Pequeña dosis de utopías necesaria para el desarrollo sostenible
1. Insisto; en ocasiones, es necesaria una
pequeña dosis de utopías.
27 de Octubre de 2011.
Nuestro país entra en una etapa crítica; se prepara para permitir la explotación
minera más grande de su Historia; un hecho sin precedentes. Más de la mitad de
la geografía colombiana será entregada en concesión a las grandes
multinacionales extranjeras.
¿Cuál es la finalidad?
Según el gobierno nacional, somos un país muy rico y estamos perdiendo la
oportunidad de desarrollarnos. El señor presidente, que ha mostrado hasta el
momento un espíritu conciliador y benefactor, comienza a pasar factura; su
gobierno tiene bajo la manga, la más grande de todas las acciones políticas en
donde se ponga en peligro la soberanía y la seguridad de los Colombianos. Él nos
dice que será para nuestro beneficio, que con los recursos de las "regalías" por
las concesiones mineras, el país se va a desarrollar.
Pero, ¿Qué entiende el presidente por desarrollo? y ¿Qué entendemos
nosotros por desarrollo?
Si el desarrollo es tener un TLC que nos permita comprarle productos a los
grandes monstruos corporativos extranjeros, que nos van a inundar con sus
cachivaches, si el desarrollo es condicionar a la universidad pública para restar su
riqueza cultural y simbólica y convertirla en un simple
aparato generador de mano de obra calificada y
trasformadora de hombres y mujeres en capital; entonces
no vale la pena sacrificar nuestros recursos naturales,
nuestra tierra, nuestra agua, nuestro aire; pero si el
desarrollo es tener más y mejores universidades públicas
abiertas a la construcción de conocimiento, empeñadas
en fomentar nuestra cultura e interesadas en ampliar las
fronteras de nuestra ciencia a través de la transferencia de tecnología desde las
mismas naciones que están aprovechándose de nuestros recursos, entonces
quizá valga la pena poner el riego nuestra seguridad y la de nuestros hijos.
Pero ¿Quién nos responde estos interrogantes?
2. Sólo hay dos formas de responder a ellos; una, leer nuestra más
inmediata realidad y tratar de interpretar en conjunto todas las
acciones sistemáticas y nada desprevenidas que vienen tejiendo el
gobierno nacional y las multinacionales, actores principales de este
fenómeno; y luego intentar una proyección (Parece que es esa la
función primordial del cerebro) que nos permita vernos en unos
diez o quince años en el futuro; y la otra forma de responder a esos
interrogantes, es esperar a que trascurra tal tiempo, y sea nuestra
propia realidad la que nos de la respuesta.
¿Qué podemos hacer ahora?
Quizá caiga bien un poco de utopías. Utopías que nos ayuden
a reconocer (A negar) lo que somos; al menos en esencia.
Para recordar los derechos que tenemos, los cuales como
ideales no sólo pueden medirse en presente sino también en
futuro.
Nuestros hijos tienen derecho a una tierra limpia y sana, a un
aire puro, a tomar agua de nuestras fuentes y disfrutar de nuestra biodiversidad en
flora y fauna, tienen derecho a crecer sanos, a estudiar aquí, y hacerlo bien, a
crear empresas realmente productivas, a fundar una familia y sobre todo, nuestros
hijos tienen derecho a soñar con que Colombia es su patria.
http://www.youtube.com/watch?v=el8Fuosd1sM&feature=fvsr
Entonces…
¿Este afán por explotar a toda costa y en el menor tiempo posible
todos nuestros minerales, este afán por firmar un tratado de libre
comercio que abarate los productos de importación, este afán por
reformar la educación superior para hacerla más "eficiente", son
acciones consideradas pensando en esos derechos que he
mencionado?
Tú tienes la respuesta.