1. USA te usa, PISA te pisa.
No es la última palabra
e acerca el día del Maestro o Educador, (aquí asumido
indistintamente) y muchos estarán esperando ese momento para
agradecer a los suyos por tan magnánime labor; pero hay otros
que no cesan en tratarlos indiscriminadamente como un haragán.
En los últimos días he escuchado cosas como: “Los maestros tiene la
culpa”, “La Calidad de la educación es responsabilidad del Maestro”,
“Maestros de Calidad, Educación de Calidad”, “La mala educación es
culpa de los malos maestros”, y muchas otras palabras insulsas, que el
sistema y sus lazarillos utilizan para construir a pedazos una falsa
“verdad”. Nadie puede negar que como en todos los oficios, hay unos
mejores que otros, pero en definitiva no hay maestro malo; y aquí me
refiero a los maestros; otra cosa es, los delincuentes que se hacen nombrar como maestros,
como también puede suceder en cualquier otra profesión.
Pero aquellos hombres y mujeres que pese a sus alcances y limitaciones deciden dedicar su
vida a la formación y educación de las personas, jamás podrán ser malos. Y quien lo diga, no
sabe lo que es intentar educar a un sujeto que proviene de una sociedad como la colombiana,
que se está cayendo a pedazos, sobre todo, cuando se hace parte de esa sociedad.
El país podrá hacer un escándalo por los resultados de una prueba forastera como la prueba
PISA (La prueba de la OTAN), que si bien puede medir algunos aspectos de cierta parte de la
población colombiana, que no es para nada representativa, resulta hasta extravagante si de lo
que se trata es de evaluar la realidad de la educación que ofrece el estado colombiano.
Cuando la clase dirigente (Termino muy ´hifueputa´ que se ha trivializado) le devuelva a la
educación todo el billete que le han quitado; cuando gran parte del presupuesto que se
invierte en ese ubérrimo negocio de la guerra contra la guerrilla, sea invertido en educación;
cuando los sindicatos se ajuicien y vuelvan a hacer protestas serias a la mitad de los
mandatos y no al final del periodo presidencial; cuando los padres de familia podamos dedicar
suficiente tiempo a nuestros hijos y participar como se debe del proceso de co-educación;
entonces sí tendremos criterios para sentarnos a dialogar con los maestros sobre sus
responsabilidades. Hasta hoy, gran parte de los maestros y maestras de este país, siguen
trabajando con las uñas y contra un sistema que hace todo lo contrario a lo que ellos intentan.
Por adelantado, un feliz día a todos los educadores y educadoras responsables de este país,
permítanme decirles, que mientras las clases dirigentes no hagan hemorroides para construir
una prueba tan compleja que pueda aproximarse a la violenta realidad que vivimos en
nuestras aulas; ninguna prueba por gringa que sea, podrá tener la última palabra para calificar
a un maestro.
Jorge Cotera
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