñas aprendan a aprender. Creemos
importante transmitir a las familias que es esencial el respeto y que éste pasa por considerar a los niños y niñas
como personas, con inquietudes, necesidades y entre ellas la necesidad imperiosa de “ser capaz”. De este
modo, no nos anticipamos; dejaremos que los niños y niñas hagan, en libertad, sin control, aunque sí con
supervisión. Tendemos a decirles cómo hacer, qué hacer para hacerlo “bien”, para “no caerse”, etc. Un niño
seguro, en un ambiente seguro, que se ha sentido respetado y ha tenido la posibilidad de “moverse en libertad”
sabe valorar, tiene más capacidad para valorar los riesgos.
A las familias sería interesante hacerles reflexionar sobre el valor del tiempo. Tal vez recordar con ellas su
infancia: tiempo para jugar en la calle; tiempo para descubrir nuevos lugares, nuevas sensaciones, nuevas
relaciones; tiempo para inventar juegos, etc. Hoy en día algunas familias asocian tiempo a dinero, no pueden
perderse (desde su perspectiva de pérdida de tiempo). Y lo que tienen en la mente es su tiempo, cuando lo que
realmente importa no es el tiempo de los adultos, sino el de los niños y niñas.
Por otro lado, invitaríamos a las familias a rechazar las actividades extraescolares que se empeñan en
adelantar, “estimular” determinadas competencias. Les invitaríamos, eso sí, a que los niños y niñas pasaran
tiempo en la calle, jugando, en libertad. El juego es esencial para el desarrollo. Juego libre en un espacio
seguro pero sin el control adulto.
BIBLIOGRAFÍA:
- “La ciudad de los niños”. F. Tonucci. Fundación Germán Rupérez. Marzo 2001
- http://didacticaeducacioninfantil.wikispaces.com/Dejad+que+los+niños+se+muevan.
- https://www.youtube.com/watch?v=NUL_84VM2b8.
- “MOVERSE EN LIBERTAD” INSTITULO LOCZY